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Catolicismo abierto. [Observaciones y anotaciones sobre Proposiciones de sacro et profano de Kolakowski]

"Cortar las raíces sociales de la religión": Esta consigna de Lenin, que hemos recordado y comentado en El Marxismo-Leninismo, ha sido aplicada rigurosamente por los comunistas, sobre todo en estos últimos años.

En los países católicos, en particular, los fieles fueron invitados a "construir el socialismo" con los comunistas. Esta perspectiva les era presentada como un nuevo "humanismo del trabajo", que prolongaría la obra de la Creación y estaría directamente ligado al dogma de la Encarnación (1).

Si el método hubiera tenido éxito, los cristianos hubieran venido así a negar PRACTICAMENTE el papel de la religión en la organización de la Ciudad. Creyentes, a título personal, hubieran edificado la ciudad sin Dios. Su fe, puro sentimiento interior, hubiera parecido como un vestigio del pasado, poco peligroso para la sociedad comunista. La "religión de la abuelita" apenas sobreviviría, se pensaba, a la "educación" marxista.

Ahora bien, la experiencia hecha en Polonia y orquestada por los progresistas franceses ha fracasado. Piasecki y el movimiento Pax han sido desautorizados por el gobierno comunista. Los lacayos del poder quedaban en el ostracismo a causa del fracaso (2).

La mayoría de los católicos polacos había retrocedido ante la trampa.

Se trata hoy, para los comunistas, de tenderles otra, más disimulada, más "sutil".

Tal es lo que ha propuesto el Sr. Kolakowski en el número del 7 de mayo de 1961 del semanario antirreligioso Argumenty, bajo el título "Proposiciones de Sacro et Profano".

He aquí unos largos resúmenes del mismo, según la revista Témoignages (3), que dan una idea general del proyecto.

* * *

Este texto nos parece muy importante.

Quizás se nos diga que Polonia está muy lejos, que tal vez se haya exagerado la fuerza del "catolicismo abierto", que éste no tiene igual perversidad en todos los países, etc...

Aun en el caso de que pudieran admitirse esos matices, habría de reconocerse al Sr. Kolakowski una indisputable formación marxista y una agudeza en la observación de un estado de hecho que no se inventa.

Tres caracteres han llamado nuestra atención:

1.° El carácter dialéctico del ateísmo comunista, tal como hemos subrayado en El Marxismo-Leninismo. Ateísmo que no es una simple "desalienación", repulsa dogmática arbitrada de todo lo que es divino, sino una forma de pensamiento fundamental.

Este carácter dialéctico incita a cultivar o a suscitar las divisiones en el seno de la Iglesia, entre "integrismo" y "catolicismo abierto", Obispos y Papa, fieles y Obispos... en provecho del marxismo-leninismo.

2.° Es la primera vez que vemos aplicar tan netamente los esquemas históricos marxistas a la historia de la Iglesia. Obra maestra de habilidad esa de hacer servir la admirable Contra-Reforma católica de los Ignacio, Teresa de Ávila, Vicente de Paúl, Bérulle... en beneficio de la propaganda comunista.

La Contra-Reforma, etapa de laicización y preludia de la revolución progresista en la Iglesia: ingenioso hallazgo.

3.° Este artículo del enemigo prueba que "La Ciudad Católica" tiene razón y que la posición en que plantea su combate molesta particularmente a la propaganda comunista en la Iglesia.

4.°Y El mismo nos aclara el sentido de las contiendas que se suscitan contra "La Ciudad Católica".

Constituye nuestra mejor defensa contra los ataques.

Ahora sabemos POR QUÉ se insiste tan tercamente en ciertas objeciones.

Comprendíamos mal que la emprendieran esencialmente contra el carácter cívico y social de nuestro trabajo y contra las referencias pontificias de nuestra enseñanza, siendo así que todo el mundo se dedica a lo social y discute poco sobre la elección de los maestros que sigue.

"Sois una tendencia dentro de la Iglesia", se nos gritaba a placer. Pero éramos siempre la "tendencia Cenicienta", aquella a la que se le tasa hasta el pan de la justicia y de la caridad.

Lo comprendíamos mal; o no lo comprendíamos en absoluto.

El Sr. Kolakowski nos lo aclara.

Su "lección" bien valía la pena de un número especial.

* * *

El método de anotación nos ha parecido el más práctico para disecar este muy denso artículo, animado de una constante preocupación dialéctica, errónea en algunas afirmaciones... y muy interesante de comentar.

De esta forma, puede leerse sin interrupción el texto del señor Kolakowski "Proposiciones De Sacro et Profano" y ver a continuación las explicaciones que exige.

Los siguientes puntos, demasiado extensos para ser desarrollados en una nota, son objeto de OBSERVACIONES GENERALES posteriores:

  1. Historia de la Iglesia en la perspectiva histórica del marxismo-leninismo.
  2. ¿Ha renunciado la Iglesia a la referencia explícitamente católica en la organización de la ciudad?

Notas

(1) Cfr. El Marxismo-Leninismo, documento V.

(2) Sobre esta "desgracia" de los progresismos, cfr. J. de Fabrègues: "A quoi sert le progressisme chrétien." Subtítulo: "Nouvelles lumières sur la politique antireligieuse en Pologne." en La France Catholique, núm. 742, del día 17 de febrero de 1961, pág. 1.

(3) Témoignages, Revue de Documentation sur l'Europe centrale et orientale. Imprimerie nationale de Monaco. Julio-agosto de 1961, páginas 15 y sigs.

Esta revista trata de los acontecimientos de orden político, social, económico y cultural de la Europa del Este, y muestra, tomándolos de lo vivo, los aspectos de la vida y las reacciones de los pueblos sometidos al condicionamiento marxista.


 

PROPOSICIONES DE SACRO ET PROFANO (*)

I

"Los conflictos y luchas ideológicas que conoce Polonia poseen distinta significación según el modo en que se las considere: sea que nos situemos en el punto de vista del academicismo filosófico o en el punto de vista del movimiento intelectual, o también en el de la sociedad en su conjunto. En el presente ensayo nos colocamos en el punto de vista del movimiento de las ideas, para el cual el conflicto entre el humanismo socialista laico y el universo católico es un problema en sí, tal vez incluso el problema fundamental.

II

Factores sociales de laicización

Desde este punto de vista, pese a la influencia de los factores que favorecen el laicismo, ese conflicto no pierde su importancia, antes al contrario, la gana.

