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Número 545-546

Serie LIV

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Dom Henri, O.S.B., André Charlier. Le prix d’une œuvre

Don Henri, O.S.B., André Charlier. Le prix d’une œuvre, Le Barroux, Éditions Sainte Madeleine-Terra Mare Éditions, 2015, 574 págs.

Estamos en presencia de la primera biografía de André Charlier (1895-1971), relevante escritor y pedagogo francés. Nacido de un padre masón y consiguientemente hostil a la Iglesia, fue educado al margen de la religión. Su hermano Henri, también notable, e incluso más, le precedió igualmente en su conversión, al acercarle a un monasterio benedictino donde, a los 18 años, en 1914, le bautizó Dom Besse. El mismo día asistió a la Santa misa y comulgó por vez primera. Y recibió a continuación la confirmación de un obispo misionero en China.

Tras la guerra entra como profesor de letras en la École des Roches de Verneuil-sur-Avre, trasladándose en 1939 a la que la institución tenía en Maslacq, de la que fue director a partir de 1941 y hasta su jubilación en 1962. Si bien entre tanto había trasladado su sede en 1950 a Clères.

La pedagogía de esa Escuela descansaba en parte en el apoyo de los alumnos destacados, los «Capitanes», a los que Charlier dirige unas cartas que se reúnen en un libro. Entre esos capitanes uno de los primeros fue Gérard Calvet, el futuro abad de Le Barroux. En 1947 convoca la primera de las Journées de Maslacq, que reúnen a alumnos de los últimos cursos con antiguos alumnos, profesores y conferenciantes que André Charlier llevaba a hablar de distintos temas. La lista de éstos no es de poca monta: Henri Charlier, Gustave Thibon, el padre de Tonquédec, Henri Massis, Jean Guitton, Louis Salleron. Aparecen después impulsados por Jean Madiran, joven profesor en la Escuela, los Cahiers de Maslacq. Los artículos de Charlier se reunirán más tarde en el libro Que faut-il dire aux hommes?

Muchos de los nombres anteriores, aunque no todos, se encontraron desde 1956 en las páginas de Itinéraires, la legendaria revista del catolicismo tradicional durante más de treinta años.

La presente obra resulta, pues, de gran interés para el estudio del catolicismo francés de los dos últimos tercios del siglo XX. Para el lector veterano de Verbo los nombres dichos y otros muchos que aparecen entre sus páginas le traerán recuerdos imborrables. El autor, monje del Barroux, nieto de Charlier, ha cumplido con un deber de piedad. Que Dios se lo pague.

Juan CAYÓN