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Número 483-484

Serie XLVIII

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Catolicismo y liberalismo, hoy

Se ha celebrado el pasado 10 de abril, en la sede de la Fundación Antonio de Nebrija, la XLVII Reunión de amigos de la Ciudad Católica, sobre el tema “Catolicismo y liberalismo, hoy”. Una serie de factores han confluido para que podamos hablar de verdadero éxito y aun de inflexión de la tendencia de nuestras reuniones en los últimos años. En primer lugar, el tema, de gran trascendencia y actualidad. Y, sin embargo, no puede decirse que el de los años anteriores le fuera a la zaga en ambas. Así pues, ha de buscarse la razón principal en otro lugar. Por ejemplo, en la fragua de un nuevo equipo intelectual que dirige la marcha de las reuniones y aun de la revista Verbo. Equipo integrado, entre otros, por Danilo Castellano, Juan Fernando Segovia, Bernard Dumont, Juan Cayón y Miguel Ayuso, fijos prácticamente en las últimas ediciones. También el constante enriquecimiento de ese equipo ya fraguado, pues –por ejemplo– además encontramos con frecuencia los nombres de José Miguel Gambra y Javier Barraycoa. A los que hemos de sumar este año John Rao y Julio Alvear. Puede observarse, además, la internacionalización del equipo, donde hallamos italianos, franceses, argentinos, chilenos y estadounidenses. Pero lo anterior no basta. Y vemos, así, que el Círculo Antonio Molle, que preside José Miguel Gambra, mueve a un número creciente de estudiantes universitarios y jóvenes profesionales, alguno de los cuales se ha dejado ver en los últimos años, pero sobre todo en el presente, con el resultado de una renovación generacional notable también en los asistentes. A ello ha de sumarse una mejor difusión de la convocatoria, para lo que han ayudado distintos blogs y, entre ellos, “La cigüeña de la torre”, de nuestro querido Francisco José Fernández de la Cigoña, o los del propio Círculo Antonio Molle y el Consejo de Estudios Hispánicos “Felipe II” (co-organizador de la reunión). También el hecho de que la hayan recogido periódicos digitales como “Religión en Libertad”. E incluso las instalaciones utilizadas y la fórmula informal elegida para el almuerzo.

Entre el centenar de asistentes pudimos ver a los veteranos Francisco José Fernández de la Cigoña, Estanislao Cantero, Fernando Claro, José María Juanola y Luis Fernando Zayas Arancibia. A algunos habituales de la reunión de los martes: Antonio de Mendoza y Manolo Zayas. A Miguel Ruiz del Árbol. Tuvimos este año el placer de contar con una delegación de los amigos napolitanos de Il Giglio, con Nicla Cesaro a la cabeza, y otra del Centro Lepanto, de Roma, dirigida por Guido Vignelli. También el ya citado José María Juanola, de Gerona, siempre activo en la continuación de la obra de Mosén Martirià Brunsó, acudió acompañado de una de sus hijas y varios amigos. Dirigentes de la Juventudes Tradicionalistas y de la Comunión Tradicionalista. Representantes de la Confederación Española de Juristas Católicos, etc.

Comenzó la reunión con las palabras de bienvenida y presentación del profesor Juan Cayón, vicerrector de la Universidad Antonio de Nebrija y secretario general del Consejo de Estudios Hispánicos “Felipe II”, que presentó temas y ponentes mostrando la articulación del programa. De seguido tomó la palabra el profesor Danilo Castellano, decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Udine, académico honorario y correspondiente de las Reales de Jurisprudencia y Legislación y Ciencias Morales y Políticas, así como director del Centro de Estudios Políticos del Consejo de Estudios Hispánicos “Felipe II”. Abordó el tema del liberalismo desde el punto de vista teorético, mostrando cómo su raíz se halla en la libertad negativa, esto es de la libertad sin regla, que no es sino la libertad luciferina. Explicó también que esa concepción de la libertad disuelve a la persona, que a todas las protestas de personalismo, y hace imposible la comunidad política y el ordenamiento jurídico.

