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El cambio sociológico en España

EL CAMBIO SOCIOLÓGICO EN ESPAÑA
POR
JOSÉ MARIA ALslNA
INTRODUCCIÓN
Analizar los cambios sociológicos ocurridos en España en los
últimos veinticinco años no es una tarea fácil si no quere1nos
quedarnos en los tópicos acerca de la modernización del país o
en algunos datos estadísticos, siempre susceptibles de interpreta­
ciones diversas y
de importancia discutible. Por otro lado, como
es el caso que nos ocupa, si se tiene en intención de sacar algu­
nas consecuencias prácticas ta1npoco es fácil, hay 1nuchas posi­
bilidades
de que la principal conclusión sea una lamentación
pesimista y estéril.
Volva1nos al juicio a que anterionnente nos referíamos de
modernización, e intentemos precisar su alcance. Modernización,
en el significado convencional más frecuente, no tiene como
único componente específico, el progreso económico y el bie­
nestar social.
Es un proceso caracterizado por una serie de cam­
bios en los 1nodos de vida, costumbres, valores, legislación, ins­
tituciones, y otros que tienen en común su carácter no tradicio­
nal,
aunque seria 111ás preciso decir que son can1bios propios de
una sociedad que va perdiendo sus señas de identidad cristiana,.
Es un proceso que, según afinnan, nos acerca cultural y social­
mente a los países más desarrollados.
Algunos aspectos del cambio
de los que no voy a tratar se
refieren a aspectos meramente externos: más coches, tnás televi­
sores, más autopistas, más
bienestar económico, más informati­
zación, más universitarios y otros muchos "mases", al 1nismo
Verbo, núm. 371-372 (1999), 37-61. 37
Fundaci\363n Speiro

JOSÉ MARÍA ALS/NA
tiempo hay otros índices sociales que también están caracteriza­
dos por su ritmo de crecimiento y son significativos del carácter
global
de este proceso: más delincuencia, más cárceles, más poli­
cía, más droga, 1nás sida, más enfermos depresivos, 1nás suici­
dios, más eutanasia, más abortos,
1nás divorcios y otros 1nuchos
"mases". Hay que subrayar que estos "mases" no sólo lo son en
ténninos absolutos sino también en relativos. Junto a ellos otros
"menos11: 1nenos natalidad, menos fecundidad, menos nupciali­
dad, alcanzado niveles tan ínfimos,
en algunos casos, que ponen
en peligro la misma supervivencia de la sociedad. Este fenó­
meno no es exclusivo de la sociedad española, es común a todo
occidente, pero
en España presenta, como podre1nos comprobar
a través de algunos datos, una especial radicalidad.
Ante la imposibilidad
de referirnos a la totalidad de los índi­
ces de cambio, nos centraremos exclusiva1nente en el análisis de
algunos aspectos demográficos que nos servirán de base para
poder reflexionar sobre el tema del cambio social en España en
los últimos decenios.
Tendencias demográficas
La población es el referente básico del análisis sociológico. El
estado de la población junto al movimiento poblacional es punto
de partida para conocer una sociedad. En el análisis de los fac­
tores explicativos
de las variaciones y tendencias de estos datos
se nos
pondrán de manifiesto las tendencias más profundas de
una sociedad, tendencias que nacen de las actitudes y conductas
relacionadas con las realidades básicas de la vida y la muerte y
su vinculación con la vida familiar. Es decir, con lo que constitu­
ye la urdimbre y al mismo tiempo origen y fuente de la vida
social.
El primer dato que es importante destacar es la evolución
de los nacimientos y defunciones en España. De 1975 a 1991 el
número de nacimientos ha pasado de 110.336 a 56.612, se ha
reducido aproximadamente a la mitad. En cifras relativas signi­
fica pasar
de una tasa de natalidad (nacidos vivos por mil habi-
38
Fundaci\363n Speiro

EL CAMBIO SOCIOLÓGICO EN ESPAfvA
tantes) de 19.5 a 9.3. Como referencia hay que tener presen­
te
que en 1991 la media de las tasas de natalidad en Europa es
de 11.2.
l ------X---Nacimiai.toe - - - -Defunciones
NACIMIENTOS Y DEFUNCIONES 1960-1995
700.000
600.000
500.000
400.000
"' ~
~
--------
~-----~ 300.000 ~------------_.
200.000
100.000
o ' ' . ' ' . .
1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995
CUADRO 1
La evolución reflejada en el gráfico (cuadro 1) es muy evi­
dente y el hecho más detacado es la
calda de la natalidad, que
junto
con una mortalidad en cifras absolutas estable, o incluso
con cierta tendencia al alza, da lugar a que nos acerquemos a una
situación muy próxima al crecimiento negativo, esto será una rea­
lidad próxima si no cambian algunas de las variables determi­
nantes de esta tendencia. Difícilmente
se puede pensar en un
cambio importante en la reducción de la mortalidad, a pesar de
que la esperanza de vida vaya aumentando en los próximos
decenios, este aumento es lento y
no tiene repercusión significa­
tiva
en los cambios de la mortalidad, ni en cifras absolutas ni tam­
poco en los indices. Respecto al indice de natalidad, hay un
hecho que va a influir en los próximos inmediatos años: es la lle­
gada a la
edad de contraer matrimonio y de tener hijos de las
generaciones más numerosas, son los hijos de la década de los
sesenta y principios de los setenta, quizá durante un período que
39
Fundaci\363n Speiro

JOSÉ MARIA ALSINA
puede durar entre cinco y diez años, el proceso a la baja no sea
tan rápido como en último período, pero estos cambios no pare­
cen tener la suficiente entidad c01110 para contrarrestar las ten­
dencias a
la baja y, en cualquier caso, de no haber otros cambios,
esta tendencia será mucho más pronunciada cuando lleguen a la
edad de contraer matrimonio las generaciones 1nenos numerosas.
Sólo podría darse un cambio de tendencia si
se llevaran a cabo
unas políticas de eficaz apoyo a la familia que propiciaran acti­
tudes y valores más favorables a la transmisión de
la vida y a la
institución familiar. Todos estos hechos hacen presumir que esta
tendencia
se mantendría e incluso hay posibilidades que se agu­
dice aún más.
Es un hecho muy notable el que este cambio en la na¡alidad se
haya producido de una manera rapidísima y casi repentina a partir
de
1975, el cambio político ha tenido una incidencia decisiva en el
cambio de actitudes y valores. Si comparásemos esta evolución res­
pecto a otros países cercanos podriamos constatar cón10
Rspaña
tenía una natalidad muy superior a Europa en la década de los 70,
pero después de esta caída ha llegado a unos niveles semejantes o
inferiores. Esta comparación se podrá establecer con mayor claridad
e ilnportancia
en lo referente a los índices de fecundidad.
40
100 95 PIRAMIDE POBLACIÓN DE ESPAÑA.1991
90 85
80 HOMBRES
MUJERES
75 70 65 60 55 50 45 40 35 30 25 20
15
10
5
Q__+----+--
400000 300000 200000 100000 O 100000 200000 300000 400000
CUADRO 2
Fundaci\363n Speiro

