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Carta Pastoral sobre la Secta Comunista, sus errores, su acción revolucionaria y los deberes de los católicos en la hora presente

CARTA PASTORAL SOBRE LA SECTA COMUNISTA, SUS ERRORES, SU ACCIÓN REVOLUCIONARIA Y LOS DEBERES DE LOS CATÓLICOS EN LA HORA PRESENTE (*)

 

  1. GERALDO DE PROENÇA SIGAUD, S. V. D, POR LA GRACIA DE DIOS Y DE LA SANTA SEDE APOSTÓLICA, ARZOBISPO METROPOLITANO DE DIAMANTINA al venerable Cabildo Metropolitano, al reverendísimo Clero secular y regular, a las reverendísimas religiosas, a las Venerables Ordenes Terceras y Asociaciones religiosas y de apostolado y a los amados fieles de la Archidiócesis, salud, paz y bendición en Nuestro Señor Jesucristo.

Amados Sacerdotes y dilectos Hijos:

Al tomar posesión de la venerable Sede Metropolitana de Diamantina, entregada a Nuestros humildes cuidados por la merced de Su Santidad el Papa Juan XXIII, era Nuestro deseo dirigiros una pastoral de salutación. Sin embargo, el estado de Nuestra salud en aquella época no permitió que tal deseo se realizase. Sirva, pues, esta Carta Pastoral de vehículo de Nuestra paternal salutación y bendición a todos vosotros. Sirva ella también de portavoz de Nuestros sentimientos de amor para los amados Hijos que dejamos en la Diócesis de Jacarezinho, cuyas almas pastoreamos durante catorce años y cuyos nombres, inscritos en Nuestro corazón, procuramos que fuesen inscritos in libro vitae.

En vez de una simple pastoral de Salutación, amados hijos, resolvimos aprovechar estas páginas para cumplir el deber impuesto a Nuestros hombros por Jesucristo, Sumo Sacerdote, al decir a Nuestros Antecesores, los Santos Apóstoles, y con ellos a Nosotros todos, Obispos de la Santa Iglesia: "Id, pues; enseñad a todas las gentes." (Mat., XXVIII, 19.)

 

TEMA: LA SECTA COMUNISTA

¿Cuál es el asunto que escogemos para esta Pastoral? Entre los innumerables temas sobre los que podríamos escribiros, uno destacó desde el principio por su actualidad, por la necesidad urgente que sentimos de instruir a Nuestros amados Hijos para inmunizarlos contra su veneno y prepararlos para la lucha contra sus errores y maquinaciones. Este tema es la secta comunista y su doctrina, el marxismo. Nuestra resolución de escribiros sobre esta peligrosísima secta maduró en Nuestra alma con ocasión de la crisis que nuestra Patria atravesó en agosto y septiembre del año pasado. Notamos que innumerables católicos se sentían desorientados ante la acción de los comunistas e indefensos ante sus maniobras. Resolvimos, por consiguiente, venir en auxilio de esos Nuestros hermanos e hijos explicándoles lo que es la secta comunista, lo que enseña y lo que intenta, con la seguridad de que, para gran número de almas que corren peligro, bastará conocer de cerca al comunismo para detestarlo y combatirlo. Ocurre con el comunismo lo que ocurre con Satanás. En el día en que los hombres viesen su verdadera faz lo abominarían.

Nuestra resolución de publicar esta Carta Pastoral sobre la secta comunista fue corroborada con ocasión de la reunión de los Excmos. Sres. Arzobispos y Obispos de las Provincias Eclesiásticas de Minas Geraes, cuando, habiendo hecho una exposición de las doctrinas y maquinaciones de la tenebrosa secta, Nos pidieron muchos Excmos. Sres. Obispos que la publicásemos, pues les pareció que podría ser útil a los Sacerdotes y fieles en la lucha contra los secuaces de Moscú. Atendiendo a la sugestión de aquellos preclaros Hermanos Nuestros, contamos con las valiosas bendiciones de SS. Excias. Revdmas. para este trabajo, a fin de que haga bien a las almas de Nuestros Hijos, los inmunice para que continúen fieles a Nuestro Rey, Jesucristo, y haga volver a los brazos del Divino Redentor a aquellos a quienes el veneno de esta secta ya apartó del seno de la Santa Madre Iglesia.

 

INVOCACIÓN

Procuraremos llevar a Nuestros amados Hijos por los oscuros subterráneos del pensamiento marxista y de la pasión revolucionaria. Al empezar esta tarea pedimos al Espíritu Santo que nos ilumine para que consigamos guiar a Nuestros Hijos con seguridad y claridad a través de las tinieblas del error, e imploramos gracias especiales que de tal manera armen a nuestros corazones con la coraza de la Fe que las arremetidas del mal no nos perjudiquen.

Virgen María, Inmaculada Madre del Señor, en la visión del Apocalipsis, Satanás hace surgir un dragón rojo contra Vos y contra la Criatura que Vos engendrasteis, que es Cristo Jesús y Su Iglesia. El dragón hace correr un rio de aguas asesinas para tragar a la Madre y a los Hijos. (Cf. Apoc, XII, 13-17.)

Proteged a vuestro pueblo, Señora, y obtened para él de la misericordia de vuestro Hijo la gracia de repeler con energía los errores y la maldad de la secta que Os detesta y detesta todo lo que es de Dios. (Cf. II. Tes., II, 4.) .

 

PALABRA ORIENTADORA

Nos servirá de guía la palabra del. Santo Padre Pío XI, de santa memoria, en la Encíclica Divini Redemptoris sobre el "comunismo ateo". La primera y segunda partes de Nuestra Pastoral serán un desarrollo de la síntesis perfecta que Su Santidad hace del marxismo: "La doctrina que el comunismo oculta bajo apariencias a veces tan seductoras so funda hoy substancialmente sobre los principios, ya proclamados anteriormente por Marx, del materialismo dialéctico y del materialismo histórico, cuya única genuina interpretación pretenden poseer los teóricos del bolchevismo. Esta doctrina enseña que sólo existe una realidad, la materia, con sus fuerzas ciegas, la cual, por evolución, llega a ser planta, animal, hombre. La sociedad humana, por su parte, no es más que una apariencia y una forma de la materia que evoluciona del modo dicho y que por ineluctable necesidad tiende, en un perpetuo conflicto de fuerzas, hacia la síntesis final: una sociedad sin clases. En esta doctrina, como es evidente, no queda lugar alguno para la idea de Dios, no existe diferencia entre el espíritu y la materia ni entre el cuerpo y el alma; no existe una vida del alma posterior a la muerte, ni hay, por consiguiente, esperanza alguna en una vida futura. Insistiendo en el aspecto dialéctico de su materialismo, los comunistas afirman que el conflicto que impulsa al mundo hacia su síntesis final puede ser acelerado por el hombre. Por esto procuran exacerbar las diferencias existentes entre las diversas clases sociales y se esfuerzan para que la lucha de clases, con sus odios y destrucciones, adquiera el aspecto de una cruzada para el progreso de la Humanidad. Por consiguiente, todas las fuerzas que resistan a esas conscientes violencias sistemáticas deben ser, sin distinción alguna, aniquiladas como enemigas del género humano." (Encíclica Divini Redemptoris, Edit. B. A. C., pág. 843, número 9.)

 

DIVISIÓN

Dividiremos, pues, nuestra exposición en cuatro partes. En la primera estudiaremos las doctrinas que dan origen al comunismo. En la segunda estudiaremos esta nefasta secta y su acción. En la tercera examinaremos la situación brasileña. En la cuarta expondremos algunas medidas prácticas.

 

1ª PARTE

EL MARXISMO

Procuraremos desenvolver el comunismo desde sus fundamentos doctrinales, a fin de que podáis ver el abismo que separa a un católico de un adepto de esta secta. Debemos, sin embargo, hacer notar que no todos los que pertenecen a la secta comunista conocen toda la doctrina de la misma.

No hablaremos del comunismo llamado "utópico". Hablaremos del Comunismo actual, materialista; histórico, o comunismo marxista. Procuraremos exponer toda la doctrina fundamental, cuidando de presentar con claridad a manera de pensar de los marxistas, comparándola con la manera de pensar de los católicos. Es necesario conocer el modo de pensar de nuestros enemigos para defendernos y para poder argumentar con ellos. Si las palabras que nosotros usamos tienen un significado y para ellos otro, ¿cómo podremos discutir? Si ignoramos los fundamentos del pensamiento comunista, ¿cómo podremos convencer a estos pobres hombres de que están en el error? Si ignoramos la técnica de su propaganda, ¿cómo podremos valorar el significado real de sus iniciativas?

Así, pues, tanto para inmunizamos contra los errores del comunismo como para combatirlos y para traer al seno de la Iglesia a aquellos nuestros pobres compatriotas que se dejaron engañar por la secta tenebrosa conviene que Nuestros amados Hijos tengan una noción clara de las doctrinas de esta secta.

 

CAPÍTULO I

Las teorías fundamentales del marxismo

La doctrina comunista se denomina MARXISMO. Su autor fue el judío alemán Carlos Marx, nacido en Tréveris en 1818 y fallecido en Londres en 1883. Su doctrina fue continuada por Federico Engels y por Lenin, y forma el sistema que hoy se llama "marxismo-leninismo" y es como la filosofía del comunismo.

De esta secta decía León XIII en la Encíclica Quod Apostolici Muneris: "Sin dificultad alguna comprenderéis que Nos referimos a esos hombres sectarios que con diversos y casi bárbaros nombres se denominan socialistas, comunistas... y que, esparcidos por toda la tierra y coligados estrechamente entre sí con un pacto inicuo, no buscan ya su defensa en las tinieblas de las reuniones ocultas, sino que, confiados y a cara descubierta, salen a la luz pública y se empellan en ejecutar el plan, hace tiempo concebido, de derribar los fundamentos de la sociedad civil.  Son éstos, sin duda, los que, según el testimonio de la Sagrada Escritura, "manchan su carne, menosprecian la autoridad y blasfeman de las dignidades". (Jud.. V, 8, Edit. B. A. C., pág. 179, número 1.)

  1. EL EVOLUCIONISMO MATERIALISTA

TEORIA MARXISTA

La base de toda la concepción marxista es el evolucionismo materialista. Enseña el evolucionismo materialista: en el Universo sólo existe la materia. Ella es eterna, necesaria. Esta materia se encuentra en proceso de desenvolvimiento, partiendo de La forma mineral e inorgánica en dirección de formas más perfectas. Una fuerza ciega e irresistible impele a la materia a perfeccionarse. Cada día que pasa, este proceso da un imperceptible paso al frente. Dios no existe, no existe espíritu ni alma. Por tanto, no fue Dios quien creó la materia; no fue Él quien estableció un plan de desarrollo de la materia imperfecta para procurar la mayor perfección. No hay una inteligencia infinita que concibió un gran plan, ni una Providencia sabia y omnipotente que dirija el desarrollo de las varias fases de la historia del Universo. Este evoluciona hacia su perfección llevado por un dinamismo interno del cual Dios está ausente.

Hace muchos billones de años que comenzó el proceso. Lentamente, la materia se fue organizando y perfeccionando por una ley interna. Un día ella llegó .a .un estado tan perfecto que algunas partículas se unieron y dieron origen al primer ser vivo, a una célula; todavía muy imperfecta pero ya viva. Fue la aparición de la vida, No fue Dios quien la creó. Ella fue producida por la materia ciega. Esta vida, sin embargo, no permaneció en .ese estado imperfecto. Algunas células, debido a condiciones especiales, se fueron perfeccionando; y de este modo se originaron seres más perfectos: los vegetales. La misma fuerza ciega .fue perfeccionando los vegetales; y un día surgió un vegetal que sentía: era el primer animal. Los animales sé fueron perfeccionando a su vez hasta llegar a formas muy perfectas. El animal llegó a forma de mono, que es el ser más perfecto entre los antepasados del hombre. Un día, una serie de monos llegó a una perfección extraordinaria: llegó a ser un conjunto de hombres. El mono se yergue sobre las manos posteriores, los brazos correspondientes se transforman en piernas, el tronco se modifica para que pueda erguir la cabeza y el busto; el cerebro se perfecciona y el mono comienza a pensar y a hablar. Estos son los primeros hombres, todavía imperfectos y primitivos. Estos hombres monos se fueron perfeccionando, y hoy se cuentan casi tres mil millones de hombres sobre el mundo.

Al pasar de mono a hombre no fue preciso recibir un alma espiritual e inmortal. El marxismo excluye la intervención de Dios en el origen del hombre. Ni Dios dirigió la evolución del cuerpo ni creó ni infundió un alma espiritual al cuerpo. La razón es simple: no existe Dios, no existe alma.

Si comparamos los varios estados de la materia veremos que a partir de la forma inorgánica, mineral, ella alcanzó la forma de vida vegetal, y de ahí pasó a la vida animal, y, por fin, llegó a la vida intelectual. El cerebro humano es el estado más perfecto de la materia que se conoce. Toda la vida que los católicos llaman espiritual, los marxistas la consideran como simple secreción del cerebro: la vida intelectual, afectiva, volitiva, religiosa, artística. Son variaciones de una cosa única: la materia. Son secreciones y reacciones de la masa encefálica y de las glándulas de nuestro organismo. El hombre es un simple animal bien equipado, diferente de los otros, complicado, pero nada más que un animal.

Doctrina católica

En oposición a tales errores, la Iglesia enseña que Dios creó la materia de la nada. En seguida la Providencia Divina dispuso las fuerzas de la Naturaleza de acuerdo con un plan infinitamente sabio, promovió la formación del mundo con orden, medida y belleza. Llegada la naturaleza inorgánica a cierto punto de enfriamiento, Dios creó los primeros seres vivos, las plantas. Más tarde Dios creó los animales de una manera cuyos pormenores no conocemos. Si los cuerpos de los animales superiores provienen del desenvolvimiento de especies inferiores, no lo sabemos. El alma sensitiva es creada por Dios en el cuerpo animal. Ella es inmaterial, pero no es espiritual. Un día Dios creó al hombre. En cuanto a la manera exacta como El formó el cuerpo del primer hombre, poco sabemos. Sabemos que Dios aprovechó la materia ya existente; ignoramos si formó el cuerpo humano directamente de la materia inorgánica o si Se sirvió del cuerpo de un animal ya existente; al cual la omnipotencia divina modificó lo necesario para poder recibir un alma inmortal. En ambos casos, el alma del primer hombre fue creada por Dios de la nada, como substancia espiritual y unida substancialmente al cuerpo.

Siendo dotado de alma espiritual, el hombre es un animal racional. Su alma informa al cuerpo, dándole vida vegetativa y sensitiva, por lo cual el hombre pertenece al reino animal. Mas por ser un espíritu, el alma dota al hombre de vida intelectual con todas sus modalidades. El hombre es, pues, esencialmente superior a los animales, es un ser racional, ejerce actividades que son esencialmente superiores a la materia.

 

  1. PRIMERAS CONSECUENCIAS

 

  1. A) La verdad

Doctrina católica

Dios creó al Universo de acuerdo con sus Ideas, y así todas las criaturas representan las Ideas divinas. Las cosas tienen su naturaleza establecida por la Inteligencia de Dios. El alma humana es capaz de conocer la naturaleza de las cosas y de enunciar juicios a su respecto. Estos juicios son objetivamente verdaderos y universales si están conformes con la naturaleza de las cosas, o son erróneos si están en desacuerdo con ésta. Así, la afirmación "el hombre está compuesto de cuerpo material y alma espiritual" es una afirmación verdadera. Otra: "El alma humana es inmortal", es igualmente verdadera. Esto es: es verdad que toda alma humana es inmortal. Esta verdad es universal y vale en cualquier hipótesis. Tales verdades no dependen de nosotros. Pensemos en ellas o no, nos agraden o nos desagraden, son verdades y continúan siendo verdades. No es mi inteligencia quien las crea, pues ellas son objetivas y mi inteligencia las contempla y las conoce.

Nuestra inteligencia se acomoda a la realidad. El papel de la inteligencia es, en este aspecto, pasivo.

  1. a) Principio de identidad

La inteligencia humana contempla al Universo y descubre una ley del ser, universal y evidente. La inteligencia es herida por la luz interna que esta ley posee y que subyuga al intelecto humano. Quiéralo o no el hombre, basta que oiga el enunciado de esta ley y lo medite para que su inteligencia se vea obligada por una necesidad irresistible a reconocer que esta ley es verdadera. "Esta ley, o mejor, este principio ontológico es el principio de identidad: cada ser es idéntico a sí mismo.

Este principio es la base de todo el pensamiento humano y no puede ser negado ni puesto en duda. La inteligencia no lo crea, pero lo reconoce como verdadero. Está subyacente en toda afirmación, en toda negación. Su expresión es el verbo ser.

  1. b) Principio de contradicción

Con idéntica evidencia, la inteligencia ve la verdad de otro principio unido al primero por el lazo del ser: el principio de contradicción. Una cosa no puede ser y no ser desde el mismo punto de vista. Basta a la inteligencia reflexionar sobre este principio para ver con irresistible precisión su verdad. La inteligencia tampoco crea este principio. El existe independiente de nosotros; él preside al Universo. Si una cosa posee una cualidad no puede desde el mismo punto de vista no poseerla.

  1. c) Valor de los conocimientos. Teoría marxista

En este punto está la radical diferencia entre la metafísica católica y el marxismo. Para el marxista no hay verdades abstractas universales. Nosotros no conocemos la naturaleza íntima de las cosas, y esto por dos motivos:

Primero, porque nuestra inteligencia es un fenómeno de la materia, las ideas no pasan de ser meras secreciones de la masa encefálica. No tienen valor objetivo, no reconocen la esencia real y universal de las cosas.

Las ideas son creadas por el cerebro. Su valor es, por tanto, relativo. Una vez que el cerebro evolucione, puede ser que aquello que me parece hoy verdadero, mañana parezca erróneo a un cerebro cuya masa encefálica esté más perfeccionada que la del mío.

Segundo, porque nada hay en el mundo estable en su esencia. Aquí aparece la teoría marxista sobre el movimiento.

  1. d) El movimiento

Doctrina católica

Con excepción de Dios, todo ser es limitado y Sujeto por tanto a mudanza. La filosofía llama a estas mudanzas "movimiento" (en latín: motus), dando a este término un sentido más amplio que el de simple movimiento local. Así, el paso de la voluntad del estado de indecisión al de resolución es un motus, un movimiento. Todo ser creado se muda, se mueve. El sujeto del movimiento es el mismo al principio, durante y al fin del movimiento. Sin embargo, el movimiento no atañe a toda la extensión del ser del móvil, sino sólo a un aspecto. Hay un elemento estable en el cual se verifica la mudanza. Si un niño crece, la mudanza se opera en el campo del peso, tamaño, órganos, facultades. Pero la esencia humana es la misma y la persona es la misma.

Doctrina marxista

El marxismo contradice la doctrina católica radicalmente. El dice: Nada existe de estable en el Universo. Sólo existe materia, pero la materia está en continua mudanza, en continuo movimiento. De modo especial el ser vivo, orgánico. No hay dos momentos en que él sea idéntico a sí mismo. Si tomamos lapsos mayores, por ejemplo, en relación con el cuerpo humano, de siete en siete años se muda completamente. Si hablo hoy con un hombre y dentro de diez años los dos nos encontramos serán dos cuerpos completamente nuevos (con excepción de unas partes muertas de los huesos) los que se encontrarán. No seremos ni el "yo" ni el "él" de hoy.

"El descanso es relativo, el movimiento es absoluto" (Politzer, Principios fundamentales de Filosofía, edic. francesa, pág. 24). El marxismo considera que nada "es"; todo está, desde todos los puntos de vista, en perpetuo "devenir".

  1. e) Principios de identidad y contradicción rechazados. Teoría marxista

Por consiguiente, los seres no son. Están continuamente deviniendo, llegando a ser. El ser no es idéntico a sí mismo. El ser es lo que él no es, y no es o que él es.

Dentro de cada ser hay una contradicción inmanente. En cada ser hay él y lo contrario de él. En cada cualidad hay ella y lo contrario de ella.

La existencia de contradicciones dentro del ser es la causa de la continua mudanza del ser.

"La dialéctica es la teoría que muestra cómo los contrarios pueden ser, y son habitualmente (y cómo llegarán a ser) idénticos; en qué condiciones son idénticos, convirtiéndose el uno en el otro, porque el espíritu humano no debe considerar hechos contradictorios como muertos, paralizados, sino como vivos, condicionados, móviles, convirtiéndose el uno en el aro" (Lenin, apud Jean Ousset, El marxismo-leninismo, pág. 93).

En lugar de conocer la naturaleza íntima de las cosas y los designios de Dios respecto de los hombres, en lugar de filosofía, de metafísica y de teología, el marxismo se interesa solamente por la evolución del animal llamado hombre y por el estudio de los factores económicos que provocaron la aparición de los otros factores —sociales, religiosos, culturales, políticos— que determinaron el rumbo que tomó la vida de los pueblos. La Historia materialista es la única ciencia que interesa respecto del hombre. Todo lo que la filosofía y a teología enseñan son quimeras.

  1. f) La esencia de las cosas: el ser.

Doctrina católica

La base, el fundamento de todo, es el Ser. Dios es el Ser. Las criaturas participan del Ser de Dios. Tienen una naturaleza fija. A pesar de las mudanzas accidentales, la esencia de las cosas es permanente.

Doctrina marxista

Nada existe de fijo, de permanente, todo está en continua mudanza. No existen esencias fijas: existen apenas estados de materia. No existe Verdad. Sólo existe la Historia materialista.

  1. B) La Moral

Doctrina católica

Dios, el Creador del Universo y del hombre, es esencialmente Santo. Por esto, todas las cosas tienen su orden, están destinadas a un fin y, por último, están destinadas a la gloria de Dios. El hombre existe para la gloria de Dios, y todas sus acciones deben estar de acuerdo con el orden establecido por El. Dios estableció de este modo su Ley en la propia naturaleza de las cosas. Lo que está conforme con la Ley de Dios es bueno. Lo que contradice la Ley de Dios es malo. El hombre debe conformar su conducta a la santidad de Dios. Hay virtudes y hay vicios. Por ejemplo, la gratitud es una virtud, un bien moral; la ingratitud es un mal moral. La generosidad es una virtud; la traición es un pecado, un mal moral. Respetar a los padres es una acción buena; faltarles al respeto es una acción mala.

