Estanislao Cantero: La contaminación ideológica de la historia. Cuando los hechos no cuentan

Estanislao Cantero: LA CONTAMINACIÓN IDEOLÓGICA DE LA HISTORIA. CUANDO LOS HECHOS NO CUENTAN, LibrosLibres, Madrid, 2009, 310 págs.

Estanislao Cantero no requiere de presentación en Verbo. Desde su juventud uno de los hombres más entregados a la obra de la Ciudad Católica, ha sido también colaborador constante de nuestras páginas. En t re sus aportaciones quizá la más destacada sea la serie de artículos que sobre educación escribió en los años setenta y que se reunieron en un libro editado por Speiro bajo el título Educación o enseñanza: estatismo o libertad (1979), a mi juicio sin parangón en la literatura y no sólo patria. Fuera de las páginas de la revista debe reseñarse su monumental tesis doctoral, publicada en 2000 por la Fundación Matritense del Notariado, El concepto de derecho en la doctrina española (1939-1998), de la que el subtítulo re vela ya su conexión profunda sin embargo con esta casa: “La originalidad de Juan Vallet de Goytisolo”.

Lector voraz, atesora una cultura inmensa que en los últimos años ha volcado en el estudio de las relaciones entre religión, literatura y política en la Francia del ochocientos. En Verbo ha dejado buena prueba de su competencia con una serie que en parte se presenta compilada, junto con otras aportaciones, en el volumen del que damos cuenta.

El punto de partida, subrayado desde la presentación, no es otro que el de la conexión entre manipulación de la historia y ambición política, posible merced al concurso de la deformación orquestada por un grupo de historiadores de extraordinaria influencia. Ante la tergiversación, que a veces alcanza dimensiones asombrosas, se hace preciso una investigación erudita, rigurosa y honrada que tenga por una mira la búsqueda de la verdad.

Además de la introducción y la conclusión, centrada en la explicación del título, esto es, de cómo es la ideología (una visión sesgada de la realidad, que la distorsiona para hacerla encajar en un esquema), se distribuye el libro en cuatro partes.

En la primera, “Dos Españas”, se ofrecen cuatro estudios. El primero, a partir del comentario de un libro ejemplar de lo que critica Cantero, se las ve con la Iglesia del XIX. El segundo, que no oculto me agrada particularmente, es una denuncia del papel de Herrera Oria en el seno del catolicismo político de la II República. Sigue una demoledora recensión de la tesis de Morodo sobre Acción Española. Y concluye con una tan ponderada como interpretación síntesis de nuestra guerra de 1936-1939.

La segunda, “El alba del mundo moderno”, comienza con un balance bien medido y severamente crítico de las versiones más difundidas sobre la Revolución francesa. Para continuar con la visión maurrasiana de ésta, bajo el título de “Cuando la derecha respondió al engaño revolucionario”. Se cierra con el examen de la obra de Taine, “el historiador castigado por reaccionario”, cuyas debilidades, sin embargo, quedan al descubierto con claridad.

Una tercera, con un solo capítulo, se ocupa de la gesta popular de las insurgencias antiliberales en la península italiana. Lo que le sirve para trazar una comparación, sintética y lograda, sobre las semejanzas esenciales, con algunas diferencias, de la contrarrevolución italiana con la francesa y española.

Tres ensayos también centrados en Francia, en realidad en t res autores franceses, se reúnen en la cuarta y última de las partes, rubricada “Ciegos guías de ciegos”. Son Michelet –ideólogo anticatólico “creador” de la Historia–, Pierre Larousse con su famoso diccionario y el Renan blasfemo de la Vida de Jesús.

Esta apretada nota no debe pasar de la reseña. Quede para quien reúna la competencia una crítica de más respiro. Que confío se publique a no mucho tardar en estas mismas páginas. Simplemente no podía transcurrir más tiempo sin que Verbo, la revista en la que se han publicado la mayor parte de los textos aquí recogidos, en algunos casos ligeramente adaptados, se hiciera eco y saludara la aparición de esta notable obra. Como el tema a que se consagra sigue siendo objeto de cultivo por Estanislao Cantero, estamos seguros, además, de que este notable libro no será el último.