Índice de contenidos

Número 469-470

Serie XLVI

Volver
  • Índice

Vallet de Goytisolo: Un notario polifacético

JUAN VALLET DE GOYTISOLO: UN NOTA R I O
P O L I F A C É T I C O
POR
BERNARDINOMONTEJANO(*)
I.- La necesidad de buenos modelos Nu e s t r o tiempo tiene con urgencia necesidad de arquetipos, de figu-
ras ejemplares, en todos los ámbitos, pero en especial en los espacios
públicos. Como reza un proverbio antiguo: “La palabra debe r e c o r rer un
largo camin o; mucho más directo y eficaz es el ejemplo ” .
Son los buenos ejemplos los que en la política, en la vida social, eco-
nómica, educativa, religiosa, artística y hasta depo rt i va edifican a las
multitudes. Son los malos ejemplos, los de hombres pro t e rvos, los que
en esos campos corrompen a las mismas multitudes. También los notarios o escriban os necesitamos paradigmas. Y éste es
el sentido del homenaje a Juan Bermanchs Vallet de Goytisolo que re n-
dimos hoy. Es a un modelo muy próximo; es a un hombre vivo, que con
p a rticular digni dad, afrontó y afronta los diversos a va t a res del siglo XX
y los comienzos del XXI.
II.- En contra de los hombres “ p u ro s”
Juan Vallet nunca fue un “notario puro”, especie de un género bas-
tante difundido desde la modernidad. Y así tenemos al “político puro”
de Ma q u i a velo, al “ homo oeconomicus ”, que inve n t a r on los economistas
Verbo,núm. 469-470 (2008), 733-742. 733
XLII REUNIÓN DE AMIGOS DE LA CIUDAD CATÓLICA
LAICIDAD Y LAICISMO
______
––––––––––––
(*) N uestros lectores ya saben del homenaje a J uan Vallet de G oytisolo que tuvo
lugar el pasado mes de agosto en el Colegio de Escribanos de Buenos Aires y en el que
inter vinieron los pr ofesores Bernardino M ontejano y Miguel Ayuso . Publicamos ahora
las palabras del primero (N. de la R.).
Fundaci\363n Speiro

llamados clásicos, de quienes en este aspecto fue fiel here d e ro Carlos
Ma rx, al jurista puro de matriz kelseniana, al arte puro y hasta al sexo
p u ro re p resentado por ese gran degenerado que fue el Ma rqués de S a d e ;
también tenemos la encarnación de ese error en el joven abogado que
c ree en un mundo puramente jurídico y al vo l ver a su casa saluda a su
mujer: ¿Cómo estás ente? Y ante la respuesta razonable: “Te vo l v i s t e
l o c o ”; la insistencia del letrado puro: “No, en realidad debería ser más
p reciso, “¿Cómo estás ente con signos característicos de humanidad, sin
distinción de cualidades ni accidentes”, como define a la persona física
el Código Civil.
III.- Los hombres abier t o s
En “Ci t a d e l l e ”, la obra inconclusa de Antoine de Sa i n t - Ex u p é ry,
a p a r ece la figura del geómetra, que es un “hombre abier t o”, todo lo con-
trario de esos hombres “ p u r o s”, y es por eso, que cuando el Caíd lo visi-
ta para “gustar la miel de su sabiduría”, y le dice: “Tú geómetra”, la re s-
puesta es clara: “No soy ante todo geómetra, soy hombre. Un hombre
que se ilusiona a veces con la geometría cuando nada más urgente lo
r e q u i e re como el sueño, el hambre o el amor. P e ro hoy, que he e nve j e c i-
do, tienes sin duda razón, no soy más que un geómetra ” ( L X X V I I I ) .
El hombre de derecho tiene la magnífica posibilidad de ser un
“ h o m b r e abiert o”. Y ¿cuáles son estas aperturas? El abrirse a la historia,
a la filosofía, que incluye la ética, a la literatura, a la política, a la econo-
m í a . Esta es la primera característica de Vallet que queremos señalar: fue
y es un “hombre abie rt o”; no fue nunca y no es hoy un “notario puro ” .
Lo pudimos comprobar hace pocos meses cuando lo visitamos en una
clínica en Madrid. Había tenido un accidente, le habían dado seis pun-
tos en la cabeza y me dijo sonriendo: “El suelo era duro, pero mi cabe-
za también”. Y a partir de allí, una hora de conversación, de re c u e rd o s ,
de proyectos, con un hombre lúcido de 91 años, que nos seguía enseñan-
do y que en muchas universidades argentinas hubiera sido jubilado hace
¡26 años! por haber cometido un pecado nuevo: cumplir 65 y no morir-
se; jubilado por algún minusválido intelectual, rodeado de una cor t e
repugnante de adulones.
BE RNA R DI NO M O N T E J A NO
734
Fundaci\363n Speiro

