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Número 437-438

Serie XLIII

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La filosofía como libertad

LA FILOSOFÍA COMO LIBERTAD
POR
PIER PAOW ÜTIONELLO
El gráfico ideal indicado, al modo de una constelación, pm la
afirmación platónica según la cual "cada uno es el autor de su
propia elección"
(Rep. X, 617e), por el dimax agustiniano desde
la
libertasminorhasta la JibertasmaJor, históricamente declina en
términos de libertad política: la "modernidad" está contraseñada
· por su creciente valorización, que en realida_d marca la progresi­
va reducción del significado ontológico de la libertad humana.
Ilesde el momento en que, desde el Príncipe de Maquiavelo
(1513) hasta el
De seIVo arbitrio de Lutero (1525), la dialéctica
reduccionista despliega su propia coherencia, a mediados del
siglo
XVII, en la tesis hobbesiana que niega toda libertad del que­
rer
para afirmar la libertad del hacer· y por lo tanto desde el lega­
lismo empirista lockiano hasta
su absolutización en la "fe" hege­
liana
en el estado como el "Dios real", "la realidad misma de la
. libertad concreta"
de la Filosoila del derecho(§§ 258-260), respec­
to a la cual la persona individual
en cuento tal es solamente
expresión del arbitrio.
Apenas
un ventenio transcurre desde la Filosoila del derecho
de Hegel (1821) hasta la Filosofla del dirltto de Rosmini (1841-43),
una de sus obras en las que, a través del recorrido critico del pen­
samiento desde Platón hasta Hegel, la libertad es colocada como
valor metafisicamente constitutivo de la persona, como su digni­
dad objetiva entonces, intangible, en cuanto que es posibilidad
de ordenarsé
al ser absoluto e infinito: dignidad necesariamente
conexa con la capacidad constitutiva de contemplar la
verdad y
que culmina en la capacidad constitutiva de gozar de la felicidad
Verbo, núm. 437-438 (2005), 677-683. 677
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PIER PAOLO OTTONELLO
en la posesión del ser absoluto (1). Algunos años antes, en 1837,
había publicado el primer volumen
de la Filosofia della politica
e inmediatamente después la Teodicea (1845). Cuando
en 1850
.retoma e integra el intrépido plan de sus obras completas, inicia­
do veinte años antes .con el Nuo.vo saggio, edita el primer volu­
men, la Introduzione alla Filosofia, que comienza con
un largo
escrito, fundamental
por el método y por el programa de cons­
truir, con "valentía y audacia filosóficas",
lo que llama el "sistema
de la verdad", actualizable sólo
por la filosofía como libertad des­
plegada
en su completo ejercicio. A la luz de este escrito, ante­
puesto a la colección orgánica
de todas sus obras, la libertad
emerge como su raíz primera y fundamental.
Es de hecho la ple­
nitud de la caridad intelectual actualizada
en sus obras la que,
debido a la amplitud y a
la organicidad de sus frutos -tanto que
vuelve a fundamentar la "enciclopedia cristiana", luego
de la ya
post-cristiana
de Hegel, que señala el máximo alejamiento de las
enciclopedias
de Occidente, de Platón, Agustín y Tomás-será
atacada in intenupción, durante todo el curso
de su elaboración,
tanto por posici.ones empiristas y racionalistas como por clerica­
lismos escolásticos decadentes, incluso a veces politizados.
. En virtud
de este tipo de razones Rosmini juzga entonces
necesario anteponer, a modo· de "manifiesto" del propio sistema
filosófico ya plenamente configurado, la conexión entre libertad
y verdad, desplegándola
en la apertura de la Introduzione alla
Filosofia.
Se puede individuar su núcleo en la siguiente tesis: "La
unión íntima del hombre con la verdad es natural"; "obrar según
esta unión es conforme
con la libertad humana. Pero puesto que
-prosigue---la voluntiéld libre puede oponerse a la naturaleza
humana, por eso de ella procede la servidumbre voluntaria del
hombre (.
.. ) que vuelve la tenible potencia de la propia libertad
contra si mismo" (2).