Dejando aparte el hecho de que la autoridad política es laica, dos factores hay en Polonia que con toda evidencia juegan en favor de la laicización y de los que puede demostrarse que gozan de una fuerza objetiva en el país: 1) la urbanización de la vida social; y 2) los progresos de la instrucción (1). Mas estos factores no surten un efecto que haya de conducir directa y automáticamente al agostamiento de las fuentes sociales y morales del sentimiento religioso (2). En los contextos en que esos factores ejercen la más fuerte presión no por ello las actitudes religiosas permanecen menos vigorosas: alrededor del 60 por 100 de las personas que han recibido educación secundaria y viven en las ciudades afirman ser creyentes (según un estudio hecho por Anna Pawelczynska). No es exacto que la religión subsista tan sólo merced al retraso social y a la insuficiencia de la civilización y que retroceda ante el desarrollo de la civilización y el progreso de las luces. Pueden citarse numerosos países en favor de la tesis contraria: hay naciones altamente civilizadas en las que la vida pública está fuertemente bajo la influencia de la Iglesia (por ejemplo, Austria); en los Estados Unidos de América, las numerosas conversiones y los grandes progresos del catolicismo no tienden ciertamente a demostrar que el nivel de la civilización esté en relación inversa con el de la vida religiosa. Si la importancia de los bienes materiales poseídos per Los grupos religiosos no testifica en favor de la intensidad del sentimiento religioso que reina en ellos, en cambio, el número de las conversiones registradas testifica sobre el hecho de que, para esos grupos, la vida religiosa ofrece ciertos valores particulares, cuyo equivalente no se encuentra en ninguna otra parte (3).

Cambiar el "carácter" del "sentido religioso"

El progreso general de la civilización (4), que desarrolla la laicización, disminuye la intensidad del sentimiento religioso y CAMBIA SU CARACTER, pero no lo destruye automáticamente (...) (5). Las encuestas estadísticas confirman en este punto la opinión corriente: es exacto que los intelectuales son menos religiosos que los obreros, los obreros calificados menos religiosos que los no calificados, las gentes de la ciudad menos que la del campo, y que los estudiantes cuyos padres son intelectuales son menos religiosos que los de otro origen social; esos estudios muestran también que entre los creyentes la instrucción les anima a renunciar a las actitudes de intolerancia y de fanatismo y a adoptar otras más liberales, gracias a las cuales tienden a considerar la religión como ASUNTO PRIVADO y están menos inclinados a hacer proselitismo para imponer sus creencias a los demás (6). La civilización afecta también a las manifestaciones exteriores de los sentimientos religiosos: el catolicismo se hace más civilizado. Todos los elementos de la vida social que derivan del humanismo socialista laico favorecen grandemente estas evoluciones (7).

III

La nueva "élite" intelectual "católica"

Polonia ha experimentado la influencia de estos cambios universales, que en el curso de los últimos años ha tendido a despojar a las autoridades eclesiásticas de sus poderes políticos y a quitarles una parte de sus bienes materiales. Estas modificaciones, que reducen la capacidad de la Iglesia para ejercer presiones de orden material o político, tienen por efecto aumentar paralelamente su potencia ideológica y ayudar a la aparición de una cultura católica de un valor incomparablemente más alto del que era posible bajo la dictadura mental y política de las instituciones eclesiásticas. Los factores de laicización tienden igualmente a dar nacimiento, en el seno de los grupos religiosos obligados a hacer los más grandes esfuerzos para preservar su existencia, a elementos nuevos, dotados de una vitalidad y una fuerza de creación nuevas. El catolicismo que está en el poder, que está ligado a las instituciones del Estado y que dispone de inmensos recursos financieros y de un monopolio, o cuasi-monopolio, de la enseñanza, ese catolicismo es, por naturaleza, primitivo, fanático, retrasado y culturalmente estéril (8). El catolicismo que se halla en cierta medida en la oposición, respecto de las estructuras políticas en que vive, se refuerza en cierto modo; no ciertamente en el número ni en cuanto a los medios de ejercer presión, sino por los instrumentos de cultura de que dispone. Suscita la aparición de medios intelectuales de un nivel superior y obtiene resultados culturales del más grande valor. En el siglo XX, el catolicismo ha perdido el poder material y político en vastas regiones, pero al mismo tiempo ha salido de su aislamiento cultural ; ha creado su propia "élite" intelectual, su literatura, su poesía, su filosofía, las cuales, sin duda alguna, pertenecen a la cultura universal (9).

En numerosos campos del pensamiento, en la segunda mitad del siglo XIX, la facultad de creación del catolicismo tenía una mera existencia vegetativa; hoy existe un pensamiento católico auténtico, que constituye la expresión social del esfuerzo de regeneración proseguida bajo la presión de una recristianización progresiva. Parecidamente podemos observar en Polonia, desde la guerra, la aparición de una "elite" intelectual católica, que antes de aquélla era prácticamente inexistente, "elite" numéricamente débil, mas cuya importancia es muy grande desde el punto de vista en que estamos situados, una "elite" de gran cultura, de gran agilidad de espíritu, capaz de iniciativas y, al mismo tiempo, libre de fanatismo y de la estrechez mental que prevalecen aún en otras partes (10). Los combates ideológicos en que esa "élite" participa adquirirán, ciertamente, una creciente importancia; la apreciación de esos debates no puede resultar de la simple enumeración de los que en ellos toman parte, sino que ha de tener en cuenta su evolución dinámica.

Cuando el socialismo "ayuda a la Iglesia"

Puede decirse que en Polonia EL SOCIALISMO HA AYUDADO A LA IGLESIA —de la que no puede esperar muestras de gratitud—, al privarle de su poder político y al reducir sus posesiones materiales. Aquél ha cambiado la estructura social y la función de las instituciones eclesiásticas, así como la misma vida religiosa (11). El anticlericalismo, suscitado por los anteriores vínculos de la Iglesia con las clases privilegiadas, ha perdido su razón de ser; la existencia de países en que tales conexiones existen no basta para reavivar la vitalidad social de la Iglesia. Esta no posee vastas riquezas feudales: sus teóricos han renunciado, generalmente, a sostener que las clases jerarquizadas sean necesarias al orden social. El centro del debate se ha desplazado (12).

IV

"Catolicismo abierto" contra "corriente integrista"

Los mismos católicos distinguen —dicho sea en forma muy sumaria y simplificada— entre una CORRIENTE "INTEGRISTA" y una corriente de "CATOLICISMO ABIERTO" (13) en el seno del grupo que forman (...). La primera de estas corrientes, que lucha con tenacidad en pro de la conservación o de la reconquista de las posesiones de ayer y rehúsa abdicar de su pretensión a la supremacía en todos los aspectos de la vida social, prevalece, naturalmente, en el centro de la autoridad eclesiástica; prevalece también en la cima de la jerarquía, que se confunde ampliamente, ya que no enteramente, con esa autoridad central (14). El apoyo de que goza esta corriente procede del conjunto de las fuerzas del catolicismo tradicional, obtuso, fanático y atrasado, cuyo carácter es principalmente rural.