EL CAMBIO SOCIOLÓGICO EN ESPAÑA
La evolución de los últimos decenios de la población espa­
ñola queda claramente reflejada en las pirá1nides de población.
Como se puede observar, la pirámide del año 1991 (cuadro 2)
tiene una base muy reducida, fnno de la reducción de la nata­
lidad de los últünos años, si continúan las mismas tendencias
tendríamos dentro de unos
pocos años una pirámide invertida,
propia de un país envejecido y con unas pérdidas de población
presentes o futuras muy importantes.
Estas mismas tendencias quedan reflejadas en las cifras del
reparto
de la población por grupos de edades y su evolución en
las últimas décadas (cuadro 3). Se puede observar cómo han evo­
lucionado los porcentajes de la población de edades superiores a
los
sesenta y cinco y setenta y cinco años. En el año 1960 el por­
centaje de mayores de sesenta y cinco años era del 8.22%, mien­
tras que en el año 1991 era del 13.82%, mientras que la pobla­
ción correspondiente a los de mayores de setenta y cinco pasó
del 5.67% al 2.68% respectivamente. Esta situación es fruto de
una doble tendencia, mayor esperanza de vida y 1nenor natali­
dad, el resultado es el crecimiento del índice de dependencia de
viejos respecto a los adultos. En otros ténninos: crecimiento de la
población económicamente dependiente de los que están en
edad laboral. Frecuentemente se hace mención de este proceso
de envejecitniento poblacional por las graves consecuencias que
puede tener en el futuro del llamado estado del bienestar, y en
concreto en la continuidad de las prestaciones de jubilación. Ante
estos hechos tan patentes, ya es convicción común, no sie1npre
manifestada por motivos de conveniencia política y ante el temor
de alarma sociál, que será nmy difícil, para no decir imposible,
continuar con el actual siste1na
de dichas pensiones.
Otro dato importante para analizar el estado de la población
y especialmente las tendencias poblacionales es el índice sintéti­
co de fecundidad, a veces también denominado índice de fertili­
dad. Está calculado a partir de los índices de
fecundidad por eda­
des de las nmjeres comprendidas entre quince y cuarenta y
nueve años.
Este índice global nos pennite conocer el número de
hijos por mujer en edad de procrear en una sociedad detennina­
da, y, al no estar afectado, c01no ocurre con el índice de natali-
41
Fundaci\363n Speiro

"" N
CUADRO
3.-Estructura
de
la
población
po.r
edad
e índices
de
envejecimiento
y dependencia.
España,
1960-1991
.
Jóvenes
Adultos
Viejos
TOTAL
0-15
%
16-64
%
65+
%
1960
····-·
8.889.914
29,18
19.069.663
62.60
2.505.165
8,22
30.464.742
1970
......
10.020.269
29,44
20.729.349
60,90
3.290.679
9,67
34.040.657
1975
......
10.702.308
29,72
21.552.191
59,85
3.757.760
10,43
36.012.259
1981
.....
10.350.481
27,47
23.096.160
61,29
4.236.717
11,24
37.683.358
1986
......
9.294.270
24,16
24.489.653
63.65
4.689.409
12,19
38.473.332
1991
......
8.203.979
21,18
25.l
70.842
65,00
5.352.353
13,82
38.727.174
.
Q+V)/
A:
porcentaje
de
jóvenes
y viejos
sobre
adultos.
JI A:
porcentaje
de
jóvenes
sobre
adultos.
V/ A:
porcentaje
de
viejos
sobre
adultos.
.
Índices
Población
> 75
sobre
el total
de
dependencia (por
cien)
. %
(J+V)/A
]/A
V/A
100
815.433
2,68
59,76
46,62
13,14
100
1.109.133
3,26
64,21
48,34
15,87
100
1.275.815
3,54
67,09
49,66
17,44
100
1.577.301
4,19
63,16
44,81
18,34
100
1.911.214
4,97
57,10
37,95
19,15
100
2.196.167
5,67
53,86
32,59
21,26
el ~­~ ~ ~ "i Se
Fundaci\363n Speiro

EL CAMBIO SOCIOLÓGICO EN ESPAÑA
dad, por la composición de la población por edades, refleja con
mayor precisión la natalidad y especialmente permite prever las
futuras variaciones de la población.
Si en valor de este índice en
una detenninada sociedad es superior a dos esto significa que
está garantizado el relevo generacional, es decir, que la población
tenderá a estabilizarse. Cuando es inferior a este valor, pode1nos
prever un envejecimiento de la población y a no muy largo plazo
un decrecimiento demográfico. Las generaciones sucesivas serán
cada vez menos numerosas de una forma progresiva, con-efectos
multiplicadores respecto al
descenso poblacional. Como todas las
previsiones demográficas, se trabaja
con el presupuesto de una
cierta constancia en las actitudes procreativas de una población.
Vea1nos
qué ha ocurrido en este índice en los distintos países
europeos desde 1960 (cuadro 4). La tendencia general es el des­
censo, sin embargo,
en los cuatro grupos de países reflejado en
este cuadro hay algunas diferencias muy significativas. La infle­
xión hacia la baja se inicia aproximadamente hacia 1965, aunque
en España el cambio no se produce de forma clara hasta después
de 1975, coincidiendo con el cambio político como ya habíamos
c01nentado anterionnente. Los co1nportamientos irregulares en
los paises de la Europa del Este reflejan las alternancias en las de
políticas demográficas que tuvieron lugar en los últimos decenios
de gobierno comunista. Ante la alanna provocada por la caída de
la natalidad se llevaron a cabo políticas familistas que no tuvie­
ron continuidad ante la pobreza de resultados. Entre 1980 y 1985,
la 1nayor parte de países europeos llegan a valores 11úni1nos, muy
por debajo del índice significativo de dos. En estos años se
empiezan a llevar a cabo en estos países todo un conjunto de
medidas de apoyo a la maternidad y a la natalidad con conse­
cuencias
que quedan reflejadas en los gráficos. Se ha detenido la
caída
de la fecundidad, aunque, en general, no ha sido suficien­
te
para alcanzar valores superiores a los que aseguran el relevo
generacional. Sólo Suecia e Irlanda,
cada uno por razones diver­
sas, 1nantienen valores superiores a dos. Son
conocidas las medi­
das
de apoyo a la maternidad que están vigentes en Suecia, mien­
tras
que Irlanda siempre ha mantenido un con1portamiento
pobladonal díferenciado respecto a los restantes países europeos.
43
Fundaci\363n Speiro