La filosofía por consiguiente puede desple-
(1) Cfr. A RoSMINI, Prindpi della sdenza morale, ed. crítica de U. Muratore,
vol. 23 de las Opere edite ed inedite di Antonio Rosmini (en adelante Opere),
Roma, Citta Nuova, 1990, págs. 98-99.
(2) A. ROSMINI, fntroduzione alfa Filosofi.a, ed. crítica de P. P. Ottonello, vol. 2
de las Opere, Roma, Citta Nueva, 1979, "Degli studi dell'Autore", núm. 28, pág. 57.
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LA FILOSOFfA COMO LIBERTAD
garse como libertad cada vez más plenamente en acto sólo en
cuanto que en_ primer lugar desenmascara las 11esclavitudes" do­
minantes en cada caso y muestra, refutándolas, su naturaleza pro­
funda y su carácter destructivo, al límite, de todo saber y del
hombre mismo. Y la "figura" históricamente dominaote a media­
dos del siglo
XIX -dominio que hoy se ha transformado en un
monopolio globalizado absoluto-es aquella exaltada como el
"libre pensador": desde la
liberté autoritariamente anárquica al
Freigeistnietzschiaoo, estéril pero fecundfsimo en las regiones de
débiles convencionalismos de hoy.
Frente a la tesis, supuesta como obvia en el iluminisnio,
se¡,'lÍn la cual sólo el ateo se encuentra en un estado de "libre filo­
sofar",
en cuaoto que está "libre del yugo de la verdad" y "del
error", "del vínculo del deber y la virtud" y "del vicio", Rosmini
concluye
que en realidad éste no hace otra cosa que perder el
sentido de sí mismo, _ignorando su propia naturaleza y la natura­
leza humana: quien
"no conociera ni Siquiera una sola. verdad
( ... ) no seria hombre". Consecuencia fundamental es entonces
que · "sostener que las verdades posefdas (. .. ) son un impedi­
mento
(. .. ) a su libre pensamiento es el absurdo más grande" (3).
La contigüidad entre escepticismo dogmático y atefsmo, especial­
mente
donde son asumidos comó condición necesaria para la
libertad del filosofar, exige
que se demuestre la naturaleza de
"prejuicios y persuasiones erróneos", causa lógica ·de la pérdida
de la verdadera libertad, de sus extravíos. Esto es plenamente
posible sólo ejerciendo "esa valentía y esa audacia filosóficas, con
las que tan fácilmente se confunden la presunción y la temeri­
dad" y que, por el contrario, son intrínsecas, como "condición_
indispensable" al filosofar, es. decir, el incondicionado "amor a la
verdad" (4). De
hecho -insiste con fuerza Rosmini-"la prime­
ra
de todas las leyes del pensamiento es la coherencia" (5), es
decir, el reconocimiento teórico y práctico
de la necesidad lógica
y moral",
que es el "derecho de _la verdad", intrinseco a todas sus
(3) lb., núm. 24-25, págs. 51-52.
(4)
lb., núm. 22-23, págs. 48-49.
(5)
lb., núm. 30, pág. 62.
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PJJ!K PAOLO OTTONELLO
formas. Ese reconocimiento es la suma gloria de la filosofía (6),
así colllO su desconocimiento representa su autodisolución. Y la
verdad objetiva primera y fundante de toda otra, que constituye
ontológicamente la inteligencia humana, es la presencia del ser
en su forma ideal. La filosofía cumple con su propia obligación
si pone a la luz su .necesidad ontológica constitutiva y sus conse: ...
cuencias, es decir, la capacidad ontológica de verdad objetiva
que da sustancia a la persona y la hace
capax Dei, así como de
toda otra verdad.