Existe una moral objetiva que obliga al hombre. Lo que es bueno no es malo, y lo que es malo no es bueno.

No somos nosotros los que creamos el bien y el mal. Nuestra inteligencia contempla las cosas y ve que hay acciones buenas y acciones malas. Independientes de nuestra inteligencia y de nuestra voluntad hay cosas moralmente buenas y cosas moralmente malas.

Doctrina marxista

No existe Dios ni espíritu. Sólo existe la materia. De esto se sigue una consecuencia muy grave: no existe mal moral. En sí no hay virtudes ni vicios. La verdad no es buena ni mala. La mentira no es buena ni mala. Puede ser útil o perjudicial. Mas no hay un orden objetivo, una moral universal que obligue al hombre. Todo es fruto de las secreciones del cerebro. Es el hombre quien crea el bien y el mal. El es el señor del bien y del mal, como es señor de la verdad y del error. Para el marxista no hay bien ni mal en sí. Bueno es lo que ayuda a la Revolución, malo lo que la perjudica. No hay otra moral. Ved lo que escribe Lenin: "¿Hay una moral comunista? Ciertamente, sí. Imaginan que no tenemos nuestra moral, y la burguesía nos acusa de negar toda moral... ¿En qué sentido negamos la moral, la ética? En el sentido enseñado por la burguesía, que deduce a moral de los mandamientos de Dios... Repudiamos toda moralidad inspirada fuera de la humanidad, extraña a las clases sociales. Sólo son mentiras, bellaquerías. Decimos que nuestra moral está enteramente subordinada a los intereses de la lucha de clases del proletariado.

"... Nuestro deber es subordinar (a la lucha de clases) todos los intereses. Nosotros subordinamos a ella nuestra moral comunista. Decimos: es moral lo que contribuye a la destrucción de la antigua sociedad de explotadores." (Lenin, Obras Completas. vol XXV, págs. 465-466; "apud" León de Poncins, L'Enygme communiste, pág. 65.)

  1. C) Proceso histórico

Teoría marxista

  1. a) Materialismo histórico

No habiendo sino materia en continua mudanza; no hay verdad ni moral. Los católicas y los paganos utilizaban la filosofía, y de modo especial la teología, para conocer la naturaleza íntima y última de los seres. El marxismo desprecia la filosofía y más aún la metafísica. En lugar de ellas se interesa por la Historia de la materia que alcanzó aquel estadio donde ella se lama "hombre". La Historia es la ciencia fundamental, pero no la Historia que parte de la filosofía católica, sino la que se llama Historia materialista. Pero, como ella es la esencia del materialismo aplicado a los hombres, los marxistas, invirtiendo los términos, llaman a su filosofía materialismo histórico.

La Historia es un movimiento continuo de la materia-hombre resultante de los conflictos nacidos constantemente de las fuerzas de la materia en oposición unas con otras.

  1. b) Materialismo dialéctico

Las cosas no tienen naturaleza fija, estable, pero, como olas arrojadas por el viento a la paya, están en un continuo flujo y reflujo causado por aquella fuerza misteriosa que impele al Universo a una perfección mayor. Por esto, en cada cosa hay una contradicción. La casa es y no es al mismo tiempo. Esto vale para todos los seres del Universo. En lugar de identidad de los seres consigo mismos, lo que existe es una Contradicción del ser en sí mismo. En lugar de armonía del Universo, del "Kosmos", lo que hay es una perpetua lucha. Esta lucha es la esencia del Universo. Para comprender la materia es necesario considerarla a la luz de esta perpetua lucha. El materialismo histórico no es un materialismo estático, que considera a materia detenida, sino un materialismo dialéctico. Al habar de dialéctica, los marxistas no entienden este término en el sentido clásico, de arte de argumentar y discutir. Lo entienden como una "ciencia de las leyes generales de mudanza, de contradicción, tanto en el mundo exterior como en el mundo del pensamiento humano".

No se trata, pues, de un materialismo "contemplativo", sino de una manera de concebir al Universo como una materia en un inmenso proceso de mudanzas. Lo que interesa son las formidables fuerzas, las energías irresistibles que impelen al Universo hacia adelante. Lo que interesa es conocer los perpetuos y tremendos conflictos que engendran el progreso, a fin de saber actuar sobre el proceso.

  1. c) Hegelianismo

Así, el marxismo adopta a manera de concebir al Universo que enseñó el filósofo alemán Hegel, Todo se hace en tres etapas. En la primera, el ser parece en reposo. Es la tesis. Pero, al poco tiempo, la contradicción que en el ser existe aparece y choca con la tesis. He aquí la antítesis. Después de un período de lucha, tesis y antítesis desaparecen y surge un nuevo estado, que parece definitivo. Es la síntesis. Pero este estado, que viene a ser una nueva tesis, trae en sí también su propia negación, esto es, su antítesis, y así surge un nuevo conflicto que da origen a nuevas síntesis. Esta serie de conflictos lleva al Universo hacia una perfección siempre mayor, mas siempre relativa e inestable.

 

III CONCLUSIÓN

Con esta exposición terminamos el primer capítulo, que trata del fundamento del marxismo. Vemos que arranca del más craso Materialismo y que considera la verdad una quimera. En lugar de conocer nosotros la verdad, nosotros la creamos. Lo que existe realmente es la contradicción, o contrario de la verdad. Nosotros debemos conocer las leyes que rigen esta contradicción, que son las fuerzas que actúan en el Universo para que podamos dominar el Universo.

 

CAPÍTULO II

Otras consecuencias

  1. EL DERECHO

El marxista, consecuentemente, desconoce el Derecho. En realidad, si no hay Dios que establezca un orden que la criatura debe respetar y si el hombre no tiene alma, el Derecho no existe.

Doctrina católica

Derecho es una prerrogativa sagrada que liga ciertos bienes a cierta persona, de manera que ella pueda disponer de tales bienes, gozar de ellos y atribuiros a terceros, hasta el punto de que éstos no pueden ser despojados por otros.

La existencia de tal prerrogativa proviene del hecho de que Dios, el Señor de las criaturas, tiene destinadas a unas criaturas para el bien de otras. Por esto, quien no respeta tal prerrogativa viola el orden establecido por Dios.

Doctrina marxista

No existe tal prerrogativa. El Derecho es una quimera que inventaron los hombres y no precisa ser respetado. Lo que realmente existe y es respetado es la Fuerza.

Observación.– El marxismo es el materialismo llevado hasta las últimas consecuencias. Si el hombre no tiene alma y es apenas un animal más evolucionado, no se distingue esencialmente de los brutos. Es diferente de los otros animales porque anda erguido, tiene ciertas cualidades, como la capacidad de reflexión, el raciocinio y puede concebir una técnica y producir obras artísticas; pero todo esto no pasa de ser cosas materiales o efectos de la materia. Ahora bien; los animales no tienen derecho. El Derecho es una prerrogativa del ser espiritual. Así, al darse un hueso a un perro, no se establece entre perro y hueso una relación sagrada de Derecho. Quien dio el hueso puede volver a tomarlo sin violar derecho alguno. Ni un tercero puede impedir que el amo del perro quite a éste el hueso, so pretexto de que el hueso pasó a ser propiedad del perro. Y si un perro más fuerte viene a tomar el hueso al primero, tampoco violará ningún derecho. Lo mismo vale para el hombre. No hay Derecho.

 

  1. ENAJENACIONES. TEORÍA MARXISTA

En épocas pasadas los hombres no comprendieron su soberana posición y se privaron de esta posición de total independencia. Enajenaron así su propia libertad. Muchos pueblos se sienten hoy atados por lazos del pasado. Entre ellos resaltan: las tradiciones, la vida social, las Fuerzas armadas, la propiedad, la familia y la Religión.

Veamos las principales.

  1. A) La mayor de todas estas enajenaciones es la Religión. EL hombre imagina un Dios, un cielo, un infierno, una moral intangible, que no existen, y mediante estas quimeras pierde su soberana libertad. En lugar de obrar con absoluta desenvoltura, la voluntad pone límites: haz esto y deja de hacer aquello, pensando que así debe ser.
  2. B) Otra gran enajenación es la El hombre piensa que el derecho de propiedad es sagrado y quiere que los otros respeten su propiedad. Pero él mismo, a su vez, se abstiene de apoderarse de aquello que piensa que es de otros. Así, los movimientos de codicia son reprimidos.
  3. C) Una tercera gran enajenación es la La autoridad paterna, que el hombre considera como venida de Dios y sagrada, impide a libertad de los hijos. La santidad del hogar obliga al hombre a respetar a la mujer del prójimo, y la castidad le obliga a refrenar las propias pasiones. Es esclavo de la idea de la familia.

"El hombre nace libre y, sin embargo, por todas partes está encadenado", decía el padre de la Revolución, Rousseau.

Así, el hombre creó una gran cantidad de cuerdas con las que se ligó a sí mismo. El marxismo pretende liberarlo y prepararlo para regir ,soberanamente sus propios destinos.

 

CAPÍTULO III

La revolución da primaria a lo económico

  1. EL TRABAJO EN LA TEORÍA MARXISTA

No hay espíritu, no hay verdad. El hombre no está, delante de un ser a quien debe conocer y reconocer. No existe un Universo creado de acuerdo con una Idea, un "Logos". Existe un mundo en continua mudanza. El hombre interviene en este mundo y la transforma. Esta es la nota característica del hombre: el animal que interviene en el mundo por su acción. El hombre es "hombre" porque obra. En cuanto obra, es hombre. Cesando de obrar, deja de ser hombre. Cuanto más obra sobre el medio que le rodea, más hombre es. Cuanta más poderosa es su acción material, más hombre es. Por la acción el hombre hace la Historia. La Historia humana es la historia de la acción productora del hombre. Cada época de la Historia se define por la lucha entre los hombres empujados por las fuerzas de producción en conflicto.

Ser trabajador es la esencia del hombre: "homo faber", opuesto al "homo sapiens".

El trabajo no existe para el hombre, sino el hombre para el trabajo.

Por el trabajo el hombre transforma al mundo.

Por el trabajo el hombre se transforma a sí mismo. Lo esencial es, pues, el trabajo, la producción de bienes económicos por la transformación de la naturaleza, Por el trabajo el hombre es creador de la humanidad.

Doctrina católica

El hombre tiene una naturaleza estable y definitiva. El hombre trabaja para adquirir ciertos bienes que le son útiles o necesarios. El trabajo existe para el hombre. No existe el hombre para el trabajo.

Doctrina marxista

Dentro del cuadro del evolucionismo, el hombre es un estadio de la materia, pero no es un estadio definitivo. Por el trabajo puede modificar su propia naturaleza. Las condiciones de trabajo tienen influencia sobre la propia naturaleza del hombre. Por esto, los trabajadores del siglo XVI eran hombres diferentes de los trabajadores del siglo XIX. Será posible así organizar el trabajo humano de tal manera que surjan hombres diferentes de los hombres actuales, más perfectos, más felices. Una Nueva Humanidad será creada por el comunismo, tan diferente de la humanidad actual, como ésta es diferente de los hombres de las cavernas y los hombres primitivos lo eran de los monos. ¡Será el Hombre Nuevo! ¡El comunismo es el umbral de la Edad Nueva!

Consecuencia: primado de la industria sobre la agricultura

De ahí proviene la tendencia de los marxistas hacia la industrialización y su poca simpatía por la agricultura. De ahí la manía de la acción, del trabajo, la divinización del trabajador manual y el odio contra la vida contemplativa y contra los que sólo procuran trabajar para vivir, buscando gozar de las cosas bellas que Dios colocó en el mundo.

 

  1. PRIMACÍA DE LO ECONÓMICO

TEORÍA MARXISTA

Una vez que la ciencia del hombre es el trabajo de producción, o que hay de más importante en la vida humana, es la transformación de las cosas en bienes útiles al hombre. Lo económico es lo fundamental.

Infraestructuras. Superestructuras

En los varios aspectos de la vida humana hay unos elementos fundamentales, decisivos, y otros secundarios, relativos. Los fundamentales son aquellos que están directamente ligados a la Materia. Tales: la geografía, los transportes, la economía, el clima, la salud. Podemos resumiros denominándolos "aspectos económicos". Ellos son la base de todo. Sobre estas infraestructuras se elevan las superestructuras: la vida social, la religión, el Derecho, las artes, la filosofía, la moral. Estas superestructuras dependen de las infraestructuras y son consecuencia de las mismas, A cierto tipo de economía corresponde cierto tipo de sociedad, de moral, de religión y de arte. No es el Derecho, ni la moral o la religión quien determina la economía, sino al contrario.

Mudándose la economía, se produce una crisis. Las superestructuras van quedando desajustadas, y al poco tiempo se produce el conflicto entre las estructuras nuevas que surgen y las antiguas, que quieren perpetuarse. Por fin, privadas de sus bases, las antiguas se derrumban.

Así, mudándose la economía de un pueblo, automáticamente también la religión, la moral y el Derecho se mudarán. No hay religión objetiva, moral absoluta. Todo esto es relativo, sin valor real, aunque tenga gran influencia sobre el comportamiento de muchas clases sociales "enajenadas".

 

III. PRIMACÍA DE LA ACCIÓN

 

 

Doctrina católica

De acuerdo con la doctrina católica, lo fundamental en todo es el ser. Del ser proviene la naturaleza de las cosas, de la naturaleza proviene la acción: "agere sequitur esse", "la acción sigue al ser". De .aquí se deduce cuán importante es conocer la naturaleza de las cosas. Quien la conoce sabe obrar. Esta es la razón por la que nosotros meditamos. Por la meditación conocemos la verdad. Del conocimiento de la verdad nace la acción.

Teoría marxista

Al marxista no le interesa el conocimiento teórico de la esencia de las cosas, ya que éstas no tienen ser fijo. No le interesa el valor del ser y de la verdad, y sí el valor de la eficiencia y de la acción.

Este punto es fundamental para comprender al marxismo. El no procura organizar una sociedad conforme a la naturaleza humana. No admite la naturaleza humana como algo fijo, que sirva de norma absoluta, que tenga, que ser de este modo y no de otro. Como la esencia del hombre puede ser alterada por el trabajo, por la acción, el papel que en la sociología y en la teología tiene el ser, la naturaleza, se abandona definitivamente. Para la concepción marxista el factor decisivo es la acción. Para el católico, la experiencia, la acción deben realizar aquello que la inteligencia conoce como verdadero y bueno. La voluntad sigue a la inteligencia, a la conciencia. En el marxismo se da lo contrario.

Oíd lo que dice Lenin: "La concepción de la práctica de la vida debe determinar la concepción fundamental de la teoría del conocimiento". (Matérialisme et Empirico-cristicisme. Edit. Sociales, París, pág. 123.)

Para el católico la palabra de orden es: "i Vive como piensas!" Para el marxista es: "Piensa como vives!"

"Una de las particularidades del materialismo dialéctico es su carácter práctico, sublimándose el hecho de que la teoría depende de la práctica, el hecho de que el fundamento de la teoría es la práctica, y que, a su vez, la teoría es la práctica... El criterio de la verdad no puede ser sino la práctica Social. El punto de vista de la práctica es el punto de vista primordial, fundamental de la teoría marxista dialéctica del conocimiento." (Mao-Tse-Tung, Oeuvres choisies. Edit. Sociales, París, vol. I, páginas 349-350).

No hay, por tanto, "doctrina" propiamente dicha.

"Resulta, pues, que en el marxismo no existe a filosofía sin la acción, que la filosofía se confunde con la acción misma una vez que ella sólo afirma lo que la acción la obliga a afirmar, de tal suerte que no hay filosofía sin acción marxista, que la acción revolucionaria pertenece a la propia esencia de la filosofía, porque la misión del filósofo es realizar la más eficaz acción material. Para un comunista consciente de su marxismo, el comunismo no es una verdad..., el marxismo es una acción". (Jean Daujat, Connaître le Communisme, pág. 25).

La práctica es la única regla de la práctica; la acción es a única regla de la acción. El ideal absoluto es lograr una acción material llevada al máximo, al paroxismo de eficiencia y vigor.

 

  1. FORMACIÓN IDEOLÓGICA

Tanto los comunistas como los católicos tienen una gran preocupación por la formación ideológica y combaten ferozmente en sus filas las desviaciones ideológicas.

Doctrina católica

Nosotros, católicos, nos preocupamos de la formación doctrinal y combatimos los desvíos doctrinales, porque tenemos el culto de la verdad. "La verdad os hará libres", dice el Señor (Juan, VIII, 32), y "Yo soy el Camino, la Verdad y a Vida" (Juan, XIV, 16).

La verdad es para nosotros un bien absoluto. En consecuencia, de la verdad nace la acción. Pero no es la acción la que determina la doctrina, sino la doctrina, la verdad, que rige la acción.

Teoría marxista

Una teoría tiene valor para el marxista no por el hecho de ser verdadera. El marxista no tiene el culto de la verdad; para él la teoría tiene valor en cuanto es capaz de desencadenar y orientar una acción material, vigorosa en el sentido de la Revolución.

Decían Marx y Engels: "Nuestra doctrina no es dogma, y sí una guía para la acción". (Cfr. Lenin, Karl Marx et sa doctrine, Edit. Sociales, París, pág. 79.)

Lenin comenta esta observación de Marx diciendo: "Esta fórmula clásica sublima con fuerza y de manera sorprendente algo que se olvida constantemente. En consecuencia, hacemos del marxismo una doctrina unilateral, disforme, muerta. La vaciamos de su medula, minamos sus bases teóricas fundamentales, la dialéctica, la doctrina de la evolución histórica, multiforme y llena de contradicciones". (Lenin, Ibíd.)

Para los marxistas no hay "doctrina". Hay el fenómeno de las ideas que existen en el cerebro de algunos hombres. Ellos prefieren hablar de "teorías", "ideologías", "mentalidad", "dialéctica". Pero no se debe obrar de cualquier modo. Se debe obrar de acuerdo con la doctrina marxista, de acuerdo con aquella que la Historia, considerada como la evolución de la materia, nos revela. Obrar con disciplina de hierro para acelerar el movimiento material que lleva a la Humanidad a la Revolución.

Existe una ciencia de la acción marxista. En Moscú hay una Universidad de la Revolución, que estudia científicamente todos los aspectos que debe tener la acción marxista en los varios estadios de la sociedad. Es la "Ciencia de la Revolución".

 

  1. CIENCIA DE LA REVOLUCIÓN

Es una ciencia que estudia el pasado y que debe sacar conclusiones prácticas para la acción. Estudia la psicología humana, la Economía, la situación política y económica, las fuerzas sociales, tanto las que dificultan como las que favorecen a la Revolución. Con seriedad, objetividad, procura el medio más eficiente de impulsar a la Revolución.

 

  1. REVOLUCIÓN ESPONTÁNEA Y ORGANIZADA

Con la mudanza de las infraestructuras —los aspectos económicos de la vida— acaban hundiéndose las superestructuras. Pero el proceso natural de mudanza de las primeras y la demolición consiguiente de las últimas son procesos lentos. Aquella fuerza formidable que preside la evolución del Universo obra lentamente, aunque inexorablemente en el sentido de la Revolución.

El papel del comunismo es acelerar este proceso, modificando enérgicamente las infraestructuras y destruyendo violentamente las superestructuras que impiden o retardan el proceso. El marxismo procura intervenir en esta evolución científicamente, a la manera en que los hombres de hoy estudian y procuran conocer los secretos de la meteorología para controlar el sol y la lluvia.

 

VII ATEÍSMO PRÁCTICO

El marxismo no se preocupa de negar teóricamente que Dios existe. Esto sería, dicen sus adeptos, una negación dogmática abstracta, que supone que haya verdad.

No se debe negar la existencia de Dios teóricamente; se debe extinguir su concepto en las memorias, en la inteligencia. El mejor método para demoler el recuerdo y el concepto de Dios es la acción intensa en la que Dios está ausente de los pensamientos. Si durante algunas generaciones los hombres de un país obran intensamente sin pensar en Dios, al fin Dios será un concepto cuyo sentido se buscará en los diccionarios, y cuya idea pertenecerá a la Historia, como hoy el concepto del dios Saturno. No se niega sólo teóricamente que Dios exista. El marxismo es más radical que el ateísmo teórico. El desencadena la lucha contra todo lo que recuerde a Dios, contra todos los apoyos sociales de la religión: la verdad, la moral, el Derecho, la Iglesia, la familia, las tradiciones, de modo que al fin ya nada recuerde al hombre que pueda existir. Alguien que lo creó, que tiene derechos sobre él. Por esto, la Liga que está encargada de luchar contra la Religión se llama "de los Sin-Dios Militantes": es la lucha por la acción más que por la teoría.

"La religión es un aspecto de la opresión espiritual que pesa sobre las masas populares oprimidas por el trabajo perpetuo en provecho ajeno, por la miseria y por la soledad. La religión es una especie de aguardiente espiritual en el cual los esclavos del capital ahogan su ser humano y sus anhelos de reivindicación de una existencia digna del hombre." (Lenin, Oeuvres Complètes, tomo VIII, pág. 520.)

"No olvidemos nunca la enseñanza de nuestro querido Lenin: la religión y el comunismo son incompatibles, tanto teórica como prácticamente. Nuestra tarea es destruir toda especie de religión y de moral, ya que para nosotros sólo es moral lo que es útil al bolchevismo." (Stalin.)

 

VIII. REVOLUCIÓN

En el marxismo el hombre rechaza todo lo que significa alguna dependencia. Señor absoluto de sí mismo, él crea su propia naturaleza por la acción, y por ella transforma la naturaleza de las cosas. Ninguna ley o derecho le sujeta. Ninguna orden le obliga. El lleva al mundo por donde quiere; él se torna el señor del mundo. El es dios de sí mismo.

Doctrina católica

El mundo fue hecho para la gloria de Dios. Al enviarnos a su Hijo, Jesucristo, Dios le constituyó Rey del mundo, y así sujetó la vida humana a La doctrina y a los preceptos de Jesucristo. La Humanidad debe, pues, esforzarse en aceptar la realeza de Cristo, porque en el aceptarla está su felicidad.