JOSÍ1 MARIA ALSINA
CUADRO 4.-Índice sintético de fecundidad,
países europeos desde 1960
•...----~--------,--. ·~~---------..,.-4
'
3,5
2
I..S
Irlanda
:;"
SuiZD.
1960 1965 1970 1915 1980 1985 1990
3,5 3,5
3 3
2.5 ,2.5
2 2
1,5 1.5
·~-----------~·
3,5 3.S
3 3
2.5 2,5
2 2
1,5 1.5
1 _., ____________ __
1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990
' , Irlanda
' 1
1
Noruega ' .. ~··"···-..
Dinamarca
1960 1965 1970 1915 1980 1985 1990
1960
1965 1970 1975 [980 1985 1990
Fuente: VAN DE KM, 1988; MONNIER, 1992, y EUROSAT, 1991
44
3..S
3
2
1,5
3,5
3
2,5
2
1,5
Fundaci\363n Speiro

EL CAMBIO SOCIOLÓGICO EN ESPAÑA
La explicación parece encontrarse en la vigencia· de los valores
cristianos en la sociedad irlandesa. Finalmente, lo más destacado
respecto a
España: en 1975 tiene uno de los indices de fecundi­
dad más altos de toda Europa; en la actualidad, después de un
28
27 .¡.____¡_.....,_.¡.___¡_.....,_+--t---1-+-t---1-__ -_-l_fe.~.--1...c+--1 -----------·
26 +--.. -----.. -~-~----,.-~-~--~----~-~---~t---1t--t---+--+--t--t--1--
25
-2,
23 .¡._--1"-+-+--+-+-+--t----1-+-+--+-+-+--r-"""1
22 +--1----1--+-+--+--+--t---;--+--+--+--t--t---+--
21
1=1=1=1=1-1M01M11-19~1-1_1_1_1-1M91=
J --mujeres · ······hombres I
Edad nll·dia al p.-inw.-mat.-innmio (EMPM ), Espaila 1975-90
1100
1000
··---900 R.-.. 800
~--700
600
500
400
300
200
100.¡._--l"-+-+--+--+-+--t---;-+-+--+-+--+---;--,
o ~--l,--1---+--+--+--t--<--t--t--+--t--t--t--,.--
1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 19B2 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990
1--mujeres ·······hombres 1
Índice sintétioo de primeros matrimonios (.ISPM), Es1>aña 1975-90
Fundaci\363n Speiro

JOSÉ MARÍA ALSINA
Separación e) ..
Divorcio ......
RUP'llJRAS MATRIMONIALFS
1
DISOLUCIÓN DEL MATRIMONIO EN EsPAN'A
NÚMERO DE CASOS REGISTRADOS
1981 1982 1983 1984 1985 1986
6.851 17.436 19.651
22.224 25.046 28.053
9.483 21.463
19.306 17.656 18.291
19.487 1987
31.153
21.126
Separación
..
Divorcio ....
1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995
34:672 36.272 39.758 39.918 43.491 47.546 49.371
23.063 23.191 27.224 26.783 28.854 31.522 33.104
Total separaciones . . . . . . . . . . . . 474.702
Divorcios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 342.982
(') La sepa.radón es paso legal previo al divorcio
11 111
1988
33.240 22.449
DIVORCIOS EN LA UNIÓN EUROPEA
(tasa por 1.000 habitantes)
DURACIÓN DEL MATRIMONIO QUE ACABA
EN DIVORCIO (en años)
En enlaces celebrados en las siguientes décadas
1995
Alemania . . . . . . . . . 2, 1
Bélgica . . . . . . . . .
3,5
Dinamarca . . . . . . . . 2,5
España ................ o,s
Francia . . . . . . . . . . . . . . . 2,0
Grecia. . . 1,1
Holanda. . . . . . . . . . . . . . . 2,2
Irlanda
..... .
Italia . . . . . . . . . . . . . . . 0,5
Luxemburgo. . 1,8
Portugal. . . . . . . . . . . . . 1,2
Reino Unido. . . . . . . . . . 2,9
Austria. . . . . . . . . . . . . . . . 2,3
Finlandia . . . .
2, 7
Suecia . . . . . . . . . . . . . . . . 2,6
Media ................. 1,8
Alemania ...
Bélgica ....
Dinamarca ..
España ....
Francia ....
Grecia .....
Holanda ....
Irlanda.
, Italia
......
Luxemburgo.
Portugal
....
Reino Unido.
Austria
.....
Finlandia ...
Suecia .....
Media .....
1960/69
12,8
-
14,2
29,0
17,0
-17,4
-
22,1
17,0
23,I 16,7
11,8
15,8
-
-
Fuente: Eurostat, est.adisticas demograficas. Fuente: Eurostat.
CUADRO 6
46
1970n9 1980/89
11,5 10,5
16,3 14,7
12,0
10,8
22,0 15,0
15,2 13,7
13,6 11,5
14,6 12,2
- -
19,6 16,3
15,0
12,4
18,2 14,9
13,4 12,0
11,4 10,5
14,0 13,5
13,1 12,0
13,8 12,3
Fundaci\363n Speiro

