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1975

La sociedad a la deriva

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Libertad, subjetivismo ideológico e igualdad de oportunidades

LIBERTAD, SUBJETIVISMO IDEOLOGIOO E IGUALDAD
DE OPORTUNIDADES
POR
J. GIL Mo~NO_ DB MoB.A.
Ludek Pachman juega al ajedrez ron. ralento suficiente como
para haber "vapuleado" (según refiere Fernando Monegal en la
V ang-dia de 12 de octUbre de 1975) .nada menos que a Fischer.
Ludek Pachman era también Jefe de Propaga;,da y Educación del
Sindicato marxista
checo. Ludek Pachman es hoy, tras la Primavera
de Praga, miembro de la Democracia cristiana alemana y ahora dice
cosas bastante curiosas (leo): "Las revoluciones, en el mejor de los
casos, logran lo mismo que si se hubiese empleado una evolución
moderada y rontinnada; en .. el peor de los casos, lo destruyen tQdo".
-No está nada mal, pero sigo leyendo en La Vangua,-dia: "Al igual
que
mi camarada Soljenirsin exclamé: "No puedo seguir viviendo
con
la mentira""-. A lo cuai Fernando Monegal objeta: "Me gusta­
ría que precisara qué mentiras enruentra usted en el pensamiento
de Carlos Marx". Y Ludek contesta: "En primer luga,, Dios no
se puede
rechazar. En segurulo 'lugar. el marxismo no encaja con fa
acrual evolución de las ciencias, y no tiene lugar ante los avances
de la humanidad. No ha habido nadie, ningún régimen ni ningún
estadista, que
haya sabido conjugar la teoría marxista con una
praxis". No tiene nada que ver con esta ponencia pero es tan es­
tupendo que no puedo dejar de leerlo. Y sigo leyendo porque ahora
sí que tendrá que ver coll mi_ tema "... Mi ideal es una de.mocra~
cia con autoridad que garantice el orden público y lá solidaridad
entre las clases". -A lo que sigue objetando Femando Mouegal de­
fendiendo
el evangelio según San Marx: "¿No es entonces partida­
rio de la abolición de estas «clases»?". -"Su pregunta es difícil,
contesta Pachman-y la lleva usted de un modo estratégico. Le
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hablaré claramente: eliminar las clases es eliminar la capacidad de
los hombres de desarrollar sus posibilidades" ... Monegal insiste:
"Luego, siguiendo
el hilo de sus pensamientos, lleg¡iremos al fatal
'punto de que los hombres no somos iguales "avant la lettre". -Pach­
man responde: "Hay hombres con capacidad de dirigentes, y otros
s1n esa capacidad. Las capacidades son distintas, y por eso iguala,
a todos es imposible". Sin embargo, Fernando Monegal ha oído todo
lo que se divulga sobre igoaldad de oportunidades y sigue objetan­
do:
"Pero igualar las «posibilidades» para que cada uno demuesrre
si está capacit!ado o no, me parece que ya no es tan difícil". - A
lo
crnd corta Pachman con bastante razón: "Es11a discusión nos lle­
vatía demasiado tiempo". He aquí por qué no creo poder decir gran
oosa durante .cuarenta minutos ·sobre este tema que ni es mi especia­
lidad ni me gusta," porque lo consid el de la "Egalité" de la Revóluci6n Ftancesa.
Yo descubrí, hace algún tiempo, que tengo vocación de súbdito,
por Jo menos en el terreno polltico. Sí señor, me eocanta que haya
quien se encargue
de tomar sobre sí el trabajo de pasillos, visitas,
conversaciones, pactos, reuniones, discursos, etc., c.a.racterísriro de
los polítioos acruales y que a mí personalmente me destroza los ner­
vios acaso porque me lo tomaría demasiado en serio. Pero además,
es que me doy cuenta de que deseo con toda mi alma tener al Jefe
Nacional, al
Rey que en lo político me dé aquella sensación que me
daba
mi padre cuando llegaba a casa y yo era niño, que con él se
arreglaría todo, que él se encargaba de resolver los problemas y ck
defenderme.