La repercusión de la realeza de Cristo en la sociedad, o la sociedad basada, orientada y constituida de acuerdo con Jesucristo y para su gloria, es lo que llamamos la Cristiandad, la "Ciudad de Dios".

Teoría marxista

El hombre no admite ni los derechos de Jesucristo ni a Jesucristo. No acepta Sus doctrinas, no acepta Sus mandamientos. El hombre no se interesa por una vida eterna en la que sería infinitamente feliz, ni tiene miedo del Infierno, donde sería eternamente desgraciado. En lugar de instaurar la Cristiandad, el hombre quiere destruir todo lo que proviene de Dios y de Jesucristo Derecho natural, metafísica, Iglesia, Cristiandad, autoridad. Esta destrucción total se llama la Revolución. Y sobre sí mismo el hombre procurará construir su vida, orientado por sus propias luces, satisfaciendo sus más profundas pasiones. La Ciudad humana así organizada será la "Ciudad del Hombre".

 

  1. FIN ÚLTIMO: LA REVOLUCIÓN PERMANENTE

Doctrina católica

Para el católico, en la fe y en la vida práctica el fin último del hombre es la vida eterna. Hacia ella dirigimos nuestro amor, nuestra esperanza; ella nos orienta, nos da fuerza y ánimo. A ella se dirigen nuestras acciones, a las que damos valor en cuanto nos llevan a la vida eterna. Y de acuerdo con el perjuicio que la vida eterna pudiere sufrir, consideramos mala una acción y la evitamos. La vida eterna es nuestro anhelo, nuestro estímulo, la estrella que nos guía y nos sirve de norte. Es el fin último.

Doctrina marxista

Lo que para el católico es la vida eterna, es para el marxista la Revolución.

"La Revolución representa el papel que representó la vida eterna" (Malraux). Su gran ideal es éste. Acabar con todo lo que recuerde a Dios, a Jesucristo, a la Iglesia, todo lo que limite al hombre, limitando también su libertad; todo lo que le haga esperar la felicidad en el otro mundo, todo lo que estorbe las pasiones humanas. ¡Revolución! Destrucción del Derecho, de la autoridad, de la moral, de la belleza. Para la creación de un hombre nuevo, de un mundo nuevo.

No se debe pensar que los marxistas consideran este ideal de manera tradicional. Muchos podrían pensar: los marxistas desean tal o tal tipo de sociedad, de vida humana, y trabajan para realizarlo. Quien pensare así no habría entendido al marxismo. No habiendo Dios ni una naturaleza humana inmutable, no hay tampoco un ideal concreto que deba ser realizado. La gran tarea es destruir todas las amarras que ligan al hombre y coartan su acción libre y soberana. Una vez suelto el hombre nadie puede imaginar cómo será la nueva humanidad. Lo que San Pablo dice del Cielo: "Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni vino a la mente del hombre lo que Dios ha preparado para los que le aman" (I Cor., II, 9), piensan los marxistas de la Humanidad redimida por la Revolución.

El marxista dice de la Revolución: nadie puede imaginar cuán feliz será la Humanidad cuando se libere completamente de Dios y de todo cuanto la liga al pasado y al presente. Jean de Fabrègues comenta: "La noción del reino temporal de la Fe, que Marx recibe de la religión de Israel, va a ser por él desviada e invertida (mejor, subvertida) ... La Revolución es la explicación del mundo, de su movimiento, de su ritmo. Ella le da sentido, le da objetivo. Ella es la esperanza y será el final de la obra... La Revolución es redentora; es también creación, la Nueva Creación del mundo... La Revolución engendra también un Hombre Nuevo" (La Révolution ou la Foi, pág. 65).

La Revolución carece de un programa prefijado que realizar. Realizado el programa negativo de destrucción de las enajenaciones, está abierto delante de los hombres el infinito. La naturaleza humana no representa un límite. Ella será continuamente modificada por la acción revolucionaria, por el trabajo, y al hombre nuevo se le abrirán posibilidades inauditas. Marx decía: "La Historia no es otra cosa que una modificación constante de la naturaleza humana" (Miseria de la Filosofía).

Con una firmeza inconmovible e infalible —según los marxistas—, el Partido guiará a la Humanidad hacia el Progreso.

Amados Hijos, será útil que digáis lo que Adolfo Hitler pensaba del futuro de la Humanidad guiada por el marxismo. Hermann Rauschning, en su libro Hitler m’a dit (París, 1939, página 312), cuenta una entrevista que tuvo con el Fuehrer:

—"(Hitler) El señor es víctima de un viejo sofisma, del que debe liberarse. Lo esencial del marxismo es la voluntad de construcción revolucionaria, que ya no necesita apoyarse sobre muletas ideológicas, que forja para sí un instrumento de poder implacable para imponerse a las masas populares y al mundo entero. De una teleología de base científica surge así un verdadero movimiento revolucionario, provisto de todos los medios necesarios para conquistar el poder.

—"(Rauschning) ¿Y cuál es la meta de esta voluntad revolucionaria?

—"(Hitler) No tiene meta precisa. Nada de fijo, de una vez: para siempre. ¿Le cuesta tanto comprender esto?

"Le contesté que realmente estaba un poco desconcertado por estas insólitas perspectivas.

—"(Hitler) Somos un movimiento. Esta es la palabra que lo dice todo... Sabemos que no hay estado definitivo, que no hay nada durable, que solamente hay una evolución perpetua. Lo que no se transforma es lo que está muerto. El presente ya es pasado.

Pero el porvenir es la corriente inagotable de las posibilidades infinitas de una creación siempre nueva".

Una cosa apenas es cierta. Esta nueva civilización será la Civilización del Trabajo. En esta civilización el trabajo será el valor supremo, el supremo criterio de la Humanidad. El alma, la creadora de esta Civilización, será la Acción.

Reflexión

La Cristiandad nace de la Verdad. La Revolución nace de la Acción.

Para el cristiano, Al principio era el Verbo (Jn., I, 1).

Para el marxista, Al principio era la Acción (Goethe, Fausto).

***

Dice el marxismo que, liberado de Dios, de Cristo, de la Iglesia, de todo lo que recuerde a Dios, el hombre iniciará una nueva etapa de su vida y construirá el Paraíso en la tierra.

Amados Hijos, estáis penetrando en el misterio de la iniquidad. Parece que tenemos delante de los ojos el retrato de aquel de quien habla San Pablo: Para que el Anticristo venga es necesario que "venga primero la apostasía, y ha de manifestarse el hombre de la iniquidad, el hijo de la perdición, que se opone y se alza contra todo lo que se dice Dios o es adorado, hasta sentarse en el tempo de Dios y proclamarse Dios a sí mismo" (II, Tesal., II, 3-4).

El marxismo es el paroxismo de la impiedad, la tentativa de destruir radicalmente a Jesucristo y a su Iglesia.

Todo lo que él enseña es la oposición más radical a lo que Jesucristo enseñó.

El afirma que sólo existe la materia, pero nosotros sabemos que "al principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios. Todas las cosas fueron hechas por El, y sin El no se ha hecho nada de cuanto ha sido hecho" (Jn., I, 1, 3).

El marxismo afirma que no hay verdad, mas nosotros sabemos que "el Espíritu es la verdad" (I Jn., V, 6), que Jesucristo de Si mismo dijo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Jn. XIV, 6).

El marxismo afirma que no hay bondad ni moral, mas nosotros sabemos que hay el Bien substancial: "¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino sólo Dios" (Mc., X, 18).

Para el marxismo, el hombre es un animal al que, sólo interesa lo económico, y nosotros sabemos que nada aprovecha al hombre ganar todo el mundo si pierde el alma (Mt. XVI, 26).

 

 

2ª PARTE

LA SECTA COMUNISTA O EL MARXISMO EN ACCIÓN

CAPÍTULO I

El proletariado al servicio de la Revolución

La acción marxista es fundamentalmente revolucionaria. Mas su manera de serlo difiere de aquello que el hombre común entiende al hablar de revolución. Para el hombre común la revolución es el medio violento de conseguir una sociedad mejor y estable. Esto quiere decir que, logrado el cambio, el hombre procura que éste se estabilice, y piensa en luchar para que el fruto de su esfuerzo no sea destruido por otras fuerzas. Para el marxista no hay un programa positivo a realizar. La Revolución no intenta obtener un bien; ella quiere solamente acción, movimiento, La Revolución es en sí misma el gran ideal. La acción revolucionaria no es un medio, es un fin. Es permanente, es la obra gigantesca de una humanidad en movimiento, en la que el Hombre Nuevo se crea a sí mismo continuamente y se perpetúa. La Revolución no es medio para conseguir un nuevo "Orden"; ella es el nuevo "Orden". Debemos, pues, modificar nuestro concepto de Revolución cuando estudiamos el marxismo y recordar que la Revolución es el estadio definitivo de la humanidad progresista.

Para llegar a la Revolución es preciso, sin embargo, demoler un universo. El marxismo inició esta demolición. ¿Cuál fue el instrumento de que echó mano?

 

I PROLETARIADO

Como consecuencia de la Revolución francesa y de la laicización de la vida, apareció en Europa, en el siglo XIX, la clase proletaria. Eran trabajadores de la industria explotados criminalmente por capitalistas liberales, que consideraban el trabajo una mercancía y no como el medio dado por Dios para el sustento digno del individuo y de la familia. De esta concepción liberal resultó una miseria tétrica, desarraigo creciente, ruptura con la Religión y a Patria, miseria moral y espiritual. El trabajo de las mujeres y de los niños tornaba todavía más triste la suerte de los hogares obreros. El Santo Padre León XIII analiza las causas de esta situación en la monumental Encíclica Rerum Novarum: "Disueltos en el pasado siglo los antiguos gremios de artesanos, sin ningún apoyo que viniera a llenar su vacío, desentendiéndose de las instituciones públicas y leyes religiosas de nuestros antepasados, el tiempo fue insensiblemente entregando a los obreros, solitarios e indefensos, a la inhumanidad de los empresarios y a la desenfrenada codicia de los competidores. Hizo aumentar el mal la voraz usura, que, reiteradamente condenada por la autoridad de la Iglesia, es practicada, no obstante, por hombres codiciosos y avaros bajo una apariencia distinta. Añádese a esto que no sólo a contratación del trabajo, sino también las relaciones comerciales de toda índole, se hallan sometidas al poder de unos pocos, hasta el punto de que un número sumamente reducido de opulentos y adinerados ha impuesto poco menos que el yugo de la esclavitud a una muchedumbre infinita de proletarios". (Encic. Rerum Novarum, Edit. B. A. C., pág. 312, núm. 1.)

Buscando una clase capaz de servir de instrumento a la Revolución, Marx encontró este proletariado. Es muy importante conocer el ángulo desde el cual el marxismo se interesó por el proletariado. Habrá tal vez entre vosotros, amados Hijos, quien piense que los comunistas deseen mejorar la suerte de los obreros. Están engañadas. Oíd lo que los propios maestros del marxismo enseñan a ese respecto. Rosenberg da la siguiente explicación. "Marx no partió del proletariado, de su miseria y de su angustia, y de la necesidad de liberar a esta clase, para en seguida desembocar en la Revolución. El recorrió el camino opuesto... Buscando los medios que le harían posible realizar la Revolución, Max descubrió al proletariado." (apud Jean Ousset, El marxismo-leninismo, pág. 116.) Y Henri Lefèvre comenta en Le Marxime: "El marxismo no trae un humanismo sentimental y llorón. Marx no se inclinó sobre el proletariado porque estuviera oprimido ni para lamentarse de su opresión... El marxismo no se interesa por el proletariado en cuanto es débil (como es el caso de la gente "caritativa", de ciertos utopistas, de paternalistas), sino en cuanto es una fuerza." (apud Jean Ousset, op cit., pág. 116.)

Si Marx hubiese vivido cien o doscientos años antes no hubiera encontrado este instrumento. En la Edad Media y en el ancien Régime, el obrero, el artesano, estaba encuadrado en sus corporaciones, guildas, ligas, hermandades; era alguien, tenía raíces, tenía tradiciones, una situación económica estable y una situación social definida. Tenía sus fiestas, sus iglesias, su prestigio. La corporación cuidaba de su formación técnica, del ejercicio de su profesión, de su vida religiosa, de su salud y de su familia en caso de enfermedad o de muerte. Dentro de la parroquia tenía su lugar; dentro del municipio tenía su profesión.

Todo esto fue destruido por la Revolución Francesa y la impiedad. Atemorizado, aislado, el obrero se vio frente a la era de la máquina de vapor y de las grandes fábricas. Sin embargo, en Europa todavía había mucha raíz y se hacía mucho trabajo para volver a levantar a la clase obrera; por esto, a pesar de las tentativas realizadas, el marxismo no consiguió allí la victoria. Pero en Rusia los obreros estaban aún más abandonados, porque la iglesia cismática, privada de la fecundidad y la vitalidad de la Iglesia católica, no consiguió enfrentarse con la onda destructora del liberalismo económico. Cuando el marxismo cayó sobre el proletariado ruso logró, por vez primera, conquistar el poder, y afirmándose sobre esta base emprender la conquista del mundo. Preguntaréis: ¿Por qué el proletariado ruso era la clase ideal para servir de instrumento a la Revolución? Esta es la respuesta de un comunista ruso de fines del siglo pasado: "Nosotros, proletarios rusos, carecemos de todas las riquezas de Occidente, de toda herencia. En nuestros recuerdos nada hay de romano, nada de antiguo, nada de católico, nada de feudal, nada de caballeresco, casi nada de burgués. Así, pues, ningún remordimiento, ninguna consideración, ninguna reliquia del pasado podría frenamos."

Marx veía dos cosas en el proletariado.

Primero, que su miseria, bien azuzada, bien explotada, era capaz de lanzar la clase de los obreros contra la clase de los patronos con una violencia aplastante.

Segundo, que aquella clase no tenía raíces ni tradiciones que le impidiesen obrar. Sin propiedad, sin familia bien constituida, sin Religión, sin patria, nada frenaba a sus miembros. Estaban casi en perfecta disponibilidad. Aquellos hombres eran capaces de una acción revolucionaria de violencia inaudita. Ahora bien, el marxismo quiere ser la acción revolucionaria más potente. Era lógico que procurase conquistar al proletariado, identificarse con él, desencadenar su acción demoledora, orientarla, encuadrarla y así destruir por medio de ella todas las amarras, todas las ligazones con Dios, Iglesia, Patria, familia, propiedad y pasado. Al mismo tiempo que demoledora, la clase obrera, una vez en el poder, crearía el más gigantesco organismo industrial, que haría de todos los hombres obreros y de las naciones un inmenso ejército de trabajadores que transformarían el mundo. Para conseguir la Revolución, el marxismo emprendió la conquista y la movilización de la masa obrera.

Pero ahora no vamos a hacer la historia del comunismo. La podéis encontrar en libros especializados. Vamos a mostraros, amados Hijos, los pasos metódicos que sigue la secta.

 

II TOMA DE CONCIENCIA

La tarea que el marxismo tenía ante sí era iniciar una violenta reacción de los obreros contra los patronos. No le interesaba mejorar la situación de los obreros, como lo estaba haciendo la Iglesia. Por el contrario, le interesaba que esta situación se hiciese todavía peor, que aumentase la riqueza y el lucro de unos y la miseria de otros. Pero toda la diferencia de situaciones, por sí misma, todavía no ponía a los obreros en movimiento, en tanto que ellos no se percatasen de su miserable condición. Para esto era preciso sacudir a la masa obrera con una acción revolucionaria, a fin de que "tomase conciencia" de la injusticia de su situación y de la propia fuerza. Nótese que para el marxista, como no existen la Verdad y el Derecho, no se conoce la injusticia de una situación comparando la situación de una clase con las normas de la justicia. Tal modo de proceder es propia de la inteligencia normal. El marxista sólo cree en la acción. Y por esto, mediante la acción inculca al obrero la idea de que es explotado. Reivindicaciones de salarios, congresos, huelgas, revueltas, fueron los medios usados para hacer al proletariado tomar conciencia de que "era robado".

Elaborando una doctrina extraña, nueva y artificial de Economía Política, el marxismo:

  1. a) procuró convencer a los obreros de que todo el fruto de su trabajo les pertenecía y de que el lucro que patronos y capitalistas obtenían era robado a ellos;
  2. b) estableció el principio de que los medios de producción deben ser de la colectividad y no de los particulares;
  3. c) procuró probar que en el proceso económico existente el capitalista se hace cada vez más rico y el obrero cada vez más pobre.

Predicando estas doctrinas a los obreros, el marxismo los pone en franca revuelta contra la clase patronal.

 

III LUCHA DE CLASES

Esta lucha de los obreros contra los patronos representa para el marxismo el instrumento infalible para demoler la sociedad cristiana. Aquella fuerza misteriosa que preside la evolución de la materia es reforzada por la lucha de clases, y el proceso que duraría siglos se acelera y se realiza en pocos años.

Esta lucha debe ser hecha de manera completamente materialista. Ningún dogma, ningún decálogo, ningún motivo religioso, ningún fin tradicional debe ser tolerado. Lucha en torno del pan, en torno del dinero, y para esto, lucha en torno del poder político. Desde que se dejan envolver por esta lucha materialista, los propios obreros católicos se transformarán en materialistas y marxistas.

Si no existiese la cuestión obrera, el marxismo buscaría otro pretexto para lanzar a los más débiles contra los más fuertes, a los de abajo contra los de arriba, a los del Sur contra los del Norte, a los negros contra los blancos, a fin de que, por el desencadenamiento de la envidia, de la codicia y del orgullo, los hombres emprendan la destrucción de los valores espirituales.

 

IV CLASE PROLETARIA

La lucha de clases sería desfavorable para los obreros, que son más pobres, menos cultos, si ellos no buscaran el medio de ser más fuertes apoyándose en el número. Por esto, el marxismo ve en el formarse la conciencia de que todos los proletarios del mundo forman una sola clase, la gran fuerza de la Revolución. Es éste el grito de guerra del Manifiesto Comunista de 1847: "¡Proletarios de todos los países, uníos!"

La única colectividad que el proletario debe reconocer es la colectividad de la clase. Ninguna otra le interesa: ni la Iglesia, ni la Patria, ni el Ejército, ni la familia. De la unión total de los proletarios nace la Clase Proletaria. Todo entre los proletarios es común. Por esto, el marxismo se lama comunismo.

Aquella potencia material máxima, capaz de crear un mundo nuevo, destruyendo todo lo que se opone a la Revolución, es la Colectividad Proletaria o Estado comunista.

 

V COLECTIVIZACIÓN

Para ser la Gran Fuerza Revolucionaria es preciso que todos los medios de producción estén en las manos del proletariado, no en las de los individuos que lo componen, sino en las de la clase como tal. Como cúpula de la clase, el Estado comunista representa al proletariado. Por esto, todos los medios de producción y todas las palancas del poder deben estar en las manos del Estado comunista.

Acumulando todos los recursos materiales del mundo, todos los medios de producción, transporte, guerra, etc., la clase obrera representa el máximo del poder humano; es como la Divinidad del Trabajo. Dentro de este gran organismo de producción, el individuo es una ruedecita minúscula en el gigantesco engranaje. Deberá sujetarse a una disciplina de hierro, y los intereses de la Revolución serán el criterio supremo de sus acciones.

Visteis, amados Hijos, que el marxismo considera al hombre un animal trabajador. Es, pues, consecuente cuando entrega al trabajador, al obrero, los destinos de la Humanidad, la creación de la humanidad nueva. Para el marxismo, el proletario es el hombre más puro, más legítimo, más auténtico. Solamente él es capaz de crear una genuina humanidad. Para esto le basta libertarse de cualquier ligazón con el pasado, de cualquier elemento que le impida la libertad de acción, unirse y destruir todo lo que se opone a la Revolución Permanente.

 

VI DICTADURA DEL PROLETARIADO

Una vez unidos en organismos locales, regionales, nacionales, internacionales, los obreros emprenden la conquista del poder y ahogan a todas las otras clases.

 

VII MORAL-VERDAD-PROPAGANDA

En esta lucha por el poder, todos los medios son lícitos: lo importante es realizar la Revolución. Porque el único criterio de la moral y de la verdad es la Revolución. Es moral lo que la favorece; es mentira lo que se opone a ella o la dificulta. Es bueno y lícito todo lo que colabora para su triunfo; es malo y prohibido todo lo que la perjudica.

La propaganda tiene un gran papel en esta lucha. Su finalidad no es difundir la verdad. Su fin es poner en movimiento a las masas revolucionarias. Por esto, la propaganda se sirve de todos los medios, incluso de calumnias y mentiras, para "forrar el cerebro" de ideas que provocan la acción revolucionaria.

De otro lado, es preciso sacar de la cabeza del pueblo las ideas que pueden paralizar la acción revolucionaria. No se trata de convencer por razones lógicas, por argumentos y por la presentación de la verdad. Lo que es preciso es "lavar el cerebro".

 

VIII IDEAS

Las ideas interesan mucho al marxismo. De nuevo decimos que no interesan por el hecho de ser verdaderas o falsas. Como el marxismo no reconoce la verdad, no le interesan las ideas desde este punto de vista. Pero el marxista sabe que el animal llamado hombre posee ideas en la cabeza, y que estas ideas provocan acciones. Es desde este punto de vista que aquéllas le interesan, y el comunismo desarrolla estudios de psicología para enseñar a sus técnicos la manera de servirse de las ideas para suscitar, orientar o impedir las acciones. Estas ideas acostumbran venir envueltas en un clima de emoción irracional, de tal suerte que no es la inteligencia del hombre la que dirige su acción, sino que es la parte animal la que dirige a la parte intelectual. El comunismo llama a tales ideas irracionales "ideas fuerza". Ejemplo de tales ideas tenéis, amados Hijos, en la expresión nacional comunista "el petróleo es nuestro".