El progreso de la urbanización y de la instrucción pública, las transformaciones demográficas y la mayor participación de la población en los resultados del progreso técnico, tienen por efecto REDUCIR POCO A POCO LOS FUNDAMENTOS SOCIALES DE UN CATOLICISMO DE ESA NATURALEZA (15). Con todo, el proceso es lento y difícil. Por otra parte, el progreso del llamado "catolicismo abierto" —limitado, pero real— es algo completamente distinto del progreso de la indiferencia religiosa en la sociedad, El "catolicismo abierto" nada tiene que ver con el indiferentismo: no reduce el sentimiento religioso a la "conciencia individual" (16). Conviene establecer una neta distinción entre la indiferencia —manifestada por una menor participación en las ceremonias religiosas y un debilitamiento de la piedad, por la transformación de los "creyentes practicantes" en "creyentes no practicantes" y de los creyentes "apóstoles de la intolerancia" en creyentes por cuenta propia—, hay que distinguir entre esta indiferencia y el fenómeno que hace aparecer una nueva "élite" católica, intelectualmente fértil y sensible a la necesidad de ciertas reformas (17). El catolicismo abierto es una manifestación social de la conciencia católica, que reconoce la necesidad de abandonar las tradicionales pretensiones de la Iglesia al poder político y que, desde un punto de vista político, está DISPUESTO A COEXISTIR CON EL SOCIALISMO Y A ENTRAR EN COMPETENCIA CON EL EN EL PLANO IDEOLÓGICO. Ese catolicismo se esfuerza al mismo tiempo por asimilar cierto número de valores culturales nacidos fuera del cristianismo, no sólo en el terreno material, sino también en el orden del pensamiento; se esfuerza en adaptar y ajustar al cristianismo ciertos valores creados por el pensamiento laico, comprendido el marxismo (18).

Una interpretación marxista de la historia de la Iglesia (19)

Esta clase de catolicismo produce una forma de religión que presenta ciertos aspectos propios de la contra-reforma. Así como la contra-reforma francesa e italiana de los siglos XVI y XVII fue resultado de un esfuerzo político, tendente a romper los lazos que ligaban el cristianismo a las instituciones feudales, y de un esfuerzo intelectual que apuntaba a asimilar o a neutralizar diversos elementos de cultura creados fuera de la religión, así también el catolicismo abierto de hoy es una tentativa para asimilar los valores políticos, estéticos, intelectuales y técnicos de la civilización actual. La contra-reforma es, al mismo tiempo, una reforma —de donde los conflictos que surgen con frecuencia en sus relaciones CON LAS ESTRUCTURAS TRADICIONALES DE LA AUTORIDAD DE LA IGLESIA. Esos conflictos no tienen nada de sorprendentes, como tampoco lo tenían aquellos a que se vieron arrastrados los jefes de la contra-reforma de los siglos XVI y XVII. La contra-reforma es la respuesta a las pesadas pérdidas sufridas en las filas de la cristiandad; es una tentativa de reforzamiento de posiciones mediante UN ESFUERZO INTERIOR, DE SUSTITUIR LAS CRÍTICAS VENIDAS DE FUERA POR CRÍTICAS PROCEDENTES DE DENTRO; es también una operación tendente a ocupar ciertos ámbitos abiertos por la cultura laica y a cristianizarlos. El catolicismo abierto de hoy posee todos los caracteres de la contra-reforma: 1) tiende a integrar en el cristianismo todo lo que constituye la fuerza ideológica del adversario: por ejemplo, acepta las ideas igualitarias e incluso socialistas, la TEORÍA DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE, la crítica no sólo de los "excesos" del capitalismo, sino también de las relaciones sociales que son su fundamento (...), en lo cual esa tentativa se separa de las encíclicas pretendidamente sociales (20); 2) se esfuerza por realizar una reforma interna, no sólo para privar a sus competidores del monopolio de ciertas reivindicaciones sociales, yendo más allá incluso que las del marxismo y del socialismo (21), sino también, sobre todo —lo que es característico de la reforma— para ORIENTAR LA VIDA RELIGIOSA HACIA EL INTERIOR (22), para dar a la fe un contenido MAS EXISTENCIAL QUE INTELECTUAL, haciendo aún más de ella la expresión de una PRESENCIA DEL HOMBRE EN EL MUNDO Y MENOS UN CONGLOMERADO DE PROPOSICIONES DOGMÁTICAS PREFABRICADAS (23); actitud ligada: a 3) cierta DESCONFIANZA RESPECTO DE LA FILOSOFÍA ESCOLÁSTICA Y REALISTA, lo que es igualmente típico de la contra-reforma (24) (...). Esta última afirmación podrá parecer discutible si se considera el cuasi-monopolio que posee el tomismo en la alta educación católica y en buena parte de su literatura filosófica. En realidad, esta nueva forma de catolicismo halla precisamente su principal expresión fuera de las Universidades, y tenemos razones para creer que posee una creciente influencia sobre la joven generación; resulta también que, al contrario del tomismo, de aspecto estéril, la religión de la nueva contra-reforma puede mostrarse filosóficamente fecunda. El creciente interés por las IDEAS NACIONALES (25), por una FORMA DE PENSAMIENTO HISTÓRICO y por las cuestiones antropológicas y humanas, es una de las particularidades filosóficas de este moderno catolicismo (26).

V

La versión polaca del catolicismo abierto es más fácil de reconciliar con el "integrismo" y más próxima a esta corriente que las versiones aparecidas en otros países.

Una razón de este hecho se encuentra en los diversos conflictos y oposiciones que se han producido entre la Iglesia y el Estado. La tensión en estas relaciones tiene por efecto mecánico, en las querellas políticas o intelectuales, reforzar la presión de los elementos "integristas" y debilitar los medios innovadores (27). Pero incluso en los países en los que el catolicismo abierto encuentra una hostilidad relativamente más viva de las supremas autoridades eclesiásticas, la inspiración contra-reformadora queda perfectamente clara. La contra-reforma es un aspecto de la reforma y, por su propio impulso, debe TRAER APAREJADOS FENÓMENOS QUE SOBREPASAN LAS INTENCIONES DE SUS AUTORES (el Jansenismo fue, igualmente, una empresa contra-reformadora) (28).