Su posición es tanto más importante -además de sumamen­
te
actual-frente al prejuicio racionalista que Rosmini juzga
dominante, y del cual somos hijos, a saber el error radical que
proclama "el razonamiento el único-medio de conocer la verdad",
habiendo descartado el estatuto metafisico de la persona, y que
por necesaria coherencia conduce a la antifilosofi3., "que los mo­
dernos se obstinan en llamar Filosofía". La filosofía alemana a la
cabeza, "por un larguísimo y tortuosísimo camino' ha "conduci­
do al pensamiento humano de modo triunfal a su supremo supli­
cio~ -escribe Rosmini-, concluyendo con el "decreto vericida"
según el cual la "razón teórica es incapaz de conocer una verdad
cualquiera en sí mis1na"1 y de e_sa manera dando cumplimiento a
su "revolución filosófica", acabando así también con la filosofía
misma, obligada a confiarse a postulados indemostrables
de la
razón práctica (7), y cerrando autodisolutivamente el círculo
vieioso de una filosofía que se ha vuelto esclava al haberse "libe­
rado"
de su intñnseca -capacidad de verdad objetiva. La libertad
de la inteligencia es de hecho "altísima y nobilísima" en cuanto
que se _conforma "al
mundo objetivo y absoluto" (8). De él deri­
van las consecuencias fundamentales, que Rosmini argumenta y
determina en particular en la Filosoffa del dirítto, ya sea en el
plano gnoseológico como
en el moral: es decir, para el hombre
(6) A. RoSMIN1, Logica, ed. crítica de V. Sala, vol. 8 de las Opere, Roma, Citta
Nuova, 1984, núm. 1149-1150, pág. 502.
(J) lntroduzione alla Filosofla, cit., núm. 33, págs. 65-66.
(8) A. ROSMINI, Antropología in servízio della sdenza morale, ed. crítica de F.
Evain, vol. 24 de las Opere, R6ma, Citta Nuo~, 1981, núm. 604, pág. 341-342.
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al mismo tiempo "no existe un derecho (. .. ) de consentir a un
error conocido como error", ni "un verdadero derecho a una
acción que la ley moral le prohibe" (9).
En el plano de la antropología filosófica, Rosmini funda la
libertad humana
-y por lo tanto actualiza coherentemente la
filosofía
de modo pleno como libertad-en términos del poder
de la voluntad que la determina en sus voliciones particulares
como elecciones. Por sí misma la voluntad es "el apetito que tien­
de al bien conocido" (10} nadie ni nada puede forzarla, sino la
misma persona que quiere,
que puede ejercer violencia sobre
ella, determinándola asf a elegir
el mal o bien menor. Frente a las
posibles voliciones, que son "tantas, cuantos los bienes (. .. ) que
el intelecto propone", la voluntad "no
puede ser indiferentff' (11):
traduce la razón suficiente inherente a
lo que la inteligencia le
manifiesta como amable en razón suficiente y fuerza práctica
para obrar (12), o
bien actualizando la libertad moral para "reali­
zar todo el orden
que existe en la identidad" y se sigue "de la
idea
de la suma perfección" (13); o bien negando prácticamente
tanto la intelección como la libertad, cuando viola la necesidad ob­
jetiva con actos de arbitrio, es decir, de libre autosometimiento.
Toda la obra y la actividad de Rosmini se despliega de mane­
ra coherente con la triformidad
de la caridad -intelectual, espi­
ritual,
temporal-que por eso mismo da el nombre a su Instituto.
Su construcción de
una "enciclopedia cristiana" renovada y uni­
versal,
. sobre la base de la profundísima conciencia de que la
humanidad
puede definitivamente progresar de modo sustancial
y entero
en todos sus órdenes sólo m.ediante Cristo y su Iglesia,
se articula por ello teosóficamente como conexión entre ontolo­
gía, teología especulativa y cosmología, y moralmente como filo-
(9) A RosMINI,_Fílosofla del diritto, R. Orecchia (ed.), Padova, Cedam, 1967,
vol.
1, págs. 225 e 107.
(10) Antropología in servizío della scienza morale, cit., núm. 587, pág. 331.
(11) lb., núm. 602, pág. 339.
(12) Cfr. A. RosMINI, Teodicea, ed. crítica de U. Muratore, vol. 22 de las
Opere, Roma, Citta Nuova, 1977, núm. 407-408, pág. 264.
(13) A. RoSMINI1 Teosofla, ed. crítica de M. A Raschini y P. P. Ottonello, t. 111,
vol. 14 de las Opere, Roma, Citta Nuova, 2000, núm. 1899, pág. 438.
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sofia del derecho y de la política, integradas con la psicología, la
ética y la pedagogia.