EL CAMBIO SOCIOLÓGICO EN ESPAÑA
descenso espectacular y acelerado, alcanza uno de los índices
más bajos
de todo el mundo (1995: 1.2). Es un comportamiento
análogo al
de otros países del mediterráneo, pero más acusado
por su rapidez y continuidad. España, Italia, Portugal y Grecia
son países de tradición cristiana que han sufrido, en los últimos
años,
un proceso de intensa secularización.
En los cuadros
5, 6, 7 y 8 quedan reflejados una serie de
datos que no exigen grandes explicaciones y que nos pueden
ayudar a explicar el descenso de la fecundidad. En primer lugar
se tienen menos hijos
porque ha descendido notable1nente el
índice
de nupcialidad (tasa de matrimonios por mil habitantes).
CUADRO 7.-ImUcado.res de .ruptura matrimonial, 1981-1991
PorI0.000 Por100
habitanres matrimonios
Aflos Separa-Divorcios Separa-Di!){)rcios Separa-Dir"01-cios cio,res
clones clones
1981 .......... 6,880 9,483 1,83 2,52 3,41 4,69 1982 ... 171>/9 22,578 4,74 5,99 9,2; 11,68
1983 """"" 19.651 19,306 5,19 5,10 10,02 9,84
1984 """"" 22.834 17,656 6,00 4,64 11,56 8,94
1985 '"" 25,046 18,291 6,56 4,79 1254 9,16
1986 .......... 27,553 19,234 7,18 5,01 13,25 9,25
1987 31,153 21,326 8,10 5.55 14,44 9,88
1988 .......... 33.240
22,449 8,62 5,82 15,18 10,25
19S9 .......... 34,672 23,063 8,97 5,96 15,66 10,41
1990 """"" 36,272 23,191 9.36 5,98 16,;; 10,52
1991 """" 39,758 27,224 10,23
7,00 18,75 12,84
NOTA; Los utilizados sobre d total nalc::s. FuENTE: Elaboración propia a partir de los datos del Consejo Superior del Poder Judicial, el
Movimiento Nacional de Población y los Censos de Población correspondientes (lNE).
En 1975, 8.1; en 1995, 5.0. Del mismo modo que ocurría en la
fecundidad, España tenía
en 1975 un índice superior a la media
europea; hoy,
por el contrario, es inferior a esta inedia. En los
últi1nos años se
ha estabilizado co1110 consecuencia de llegar a la
edad de casarse de las generaciones 1nás numerosas, lo cual hace
previsible que a partir del 2005, cuando empiecen a llegar a la
edad de contraer matrimonio las generaciones posteriores a 1975
la caída del índice de nupcialidad puede ser espectacular. En
segundo lugar, se ha retrasado la edad de casarse, aproximada-
47
Fundaci\363n Speiro

JOSÉ MARIA ALSINA
lAs CIFRAS DEL MATRIMONIO
LA EVOLUQÓN EN CATALUÑA
1975 45.865 1991 ... 32.491
1986 29.425 1992 ... 32.107
1987 30.416 1993 ... 30.068
1998 31.368 1994 30.044
1989 32.031 1995 ... 30.745
1990 31.790
TASA DE MATRIMONIOS (por 1.000 habitantes)
Cataluña España Unión Europea
1975 8,1 7,6 7,2
1986 ........ ' 4,9 5,4 5,9
1990 5,3 5,7 6,0
1991 ....... ' 5,3 5,6 5,7
1992 5,3 5,5 5,4
1993 4,9 5,2 5,3
1994 ......... 4,9 5,0 5,2
1995 5,0 5,0 5,2
EDAD MEDIA EN EL PRIMER MATRIMONIO ( Catalufia)
Hombre Mujer Hombre Mujer
1975 26,2 23,7 1993. 28,6 26,4
1981 25,8 23,4 1994 ..... 28,8 26,8
1986 26,7 24,5 1995 ..... 29,0 26,9
1991 28,0
25,9
MA1RIMONIOS SEGÚN EL TIPO DE CELEBRAQÓN (en Cataluña)
1986 1991 1994 1985
Católico '' ....... 21.894 22.755 20.747 21.307
Otras religiones .... 509 31 90
98 Exclusivamente civil, 7.022 9.705 9.207 9.340
% exclusivamente civil. 23,9 29,8 30,6 30,4
D1sowaóN DE MATRIMONIOS (en Catalufia)
1986 1991 1994 1995
Separaciones ...... 5.253 8.169 9.508
9.732
Divorcios ...... 4.304 6.254 7.122 7.681
CUADRO 8
48
Fundaci\363n Speiro

EL CAMBIO SOCJOLÓGJC:O EN ESPAÑA
mente en este mismo periodo (1975-1995) unos tres años, junto
con el tiempo que tarda en llegar el primer embarazo explica la
edad relativamente tardía en el que los matrimonios tienen el
primer hijo. Solamente este hecho bastaría para explicar un des­
censo notable de la fecundidad. En tercer lugar
la ruptura matri-
1nonial, en este caso también, hay que señalar una situación dife­
rencial de España respecto a la media europea: en 1975 la tasa
de divorcios por mil habitantes era en España 0.8, mientras que
la media en la U.E. era de 1.8. España es aun un país poco divor­
cista, si bien podemos constatar desde la entrada de la ley del
divorcio
en 1981 un aumento continuado de divorcios y separa­
ciones, hemos pasado de
un total en 1982 de 38.899 a 82.475
en 1995.
Finalmente, otro dato también diferencial es el de hijos extra­
matrimoniales (cuadro
9). En los países nórdicos está próxima si
ya
no es superior la natalidad extramatrimonial a la matrimonial,
en otros países europeos, como es el caso de Francia e Inglate­
rra
ha habido en los últimos años un crecimiento espectacular,
llegando a tasas cercanas al 30%, mientras que en España esta­
mos por debajo de un 10%, aunque también en este caso, a par­
tir de los años setenta, se ha producido un aumento muy consi­
derable (se ha triplicado). En estos datos también encontramos
una explicación a la baja fecundidad en España. En nuestra socie­
dad la presencia y estabilidad de la institución matrimonial es
condición necesaria para la transmisión de la vida.
Analizar todos los factores
que inciden directamente en esta
situación es una tarea que desborda las posibilidades de esta con­
ferencia. Me parece muy importante subrayar la importancia de
la mentalidad antinatalista y la situación jurídica de la institución
familiar.
La mentalidad antinatalista
El primer hecho importante es que como consecuencia de
este descenso de la natalidad en los países occidentales se está
rompiendo biológicamente la cadena de la transmisión de la vida,
49
Fundaci\363n Speiro