Y creo
que la mayoría de las gentes tienen vocación de súbdito
porque aunque
se diga fácilmente en charla de café: "si yo fuera
ministro ... ", lo que ·1a mayoría desea es poder hacer su vida 1en
paz, con su familia, sus diversiones, sus ·negocios, sus amigos, etc.,
cosas que se· han de isacrificar a menudo cuando se está en tareas
de mando. Pero ni siquiera en esa voca.ci6n general hay igualdad,
pués
cada "Uno tiene sus gusros, aficiones y cualidades propias que
lo diferencian de loa demás. Con la "egalité", la realidad es que el
mundo
resultaría verdaderamente aburrido, y además muy pooo útil
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llBERTAD, SUBJETIVISMO E IGUALDAD DE OPORI'UNIDADES
porque faltaría ese principio de la Complementariedad social, in­
dispensable para su auténtico progreso.
En toda esa demagogia de la igualdad de oportunidades se mez­
clan dos roncepros totalmente distintos de la vocación: el concepto
auténtico y el concepto adulterado. Yo llamo concepto auténtico a
eso
que empieza cuando un niño declara que quiere ser bombero.
Es la vocación de hacer algo importante en la vida, como ese bom­
bero que en la' pellcula atraviesa mares de fuego heroicamente para
salvar a la indefensa dama o criatura amena,.ada, porque todos tene­
mos o por lo menos hemos tenido la vocación de héroes, vocación
"llamada" real, que Dios dirige a todos los hombres en partirular y
que luego cuaja dentro de las inclinaciones, los talentos, los dones
y las capacidades que. recibimos y desarrollamos. Lo que decía Louis
Armstrong al hablar del "don" que tenía para la trompeta: "You
have
a gift man, and you do'nt neglegt it", "tienes un don, hombre,
y no debes
descuidarlo". Con ,esta vocación auténtica un hombre
escoge
su actividad por amor al oficio y rirule porque entonces no
le
impo,ta hacer horas extra sin cobrarlas. He romprobado que
quien
tiene verdadera VOO!ción, firma el talón en blanco, quie1m
decir que está dispuesto a pagar el precio que se le exija por con­
seguir su fin; y de éstos, yo no conozco ninguno que haya dejado
de llegar a ser Jo que se propuso, porque se lo propuso de veras.
Pero, a veces, el talón en blanco se rellena con un precio verdade­
ramente caro y muchos son los que entonces fallan, se desinflan, y
entre amargados y escépticos se dirigen hacia lo que no cueste tan­
to. Estos suelen hablar mucho de la igualdad de oportunidades.
En cambio, yo llamo concepto adulterado de la vocación ese
roncepto que hace escoger a tantos esrudiantes una catrera simple­
mente porque con ella piensan ganar más dinero o oubir de cate­
goda social. Esta vocación de ambición (que no es verdadera voca­
ción sino
concupiscenda) la tenemos todos casi sin excepción, ¿a
quién no le apetece ser más rico o más importante? Los que tienen
este concepto de la vocación no
paran de hal,Jar de igualdad de
oportunidades y lo · que esconden tras ello es una idea de igualdad
de disfrute, cosa material compuesta de bienes y riquezas ¡,o,,,.. go,
zarlas y teoorlas, y cuando del dinero se trata para hacer cosas, como
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viajar, esquiar y hasta fornicar. El safari, el yate, el roche deportivo,
Las Vegas y París bien encendido, normalmente según unos tipos
de deseos popularizados por el cine, 1as novclas y la televisión, es­
pecialmente en sus "spots" publicitarios. Prototipos de cosas y ac­
tos que definen Jo que puede ser un hombre feliz siempre que se
conceda que la felicidad es igual a bienestar.
