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Número 547-548

Serie LIV

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Rubén Peretó Rivas (ed.), Tolerancia: teoría y práctica en la Edad Media

Rubén Peretó Rivas (ed.), Tolerancia: teoría y práctica en la Edad Media, Porto, Federation Internationale des Institutes d’Études Médiévales, 2012.

El coloquio anual de la FIDEM de 2011 tuvo por objeto el estudio de la tolerancia y la publicación que reseñamos es el acta de ella. Viene precedida de una extensa introducción del editor en la que presenta los diecisiete capítulos del libro.

La obra contiene trabajos centrados principalmente en autores medievales o tardo medievales, entre ellos, el de Santiago Argüello sobre Santo Tomás de Aquino; Francisco Bastitta Harriet sobre San Gregorio de Nisa; Francisco Bertelloni sobre Francisco de Vitoria; Claudia D’Amico sobre Nicolás de Cusa; Roberto Hofmeister Pich sobre Duns Escoto y Francisco de Vitoria; Gregorio Piaia sobre Marsilio de Padua; Rubén Peretó Rivas sobre Alejandro de Hales; Alberto Perpere Viñuales sobre el Pseudo Dionisio; Paula Pico Estrada nuevamente sobre Cusa; y Rafael Ramón Guerrero sobre Algazel.

Otros aportes abordan materias diferentes: Patricia Cañizares Ferriz trata de las colecciones de exempla medievales y Juan Gobi el Joven; Isabel Rosa Dias de la literatura medieval portuguesa; Jazmín Ferreiro de la tolerancia moderna y la medieval; Silvana Filippi sobre la relación entre metafísica y tolerancia; Marcelo Fuentes sobre dos personajes de la literatura medieval, Mudarra y Feirefiz; María José Muñoz Jiménez, Irene Villarroel Fernández y Marta Cruz Trujillo se refieren a los florilegios medievales; y Luciana Petracca considera la imagen del Islam.

Temáticamente, las colaboraciones tratan del infiel y el hereje; la dignidad humana y la dignificación; los derechos de los indios; las tradiciones cristiana, pagana y oriental; la utilidad social de la tolerancia; sus fundamentos metafísicos; el mestizaje; los judíos y los paganos; los moros; y el Islam visto por los viajeros. La riqueza de los temas, la diversidad de enfoques –históricos, literarios, comparatistas, filosóficos–, la variedad de fuentes, y, en general, la buena escritura de las colaboraciones son motivos que contribuyen a hacer de este libro un texto relevante tanto para el especialista en la época como para cualquier interesado en esta intrincada materia.

La obra tiene la virtud de desmentir el origen moderno de la tolerancia, que parece ser lugar común de la mayor parte de las producciones actuales que continúan el mito volteriano –por caso– de la intolerancia medieval. Además, frente a los estudios de la tolerancia moderna, éste corre con la ventaja de tratar lo mismo de la teoría que de la práctica. Si nos esforzamos por encontrar una teoría de la tolerancia en el medioevo difícilmente podríamos afirmar que hubo una con caracteres de unitaria y homogénea; por el contrario, sobre un común trasfondo cristiano –religioso–, la raíz de la tolerancia se nos presenta variada, pero como sostiene Filippi anclada en una metafísica realista.

Posando la atención en la práctica de la tolerancia, podemos advertir que la unidad en la fe no era obstáculo para que esa virtud arraigara en el trato personal, la convivencia cotidiana o la vida comunitaria; y que fuera considerada desde su ángulo moral a la vez que el filosófico e incluso el religioso. Al mismo tiempo, la tolerancia no implicaba una renuncia de la verdad y del bien, ni confusión con la falsedad y el mal. El concepto de utilidad –que ha destacado el artículo de Ferreiro– es central en la práctica de la justicia, que suele tener su límite en la herejía. Es precisamente este punto el que permite ver en Marsilio de Padua un autor moderno (o proto-moderno) cuyo interés no está en la tolerancia sino en la sumisión del poder espiritual y eclesiástico al civil. A mi entender este último punto no es anecdótico, porque la tesis del patavino conduce a la ideología de la razón de Estado –como podemos ver desde el siglo XVI en adelante–, completamente extraña al universo espiritual, político y jurídico de la Edad Media.

El libro que editó Rubén Peretó Rivas aparece en el momento adecuado: ha habido en los últimos años un aluvión de historias y reflexiones sobre la tolerancia ancladas en la modernidad, pues casi todas aceptan como punto de partida que la Edad Media fue intolerante o, para decirlo con el título del libro de Robert Ian Moore, fue una sociedad perseguidora u opresora, a persecuting society, caricatura que hace caso omiso de otros estudios –como los de John Christian Laursen y Cary Nederman, entre ellos– que vieron una real tolerancia más allá del velo de la persecución. Sirve así esta obra para rectificar un juicio injustificado.

No queda sino recomendar el libro, estimulante en tantos aspectos, al mismo tiempo que invitar a los medievalistas a desarrollar un marco histórico-conceptual que permita definir los rasgos de la tolerancia cristiana medieval, tan rica y múltiple, en la religión, la moral, la política, el derecho y la literatura. Tarea ímproba pero indispensable para refutar, insisto, el mito historiográfico moderno de la intolerante Cristiandad –en particular el cliché de la Inquisición, aquí no abordado– y echar luz sobre aquellos tiempos, acabando con las «perpetuas distorsiones» –para valerme de las palabras de Laursen y Nederman– de la historiografía dominante.

Juan Fernando SEGOVIA