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Número 539-540

Serie LIIi

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Georges-Henri Soutou, La grande illusion. Quand la France perdait la paix (1914-1920)

Georges-Henri Soutou, La grande illusion. Quand la France perdait la paix (1914-1920), París, Tallandier, 2015, 377 págs.

Georges-Henri Soutou, profesor emérito de la Sorbona, es un gran especialista de la historia de las relaciones internacionales. Miembro de la Academia de Ciencias Morales y Políticas se ha ocupado particularmente del período a caballo entre los siglos diecinueve y veinte. El libro se organiza en ocho capítulos, cuenta con una bibliografía abundante y añade seis mapas de los teatros geopolíticos (incluido el de Oriente Medio). No encontramos en el mismo ni un análisis militar (táctico o estratégico) sino que se remonta a las causas de la guerra y a las consecuencias de su final. Trata, pues, de geopolítica. La conclusión se puede resumir en una línea, digna de un título: la paz ganada por los anglosajones.

Ajeno a toda la retórica nacionalista (en Francia como en todas partes) de la «gesta nacional», expone con claridad las razones que movieron a todos y cada uno de los países a ir a la guerra. Así como se ocupa de las negociaciones secretas nunca interrumpidas entre los beligerantes. Entre ellas la única que hubiera podido poner fin al conflicto (o al menos lograr paces separadas) fue la de los príncipes Sixto y Javier de Borbón Parma, fracasada por culpa de su cuñado el joven emperador de Austria, que paradójicamente era quien buscaba la paz más ansiosamente de entre todos los dirigentes europeos. Describe también con precisión la intervención de Wilson y los Estados Unidos de América, que con sus primos los ingleses (y siempre es difícil decir quién es el primo mayor) fueron quienes en verdad ganaron. El propio Clémenceau no lo ocultará.

El libro, no nacionalista como hemos dicho en cuanto a la motivación del discurso, sí es muy francés (como es natural) en cuanto a su desarrollo. Desde luego la Gran Guerra no benefició a Francia, pues ahí se halla incluso una de las fuentes de la revancha de la Segunda Guerra Mundial. Los anglosajones, en cambio, han obtenido sus objetivos: se quedaron con el petróleo del Oriente Medio, lograron que Francia no saliera excesivamente beneficiada del castigo a Alemania y, destruyendo el equilibrio que aportaba el Imperio Austrohúngaro, pusieron las bases del dominio norteamericano sobre Europa en el siglo XX, sucediendo al inglés del XIX.

Manuel ANAUT