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Número 473-474

Serie XLVII

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Xavier Martin: La France abîmée

Xavier Martin, La France abîmée, Dominique Martin Morin, Bouère, 2009.

Xavier Martin, reputado historiador del derecho, ha dedicado en los últimos años, en una madurez fecunda que ha coincidido (por esas paradojas del burocratismo universitario contemporáneo) con su jubilación, siete entregas centradas en las ideas de la época de la Revolución francesa, editadas todas en las prensas tan reputadas como militantes de Dominique Martin Morin. La primera, Nature humaine et Révolution française (1994), tuvo un éxito notable. En ella se interrogó por la concepción del hombre que cultivaron los revolucionarios, pregunta que –pese a parecer obligada en un universo conceptual signado por los “derechos del hombre”– no había sido sin embargo frecuente. Y la respuesta no dejaba de resultar sorprendente, pues la visión del hombre que de ellos nos ha llegado es sorprendentemente reducida y reductiva: apenas –en palabras del “humanista” Diderot– máquinas de carne, en las que los fenómenos interiores (inteligencia o sentimientos) no pasan de combinarse mecánicamente. En este sentido, y a partir de un repaso exhaustivo de la obra de los autores más significativos, y en ocasiones de otros que no lo son tanto, emerge inevitablemente en el lector la comparación con las vicisitudes de la bioética contemporánea. En la segunda, Sur les droits de l´homme et la Vendée (1995), hallamos una aplicación de lo anterior al caso de la Vandea. Frente a la paradoja de que en nombre de los “derechos del hombre y del ciudadano” se haya podido m a rtirizar a tantos hombres, explica que precisamente ese martirio (genocidio lo llamó un autor más vehemente y también amigo: Reynald Sécher) alcanza su “justificación” en el hecho de que los exterminados no merecían a los ojos de la Revolución desencadenada la consideración de ciudadanos o incluso de hombres.

Había pues, a continuación, que indagar dónde radicaba la verdadera humanidad, lo que le condujo, en 2001, con L´homme des droits de l´homme et sa compagne (1750-1850). Sur le quotient intellectuel et affectif du bon sauvage, a la fuente del pensamiento ilustrado, de Locke a Proudhon. En el primero de los capítulos señala en el nominalismo individualista que un Rousseau expresa cuando afirma que “el hombre que medita es un animal depravado”, lo que excluye su dimensión “civil” (y comunitaria). En segundo lugar, la concreta en la instrumentalización de la mujer, puesta al servicio del goce masculino, con textos que deberían hacer reflexionar a los sostenedores de la mendaz “ideología de género”. Finalmente, la tercera de las partes se centra en lo instintivo y su dimensión unificadora en el seno de la “antropología” (llamémosla así) ilustrada y su secuencia revolucionaria.

Con ocasión del centenario, en 2004 nos ofreció su Mythologie du Code de Napoléon, otra pieza importante en el rastreo sistemático de la concepción antropológica de la Revolución francesa y sus consecuencias jurídicas y políticas. Pese a que el Código, como se ha dicho, arraigue en la tradición jurídica francesa, de matriz necesariamente cristiana, está penetrado en numerosos puntos del designio revolucionario, probadamente anticristiano. De la desmitificación emprendida resulta, entre otras muchas cosas, cómo el Código civil consistió en un instrumento para la vuelta de un orden moral funcional a la estructuración de la nación y el asentamiento del régimen. Su siguiente libro, publicado en 2006, está dedicado a Voltaire, un Voltaire que le parece desconocido en cuanto que “mal conocido”: Voltaire méconnu. Aspects cachés de l´humanisme des Lumières (1750-1800). Donde, una vez más, lo oculto es el odio y el desprecio del género humano, la mujer, el pueblo, etc. Vino a continuación Regénerer l´éspece humaine (2008), dedicado a la conexión entre la Ilustración y la que llama “utopía médica” en el período comprendido entre 1750 y 1850. De nuevo nos hallamos ante la maquinización del hombre, que el materialismo y el progresismo creen que puede y debe ser rectificado y perfeccionado.

Y ahora, finalmente, por el momento, La France abimée (2009), subtitulado como “ensayo histórico sobre un sentimiento revolucionario (1780-1820)”. Se trata de cribar la vida cotidiana en la época revolucionaria, en su organización y efectos, lo que porta a la comparación inevitable con los totalitarismos futuros, mostrándonos algo así como la antropología revolucionaria in actu. Un nuevo servicio, pues, que agradecer al acribioso y laborioso historiador francés.

M. ANAUT