VI

Desde el punto de vista del humanismo socialista laico, tal como le conocemos en Polonia, el progreso del indiferentismo religioso es evidentemente deseable; ese progreso es también el más temido por la Iglesia. Desde este mismo punto de vista, los progresos que el catolicismo abierto hace en las filas de los católicos fanáticos y reaccionarios son igualmente deseables, aun cuando ese movimiento no conduce a la indiferencia, sino a un sentimiento religioso más profundo y menos arcaico (29). Las diferentes presiones sociales que pueden ser ejercidas para transformar a los católicos fanáticos en ateos fanáticos son muy poco eficaces. Existe, con todo, una influencia social que puede llevar a la TRANSFORMACIÓN GRADUAL de los católicos atrasados, fanáticos intolerantes, en católicos ilustrados y tolerantes (30). Y NO HAY INFLUENCIA QUE SEA MÁS DE DESEAR (31). El catolicismo abierto tiende a operar una transformación parecida, aun cuando no favorezca la indiferencia religiosa. Nos hallamos en una situación que exige ciertos cambios fundamentales e irreversibles en el campo de la vida del espíritu, a igual título que exige la destrucción de la suciedad y el empleo del jabón en el campo de la higiene. Puede parecer fácil luchar contra un catolicismo primitivo y reaccionario, pero es ésta una empresa de "revelación" de la verdad que no puede seducir más que a los ateos ya convencidos. La crítica laica del cristianismo, si quiere tener éxito, debe convertirse en una empresa de un tipo más sutil y más penoso que la que basta en los medios católicos rurales, reaccionarios y tradicionalistas. Pese a todas las dificultades, es de prever que el crédito del catolicismo abierto entre los fieles irá aumentando (32).

VII

La idea de que la forma de propaganda más eficaz es la difusión de conocimientos biológicos y técnicos es muy errónea. Esta idea pone de manifiesto una actitud ideológica que remonta al final del siglo XIX. Durante varios siglos el mundo católico experimentó grandes dificultades para adaptarse a todo progreso en las ciencias naturales; y cuanto fue realizado en este sentido lo fue a pesar de la Iglesia y de la religión. "La Iglesia no tiene prisa", se decía. La Iglesia puede esperar tres siglos hasta aceptar la idea de que la Tierra gira alrededor del Sol, y un siglo hasta aceptar la evolución (33). Hoy la Iglesia debe apresurarse, como debemos hacerlo todos. En la carrera y competencia en que nos hallarnos, el catolicismo ha puesto a punto una técnica relativamente eficaz para adaptarse a los últimos descubrimientos biológicos, que está preparada para nuevos progresos en este terreno. El catolicismo está preparado para la interpretación de hechos tales como la creación de una célula viva a partir de la materia inorgánica, o el descubrimiento de seres inteligentes fuera del universo terrestre. Pese a la oposición que sigue manifestándose en ciertos grupos de católicos, pese al hecho de que muchos persisten en considerar a Darwin como una especie de Anticristo se les encuentra incluso entre los doctrinarios del catolicismo—, la evolución de éste no es dudosa: la crítica intelectual se vuelve cada vez más hacia los problemas del hombre y es aquí donde se plantean los problemas verdaderamente decisivos. Si bien las ciencias naturales han conservado una fuerza de demostración laicista, en el plano de la fe elemental, una educación humanista tiene un valor mucho mayor para una acción laica que una educación fundada sobre las ciencias naturales (34).

El porcentaje de los profesores y maestros creyentes en las Universidades (según las investigaciones, no publicadas aún, efectuadas por Irena Nowakowska) es sensiblemente más débil en los departamentos de ciencias humanas que en todos los demás —más débil que entre los profesores y universitarios de las facultades de medicina, de ciencias, de derecho, etc.—. La situación entre los estudiantes es análoga; también aquí el porcentaje de creyentes es más bajo entre los filósofos, y es entre ellos donde la pérdida de la fe constituye el acontecimiento más frecuente (según Anna Pawelczynska y Stefan Nowak). El hecho se explica por los cambios habidos en la situación ideológica (35). En este respecto se puede decir que el trato de favor dado a la enseñanza científica, en oposición a las humanidades, aun cuando esté justificado por otras consideraciones, a la larga no traerá como consecuencia el hacer avanzar la causa de la laicidad.

VIII

La propaganda antirreligiosa dirigida a los medios intelectuales, lo más frecuente es que sea sólo tolerable para los ateos. Un ateísmo primitivo y fanático es el producto de unas condiciones de vida como las nuestras, contrapartida necesaria de un catolicismo primitivo y fanático. No por ello es menos cierto que la sumaria propaganda hecha a veces por los partidarios del ateísmo no sirve más que para los mismos ateos. Para tener éxito, la propagación por escrito y de palabra de las ideas laicas debe tender, ante todo, a impresionar a los creyentes; son únicamente las cosas que puedan absorber los creyentes las que tendrán posibilidad de hacer avanzar el laicismo (36). En el curso del pasado ario, dos obras polacas han sido CONDENADAS, A JUSTO TITULO, POR LA IGLESIA (37), provocando incluso el furor de sus dignatarios: La Puerta de Bronce, de Breza, y el film de Kawalerowicz, La Madre Juana de los Ángeles (38). Ni una ni otra de estas obras tiene nada de común con un ateísmo infantil; una y otra dan testimonio de justa comprensión de las "razones" sentadas por los creyentes y ambas ponen de manifiesto el carácter laico de estas razones. La propaganda antirreligiosa lograda es la que se dirige a los fieles, no a los ateos, y esa condición presupone que sean comprendidas las RAZONES QUE SOSTIENEN LA FE —que no son razones intelectuales, evidentemente, pues no las hay (39), sino razones morales. Incluso si las instituciones eclesiásticas juegan un papel social condenable, es dar prueba de una sorprendente estupidez pretender hacer propaganda anticristiana espetándole al lector o al oyente católico que el objeto o los motivos de su fe son menospreciables. Una buena propaganda no exige que aquellos a los que se dirige admitan, para empezar, que son unos malvados o unos cretinos (40).