 

APÉNDICE

EL CAPITAL Y EL TRABAJO

Dentro de este contexto es importante ver Lo que piensa el Catolicismo del origen del capital y lo que piensa el marxismo

 

Doctrina católica

De acuerdo con la enseñanza de La Iglesia, solamente es propiedad del hombre aquello que fue honestamente ganado. Lo que es ganado deshonestamente o adquirido injustamente no es propiedad del hombre y debe ser restituido a su dueño. Por tanto, dinero o bienes robados o deshonestamente adquiridos no son propiedad en el sentido católico.

Sentado esto, preguntamos: ¿Cuál es el erigen del capital?

El origen del capital es muy noble. Mons. Delassus dice que el capital es un príncipe, hijo de un hogar muy noble. Su padre es el trabajo y su madre la economía. El nacimiento del capital se produce así: el hombre trabaja más de lo que precisa y gasta menos de lo que puede. Así le sobra dinero. Este dinero ganado y ahorrado es el "trabajo cristalizado". Con este dinero el hombre compra una fuente de renta, un campo, por ejemplo, y pasa a explotarlo. Realmente, este campo representa el fruto de su trabajo. Al explotarlo, el hombre hace trabajar para él el fruto de su trabajo. Otro compra una casa y la alquila. Es el "trabajo cristalizado", que a su vez trabaja. Así, el hombre mejora su situación. Continuando fiel al principio "trabaja más de lo que precises y gasta menos de lo que puedas", y "haz que tu trabajo trabaje para ti'', el hombre se torna capitalista.

El capitalismo es un sistema en sí legítimo. Está conforme con la naturaleza humana. Pone al servicio de la sociedad humana aquellos dos motores admirables de que Dios dotó al hombre: amor a sí mismo y voluntad de poseer y enriquecerse. Esta voluntad es legítima y, permaneciendo en los límites de la razón, de la justicia y de la caridad, es laudable y virtuosa. Naturalmente, el capitalismo puede llevar a abusos, y de hecho ha llevado a ellos. Los Papas y los Obispos han denunciado tales abusos. Pero el sistema del capital, de la iniciativa privada, de la posesión privada de los medíos de producción, han sido defendidos por los Sumos Pontífices contra la tesis socialista de que el capitalismo es esencialmente malo. A la inversa, los Santos Padres afirman que el comunismo es intrínsecamente perverso. El capitalismo puede ser malo accidentalmente, pero es intrínsecamente lícito. El comunismo, en cambio, es intrínsecamente malo, y su acción es siempre mala y deletérea.

 

Teoría marxista. Refutación

El marxismo enseña que el particular que posee medios de producción roba al obrero lo que pertenece a éste. Marx procuró establecer una extraña teoría económica. Según esta teoría, todo el lucro de una empresa pertenece a los obreros y nada a los dueños de la misma. En la base de tal argumentación está la idea de que sólo el trabajo manual da derecho a la remuneración:

No es difícil refutar estos asertos.

Vimos que el capital es "trabajo cristalizado". En el capital el trabajo trabaja. Una vez pagado un salario que permita al obrero vivir dignamente con su familia, educar a sus hijos y hacer una reserva para el futuro, la justicia está satisfecha. El empresario puede ser generoso y pagar más, conforme a la naturaleza del trabajo realizado y a los rendimientos de la empresa. Pero ahí no se trata ya de justicia, sino de caridad.

"Se equivocan de medio a medio, efectivamente, quienes no vacilan en afirmar el principio según el cual el valor del trabajo y su remuneración deben fijarse en lo que se tase el valor del fruto por él producido, y que, por lo mismo, asiste al trabajador el derecho a reclamar todo aquello que ha sido producido por su trabajo." (Pío XI, Encic. Quadragesimo Anno, Edit. B. A. C., pág. 726, núm. 68.)

Así, pues, del producto del trabajo de un obrero que trabaja con las máquinas de una empresa, esto es, del producto de esta conjugación "trabajo + capital", justamente se puede destinar una parte a la remuneración del trabajo y una parte a la remuneración del capital (trabajo cristalizado).

Además de impugnar la legitimidad del lucro del capital (que califica de robo .cuando está en manos de un particular, pero que considera justo cuando está en manos del Estado), Marx afirmaba que, en el proceso capitalista, los obreros serán cada vez más miserables y los ricos cada vez más ricos. Esto no es verdad, y lo hechos desmienten al falso profeta. En Europa y en América del Norte, los obreros tienen hoy un nivel de vida alto, incomparablemente más holgado que hace cien años. El Santo Padre Juan XXIII lo reconoce en la Encíclica Ad Petri Cathedram, de 29 de junio de 1959.

 

CAPÍTULO II

La dialéctica en acción.— La tesis

Muchas veces, amados Hijos, os quedáis perplejos ante las mentiras y contradicciones de los comunistas. Si recordáis que el criterio supremo de la verdad y de la moral es el interés del Partido Comunista, esto es, de la Revolución, comprenderéis cómo el comunismo puede afirmar hoy una cosa y negarla mañana; alabar hoy una acción y condenarla después. La razón estriba en que en el proceso de la Revolución cosas e intereses se mudan de acuerdo con las etapas del proceso.

Es la aplicación de la ley hegeliana de la tesis y la antítesis. Para juzgar la actitud del comunismo ante alguna institución, debéis considerar en qué etapa se encuentra el proceso revolucionario en determinado país.

 

I LA SECTA COMUNISTA

En el siglo pasado, en un movimiento de apostasía total del Cristianismo y del Catolicismo, grandes masas de obreros, burgueses e intelectuales se unieron en una organización mundial: la "Asociación Internacional de los Trabajadores", la llamada "Primera Internacional" (Ginebra, 1866). Habiéndose disuelto por dificultades internas, los marxistas se constituyeron en partidos comunistas y se organizaron en una nueva "Internacional", denominada "Tercera" (1921), que en los años siguientes pasó por varias transformaciones. Bajo otro nombre es la cabeza de una inmensa secta comunista. Es una secta que tiene secuaces fanáticos, tiene organizaciones con centrales nacionales e internacionales, y lucha por el poder político y por el dominio del mundo.

 

II EL PARTIDO COMUNISTA

Durante la lucha por el poder en determinado país, los comunistas se organizan en partido político, al que pertenece apenas la "élite". Su cuadro electoral acostumbra a ser diez, veinte veces, mayor que el cuadro de los partidarios. El partido es como una Jerarquía; el electorado es como el laicado en la Iglesia Católica.

 

III LA TESIS

La oposición total y la destrucción del estado de cosas existente en todo lo que recuerda a Dios, ley natural, Cristo y su Iglesia, civilización cristiana y tradición, es la tesis marxista. Es el periodo de la demolición. Para llegar a la Revolución es necesario demoler, y para esto es preciso desenraizar al hombre y lanzarlo violentamente contra la sociedad cristiana.

  1. A) La propiedad

El primer blanco de la furia comunista es la propiedad. El comunismo niega todo derecho de propiedad, negando la existencia misma del Derecho. Pero no es sólo éste el aspecto de la propiedad que la secta abomina. En esta fase, de la Revolución, el comunismo ataca toda propiedad, incluso de facto. Abomina la propiedad particular. ¿Por qué?

Tiene buenas razones para abominarla. He aquí algunas:

  1. a) La propiedad defiende la libertad del individuó ante la colectividad; y el comunismo quiere que todo individuo esté en las manos del Partido sin voluntad propia, como una ruedecita en un engranaje.
  2. b) La propiedad crea lazos que atan al hambre a la tierra, a la naturaleza, al pasado, a sí mismo, a la familia, y la Revolución quiere quebrar todos estos lazos.
  3. c) La propiedad hace al hombre pensar en sí, en sus intereses, y la Revolución quiere absorber todo el interés del individuo.
  4. d) La propiedad acaba engendrando la desigualdad de las clases sociales, y la Revolución excita en el corazón humano la pasión de la envidia, que no quiere que uno sea más que otro.

Por esto, en esta fase, la Revolución confisca toda propiedad, diciendo que todo es de todos.

  1. B) Igualitarismo

Para llevar a los proletarios y a muchos intelectuales y burgueses a sus filas, los comunistas, en esta fase de tesis, proclaman el igualitarismo. Proclaman solemnemente: "Todos serán iguales, no habrá ricos ni pobres, no habrá clases sociales. Todos serán obreros y nada más, y así todos serán hermanos."

Y logran que innúmeros burgueses se conmuevan hasta las lágrimas ante la perspectiva de una sociedad sin propiedades. Este episodio de ahora recuerda a los nobles de la Revolución Francesa que entre lágrimas de alegría renunciaron a sus privilegios feudales para poco después ser decapitados por sus "hermanos".

Este igualitarismo, amados Hijos, no sólo es una utopía, sino, que es una rebelión contra los planes de Dios. Entre tanto, las pasiones que desencadena son tan violentas que son capaces de hacer delirar hasta a ciertos católicos, logrando que tales personas ayuden al comunismo a destruir la sociedad cristiana para preparar el advenimiento de una "sociedad sin clases".

  1. C) Proletarización

El camino de la Revolución es la destrucción de la propiedad privada, de la iniciativa particular y una creciente colectivización y proletarización. Cuanto más el capitalismo mal orientado concentra la riqueza en manos de unos pocos y esparce la miseria entre las multitudes, o cuanto más consigue el comunismo, por medio de huelgas, disturbios, trastornos, empobrecer a un pueblo, tanto más fácil será la tarea de la Revolución de conquistar el poder. Cuanto mayor el número de los propietarios, pequeños, medianos y grandes, cuanto mayor el apego a la propiedad, al pasado, tanto más difícil el camino de la Revolución. En contrapartida, la concentración excesiva de la tierra en manos de un pequeño número de propietarios, así como, el hipercapitalismo, facilita el advenimiento de la Revolución, porque ya realizan la concentración de la fortuna en manos de unos pocos. Bastará suprimir a estos pocos y será transferida la fortuna nacional al Partido.

  1. D) Reforma agraria
  2. a) En el mundo: En los países donde hay una gran población agrícola, el comunismo ve en la "Reforma agraria" un elemento esencial en la lucha por el poder. El hombre de campo, sea el gran propietario sea el mediano o el pequeño, es un enorme obstáculo para la Revolución. Su sentido agudo de dueño de la tierra, su espíritu religioso, su apego a las tradiciones, hacen de él un enemigo tenaz de la Revolución. Mas al lado del obstáculo, el comunismo ve las posibilidades que el campo ofrece. En el campo existe necesariamente el asalariado. Existen el minifundio y el pequeño propietario. La táctica comunista de la lucha de clases procura lanzar a los asalariados contra los patronos, y a los sin tierra o dueños de pequeños predios contra los medianos y grandes propietarios. Se grita hasta el cansancio: "¡Latifundio! ¡Latifundio! ¡Reforma agraria! ¡Reforma agraria!" Se crea un clima emotivo, irracional; se azuza a los asalariados, se les prometen tierras y prosperidad; se envuelve a los legisladores en un griterío nacional. No se define lo que es tal "Reforma agraria"; no se estudian las condiciones que tornan indispensables la grande y mediana propiedad, y en una acción revolucionaria conjunta se arroja a los labradores contra los labradores y se procura escamotear leyes que sancionen la usurpación de las tierras ajenas. De esta acción el comunismo obtiene triple provecho: lanza a la acción revolucionaria a la clase más tradicional, destruye el carácter sagrado del derecho de propiedad y arrastra a la nación al caos y a la miseria. Ninguna nación del mundo hizo tal tipo de "Reforma agraria" sin caer en el comunismo o llegar al borde del abismo. En ninguna nación tal "Reforma agraria" dejó de traer la miseria y el hambre. Pero esto entra justamente en los planes de la Revolución.
  3. b) En el Brasil: También en nuestra Patria, amados Hijos, los comunistas agitan histéricamente el espantajo de la "Reforma agraria". No colaboréis con esta campaña. Ella no tiene intención de mejorar vuestra situación, sino al contrario. Los fautores de esta "Reforma agraria", que la preconizan "en la ley o en la marra", "Reforma agraria o Revolución", quieren vuestra desgracia. Oíd lo que dice uno de los grandes maestros del comunismo: "La reforma agraria es una lucha sistemática y salvaje contra el feudalismo... Su meta no es dar tierras a los campesinos pobres ni aliviar su Esto es ideal de filántropos, no de marxistas... El verdadero objetivo de la reforma agraria es la liberación de las fuerzas del país." (Lin-Chao-Tchi, Secretario General del Partido Comunista Chino, mensaje del 14 de julio de 1950.)
  4. c) "Reforma agraria con nosotros, sin nosotros o contra nosotros": En el Brasil hubo época en que la propaganda de la "Reforma agraria" fue hecha obedeciendo al slogan: "Reforma agraria con nosotros, sin nosotros o contra nosotros." Se procuraba alarmar a los católicos y hacerles creer que la "Reforma agraria" socialista venía inevitablemente, y que sería mejor que nosotros la hiciésemos antes que otros la hiciesen contra nosotros. Tratándose de la "Reforma agraria" socialista, que confisca las tierras, que hiere al derecho de propiedad, este slogan es falso. La verdad es la siguiente: "Reforma agraria siempre contra nosotros (los católicos). Resta saber si será hecha con nosotros o sin nosotros." En la dinámica de la acción marxista, la "Reforma agraria" socialista es un paso indispensable. Mas es preciso conseguir que la Iglesia se deje engañar y que Ella misma, pensando impedir la Revolución, coopere para su propia destrucción. Oíd, amados Hijos, con qué cinismo diabólico el marxismo sigue esta táctica: "Debemos basarnos en el principio férreo que enseña: aplastar al enemigo sirviéndose del propio enemigo..." (Orden Secreta del Partido Comunista Chino de 12 de febrero de 1957.)

Ved, amados Hijos de los campos y de las ciudades, la diabólica maldad con que los comunistas agitan la bandera de la "Reforma agraria". Tienen el designio de desencadenar las fuerzas revolucionarias del País. Una vez en marcha la Revolución, todos los labradores perderán sus tierras, tanto los grandes como los pequeños, y todos, antiguos y nuevos hacendados, antiguos y nuevos colonos, antiguos empleados o arrendatarios, todos serán meros esclavos si no fueren fusilados o colgados, como está aconteciendo en la desgraciada isla de Cuba y sucedió en Rusia, Hungría y China.

  1. E) Reformas urbana, industrial, comercial y bancaria

No sólo las propiedades rurales son atacadas por el Partido Comunista y confiscadas por éste cuando llega al poder. Todos los medios de producción y toda la propiedad inmueble y mueble deben pertenecer al Estado comunista. Reducida a la miseria, dependiendo del Estado en todo, no pudiendo trabajar, viajar, comer, vestirse, estudiar ni cuidar la salud sin la intervención de los funcionarios del Partido, la población entera del país será esclava en manos de los más crueles señores que el mundo ha visto: los tiranos comunistas. ¡Ved a Cuba!

  1. F) Religión

No precisamos deciros, amados Hijos, que el mayor enemigo que la Religión Católica jamás tuvo es el comunismo. En comparación con estos perseguidores, los más crueles pretores romanos, los más sanguinarios verdugos de la China antigua, eran sólo niños furiosos. El comunismo quiere la total destrucción del Catolicismo. Mientras lucha por conseguir el poder, a veces aplica la táctica de la "mano tendida". Procura atraer a los católicos engañándolos para conquistar con su apoyo el poder. Llega a afirmar, blasfemando, que Jesucristo fue un revolucionario, fue comunista, y que el marxismo realiza la doctrina del Evangelio. Visteis, amados Hermanos, cómo él niega a Dios, el alma, el Cielo, la verdad, la moral, el Derecho, la Iglesia, todo, en fin, lo que constituye nuestra Fe. En el momento que admitiera una u otra de estas verdades dejaría de ser comunismo marxista. Pero ni aun así podría ser aceptado por ningún católico. De esto, sin embargo, hablaremos más adelante. Para Lenin "toda idea religiosa es una abominación". "La Religión es el opio del pueblo."

  1. G) Ejército. Patria

Cuando está en el período de la tesis, o sea de la conquista del poder y de la destrucción de la sociedad cristiana, el comunismo tiene interés en disminuir la resistencia de la sociedad y en quebrantar los lazos que ligan al hombre con las tradiciones cristianas. Ahora bien, las Fuerzas Armadas son un gran obstáculo para la Revolución, tanto porque se oponen a ella por las armas como porque crean un respeto al Derecho, a la jerarquía, a la moral, que es incompatible con la Revolución. Igualmente, el amor de la Patria suscita energías magníficas que impiden que ésta sea entregada a Rusia. Por esto, el comunismo lleva al ciudadano a despreciar su país y a ver en Rusia su única patria. Es esto lo que explica que uno de sus jefes, ex-oficial de nuestro Ejército, haya declarado en la Cámara de Diputados que, en caso de guerra entre Brasil y Rusia, él tomaría las armas contra el Brasil.

  1. H) Familia

El comunismo destruye por la base la familia. Y tiene razón. No habiendo Dios, ni moral, ni Derecho, el contrato indisoluble no existe. Pero además de lo dicho, el comunismo tiene dos motivos para luchar contra la familia y procurar disolverla por el divorcio y la inmoralidad. La familia se opone a la inmoralidad. Ahora bien; una de las pasiones más útiles a la Revolución para suscitar hombres sin raíces ni escrúpulos es la sensualidad desenfrenada. Por otro lado, la familia es el foco de las tradiciones, del amor a la tierra, del culto de los antepasados, de las virtudes cristianas, del amor de Dios. Pues bien; estas ventajas de la familia son, a los ojos de los comunistas, abominables. El marxismo detesta la familia y procura destruirla radicalmente, aboliendo su indisolubilidad, separando a los cónyuges por el trabajo, alejando a los hijos del hogar e inspirando en el corazón de éstos el odio a los padres no revolucionarios.

 

CAPÍTULO III

La antítesis

Después de tomar el poder, continúa el comunismo su lucha impasable contra sus enemigos.

 

I LA DICTADURA DEL PROLETARIADO

Conquistado el poder, el Ejército revolucionario destruye por la violencia toda resistencia que no pueda ser vencida por la astucia. En nombre del proletariado se organiza un partido único, comunista, que ahoga o absorbe a todos los demás partidos. Se confiscan todas las propiedades, todos los medios de producción, transporte, crédito. Se suprime la iniciativa particular, la libertad de imprenta y de locomoción. La justicia es transformada en arma de opresión revolucionaria. Usando hábilmente de dos armas, astucia y violencia, el Partido construye al Estado totalitario. La dictadura del proletariado, amados Hijos, es un eufemismo que encubre la tremenda realidad. No son los proletarios quienes gobiernan libremente. Una cuadrilla de malhechores —el Partido Comunista— domina toda la máquina del Estado, diciéndose representante y portavoz del proletariado. Los obreros, sin embargo, son esclavos. No tienen derecho alguno. Son obligados a trabajar desmedidamente; reciben un salario miserable; no pueden escoger el lugar de trabajo; viven en condiciones precarísimas y no pueden reclamar por nada. El peligro de ser denunciados y sumariamente fusilados o deportados pende continuamente sobre ellos.

 

II LA NUEVA CLASE

En oposición al proletariado y a los restos de las antiguas clases sociales, los miembros del Partido, que son funcionarios, policías, técnicos o militares, gozan del mayor confort y de riquezas de nabab. Tienen magníficas casas, sueldos astronómicos, residencias de campo, villas a la orilla del mar con todo lujo y comodidad. Son la Nueva Clase, fundada en el crimen y en la violencia. Son la cuadrilla de bandidos que manda. El resto de la nación ha de doblegarse a su dominio bajo pena de muerte Pero analizando lo que pasa en esta clase aparentemente tan poderosa, se ve que ella misma nada es. Sus miembros viven constantemente sujetos a la incertidumbre del día de mañana. Una lucha de grupos internos, un expurgo, puede en todo momento precipitar a cualquiera de ellos en el abismo del mayor infortunio, en la prisión y hasta en la muerte. No es difícil vislumbrar detrás de esta confusión la omnipotencia despótica de un poder invisible y supremo, ante el cual valen tan poco como cualquier mujik los gigantes de hoy: un Stalin, un Beria, un Malenkov, un Molotov, lo mismo que un Kruschev.

 

III LA POLICÍA

Un inmenso servicio de policía, ostensible y secreta, domina toda la nación. El espionaje penetra en las fábricas, las oficinas, los hogares, los campos, y el individuo y la familia pueden, a cada momento, ser atrapados en las mallas de esta máquina infernal.

 

IV "ABUNDAVIT INIQUITAS"

Nuestro Señor emplea en el Evangelio (Mt. XXIV, 12), con relación a los últimos tiempos, esta expresión. Podemos aplicarla, en una medida sin precedentes en la Historia, al poderío técnico, militar, científico y político que la "dictadura del proletariado" desarrolló en el mundo durante cuarenta años de tiranía y de sangre. Es difícil dar el número exacto de personas asesinadas por el comunismo. A él no le interesa saber sobre cuántos cadáveres pasó el carro de la Revolución. Los hombres son reses. ¿Qué interesa saber cuántas reses mueren en el mundo? Pero a nosotros, amados Hijos, sí nos interesa saber, aunque sólo sea aproximadamente, el número de hermanos nuestros, por la Fe o por la Naturaleza, que la Bestia Roja mató. En Rusia fueron asesinados o muertos de hambre más de veinte millones de cristianos en el período de la conquista, del poder. En el período de destrucción de la resistencia, se calcula que Stalin mató cerca de dieciséis millones de cristianos en los campos de concentración y de trabajos forzados. Dicen muchos bien informados que fueron realmente asesinados de este modo cuarenta y seis millones de cristianos. Actualmente deben estar gimiendo en los trabajos forzados más de doce millones de cristianos en Rusia. Los comunistas chinos fusilaron tal vez quince millones de personas al tomar el poder. Hoy, en China, los esclavos que trabajan en las obras públicas llegan a cuarenta o cincuenta millones. Cuando conquistaron el poder en España, los comunistas, establecieron un "Gobierno Republicano". Pues bien; amados Hijos, aquellos secuaces de Satanás martirizaron y asesinaron, a 11 obispos, 16.852 sacerdotes y religiosos .y muchos miles de padres de familia católicos[1]. El poderío de los países comunistas es, efectivamente, abundatia iniquitatis.