Muchos políticos, filósofos y legisladores Só ponsaJ,les de este asunto, ya porque estén verdaderamente nven­
cidos de que Bienestar = Felicidad, desdJe un materialismo pro­
fundo, ya porque recordando lo de "panem et circenses" piensan que
con esta
doctrina tendrán bien tranquila a la fiera o masa populru-,
que así dejará a los pocos conscientes en rn,e.rtad de establecerse
cómo y dónde les dé la gana dentro de la escala social Por ello, los
taies filósofos desarrollan un concepto de libertad vlnculado al ape­
tito: "lo que me da la gana", libertad entonces prácticamrote opu,sta
al concepto cristiano de "poder optar por el bien en circunstancias
ooncreras". Ya no es fa libertad interna, espiritual, profunda e in­
alienaJ,le,
sino algo exterior, material, superficial y espcialmente
alienable,
ya que no hay cosa que podamos perder más fácilmente
que los bienes materiales y las riquezas. Tampoco en lo político la
libertad responde así a las ideas de simple sentido común, porque
en [ugar de ser un derecho a acmar en función de unas cap concreras se convierte en un "standard" de cosas que, dando bien-­
estar, definen la libertad como el poder go= de dicho bienestar.
Y, naruralmente, bay qulen obtiene especial provecho sobre todo
cuando
accede al lugar donde se · puede definir, como ahora se ,hace
en Suecia, cuáles serán los bienes que todos han de disfrutar ni
menos, ni tampoco más. Salleroo, en su trabajo "El modelo sueco"
da daros aterradores, pero como pudiera parecer tendencioso de de-­
rechas este autor, recomiendo que se repase lo que se ha publicado
en
Pt>rís-Match este año a propósito de Suecia.
En Suecia todo el mundo está obligado a vivir de um derermi­
nada manera con cierto tipo de vivienda, espectáculos, electrodo­
mésticos, sexo, etc. Pero los impuestos se encargan de hacer prohibi­
tivo el tener um casa original que no responda al modelo. Todo lo
que valore de
alguna manera la personalidad está rigurosamente
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LIBERTAD, SUBJETIVISMO E IGUAWAD DE OPORTUNIDADES
prohibido, perseguido y censurado. Es el único país . donde muchas
obras
no han sido traducidas por considerar que exaltan la perso­
nalidad y esto rige sobre teatro, ópera, cine, novelas, poesía y las
Bellas Artes. Desde · los cinco años, y al parecer pronto oerá desde
los tres, todos los niños están obligados a ir a la escuela donde el
programa es rigurosamente oficial des pornográfica hasta la asignatura de
religión con texto oficial úniro,
que expone que "la religión es una neurosis obsesiva ligada· a carac­
terísticas infantiles", con amplio apoyo en la óptica marxista y psi­
coana!lista. En estas escuelas el espíritu de competición es sistemá­
ticamente rombatido a favor de lo colectivo. El ya muy célebre Olof
Palme proclrunó (antes de sus cuestaciones): "No se va a la es­
cuela pata logra< un resultado personal sino pata aprender a funcio­
nar como miembro de un grupo". Se fabrican hombres de pensa­
miento colectivo según
el tipo Huxley. El Estado finge que las ca­
denas de radio, prensa y televisión son de iniciativa privada, pero
el Ministro de Educación Organ W ailquist, puede decir por la pe­
queña pantalla sin disimulo: "los suecos son intelectualmente pri­
mitivos y subdesarrollados (él se Jo dice) y como la T.V. hace nacer
una vida emotiva e intelectual, crea emociones. Es, pues, insttumm­
to de formación de la opinión". Hay muchos otros daros que me
dejo
pata no alargar, pero vamos a ver los resultados de tan idilico
e igualitario sistema.
A pesar de vivir obligados en pisos, el 70 % de los suecos con­
testan en las encuestas que prefieren casas sepandas. La tasa de
suicidios es
de 22/1.000, infetiot sólo a Hungría, Finlandía y Aus­
tria, superior a Inglaterra y
Estados Unidos. El 25 % de la pobla­
ción sueca está o ha
estado bajo tratamiento psiquiátrico; Suecia es
segunda en jóvenes drogados del múndo y primera de Europa, e
igurumente en delincuencia juvenil. No se pueden dar cifras de abor­
tos y divorcios, porque ya
ni se toman, por excesiva frecuencia_ Pero
Jo más curioso es el resuitado de la igualdad de oportunidrules en
lo· político y económico: unas cinco grandes familias, como la tan
conocida de Ios Bonnier (judíos), dominan toda la vida económica
como revela Roland Huntford, corresponsal del Observer en Esto­
colmo, en su libro "The New Totalitarians" (1972 New York) y
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a este supercapitalismo se adjuota uo equipo político casi permaueute
de unas 600 personas que do¡ninan los eugranajes del Estado.
