Índice de contenidos

Número 465-466

Serie XLVI

Volver
  • Índice

Historia y presente. Perspectiva de España

HISTORIA Y PRESENTEPerspectiva de España
« H e tenido ocasión de visitar varias veces su país, del cual guar d o
”un re c u e rdo muy gra t o, tanto por la amabilidad de las personas con
”quienes me he encontr a d o, como por la abundancia y alto valor de las
” n u m e r osas obras de arte y expresiones culturales diseminadas por su
” g e o g r afía. Es un patrimonio envidiable, que denota una brillante his-
”toria, imbuida profundamente de va l o res cristianos y enriquecida
”también por la vida de eximios testigos del E va n g e l i o, dentro y fuera
”de sus fr o n t e ras. Este patrimonio comprende obras en las que sus cre a -
” d o r es han plasmado sus ideales y su fe. Si esto se ignor a ra o acallara ,
” p e rde ría buena parte de su atr a c t i vo y significado, pero seguirían sien-
” d o , por decirlo así, «piedras que hablan».
»Las multisecular es relaciones diplomáticas entr e España y la Santa
”S ede, como vuestra excelencia ha indicado, reflejan el vínculo constante
”del pueblo español con la fe católica. La gran vitalidad que la Iglesia ha
”tenido y tiene en su país es como una invitación especial a r eforzar
”dichas r elaciones y fomentar la colabor ación estrecha entre ella y las ins-
”tituciones públicas, de maner a respetuosa y leal, desde las r espectivas
”competencias y autonomía, con el fin de logr ar el bien integral de las per-
”sonas que, siendo ciudadanos de su patria, son también en gr an medida
”hijos muy queridos de la Iglesia. U n camino importante para esta coo-
”per ación está trazado por los Acuer dos suscritos entre el Estado español y
”la S anta Sede par a garantizar a la Iglesia católica «el libre y público
” e j e r cicio de las ac tividades que le son propias y en especial las de culto,
”jurisdicción y magisterio» (art. I del primer A cuerdo, 3 de enero de
”1979). »En efecto , como usted sabe, señor embajador , la Iglesia impulsa a los
”cr eyentes a que amen la justicia y participen honestamente en la vida
”pública o pr ofesional con sentido de r espeto y solidaridad, para« p ro m o -
359Verbo, núm. 465-466 (2008), 359-362.
Fundaci\363n Speiro

” ver orgánica e institucionalmente el bien común»(Deus caritas est,
” 29). T ambién está compr ometida en la promoción y defensa de los der e-
”chos humanos, por la alta consider ación que tiene de la dignidad de la
”persona en su integridad, en cualquier lugar o situación en que se
”encuentr e. Pone todo su empeño , con los medios que le son propios, en
”que ninguno de esos der echos sea violado o excluido , tanto por parte de
”los individuos como de las instituciones.
»Por eso , la Iglesia proclama sin r eservas el derecho primordial a la
”vida, desde su concepción hasta su ocaso natur al, el derecho a nacer , a
”formar y vivir en familia, sin que esta se v ea suplantada u ofuscada por
”otr as for mas o instituciones div ersas. A este respecto, el Encuentro mun-
”dial de las familias, que tendrá lugar próximamente en territorio espa-
”ñol, en V alencia, y que espero con ilusión, me dará oportunidad de
”celebr ar la belleza y la fecundidad de la familia fundada en el matri-
”monio, su altísima v ocación y su imprescindible valor social.
»La iglesia insiste también en el der echo inalienable de las personas
”a pr ofesar sin obstáculos, tanto púbica como privadamente, la propia fe
”r eligiosa, así como el derecho de los padr es a que sus hijos reciban una
”educación acor de con sus propios valores y cr eencias, sin discriminación
”o exclusión explícita o encubierta. A este propósito , es para mí un moti-
”vo de sastisfacción constatar la gr an demanda de la enseñanza de la reli-
”gión católica en las escuelas públicas españolas, lo cual significa que la
”población r econoce la importancia de dicha asignatur a para el cr eci-
”miento y for mación personal y cultur al de los jovenes. Esta importancia
”par a el desarr ollo de la personalidad del alumno es el principio básico
”del Acuerdo entre el Estado español y la Santa Sede sobre la enseñanza y
”asuntos cultur ales, en el cual se establece que la enseñanza de la r eligión
”católica se impartirá «en condiciones equiparables a las demás discipli-
”nas fundamentales» (art. 2). »Dentr o de su misión evangelizadora, la I glesia tiene también como
”tarea propia la acción caritativa, la atención a cualquier necesitado que
”esper a una mano amiga, fr aterna y desinter esada que alivie su situación.
”E n la E spaña de hoy , como en su larga historia, este aspecto se manifies-
”ta particular mente fecundo por sus numer osas obras asistenciales, en
”todos los campos y con gr an amplitud de miras. Y, puesto que esta labor
”no se inspir a en estrategias políticas o ideológicas (cf. Deus caritas est,
”31, b; 33), encuentra en su camino persona e instituciones de cualquier
360
Fundaci\363n Speiro