 

V RECONSTRUCCION DEL MUNDO DESPUÉS DE LA DESTRUCCIÓN DE LA CRISTIANDAD

Una vez completamente dueña de la situación, quebrantadas todas las resistencias, la secta comunista se dedica a fortificarse, fortificando el país dominado. Es éste el período de antítesis, en que se encuentran Rusia y China.

Entonces vemos, amados Hijos, cómo ciertas instituciones que antes eran combatidas vuelven a ser prestigiadas, aunque sobre bases totalmente arbitrarias.

  1. A) Fuerzas armadas

Las Fuerzas armadas pasan a ser glorificadas, los militares son proclamados héroes. El Estado comunista precisa ser fuerte; y para esto precisa también tropas numerosas y disciplinadas. La autoridad dentro del Ejército, antes combatida, es restaurada. Una disciplina de hierro caracteriza a las Fuerzas armadas comunistas. La jerarquía militar es reconstituida; son restablecidos los grados y las condecoraciones, la separación entre oficiales y soldados y el acatamiento a los diplomas militares vuelven a existir. Pero el fundamento no es el mismo que en la sociedad Católica. En la sociedad católica la misión de las Fuerzas armadas y la autoridad de la jerarquía militar vienen de Dios. En la secta comunista, tanto la función como la autoridad tienen su origen en la necesidad y utilidad de la Revolución.

 

  1. B) La Religión al servicio de la Revolución. La técnica: matar por la colaboración

En el período de consolidación del poder comunista, la lucha contra la Religión Católica recorre etapas bien establecidas.

En el período revolucionario de conquista del gobierno, la secta comunista procura el apoyo de los católicos para lograr su objetivo. Una vez instalado en el poder procura primero establecer un régimen colectivista, dominando toda la vida económica de la nación. En esta lucha, el comunismo normalmente suprime a la Jerarquía, expulsando a los obispos y sacerdotes extranjeros y encarcelando a los nacionales. Mas, a veces, no tiene fuerza para encarcelar a todo el clero, como es .el caso de Polonia. Entonces trata de eliminar a los dirigentes seglares en los que se apoya el clero. Destruye las órdenes religiosas, impide a la Iglesia usar la prensa y se incauta de los bienes de aquélla. Mas si las condiciones lo permiten, la secta comunista, en general, suprime a toda la Jerarquía católica y a los Padres más influyentes. Después comienza la conquista del pueblo. Obliga al clero y al pueblo a participar en los movimientos "patrióticos", sociales, políticos, y si encuentra dirigentes que resistan los liquida bajo la acusación de antipatriotismo. Privado de los sacerdotes más firmes y de los dirigentes seglares, el pueblo y el clero menos capaz son obligados a participar en las actividades del Partido, actividades que deben ser intensas. En nombre del patriotismo se lleva a los católicos y a sus Padres a proclamar los supremos derechos de la Patria. Y de ahí se pasa a considerar al Vaticano como potencia extranjera y aliada al imperialismo norteamericano y europeo. En nombre de la patria, cuando razones demagógicas lo exigen, se rompe con el Vaticano. Se proclama la Iglesia nacional. Y la apostasía se consuma cuando la secta consigue que sacerdotes católicos abracen el comunismo y sean consagrados en seguida obispos de la iglesia nacional. Este fue el camino seguido en China y es el camino preconizado para Cuba ahora. La iglesia separada rusa se encuentra en las manos de los soviets. Oíd, amados Hijos, cómo la secta comunista pretende aniquilar en Rusia, con la colaboración de la iglesia local, cualquier vestigio de religión. Aparentemente, la secta tolera la religión. En realidad, está empeñada en aprovechar esta simulada tolerancia para destruirla totalmente.

Ved o que dice Nikita Kruschev respecto a la conducta que los comunistas deben mantener para con los rusos todavía cristianos: "El Partido ha exigido siempre (lo que no es verdad) y exigirá de aquí en adelante, una actitud comprensiva respecto de tales ciudadanos. Es tanto más estúpido y nocivo abrigar sospechas políticas contra esos ciudadanos soviéticos cuanto que es cierto que una propaganda científica y atea profunda, conducida con la debida paciencia y con circunspección entre los creyentes, los ayudaría a liberarse de sus extravíos religiosos. Por el contrario, toda clase de medidas administrativas y de ataques ultrajantes contra el clero y los creyentes solamente podrá causar perjuicio y provocar la consolidación y el aumento de los prejuicios religiosos." (Decreto de 10 de noviembre de 1954.)

Así, pues, pasada la lucha sangrienta de exterminio de los dirigentes que se oponían a los dirigentes marxistas, la secta procura "lavar el cerebro" de los católicos y de los cristianos, y de ese modo llevarlos a la apostasía del total olvido de Dios. Y Galderine da la norma a seguir. "El Partido no debe presentarse ante la juventud cristiana con proposiciones de lucha antirreligiosa. Sería un error psicológico. Mas es fácil arrastrarla por cualquier cosa: por la conquista del pan cotidiano, por la libertad, por la paz, por la sociedad ideal... En la medida en que atraemos los jóvenes cristianos a esta lucha por objetivos precisos, los arrancamos a la Iglesia."

Tanto en el período de la tesis, cuando procura conquistar el poder, como en el período de la antítesis, el comunismo destruye la Fe, no tanto por la argumentación teórica cuanto por la acción materialista conjunta. De manera que él no desea nada más ardientemente que el ver a los católicos, principalmente a los jóvenes, colaborar con él en campos aparentemente neutros. El resultado es siempre el mismo: la apostasía lenta, pero real, de los católicos. Podemos establecer el principio: "¿Colaborador? ¡Apóstata!"

Los comunistas saben muy bien que el mejor medio para destruir la Fe de un cristiano es envolverlo en sus movimientos y atacarlo con afirmaciones cuidadosamente dosificadas. La Instrucción Secreta del 12 de febrero de 1957, dada a los comunistas chinos respecto de la lucha contra el Cristianismo, dice: "Todo camarada que ocupe un puesto de mando debe haber comprendido que la Iglesia Católica, al servicio del imperialismo, tiene que ser destruida desde la cúpula hasta los cimientos.

"En cuanto al Protestantismo (chino), que comete el error de seguir una política de coexistencia, es necesario impedirle hacer nuevas conquistas; pero entre tanto podemos dejarlo morir de muerte natural."

La técnica más segura de combatir a la Religión es vaciar al hombre de todo sentimiento, de toda preocupación religiosa. Esto lleva a la Religión a la muerte total.

La razón profunda es la siguiente: "No tiene ningún sentido el que se diga que se colabora o se alía a la acción marxista, rechazando al mismo tiempo la doctrina marxista. Una vez que el marxismo se identifica con la acción marxista, colaborar o aliarse a la acción marxista es colaborar o aliarse al propio marxismo". (Jean Daujat. Connaitre le Communisme, pág. 25.) Los secuaces de Marx jamás trabajan sino para favorecer a su causa. Si hay un movimiento totalitario en el mundo, en el cual no se desperdicia fuerza alguna, en el cual todo, absolutamente todo, es calculado en función del fin, perseguido, ése es el movimiento comunista. Así, dondequiera que haya acción de los marxistas, allí hay un interés del comunismo, y es infantil pretender desviarles de la actividad en que se empeñan, una vez que el comunismo, en cuanto sigue fiel a su punto de vista, habitualmente no se engaña en sus cálculos. No por otro motivo condenó Pío XI cualquier colaboración con los marxistas. (D. Antonio de Castro Mayer, obispo de Campos, "Carta Pastoral previniendo a los diocesanos contra los ardides de la secta comunista". Edit. "Vera Cruz", 2ª edición, pág. 8, cuya lectura y estudio recomendamos vivamente a nuestros sacerdotes y fieles.)

  1. C) La Patria

En su período de tesis, el comunismo combate todo sentimiento de Patria. Por todos los medios procura debilitar el patriotismo de las fuerzas armadas y del pueblo que pretende conquistar y subyugar.

Pero, una vez consolidada su posición en el gobierno de un país, como es el caso de Rusia y China —esto es, en el período de la antítesis—, teniendo necesidad de entusiasmar al pueblo para la guerra o para grandes empresas que requieren también grandes sacrificios, el Partido Comunista predica el más acendrado patriotismo y apela para todo a los motivos que antes condenaba como "burgueses", a fin de excitar el amor a la Patria. Vémosle entonces enaltecer a los héroes del pasado, exaltar capítulos gloriosos del "famoso período capitalista", descubrir o inventar genios nacionales, que acaban habiendo sido autores de los más sensacionales descubrimientos científicos. Se suscita una inmensa onda irracional de amor a la "gran Patria socialista". ¿Por qué? Porque interesa a la Revolución que así se haga.

Pero si mañana interesara a esta misma Revolución que tal patriotismo desaparezca, los mismos ciudadanos que hoy enaltecen a la patria combatirán mañana el patriotismo como un fenómeno "burgués", opuesto al auténtico tipo revolucionario.

Cosa análoga acontece con la familia. Cuando la familia estaba fundada sobre la Religión, o al menos sobre el Derecho natural, representaba un obstáculo para la marcha de la Revolución. El Partido resolvió destruirla. En este estadio nos encontrarnos en el Brasil y en los países occidentales. Pero los comunistas saben que para que un pueblo sea fuerte precisa familias numerosas y sanas. Por esto puede suceder que el supremo interés de la Revolución indique como necesaria una política de retorno al tipo de familia tradicional, naturalmente sin el cuño de sociedad basada en el Derecho natural o divino. Asistimos así, hoy, a dos espectáculos. En China, el comunismo está destruyendo la vida familiar, obligando a los cónyuges a largas separaciones, a trabajar en locales distantes uno del otro. Pero en Rusia pasó el período de los divorcios por cualquier motivo, de las uniones pasajeras. El interés de la Revolución exige el fortalecimiento del país, y por esto se protege la unión estable de los casados y se combate la inmoralidad pública.

  1. E) La propiedad

Hasta la propiedad, que durante el período de la tesis fue execrada por el comunismo, puede pasar a ser tolerada por razones de estrategia revolucionaria en el período de la antítesis.

Estamos asistiendo a un espectáculo que podría desorientaros, amados Hijos, por lo que se refiere a la permanencia de la teoría comunista de la colectivización de los bienes de producción, objetivo del comunismo. Leemos en los periódicos que en Rusia se han permitido las pequeñas propiedades dentro de las granjas colectivas, y que hasta la maquinaria pasó a ser propiedad de los grupos de campesinos. ¿Cuál es la razón? Es la siguiente: Viendo el catastrófico fracaso de la agricultura colectivizada, y necesitando aumentar la producción de alimentos, el Partido no se inmutó al permitir la pequeña propiedad en el campo. Mas no reconoce el derecho de propiedad del campesino, sino la conveniencia de la Revolución. En el día en que el Partido juzgare que no conviene tolerar más o permitir tales propiedades, las volverá a tomar sin la menor contemplación. No por razones morales, sino simplemente por razones tácticas o estratégicas y en interés de la Revolución, se permite la propiedad "de facto", pero nunca, "de jure".

  1. F) Conclusión

De la lectura de las noticias de Rusia que hablan de una iglesia separada que llaman "ortodoxa", de la existencia de granjas particulares o eventualmente de pequeñas oficinas particulares, de la lucha contra el divorcio, la inmoralidad o los bailes modernos, no debemos concluir, amados Hijos, que el comunismo ablandó sus rigores o mudó de doctrina. Todas estas aparentes contradicciones son realmente la ejecución de un plan revolucionario implacablemente desarrollado y que tiene por fin inmutable e indiscutible a creación de una inmensa dictadura mundial, totalitaria, anticatólica, contra Dios y el orden por El establecido, y que pretende el ahogamiento total de la Iglesia Católica y la destrucción de la Cristiandad.

 

CAPÍTULO IV

Socialismo: Caballo de Troya al servicio del comunismo

 

I SOCIALISMO Y COMUNISMO

El socialismo enseña la misma doctrina marxista que el comunismo. Tiene el mismo fin, la Revolución, y quiere la misma orientación económica de la sociedad. Es materialista, rechaza a Religión, la moral, el Derecho, Dios, la Iglesia, los derechos de la familia y del individuo. Quiere que todos los medios de producción estén en manos del Estado, e igualmente toda la educación, todos los transportes, las finanzas, y que el Estado sea el soberano, señor de todas las fuerzas de la nación. Desea la supresión de las diferencias entre las clases sociales. También para el socialismo la persona existe para el Estado, no el Estado para la persona. (Cfr. León XIII, Encic. Rerum novarum Edit. B. A. C., págs. 317 y sigs.) La diferencia que hay entre socialistas y comunistas es sólo una diferencia de método. Los comunistas desean la implantación inmediata de la dictadura del proletariado para realizar la Revolución. Los socialistas recurren a medios "legales" para obtener lo mismo. Recurren a las elecciones, a las huelgas legales, a las agitaciones sin derramamiento de sangre, para conseguir leyes de nacionalización, de enseñanza laica. Van haciendo deslizar a la nación hacia el comunismo, en general, sin conmociones violentas. El socialismo es una rampa por la cual las naciones van resbalando hacia el comunismo casi sin advertirlo.

 

II SOCIALISMO Y SUS MATICES

La ventaja táctica del socialismo, para los que dirigen la secta comunista, es que el socialismo puede tomar coloridos más suaves. El comunismo es rojo sangre. El socialismo puede ir del rojo al color de rosa. El comunismo tiene dificultades para hacerse pasar por cristiano. El socialismo arbitra modos de decirse cristiano y así realizar a Revolución paulatinamente y por etapas.

 

III SOCIALISMO CRISTIANO

Los fautores de la Revolución realizarán la proeza de disfrazar al socialismo con el rótulo de cristiano. Con un semblante conmovido, tales socialistas cristianos condenan el capitalismo como intrínsecamente malo, aún peor que el comunismo. Y, conmovidos, dicen que en el comunismo hay mucha cosa buena. Su odio a América del Norte es violento. Sus simpatías por Rusia, difíciles de ocultar. Consideran el capitalismo una abominación cuando está en las manos de aquel que lo amasó con su sudor, pero lo llaman admirable cuando está en manos del Estado. Tienen una confianza ciega en el Estado y una desconfianza irremediable en la iniciativa particular. Tienen antipatía al orden desigual y jerárquico de una sociedad de clases, y sienten el placer de proletarizarse. Pero sin reparos se confiesan y comulgan y se llaman católicos progresistas.

¿Es posible un socialismo cristiano? Su Santidad el Papa Pío XI ya respondió a esta cuestión en la Encíclica Quadragesimo Anno: "Aun cuando el socialismo, como todos los errores, tiene en sí algo de verdadero (cosa que jamás han negada los Sumos Pontífices), se funda sobre una doctrina de la sociedad humana propia suya, opuesta al verdadero Cristianismo. Socialismo religioso, socialismo cristiano, implican términos contradictorios: nadie puede ser a la vez buen católico y verdadero socialista". (Edit. B. A. C., pág. 752, núm. 120.) ¿Y si el socialismo fuere muy moderado? Incluso en este caso continúa siendo incompatible con el Catolicismo. Pío XI es explícito también en este punto. Oigámosle: "Pero, ¿qué decir si en lo tocante a la lucha de clases y a la propiedad privada el socialismo se suaviza y se enmienda hasta el punto de que en cuanto a eso ya nada haya de reprensible en él? ¿Acaso abdicó ya por esto de su naturaleza contraria a la religión cristiana? Es ésta una cuestión que tiene perplejos los ánimos de muchos. Y son muchos los católicos que, sabiendo perfectamente que los principios cristianos jamás pueden abandonarse ni suprimirse, parecen volver los ojos a esta Santa Sede y pedir con insistencia que resolvamos si un tal socialismo se ha limpiado de falsas doctrinas o suficientemente de modo que pueda ser admitido y, en cierta manera, bautizado sin quebranto de ningún principio cristiano. Para satisfacer con nuestra paternal solicitud a estos deseos, declaramos lo siguiente: Considérese como doctrina, como hecho histórico o como "acción" social, el socialismo, si sigue siendo verdadero socialismo, aun después de haber cedido a la verdad y a la justicia en los puntos indicados, es incompatible con los dogmas de la Iglesia Católica, puesto que concibe la sociedad de una manera sumamente opuesta a la verdad cristiana". (Encic. Quadragesimo Anno, Edit. B. A. C., páginas 750-751, núm. 117.)

Realmente Dios estableció un orden natural, que no es lícito al hombre violar, y a este orden pertenecen dos puntos que todo socialismo viola. Son ellos los siguientes:

  1. a) El papel subsidiario del Estado. El Estado no existe para absorber o sustituir a los individuos, a las familias, a las asociaciones, sino para realizar las tareas que estos elementos no puedan realizar por sí mismos. Así, Juan XXIII, en la Encic. Mater et Magistra: "Su acción (la del Estado), que tiene carácter de orientación, de coordinación, de suplencia y de integración, debe inspirarse en el principio de subsidiariedad ("A. A. S.", XXIII, 1931, pág., 203) formulado por Pío XI en la encíclica Quadragesimo Anno: "Debe, con todo, quedar a salvo el principio importantísimo en la filosofía social: que así como no es lícito quitar a los individuos lo que ellos pueden realizar con sus propias fuerzas e industria para confiarlo a la comunidad, así también es injusto reservar a una sociedad mayor o más elevada lo que las comunidades menores e inferiores pueden hacer. Y esto es juntamente un grave daño y un trastorno del recto orden de la sociedad; porque el objeto natural de cualquier intervención de la sociedad misma es el de ayudar de manera supletoria a los miembros del cuerpo social, y no el de destruirlos y absorberlos". (Ibid., pág. 203, "apud", Ecclesia, 22 de julio de 1961, número 1.045, pág. 910, b).
  2. b) El individuo, las familias, las asociaciones tienen derecho a poseer bienes raíces, bienes muebles y bienes productivos. El Estado no puede acaparar estos bienes para sí.

Los hombres tienen el derecho y el deber de proveer a sus necesidades, y el Estado no puede erigirse en Providencia y suprimir este derecho o arrogarse este deber.

Por esto, todo socialismo es condenado por el Derecho natural, y no puede haber socialismo cristiano.

 

IV ¿FUE COMUNISTA LA IGLESIA PRIMITIVA? ¿SON COMUNISTAS LAS ORDENES RELIGIOSAS?

Amados Hijos, probablemente ya habréis oído o leído afirmar que la Iglesia primitiva fue comunista y que lo son las actuales órdenes religiosas.

Después de lo que dijimos respecto del marxismo, comprenderéis que solamente un ignorante o una persona de mala fe puede afirmar tal monstruosidad.

Mas, incluso abstrayéndonos del marxismo, ni la Iglesia primitiva practicó, ni las órdenes religiosas practican el comunismo. Ved bien que lo esencial del comunismo es la negación del derecho de propiedad. Llevados por la voluntad de seguir de cerca el ejemplo del Divino Maestro y realizar los consejos evangélicos, varias familias cristianas de Jerusalén resolvieron vivir en perfecta pobreza. Para esto vendieron todo lo que tenían y entregaron el dinero a los Apóstoles, para que con él fuese mantenida la comunidad. Notadlo bien: los individuos de esta comunidad renunciaban a sus bienes libremente. Quien no quisiese vivir en la pobreza no necesitaba renunciar. Así dijo San Pedro a Ananías. "¿Acaso sin venderlo (el campo) no lo tenías para ti, y vendido no quedaba a tu disposición el precio?" (Act., V, 4.)

La Iglesia permitía que los que quisieren vivir sin poseer nada personalmente, lo hiciesen. Mas, de un lado, esto era libre; de otro, el inmueble o el dinero aportado pasaba a ser propiedad de la comunidad. Quedaba, pues, en pie el derecho de propiedad de la comunidad; no era negado ni transferido al Estado.

Para desengañar a los comunistas utópicos, debemos decir que la primera tentativa de realizar el ideal de la pobreza no obtuvo buen resultado. Consumidos los capitales producidos por la venta de los inmuebles, creóse en Jerusalén una situación difícil, y fue preciso a las otras comunidades enviar periódicamente limosnas a Jerusalén a fin de mantener a los hermanos que habían renunciado a sus bienes. Se comprobó que el voto de pobreza sólo es posible junto con el voto de castidad, y que el estado de pobreza evangélica no es posible cuando hay familia, mujer e hijos. Para personas casadas el camino de la santidad está en el trabajo y en la recta administración de las riquezas temporales. Más tarde la Iglesia repitió la experiencia, primero con individuos aislados, los anacoretas; después con pequeñas comunidades de eremitas, los cenobitas; sólo después que brilló la libertad para el Cristianismo fue cuando dos grandes Santos organizaron la vida de pobreza evangélica aliada a la obediencia y la castidad: en Oriente, San Basilio, y en Occidente, San Benito. Mas, si el monje renuncia a toda propiedad personal, el monasterio pasa a ser el propietario. Se confirma lo que sucede muchas veces en la familia: si los individuos no son dueños, la familia es la propietaria.

Veamos ahora el valor que tiene la afirmación de que las órdenes religiosas son comunistas o socialistas.

Ninguno afirmará que las doctrinas filosóficas, sociológicas o teológicas del comunismo se encuentran realzadas en las órdenes religiosas. Tal afirmación es tan absurda, que ninguno la tomaría en serio. Quedaría, sin embargo, el tipo de vida económica de las órdenes religiosas. Preguntamos: el tipo de vida económica que el comunismo pretende implantar, ¿es el que las órdenes religiosas vienen realizando desde hace tantos siglos? Para responder con claridad a este absurdo, que, a pesar de todo se repite con enfadosa monotonía, vamos a analizar un poco más de cerca la organización económica de las órdenes mendicantes. Es sabido que son ellas las que realizan el ideal de pobreza evangélica más absoluto entre las comunidades religiosas. Comprobado que tales órdenes no son comunistas, quedará probado a fortiori que tampoco podrán ser tachadas de comunistas las otras órdenes y congregaciones en las que la pobreza es más suave.