NO hay aspecto de sus escritos, descomu­
nales incluso
por su amplitud, ni de sus acciones, que no deje
traslucir el más entero sentido
de lo concreto y su carácter actual
hasta lo desconcertante. Además
de las Cinco llagas de la Santa
Iglesia, baste. el ejemplo de su· activísimo y clarísimo _empeño,
incluso periodístico;
en relación a la legislación del Piamonte, en
particular sobre la educación y el matrimonio, entre 1850 y 1854,
es decir hasta que la masonería, que dominaba el gobierno pia­
montés, frente a su incisividad llena de autoridad e influencia,
encargó y ejecutó. su -envenenamiento.
Desde los años juveniles, Rosmini determina con extrema cla­
ridad el carácter inalienable
de los derechos constitutivos de la
persona, en virtud de ser "el derecho subsistente": derechos cons­
titutivos son la propiedad, comenzando por la propia vida, la
libertad y su ejercicio pleno, el perfeccionamiento en el orden
intelectual, espiritual, temporal, con la consiguiente satisfacción
de la entera persona. Tales derechos son anteriores a ·toda socie­
dad. civil y a su legislación: en .este sentido, su esfera es extra­
social (14). Esto implica esencialmente
que "si las leyes civiles
-escribe Rosmini-no ofenden los derechos, que las preceden,
y se limitan a proteger su ejercicio
(. .. ) son justas"; de modo que
cualquier forma de gobierno que legisle de modo contrario al
principio de la justicia ontológica, no puede ser sino "tirano" y
genera sólo formas de libertad "fingida y bastarda". De hecho, en
el plano de la sociedad civil, la libertad se determina como "el
ejercicio no impedido de los propios derechos", como escribe en
Sulla liberta dell'insegnamento (15). El último acto del bonum
certamen de Rosmini golpea con extrema determinación y preci­
sión las legislaciones fundadas
en la solapada armadura de sofis­
mas concentrados dentro de
un derecho a la libertad de concien­
cia que en realidad --escribe-"se ha transformado en un n1anto
(14) Cfr. por ejemplo A. RoSMINI, La socJeta ed JI suo fine, en ·Filosofia della
política, ed. critica de M. D'Addio, vol. 33 de las Opere, Roma, Citta Nuova, 1997,
págs. 230-231.
(15) Sulla liberta dell'insegriamento, M. A. Raschini (ed.), L'Aquila-Roma,
Japame, 1987, pág. 74.
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y un instrumento de intereses egoístas y 'de pasiones irreligiosas
e inmorales"; hasta tal punto que debe concluir con el juicio de
"ateísmo de la ley", es decir, de las legislaciones que iban toman­
do fonna
en ese periodo y situadas en los antípodas respecto a
las condiciones necesarias de la auténtica libertad de conciencia,
es decir, antes que nada "que la ley civil no se oponga nunca ni
directa ni indirectamente a la conciencia religiosa
de los ciu­
dadanos" (16).
Tal vez nunca como hoy el globalizante de la ingobemabili­
dad se funda sobre la "cristianofobia" engendrada por la reduc­
ción neoiluminista de la libertad religiosa a la "esfera privada",
trágico acompañante de la omnisocialización, como si todo acto,
el más "privado", no generase por sí' mismo consecuencias, posi­
tivas o negativas, para los miembros individuales de la pequeña
y de la gran sociedad. De hecho, en el trigésimo aniversario de
la
Dignitatis humanae, en el congreso sobre el secularismo y la
libertad religiosa, el Papa
ha señalado esa reducción como "más
solapada
que una persecución abierta" -en realidad se alía con
las persecuciones abiertas y las
intensifica-, pero de tal alcance
que contribuye de manera substancial al "vaciamiento de todo real
significado" de tod.a forma de democracia. Una contraprueba dra­
mática es el hecho de
que los más coherentes defensores de los
auténticos derechos humanos, aclamados verbalmente de distin­
tos lados,
son al mismo tiempo los mártires del creciente econo­
micismo y sectarismo.
(16) A. RoSMINI, Le prindpali questioni politico-religiose della gtornata, en
Opuscolipolítid, ed critica.de G. Marconi, vol. 37 de las Opere, Roma, Citta Nuova,
1978, págs. 163 e 171.
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