Y Uds. tal vez se imagin an que nuestra conversación versó acerca de
p r otocolos y de simples copias, de certificados y de minutas, de re t e n c i o-
nes y alcahueterías, de formularios y de inscripciones de testamentos…
¡por favor! Eso hubiera sido un aburrimiento enorme. Hablamos de
re c u e rdos comunes, de amigos muertos y de amigos vivos, de cuerdos y
de locos, de fidelidades y de traiciones, de la situación de España y de la
Argentina, de tradiciones y de novedades, de nuestras colaboraciones en
la revista que dirige que mucho agradeció, cuando los agradecidos somos
n o s o t r os por a tre verse a publicar…. cosas aquí impublicables…
Si e m p re r e c o rdamos cuando hace unos años un decano, pe rt e n e-
ciente a la “ o rden del tornillo”, que aprieta por abajo y afloja por arriba,
al día siguiente de haber hablado en un homenaje a un profesor asesina-
do hacía 25 años, me hizo llamar por su segundo para pedirme que no
publicara lo dicho en la Argentina. Lo envié a España y Vallet lo publi-
có en la primera página de su revista, con una nota que acaba así: “Hoy
re p roducimos con emoción el texto del profesor M o n t e j a n o ” .
I V .- Vallet un hombre abie rt o
Vallet, repetimos fue un excelente notario en la vida práctica y un
destacado investiga dor en temas de derecho civil re l a t i vos a la actividad
notarial, pero nunca fue un “notario puro”, como enseguida lo compro-
b a re m o s . El primer trabajo de Vallet que cayó en nuestras manos, se titu la “L a
crisis del de re c h o” y es de 1962 (1). En el mismo, convoca a los juristas a
un examen de conciencia. Las causas de la crisis según el notario español son cinco:
a) El olvido de la finalidad moral y de justicia del derecho;
b) Su estatificación;
c) Su separación de la realidad vital a la que el derecho se re f i e re ;
d) La despersonalizació n del sujeto;
e) La descosificació n del objeto.
J U A N VA L L E T DE G OY T I S O LO: U N N OTA RI O P O LI FA C É T I CO
735
––––––––––––
(1) R eus, Madrid, 1962.
Fundaci\363n Speiro