La segunda ponencia, presidida por el profesor Andrés Gambra, historiador del derecho y secretario general de la Universidad Rey Juan Carlos, corrió a cargo del historiador estadounidense, y director del Roman Forum, John Rao. Explicó el desarrollo del liberalismo a lo largo de la historia y su colisión con la religión y la Iglesia católicas. Presentó los intentos imposibles de conciliación entre ambos en lo que se ha llamado el liberalismo católico y la democracia cristiana. Y terminó denunciando el “americanismo” como la encarnación presente del designio de conciliar catolicismo y mundo moderno.

Julio Alvear, profesor de filosofía del derecho de la Universidad del Desarrollo, en Santiago de Chile, fue el tercero de los ponentes, y se ocupó de la conexión entre la libertad de conciencia y de religión y la ideología liberal: el liberalismo, en su origen, mana de la afirmación de la libertad de conciencia, a través de la cual el Estado se afirma como una fuente de moralidad. Presidió la sesión el profesor José Miguel Gambra, de la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense.

Tras el vino español, en que los participantes cambiaron impresiones entre sí y con los ponentes, comenzó la cuarta conferencia, del profesor Juan Fernando Segovia, del CONICET y de la Universidad de Mendoza, y director del Centro de Estudios Históricos del Consejo de Estudios Hispánicos “Felipe II”. Quien se centró en demostrar que el liberalismo hace imposible el bien común, al reducirlo sea a bien público, esto es, al bien del Estado, sea a puro privado, de los individuos, a cuyo servicio se pretende poner el “ordenamiento” jurídico y los poderes públicos. Pero el bien común es otra cosa: es el bien del hombre en cuanto hombre y común a todos los hombres. De modo que la comunidad política desaparece con su volatilización. José Joaquín Jerez, profesor de derecho administrativo de la Universidad de Comillas, fue el encargado de presidir la sesión.

El quinto de los ponentes fue Bernard Dumont, director de la excelente revista francesa que es Catholica, quien afrontó el argumento de la subsidiariedad, que en su origen no podía desligarse de la organización social, y que hoy en ocasiones se presenta en una dimensión puramente negativa, como límite del poder, y desnaturalizada como pura regla de reparto de competencias de derecho público. La propia Iglesia, a cuyo magisterio tan unido se halla el principio, en cuanto a su formulación moderna, no puede decirse que resulte ajena a dicha degradación. Por donde emerge una nueva cuestión social. Ocupó la presidencia el abogado del Ilustre Colegio de Madrid Juan Manuel Rozas.

La sexta y última de las ponencias, dedicada al liberalismo económico y la doctrina de la Iglesia, corrió a cargo del escritor José Antonio Ullate. Quien se centró principalmente en la cuestión nodal de la naturaleza de la ciencia económica como ciencia humana o moral, esto es, según otra terminología, práctica. El presidente de la sesión, profesor Miguel Ayuso, de la Universidad de Comillas y director científico del Consejo de Estudios Hispánicos “Felipe II”, una vez terminada la conferencia de José Antonio Ullate, procedió a presentar en una breve comunicación las conclusiones de la reunión, conforme a lo que hemos desgranando en esta crónica, en buena medida basada en las palabras de Ayuso.

Terminamos por donde empezábamos. Reunión interesante por el tema, incisiva por el planteamiento, inconformista por el signo, esperanzada por la abundante e interesada asistencia juvenil. La Ciudad Católica, a lo largo del tiempo, ha ido buscando adaptar su designio fundacional y su método de trabajo a las exigencias del tiempo y a las propias posibilidades. No nació, desde luego, para discursos inanes sobre vida pública y católicos sino para contribuir a la instauración de todas las cosas en Cristo. Por eso, al término de las conclusiones, volvió a resonar la severa y profética advertencia de Pío IX: el Romano Pontífice no puede y no debe reconciliarse con el liberalismo, el mundo moderno y el progreso.

JOSÉ DÍAZ NIEVA