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Palabras del P. Victorino Rodríguez, O. P. en el acto litúrgico final

CRONICA 'DE LA XXXlll REUNIDN DE -AMIGOS l)E LA _CIUDAD CATOLICA
No te pide ciencia para cornu11icarte con. El; _ te necesita a ti como eres.
V e dejando todo lo que es criatura y ve haciendo silencio en_ tu alma.
Orar-es amar, es vivir en intimidad de hogar con la Familia Divina.
Es decirle todo eso que tienes -en tu alma,_ es po,nerte en su coraz6n de
Padre tal como eres
.. Por e50, la oración unas veces. será h.ablar con el
Señor; otras escucharle; otras, mirarle y sentirte mir(l.do; descansar en
el-pecho del Amigo y .hacerle descansar a El; decirle que si en una en­
tréga total a su amor eterno; .adorar· en postración amorosa; abandonarte
en. -sus brazos de Padre; sentarte en sus rodillas para que te cuente Su
secreto; apoyar tu cabeza como San fuan, en el pecho del divino Maes­
tro; escucharle
de. rodill~·., ccma la Magdalena; mirarle embobado como
los pequeñuelos,· estarte saboreando una frase que sea vida
para tu tilma,

quedarle en silencio, en saboreo y amor. ante una cosa que has -leido
o .que has oido. . . _
Dios.
quiso concedernos todo c'uanta le pidiés~os y sometió a nuestra
oración. innumerables dones
que le serian -arrancados en la medida de
nuestra petición.
Cuando -no oramos, los perdemos. Y por eso, ¡cuántas
gracias perdidas
... ! ¡cuántas cosas _que Dios quiere concedernos!
"Todo cuanto pidiereis · al Padre en mi nombre os lo concederé".
{Todo!
Dando tal fuerza a nuestra oración, que somos omnipotelites .de-.
lante del . Padre. Dios tiene innume,rables gracias colgadas de nueStras·
peticiones, ya que al injertarnos en Jll, nos dio un sacerdocio capaz de
ª"anear · los tesoros infinitos de -su pecho, en derr_amamiento para todos·
los hombres,·
y en el e¡ercicio de este sacerdocio común, nos hace más
fecundos y vitalizadores dentro de -la Iglesia. En la medida que tenemos
a Dios. lo comunicamos a través
de nuestro sacerdocio.
/Qué grande, qui omnipotente, qué poderoso es un hoinbre orando a
los pies del Sagrario ... / Tanto que, ante 111, el cielo_ se abre para volcarse
sobre
la humanidad. A los pies del Sagrario .et; donde ·se aprende a ser
lo que tenemos
que ser y a hacer lo que tenemos que hacer. Ante las
puertas del Sagrario surge
la vocación a la virginidad, al ·sacerdocio, .flo­
rece
la vida-·. misionera y se llena de impulso nuestro corazón, de luz
nuestro entendimiento, de fuerza_ nuestro actuar, para realizar los planes
divinos con
alegría Y· seguridad.
A los pies del Sagrario conseguimos para los
demás y para nosotros
mismos cuanto pedimos, alcanzando el hacernos semejantes a Cristo,
protector . del huérfano y de la
.viuda, -donador de amores, Padre de la
verdadera justicia, camino seguro que nos conduce a la verdadera y
auténtica felicidad».
Hermanos, la familia y el mundo serán de Cristo si nosotros somos
santos .. Que así sea.
PALABRAS DEL P. VICTORINO RODRIGUEZ, O. P.
EN EL ACTO LITURGIGO FINAL
1. Te damos gracias. Señor, por haber compartido nuestra condición
humana haciéndote. familia -con Maria y
fosé, Sagrada Familia dB Naza­
ret, y habernos asociado. a todos al gran misterio _ de
Vida Trinitaria.
Queremos ser
hermanos y hermanas y_ madre tuyos acogiendo tu palabra
en comunión
con el Padre _en el Espíritu Santo.
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Fundaci\363n Speiro

