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Número 495-496

Serie XLIX

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El peligro mahometano para Occidente

EN EL XIII CENTENARIO DE LA INVASIÓN MAHOMETANA DE ESPAÑA

 

1. Incipit

Los 1.300 años de la invasión mahometana de nuestra España, cuando asistimos a otra nueva lenta y silenciosa, constituyen una ocasión adecuada para desgranar, sin mayores pretensiones, algunas reflexiones.

El peligro del islam para Occidente es un título que, en su aparente claridad, presenta algunas ambigüedades que es preciso aclarar para evitar que la sana combatividad que transmite quede neutralizada.

 

2. Las debilidades del occidentalismo

La principal causa de la ambigüedad reside en el término Occidente, geográfico en la superficie y cultural en el fondo. Y es que por Occidente se entiende habitualmente el sistema ideológico que recibe a las naciones “occidentales” y que es precisamente el que los ha dejado inermes ante el islam, de modo que éste constituye hoy una verdadera amenaza.

Más claramente, es el sistema ideológico liberal, regido por los Estados Unidos (el Occidente del Occidente) y seguido por Europa (término también ambiguo por su mixtura geográfico-cultural), el que ha debilitado y vaciado a la civilización cristiana, que es la única que puede oponerse fundadamente al peligro mahometano. Así pues, no es el Occidente lo que hay que defender del islam, sino la civilización cristiana asentada en las tierras de Europa y más ampliamente de Occidente.

El conglomerado conceptual de los derechos humanos y la libertad religiosa, por ejemplo, que facilitan en parte la verdadera invasión sin resistencia que padecemos, es uno de los destilados de ese occidentalismo. Como, más concretamente, el multiculturalismo, que es un imposible, pues las culturas no son intercambiables o agregables.

 

3. Algunas líneas de defensa

Respecto de cómo concretar en algunas, no recetas, pero sí propuestas programáticas netas, la debida resistencia política frente al islam, propongo sencillamente tres ejes, algunos posibles ya en el presente, mientras que otros se proyectan principalmente hacia el futuro:

1.º Aplicar la ley: En muchas ocasiones las debilidades que se observan no derivan sólo ni principalmente del ámbito normativo. La legislación que padecemos, sobre cambiante y progresivamente más laxa, sencillamente no se cumple en aspectos que, de hacerlo, permitirían aminorar el impacto negativo de la presencia mahometana en Cataluña y en toda España. Así pues, bien está en pensar en soluciones lege ferenda, que mejoren la legislación de acuerdo con principios que permitan más eficazmente la defensa de lo que queda de la civilización cristiana en España frente al islam. Pero no debe olvidarse lo que puede hacerse lege lata, con las leyes ahora mismo vigentes.

2.º Limitar la inmigración y, en particular, la mahometana: Es claro que el peligro del islam para Occidente deriva en parte del volumen de la presencia mahometana. Esto es, de lo que se ha llamado inmigración/invasión. Parece, pues, que en lo que respecta a las medidas de futuro (por más que próximo) no se puede no empezar por limitar la presencia numérica de los mahometanos en Cataluña en particular y España en general. En tal sentido, de no ser dable la limitación de toda la inmigración, debe fomentarse la de base hispana y católica, que apenas presenta dificultades de integración más allá de las objetivas que produce cualquier fenómeno masivo y, claro está, también los migratorios.

3.º Limitar la libertad religiosa y situar en sus justos términos la operatividad de los “derechos humanos”: La invasión mahometana ha puesto a prueba el significado de la libertad religiosa, que nació para resolver conflictos entre cristianos (en las guerras de religión del siglo XVI) y que resulta distorsionada en su extensión a los problemas creados por la numerosa presencia mahometana en tierras del Occidente cristiano. En efecto, aunque desde el fin de la II Guerra Mundial se ha vivido de derecho en un régimen de libertad religiosa, hasta hace bien poco de hecho se trataba de otro no muy alejado del de simple tolerancia. Hoy, merced a la presencia masiva del islam, la cosa es distinta. Se hace precisa una reconsideración del asunto que supere la visión individualista de la libertad religiosa y tome en consideración las identidades colectivas, que en Europa vienen modeladas por la fe cristiana y sus encarnaciones culturales y en España, más concretamente, por la Iglesia Católica. El islam, que no es propiamente una religión, sino política, por el contrario, es completamente ajeno a estas identidades colectivas. De modo que constituye un error pretender que deben ser tratados por igual, de modo que debe ser posible la prohibición (razonable) de minaretes o velos sin poner en riesgo los crucifijos en las escuelas o el hábito de los religiosos.

 

4. Coda

A continuación, el historiador Eugenio Barrera nos traza un amplio cuadro, que el profesor Dalmacio Negro completa con ocasión de profundizar (con su original heterodoxia) el significado del puritanismo en contraste con el mahometismo presente.

El conde De Maistre escribió en una ocasión que el protestantismo, vuelto sociciano, esto es, desinteresado de la divinidad de Cristo, se convertiría en una suerte de mahometismo. ¡Qué paradoja! Cuando hoy vemos ese protestantismo sociniano enseñorearse del mundo (sobre todo del anglosajón), al tiempo que el mahometismo radicalizado parecer ser su enemigo.