En las órdenes Mendicantes más rigurosas, no sólo los religiosos individualmente nada propio poseen, mas ni siquiera la orden, las provincias o conventos son titulares de las propiedades. En lugar de ellos, la Santa Sede o la Diócesis respectiva son los propietarios formales. La administración de los bienes destinados a la orden, la provincia o el convento es realizada por personas nombradas por la Santa Sede o por la Diócesis. Mas si la propiedad no es nominalmente de la orden, etc., los frutos del patrimonio existente, o las limosnas dadas por los fieles, se aplican formalmente a la manutención de aquel convento o de aquella comunidad para la que son destinados. Así, los religiosos no tienen la carga de la propiedad y de su administración cariñosamente soportada por la autoridad eclesiástica, pero tienen las rentas necesarias para mantenerse. Es la realización de la pobreza de Cristo y de la fe en la Providencia. Es el "nihil habentes et omnia possidentes" de San Pablo (II Cor. VI, 10). Así, las órdenes mendicantes son la más formal refutación del comunismo, porque:

  1. a) La renuncia a las propiedades es una afirmación clara de la existencia del derecho de propiedad, pues nadie renuncia seriamente a lo que no existe;
  2. b) cada comunidad y cada religioso tiene el derecho a vivir de los frutos del patrimonio y de las limosnas que corresponden al convento, y que son administrados por la autoridad eclesiástica en favor de la comunidad y no arbitrariamente;
  3. c) el religioso renuncia al derecho de propiedad voluntariamente. El comunismo niega este derecho y confisca las propiedades violentamente;
  4. d) el religioso abraza la pobreza voluntaria para poder seguir mejor a Nuestro Señor Jesucristo y santificar mejor su alma con la esperanza de la vida eterna. El comunismo pretende destruir la propiedad particular para proporcionar a todos los hombres la mayor suma de placeres en esta tierra, ya que no existe la vida eterna;
  5. e) en realidad, la pobreza voluntaria de los religiosos les proporciona mayor libertad en el servicio de El comunismo, prometiendo la mayor suma de placeres, realmente tiene por fin esclavizar a los hombres y después, por medio del hambre, les obliga a la total apostasía de Dios;
  6. f) la pobreza voluntaria de las órdenes religiosas sirve a El comunismo sirve a Satanás.

En conclusión, podemos decir que la afirmación de que las órdenes religiosas realizan el tipo económico del comunismo es una verdadera blasfemia.

 

 

3ª PARTE

LA SITUACIÓN DEL BRASIL

I EL PELIGRO DE UN "PUTSCH" COMUNISTA

Al estudiar la situación del Brasil, amados Hijos, hemos de tener presente desde el principio un peligro inmediato: el peligro de un movimiento armado comunista, con el fin de apoderarse del gobierno. En 1935, tuvimos un tal movimiento, que costó la vida a muchos militares, cobardemente asesinados por sus colegas de uniforme, a sueldo de Moscú. El peligro es hoy mucho mayor que en aquella ocasión. Realmente, hace poco, cuando el señor Janio Quadros renunció a la Presidencia de la República, todos nosotros sentimos que los comunistas querían valerse de la delicada circunstancia para intentar escalar el poder. Rio Grande do Sul asistió aterrado a la invasión de las regiones gauchas por agentes rojos nacionales y extranjeros que deseaban transformar aquel estado en una nueva Cuba. Y ahora, superada la fase aguda de la crisis, la autorizada palabra del Excmo. y Revdmo. señor Arzobispo de Porto Alegre nos informa qué buitres continúan posados en los palacios, en los negociados públicos, en los puntos estratégicos de Rio Grande. (Cfr. Catolicismo, núm. 133, de enero de 1962, pág. 4.) ¿Y en el resto del Brasil?

No sentiríamos ninguna sorpresa si nuestra policía o nuestras Fuerzas armadas un día informaran a la Nación el descubrimiento de algún plan de insurrección y de grandes depósitos de armas y municiones preparados por los comunistas para un levantamiento militar o una serie de guerrillas.

No nos causaría sorpresa, amados Hijos, si en ciertas regiones de nuestra Patria estos hombres vendidos a Satanás y a Moscú (lo que es lo mismo) comenzaran a asesinar sacerdotes, incendiar iglesias, arrasar conventos, violentar religiosas, fusilar dirigentes católicos y políticos, atacar vuestras familias, confiscar vuestros bienes, martirizaros a vosotros y a vuestros hijos, erguir su siniestro "paredón" para aniquilar la resistencia de nuestro pueblo.

Esperamos que las autoridades constituidas estén alerta y que sin descanso investiguen las maquinaciones de la tenebrosa secta, o estén preparadas para ahogar en su origen cualquier tentativa de putsch o de guerrilla.

 

II LA CONQUISTA LENTA

  1. A) Socialización legal

Mas no es sólo el putsch comunista el que nos amenaza. Y. por esto estaríamos traicionando nuestro cargo pastoral si no denunciáramos a nuestros Hijos y a nuestros hombres públicos otro peligro real y gravísimo que nuestra Patria corre, que es el de ser empujada hacia el comunismo por un proceso lento e insidioso.

Como consecuencia de la presencia de legisladores comunistas, en nuestras Cámaras por la infección de ideas socialistas que pululan en la cabeza de tantos hombres públicos, existe el gran riesgo de que el Congreso y las Asambleas Legislativas nos lleven al comunismo.

La reciente aprobación de la ley sobre envío de beneficios al exterior es un flagrante ejemplo de este peligro. Una minoría fanática de comunistas que figuran en los escaños de varios partidos, ayudada por muchos filocomunistas, llevó a la Cámara a votar una ley que perjudica enormemente al Brasil y favorece extraordinariamente los intereses de Rusia. Esta minoría está empeñada en continuar su nefasta obra de bolchevización legislativa del Brasil.

  1. B) Comunismo virtual en las leyes de alto alcance social

Pero hay otro modo de resbalar. Ved algunos ejemplos. La perpetua renovación de la inicua "Ley de inquilinato" se está tornando en una virtual negación del derecho de propiedad y en una especie de "Reforma urbana" precaria. La tentativa de introducir la disolución del matrimonio por motivo de error sobre las cualidades morales del cónyuge y la institución de un matrimonio condicional son otros pasos para la implantación lenta del comunismo. En fin, la "Reforma agraria", que en varios proyectos hiere al derecho de propiedad, declarando que la tierra improductiva no pertenece al dueño de la misma; o que afirma que el Estado tiene derecho a expropiar un latifundio improductivo por el mero hecho de ser improductivo; o que quien trabaja la tierra tiene por eso mismo derecho a la propiedad de ésta. Todos estos proyectos de ley procuran introducir en el Brasil el régimen comunista de una forma blanda e insensible. Nuestro libro Reforma agraria-Cuestión de conciencia enfoca con precisión este aspecto de nuestra vida nacional. (D. Antonio de Castro Mayer, Obispo de Campos; D. Geraldo de Proença Sigaud, S. V. D., Obispo de Jacarezinho; Plinio Corrêa de Oliveira y Luis Mendonça de Freitas, Reforma Agraria-Questão de Consciencia, edit. "Vera Cruz", São Paulo, 3ª edición.)

 

III REANUDACIÓN DE LAS RELACIONES DIPLOMÁTICAS CON RUSIA

En este contexto toma relieve singular la reanudación de las relaciones diplomáticas con Rusia. Nuestro gobierno las restableció, dejando al Brasil sorprendido con el hecho en sí y con el modo con que lo efectuó. Y para calmar la aprensión del pueblo brasileño se declaró que el Gobierno rodeará de mil precauciones la presencia de los diplomáticos rusos en el Brasil. Nada de esto convenció ni tranquilizó al país. Quedamos sabiendo, pues, que tenemos un activo centro de espionaje en el Brasil amparado por las inmunidades diplomáticas. Al trabajo de espionaje se unirá la conspiración, la preparación de la conquista del poder por la violencia. A esta conspiración se añadirá el trabajo de propaganda del comunismo entre los intelectuales y estudiantes y obreros, pues tras las relaciones diplomáticas vinieron siempre las relaciones culturales. Tenemos numerosos Centros de Cultura Rusa esparcidos por las ciudades principales del Brasil.

 

IV INFILTRACIÓN EN LAS UNIVERSIDADES Y EN LAS ORGANIZACIONES ESTUDIANTILES

No debemos exagerar atribuyendo al marxismo un papel dominante en nuestras universidades y entre nuestros estudiantes. No es verdad que la mayor parte de los profesores y de los alumnos sea comunista. Realmente, cuando, por ejemplo, los estudiantes católicos resolvieron reaccionar contra la tiranía de los marxistas y manifestar su repulsa a Fidel Castro, en su gran mayoría los estudiantes de Minas Gerais se declararon contrarios al verdugo de Cuba, y lo mismo ocurrió en São Paulo, Rio de Janeiro y Curitiba. Sin embargo, es innegable el hecho gravísimo de que varios profesores universitarios ponen su cátedra al servicio del marxismo, y el hecho doloroso de que varias organizaciones estudiantiles, de nivel secundario y universitario, de ámbito municipal, regional o nacional, están dominadas por una minoría audaz y por "estudiantes" profesionales comunistas.

 

V INFILTRACIÓN EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Nos causa aprensión la presencia de comunistas notorios y la probable presencia de otros muchos criptocomunistas en nuestros medios de transporte y comunicación, como puertos, correos y telégrafos, ferrocarriles, prensa. Estos traidores podrían paralizar los medios de comunicación en caso de una crisis o de un golpe comunista en nuestro país.

 

VI INFILTRACIÓN EN LOS SINDICATOS

Nos causa igualmente gran aprensión, amados Hijos, la penetración de los comunistas en nuestras organizaciones obreras. No nos puede sorprender que los marxistas, a sueldo de Rusia, procuren dominar y controlar nuestras organizaciones sindicales. No nos puede extrañar la embestida de los marxistas para la conquista de los órganos supremos, como la Confederación Nacional de Trabajadores de la Industria, que tiene el control del impuesto sindical y de otros fondos que se elevan, según nuestros informes, a la suma fabulosa de un billón doscientos millones de cruceiros, y que está en peligro de caer en manos de los comunistas.

Mas lo que nos causa mayor aprensión es presenciar la oscura y enigmática actuación del señor Ministro de Trabajo, quien, según las informaciones de Prensa, facilitó la victoria de una candidatura dominada por comunistas en las elecciones hechas hace poco para elegir el directorio de esa importantísima Confederación.

Igual aprensión sentimos ante la actuación del señor Ministro de Trabajo durante la última tentativa de huelga general en São Paolo. Estos gravísimos hechos nos dan derecho a preguntar: ¿Adónde nos conducen todas estas circunstancias?

 

VII INFILTRACIÓN EN LAS ASOCIACIONES CATÓLICAS. LA CONSIGNA

No serían inteligentes los mentores de la secta comunista si no intentaran paralizar la resistencia de la Iglesia infiltrándose en nuestras asociaciones y procurando servirse de ellas para combatir a la Iglesia con sus propias armas, de acuerdo con el principio: "aplastar al enemigo sirviéndose del propio enemigo''.

Es por demás interesante que conozcáis las instrucciones dadas a sus secuaces por el órgano central del Partido Comunista Chino respecto a la lucha contra la Iglesia y las diversas sectas protestantes en América Latina: "Orden secreta núm. 16 del Partido Comunista de la China continental, de 12 de febrero, de 1957, enviada a los comunistas de América Latina." Este es el texto:

"El catolicismo y el protestantismo son organizaciones al servicio del espionaje y del imperialismo capitalista. Tales organizaciones se esfuerzan en penetrar en nuestro país para explotar y oprimir al pueblo. Las iglesias, establecidas en todas las ciudades del mundo, esparcen el veneno de sus doctrinas, tratando de combatir al socialismo comunista. Por esto, obedeciendo a las directrices de los jefes de nuestro Partido, todos los camaradas deben procurarse un medio de penetrar en el propio corazón de la Iglesia, al servicio de nuestra policía secreta, con el fin de desenvolver gran actividad en el seno mismo de todas las organizaciones eclesiásticas, desencadenando ataques de gran envergadura, apelando incluso a la ayuda de Dios para facilitar el éxito. Para conseguir un frente único deben servirse de la fuerza seductora del sexo femenino. Y deben cumplir las nueve conclusiones de nuestro Partido con el objetivo de provocar divisiones internas en las iglesias y lanzar a las organizaciones religiosas unas contra otras:

"1. Introducirse en las escuelas mantenidas por la Iglesia Católica y envenenadas por sus doctrinas; espiar a los reaccionarios y delatar sus actividades; mezclarse con los estudiantes, adaptarse a sus sentimientos; insinuarse metódicamente en todos los sectores de acción eclesiástica.

"2. Cada camarada debe de encontrar medios de hacerse, por el bautismo, miembro de la Iglesia. Inscribirse en la Legión de María o, tratándose de protestantes, unirse a la organización de los "cruzados". Una vez dentro, desenvolver intensa actividad, sirviéndose de bellas frases para conmover y atraer a los fieles; deben ir más allá aún, tratando de dividir radicalmente a las diversas categorías de fieles, incluso con el pretexto del amor a Dios y a la causa de la paz.

"3. Asistir a los servicios religiosos y, afable y cortésmente, unirse al clero y espiar sus actos.

"4. Las escuelas fundadas y dirigidas por las iglesias constituyen un campo ideal para nuestra penetración. Simulando benevolencia, aplicar entre tanto la regla de emplear al enemigo para suprimir al enemigo. Mezclarse alegremente con los directores, profesores y estudiantes para dominarlos, de acuerdo con el principio de dividir para gobernar.

"5. Tomar la iniciativa en todas las actividades, penetrar en todas las instituciones de la Iglesia e infiltrarse incluso en la propia dirección de la Iglesia.

"6. Secundando las directrices del Partido, las células conseguirán el objetivo fijado, a saber: penetrar en todas las organizaciones eclesiásticas, promover acciones en favor de la paz (coexistencia pacífica) e influir en todos los sectores.

"7. Basado en el férreo principio que enseña "aplastar al enemigo sirviéndose del propio enemigo", persuadir a miembros eminentes de la Iglesia a venir a China, facilitándoles los documentos y autorizaciones necesarias. Tal actitud secreta nos ayudará en nuestro propósito, permitiéndonos, a través de los visitantes, conocer la verdadera situación de la Iglesia.

"8. Los camaradas activistas deben ejercitar su iniciativa, descubrir los puntos flacos de la organización eclesiástica, explotar las divergencias y neutralizar el veneno religioso inyectando nuestro propio contraveneno.

"9. Todo camarada que ocupe puesto de mando debe comprender que la Iglesia Católica está al servicio del imperialismo y tiene que ser destruida desde la cúpula hasta los cimientos. En cuanto al Protestantismo, que viene cometiendo el error de seguir una política de coexistencia, es necesario impedirle hacer nuevas conquistas; pero, entre tanto, podemos dejarlo morir de muerte natural."

 

4ª PARTE

NUESTRA ACCIÓN

Al hacer el programa de nuestra acción contra el avance de la secta comunista debemos proceder con mucha calma, teniendo a la vista la naturaleza tan especial de la dinámica del marxismo.

Es conveniente dividir nuestro estudio en tres aspectos:

  1. Modalidades de la acción anticomunista.
  2. Algunas normas para una acción anticomunista.
  3. Medios de acción.

 

CAPÍTULO I

Modalidad de acción anticomunista

Hay dos formas de acción anticomunista. Una, más superficial, se basa sobre todo en el sentimiento y no alcanza el meollo del asunto. Puede ser empleada como complemento de la segunda; es útil para hacer propaganda, mas no debe ser la forma principal.

 

I ACCIÓN SUPERFICIAL Y SECUNDARIA

Esta acción superficial presenta al comunismo como algo nefando y execrable. Y en esto tiene razón. Mas no indica los motivos más profundos y objetivos de la maldad del comunismo. Limita sus argumentos, en general a los siguientes:

– el comunismo es sanguinario,

– es anticlerical,

– quiere someter al Brasil a Rusia,

– crea la miseria moral y material,

– implanta la tiranía.

Todo esto es verdad. Y es muy grave. Pero no es la razón más importante para que rechacemos al comunismo. Esta propaganda no ataca a la filosofía, ni al sistema político, social y económico adoptado por la secta comunista Esta propaganda puede ser completamente ineficiente, pues, como vimos, no siempre el comunismo es el mismo en sus métodos. Tiene métodos propios para la época de la conquista del poder, de la tesis; tiene métodos completamente diferentes para la construcción del Estado comunista. Estudiando esta segunda fase, mucha gente diría: el comunismo no es ya sanguinario, pues en Rusia ha sido abolida la pena de muerte sin juicio; no es ya anticlerical, pues en Moscú vive el patriarca "ortodoxo", que es uno de los comisarios del pueblo, mantenido por el gobierno. Hoy se habla hasta de descentralización del comunismo, de una autonomía de los varios países de la cortina de hierro. Y el comunismo se preocupa de salvar ciertas apariencias "democráticas".

Al oír a alguien combatir al comunismo sólo por estos argumentos, muchas personas dicen: Si creamos una forma de comunismo blando, delicado, democrático, religioso, patriótico, ¿no podría abrazarla el Brasil?

El hecho de quedar en pie esta hipótesis en la refutación del comunismo crea una consecuencia de importancia capital. Muchas personas esperan que, evitando cualquier roce con los comunistas, se pueda llegar a un modus vivendi, a una "coexistencia razonable con ellos. Esta esperanza debilita mucho la oposición al comunismo. Usad, pues, amados Hijos, todos estos argumentos, aplicándolos al comunismo, que se encuentra en la fase de conquista y consolidación, y hacedlo con energía e indignación. Sabed, sin embargo, lo siguiente: más que todo eso, es grave en el comunismo el desprecio del Derecho, de la Religión, de la patria, y el hecho de combatir o apoyar tales instituciones únicamente de acuerdo con las momentáneas conveniencias de la secta. Completad, por lo tanto, esta lucha que se sirve de argumentos secundarios con la que emplea argumentos esenciales.

 

II ACCIÓN ANTICOMUNISTA PRECISA EN SUS OBJETIVOS Y EFICAZ EN SUS OBJETIVOS CONCRETOS

  1. A) Lucha precisa
  2. a) Doctrinas opuestas.

El punto precisa de esta acción certera y eficaz, amados Hijos, es mostrar a los católicos que el comunismo constituye una secta que posee una filosofía, un régimen político, social y económico, una "cultura", entera y diametralmente opuestas a la Religión Católica y a la cultura cristiana. Mostrad que el comunismo es lo opuesto al Cristianismo; todavía más, que es un cristianismo a la inversa. Vuestra principal lucha contra el comunismo debe consistir en mostrar la doctrina marxista como os la expusimos y mostrar su oposición frontal a la doctrina católica. Nuestra lucha contra el comunismo no debe ser oblicua: debe ser frontal.

Pues para daros un instrumento de lucha para lo que escribimos esta Pastoral, que os capacitará para comprender lo que el marxismo enseña y para sentir que niega y desprecia radicalmente todo cuanto nosotros creemos.

  1. b) Propiedad privada.

De modo especial proclamad que la propiedad privada es un principio básico de la moral católica y de la civilización cristiana, respecto del cual la Iglesia jamás abrirá la mano. Mostrad que en el sagrado derecho de propiedad se basa la libertad humana, y que jamás la Iglesia admitirá una doctrina que prive al hombre del derecho de propiedad o viole este derecho.

Oíd lo que dice Su Santidad el Papa Juan XXIII a este respecto en la encíclica Mater et Magistra: "No se comprende, por tanto, cómo pueda ser contradicho el carácter natural de un derecho que halla su origen prevalente y su perenne alimentación en la fecundidad del trabajo; que constituye un medio apropiado para la afirmación de la persona humana y el ejercicio de la responsabilidad en todos los campos; un elemento de consistencia y de serenidad para la vida familiar y de pacífico y ordenado progreso en la convivencia". (Apud Ecclesia, 22 de julio de 1961, número 1.045, pág. 915 a.)

Esclareced que se engañan gravemente aquellos que piensan que la propiedad privada es un privilegio personal que el Estado da lo quita y que la Iglesia no está dispuesta a batirse por ella. En las escuelas, institutos y seminarios que los profesores expongan a nuestros estudiantes, en sus aspectos profundas y repulsivos, la herejía marxista y les enseñen a refutar los puntos fundamentales de la misma, a más feroz y avasalladora herejía de la era actual.

  1. B) Lucha eficaz en el orden práctico. El comunismo difuso

Para que nuestra lucha sea eficiente es preciso que distingamos las especies de comunismo que debemos combatir. En la 3ª parte vimos que hay dos especies de comunismo. El primero es aquel que profesa explícitamente la doctrina marxista; el segundo es aquel que, sin profesar explícitamente la doctrina marxista, significa un resbalar, lento de la opinión pública, de las costumbres, de las instituciones y de las leyes hacia el comunismo. Es lo que llamamos comunismo difuso.

El primero está dirigido por la secta y por el Partido Comunista, siguiendo las directrices de Moscú. Es extremadamente peligroso; debe ser combatido, y ya lo hemos estudiado. Estudiemos ahora el comunismo difuso.

  1. a) Lo que es el comunismo difuso.

Este comunismo difuso es de suyo un peligro mayor que el comunismo directo, por muy peligroso que éste sea, y es sobre todo contra dicha forma difusa que se debe dirigir una acción anticomunista deseosa de obtener una eficacia máxima.

Consiste el comunismo difuso en la expansión lenta de una mentalidad veladamente propicia al comunismo. Describamos primero la situación concreta a que nos referimos para después analizarla. Recordemos ante todo que el comunismo sólo con muchas salvedades puede ser clasificado como un sistema filosófico abstracto, según el cual deben considerarse los hechos, y que es más bien una forma de vida, un sistema que se realiza, más que uno que se piensa.