A la vista de estas resultados se puede afirtnar que la igualdad
de oportunidades
revdlucionaria es uo sist'ellla para que nadie pue­
da
sobresalir de la masa amorfa colectiva, y pa.ra que nadie pueda
estorbar a la minoría verdaderamente dirigente, más pequeña en
este caso que en cualquier otro régimen. O sea, que es uoa de las
más perfectas herramientas pa.ra e'l mayor totalitarismo.
La desgrncia es que el Modelo Sueco está teniendo muchos fer­
vientes
admiradores, desde Giscard de Estaing hasta ciertos españo­
litos que no voy a nombrar. Es que la propaganda es fácil sobre
rodo andando la cuestión se,ruol tan metida de por medio. Un sín­
toma lo representa la conversión
paulatina del dinero en slmbolo
de la libertad. Esa moneda que antes renía la misión única de hacer
compru-ativos
los valores de las cosas diferentes entre sí se ha con­
vertido
en el medio de poder hacer o tener algo. Quien no lo tiene
es ,el esclavo. Los "spots" pubHcitarios lo proclaman sin disimulo:
" ... ha trioofado en la vida". Volvemos al concepto de libre y es­
clavo
auterior al cristianismo, donde 'libre era el vencedor y el
esclavo el vencido. Es curioso comprobar la irritación que muestran
los
poderes públicos ante la mera idea de una empresa autónoma,
una familia que viva por sus propios medios, o simplemeute un ciu­
dadano que desprecie
el dinero; por eso se persigue sañudamente al
campesino, que es el único capaz de adquirir por sí mismo un cier­
to grado
de auronomía.
El modelo sueco puede definirse como una realidad perfecta de
uo socialismo democrático, capitalista y libentl, por lo que nadie debe
sorprenderse de que
también resulte oligárquico, totalitarÍQ, burocrá­
tico, recnocrático y corporatista al estilo fascista. Esta paradoja no
lo es, porque la 1ógica más rigurosa encadena lo socialista con lo
oligárquico o 1o democrático ron lo totalita1"io, a pesar de que la
gente no se haya enterado todavía. Y
esto es lógico únicamente por
la perversión de los conceptos mismos de derecho y libertad.
Nuestro querido amigo Michele Sciaoca en su último artículo
titulado "El derecho como privilegio" comenzaba diciendo, que si
se admite que
cuarlquier ley moral es limitativa de la libertad, y
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LIBERTAD, SUBJETIVISMO E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES
que toda recompensa aun honestamente obtenida además de la in­
teligencia engendran
discriminaciones intolerables, si se .admite que
por ello deben ser perseguidos como enemigos públicos porque es un
dogma el igualirarismo absoluto, resu'lta el absurdo de que todos
tienen derecho a todo sin obligación de rendir cuentas a nadie y
no existe
ya nada (aun lo perverso) a lo cual no se pueda aspirar a
tener derecho. Ento=s se niega que la justicia consista en otorgar
a cada uno !o suyo. El derecho ya no es ley racional, facultad de
obtener y usar un bien
en provecho personal y de la comunidad.
Y la justicia tampoco es reivindicación y defensa de los derechos
p~sonales
o inherentes a la persona. Corno la ley es parte de este
derecho el cual a su vez es el fundamento de la ley y sitve para
juzgarla, también ha de quedar pervertida radicalmente. Porque,
explica
Sciacca, a cada derecho en realidad corresponde un debec.
Sin deberes y sólo con derechos, el hombre está "liberado", "des­
alienado"
de todo y de todos; en ese caso "el deber no existe y la
obligación
mocal no es otra cosa que la inclinación al placee" aña­
de Sciacca citando a Rosmini.
