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Apertura o «aislamiento progresivo»

Después de lo que acaba de leerse, publicamos, a título documental, el siguiente artículo, aparecido recientemente en una revista católica.

Las notas son de La Cité Catholique.

"¿Quién de nosotros no ha soñado con el mito de la Edad Media? Sería tan hermoso y tan reconfortante si la vida pública rindiera íntegramente testimonio de Cristo y, vayamos más lejos todavía, si las estructuras visibles de este mundo, todo nuestro medio ambiente, estuvieran de tal modo empapadas por el cristianismo, que nos llevaran con toda naturalidad hacia Dios. Sin duda, ciertos sueños de este género traducen una profunda nostalgia de un orden estable, una aspiración a una seguridad garantizada (1). El integrismo vive de ella, como ella se complacen todos aquellos para los que la eclosión del mundo moderno es obra del diablo (2).

Ese sueño es tanto más tenaz cuanto que el viento glacial de nuestra época nos empuja hacia un aislamiento progresivo. ¿Qué medio exterior, qué ambiente nos podrá sostener aún para vivir cristianamente? (3). Presos de una ANGUSTIA EXISTENCIAL, intentamos la loca experiencia de obligar a LA RUEDA DE LA HISTORIA a hacer marcha atrás (4), nuestro ideal de un orden de seguridad, que está en función de nuestro miedo, lo proyectamos en el pasado para resucitar a éste bajo una nueva luz mítica (5).

Nos cuesta trabajo comprender que la edad dorada del siglo XIII ocultaba, bajo la apariencia de una vida cívica cristiana, ciertas tensiones explosivas (6). Más aún: no es el espíritu cristiano, sino una realidad inmanente al mundo, el círculo cerradísimo de las estructuras sociales de la época la que fue condición de esa famosa unidad de lo temporal y lo espiritual (7). Los pueblos del Islam y de la China, y tantos otros, ¿no han conocido acaso su "Edad Media"?

Es el gran momento de abrir los ojos: el reino protegido de la cristiandad occidental se ha hundido (8). La historia de Europa se ha integrado definitivamente en la historia del mundo. Gracias a la revelación se sabía de antiguo que la humanidad era una. Hoy día, esta humanidad se ha concretado en una comunidad de destino en vida y en muerte, y es precisamente este ensanchamiento de nuestras dimensiones a. escala del mundo el que entorpece, una vez por todas, nuestros planes de rehacer un imperio cristiano. Las defensas han caído, y con ellas las posibilidades de ejercer una influencia DIRECTA sobre las instituciones públicas, con el fin de darles una expresión exclusivamente cristiana (9).

¿Es una desgracia que la levadura de la Iglesia haya sido absorbida por la masa del mundo entero? ¿No fue precisa la dispersión de los judíos por el exilio para hacer universal la salvación prometida por Dios? ¿No sería posible que la cristiandad venga a ser, mediante una catástrofe análoga, verdadera semilla de Dios en el campo de la humanidad? (10).

Una cosa es cierta: La dispersión de la Iglesia en el número. EL AGOTAMIENTO PROGRESIVO DE LOS MARCOS SOCIOLÓGICOS —¿CUÁL, NO ESTARA HOY DÍA EN MOVIMIENTO?— ARROJA CADA VEZ MÁS AL HOMBRE SOBRE SÍ MISMO (11). El cristiano se halla radicalmente solo al lado de numerosos paganos. No tiene, pues, para poner en juego más que su PERSONA, y ello es LA ÚNICA POSIBILIDAD que le da una nueva perspectiva: la de un cristianismo QUE CRECE EN LA PROFUNDIDAD DE LA PERSONA (12). Si el cristianismo medieval acentuaba la importancia de las INSTITUCIONES, el de los tiempos modernos explotará el LIBRE COMPROMISO DEL HOMBRE HACIA DIOS. La total expansión de la personalidad cristiana, DESEMBARAZADA DE LA ESCLEROSIS DE LOS MARCOS EXTERIORES Y DE LA MASA, adquirirá la radiación necesaria para transformar el mundo" (13).

 

Notas

(1) No es un sueño ni una nostalgia, sino la preocupación CONSTANTE de la Iglesia, el... "crear condiciones sociales capaces de hacer a todos posible y FÁCIL, una vida digna del hombre y del CRISTIANO" (Pío XII, 1 de junio de 1941).

(2) ¿Qué espíritu dotado de buen sentido ha considerado jamás el "mundo moderno", en bloque, como obra del diablo?

El procedimiento consiste en ridiculizar a los que profesan la doctrina social católica: coleccionistas de antiguallas, "cazadores de brujas".

El aplicarles la etiqueta "integrista" permite oponerles dialécticamente... a los demás católicos.

Cierto "simplismo" no está siempre del lado que se pretende.

(3) Para resistir al viento glacial y al aislamiento progresivo, ¿debe rechazarse, como un sueño, la instauración de un orden social cristiano?

Aspecto táctico: el autor propone el abandono de la búsqueda de estructuras cristianas en el momento en que éstas constituirían lo más necesario. Presenta este abandono como una victoria, el retroceso como un "cambia de frente" querido por la Iglesia. Se advierte de qué lado está el "pesimismo mayor".

(4) Fatalismo del "sentido de la historia". ¿Constituirá un freno el orden social cristiano? Pero, ¿dónde está el motor? ¿Es el "socialismo", como lo pretenden los enemigos de la Iglesia?

Se mantiene aquí un complejo de inferioridad entre los católicos. Frente al seguro vencedor, el socialismo, la Iglesia no podría hacer sino adaptarse.

