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Los tesoros de la sabiduría católica

"El Conicilio -una nueva. obsermi.ción--tiene dos m'éritos a
"este
respecto-,· el primero haber ofrecido· a la renovada meditacMn
"de la I g/,esia y a la misnuiJ atención del mundo profano una mara'lfi­
"llosa abundancia de docl!rina, . coo · una suma de verdadru no s.O­
" lam·ente religiosa, simio, hu'1'!1,ana-si· culturales y sociales)· vivas, en
"una palabra; quien tenJ(Ja la pacienc'Úl, o mejor el talento de leer
"el volumen de epseñanz "Sffl'aáal del Concilio Ecuménico Vaticano 11, no podrá sUstraer­
"
se a k, doble senisaóón de, amplitud y belleza que ofrece a la
"intebigencia y a la es¡,irit,umi,fa,d del hombre contemporáneo ;ha­
"ced /a. prueba y veréis. El segundo mérito del Concüio a este
"respecto
es invitar a todos los fiieles, a los laicos e.1:presamente,
p a hacer suyos esto_s tesoros de sab,f.duría ca-tólica. 11 Esta. invitación ha de ser docum'IJflitada~ y lo es, pues se tras­
"luce en muchas páginas de las decretos conciliiares; tanto es así,
u, que surgen1 esponíáneamente algurna.s pregunta,s en el corazón
"de quien encuentra en ella~ a cada paso el ofreci1niento de /.a
"Iglesia· de sus tesoros doctrinales. Una primera pregunta puede
"ser ésta. ¡Qué quiere la, Iglesia, del Concilio de los /.aícos cultos?
"Y otra, ¡cuál puede ser el desarrollo del pensamiento católico
"después del Concilio t
"La afirmacló" incesante de la d;gnwad del cristiano en cuan­
"to tal, la, advertencia continua, casi pedagógica, que a tra.vés de
"todo el gran decurso conciliar, sobre la participación de todo fiel
"en Ul'S acti'l!fdades espirituales y apostólicas del Cuerpo místico
"y sobre la coruiguiente responsa,rnlidad que todo el Pueblo de
"Dios comparte con quien lo tiene como encargo específico, en el
"aposto/.ado cristm,,o, lk,mado "officium et ius" de todo fiel cans­
" ciente de su ser y de su vocación) y luego-la invitación insisten­
"te a la, coherencia, a la1 simbiosis de la1 vida espiritual con1 ta
"profana, y final.m.ente, sólo para terminar, el reconocimiento de
nla misión de /,os !ai:cos, llamados "sapien-tiae christia.nae adminis­
"tri" (De lniós 14), y orros aspectos que se pueden fácilmente
"no digamos espigar, si:no re-colectar en !.os textos conciliares,
"nas sugerirán1 la respuesta, a la primera pregunta,, ¿ qué quiere
"la lgleSKl.f He a.qu-í ei coni.ietzco dei diálogo interior. Y la res­
" puésta: la Iglesh quiere muchísimo. Quiere que et laico sea
"despierto,
mstruido, culto; quiere que esté convencido de /.a fun-
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Fundaci\363n Speiro

"ci6n liberadora y sa/,zto;dora de la verdad cristiana; quiere que a
"la po~e,síón de esta; verdad acompañe el sentido de responsabilidad
"de su profesión y de su difusión; quiere que cada avmu, cada
"edad, cada familia, sea capaz de un te·stmtonio propio; quiere
"que la armonía de pensam.ientos, de voces, de obras exalte con
"fuerza y alegria el sent.Jo de In Iglesia en su interior y ofrezca
"al extraño la, fascioo:ción de la vida interpretada en su verdad y
"en su plenitud.
"No hay duda, Por tan1to1 que puede caracterk:ar vuestra vida
"cató&a después del Concüio una nueva confianzm en el pensa..
"miento h-wmano, una nrueva seriedad de estudio, una nueva cer~
"teza m las verdades divinas, una nueva respeto al magisterio
}}eclesiástico, una nueva capacidad de investigación y de crítica,
"una nueva
arigimalídad de estudios y escritos, uoo nuC7Ja vena
n de insp1.rac'Wnl lírka y art1sNca, y una nueva ansia de enseñanza
ny de cultura. Y os -toca a1 vosotros, graduados caitólicos, elaborar
"esta múltiple novedad. Y a estáis en camffl.o. Es 'preciso avanzar,
"cOfll paso más seiguro, con espíritu más alegre. La Iglesia os
"alienta, el mrunáo os espera. Y el prodigio es posiMe si advertís
"que,,
en un determitnado mdmentto, el diálogo que en-tabláis co'IV /,a
"Iglesia se convierte, coma deciamos, en una invitación, o mejor,
"en una voc-arc1'.ón. Bajo .la, voz del interlocutor humwno, rniste­
"rio,samente, hay
otra voz que sii se escucha ejerce una fuerza: irre­
" sistible. Escuchad con qué palabras so!em,nes y delicadas termina
"el decreto conicwiar que mrls directamente os atañe:
"«El sacrosanto Concilio conjura en el Señor a todos los laicos
"a que respondan a, la vo·z de Cristo, que en esta hora 'tes invUa
"insistentemente,
y a la inspiración del Espíritu Santo, gustosa­
"mente,
con generosidad y corfJzón amplio~>>
"No as lo repetimos scbiendo que sois capaces de comprender
"y de responder."
590
Discurso del Papa al XXVII Congreso Na­
cional de los Graduados de Acción Católica
Italiana
(4· de enero de 1966¡ texto italiano
en
L'Osservatore Romano del 6); texto al cas­
tellano_, Ecclesia, número 1.275.
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