IX

Las formas actuales de la religión católica, aun cuando sean capaces de adaptarse con gran rapidez a las ideas de nuestra época, no podrán hacerlo indefinidamente. Lo más difícil de aceptar, para un espíritu católico, no es el progreso de los descubrimientos, ES LA CONCEPCIÓN LAICA E HISTÓRICA DEL HOMBRE Y DE LA SOCIEDAD, LOS CAMBIOS HISTÓRICOS, historia del cristianismo y de la religión (41). Se ha realizado un esfuerzo de adaptación en lo que concierne a la historia y al hombre en general (42); en lo que concierne a la historia del cristianismo, se han hecho tentativas para disociar la substancia de la religión, en sí misma, permanente y trascendente en su origen, DE LAS APARIENCIAS DE QUE ELLA SE HA REVESTIDO, DE LAS FORMAS HISTÓRICAS Y SOCIALES TOMADAS POR EL CRISTIANISMO (43). La atracción hacia una concepción completamente laica del mundo, de la historia, de la Iglesia, de la religión —la revelación, sin alardes excesivos, de los orígenes terrestres de la vida religiosa y de aquello que la historia sagrada oculta al profano—, la integración de la historia de la religión, del cristianismo y de la Iglesia en la historia propiamente dicha, como un aspecto más de la misma, en una palabra, el recurso A UN PUNTO DE VISTA HUMANO en la instrucción social, he aquí lo que constituye la forma más eficaz de propaganda antirreligiosa en la sociedad (44). La propaganda que insiste sobre ciertos horrores, cuidadosamente escogidos, de la historia de la Iglesia —los crímenes de la Inquisición, la codicia de la curia romana, las infamias de los Papas del Renacimiento— será ineficaz: un católico atrasado y primitivo la tendrá por un evidente embuste judeo-bolchevique y un católico ilustrada responderá que esos hechos son exactos, pero que precisamente los prelados del Renacimiento no creían en Dios (lo que es difícil de negar) (45). Por el contrario, las investigaciones racionalistas y laicas sobre la historia de la Iglesia y de las religiones abren con facilidad unos horizontes que es bien difícil de adaptar a un punto de vista católico (46).

X

El hecho más trivial y, sin embargo, más difícil de hacer admitir a la vez a los creyentes y a los no creyentes, pero que es urgente hacer aceptar, es el siguiente: creyentes y no creyentes son miembros de una sola e idéntica sociedad, participes de la misma cultura y de la misma tradición. Físicamente están también forjados de la misma forma. Es ésta una verdad que merece ser recordada (47).

 

Notas

(*) Los subtítulos son de "La Cité Catholique".

(1) "La urbanización de la vida social": concentración de la población en las ciudades. Permite arrancar a los hombres de todo aquello que frena el "movimiento integral revolucionario". Cfr. El Marxismo-Leninismo, edición castellana, págs. 115-116.

Contra esta "Urbanización": la doctrina de la descentralización y de los cuerpos intermedios.

"Instrucción laica, bien entendido. Interesante confesión: importancia de las escuelas laicas para los avances del comunismo.

(2) Sobre la religión considerada como "puro sentimiento religioso", cfr. Julio Ferry y el laicismo. Cfr. igualmente ciertas teorías modernistas condenadas por San Pío X ("Pascendi").

(3) Nótese la minuciosa observación de la situación. Riguroso sentido de la acción. Búsqueda de la máxima eficacia.

¿Poseemos nosotros un rigor semejante?

(4) Civilización "Iaicizada" o "moderna" (cfr. Pío IX, condenando la "civilización moderna").

(5) Hacer inofensivo el catolicismo, a falta de poder suprimirle. Cfr. este sueño insensato de la franc-masonería (L’Acacia, marzo de 1908, pág. 235): ¿Por qué (cuando una cierta prensa católica dada) tenga el monopolio indiscutido de la dirección de los católicos no habremos de apoderarnos de ella, con el concurso de los judíos, de los protestantes y del gobierno, comprando sus acciones? Se barrería entonces toda la redacción clerical para sustituirla por otra de astutos librepensadores, que conservarían primeramente el tono de la casa, para cambiarle después poco a poco. Hacer evolucionar un diario sin que sus lectores lo sospechen, como un fabricante de chocolate cambia su cacao, es un juego de niños (cit. en Para que El reine, ed. cast., pág. 264).

(6) "Intolerancia", "fanatismo" =fidelidad a la doctrina católica, en el vocabulario masónico.

Gran esperanza de los comunistas: un catolicismo SIN INFLUENCIA SOCIAL y GANADO PARA LAS IDEAS LIBERALES.

(7) Cristianismo más "civilizado": Para el autor, aquel que transige con la "civilización moderna" y laicista.

El humanismo socialista laico "favorece" estas "evoluciones" en la medida en que separa EN LA PRACTICA toda la vida social de la religión (cfr. El Marxismo-Leninismo, ed. cast., págs. 167 y sigs.).

(8) "Ese" catolicismo tiene derecho a la calumnia: no sirve a la causa revolucionaria.

(9) Parte el autor de una constatación exacta: la organización de los católicos en los países en que son "minoritarios".

Esta reacción es un obstáculo a los progresos del marxismo… cuando se oriente hacia la reconstrucción del orden social cristiano. Pero esa fuerza podría ser neutralizada orientándola hacia trabajos puramente "culturales", que transportarían los errores modernos en lugar de combatirles (ver más adelante).

"Medios de ejercer presión", "ligado a las instituciones del Estado" expresiones VOLUNTARIAMENTE inexactas.

La Iglesia ha distinguido siempre los "dos poderes"; el clerical no es su norma (cfr. Para que El reine, parte I, caps. III y IV).

(10) ¡"Iniciativa"!, cada vez que la misma aleja del Papa y de los Obispos. Pero nada de iniciativa contra cierto clericalismo de "vanguardia"...

(11) El socialismo: he aquí, pues, el motor de ciertas "evoluciones dinámicas" en la "vida religiosa" contemporánea.

(12) ¿Qué "teóricos"? Ciertos doctores particulares, ciertos escritores. Pero no la Iglesia docente (cfr. Mater et Magistra).

Difusión de ideas igualatorias... entre los católicos en tanto que el comunismo se jerarquiza cada vez más.

(13) Expresión difundida con frecuencia en el medio católico —legítima si se trata de difundir "abiertamente" la verdad. Ilegítima si la "apertura" no sirve más que para hacer penetrar el error, para "cambiar la religión desde el interior".

(14) ¿Espera el Sr. Kolakowski hacer jugar la "dialéctica" entre el Papa y ciertos Obispos? (China y otros lugares.)

¿"Cima de la jerarquía"? ¿El Papa o las Iglesias nacionales con sus "jerarquías paralelas"?

(15) Cfr. Lenin: "Suprimir las RAICES SOCIALES DE LA RELIGION".

(16) ¿Cómo sostener un "catolicismo abierto", que alejaría prácticamente a los fieles de la doctrina social de la Iglesia, sin que tal "tendencia" reduzca la religión a la "conciencia individual"?