(5) Táctica: se hacen recaer las faltas propias sobre el adversario. Porque, ¿dónde se halla el miedo?

El reflejo de miedo puede conducir a todas las cobardías.

Para no tener "malos antecedentes", ante los "nuevos dueños" de la humanidad, dejamos de lado nuestro catolicismo.

¿Dónde está el valor? ¿En dejarse llevar por la marejada de los errores modernos, o en oponerles los principios de salvación para las naciones?

(6) Se dieron, efectivamente, numerosas "tensiones" en la Edad Media (cfr. Para que El reine, segunda parte: "La Revolución, sus tropas regulares").

También aquí se hace creer que los católicos confunden el arden social cristiano con una dorada estampería.

Constante tendencia a tomarles por unos imbéciles. En cambio, se olvida mostrar por qué la sociedad del siglo XIII no conoció trastornos análogos a los de nuestro tiempo. Ningún estudio objetivo del valor social de los principios cristianos. Nos contentamos con ironizar.

(7) Si se quiere desligar de esta manera la substancia de la doctrina católica de sus realizaciones históricas y sociales..., se corre el riesgo de reducir el catolicismo a un uso personal.

Si la unión de lo temporal y lo espiritual está condicionada por las estructuras sociales de una época, es preciso admitir como una "evolución dinámica" del catolicismo.

¿Tendrá que revisar periódicamente su doctrina? ¿Serán su dogma y su moral variables, según las circunstancias?

Procedimiento táctico: empujar al católico ansioso de una religión más "profunda" a rechazar gradualmente la doctrina social de la Iglesia.

(8) ¿Será éste el anunciado "cambio de frente"? La doctrina social católica no habría tenido valor más que en Europa occidental y tan sólo durante algunos siglos.

Procedimiento táctico: el católico es empujado a juzgar la historia de la Iglesia bajo un ángulo "PURAMENTE HUMANO".

Sobre la universalidad del catolicismo, cfr. Mater et Magistra.

(9) El "ensanchamiento de nuestras dimensiones a escala mundial" ¿hace caducar la "expresión exclusivamente cristiana de las instituciones"? Es entonces cuando el catolicismo no sería ya universal.

Pero, ¿qué hay que entender por ese "ensanchamiento"? ¿Gobierno mundial laicista, destrucción de los cuerpos intermedios y de las patrias, comunismo planetario...?

(10) Método de la dialéctica. Se crea una oposición artificial entre el apostolado personal y la constitución de un orden social cristiano. Ninguna precisión se da sobre la naturaleza de la "catástrofe" deseada. Sea la que fuere, no se advierte qué podría ganar con ella el apostolado. Dios puede sacar el bien del mal, es cierto. Pero el mal sigue siendo mal y trae sus consecuencias. En un campo de ateísmo universal, ¿es de creer que la "semilla" germinará fácilmente? También ahí serían útiles algunas precisiones sobre la manera de "sembrar".

(11) ¿Por qué aceptar ese "agotamiento" de los marcos sociológicos como un "movimiento" irresistible?

¿Existe, sí o no, un orden natural? ¿No es de temer que el hombre, "rechazado sobre sí mismo", no sea el proletario, el desarraigado de la civilización gregaria?

Si el "agotamiento de los marcos sociológicos" es un bien, uno se pregunta por qué S. S. Juan XXIII había de recordar la importancia de los cuerpos sociales en Mater et Magistra.

Se trata aquí también de la sumisión incondicional al sentido de la historia, que es presentada sin explicaciones.

(12) ¿Cómo imaginar un catolicismo "profundo", que no sería universal ni siquiera en sus prolongamientos sociológicos?

Profundización curiosa, que establecería dos partes en el hombre: el ser personal (religioso) y el ser social (ateo o "neutro").

Es siempre la táctica de la pretendida "interiorización" del catolicismo. Nótese la pretensión de todos los errores a jugar a "purificadores". Ejemplo: los sabios de la gnosis, los "puros", del albigenismo a Lutero...

Pío XII ha rehusado este "retorno a lo espiritual puro" (cfr. Para que El reine, ed. cast., pág. 92). No ha querido "confinar a la Iglesia en las cuestiones puramente religiosas"... (cfr. Para que El reine, pág. 37, nota 10).

La "nueva perspectiva" de los católicos sería, pues, la de una religión: replegada en el santuario, en medio de una sociedad sin Dios.

Siempre el mismo procedimiento: se presenta como una victoria la aceptación de una derrota sin paliativos.

Por lo demás, NINGUNA DEMOSTRACIÓN viene a probar que el sentido del "movimiento" que "arroja al hombre, cada vez más, sobre sí mismo", es BUENO, ni tampoco que sea irreversible.

Se avanza a golpe de afirmaciones gratuitas.

(13) ¿Esclerosis fatal o sostén de la debilidad del hombre? Quien quiere hacerse el ángel...

Si la expansión total de la personalidad cristiana exige que se rechacen los "marcos exteriores", ¿no vendrá a ser inútil la doctrina social de la Iglesia?

Los católicos se habitúan a concebir la instrucción social desde un punto de vista "puramente humano". ¿No es ello tan provechoso para la germinación de la "semilla" cristiana? La exasperación de los conflictos entre naciones, la lucha de clases, los totalitarismos modernos, los campos de deportación, la civilización materialista, el "planismo" universal (e incluso el de la vida mediante el "birth-control")..., todo esto, ¿representa unas condiciones Particularmente favorables para el "libre compromiso del hombre hacia Dios"?