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Una maniobra comunista en Canadá

UNA MANIOBRA COMUNISTA EN CANADA

No luchamos para nosotros, sino Para Dios, Creador del Universo, a cuyo Hijo queremos devolver la sociedad humana, sin ningún afán de imponer una teocracia (que rechaza nuestra Santa Madre la Iglesia), como creen algunos.

Sólo pretendemos la sincera conversión de hombres que, conociendo la doctrina de la Iglesia a fondo, midan la tremenda eficacia social de su postura espiritual; el acercamiento de los miembros de las diversas clases sociales en ese algo interior, superior y común a todas las formas sociales que es el reinado en la sociedad de la justicia y de la Caridad, y por la puesta en obra, al servicio de la realeza de Cristo, de todos los medios espirituales y temporales utilizados SIMULTÁNEAMENTE.

Pero si toda campaña desatada contra nosotros es dolorosa, justo es reconocer que reconforta el ánimo ver que el enemigo reconoce la eficacia de nuestra acción y la teme.

He aquí una prueba:

A poco de la llegada de nuestro amigo Jean Ousset, Director de LA CIUDAD CATÓLICA INTERNACIONAL, en Quebec, Canadá, comenzaron los ataques en las formas conocidas y con esta sorprendente circular que el "Consejo Nacional para la Amistad Soviético-Canadiense" dirigió a todos los obispos del Canadá:

 

THE NATIONAL COUNCIL POR CANADIAN-SOVIET FRIEND

National President: Leslie Roberts.

Vice-President: G. Pappineau Couture K. C. — Barker Fairley Carleton W. Stanley; LLD — F. J. Toole, Ph. D.

Hon. Treasurer: E. D. Macinnes.

Chairman of Executive: Barker Fairley.

Nation Committee: Marcus Adeney — Boris Berlin ― Senator T. D. Bouchard — J. W. Buckley — Rabbi A. L. Feinberg ― Margaret Gould — R. C. Harvey — Leopold Infeld, Ph. D. — A. Y. Jackson ―I. Malania — Rev. I. G. Perkins — Elmore Philpott — E. J. Pratt — D. Litt — S. F. Ryerson ― Rev. Fer Sayles — S. Shek Christian Siverts, Ph. D. ― Mrs. M. H. Spaulding — J. H. Sutherland ― Wm. Teresio ― Mrs. Paul Veil.

Querido Obispo Católico:

Nuestro organismo tiene conocimiento de que Ud. es verdaderamente un hombre santo, un gran amigo de la humanidad y un filántropo sin prejuicio alguno.

Por eso queremos recordarle el editorial que un gran católico y amigo de la humanidad, M. Gerard Pelletier, ha publicado en la página cuatro del diario "La Presse", de Montreal, el 21 de noviembre de 1961, bajo el título "Diálogo e Inquisición".

Este artículo se refiere a la actividad local de cierto francés, Jean Ousset, que ha venido de París para sembrar la confusión en la provincia de Quebec. Este individuo, que se dice fundador de La Cité Catholique de Francia, y principal inspirador de la sedicente publicación católica Verbe, es un agitador y un Quijote, que en su locura se ha lanzado en una guerra utópica contra el comunismo. De hecho, este dudoso individuo es un antiguo comunista que pretende ahora haberse convertido al catolicismo y que trata de agraviar a los que lo han tratado bien en el pasado. No creemos que la ingratitud para con el comunismo o cualquier otra corriente pueda ser una virtud Cristiana. Ud. también, querido Obispo Católico, no lo duda. Por eso esperamos que Ud. no se dejará engañar por este granuja.

Como decía el sabio y piadoso católico Gerard Pelletier en su editorial de "La Presse", Jean Ousset, un traidor al comunismo, ha venido aquí para fundar las células católicas de su "Cité Catholique", con el objetivo último de instaurar una dictadura de derecha que colocara a Uds., Obispos Católicos, en el mismo estado de esclavitud de vuestros hermanos de España y de Portugal.

Desconfíe de este granuja, querido Obispo, y no deje envenenar a su diócesis. La guerra entre los hombres ha durado demasiado ya. Podemos y debemos todos ser hermanos, tanto comunistas como cristianos, y existe seguramente el medio para llegar a un entendimiento. ¿O es que siempre deberemos combatirnos? No, eso no sería ni cristiano ni comunista.

El buen Cristiano que Ud. es está ahora advertido. No deje a esta serpiente venenosa infiltrarse entre sus fieles y, en nombre de la fraternidad y del buen entendimiento, eche a esta víbora de vuestra diócesis católica. Sabemos que Ud. es un hombre santo, un hombre bueno, un hombre fraternal que seguirá el consejo del más notorio editorialista católico de vuestro mejor diario católico, "La Presse".

Que Dios os bendiga, querido Obispo, y en nombre de la fraternidad y del buen entendimiento, haced algo, y hacedlo rápido porque el peligro es próximo y grave con la presencia de este enviado de Europa, Jean Ousset. Es un hombre malo y Ud. es un hombre bueno: Ud. debe, pues, actuar inmediatamente.

Suyo en total fraternidad y buen entendimiento.

Dejamos a nuestros amigos juzgar el efecto que produjo en el ánimo de los Obispos canadienses semejante misiva.

¡Cómo nos recuerda la fábula del perro y el cocodrilo! Y la respuesta de aquél: que no es bueno seguir del enemigo el consejo. Y en este caso, el consejo va unido a una repetida mentira y una calumnia: la afirmación de que Ousset fue comunista, que éste ha negado siempre.

Somos pobres, somos humildes, somos pocos. Pero tenemos un aliado poderosísimo, más poderoso que cualquier enemigo: Dios, para quien luchamos.

Repitamos, pues, amigos de LA CIUDAD CATÓLICA, el lema que Bernanos proponía al pueblo cristiano:

"Nuestro honor no es vencer, pero si sobrevivir, cueste lo que costare, hasta el día cierto, ineludible, en que Dios triunfará en nuestro lugar."