Lejos de empujar a los católicos hacia una religión de la "conciencia individual" (protestantismo), se les mantiene EN la Iglesia, una Iglesia aparentemente "católica" por sus ritos y una cierta "espiritualidad", pero catolicismo SIN DOCTRINA SOCIAL, catolicismo que renegaría de las Encíclicas "pretendidamente sociales". Catolicismo que hablaría de la Realeza de Cristo sobre las almas y los corazones, pero no sobre las instituciones y la sociedad en general.

Se pueden distinguir varios métodos de lucha contra la Iglesia:

  1. Propaganda atea.
  2. Laicización progresiva de las instituciones, urbanización y escuela laica, conducente a la indiferencia religiosa.
  3. Orientación del "sentimiento religioso" hacia fuera de la Iglesia, como asunto de la "conciencia individual".
  4. "Catolicismo abierto" o religión católica sin doctrina social.

(17) Las estadísticas de la práctica religiosa pueden ser alentadoras, sin que quede descartado el peligro de una "evolución" de los católicos hacia el marxismo.

(18) Es preciso, se dice, integrar los valores marxistas al cristianismo, como Santo Tomás lo hizo con el averroísmo y con Aristóteles. Esto es olvidar que había en Aristóteles y también en los averroístas un conjunto de verdades naturales "a recuperar". No puede decirse otro tanto del marxismo, "INTRINSECAMENTE" perverso a causa de su modo de pensar revolucionario, exclusivamente dialéctico.

(19) Interpretación marxista de la historia de la Iglesia. Una vez más resalta el carácter "dialéctico" del ateísmo marxista.

Una nota no basta para explicar y criticar este pasaje. Véase la Observación núm. 1, que trata de ella especialmente.

(20) Es interesante subrayarlo y demuestra la oportunidad del trabajo de "La Ciudad Católica", ligado a las Encíclicas y. opuesto a las tesis de ese "catolicismo abierto".

Cfr., particularmente, VERBE, núm. 128, sobre Le libéralisme, y los pasajes de Le Travail sobre el capitalismo.

(21) "No combatir al comunismo, sino sobrepasarle": fórmula que metió ruido hace algunos años.

(22) "Interiorización" muy diferente de una voluntad de santificación personal, combatida esta última por una "nueva espiritualidad" comunitaria. Se trata aquí de un repliegue de la Iglesia hacia el santuario. Difundir su doctrina social sería "comprometerla". El final es éste: el catolicismo viene a ser asunto privado..., en tanto que el comunismo se ofrece como la teoría social a "integrar".

Pío XII denuncia el equívoco de un "retorno a lo espiritual puro". Cfr., igualmente, S. S. Juan XXIII, preámbulo de Mater et Magistra sobre el sentido social de la Iglesia.

(23) Cfr. M. Baas (Congreso de las Informaciones Católicas Internacionales, 1 de mayo de 1961): "Junto a la teología tradicional hay que construir una TEOLOGIA EXISTENCIAL, FENOMENOLOGICA".

En la EXPERIENCIA HUMANA debe traslucirse la metafísica, religiosidad NATURAL, COSMICA, en la cual podrá DESPUES deslizarse la "Buena Nueva".

Adviértase el servicio que presta el existencialismo a la causa marxista.

(24) Un hecho es exacto: cierto carácter de los efectos de la contra-reforma, en el plano de los laicos, fue el de ser sobre todo ascética y mística, no excesivamente teológica.

Sin embargo, no puede hablarse de desconfianza. El Concilio de Trento se apoyó sobre la "filosofía escolástica y realista". Pero la contra-reforma no produjo inmediatamente todos sus frutos.

(25) Ideas "nacionales", opuestas a ideas católicas y romanas. ¿Debe interpretarse en este sentido la desconfianza de un gran número de católicos en el mundo hacia las ideas "francesas"?

(26) Al estudio de las verdades se prefiere el estudio de las corrientes del pensamiento y. el relato de "experiencias religiosas", a veces equívocas. Desde Dios, la búsqueda dirige hacia el hombre. Tipo del liberalismo religioso. Cfr. el núm. 128 de VERBE sobre "Le Libéralisrne".

(27) Perspectivas del "catolicismo abierto":

– Vertiente "Estado": Laicización lenta, progresiva, sin rachas de ateísmo violento; favorece "la evolución dinámica del catolicismo", la interiorización, etc...

– Vertiente "catolicismo abierto": Evitar todo "roce" con el Estado Combatir a los "integristas" COMO obstáculo a la paz religiosa y cívica.

Silenciar las encíclicas "sociales", acumular los obstáculos para su lectura y difusión. Hallar fórmulas de compromiso que permitan la adopción, por etapas, de medidas laicizadoras.

(28) El jansenismo, en su origen, estaba contra la pseudo-Reforma. En realidad, hizo circular un luteranismo atenuado entre los católicos. Lo mismo que el catolicismo abierto respecto al marxismo.

(29) Un catolicismo verdaderamente "profundo" reconoce los derechos sociales de Cristo Rey (cfr. Quas Primas).

Aquí, "profundo", como "interior", significa: catolicismo sin influencia cívica.

(30) "Tolerante", "ilustrado", se toman aquí en su significación masónica. Tolerante es el espíritu liberal que concede igual valor y los mismos derechos a la verdad y al error. Cfr. el núm. 128 de VERBE sobre "Le Libéralisme",

(31) Subrayemos la confesión: "ninguna influencia es más deseable" para el comunismo.

(32) Campos "irreversibles": tesis del fatalismo de la historia que el comunismo abona entre los católicos.

— Sobre la creciente audiencia del "catolicismo abierto": audacia de la afirmación, que crea un clima acogedor para esta tendencia..., cuya victoria se dice inevitable.

(33) Viejas calumnias contra la Iglesia a propósito de Galileo. "Evolución" considerada actualmente por la Iglesia como "cuestión libre", con las reservas establecidas por Pío XII en Humani Generis.

(34) Involuntario homenaje a la Iglesia: no es ella la que se opone a los actuales descubrimientos. Los profesores creyentes se encuentran muy cómodos en las profesiones científicas.

Explotar menos la propaganda basada en que no hay más verdad que la de la ciencia positiva y más la propaganda humanista laica. El marxismo sale ganando sobre todo en este terreno (cfr. las estadísticas citadas).

Una reserva necesaria: el autor cree que la Iglesia se halla dispuesta a admitir como cierta no importa qué "hipótesis" científica. La Iglesia tiene el sagrado depósito de la verdad. Acepta todo lo que es verdad, pero no puede hacer suyas las teorías falsas, ni siquiera las discutibles.