En este punto, en cuanto a lo práctico, tropezamos con el clá­
sico proceso libertario de la Revolución Francesa: primero, se afir­
ma
Jo que describe Sciacca la libertad libertaria sin cauces, ni forma,
ni límites. Esta, entonces, resulta imposible por tropezar pronto
cada "me da la gana" con Otro "me da la gana" del vecino. Sí­
guese entonces el período liberal que afirma libectad sin límites,
pero sólo para aquel que pueda buenamente conseguirlo, envuelto
este período liberal ,en nebulosas especulaciones siempre a favor de
los que tienen el poder y la riqueza, o sea que
han conseguldo esa
libertad.
A este período reaccionan los comunistas negando, final­
mente, 1a libettad individual y afirmando la libettad del colectivo ( el
Estado en Hegel) como única viable. Y, a1 cabo, como ese collecti­
vismo está en manos de unos administradores políticos y económi­
cos privilegiados, concluye por imponerse, bajo varias fórmulas va­
gas y etiquetadas siempre de democracias, la dictadura de un rota·
litarismo y un absolutismo sin límites, como puede comprobatse
hoy en día en todos los países del Este. Con lo cual la p"""""1ón
explicada por
Sciacca concluye dando al hombre lo más contrario a
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la teoría que se le propuso en una praxi, sin libertad real. Y, el
hombre, como abundantemente demuesttan todas las experiencias
conocidas,
termina por encontrarse en abstracto poseedor de todos
los derechos y libertades, pero en lo concrero privado de todos ellos,
ya potencialmente, ya de hecho ronsumado. En esta situación apa­
rece también lo que Sciacca
describe como una sociedad modelo de
sociedad injusta, la sociedad en la que desligado el detecbo del de­
bet aparece como norma el ""privilegio", o sea la excepción a la
ley: el cletecho al trabajo para quien no trabaja o Jo hace mal, el
derecho al estudio para quien no se esfuerza en estudiar, etc. Jungla
de injusticias, sociedad que se destruye a sí misma, dice Sciacca,
que como todas las sociedades injustas clama contra la injusticia y
los privilegios
anhelando llevar a la horca a los privilegiados ... ,
sociedad del resentimiento, la envidia, el odio y el asesino oculto.
Una sociedad donde no
existen ciudadanos ni hombtes, puesro que
nadie
sabe gobernarse a sí mismo ni obrar de acuerdo con principio
alguno. La igualdad en la anarquía de los privilegiados -ooncluye
Sciacca-: he ahí un modo de vida inédito, que será póstnmamente
conocido tras la muerte de toda vida humana.
Sin embargo,
yo ateo que si volviéramos a estudiar el concepto
de vocación auténtica del
que hablé al principio podríamos ver que
hubo
tiempos de bastante auténtica igualdad de oportunidades, pero
no ,en los períodos revoluciona!lios, ni tampoco en esos otrOS pe­
ríodos posrrevolucionarios en los que los autores de la revollución,
después de
conseguit su éxito se vuelven radicalmente conservado­
res, sino en los períodos durante los cuales los pueblos están sanos
y piensan en su edificación duradera. Son esos períodos en !os que ha
existido una arisrocracia abietta, que permitía la promoción perma­
nente
de loo valores auténticos humauos a los mandos de todos los
uiveles según la capacidad demootrada. Uno de esos tiempos se co­
noció en España duraute la primera parte de la Reconquista; Se
cuajaron
enronces unas élites que eran vetdadera garantía pai:a la
Nación, y la expresión de "con vida y Hacienda", aplicada a la
ayuda
que los nolks dabau al Rey, en quien la nación se personi­
ficaba, no era un mero simbolismo, sino que a menudo la abnegación
por el bien nacional exigiría de las aristocracias el llegar a la muerte
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UBERTAD, SUBJETIVISMO E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES
y a la ruina. Cuando se repasa ese período heroico estremece el con­
templlllr la acción de los nobles catalanes y castellanos, cdloni:oadores
y guerreros, campesinos y políticos, lanza y azada, verdaderos funda.
dores de una sociedad estructurada y coherente. Más tarde fas aris­
tocracias se cetraron e impidieron la llegada e incorpotación de nue­
va
sangre y nuevos valotes, habiéndonos quedado la imagen reciente
de esas decadencias, de tantas fam.ilia.s nobles que enrareciendo su
sangre con enlaces entte parientes y defendiendo antes sus privlle­
gios
que sus deberes y funciones, dejaron de ser los vetdackros
"mejores" que la palsbra aristocracia "gobierno de los mejores'"
exige.