Así, la preparación de una sociedad comunista debe hacerse menos por la predicación del marxismo doctrinario que por la formación paulatina de estructuras laborales y económicas, de estilos de vida, de modos de ser, de formas de arte, de cultura, de acción política, inspirados por una tendencia profunda y vital hacia el marxismo. Esta tendencia, subconsciente al principio, en la misma medida en que se va realizando va introduciendo en la conciencia los principios marxistas. A esto llamamos comunismo difuso. Es comunismo in fieri. Es difuso, porque no aflora desde luego explícito, consciente e íntegro, sino que se conserva durante largo tiempo en todo el cuerpo social en estado diluido y todavía inconfesado. Tomado en sí mismo, cada individuo víctima de ese fenómeno no tendrá sino algunos puntos de afinidad o identidad con el marxismo. Mas, considerados en su conjunto los individuos afectados por ese proceso se ve que todo el marxismo está inmanente en ellos. Esto es, sumándose las manifestaciones parciales del comunismo que se hallan esparcidas por el cuerpo social se puede reconstituir, como si fueran piedras de un mosaico, la figura completa del comunismo. Individualmente, muchas personas o grupos sociales pueden reputarse hasta anticomunistas. Pero en realidad participan, en medida a veces no pequeña, del propio sistema que combaten. Para argumentar con ejemplos de fuera del Brasil basta recordar los pueblos escandinavos, que se consideran totalmente anticomunistas, que conservan hasta las formas y las pompas de la monarquía, pero están modelados por un socialismo cada vez más afín al comunismo.

  1. b) Algunos ejemplos.

Demos algunos ejemplos de lo que es ese comunismo difuso. Para comprenderlo es preciso recordar constantemente que consiste sobre todo en tendencias malas o equivocadas, al cabo de cuya expansión se manifiesta el principio doctrinal erróneo.

Sensualidad.—Es un lugar común decir que ésta invadió toda la vida brasileña. Uno de sus efectos principales es minar la veneración y a adhesión afectiva a la familia, y especialmente la indisolubilidad del vínculo conyugal. La sensualidad conduce a considerar la familia como un estorbo para los placeres de la vida, lo cual lleva a su vez a aceptar el principio de que la familia debe ser abolida. La joven rica y de posición elevada que se presenta con trajes inmodestos puede imaginarse anticomunista, pero camina hacia la aceptación de un principio clave del comunismo. Y, en la medida en que su ejemplo fructifica, esparce la simiente comunista en torno de ella.

Materialismo.—La sensualidad crea una inapetencia de todo cuanto es sobrenatural o simplemente espiritual: Ella forma al animalis homo, al que fácilmente aparta de las cosas del espíritu, al que piensa sólo en las cosas de la matera, en las que afectan inmediatamente a los sentidos. De ahí el olvido de Dios, el menosprecio del espíritu, que fácilmente se convierten en deseo inconfesado de que Dios y el alma no existan. De ahí, a su vez, hasta la negación de Dios y del alma, apenas hay un paso que sin dificultad se da. Es otro principio básico del comunismo que se afirma no como consecuencia de la predicación específicamente comunista, sino como fruto normal y espontáneo de los errores que la sociedad moderna lleva en sus entrañas.

Negación de la propiedad privada.—La negación de la propiedad privada es otro error comunista que se desenvuelve como por generación espontánea en la sociedad moderna. Si no hay Dios ni alma es lógico que no haya Derecho. El orden moral reposa entero sobre la existencia de Dios. En cuanto a la espiritualidad del alma, si ésta no existe, el hombre es un conglomerado inestable de células que se renuevan a lo largo de la vida. De suerte que cuando él muere ya no es el mismo que cuando nació. En consecuencia, la propia idea de un derecho personal no tiene sentido. Sólo existe la masa humana, titular de todo el dominio.

Este resultado del materialismo se nota en la tendencia creciente a resolver todos los problemas considerando sólo los intereses del Estado y usando únicamente los medios de acción del Estado: leyes, decretos, reglamentos, etc.

Ciertos defectos de la actual estructura económica sirven de ocasión para que, so pretexto de laudable justicia social, la acción del Estado vaya absorbiendo toda la esfera propia de los grupos sociales y de los individuos.

La omnipotencia estatal, tan opuesta al principio católico de subsidiariedad, es un resultado natural de las propias tendencias materialistas de la civilización moderna.

Igualitarismo.—El principio revolucionario de que siendo los hombres todos iguales por naturaleza deben tener iguales derechos y deberes en todos los aspectos de la vida, va generalizando poco a poco la idea de que la sociedad no debe estar dividida en clases constituidas no sólo por personas, sino también por familias.

Este ideal de sociedad sin clases perseguido por los comunistas, como afirma Pío XI (Encicl. Divini Redemptoris, Editorial B. A. C., págs. 842 y sigs.), se va difundiendo tanto que se nota hasta en escritores católicos conocidos como anticomunistas. Así, en reciente artículo aparecido en la prensa brasileña, un escritor católico reivindicaba como ideal de la sociedad católica la existencia de una sola clase, cuyo nivel correspondería al de la pequeña burguesía. Esta posición, típicamente comunista en la mayor parte de los casos, no procede, entre nosotros, de una influencia ejercida por los comunistas declarados. Ella es una consecuencia lógica de los principios de la Revolución Francesa, tan profundamente enraizados entre nosotros.

  1. c) La marcha por etapas.

Este es el comunismo difuso, esto es, una tendencia omnímoda y generalizada para llegar por etapas hasta la sociedad comunista; un conjunto de costumbres, instituciones, etc., marcados, en mayor o menor medida por esta tendencia, presentando todo un aspecto de transición entre la civilización cristiana y "la civilización" comunista.

Por etapas.—La expresión requiere una explicación. Trátase de una tendencia dinámica cuya expansión es constante, pero lenta. Raras veces conduce directamente al comunismo. Camina habitualmente paso a paso, como ya dijimos; opera generalmente en el terreno subconsciente. La trayectoria hacia el comunismo, la mayor parte de las veces no es recorrida por una nación en el espacio de una o dos generaciones solamente. Cada generación que pasa reemprende el camino de la anterior en el punto en que lo encuentra y recorre además algunas otras etapas. En el momento presente ya nos encontramos tan lejos que Bulganin puede decir que la sociedad comunista está en los países occidentales como el pollo en la cáscara del huevo, a punto de salir.

Como este asunto es de inmensa importancia y gran actualidad, amados Hijos, os recomendamos su profundizado estudio. Para este fin encontraréis una exposición sólida, profunda y clara del proceso revolucionario, de su distinta intensidad y sus marchas y contramarchas, en el ensayo "Revoluçao e Contra-Revoluçao", del gran dirigente católico y mariano Prof. Plinio Correa de Oliveira. ("Revoluçao e Contra-Revoluçao", en Catolicismo, número 100, de abril de 1959; " Revoluçao e Contra-Revoluçao, Boa Imprensa Ltda., Campos, 1959; "Revolución y Contrarrevolución", Ediciones "Cristiandad", Barcelona, 1959; "Révolution et Contre-Révolution", Editions "Catolicismo", Campos, 1960.)

  1. d) Socialismo cristiano.

Volvamos, amados Hijos, al tema del socialismo cristiano.

El socialismo representa en este proceso el papel de rampa. ¿Lo que es el socialismo? Un ente ideológico, fluido, que va desde insignificantes incursiones del Estado hasta el marxismo integral. Quien comienza por decirse socialista moderado, o hasta moderadísimo, acepta una cierta tendencia que la mayor parte de las veces desemboca gradualmente, a través de varias etapas, en el socialismo total. Y esto sin que se tenga que cambiar la etiqueta de socialista que se escogió al principio de la trayectoria. El socialismo cristiano expresa la ilusión de hacer esa trayectoria sin romper con los principios católicos. Es una rampa especial para llevar al comunismo no a los hijos de las tinieblas, sino a los hijos de la luz.

  1. e) Correlaciones entre comunismo explícito y difuso.

Claro está que las dos formas de progreso del comunismo, esto es, la emanada de Moscú a través del Partido Comunista brasileño, en la clandestinidad, y la que procede de las "raíces de iniquidad" existentes en el seno de la sociedad actual, tienen entre sí estrechas relaciones. Cada una fortifica a la otra. Y precisamente porque Moscú conoce y valora en la justa medida el provecho que puede sacar de las referidas "raíces de iniquidad", las explota cuanto puede. Como es muy natural, el Kremlin pretende precipitar por una acción violenta el proceso interno de la bolchevización de las naciones de Occidente cuando juzgue que el momento ha llegado. ¿Llegó ya para el Brasil? A esta pregunta sólo los conocedores de los arcanos de Moscú podrán dar cabal respuesta. Varios indicios sugieren una respuesta afirmativa.

 

III LA IMPORTANCIA DE LA LUCHA DE CARÁCTER DOCTRINAL

En consecuencia, se impone con urgencia el empleo enérgico e inteligente de todos los medios de acción; sea contra el comunismo importado, sea contra el que nace del propio dinamismo de las pasiones desarregladas y errores en que nos encontramos sumidos.

En una observación preliminar conviene, entre tanto, hacer resaltar que todas las medidas que abajo proponemos, útiles unas, indispensables otras, no eximen de dar la primacía a la lucha de carácter doctrinal mediante la propagación de la verdad católica y la refutación del error.

No se debe poner lo mejor de nuestras esperanzas en las medidas de fuerza ni en las soluciones económicas. Unas y otras no son capaces de representar en el equilibrio social el papel supremo e inalienable de Nuestro Señor Jesucristo y de su Iglesia.

 

CAPÍTULO II

Medidas prácticas contra la acción del Partido Comunista.

Estudiemos las providencias que deben tomarse para reprimir la influencia rusa y la acción del "clandestino" Partido Comunista brasileño.

 

I LEGISLACIÓN REPRESIVA DEL COMUNISMO

La secta comunista, que viola todos los derechos divinos y humanos, debe ser considerada una inmensa cuadrilla de malhechores y un foco de conspiración contra el pueblo católico brasileño. Su acción debe ser reprimida por el Gobierno Federal y los gobiernos de los estados con energía, sagacidad y constancia. Mas esta represión debe basarse en leyes sabias para no degenerar en arbitrariedad. Es urgente que los parlamentarios que no son comunistas ni están al servicio de Rusia voten, mientras todavía hay tiempo, una legislación que permita al Ejecutivo una represión eficaz de las tramas criminales de la secta. Nuestra legislación actual está fundada en la Constitución de 1946, y por esto peca por un liberalismo que, frente a la conspiración comunista, raya en suicida. Los acontecimientos de agosto y septiembre de 1961 mostraron a la Nación que los rojos están a la expectativa de una ocasión propicia para intentar un golpe armado y que es necesario crear leyes que permitan que el Brasil sea defendido.

 

II RUPTURA DE LAS RELACIONES DIPLOMÁTICAS Y COMERCIALES CON RUSIA

Ya tocamos en este punto, que es tan importante en las condiciones actuales del Brasil y de América del Sur. Nuestro organismo nacional está debilitado. La presencia de agitadores profesionales amparados por la inmunidad diplomática resulta peligrosísima. La propaganda que harán los futuros Centros de Cultura Rusa será un arma terrible en las manos del marxismo. Después de la reanudación de relaciones diplomáticas realizada por el Brasil, los países de América Latina que no tienen tales relaciones con Rusia —y son casi la totalidad— se ven desarmados ante la presión que para tenerlas hacen el Kremlin y los comunistas domésticos. ¿Quién no ve las graves consecuencias de tal presión?

Incluso si las relaciones comerciales nos proporcionaran muchos millones de dólares, sería preferible dejar escapar esos dólares en beneficio de la civilización cristiana. Ahora bien; los dólares que nos vinieren del comercio con Rusia serán, en la mejor de las hipótesis, unas pocas decenas de millones: A trueque de este miserable plato de lentejas introducimos el caballo de Troya de una embajada soviética en el seno del país.

 

III PROHIBICIÓN DEL PARTIDO COMUNISTA BRASILEÑO

Un pueblo nunca pierde siendo fiel a los verdaderos principios. Quien niega todo el derecho, quien niega la moral, quien niega la patria, quien niega a Dios, quien hace todo para implantar la dictadura feroz de una minoría sanguinaria y destruir la libertad del pueblo no puede ser admitido como legislador de un pueblo católico. Estas son las razones fundamentales que nos deben llevar a no conceder nunca legalidad al Partido Comunista.

Concederla significa entregar a este Partido una porción del Poder Legislativo y, en régimen parlamentario, la participación eventual del mismo en el Poder Ejecutivo. Ningún país del mundo salió ganancioso con la legalidad del Partido Comunista. La misma insistencia y terquedad con que los rojos trabajan para volver a la legalidad es prueba de que la ilegalidad les perjudica grandemente. Piensan algunos, amados Hijos, que la vuelta a la legalidad tendría la ventaja de tornar conocidos a los comunistas y de poder terminar con sus maquinaciones secretas. Esto es una ingenua ilusión. Incluso en la legalidad, continuaría existiendo un vasto ejército de comunistas secretos, y las conspiraciones y traiciones, los sabotajes y espionajes, en lugar de desaparecer serían todavía más intensos. Evidentemente, la ilegalidad del Partido sola no basta. Es necesario que el Gobierno sea consecuente y que, además de mantener al Partido Comunista brasileño en la ilegalidad, reprima sus actividades abiertas y clandestinas, desmantele sus órganos de propaganda y subversión y haga una guerra sin cuartel a estos elementos que traicionan al Brasil y traicionan a la Religión.

 

IV EXPURGO DE LOS PROPAGANDISTAS Y AGENTES COMUNISTAS EN LOS MEDIOS MILITARES, ESTUDIANTILES, SINDICALES, ETC.

Si queremos apartar al Brasil del terror de la bolchevización, amados Hijos, no podemos dormir ni bromear. Un liberalismo ciego, estúpido y criminal permite que se propaguen las teorías marxistas en los medios militares, escolares de bachillerato y universitarios, obreros, campesinos. Hace poco, Belo Horizonte asistió estremecida a un congreso de "campesinos" en que se predicó abiertamente la revolución, la guerra civil. Bramaban: "¡Reforma agraria en la ley o en la marra!" "¡Reforma agraria o guerra!" "¡Tierra o muerte!" En los cuarteles, agentes comunistas procuran sembrar sus ideas entre los sargentos, privando a los oficiales de autoridad sobre los subalternos. En los sindicatos, los rojos esparcen sus errores. Diarios y revistas estudiantiles y obreras propagan abiertamente el marxismo. Profesores universitarios, regiamente pagados por el pueblo, trabajan para conquistar a nuestros jóvenes para las ideas del materialismo revolucionario. Nuestras organizaciones universitarias y escolares están en parte dominadas por los rojos. Nuestros sindicatos son escenario de agitación en favor de Rusia.

¿Y nuestras autoridades? Muchas veces conceden prestigio a los rojos, subvencionan sus periódicos y congresos y no apoyan a los patriotas que luchan contra los traidores.

Es preciso, amados Hijos, que sepáis estas cosas y que, en el momento oportuno, exijáis de nuestros hombres públicos una actitud enérgica contra tales absurdos, realmente criminales.

 

V EXPURGO EN LAS EMPRESAS PRIVADAS

Mas el Gobierno no debe limitarse a expurgar el Ejército, los funcionarios públicos, las universidades, las escuelas, los sindicatos. Debe conseguir de las empresas particulares que se dedican a la difusión de ideas, como la prensa, radio, televisión, y de las que producen materiales estratégicos y se encargan de las comunicaciones, como las compañías de transporte y las telefónicas, que de su personal sean expulsados los elementos comunistas y favorables al comunismo, y que ni a precio de oro se presten a la propaganda marxista. Un deber fundamental, religioso y patriótico a esto obliga. Un instinto elemental de supervivencia las debe impulsar a esto, pues, una vez en el poder, los comunistas impedirán toda iniciativa particular, y los burgueses que hoy los subvencionan mañana serán colgados.

 

VI ANALOGA ACCIÓN EN LAS OFICINAS PÚBLICAS Y ORGANISMOS PARAESTATALES

La más rudimentaria prudencia y el más simple buen sentido dicen que estos agentes de Moscú no pueden ser tolerados en las oficinas públicas y organismos paraestatales. La execración pública los debe estigmatizar como traidores, apóstatas, sepultureros de la Religión, la familia, la propiedad y la Patria. En cualquier posición trabajarán para los enemigos de Dios y de la Patria, y por esto deben ser implacablemente reducidos a la impotencia.

 

VII ELECCIÓN DE DIPUTADOS Y SENADORES ANTICOMUNISTAS Y ANTISOCIALISTAS

Es evidente la necesidad de que tengamos en el Congreso y en las Asambleas Legislativas hombres imbuidos de los principios de la sociología católica, dispuestos a impedir leyes comunistas o comunizantes y a dotar al país de leyes inspiradas en los principios católicos, al mismo tiempo que decididos a llevar a cabo la lucha a vida o muerte contra la penetración comunista en el Brasil. Para esto no bastará que sean anticomunistas. Será necesario que vean, detesten y combatan las tendencias socialistas que, como una rampa, hacen resbalar al país insensiblemente hacia el campo comunista.

En este año de 1962 tenemos elecciones para el Congreso Nacional. Estas elecciones son de una importancia trascendental. Desde ahora reservad vuestra completa libertad ante los partidos y los candidatos, a fin de poder elegir en momento oportuno a vuestro candidato no según el criterio del partido ni de las conveniencias personales, sino según la posición que tomen ante los problemas de la familia, la propiedad, la reforma agraria y el comunismo en nuestro país.

 

CAPITULO III

Medidas para combatir al Comunismo difuso

1) Nos dirigimos ahora de modo especial a vosotros, amados Sacerdotes, a vosotras, Religiosas, a vosotros, maestros, catequistas, profesores. Aprovechad todas las ocasiones para explicar al pueblo lo que es el comunismo. Mostrad su oposición total al Catolicismo y a imposibilidad de supervivencia de la Iglesia Católica en un país comunista.

2) Mas no quedéis sólo en esto. Mostrad la doctrina católica opuesta a los errores comunistas, de modo que nuestros fieles conozcan las enseñanzas de la Iglesia y sepan cómo debe ser la sociedad de acuerdo con los planes de Dios.

3) Mostrad a los fieles que las personas que rinden culto a la sensualidad, al materialismo práctico, que sienten antipatía por las diferencias sociales, que cultivan el igualitarismo, que favorecen las costumbres inmodestas en playas y piscinas, que andan deshonestamente vestidas, que atacan la propiedad privada, que tales personas están colaborando con el comunismo, preparándole el camino. Y que son principalmente los pecados de la carne los que atraen sobre los pueblos el flagelo del baño de sangre que es el comunismo.

4) Especial cuidado tendréis, amados Hijos, en hacer resaltar el papel imprescindible de la propiedad privada, de acuerdo con lo que, en su memorable encíclica Mater et Magistra, Su Santidad el Papa Juan XXIII recientemente afirmaba y Nos citamos en el capítulo I de la 4ª parte de esta Pastoral. Al referiros a la función social, explicad al pueblo que esta función no consiste en que el fruto de la propiedad deba ser del Estado, de la comunidad. Explicad que la propiedad cumple su misión social exactamente, porque ordena el uso de los bienes creados por Dios. Es justamente porque cada cosa tiene su dueño y la propiedad es respetada por lo que el uso de los bienes se hace con orden. Si no hubiera el derecho de propiedad, el uso de los bienes se haría desordenadamente, engendraría disputas, riñas, desavenencias y hasta muertes. Entre los animales no hay derecho de propiedad. Ved, por esto, cómo entre ellos sólo vale el derecho de la fuerza.

5) Educad al pueblo, y de modo especial a la juventud, en el espíritu de pureza, de mortificación y de piedad. "La piedad es útil para todo y tiene promesas para la vida presente y para la futura." (I Tim., IV, 8.)

6) Educad a los fieles en el amor del orden desigual que Dos quiere. En lugar de alimentar antipatía hacia la desigualdad, enseñadle a tener amor de la desigualdad. Mostrad que está acorde con los designios de la Providencia el que, dentro de ciertos límites, haya algunos miserables que sean objeto de la caridad individual y de la organizada; muchos que luchen por el pan cotidiano; muchos acomodados que tengan bienes sobrantes; algunos ricos que puedan ejercer en mayor escala la caridad, el celo, promover la cultura, el arte, el progreso, el apostolado; y hasta algunos pocos muy ricos, a los que además de las mismas funciones de celo y caridad toque cultivar las virtudes de la magnificencia y la munificencia. En el cuerpo social todas estas escalas de riqueza son útiles y necesarias.

7) En la educación de la infancia y juventud procurad inmunizar los corazones contra el veneno del socialismo, impregnando las almas de niños y jóvenes con el espíritu jerárquico. Su Santidad el Papa Pío XII recomendó expresamente el cultivo del espíritu jerárquico a los educadores católicos en el Radiomensaje de 6 de octubre de 1948 al Congreso Interamericano de Educación Católica de La Paz (Discorsi e Radiomenssaggi, vol. X, pág. 247). Este espíritu de jerarquía no debe limitarse a la teoría. El ambiente y las costumbres de nuestras escuelas y colegios deben estar impregnados de este espíritu y deben insuflarlo a nuestros niños y jóvenes. Así los llevaremos a amar con entusiasmo el orden católico, la Cristiandad, y a odiar desde el fondo del alma la Revolución y los ideales satánicos.

 

CAPÍTULO IV

Programa de acción positiva

 

I LA LUCHA CONTRA LA MISERIA

  1. A) Acción anticomunista y acción social

El deseo de luchar contra el comunismo y, mucho más que esto, el amor a los pobres enseñado por el Evangelio, deben conducirnos a mejorar la situación de las clases sociales que los comunistas agitan para inducirlas a la Revolución. Visteis, amados Hijos, que, buscando el instrumento que implantaría la Revolución, Marx encontró al proletariado. Por esto es necesario tener bien presente esta idea: la miseria no es la causa principal de la Revolución. La Revolución se sirve de la miseria, azuzándola, para destruir la sociedad cristiana. Si suprimimos la miseria, la Revolución encontrará otro instrumento. Esta consideración debe estar presente en nuestro pensamiento para que nuestra cabeza no vacile ante los problemas sociales. No veamos la solución del problema comunista principalmente en la mejoría material de la situación de los obreros. En Italia, las zonas más infectadas de comunismo son las más ricas: Emilia, Toscana y Umbría. En Brasil, muchos comunistas son ricos e intelectuales, habiendo entre ellos hasta profesores de universidades. Y no se puede decir que son pobres los cargadores del puerto de Rio de Janeiro o de Santos.