CRONICA DE LA XXXIII REUNION DE AMIGOS DE LA CIUDAD CATOLICA
2. Te damos gracias, Señor, por haber instituido el gran sacramento
del matrimonio cristiano del que nacemos, y
a la
Igle:;ia como gran fa­milia en la que se integran las demás familias como iglesias domé:;tica:;. 3. Te damos gracias porque has querido que a nuestras familias las presidiera una Madre común, que es tu misma Madre, Hija del Padre y Espo:;a del Espíritu Santo, con pre:;idencia de amor, de gracias y de mi­
sericordia, a la que un buen hijo suyo, Fray Luis de Granada, cantaba
como «rosa de paciencia, lirio de castidad, violeta de humildad y verdura
de esperanza». Crucemos,
pue:;, con ella el umbral de la e:;peranza, en expre:;ión de Juan Pablo JI. 4. También te damos gracias porque en estos últimos años de gran
crisis de la verdad sobre la familia has .inspirado a tus Vicarios los Ro­
manos Pontífices -Pío XI, Pío XII, Pablo VI, Juan Pablo 11-velar
sabia y valientemente por los grandes valores de la familia unida en
la
civilización del amor,
y hacer frente a las múltiples y persistentes amena­
zas a su institución sacra, a su unidad indisoluble, a su fecundidad amo-rosa. a la convivencia hogareña en paz. · 5. Nuestra acción de gracias se extiende también a los organizado­res de esta XXXIII Reunión de amigos de la Ciudad Católica en el Afio Internacional de la Familia; a los selectos conferenciantes, expertos en Filoso/ta, en Etica, en Derecho. en Medios de Comunicación Social, que
sienten profundamente la crisis de la verdad sobre la familia.
6. Te pedimos luz; fuerzas y confianza para mantener a flote, según
nuestras responsabilidades, esta entidad social básica, «célula de
la socie­dad». «el patrimonio más originario y sagrado de ta·humanidad», «iglesia
doméstica».
7. Deseamos y pedimos con Juan Pablo II, con esperanza teologal,
que la civilizaci6n del amor en que ha vivido la famüia cristiana tradicio­
nal no se_ convierta en una civilizaci6n de la muerte, dando paso legal
al aborto libre. a la eutanasia directa y a la destrucción de la misma ins­
titución familiar con la aceptación social y amparo legal de las parejas
homosexuales.
8. Si los fallos morales en la vida familiar siempre han existido y se han lamentado, en nuestro presente de la España democrática y socia­
lista, las dolencias familiares son más radicales e ideológica8; responden
a actitudes filosóficas, éticas, juridica:;, sociológica:;, propagandistica:;. Se justifica el divorcio, el aborto, la eattmasia, la -fecundación artificial, el
control de la natalidad, y todo ello se legaliza paTa que lo que se vive
en la calle tenga fuerza de ley. La ética cristiana cede ante una «ética
civil» callejera, con el aval de algunós moralistas católicos. 9. En esta acción de gracias por el don de la familia cristiana y por la verdad que sobre ella se ha impartido aquí estos días, no podemos
omitir mencionar el gran· don de la presencia ejemplar de la Madre
de Nazaret en todas las madres cristianas, mantenedoras de la civilización
del amor en las familias,
y verdadero&' sacerdotes de la iglesia doméstica.
Se ha dicho bellamente que la casa es el vestido de la familia, y a la casa la constituye principalísimamente la esposa y la madre. 10. Te pedimos, finalmente, Señor que nos libres de la plaga tele­
visiva, diabólicamente corros.iva del santaurio de la familia cristiana, y del ambiente hedonista y utilitarista, fuente de tanta:; corrupciones, que
anula u obnubila el sentido de la responsabilidad moral u honestidad.
¡Sagrada Familia de Nazaret, ruega por nuestras familias!
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