JOSÉ MARIA ALSINA
so
45
40
35
30
25
20
15
10
5
CUADRO 9.-Proporción de nacimientos extramatrimoniales,
países europeos desde 196o (%)
50 50 -------------50 ...........
45 45
40 40
35 35
,_ 30 30
25 25
20
20
15 15 _ _., ... lria
10 10
5 5
I _.--¡ ,/ r'
.... /·
.., .. / .... l,landia , ...... , !
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Suecia / /
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45
40
35
30
25
20
15
IO
5
o o º"'-----------~º 1960 1%5 1970 1975 19S0 1985 1990 1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990
S0-------------50 50------------50
45
40,
35
30,
25
20
15
10 ····~ .......... "°""."'·--····· ;""J'-
45 45 -q5
40 40-40
l-35 35. 35 , ROA
l-30 30-30
l-25 25-' 25
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l-20 20-
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o ' 1 1 o 1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990
5 • ~~-1-5
-o ' o 1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990
Puente: VAN DE KM, 1988; MONIER, 1992, y EuRosrAT, 1991
50
Fundaci\363n Speiro

EL CAMBIO SOCIOLÓGICO EN ESPAÑA
lo cual tiene una gran importancia tanto por las actitudes cau­
santes
de este hecho como por las conseruencias gravísilnas que
va a generar. Los demógrafos han discutido y siguen discutiendo
acerca de las explicaciones posibles de esta realidad. Frecuente­
mente se pone énfasis
en las dificultades económicas que tienen
los jóvenes para iniciar
su vida fa1niliar, no negamos la existencia
de estos factores, pero no nos parece una explicación suficiente.
Se trata de un cambio de mentalidad profunda, cambio que da
lugar a una mentalidad antinatalista. Esta 1nentalidad antinatalista
de occidente no es meraménte fruto de una actitud consumista y
de búsqueda de bienestar material. El móvil egoísta y hedonista,
evidentemente,
ha influido de forma decisiva, pero no hay que
olvidar algo más sutil, pero quizá más penetrante en la mentali­
dad actual. En nuestra cultura moderna se ha producido un cam­
bio radical respecto a la transmisión de
la vida. La prioridad está
en la voluntad y, en todo caso, en la inteligencia, capaz de con­
trolar técnicamente el proceso reproductivo, la capacidad gene­
rativa
de la naturaleza humana ha pasado a un segundo plano.
Parece como si se hubiera finaln1ente alcanzado lo
que Goethe
declaraba
en el Fausto como la más ansiada aspiración del hom­
bre: ejercer
su dominio sobre la vida y la muerte. Primero, se
secularizó la vida del
hombre, la generación ya no es procrea­
ción.
Los hombres no son los colaboradores de Dios en la for­
mación
de una nueva vida hmnana, posterionnente también se le
discute
su carácter natural. La reproducción es fundamentahnen­
te
un proceso técnico-médico fn1to exclusivo de una decisión
humana incondicionada. Desde esta perspectiva, los métodos
contraconceptivos, la fecundación artificial e incluso el aborto
participan del mismo principio. Son actos
en los que se mani­
fiesta la voluntad humana y el dominio técnico
de los procesos,
reproductivos. De este modo se habrán superado los riesgos
que
se originan de dejar al amor, o a los sentimientos o la tendencia
sexual
de la naturaleza, la iniciativa o la causa principal de una
nueva vida.
El resultado de esta mentalidad es la infecundidad. Este es el
gran problema de la civilización occidental. La génesis de esta
1nentalidad tiene
una larga historia, hace tnás de cincuenta años
51
Fundaci\363n Speiro

JOSÉ MARÍA ALSINA
O. Spengler explicaba los orígenes de esta infecundidad. Cuando
se necesitan "motivos" para tener niños, es un signo de profun­
da crisis en una civilización. Lo 111ás grande que tiene la natura­
leza humana, la capacidad de transmitir la vida se hace proble­
mática, temida y finalmente
no deseada. "La infecundidad del
hombre civilizado -afirma Spengler-, es ni más ni menos una
propensión metafisica a
la muer.te. El último hombre de la gran
urbe no quiere
vivir, se aparta de la vida. No nacen niños; y la
causa de ello no es, solamente, que los niños se han hecho impo­
sibles, sino, sobre todo, que no se encuentran motivos que justi­
fiquen su existencia ... inteligencia y fecundidad van unidas en las
familias viejas y
en los pueblos viejos y en las culturas viejas ... el
gran ca1nbio sucede cuando en el pensamiento consuetudinario
de una población muy culta aparecen "motivos• para la presencia
de niños, pero cuando en la conciencia aparecen motivos que
plantean problemas vitales, es que la vida misma se ha hecho
problemática. Entonces comienza a notarse una leve limitación
de la natalidad. Este descenso de la natalidad se funda primero
en la necesidad material. Pero más tarde ya no se le puede
encontrar fundamento alguno ... El matrimonio es un problema
de
arte aplicado y lo que importa es comprenderse 1nutuamente.
Qué más da que la infecundidad sea debida a que la dama ame­
ricana no quiera perder el acudir a las reuniones sociales o que
la parisiense tema la ruptura con su amante o que la heroína ibse­
niana se pertenezca a sí misma. Todas se pertenecen a sí mismas
y todas son infecundas ... La abundancia de niños pasa por algo
provinciano, el padre de numerosa prole es
en las grandes ciu­
dades una caricatura ... En este estadio comienza pam todas las
civilizaciones por un período varias veces secular
la horrorosa
despoblación. Desaparece
la pirámide humana capaz de cultura.
El desmonte empieza por la cúspide, primero las ciudades 1nun­
diales, luego las provincias y, por último, el campo que contiene
durante algún tiempo la despoblación de las ciudades enviando
a ellas
su propia población" (La decadencia de Occidente).
Esta mentalidad antinatalista, es propia de una "cultura de la
muerte" como
ha señalado reiteradamente Juan Pablo II. Aborto
y suicidio son dos de las expresiones más significativas de esta
52
Fundaci\363n Speiro

EL CAMBIO SOCIOLÓGICO EN ESPAÑA
cultura de la muerte. Podemos comprobar en los cuadros 10 y 11
el crecimiento que han tenido los índices respectivos en los últi­
mos años.
CUADRO 10.-Suicidios en España, 1980-1994
3.500 -
1.000 ! = ¡
500 ¡
~ o 1980 1981 1982 1983 1984 t98S 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1m 1994
Familia y sociedad
Hemos hecho mención de forma reiterada de los aspectos
singulares del caso español. Especialmente su infecundidad,
España es el pais con menor fecundidad de toda Europa, con
una
tendencia a la baja que parece que va a continuar en un futuro
próximo.
¿Qué ha pasado en España en los últimos años? Balmes,
comentando la situación española en el siglo pasado a finales de
los cuarenta en un artículo sobre "La esterilidad de la revolución
en España", hacía notar también la singularidad del caso español.
La revolución liberal en España ha triunfado políticamente, igual
que en Francia y otros países europeos, sin embargo se ha 1110s­
trado estéril e impotente para penetrar en la vida cotidiana de la
mayor parte de los españoles. La fonnas de vida continuaban
siendo sustancialmente las
mis111as, por ello no es extraño que el
liberalismo español afinnase de forma pública y reiterada que era
necesario cambiar el "natural" de los españoles.
El liberalismo se
53
Fundaci\363n Speiro