Al referirse a la despersonalizac ión del sujeto, cita al gran pensador
s u i zo Gonzague de Reynold, quien previene contra una organizació n de
r e d u z ca al hombre al rango de una hormiga superior, aprisionado por un
sistema en el que el Estado regularía cotidianamente su vida y su activi-
dad. En ella, “el ser humano iría perdiendo poco a poco el gusto del ries-
go, el espíritu de inici ativa, el sentido de la independencia personal. Al
perpetuarse, este sistema produciría una atrofia del ce re b ro que, a su vez ,
actuaría sobre la anatomía; y, al cabo de esta evolución re g re s i va, llega-
ríamos obtener un tipo humano best ial” .
Cuando se ocupa de la descosificación del objeto critica a la moder-
na pandectística que transforma al derecho en una mera lógica de con-
ceptos, con olvido, como ha dicho Biondi, que el absurdo jurídico no es
el absurdo lógico, sino lo injusto. También señala otro fenómeno derivado del conceptualismo dog-
mático: razonar sobre palabras. “Así, la confusión es may o r, porque a
conceptos dispares se les quiere asignar un mismo nombre, que todos
q u i e r en monopolizar, y así se emplea la misma palabra en sentidos inve r-
sos y dis cre p a n t e s ” .
C l a r o que esto, quizá dé lugar a que empleemos términos abs urd o s
como “el usufructo de la nuda p ro p i e d a d”, que nos re c u e rda aquél anti-
guo refrán: “Quien nísperos come, espárragos chupa, bebe cerveza y besa
a una vieja, ni come, ni chupa, ni bebe, ni besa ” .
Ante este panorama, hoy agravado, pero ya entonces síntesis de una
realidad que golpea, es necesario:
a) Que el derecho re c u p e re su finalidad, se impregne de los princi-
pios éticos que le sirven de fundamento y ajuste mejor las con-
ductas que re g u l a .
b) La ruptura de la estatificación, atacándola en dos frentes: por un lado, reconociendo la existencia de los principios del de re c h o
natural obligatorios para el Estado, el hombre y los grupos socia-
les, y por el otro, ampliando la autonomía jurídica de los cuerpos
i n t e r m e d i o s .
c) El r e e n c u e n t r o con la realidad vital y la primací a del contenido
s o b r e las formas.
d) El respeto a la dignidad concreta del hombre, ampliando el campo donde este puede desarrollar su libre iniciativ a y aplican-
BE RNA R DI NO M O N T E J A NO
736
Fundaci\363n Speiro

do estrictam ente el principio de subsidiariedad en las re l a c i o n e s
e n t re el individuo, los grupos intermedios, el Estado y la comu-
nidad internacional.
e) Un mayor respeto por la realidad de lo jurídico, evitando los e xc e-
sos del conceptualismo.
Un tiempo después Vallet tuvo la bondad de prologar el libro
“Estática jurídica”, publicado por Eudeba y que escribimos con el re c o r-
dado Julio César N o a c c o.
V.- Un merecido homenaje a un hombre clásico Pa s a r on muchos años y el Consejo General del Notariado Español
le rindió a Juan Vallet un merecido homenaje en varios volúmenes con
una muy numerosa presencia de colegas, juristas, filósofos, teólogos, en
el cual tuvimos el honor de par t i c i p a r.
En el trabajo, entre otras características señalamos que Vallet era un
h o m b r e clásico, arraigado y perseverante.
Y ¿qué es un clásico? Hace un par de años, en una entrevista soste-
níamos que los clásicos son arquetipos, paradigmas, que han resistido la
e rosión del tiempo, son ejemplos a imitar, que no es lo mismo que copiar,
en el ámbito de las ciencias y de las artes, de la filosofía y de la teología;
así Pasteur y Chopin, Platón y Santo Tomás de Aq u i n o. Cada clásico en
lo suyo nos regala una herencia, no para dilapidar, sino para conservar y
a c r e c e n t a r; clásicas también se denominan las obras, que incluso hasta
c i e r ta medida se independizan de su autor, como “ La Divin a Comedia” ,
de Dante, o “Don Quijote de la M a n c h a”, de Cervantes.
Lo que caracteriza a las personas u obras clásicas es haber resistido a
las tempestades de las modas; quienes vivieron antes de Gu t e m b e r g ,
haber sido copiadas sus obras durante siglos a mano; haber derrotado las
s i renas del olvido; haber adquirid o cierto sabor a eter n i d a d; no en va n o
escribí a Gu s t a ve Thibon, un clásico del siglo XX, que “los esclavos de la
moda son los dese rt o res de la eternidad”.
El diario de a ye r, hoy es algo obsoleto y su destino, salvo algún
re c o r te, es el tacho de basura; Aristóteles es hoy, en buena parte de su lega-
do y a pesar de sus e rro res, a veces derivados de los límites de su cosmo-
J UA N VA L L E T DE G OY T I S O LO: U N N OTA RI O P O LI FA C É T I CO
737
Fundaci\363n Speiro