Por lo mismo que la mayoría de los hombres tiene vocación de
súbdito ante
las altas tll1"ellS de gobierno (maio si así no fuera), las
aristocracias surgen siempre aunque no con igual calidad. Todos los
países fuertes aunque sean de organización y régimen repuMkano,
socialistas
o comunistas, concluyen ten:iendo aristocracias más o me­
nos administrativas, del pattido, tecoocrá11icas o bnrocrátims, milita­
res, industriales, intelectnales
y cul~es po,:que aún no ha nacido
quien pueda derogar esa necesidad OJristotélica de los pueblos. Y
ptecisameote lo que puede aclarar cuMes son los vetdaderos vallo­
res e, e,a competición que Suecia y el socialismo ahomimn, el es­
fuetro
en la prueba dura, las oposiciones difíciles, potque los mejo­
res oon, en realidad, los que fornan el cheque en Manco y pagan el
ptecio caro.
El desastre de la actual demagogia sobre la igualdad de opor­
tunidades es que, en realidad, los mandos instalados no '1a desean,
promueven pot tanto la mediocridad como ideal, rebajan la difi'.
cultad de las pruebas, facilitan el aprobado en las =eras, aniqui­
lan '1as personalidades sobresalientes y no dejan potVenir más abierto
al ingreso en las aristocracias _necesarias que los nobles decadentes
Jo dejaban al cetrar su nobleza. Y esta mediocridad, cuya propag,w­
da •invade la escuela es la asesina del héroe, pues comienza dicién­
dole
al niño iiusiooado que quetía ser bombero: nada de fuego, nada
de acciones personales, todo en equipo; la técnica apagará _las lla­
mas,
tu sólo tienes que ser uno del montón . . . Y muere '1a ilusión
en una infancia que es amarga ya antes de la pubertad potque le
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J. GIL MORIJNO DE MORA
han prohibido ser heroica: Con el as muerre de las vocaciones, serán unos psicólogos y u1111S computado­
,.. las que decidirán la vocación y la tarea de cada futuro hombre
que
ya oodie podrá llamM vocación.
Para mayor inri la campaña antimilitarista generd da !a punti­
lla a todo conato de heroísmo. El militar-funcioruttio, como el po­
licía, el juez o el sindicalista seráu los hltos del triunfo de'! modelo
sueco.
Y que nadie se extrañe de que una juventud sin otr0 ideal que
el
set uno más en el montón, se desespere y acuda a las posturns
más violentas de todos loo extremismos subversivos, las drogas, la
delincuencia
y el asesinato antes del suicidio final, porque el corazón
vacío y sin fervores ya está muerto "avant la lettre" como diría Fer­
nando Monega,I.
Toda esta maraña de pensamientos equivocados sólo necesita un
poco de sentido común áplicado: que todoo los hijos lo sean igual­
mente nadie lo discute, y la igualdad de la dignidad en cada hombre
como crianw de Dios y meooajero Suyo, como dicie Saint Exupery,
es indiscutible y sMo esa paternidad común la fundamenta. Pero
cada hijo _ es diferente paira suene de la familia humana, que así
cubre un amplísimo abanico de capacidades inipooibles de reunir
en un solo hombre. Cuando decimos que todos reoemos vocación de
súbditos también hemos de decir que renemos vocación de jefes, sea
orud sea el escalón de h vida donde nos toque ejeteer nuestra res-:
ponsabilidad y nuestra capacidad. Yo soy rey en mi casa, lo soy en
mis máquinas y en mis campos, rey con toda la responsabilidad que
supone
tal título hacia las cosas y las personas; rey es el •labradot de
su
arado, rey el totnero en su torno, rey el capataz sobre su equipo
o brigada, como rey es el director en su empresa y el capitán en su
batería;
pero también todos súbditos como súbditos son !os minis­
tros del rey, como debe ser súbdito el mismo rey tmte Dios y ante
Su Pueblo. Una lógica sociedad es una sociedad de Reyes-Súbditos.