JOSÉ MARÍA ALSINA
mostraba heredero del despotismo ilustrado del siglo xvm, del
mismo
modo que en continuidad con esta actitud, el socialismo
de hoy se vanagloria de haber cambiado profundamente el ser de
España. No quiero entrar ahora a analizar hasta qué punto lo
intentado infructuosamente
en siglos anteriores es hoy ya una
realidad cotidiana en la vida de las familias españolas, en cual­
quier caso, la esterilidad, que señalaba Balmes, se nos refleja hoy
en el hecho demográfico, es una esterilidad más grave y radical.
50.000
48.000
46.ooo
4<000
42.000
40.000
38.000
36.000
34.000
32.000
30.000 1990
/
CUADRO 11.-Abortos, 1990-1995
------./'
/
1991 1992 '"' 1994 ""
La situación familiar en España es ta1nbién una invitación
para hacer una reflexión sobre lo anómalo y extraño del actual
régimen jurídico sobre la familia. ¿Qué interés o motivos se encie­
rra en la actual legislación contra la familia? Algunos datos socio­
lógicos nos pueden sugerir alguna respuesta a esta cuestión.
En España, según la encuesta del CIRES de fines de 1990, el
90% de los encuestados manifiestan que aquello por lo que con
1nás gusto sacrificarían sus propias vidas es precisa1nente la fami­
lia. En
un reciente estudio sobre la juventud en Cataluña se
daban los siguientes datos: solo el 21% consideran un comporta­
miento gravemente rechazable
la homosexualidad, el 94% afirma
que lo más grave es contaminar un rio, y el 58% y el 59% el adul­
terio y la prostitución respectivainente. Es notable que estas con-
54
Fundaci\363n Speiro

EL CAMBIO SOCIOLÓGICO EN ESPAÑA
ductas reciban un rechazo más fuerte que la homosexualidad. A
pesar de esta desorientación, el 68% de los jóvenes consideran
que lo más importante de su vida es la familia, no hay ninguna
otra institución o actividad que reciba
una valoración tan alta. La
política sólo el 1 %, y la religión el 4%, son las que reciben una
valoración más baja. Un 83% afirma aprobar la libertad sexual,
siendo ésta la cuestión en la que los jóvenes muestran un 1nayor
grado
de coincidencia. Finalmente, el 76% declaran haber man­
tenido relaciones sexuales antes
de los veinticinco años, sin estar
previamente casados.
En resumen,
en este conjunto de datos se expresan grandes
contradicciones. Mientras
que hay una coincidencia, n1uy eleva­
da acerca de la importancia de la familia, especialmente en los
jóvenes, y
no cualquier tipo de familia, sino aquella que está fun­
dada en la fidelidad de los esposos, estos mismos declaran acep­
table la libertad sexual, el divorcio, e incluso la homosexualidad,
es decir, niegan aquello que antes afinnaban. Estas contradiccio­
nes reflejan cómo
en las encuestas de opinión frecuentemente se
contesta,
no lo que se piensa, sino lo que parece que es acepta­
ble pensar, pero además, en 1nuchos casos se expresa el deseo
de formar un tipo de familia, pero se desconocen, o no se está
dispuesto a aceptar, las exigencias del ideal familiar declarado.
Es
en el fondo una confesión no de rechazo sino de desconoci-
1niento, desorientación,
de incapacidad o debilidad nonnahnente
no reconocida.
Pode1nos sacar la siguiente conclusión:
en los últimos años se
puede constatar de nuevo una creciente aceptación de la idea de
la familia fundada en la fidelidad de los esposos, garantfa nece­
saria para la educación
de los hijos y la felicidad de todos los
miembros de la familia. Coexiste esta actitud y opinión
con la
aceptación teórica y práctica
de muchas conductas que hacen
imposible la realización de lo anterior.
Dicha interpretación
queda reforzada por el análisis de los
hechos anterionnente comentados. Éstos reflejan
con mayor pre­
cisión
que las opiniones la situación de la fa1nilia en la actuali­
dad. Destaquemos algunas tendencias: proliferación
de los hoga­
res 1nonoparentales,
aumento de la cohabitación, creciente
55
Fundaci\363n Speiro

JOSÉ MARÍA ALSINA
número de niños nacidos fuera del matrimonio, descenso de la
nupcialidad, aumento del divorcio. Son los indicios más claros de
esta situación. No obstante, en las estadísticas no se hace 1nen­
ción, aunque naturaln1ente no lo desmienten, de una realidad
importante.
La mayoría de las familias aún no se divorcian, la
mayor parte de los hijos nacen en el seno de familias, fundadas
en el matrimonio (80% en los países comunitarios en 1990 aun­
que en 1980 era el 91 %) y, sobre todo, los ejemplos cotidianos
de sacrificio y amor con que
la mayor parte de los padres, y espe­
ciahnente de las madre.s, cuidan a sus hijos, continúa siendo la
gran realidad social que no es recogida por las estadísticas ordi­
narias. Pero
sólo que una parte importante de las familias se vean
amenazadas
por estos fenómenos de desintegración es ya sufi­
ciente para que podamos afirmar que esta situación familiar afec­
ta de forma deci_siva en el presente y futuro de la sociedad.
La raíz de fa precariedad y debilidad institucional de la fami­
lia deriva, en gran parte, de la legislación familiar. Con la gene­
ralización de las legislaciones divorcistas han desaparecido desde
un punto de vista jurídico las familias fundadas en un matrimo­
nio indisoluble, el divorcio representa la radical negación del
carácter público del compromiso definitivo de los cónyuges.
La
legislación divorcista no es una legislación 1neramente permisiva,
es desintegradora
al negar el carácter necesariamente público
que de suyo tiene el matrimonio indisoluble.
Su consecuencia
más inmediata
es la tendencia a sustituir el matrimonio que dura
toda la vida por diferentes relaciones casuales y transitorias. Se
multiplican los hogares rotos que producen gente desquiciada,
con graves consecuencias para todo el tejido social.
En esta legislación, como también ocurre con el aborto, euta­
nasia, etc., se refleja una voluntad que no es el mero ceder a
determinados intereses egoístas momentáneos. Hay algo
1nás.
Una voluntad de destruir la base natural de la sociedad. Base que
es un signo constante del proyecto de amor y felicidad que Dios
tiene sobre el hombre.
Las medidas jurídicas contrarias al bien del
matrimonio indisoluble y de
la familia nacida de él son uno de
los signos más claros de identidad de la cultura anticristiana. Un
texto de Marx nos
puede ayudar a comprenderlo:
56
Fundaci\363n Speiro