visión pagana, actual; y lo será mañana, porque habrán cambiado mucho
las circunstancia s en las cuales el hombre vive, pero su naturaleza no ha
sufrido ninguna metamorfosis. Sigue siendo ho mbre .
Como escribe un italiano contemporáneo, Massimo Cacciar i, “ e l
odio escolar por los clásicos a menudo deriva de la impostación histori-
cista de nuestra pedagogía, que contradice totalmente, filosóficamente,
la esencia de los clásicos: los clásicos no se distin guen por cronología, sino
por topología; no son épocas, sino lugares del pensamiento… Si un psicólo-
go trabaja sobre el complejo de Edipo, quiere decir que Sófocles no ha
sido insigni fican te” .
Ahora bien, ¿ qué es un lugar, desde la perspectiva de esa parte de la
lógica, que Aristóteles denomina tópica o dialéctica? Es el punto de par -
tida para un argumento . Los clásicos son para nosotros puntos de par t i-
da, son como los cimientos de nuestro orden mental. El hombre clásico nos da seguridad. Con re f e rencia a nuestros tiem-
pos de crisis, que incluyen la crisis del libro, a veces la desaparición de
los lectores, U m b e rto Ecco señala que se están vendiendo bien los clási-
cos y una de las razones es porque “en un período de crisis se corre el
riesgo de no saber más quiénes somos. Un clásicono sólo nos dice como
se pensaba en los lejanos tiempos, sino que nos hace descubrir qué y por
qué seguimos pensando de ese modo… Ah, exclamamos, ahora entiendo por
qué soy así… la historia comienza a partir de esta página que ahora estoy
l e ye n d o . Y con gran asombro nos encontramos todavía siendo aristotéli-
cos o platónicos o agustinianos ” .
Además los clásicos nos curan del llamado “complejo de Colón”, de con-
siderarnos muchas veces descubridores, por ignorarlos y por ignorantes;
además, nos muestran que en ciertas cosas eran más adelantados que
n o s o t r os; e s t u d i a rlo s, asimilarlos, nos ahorra búsquedas inútiles y pé rd i d a
de tiempo pre c i o s o. Además, nos permiten enco ntra rnos con nuestro origen,
saber de dónde venimos ( 2 ).
BE RNA R DI NO M O N T E J A NO
738
––––––––––––
(2) Surgen más a menudo de lo que podemos pensar a priori. Llevamos muchos
años estudiando y apr endiendo de un clásico del siglo XX, Antoine de Saint-Exupéry,
a quien dedicamos numer osos artículos y un libroAproximación al Principito (Educa,
2.ª E d. 1999).
P or su vida, por su obra y por su muerte, este escritor francés del siglo XX es un
ar quetipo, un modelo que atrae por su ejemplo. Es un hér oe de nuestra época, expo-
nente de una nueva caballería: la aér ea.
Es un pensador que combina el rigor y la disciplina de “Ciudadela”, con la ternu-
Fundaci\363n Speiro

