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Número 457-458

Serie XLV

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Julio A. Gonzalo González: Cursillos de cristiandad (Orígenes y primera expansión)

española como un gaditano o un aragonés. Esta Eu ropa, por
p ropio derecho es una Eu ropa m a i o r .
b) Sudáfrica, Estados Unidos, Canadá británico, Au s t r a l i a ,
nacidos de la E u ropa ya herida por la Reforma y degradada por
el iluminismo pragmatista es sí E u ropa, pero es E u ropa m i n o r .
En aquellos territorios no fue posible el proceso eva n g e l i z a d o r
pleno que, a la vez, desmitificando la cultura primitiva y con-
s e r vándola, la transfiguró en el ser nuevo de su ser cristiano. Esta
E u r opa minor es ya víctima del proceso de secularización de la
E u r opa esencial.
Hoy somos protagonistas de una inmensa tragedia: la apos-
tasía de la E u ropa del espíritu, que equivale a un suicidio his-
tórico, deja como huérfanos a los europeos de “ f u e r a” de
E u r opa y los europeos de la Magna E u ropa piensan que quizá
la Providencia quiere que parta de la Eu ropa “de fuera” (geo-
gráficamente) la nueva evangelización del Viejo M u n d o. Pa r e c e
necesario un quinto viaje de Cristóbal Colón que lleve misio-
n e ros de la fe de Cristo al Viejo Mundo para que Eu ropa sea
n u e v amente s ím i s m a .
Debemos agradecer a este grupo de inv e s t i g a d o res italianos
y especialmente a Gi ovanni Cantoni, una obra que tiene la
s u p r ema gentileza del espíritu: nos hace pensar.
ALBERTOCATURELLI
Julio A. Gonzalo González: CURSILLOS DE CRISTIAN -
DAD (ORIGENES Y PRIMERA EXP ANSIÓN) (*)
La aparición y difusión en España de los Cursillos de
Cristiandad constituye un hecho digno de estudio dentro de la
Historia de la Iglesia en el siglo XX. El profesor Julio Go n z a l o ,
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(*) EDICEP , Colección T estigos, Valencia, 2006, 151 págs.
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antiguo cursillista, hoy físico ilustre y catedrático de la
Un i vers idad Autónoma de Madrid, ha afrontado el tema con
rigor e ilusión ofreciendonos con su libro sobre los Cursillos no
sólo un testimonio de lo que aquellos fueron en su origen, sino
una documentada exposición de su expansión a otros países y
de su aportación al apostolado seglar. Sitúa inicialmente el autor la aparición de los Cursillos den-
t ro de la resaca de la Segunda Guerra Mundial. A lo largo de la
primera mitad del siglo XX –resume– “el proceso de descristia-
nización había seguido adelante en E u ropa, lenta pero gradual-
mente. La lucha por el poder a través del continente, estaba
planteada entre dos fuerzas paganas: por una parte, los sistemas
de partido único de Alemania e Italia, y por otra, el sistema
m a rxista-leninista de la Unión Soviética, igualmente totalitario.
A pesar de estar sufriendo persecución abierta por varias par t e s ,
por aquel tiempo, la Iglesia Católica estaba atravesando por un
período notablemente coherente y saludable, después de una
serie de Papas extra ord i n a r i o s” .
En España, entre los años 1943 y 1948, dentro de la
J u vent ud de Acción Católica (cuyos militantes, entonces nume-
rosos, vivían con entusiasmo el espíritu del Camino de
Santiago), se organizaron varios Cursillos de “Adelantados de
P e r e g r i n o s ”. Ellos son sin duda el directo antecedente de los
Cursillos que, impulsados por el Consejo de los Jóvenes de
Ma l l o r ca, y con una apertura cada vez mayor hacia todos los
h o m b r es, se multiplicaron desde 1949 y que el obispo don J u a n
H e rvás bautizó como “Cursillos de Cr i s t i a n d a d” en 1953. Los
p r i m e ros Cursillos se dieron en la isla con el apoyo decidido del
citado monseñor He rvás y una dedicación generosa de los
m i e m b r os del Consejo Diocesano de la J u ventud, encabe z a d o s
por el consiliario don Sebastián Gayá y el Presidente Ed u a rd o
Bonnín. Y, como observa Gonzalo, “el impacto en la isla, tanto
d e n t r o como fuera de círculos eclesiásticos, fue absolutamente
e s p e c t a c u l a r ”. Pronto, en efecto, como es bien sabido los