EL CAMBIO SOCIOLÓGICO EN ESPAÑA
''Feuerbach arranca del hecho de la autoenajenación reli­
giosa del desdoblamiento del
mumlo en un mundo religioso, fma­
ginarlo, y otro real. Su cometido consiste en disolver el mundo
religioso. No ve que, después de realizada esta labOT¡ falta hacer
lo principal. En efecto, el hecho de que la base secular se desplace
por sí misma y se plasme en las nubes como reino independien­
te, sólo puede explicm-se por el propio desga1,amiento y la contra­
dicción de
esta base secular con.sigo misma. Por Umto, lo primero
que hay que hacer es comprender ésta en su contradicción y
luego
revolucionarla prácticamente eliminando la contradicción.
Por consiguiente, después
de descubrir, v. gr., en la familia te1,e­
nal el secreto de la sagrada familia, hay que criticar teóricamen­
te
ésta y revolucionar aquélla" (IV tesis sobre FEUERBACH).
En este texto Marx proclmna la primacía de la praxis revo­
lucionaria como respuesta a la crítica insuficiente que, según
él, hace Feuerbach de la religión. Para este autor lo único abso­
luto es el hombre, cualquier afinnación de trascendencia refe­
rida a otra realidad es fruto de la autoenajenación negadora del
valor absoluto del hombre, atribuyéndolo a Dios. Pero para
Marx, con10 he1nos dicho antes, esta crítica es insuficiente, hay
que buscar la razón de este desplazamiento. Su fundamento se
encuentra en la misma realidad del obrar humano. Sólo revo­
lucionando éste podremos terminar con la autoenajenación. No
es suficiente mostrar la falsedad de las creencias y prácticas
religiosas,
hay que encontrar las bases sociales de estas creen­
cias. Marx nos pone un ejen1plo: la creencia en la Sagrada
Familia será eficazmente desarraigada cuando se logre revolu­
cionar la familia hu1nana, fuente y raíz de aquella creencia y
culto.
Me he detenido en el comentario de este texto porque nos
puede ayudar a comprender lo que ha ocurrido en nuestra cul­
tura, especialmente en los átnbitos académicos y políticos, pero
con consecuencias que han penetrado en todos los sectores
sociales. La crítica a que ha estado sometida la institución fami­
liar, acusándola de burguesa y opresiva para la libertad hu1nana,
no es 1neramente una crítica a una institución que se considera
pilar fundamental de un tipo de sociedad y de vida, es, sobre
57
Fundaci\363n Speiro

JOSÉ MARÍA ALSINA
todo, una acción dirigida a socavar el funda1nento religioso de la
vida de los hombres y de las sociedades.
La sociedad necesita hoy más que nunca de una familia fuer­
te y
sólo lo podrá ser cuando deje de estar hostigada por fuerzas
desintegradoras y
encuentre en la sociedad y en sus gobiernos
apoyo y reconocimiento institucional. Para que la familia recobre
su vigor hay que recuperar la vigencia pública del matrimonio
insoluble, reconocido jurídicamente.
Los ataques a la familia
en la modernidad tienen algo de
incomprensible humanamente. ¿Cómo es posible que la sociedad
procure su propio mal? ¿Cómo es posible este siste1nático acoso
a la institución familiar, cuando el 1ntmdo se ve tan necesitado de
ella? A la luz de la fe reconocemos en este propósito desintegra­
dar de la familia, el misterio de iniquidad, de rechazo de los pla­
nes de la Providencia, de rebeldía satánica contra la voluntad
amorosa y redentora de Dios, realizada por su Hijo nacido de
mujer, que vivió la mayor parte de su vida en el seno de una
familia, en la familia de Nazaret.
Reflexión final
Ante estos hechos indiscutibles, quisiera hacer una reflexión
final. Creo que ante
la situación actual tenemos el deber de lle­
var a
cabo un trabajo que parece desbordar nuestras posibilida­
des hunianas.
Es absolutamente necesario y urgente 111ovilizar
todas las energías sociales en defensa de la institución familiar.
Todo aquello que se haga para detener la persecución legal sobre
la familia -divorcio, aborto, parejas de hecho, ausencia de liber­
tad real y efectiva de elección del centro de enseñanza-redun­
dará en un beneficio inmediato para la salud material y especial­
mente espiritual de la sociedad. Pero las posibilidades prácticas
son 111uy limitadas en un futuro in1nediato. Pensemos, por eje1n­
plo,
qué grupo politico estaría dispuesto a apoyar una campaña
antidivorcista. Parece como si en muchos ambientes cristianos se
renunciara definitivamente al reconocimiento jurídico del matri­
monio indisoluble. Se considera inoportuno recordar que mien-
58
Fundaci\363n Speiro