(35) Más claro: resultado de la propaganda marxista.

(36) Cfr. los capítulos de Para que El reine, en que hablamos de la "corrupción moral e intelectual" en la Iglesia por obra de la Revolución. Algunos se sintieron indignados; nosotros hablamos visto el mal por doquier y combatido con males imaginarios, verdadera "caza de brujas". Por lo que dice el Sr. Kolakowski, las "brujas gozan de buena salud".

(37) A JUSTO TITULO...

El Sr. Kolakowski reconoce que la Iglesia ha condenado "a justo título" ciertas producciones del "catolicismo abierto".

La tendencia al "catolicismo abierto", tal como es descrito en este artículo, SE OPONE, PUES, A LA VERDADERA IGLESIA JERÁRQUICA... Y SU INFLUENCIA ES LA MÁS DESEABLE PARA LOS AVANCES DEL COMUNISMO.

A buen entendedor...

(38) La Madre Juana de los Ángeles (1961): Un sacerdote, llamado para exorcizar a una monja poseída del demonio, se deja "poseer" a su vez. Ese sacerdote se pervierte y pervierte a los jóvenes.

Vivas protestas y manifestaciones de los católicos polacos, que boicotean sistemáticamente el film...

Ante las reiteradas provocaciones de los Poderes públicos, el Cardenal Wyszynski declara que constituye falta grave ver esta película.

Esta es retirada de la circulación.

Algunos meses más tarde el mismo film es ensalzado en el festival de Cannes..., más tarde proyectado en exclusiva en numerosas salas.

¿Se conmoverán los católicos franceses?

De ningún modo; la película seguirá una brillante carrera comercial... Se admitirá la belleza de las imágenes..., etc.

Los comunistas pueden ahora fustigar a los católicos de su país por su espíritu retrógrado, en contraste con el más "abierto" de sus hermanos de los países "capitalistas" occidentales.

(39) Interpretación marxista de la religión: puro sentimiento, irracional busca de "compensaciones morales", "alienación".

En contra, Pío XII: "Tened del contenido de vuestra fe un conocimiento RAZONADO..."

(40) Lección de prudencia natural, que pudiera muy bien constituir objeto de una de nuestras "notas para la acción". No considerar al adversario como "inconvertible" a priori.

(41) Vista a través de los esquemas del laicismo y del materialismo dialéctico.

(42) ¿Alusión a la admiración excesiva de las escuelas católicas en algunos países por las obras, métodos y teorías "laicos" ?

El "catolicismo abierto" habitúa a los cristianos a juzgar la historia como si Dios y la Iglesia no tuvieran en ella parte alguna. (Forma de naturalismo.)

(43) Ver OBSERVACION GENERAL II.

(44) Justificación, por la negativa, de quince años de humillaciones y trabajos de "La Ciudad Católica".

Siempre hemos tratado de las cosas de la ciudad según las enseñanzas de la Iglesia y hemos rehusado aplicar a las realidades de la vida social un "punto de vista únicamente HUMANO".

Esta posición obstaculiza los corrimientos insensibles a favor del "catolicismo abierto".

"La forma más eficaz de propaganda antirreligiosa en la sociedad" tropieza con nuestra concepción resueltamente "católica" del orden social, la única que se opone radicalmente a la del marxismo.

(45) Y aún más de afirmar sin pruebas.

(46) Llevar a los católicos a juzgar la historia como los marxistas y no desde un punto de vista católico. Para ello, habituarles a colocarse en el punto de vista "puramente humano": tal es el método.

(47) Hecho trivial, pero que sigue la línea lógica del progresismo.

Piasecki proponía a los católicos "edificar el socialismo" con los incrédulos.

La mayor parte rehusó.

Ofrecerles participar en "la misma cultura", "en la misma tradición" en eso que se ha denominado un "fellowship" común: he aquí algo más "difícil", más "sutil"..., pero más eficaz.

Una sola condición: que se dejen en la puerta su "punto de vista" católico.

Hace ya tiempo que se ha adquirido el hábito de ello.

 

OBSERVACIONES GENERALES

I

La historia de la Iglesia en la perspectiva historia del marxismo-leninismo

La Contra-Reforma fue inaugurada por el Concilio de Trento (1545-1563), que precisó el contenido de la fe y de la moral católicas en los puntos en que los protestantes las combatían.

Este esfuerzo de varios siglos se concretó en un florecimiento de la vida ascética y mística, el nacimiento de órdenes y congregaciones de apostolado y de caridad, la extensión de la enseñanza sagrada y profana, la formación de los sacerdotes, el retorno a una disciplina eclesiástica más firme, las primeras misiones remotas, etc...

La Reforma fue la ocasión (el "accidente") que permitió —indirectamente— un nuevo progreso de la Iglesia.

El Sr. Kolakowski transpone estos datos en el historicismo dialéctico. El resultado es éste:

La Reforma es la ruptura del marco feudal que condicionaba la Iglesia de la Edad Media (no se olvide que la religión, según los marxistas, es siempre producto de las condiciones sociales).

Contra-Reforma es la aceptación de esa ruptura por la Iglesia, que se transforma entonces mediante un esfuerzo de "interiorización". Renuncia aquélla al tipo de "cristiandad sacra" y asimila los valores paganos del Renacimiento (Clasicismo).

La "triada" dialéctica es la siguiente:

Tesis: la cristiandad medieval: catolicismo de influencia social preponderante.

Antítesis: La Reforma: propugna una religión individualista.

Síntesis: La Iglesia permanece, pero se instala en una nueva posición (un nuevo "momento" histórico). Mayor independencia del poder político, laicización progresiva del espíritu y de la sociedad, nueva "cultura", que rompe con la filosofía escolástica.

La continuación del proceso podría establecerse así:

Tesis: La Iglesia de los siglos XVI, XVII y XVIII.

Antítesis: el movimiento de ideas que trae la Revolución de 1789.

Síntesis: la existencia en la Iglesia de los siglos XIX y XX, de tendencias liberales y revolucionarias.

Contra esa Iglesia de los siglos XIX y XX, el laicismo y el marxismo: Síntesis: el "catolicismo abierto".

* * *

Algunas frases más lejos en el artículo:

Aplicación a la Iglesia del proceso del partido comunista. Dominadas las oposiciones del exterior ("antítesis" contra "tesis") nos hallamos ante una nueva situación ("síntesis"). Es precisa hallar entonces otra fuente de conflicto revolucionario. Se suscitan entonces "Críticas internas", que se opondrán a la nueva "tesis". Del conflicto surgirá una "síntesis", en cuyo seno serán provocadas otras críticas.