Cursillos fueron también organizados, adoptando el original
método y estilo de los de Ma l l o rca, en otras diócesis españolas
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(las de Ciudad Real y Tarragona se distinguieron por su entu-
siasmo) y desde ella s se produjo una proyec ción rápida y exten-
sa a otros países.De esa difusión da noticia el profesor Gonzalo, quien ofre-
ce abundantes datos de ella y hace especialmente la crónica de
la primera “ Ul t reya Mu n d i a l” de los Cursillistas, que tuvo lugar
en Roma en 1966 y que reunió seis mil ante el Papa en r e p re-
sentación de muchos más de todo el mundo. El cardenal arzo-
bispo de Tarragona, monseñor Arriba y Castro, pudo entonces
asegurar que “cientos de miles de hombres y de mujeres habían
d e s c u b i e r to a través de Cursillos la gracia maravillosa de ser lla -
mados con Cristo en marcha hacia el P a d re, bajo el impulso del
Espíritu Santo, con la ayuda de María y de todos los Santos, lle-
vando consigo a los hermanos”. El fin apostólico era ci ert a-
mente común denominador no sólo de los “ ro l l i s t a s” (como se
autodenominaban alegremente quienes impartían las charlas de
los Cursillos), sino de todos los participantes en Cu r s i l l o s .
No oculta el profesor Gonzalo, constituido en historiador
de aquellos hechos, ciertas voces que dentro de la Iglesia se alza-
ron –algunas apoyadas en su particular interpretación del
Concilio– acusando a los Cursillos de seguir una “ t e o l o g í a
s u p e r a d a ”. Pe ro junto a eso recoge Gonzalo muchos testimo-
nios del amplio reconocimiento de la Iglesia a la labor de los
Cu r s i l l o s . C o n v endría acaso dar un realce mayor en futuros estudios
al apoyo que a los Cursillos dió desde su iniciación el inolvida-
ble Presidente nacional (después Consiliario) de la J u ventud de
Acción Católica Española, don Manuel Aparici, hoy siervo de
Dios, cuyo proceso de beatificación se encuentra muy a va n z a-
do en Roma y cuya extensa semblanza ha sido hecha en las
páginas de Ve r b o por José Artigas a través del artículo Ma n u e l
Aparici en una hora difícil, publicado en el número de may o -
julio 1996. Cuantos tuvimos la suerte de colaborar con A p a r i c i
en la Ju ventud de Acción Católica o en la asociación de los
Propagandistas, venimos dando testimonio de su eficacia y
s a n t i d a d .
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El libro de Gonzalo viene, por lo demás, a enriquecer una
bibliografía que no es muy extensa sobre la historia de la
J u vent ud de Acción Católica, aunque en ell a no faltan libros de
interés, desde uno de Carlos Robles P i q u e r, ya difícil de encon-
t r a r , hasta otro muy reciente de Vicente Ro m e ro Mu ñ o z ,
comentado en estas páginas. Esperemos que los estudios se
multipliquen no sólo para despertar nobles r e c u e rdos en algu-
nos lectores ma yo res, sino para suscitar en todos una s ere n a
reflexión sobre alg unos cauces del apostolado que la Iglesia des-
cubrió en la segunda mitad del siglo pasado y que cabe aplicar,
actualizados, en el siglo recién iniciado.
J
O S ÉM.ª CA S T Á NVÁ ZQU E Z
José Orlandis:Y VOSOTROS... ¿QUIÉN DECÍS QUE
SOY YO? (*)
N uestro admirado y querido amigo y colaborador de esta
R evista, acaba de publicar este delicioso librito al que me refier o.
«Este pequeño libro –dice el autor– en el que se r ecogen algu-
nas sencillas consideraciones, nos llevará a plantear una serie de
preguntas: ¿en quién creemos?, ¿por qué tenemos fe en Jesucristo?,
¿por qué su imagen no envejece con el desgaste del tiempo? Y, más
todavía, ¿es el Cristo actual el mismo en quién creyeron los prime-
ros discípulos, aquel que permanece desde los comienzos y per du-
rará hasta el fin de los tiempos?»
Para responder va desgranando, Orlandis, lo que dijeron los
primeros.
I.- El capítulo Navidad,comienza por el mensaje del Angel
de los pastor es en Belén: «H oy os ha nacido, en la Ciudad de
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(*) Ediciones Rialp, Madrid, 2007, 74 pags.
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