A Juan Vallet nunca lo marcó el “complejo de Colón”; si algún
defecto se le puede señalar, en este orden, es el exceso de citas, casi siem-
p re de los clásicos, con los cuales se identifica. Juan Vallet nos da segu-
ridad. Y sus numerosas obras acerca de tantos temas teológicos, filosófi-
cos, políticos, jurídicos, sociológicos, económicos, son fuente perma-
nente de bases argumen tativa s .
VI.- Un hombre arraigado Los hombres vitales son hombres con raíces. Esas raíces los unen
con Dios, con los otros hombres, con las sociedades y comunidades
humanas, con los animales, con los bosques, con los ríos, con el mar, con
las montañas, con las pampas… Las raíces con Dios se manifiestan a través de la religión. El hombre
es una criatura que experimenta el dato ontológico de su finitud, de su
contingencia, de su creaturidad. De allí surge el deber moral de vo l ve r-
se al Creador y de rendirle el culto debido, de adoración, porque es
Principio absoluto de ser y de gobierno. Las raíces con los demás hombres se manifiestan a través de la pro-
jimidad mediante la práctica de las virtudes unitiva s, la afabilidad, la
amistad, la solidaridad, la caridad. Las raíces con las sociedades humanas se anudan desde los más pró-
ximos hasta los más lejanos; comienzan por la familia, continúan con las
pequeñas comunidades territoriales, profesionales, culturales, etc., para
J U A N VA L L E T DE G OY T I S O LO: U N N OTA RI O P O LI FA C É T I CO
739
––––––––––––
ra de “El Principito ”, donde hace hablar a ese niño que lleva en el corazón, y nos sumi-
nistra las claves para construir un mundo mejor, en el cual la comunidad, la autoridad,
la solidaridad, la amistad, no sean meras palabras.
Este mensaje lo sella con su sangr e, cuando en la Segunda Guerra M undial,
enfr entando el odio y la calumnia, con su cuerpo maltrecho y lleno de cicatrices, exce-
dido en la edad para pilotear, sacrifica su vida en defensa de F rancia, su patria carnal.
N o lo mueve el odio, sino un gran amor . Por eso escribe: “N o sé vivir fuera del
amor . No he jamás hablado, ni obrado, ni escrito, sino por amor”. Y se despide de su
mujer; él, que amaba la vida como pocos, acepta el sacrificio, también por amor:
“Consuelo…parto para la guerra. N o puedo soportar estar lejos de los que tienen ham -
bre. N o conozco más que un medio de estar en paz con mi conciencia y es suf\
rir lo más
posible…N o parto para morir . Parto para sufrir y así comulgar con los míos. No deseo
hacerme matar , pero acepto adormecerme así”. Este es el lenguaje de un clási\
co de nues -
tr o tiempo, es un bien común en el cual todos somos invitados a par ticipar.
Fundaci\363n Speiro

i n s e rtarse en forma ordenada en las sociedades mayo res. Todo esto es
natural, pues, como ya advirtió Aristóteles, “todo hombre es para todo
h o m b r e algo familiar y querido ” .
P e ro estas raíces sociales, no se agotan en un fugaz presente, sino que
se extienden hacia el pasado y hacia el futuro, pues muchas sociedades
permanecen a pesar del cambio de generaciones. Las raíces con lo infrahumano se anudan cuando el hombre cultiva
un lugar, constr u ye o inventa algo, se siente responsable de un caballo o
de un perro, de un árbol, de una flor, o de un huerto, o de un jar d í n .
Un signo de nuestro tiempo es la ruptura de las raíces, y como con-
secuencia de ella, la desvitalizació n, que afecta como una plaga a tantos
contemporáneos, vaciados por dentro, heterodirigidos por fuera, como
los ro b o t s .
Y aquí, don Juan Vallet aparece no sólo como un abogado de los
vínculos perdidos, sino como un ejemplo de cómo se vive a partir de las
r a í c e s .
Raíces con Dios, Alfa y Omega, raíces con sus próximos, su familia
y sus amigos, raíces con su Patria chica, el Principado de Cataluña y con
su Patria grande, España; a la que sirvió y sirve, desde la trinc hera y
desde la pluma; la que le dolió y le duele. Raíces con el pasado, con la tradición cultural griega, romana e his-
p á n i c a . Raíces con la profesión notarial ejercida con inteligencia y honesti-
dad, conjugando lo teórico con lo práctico , con voluntad de ser v i c i o ,
junto a tantos colegas de quienes supo ganarse el respeto, el aprecio y en
algunos casos, la amistad.
VII.- Un hombre perse ve r a n t e
S i e m p r e existieron los hombre veletas y los hombres mojones; pero
en nuestro tiempo, signado para su desgracia por la velocidad, los conti-
nuos cambios y la agit ación permanente, se destacan más y mejor los
p e r files de ambas categorías.
El hombre veleta, siempre atento a los cambios, es una re n ovada ve r-
sión de los “borregos de la historia”. Se preocupa por las encuestas, por
la previsión de los eventos futuros, para no quedar nunca descolocado.
BE RNA R DI NO M O N T E J A NO
740
Fundaci\363n Speiro

