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Número 503-504

Serie L

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Miguel Ayuso, Appel de l’âme et vocation politique

Miguel Ayuso, Appel de l’âme et vocation politique, Muller, París, 2012, 164 págs.

Las ediciones «Hora decima» se han incorporado recientemente a la casa editorial Muller, dando lugar a una colección «Hora decima» en su seno. Guillaume de Thielloy y Stéphen de Petiville dirigen, respectivamente la primera y la segunda. En el seno de «Hora decima» acaba de aparecer la traducción francesa, de Pierre de Place, del libro La política, oficio del alma (Buenos Aires, 2007), del que es autor Miguel Ayuso. Sólo se han añadido un «postfacio para franceses», escrito por el propio Ayuso, y una presentación del editor (de Petiville en este caso).

Como quiera que Verbo se ocupó de la versión castellana en su momento e incluso su origen está en un líneas publicadas precisamente en nuestra páginas, así como que ha publicado igualmente –anticipándose a esta traducción– el texto español del «postfacio», parece lo más razonable recordar las líneas generales y comentar brevemente la presentación del editor.

Consta la obra de dos partes y una conclusión. En la primera –«La política como deber: exigencias de la caridad política»– se busca, para empezar, restablecer el verdadero rostro de la política. A continuación, consiguientemente, se critica el abstencionismo subrayando los fundamentos de la caridad política. Se analiza luego el significado de la polémica fórmula de Maurras «Politique d’abord» (la política, en primer lugar), resaltando finalmente su importancia (incluso para la salvación de las almas). La segunda parte se centra propiamente en las exigencias de la «vocación política» para los católicos. Aborda al inicio la vocación in genere (como llamada a la perfección múltiple), continúa con la vocación política, ofrece seguidamente unas «meditaciones para políticos» y termina con unas reflexiones sobre «promoción, diagnóstico y mantenimiento de las vocaciones políticas». La conclusión, breve, recuerda –según el título del original español– que la política es un «oficio del alma».

El editor, en su presentación, subraya el carácter (de algún modo) autobiográfico del libro y el muy evidente contexto hispánico en que se desenvuelve. Por eso, aporta algunas reflexiones que se insertan en un ángulo más connaturalmente francés. Así, por ejemplo, en este año del sexcentésimo aniversario de su nacimiento, se fija en Juana de Arco, que recibe un llamamiento –de carácter verdaderamente político– para liberar Francia de los ingleses y restaurar al Delfín en el trono. Llamamiento, además, explícito: el arcángel san Miguel se define protector de Francia y confía a la doncella de Orleans una misión divino-humana, o divino-política, puesto que se trata del bien de la Ciudad, en este caso del bien de Francia. Sin embargo, aunque esta historia es bien conocida, y aunque el magisterio eclesiástico (sobre todo conciliar y postconciliar) ha insistido grandemente sobre la vocación de los laicos, el discurso no ha pasado de una cierta vaguedad y, sobre todo, no ha caracterizado convenientemente el modo como esa participación puede tener lugar en un mundo como el moderno. Otro ejemplo extraído también de la experiencia francesa, pero en este caso contemporánea, es el del discurso pronunciado por Sarkozy en su visita romana de 2007: «Comprendo los sacrificios que hacéis para responder a vuestra vocación porque sé los que he tenido que hacer para responder a la mía». Que, más allá del evidente oportunismo, y aun –nos permitimos añadir– cinismo, no deja de evidenciar el problema.

Concluye así la presentación francesa: «Es como si después del advenimiento de la modernidad política toda forma de vocación política se hubiera convertido en imposible. Y sin embargo son numerosos los que han sentido la necesidad de actuar en el plano político, a veces defendiendo lo que ha sido atacado y frenando la deconstrucción moderna de la religión. Se han dedicado a actuar en el plano político, pero a causa de la incapacidad para disponer del poder su combate ha podido parecer sin esperanza. El libro de Miguel Ay u s o , al insistir sobre la importancia de la vocación política, constituye igualmente una llamada a la esperanza contra toda esperanza. Acordémonos: por diez justos Dios estaba dispuesto a salvar Sodoma».

No podemos sino celebrar esta edición francesa del libro de nuestro amigo y ahora director.

Juan CAYÓN