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Número 591-592

Serie LIX

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Juan Manuel de Prada, Cartas del sobrino a su diablo

Juan Manuel de Prada, Cartas del sobrino a su diablo, Madrid, Homo Legens, 2020, 154 págs.

Este libro, brillante como todos los suyos, de nuestro colaborador Juan Manuel de Prada, tiene un antecedente sin cuya comprensión no es posible entenderlo. Aunque es sobradamente conocido, lo recordamos por si alguno de los lectores lo necesitase. Durante la segunda guerra mundial el escritor Clive Staples Lewis escribió en el Manchester Guardian una serie de artículos que compiló en un volumen titulado The Screwtape Letters y se tradujo al castellano como Cartas del diablo a su sobrino. La razón de estos títulos, tan aparentemente dispares, radica en que se trata de una colección de cartas que un diablo mayor (de nombre Screwtape, castellanizado como Escrutopo) dirige a un sobrino suyo (castellanizado como Orugario), tentador principiante, para adoctrinarlo. La ingeniosa alegoría, en la que la perspectiva diabólica invierte naturalmente los juicios morales, se ejecuta además con singular ironía, que dota a la obra de hondura y dramatismo.

Juan Manuel de prada, en este libro, que reúne sus columnas en diario aBC de casi cuatro meses, invierte el título, que queda así Cartas del sobrino a su diablo, y con él la alegoría, en el sentido de que es el sobrino orugario, demonio vanidoso y procaz, al que se ha encomendado la devastación de España, el que ocupa el centro de atención con las explicaciones que da a su experimentado tío Escrutopo, al que imaginamos quizá ya al borde de la jubilación. Como el período en que el escritor ha cedido su tribuna al diablo –así lo explica en el liminar– es el del momento más severo de la pandemia, o de su primera ola, o vaya usted a saber de cuál de ellas, esto es, de abril a julio, la acción se desarrolla en lo que denomina «la España coronavírica», y el libro constituye una original crónica del periodo, como se expresa en el subtítulo

sin embargo, sigue precisando el autor en las páginas que ha redactado para presentar el libro, «estas Cartas del sobrino a su diablo no pretenden ser una obra apologética, sino una crónica muy punzantemente satírica de la crisis –política, social, económica, también religiosa– desatada (o tal vez sólo desvelada) en España por la plaga coronavírica, con alusiones muy directas a la más estricta actualidad; crisis que, desde el primer instante, juzgué una ocasión pintipirada para que el mal se quitase la careta y se exhibiese en todo su acongojante esplendor».

Detalla el tentador en las cartas todos los ardides que ha ideado para infligir el mayor daño posible a los españoles, antaño tan apegados a los designios del Enemigo (término que recupera del libro de Lewis, para referirse a Dios), y que el editor resume así: «El acre enfrentamiento entre el negociado de izquierdas y el de derechas, la degeneración de las residencias de ancianos en hórridos morideros, la idolatría de la ciencia, los experimentos de la biopolítica, la imposición de las mascarillas en todo contexto y la destrucción de la economía nacional para beneficio de una plutocracia de la que los gobernantes son serviles lacayos. Y todo ello mientras la fe de los hombres se apaga como una llama... ¿para siempre? Tal vez el mal, después de todo, no tenga la última palabra».

Otra observación, que también procede del autor, se relaciona con el tono de las cartas, también alejado del original del autor inglés. La serenidad de éste, acorde con la intención que lo presidía, contrasta con el descarnado e irreverente que destella en el del español, adecuado a su vez a la finalidad que persigue.

La edición sorprende, finalmente, por la corrección, más aún por el cuidado, con que se ha hecho, chocante en un sello más bien chapucero.

Vicente BERROCAL