”procedencia, sensibles también al deber de socorrer al desvalido, quien-
”quier a que sea. B asándose en este «deber de humanidad», la colabor a-
”ción en el campo de la asistencia y ayuda humanitaria ha conseguido
”muchos logros, y es de esper ar que se fomente cada vez más.
BE N E D I C TOX V I :Discurso al nuevo embajador de
España ante la Santa Sede, el sábado 20 de mayo de 2006.
L ’ Os s e r va t o re Ro m a n o ,edición semanal en lengua española,
año XXXVIII, núm. 21 (1952), 26 de mayo de 2006.
Una sociedad que olvida su pasado está más expuesta a la
manipulación ideológica
«León XIII estaba convencido de que el estudio y la descripción de
”la historia auténtica de la Iglesia no podían por menos de ser favo ra -
”bles a ella.
»Desde entonces, el contexto cultur al ha experimentedo un cambio
”profundo . Ya no se tr ata sólo de afrontar una historiogr afía hostil al cris-
”tianismo y a la Iglesia. Hoy es la historiogr afía misma la que atr aviesa
”una crisis muy profunda y debe luchar por su pr opia existencia en una
”sociedad modelada por el positivismo y el materialismo. E stas ideologías
”han conducido a un entusiasmo descontr olado por el progreso que ani-
”mado por espectaculares descubrimientos y éxitos técnicos, a pesar de las
”desastrosas experiencias del siglo pasado , determina la concepción de la
”vida de amplios sector es de la sociedad. Así, el pasado apar ece sólo como
”un fondo oscuro , sobre el cual el pr esente y el futuro r esplandecen con
”promesas atr activas. A esto se une también la utopía de un paraíso en la
”tierr a, a pesar de que dicha utopía se ha demostr ado falsa.
»Típico de esta mentalidad es el desinterés por la historia, qu\
e se tr a-
”duce en la marginación de las ciencias históricas. Donde están activ as
”estas fuer zas ideológicas, se descuidan la inv estigación histórica y la ense-
Ӗanza de la historia en la universidad y en las escuelas de todos los\
nive-
”les y gr ados. Esto produce una sociedad que, olvidando su pasado, y por
”tanto despro vista de criterios adquiridos através de la experiencia, ya no
”es capaz de pro yectar una convivencia ar moniosa y un compromiso
361
Fundaci\363n Speiro

”común con vistas a la realización de objetivos futuros. Esta sociedad está
”muy expuesta a la manipulación ideológica. »El peligro aumenta cada vez más a causa del excesivo énfasis que se
”da a la história contemporánea, sobr e todo cuando las investigaciones en
”este sector están condicionadas por una metodología inspir ada en el posi-
”tivismo y en la sociología. A demás, se ignoran importantes ámbitos de la
”r ealidad histórica, incluso épocas enter as. Por ejemplo, en muchos planes
”de estudio de enseñanza de la historia comienza solamente desde los
”acontecimientos de la Revolución fr ancesa. Producto inevitable de este
”desarrollo es una sociedad que ignor a su pasado y, por consiguiente, car e-
”ce de memoria histórica. C ualquiera puede v er la gravedad de esa con-
”secuencia: así como la pérdida de la memoria prov oca en la persona la
”pér dida de su identidad, de modo análogo este fénomeno se verifiva en
”la sociedad en su conjunto .
»E s evidente que este olvido histórico conlleva un peligro par a la inte-
”gridad de la natur aleza humana en todas sus dimensiones. La I glesia,
”llamada por Dios C reador a cumplir el deber de defender al hombr e y
”su humanidad, promueve una cultur a histórica auténtica, un progreso
”efectiv o de las ciencias históricas. En efecto, la investigación histórica en
”un nivel elevado también entr a, en el sentido más estricto, en el interés
”específico de la Iglesia. E l análisis histórico, aunque no concierna a la
”historia propiamente eclesiástica, contribuy e en cualquier caso a la des-
”cripción del espacio vital en el que la Iglesia ha cumplido y cumple su
”misión a lo largo de los siglos. I ndudablemente, los diversos contextos his-
”tóricos siempr e han determinado, facilitado o dificultado la vida y la
”acción de la I glesia. La Iglesia no es de este mundo, pero viv e en él y para
ӎl.
BE N E D I C T OX V I :Discurso a los miembros del comité
pontificio de ciencias históricas, el viernes 7 de marzo.
L ’ Os s e r va t o r e Ro m a n o, edición semanal en lengua española,
año XL, núm. 12 (2047), 21 de marzo de 2008.
362
Fundaci\363n Speiro