Es un hombre frívolo y superficial, que cambia al compás de los re g í m e-
nes políticos, de los gobiernos, de las modas, de los gustos. Su compro-
miso es siempre provisorio, pre c a r i o. Su pluma, que evita abordar los
temas fundamentales, donde no caben medias tintas, se alquila, po rq u e
es mercenaria. Es el hombre del “ e s t a r”: estar bien acomodado con los
p o d e r es de turno, políticos, religiosos, económicos, periodísticos.
En cambio el hombre mojón es el hombre del “ s e r”, con raíces y
princip ios. Desde allí escruta los “signos de los tiempos” y discrimina lo
bueno de lo malo, lo justo de lo injusto. Le preocupa el futuro po rq u e
no es un irresponsable. Es independiente de la política, de las modas, de
los gustos. Su compromiso es permanente. Su palabra es “si, si, no, no ” .
Juan Vallet es un hombre mojón, es un punto de re f e rencia que per-
manece firme a pesar de los cambios, de las novedades, de los av a t a res de
la existencia. Sa i n t - Ex u p é ry lo describe con la anticipación de los poe-
tas: “Permanente como la roda de un navío, que a pesar de la demencia
del mar, retorna inexorable a su es tre l l a” (Ci t a d e l l e, LXX).
A Vallet le interesa la v e rdad. Ama las profundidades y los cimi en-
tos. No le interesa la originalidad, no es un exquisito del lenguaje ni un
picaflor de la inteligencia. No le interesa deslumbrar al lector ni al oy e n-
t e . No le interesa la novedad por la novedad, pero sí la actualidad: para
analizarla y juzgarla, para asumir sus aspectos positivos, para enriquecer
la tradición, porque el homenajeado es un hombre vigoroso y no una
m o m i a . Vallet es un ejemplo de firmeza y de perseverancia. Años y años de
transitar el mismo camino, de sembrar y sembrar, de insistir “a tiempo y
d e s t i e m p o ”, de machacar en lo elemental y en lo fundamental, de con-
tribuir a la formación de tanta gente.
VIII.- Un final poético
En el final, r e c u r r i remos a un notario-poeta, Javier N a g o re Y á r n o z ,
p o rqu e la poesía y la filosofía se hermanan, ya que ambas se admiran
ante lo maravilloso, y el notariado unido a ellas produce grandes cosas.
En pocas líneas, mejor que en mis muchas palabras, aquí está la síntesis
del homenajeado:
J U A N VA L L E T DE G OY T I S O LO: U N N OTA RI O P O LI FA C É T I CO
741
Fundaci\363n Speiro

Con tu alto ideal y gran talento,
magnánimo en saberes y amistades,
Notario en profesión y en sentimiento,
Jurista campeón de libert a d e s ,
m a r chas, Juan, por la vida a paso lento
e s p a r ciendo talentos y bondades
-así el grano esparcido por el viento-
en siembra de razón y de ve rd a d e s .
Tu “ Ve r b o ” es la razón apasionada
en pro de la V e rdad pura y entera
que avalas con tus obras y tu pluma.
Si por tu hacer y tu decir, en suma,
tu vida toda es la que está sembrada,
¡qué segura cosecha ve rd a d e r a !
BE RNA R DI NO M O N T E J A NO
742
Fundaci\363n Speiro