Exactamente lo contrario de lo que el socialismo propone, una socie­
dad de
-liberados-sin libertades. Algo de simple sentido común.
Y
•en cuanto a !a igualdad de oportunidades, yo diría que !a
verdadera consistiría en una igualdad de grandes dificultades co­
ronada por lá p;,,moción de los mejores, más selectiva y aunque al-
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LIBERTAD, SUBJETIVISMO E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES
guien me tire piedras, más discriminatoria. Las antipáticas influen­
cias que consiguen puestos inmerecidos, los despotismos y la co­
rrupcióu de quienes conceden rargos y luga,es de mando no tiroen
que ver nada con Jo que estamos diciendo, por supuesto. Pero sí es
cosa que hay
que resa:ltar el que una verdadera igua!ldad de opor­
tunidades para el bien social ha de ser igualdad de dificultlldes, don­
de cada aspirante haya de dar lo mejor de sí mismo para poder
superar
la prueba y · acreditar su capacidad al cargo, porque es de
simple ley natural como la de selección •narura:l de las especies re­
sistentes
que sólo el obstáculo distingue al mejor de los demás, sólo
la competición, la lucha tanto en las disciplinas f!sicas como en las
intelectuales,
es la que permite elegir al mejor. Algo así hace la reina
de un panal cuando para la fucundación, asciende hasta que sólo
uno de los machos sobreviv,, y resiste, y haoe esto aunque para ello
tenga que alcanzar ios niveles en que vuelan los reactores supers6~
nicos como se ha comprobado. No es, pues, facilitando y rebajando
el nivel de las pruebas, exámenes y oposiciones como se consigue
una verdadera igwddad o mejor justicia de oportunidades, sino al
revés, es haciendo
que las pruebas sean verdaderamente discrimina­
torias a favor del más mpaz, o sea endureciéndolas y difiorltándolas
aún más. lll Notario que haya pagado el precio de una difícil _¡,re­
paracióu a sus oposiciones será el conveniente, y no al revés.
En resumen y conclusión, diremos que contra la demagogia de
la igualdad de opommidades (o de posibilidades como decía Fer­
naooo Monegal),
debemos hablar de una justicia de oportunidades.
Claro
que la sola palabra Justicia es menos agradable que la dema­
gógica "Egalité"; porque además, en un ctiretio de justicia de opor­
tunidades, no sólo se ha de ~ en cuenta el sujeto que la recibe
sino la conveniencia de toda la sociedad que necesita la promocióu
no del bueno, sino del mejor. Esto puede parecer impopular y poco
oportuno a cietros hombres de la política actual, tan acostumbrada
a sinuosas untuosidades,
pero se equivocan. El porvenir ( tantas ve­
ces se dice) está
en nuestros jóvenes y es cierto. Nuestra nacióu
será lo que ellos sean. Puen bien, si queremos de verdad atraer a
esa
juventud o por Jo menos a lo mejor de ella, podemos estar bim
seguros de que no serán los programas facilones, 1a proclamación
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del a.ntlheroísmo, ni la promoción de los mediocres la que tendrá
poder de convocatoria. Por el CQD.trario, lo que la atraietá será el que
le digamos desde la infancia qoe el querer ser bombero es cosa tJO
sólo buena sino estupenda, que ha de deseru: hacer sigo g¡mode y
difícil, que bll de prepararse para la lucha y la rompetición y el
heroísmo aunque ese heroísmo las más veces no tiendrá medallas, sino
penas y trabajos, pero que por eso es válido, porque no todos lo
pueden akaoza.r sino sólo los mejores.
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