Para explicar estas miras hay que recordar que la religión no es, para el marxismo, más que un producto del cerebro humano, condicionado él mismo, materialmente, por la forma de la economía de una época dada.

Al aplicar así el esquema marxista a la Iglesia, se la asimila implícitamente a una empresa de dominación política, hoy "superada", pero que sigue frenando el "movimiento de la historia".

Es tan sólo tras una serie de "evoluciones dinámicas", que vendrá a ser impotente para retrasar la Revolución permanente.

Sistema hilvanado partiendo de un solo hecho histórico: tras la pseudo-Reforma se ha visto desarrollarse formas de error cine, en lugar de alzarse abiertamente contra la Iglesia (críticas venidas del exterior), obraban en el interior como un fermento revolucionario (críticas venidas de dentro): jansenismo, galicanismo, catolicismo-liberal, modernismo, americanismo, "Sillón", progresismo... En fin, el "catolicismo abierto".

* * *

Ante un sistema tal de lucha antirreligiosa, ¿cómo hay católicos que pueden aún pretender que la dialéctica no es más que un método de pensamiento, aceptable en sí a condición de que el marxismo renuncie a separar al hombre de Dios? Hace falta no comprender nada de la verdadera naturaleza del marxismo para acariciar semejante utopía. Los mismos comunistas sólo muestran desdén hacia semejante tinglado.

El marxismo es muy coherente cuando ve como puro dialéctico la historia de la Iglesia. Muy coherente cuando combate a la Iglesia, suscitando en ella contradicciones "internas". Si su ateísmo no fuera más que una tentativa de "desalienación", un prejuicio contra Dios, no se le encontraría embebido constantemente en una manera de ver dinámica de todas las cosas. Lo que interesa al marxismo es menos combatir a Dios que fundamentarlo todo fuera de Él.

No se le puede responder más que afirmando la permanencia de la Verdad natural y sobrenatural, trascendiendo el curso de la historia. Los principios no han variado, cualesquiera que sean los errores que se les opongan. Estos errores no se convertirán en verdad porque hayan cambiado los acontecimientos.

II

¿Ha renunciado la Iglesia a la referencia explícitamente católica en la organización de la ciudad?

Los Soberanos Pontífices nos dicen lo contrario: ¿"Un retorno a la Edad Media? Nadie sueña con ello —escribe Pío XII (1)—; pero SÍ UN RETORNO A ESA SÍNTESTS DE LA RELIGIÓN Y DE LA VIDA. No es ella un monopolio de la Edad Media: sobrepasando infinitamente todas las contingencias de los tiempos es SIEMPRE ACTUAL, PORQUE ES LA CLAVE INDISPENSABLE DE TODA CIVILIZACIÓN..."

Dirigiéndose a los suizos presentes a ese discurso, añadía el Papa: "Nicolás de Flüe es vuestro Santo, queridos hijos e hijas, no sólo por haber salvado la Confederación en un momento de profunda crisis, sino también por haber trazado para vuestro país las grandes líneas de una POLITICA CRISTIANA."

Y a aquellos que se preguntaban, con razón, cómo se establecerá el imperio de la Iglesia "sobre los corazones" si todas las instituciones son laicizadas y marxistizadas, responde Pío XII con este texto, que hemos citado muchas veces: "DE LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA DADA A LA CIUDAD, CONFORME O NO CON LAS LEYES DIVINAS, DEPENDE Y SE DERIVA EL BIEN O EL MAL DE LAS ALMAS" (2).

La Iglesia, enseña también Pío XII (3), no deserta de la "misión que le ha confiado la Providencia de formar al hombre completo y, mediante ello, de colaborar sin tregua A ESTABLECER ESE SOLIDO FUNDAMENTO DE LA SOCIEDAD. ESTA MISIÓN LE ES ESENCIAL..."

Más cerca de nosotros, S. S. Juan XXIII recuerda en Mater et Magistra: "La Iglesia aporta y anuncia a los hombres UNA CONCEPCIÓN SIEMPRE ACTUAL DE LA VIDA SOCIAL...

"Partiendo (del) principio básico que protege la dignidad sagrada de la persona, el magisterio de la Iglesia, con la colaboración de los sacerdotes y de los laicos expertos, ha puesto a punto, ESPECIALMENTE EN ESTE ÚLTIMO SIGLO, una DOCTRINA SOCIAL. Esta indica CLARAMENTE LAS VIAS SEGURAS para RESTABLECER las relaciones de la vida social, según NORMAS UNIVERSALES, en conformidad con la naturaleza y los diversos medios de orden TEMPORAL, como asimismo con las características DE LA SOCIEDAD CONTEMPORÁNEA, normas que pueden ser después aceptadas POR TODOS.

"Reafirmamos, ANTE TODO, que la doctrina SOCIAL cristiana es PARTE INTEGRANTE de la concepción cristiana de la vida".

Y el 25 de octubre de 1959, en la festividad de Cristo Rey: "EI gran Papa Pío XI, al instituir en 1925 (la fiesta de Cristo Rey)... llamó la atención de todos sobre los DERECHOS DIVINOS violados por la mentalidad antirreligiosa del rencoroso «laicismo que quiso sustraer a la dulce dominación de la ley divina todas las formas de la actividad humana."

"Si se quiere promover la verdadera paz y llegar a una prosperidad relativa, a una armonía DURADERA, es preciso que los derechos de Dios sean respetados por todos... Es preciso que TODAS LAS FORMAS DE LA VIDA familiar, SOCIAL, ECONOMICA Y POLITICA sean elevadas y transfiguradas en la luz de Jesús Salvador, único que puede darle una entera perfección y un VALOR SOBRENATURAL.

"Ahí está el sentido de la fiesta; ahí está el ruego ardiente expresado por el himno del breviario: "Que los DIRIGENTES DE LOS PUEBLOS os exalten mediante PÚBLICAS manifestaciones de honor: LOS SABIOS, LOS MAGISTRADOS OS ADOREN, LAS LEYES y las artes hablen de Vos..."

Conclusión: no parece que "en el centro de la autoridad eclesiástica", en "la cima de la jerarquía", se haya renunciado a la referencia explícitamente católica en la organización de la ciudad.

M. CREUZET.

 

Notas

(1) Alocución para la canonización de Nicolás de Flüe, 16 de mayo de 1947.

(2) Ver la cita más completa en Para que El reine, ed. cast., páginas 40-41.

(3) Cfr. Para que El reine, pág. 37.