EL CAMBIO SOCIOLÓGICO EN ESPAflA
tras hay una legislación divorcista, no existe reconocimiento legal
a la posibilidad
de casarse con un vínculo indisoluble. Esta es una
cuestión que queda relegada al ámbito privado de la conciencia
o
de la religión. Incluso cuando se reconoce que el matrimonio
según la ley de Dios es por naturaleza indisoluble, no se insiste
en la necesidad e importancia de la normativa jurídica. Está
prohibido casarse en un régimen jurídico de indisolubilidad,
todos los matrimonios
son potencialmente divorcistas aunque no
ejerzan este derecho. Si a esto añadimos gran parte de la legisla­
ción 1natrimonial de los últituos años hasta culminar con la pre­
tensión aberrante de reconocilniento juridico de las parejas "de
hecho",
con lo que paradójicamente dejarían de ser de hecho y
pasarían a serlo de derecho, tendremos la explicación de la fra­
gilidad social y jurídica de la institución matrimonial
en nuestra
sociedad. Durkheim, el sociólogo positivista francés
de reconocida mili­
tancia laicista, afirmaba
que en un país con legislación divorcista
el matrimonio
quedaba privado de toda fuerza institucional. En
su estudio sobre las causas del suicidio llegaba a la siguiente con­
clusión: los casados
se suicidan menos que los solteros, pero en
los países con divorcio es el matrimonio el que tiene menor inci­
dencia en el índice de preservación del suicidio. La explicación
de este hecho es muy evidente. El 111atrimonio con divorcio es
una institución debilitada, no llega a tener capacidad para regu­
lar la
conducta de los individuos y, por ello, no es obstáculo a las
conductas anémicas. En los
países europeos de larga tradición
divorcista sufren consecuencias sociales conocidas y reflejadas
en
algunos de los datos anteriormente comentados. Si tenemos en
cuenta el número de divorcios, hijos nacidos fuera del matrimo­
nio, legislación
sobre las parejas de hecho, etc., son datos que
parecen concluir en la posible desaparición del matrimonio indi­
soluble
como institución nuclear en la sociedad. Pocos hijos, y
los hijos frecuente1nente únicos,
más "deseados" que queridos, se
encuentran desamparados ante la también frecuente ruptura
matritnonial, ellos son las principales víctimas de esta sociedad.
En España,
como ha quedado reflejado en los datos expuestos,
tene1nos
menos natalidad que en los paíse europeos, pero nive-
59
Fundaci\363n Speiro

JOSÉ MARÍA ALSINA
les mucho más bajos tanto de divorcio como de natalidad extra­
matrimonial.
La institución familiar goza de mejor salud, pero tie­
nen los matrimonios una actitud, que podríamos decir extraña-
1nente antinatalista.
En los países, como es el caso de España, en
los que la fe cristiana ha sido el principal fundamento, motor y
fin de la vida privada y pública, el proceso de secularización
tiene aun consecuencias más graves y desintegradoras del orden
natural. No se quiere transmitir la vida porque ha desaparecido
aquello que le daba sentido.
La ausencia de sentido sobrenatural
de la vida tiene como consecuencia anular una de las tendencias
más básicas de la naturaleza humana, tendencia que el hombre
comparte con el conjunto de los seres vivos, transmitir la vida
para asegurar la continuidad de la especie.
Retomamos
la cuestión que hablamos planteado acerca de la
posibilidad de
una acción dirigida a cambiar las tendencias desin­
tegradoras del orden natural en que se enraíza la vida social. Las
posibilidades de cambio son muy reducidas, en la mayor parte de
estas cuestiones no hay esperanza hwnana de que a corto o a
medio plazo se produzcan cambios en la vida política y las
corrientes de opinión que pennitan un cambio de tendencia. Sin
embargo, la vida política no agota la vida de una sociedad, hay
aspectos, actitudes, valores que a pesar de las apariencias per­
manecen aun vivos
en las capas más profundas de la sociedad.
Son como las brasas ocultas por la abundancia de cenizas. La his­
toria nos ofrece repetidos ejemplos de ésto. Cuántas cosas, for­
mas de pensar y vivir se han dado por canceladas y continúan
extraordinarian1ente presentes en el pensamiento y en la vida de
los pueblos.
Afirmar lo contrario supondría aceptar el carácter
irreversible de la historia, negador de la libertad humana y de la
Providencia divina.
Tengo la profunda convicción de que la sociedad española
no ha entrado de forma irreversible en el camino de la 111oderni­
zación de que hablábamos al principio. Soy consciente del escep­
ticis1110 que puede generar una afinnación de este tipo y desde
la perspectiva de los datos proporcionados por los estudios de
sociología emp!rica parecerá totahnente infundada. Sin embargo,
dice Comte
que la sociedad está formada por los vivos y por los
60
Fundaci\363n Speiro

EL CAMBIO SOCIOLÓGICO EN ESPAÑA
difuntos, y de un modo especial y preferente por estos últimos,
a causa de
que ya se han incorporado definitivamente a la socie­
dad. Esta afirmación tiene
unos presupuestos sociológicos nega­
dores
de la dignidad e individualidad de la persona humana, que
no son aceptables, pero si prescindimos de ellos y pensamos esta
misma afirmación desde
una perspectiva cristiana nos parece que
encierra una gran verdad. Se trata del dogma cristiano de la
comunión de los santos.
La Iglesia militante y la Iglesia triunfan­
te están
en ínti1na y constante comunicación espiritual. los bien­
aventurados, como seüala Santo Tomás de Aquino, conservan
su
libre arbitrio y con una libertad 111ás plena que la que tenían en
la tierra continúan preocupándose de los vivos, y de un 1uodo
especial de aquellos que
por distintos motivos les son más cer­
canos. España
hace sesenta años padeció la persecución más
cruenta de la historia de
la Iglesia, sólo tiene punto de compara­
ción, según
han dicho los Papas, en la persecución sufrida por la
Iglesia
en los primeros siglos, bajo el Imperio Romano. Podemos
tener la confianza plena
en que nuestros mártires no nos con­
templan con indiferencia
y menos aún con impotencia. Lo que
están sufriendo sus hijos, sus nietos, sus familiares con este pro­
ceso de secularización, es objeto
de su preocupación, de su inter­
cesión y de sus "desvelos" celestiales. Podemos tener presente
aquello
que decía Santa Teresita del Niño Jesús, recientemente
proclamada Doctora
de la Iglesia. No se imaginaba la vida en el
cielo sin llevar a cabo
una actividad permanente en favor de los
que vivian en la tierra: "Presiento que mi trabajo en favor de las
almas
va ahora a empezar ... n. España tiene unos intercesores
muy especiales
en el cielo, todos aquellos que en los años 36 al
39 dieron su vida por la fe. Tenían una conciencia clara, 1nani­
festada públicamente
en muchos casos en el momento del mar­
tirio,
de que la ofrenda de su vida era necesaria para que en
España llegara a cumplirse lo prometido al P. Hoyos, "Reinaré en
España". No podemos pensar que su deseo tenninó con su muer­
te, al contrario sabemos que
su deseo es más vivo que nunca.
Este
es el motivo de nuestra esperanza sobre el futuro de España.
la sangre de los mártires es se111illa de cristianos, la sangre de
nuestros mártires es prenda de un futuro cristiano para España.
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