  1. B) Serenidad y caridad

Al tratar de los angustiosos problemas sociales, fácilmente el corazón habla más alto que el buen sentido y acaba estragando más de lo que remedia. Pío XII, de santa memoria, aconsejaba mucha caridad y mucha calma cuando sobre estos asuntos se dirigía a los católicos austríacos, que celebraban un Congreso Católico para tratar de problemas sociales candentes que la guerra había dejado con su estela de miserias. Decía el gran Pontífice: "Queremos de nuevo exhortaros a vosotros y a los católicos todos a seguir con fidelidad la línea claramente trazada de la doctrina social católica, señalada ya desde el comienzo de las luchas sociales, pero sin desviarse ni a la derecha ni a la izquierda. Una desviación, aun sólo de unos grados, parecería en principio sin importancia, pero a la larga tal desviación llevaría consigo un peligroso apartarse del recto camino que traería graves consecuencias. Pensamiento sereno, dominio de sí mismo, firmeza frente a la atracción de los extremos: éstas son las exigencias de la hora presente en esta materia." (Radiomensaje al "Katholikentag" de Viena de 14 de septiembre de 1952; Colección de Encíclicas y Documentos Pontificios, Edic. A. C. E., 1955, Madrid, pág. 1401, núm. 12.)

Todo esfuerzo para mejorar la situación económica, social, familiar, sanitaria, religiosa, de los obreros es digno de loa. La encíclica Mater et Magistra, continuando la línea de la Rerum Novarum y la Quadragesimo Anno, traza un amplio programa de iniciativas destinadas a mejorar las condiciones del obrero, así como sugiere y aconseja medidas que atenúen el régimen de puro salariado para crear relaciones de mayor entrelazamiento de intereses y esfuerzos entre obreros y patronos.

  1. C) Importancia del mejoramiento de las condiciones materiales

Aunque no se pueda vencer al comunismo sólo mejorando la situación aflictiva de ciertas clases obreras que el marxismo explota, es cierto que el mejoramiento de las condiciones sociales y económicas de dichas clases perjudica enormemente la propaganda marxista. Si el marxismo trabaja para empeorar tales condiciones, para llevar a los obreros a la desesperación y así a la Revolución, el mejoramiento de las mismas frustra en parte ese plan siniestro.

  1. D) No predicar la lucha de clases

Mas al favorecer a los pobres y desamparados, amados Hijos, y al combatir los abusos del capitalismo, sed cautelosos para no infiltrar a aquéllos el odio contra los ricos y para que no seáis agentes inconscientes de la lucha de clases. Hablad a los pobres de sus derechos y deberes, sed representantes de Dios tanto ante unos como ante otros. Predicad la justicia, la caridad, la humildad, el amor a la pobreza. Será el mensaje entero de Jesucristo el que resolverá la cuestión social en la medida en que ésta pudiere ser resuelta. Porque el convivir humano siempre estará lleno de sufrimiento y la justicia sola jamás resolverá todos los conflictos. Es menester que la caridad complete el trabajo de la justicia y que el amor a la pobreza y el despego de los bienes terrenales creen el clima necesario para que os ayudéis mutuamente a llevar vuestras cargas y así cumpláis la ley de Cristo (Gal. VI, 2).

En su motu proprio sobre la Acción Popular Católica, de 18 de diciembre de 1903, S. Pío X recomienda: "... los escritores católicos, al patrocinar la causa de los proletarios y de los pobres, deberán cuidarse de emplear un lenguaje que pueda inspirar en el pueblo aversión a las clases superiores de la sociedad. No hablen de reivindicaciones ni de justicia cuando se trate de mera caridad... Recuerden que Jesucristo quiso unir a todos los hombres con el vínculo del amor recíproco, que es perfección de la justicia y que comporta la obligación de ocuparse del bien recíproco". (Edit. B. A. C., pág. 467, n. XIX.)

  1. E) Clase media

Mas al cuidar de los pobres y desamparados, amados Hijos, no os olvidéis de la clase media, cuya situación es muchas veces más angustiosa que la de los obreros. Fomentad obras especiales para ella y acordaos de extender la mano a la pobreza vergonzante, que soporta días amargos sin que casi nadie se acuerde de ella.

  1. F) El apostolado

Al preparar personas para las funciones sociales, imbuidles sobre todo la preocupación de apostolado, para que armen las almas con las virtudes fundamentales de la vida social y las inmunicen contra los venenos del materialismo por el amor del Reino de Dios. "Buscad primero el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás os será dado por añadidura." (Luc. XII, 31.)

 

II UN PROGRAMA DE REFORMA AGRARIA

La Iglesia, atenta a los problemas de los obreros urbanos, está vigilante y activa también en lo que concierne a los problemas de nuestros campesinos. Por esto, después de haberos hablado en el capítulo II de la 2ª parte sobre el criminal abuso que la secta comunista hace de la reforma agraria, procurando ahorcar al labrador con la misma cuerda con la que promete sacarlo del pozo, vamos a exponeros el programa de una reforma agraria que deberá ser adaptada a las varias regiones del país.

Un examen concienzudo de la situación de nuestros hermanos que trabajan penosamente en el campo, muestra que el problema del Brasil no estriba tanto en dar tierra a los labradores, cuanto en ayudar a los que ya tienen tierra. Así, pues, pensamos que las siguientes medidas, entre otras, mejorarán enormemente la situación de nuestro hombre de campo.

  1. A) Principios de acción para el gobierno en lo que se refiere al acceso a la tierra.
  2. a) No tolerar ninguna ley que hiera al principio de propiedad privado.
  3. b) Apelar a la expropiación solamente cuando el bien común lo exigiere, o cuando no hubiere otra solución, previo pago del justo valor, de acuerdo con la Constitución: en moneda corriente y anticipadamente.
  4. c) Promover la colonización de las tierras incultas de la Unión, Estados y Municipios. El Poder Público es dueño todavía de cerca de seiscientos millones de hectáreas en el Brasil. Los particulares poseen doscientos cincuenta millones. Hay, por tanto, todavía mucha tierra del Gobierno.
  5. d) Adquirir por vía legal, con fines de colonización, las tierras que los propietarios desearen vender.
  6. e) Tomar medidas que fomenten la colonización de las tierras de particulares, a saber:

– movilizar en el Banco del Brasil y fundar y movilizar en los otros Bancos oficiales, la Cartera de Colonización, que financiará la parcelación de las fincas de particulares que las quisieren colonizar;

– fundar y movilizar en el Banco del Brasil y en los demás Bancos oficiales una Cartera de Acceso a la Tierra que financie a los pequeños y medianos labradores y a los trabajadores del campo la compra de propiedad rural con plazo muy largo e intereses muy bajos, e inclusive financie la instalación de estancias, granjas o pequeña y media hacienda, y la construcción de buenas casas para el propietario y los asalariados.

  1. B) En lo que se refiere a la asistencia
  2. a) Facilitar al labrador asistencia técnica, multiplicar los puestos de fomento agropecuario e impulsarlos, dotando a los respectivos agrónomos de recursos materiales y creando en estos puestos una mentalidad henchida de entusiasmo y de dedicación que eleve al hombre del campo.
  3. b) Proporcionar al hombre del campo crédito fácil, barato y
  4. c) Darle asistencia médica, social, escolar y religiosa.
  5. d) Continuar el trabajo de electrificación del Interior y la apertura y mejoramiento de las vías de transporte.
  6. e) Continuar la construcción de centros de almacenamiento y suministro de material agrícola.
  7. f) Promover los estudios de Geología y Topografía del Estado para establecer un cierto planeamiento flexible y humano, del destino agropecuario de sus varias zonas.
  8. C) Colaboración del Episcopado y del Clero

En fin, amados Hijos, los Obispos del Estado de Minas Gerais estamos unidos cooperando con los gobiernos de los estados y el Gobierno Federal y con las organizaciones particulares y paraestatales, en el esfuerzo de mejorar las condiciones de vida del hombre del campo. La memorable reunión de los Obispos del Vale do Rio Doce y, en nuestra Archidiócesis, las reuniones del Clero de los Vales do Rio Doce, del São Francisco y del Jequitinhonha, y los documentos que de estas reuniones se redactaron han servido de orientación práctica para trabajos de gran interés.

 

III ORGANIZACIÓN DEL HOMBRE DEL CAMPO

No podemos, amados Sacerdotes, dejar de acompañar con atención el trabajo de organización de nuestros trabajadores rurales.

Fuerzas revolucionarias procuran apoderarse de las futuras organizaciones y ya se movilizan. Tales son las Ligas Campesinas, de triste fama, que mezclaron sus lemas revolucionarios con gritos de guerra y sangre.

Luchad denodadamente, amados Hijos Sacerdotes y labradores, para que el marxismo no se instale en nuestras futuras organizaciones rurales.

Oportunamente os daremos directrices más detalladas sobre este importantísimo tema.

 

CAPÍTULO V

Las medidas de acción

No podemos aquí desenvolver un tratado de teología pastoral y de estrategia. Indicaremos apenas algunos puntos fundamentales.

 

I EL PÚLPITO Y EL CONFESONARIO

Como el comunismo es una secta con doctrinas que dan origen a la acción política revolucionaria, la gran arma contra él es y seguirá siendo la oración; será, pues, en el púlpito y en el confesonario donde la gran batalla será trabada. En la medida en que vosotros, amados Sacerdotes, mantuviereis la batalla en el campo religioso, la victoria del comunismo sin el concurso de las armas será imposible. Sin duda la imprenta, la radio y la televisión representan un papel importante; pero lo más importante es el Magisterio Eclesiástico.

Haced estudiar a los fieles las grandes encíclicas sociales y, de modo especial, propagad y estudiad con el pueblo la fundamental encíclica Divini Redemptoris, de Pío XI, de santa memoria, "sobre el comunismo ateo".

 

II MOVILIZACIÓN DE TODOS LOS RECURSOS

Echad mano, en una movilización general, de todos los medios de difusión de la doctrina católica opuesta no sólo a los errores sociales del comunismo, sino a sus bases metafísicas y teológicas. Movilizad las escuelas, los institutos y colegios, nuestras facultades superiores, las asociaciones y obras católicas, en una ofensiva general, vasta y profunda, de combate contra toda la herejía y de inmunización de nuestros hermanos en la Fe.

 

III DENUNCIAD LAS PASIONES QUE AUMENTAN AL COMUNISMO

Mostrad bien a los fieles las tres pasiones que alimentan al comunismo:

– por la soberbia el hombre rechaza a Dios, al orden sobrenatural, y quiere ser su propio creador;

por la sensualidad el hombre rechaza la vida eterna, procura su felicidad en la carne, en el materialismo;

– por el orgullo el hombre no tolera a nadie encima de sí, ni mejor, ni más noble, ni más rico; quiere el nivelamiento, el igualitarismo.

 

IV CULTIVAR LAS VIRTUDES OPUESTAS

Cultivad, amados Hijos, con entusiasmo consciente las tres virtudes opuestas:

– por la fe el hombre se inclina ante Dios y abraza el orden sobrenatural, la justicia y el reino de Dios;

por la castidad el hombre rechaza buscar la felicidad en los placeres de la carne, y en la pureza y la mortificación busca la vida eterna;

por la humildad el hombre ama el orden que Dios estableció en el mundo; ama el orden desigual, jerárquico, y ve en él una prueba de la bondad divina. El hombre quiere ser libre, y en su libertad ocupar el lugar que Dios le destinó: si alto, sin enorgullecerse; si bajo, sin rebelarse.

 

V EN CUANTO A LA ASCENSIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL

Enseñad que el católico puede y debe procurar mejorar su situación social sin revueltas ni ambición desordenada. Enseñad que en la sociedad debe haber clases, pero no castas; que el ascenso de los mejores de una clase a otra debe efectuarse orgánicamente y que el pecado y la falta de correspondencia habitual a los deberes de estado debe llevar al hombre a descender de su clase.

 

VI NUESTRAS ORGANIZACIONES

Para que tengamos en nuestras asociaciones los instrumentos necesarios para la gran lucha anticomunista, amados Hijos, antes de pensar en fundar agrupaciones nuevas seguiremos el siguiente programa:

  1. A) Expurgar implacablemente nuestras asociaciones de apostolado y nuestras organizaciones sociales de elementos comunistas o filocomunistas y de quienes tuvieren simpatía por Rusia o ideas socialistas o socializantes.
  2. B) Vitalizar nuestras organizaciones existentes, en parte caducas, dándoles una formación intelectual adecuada a la hora presente exigiendo mucho de sus miembros en la vida religiosa y ascética, y designando un campo de acción bien definido para cada asociación.

 

VII EL CRIMEN DE LA TERCERA FUERZA

En el caso de un conflicto armado mundial, la suerte del mundo cristiano, la supervivencia de un clima de libertad, está actualmente ligada a la victoria de los Estados Unidos.

Nadie de buen sentido podrá pensar que, en el caso de que Rusia venciere a América del Norte, los países neutrales podrán escapar de la esclavitud roja. Todo el mundo libre se juega, por tanto, en estos momentos, su suerte. Permanecer neutral, formar una tercera fuerza, o es traición, o es suicidio. Si los Estados Unidos vencieran; la Iglesia podría vivir y parlamentar. Si venciera Rusia, esto significaría la esclavitud mundial. En la lucha del oso ruso contra el águila norteamericana, si venciere el oso, los corderos de la tercera fuerza —India, África, etc.—ni siquiera podrán escoger la salsa con que serán comidos.

Es, pues, de interés vital para la causa católica en las circunstancias actuales, que, en caso de conflicto armado, los Estados Unidos resulten vencedores. Y es, por tanto, de vital interés para la Iglesia que el Brasil y los países católicos apoyen a los Estados Unidos ahora, en la guerra fría, y —lo que Dios no permita— si la agresión rusa no puede ser repelida sino por las armas, que los países católicos también derramen, su sangre por Cristo y por la Iglesia al lado de los norteamericanos.

No ignoramos los aspectos negativos de la influencia norteamericana en nuestra Patria. Menos ignoramos el trabajo nefasto de proselitismo realizado por pastores protestantes norteamericanos apoyados en el dólar y que destruyen la unión entre los brasileños, debilitando al país y ayudando así a la causa de Moscú. Sabemos, por dolorosa experiencia, que los brasileños que se hacen protestantes, en general, detestan tanto a la Iglesia Católica que desean la Victoria de Rusia. Así, los Estados Unidos, mandándonos pastores, nos mandan en realidad agentes, quizá inconscientes, que trabajan para su mortal enemigo.

Sabemos que la inmoralidad de las costumbres, la falta de amor a la tradición, el desprecio de las formas de cortesía, el craso materialismo, que vienen de América del Norte, representan una tremenda contribución al comunismo difuso.

En parte la ciega política de los Estados Unidos es responsable del enorme avance del comunismo después de la segunda guerra mundial.

Mas, incluso así, es de interés de la civilización cristiana que el pueblo brasileño forme al lado del norteamericano para mantener la solidaridad continental contra el comunismo.

Por esto, amados Hijos, rezad por el pueblo norteamericano. Vosotros, Sacerdotes, al distribuir los víveres que tan generosamente nos envía el Gobierno de los Estados Unidos, hablad a los pobres del origen de este donativo y tratad de que nuestro pueblo alimente una gran gratitud hacia nuestros hermanos de América del Norte.

En 1962, el Gobierno de Washington enviará a los Obispos del Brasil, para distribuir a los pobres, treinta millones de kilos de leche en polvo, harina de maíz y de trigo, etc.

Seamos agradecidos a ese pueblo que, en lugar de quemar los sobrantes de su producción, se acuerda de nuestros hermanos necesitados. Y recemos por nuestros bienhechores norteamericanos: "Recompensad con vuestra gracia y la vida eterna, Señor, por amor de vuestro nombre, a todos los que nos hacen bien. Así sea".

 

EPÍLOGO

Amados Hijos, son éstas las enseñanzas que ardían en nuestro corazón y que deseamos hacer llegar al vuestro.

Oídlas, leedlas, estudiadlas y, como nuevos cruzados, iniciad con los medios que os indicamos la doble ofensiva en vuestras propias inteligencias y vuestra propia vida, así como en torno a vosotros; la batalla contra el comunismo difuso y el combate contra las hordas capitaneadas por el Partido Comunista del Brasil. Más que todo, sin embargo, seguid la enseñanza de nuestra Madre, la Virgen Santísima, en Fátima: oración, penitencia, consagración —éstas son tres armas terribles contra Satanás y su corte en la tierra—.

Que Ella aplaste la cabeza a Satanás: "Ipsa conteret" (Gen., II, 15). Que ella desbarate también esta herejía, la gran herejía, la herejía total: "Quae cuncta haereses sola interemisti in universo mundo ". "Que sola desbarataste todas las herejías en todo el mundo."

Es en los brazos de nuestra amorosa Madre de Dios en los que depositamos nuestras vidas y el futuro de nuestra Archidiócesis y de nuestra Patria. Por nuestra parte, prometemos a Ella realizar todos los esfuerzos para corresponder a aquel llamamiento que su maternal Corazón nos dirigió en la Cova da Iria.

Coloquémonos debajo de la bandera de Cristo Rey y peleemos bajo su mando para vencer a las huestes de la Revolución, para construir en nuestra Patria y en el mundo entero su Reino, la Cristiandad, Reino de Verdad y de Vida. Reino de Santidad y de Gracia, Reino de la Justicia, del Amor y deja Paz.

Terminemos nuestras palabras con el clamor del Príncipe de los Apóstoles, dirigido a los cristianos del tiempo de Nerón: Hermanos, "estad alerta y velad, que vuestro adversario, el diablo, como león rugiente anda rondando y busca a quien devorar, y al cual resistiréis firmes en la fe". (I Pedro, V, 8-9.)

Y que la bendición de Dios Omnipotente, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros y permanezca eternamente.

Dada y promulgada en esta Nuestra Archiepiscopal Ciudad de Diamantina, a 6 de enero de 1962, fiesta de la Epifanía del Señor, bajo Nuestra firma y Sello de Nuestras Armas.

GERALDO, Arzobispo Metropolitano.

 

CONSEJOS

Aconsejamos a nuestros amados Sacerdotes, Religiosas y Fieles que profundicen en el estudio de los problemas de la Revolución mediante la lectura de los siguientes documentos de gran actualidad:

León XIII, Encíclica Rerum Novarum.

Pio X, Encíclica Quadragesimo Anno,

Pío XI, Encíclica Divini Redemptoris.

Juan XXIII, Encíclica Mater et Magistra.

En la revista Catolicismo, cuyo moderno cuerpo de colaboradores aborda con tanta competencia los problemas contemporáneos, se pueden encontrar valiosos estudios sobre los asuntos específicos de esta Pastoral. Algunos miembros de Catolicismo han publicado trabajos que recomendamos especialmente, a saber:

"Reforma Agraria. Questão de Consciencia". D. Antonio de Castro Mayer, Obispo de Campos; D. Geraldo de Proença Sigaud, Arzobispo de Diamantina ; Prof. Plinio Corrêa de Oliveira y el economista Luiz Mendonça de Freitas (Editora "Vera Cruz", São Paulo).

"Revolución y Contrarrevolución", Prof. Plinio Corra de Olveira (editado en español por Cristiandad, de Barcelona).

"Carta Pastoral sobre problemas del apostolado moderno, seguida de un catecismo de verdades oportunas que se oponen a los errores contemporáneos", D. Antonio de Castro Mayer, Obispo de Campos (edición española "Colección Fe Integra", Santa Clara, 4, 2º, Madrid).

"Carta Pastoral previniendo a los diocesanos contra los ardides de la secta comunista", D. Antonio de Castro Mayer, Obispo de Campos (Boa Imprenta Ltda., Campos, R. J.).

En breve aparecerá nuestro "Catecismo Popular Anticomunista", que desde ahora os recomendamos.

Son de gran actualidad en este asunto los siguientes libros: Pe. E. Dufay, "L’Etoile contre la Croix" (Hong-Kong y París).

Jean Ousset, "El marxismo-Leninismo" (editado en español por "La Ciudad Católica", Buenos Aires).

Jean Daujat, "Connaître le Communisme" (La Colombe, Francia).

 

MANDAMIENTO

Nomine Domini invocato,

Mandamos que esta Nuestra Carta Pastoral sea leída y explicada durante la Santa Misa de los domingos y fiestas de guardar, su recibo sea registrado en el libro registro de la Parroquia, y un ejemplar guardado en el archivo parroquial.

Mandamos que en las reuniones de las Asociaciones sea estudiado y comentado su contenido.

En las Santas Misas, Comuniones Generales y en los rosarios los Sacerdotes frecuentemente recen con el pueblo, pidiendo a Dios que guarde nuestra Patria de las maquinaciones de la secta comunista y recen por los millones de católicos que, con sus Obispos y su Clero, gimen oprimidos por la más feroz y diabólica persecución en los países dominados por el comunismo.

Dado y promulgado en esta Nuestra Archiepiscopal Ciudad de Diamantina, a 6 de enero de 1962, fiesta de la Epifanía del Señor, bajo Nuestra Firma y Sello de Nuestras Armas.

GERALDO, Arzobispo Metropolitano.

 

Notas

 

(*) Nota de la edición española.— La Pastoral que reproducimos es versión exacta del texto portugués publicado en la Revista Catolicismo (Campos, Estado de Río, Brasil), año XII, número 135, marzo de 1962. Las únicas modificaciones introducidas en el texto original son las que se refieren a las ediciones de que están tomadas las citas textuales de la Biblia, encíclicas y alocuciones pontificias, que en lugar de ser retraducidas del portugués, han sido transcritas de las traducciones españolas hechas por la B. A. C., Colección de Encíclicas y Documentos Pontificios de la Acción Católica Española y de la revista Ecclesia, según se indica en el lugar respectivo, en que se han sustituido las referencias a las ediciones portuguesas por las correspondientes ediciones españolas.

 

[1] Nota de la edición española.--La obra, La Persecución religiosa en España, de D. Antonio Montero Moreno, pág. 762, Madrid, 1961, Editorial B. A. C., da como comprobados —a reserva de nuevas investigaciones— los datos siguientes sobre los eclesiásticos asesinados:

Clero secular, incluidos seminaristas.  4.181

Religiosos   2.365

Religiosas    283

Total     6.832

En dicha obra, página 761, y con referencia a la "Causa General", se da el número de 13 obispos asesinados.