Volver
  • Índice

Después [del Congreso] de Sion

Después de Sion
por
JEAN ÜUSSET
"Una organización totalitaria y concentracio­
naria, ha sorprendido a la civilización humana
gracias
a la mayor crisis conocida por la His­
toria, y cuyo doble a~p,ecto, material y espiritual,
puede
ser definido como la desespiritualizacwn
del hombre que coincide con la civilización inva­
dida por las máquinos -4n'//llSión que coge de
improviso a wna Europa descristianizada y des­
espiritualizada ...
"Afirmo que esta organización ha sido tota­
litaria y concentracionaria desde el principio,
aunque tome la máscara y el nombre de la li­
bertad, porque el liberalismo esclamiza el hom­
bre a la economl,a, con el fin de que el Estado
----o la especie de pará.\!ito a la que se ose todawi,a
dar ese nombre--pueda apodera,se, cuawlo lle­
gue el momento, del hombre y de la economía,
de modo que
el capitalismo de los trusts abra el
camino al trust de los trusts, al trust supremo,
único: al Estado técnico divinizado, al dios de
un universo sin Dios ...
"Se querría hacernos creer que el Estado nazi
fue suceso imprevisto, imprevisible, un fenóme­
no absolutamente fortuito, algo caído de la luna.
Peso ese Estado no dijere específicamente de
ciertos Estados modernos presuntamente demo­
cráticos, que están cada día más próximos de
la forma totalitaria )' concentracionaria.
"El simple ejercicio del pensamiento resulta
cada día más difícil, porque el mundo concentra­
cionario
en el cual vivimos nos impone ya el
29
Fundaci\363n Speiro

JEAN OUSSET
pensar igual que la masa, gracws al enorme des-­
arrollo de esta propaganda frente a la cual el
pensamiento libre se halla en una situaci6n aná­
loga a la del más modesto artesano frente a la
gr~n
industria ...
"El pensamiento libre es muy caro, y en cier­
tos países, cuesta incluso la vida ...
"Es completamente inútil oponer dictaduras
a
democracias, porque éstas son ya dictaduras
económicas que espercm lo peor."
G,,:ORGES BERNANOS,
La liberté, pour quoi
fairef (Citado por Jean
de FabriE!gues1 Bernan.os
tel qu'il était.)
Entre las numerosas posibilidades ofrecidas por la antigua fór­
mula de nuestra actividad, había una que merecía ser particular­
mente desarrollada por su importancia y su naturaleza.
Pero que,
para serlo segura
y armoniosamente, exigía que no se la recarga­
ra con una excesiva tensión psicológica, cada día mayor por nues­
tro creciente trabajo.
Creemos que es una posibilidad muy valiosa la de encontrar­
nos, unirnos, dialogar, cambiar ideas, ser amigos, etc., respecto
de
lo ESENCIAL.
Y esto, ofrecido a los miembros y jefes de diversos organismos,
franceses o extranjeros. A los nuestros, en primer lugar, claro
está. Pero también a los otros, más diferentes y más lejanos. Ex­
cluimos toda pretensión totalitaria, toda veleidad -de avasallamien­
to, toda presión indiscreta.
Estas son condiciones indispensables, pero no bastan. También
era necesario un ambiente exterior favorable para que nuestras
reuniones fueran más fecundas.
1
ELECCIÓN DE SUIZA.
Elegimos Suiza, patria de la neutralidad, en el mejor sentido
de la palabra, tierra hospitalaria y tolerante, modelo de civismo (1)
(1) Que se reflexione .por un instante -en lo que significa, a este res-
Fundaci\363n Speiro

DESPUES DE SIO!f
y de sabiduría política, último ejemplo, sin duda, de particularis­
mos locales extremadamente vivos que, sin embargo, no parecen
turbar la unidad política de la confederación; elegimos Suiza -di-­
go--más bien que Francia, para instalar en ella la delegación
internacional de esta forma tan particular de nuestro trabajo: ser-­
vicio que facilite
la doctrina a los diversos grupos, que los relacio­
ne, que apresure las conexiones entre organizaciones para las.
cuales resulta desastroso el ignorarse mutuamente.
Para esta clase de reunión internacional, nuestra patria, por
desgracia, está demasiado sacudida por la fiebre, demasiado sen-­
sible por los recientes desgarramientos, demasiado inquieta para
que nuestros huéspedes no sean indiscretamente invitados a parti­
cipar
en nuestras querellas, sin que, por nuestra parte, pensemos
pagar les en la misma moneda, participando en las de su patria.
Por tanto, si, como lo creemos, es necesario que cada cual des-·
de
su país respectivo, pero todos en el plano internacional, es­
bocemos un plan de defensa cívica, según el Derecho natural y
cristiano, ¿ qué país mejor que Suiza para organizar las reuniones.
en que concluyamos tal acuerdo?
Además, habiendo la Providencia multiplicado el número de
nuestros amigos suizos, decidimos celebrar en Sion, capital de
Valais, el primer congreso de la Oficina Internacional de Obras
de Forrnación Cívica y de Acción Doctrinal, según el Derecho Na­
tural y Cristiano, los días 1, 2 y 3 de mayo de 1964.
II
EL ÉXITO DEL CONGRESO DE SION.
No se habría de conseguir su pleno éxito sin superar muchas
dificultades de orden psicológico y de orden material.
1.-Dificultades .de organización.
a) De •rden psicol6gico.
En efecto, si se piensa desde el punto de vista más estrecha
de
la participación de los "Amigos de la Ciudad Católica", un lapso
pecto, que el soldado suizo conserve en su casa equipo, arma, municiones~
.¿ Cuántas naciones ofrecen hoy el ejemplo de un espíritu cívico parecido?'
¿ Cuántas se hallarían en revolución permanente si se dejara a cada ciu­
dadano -su fusil y su cartuchera ?
31
Fundaci\363n Speiro

JEAN OUSSET
de cuatro años separaba el cougreso de Sion del que aquéllos ce­
lebraron en Issy-les-Moulineaux en 1960. Ruptura grave, que hace
olvidar, desanima, engendra indiferencia. Estado de ánimo agra­
vado por una transformación tan profunda
de nuestros métodos e
instalaciones, que muchos sintieron miedo. Temían ver en todo
ello,
si no una traición, sí un error, un riesgo de desviación, inclu­
so un abandono de lo que siempre habíamos considerado esencial
en nuestro trabajo. Explicaciones y justificaciones no faltaron;
pero todo
ello por escrito : alegatos teóricos.
Era necesario, pues, que cuando la costumbre de asistir a un
congreso pareciera perdida, la voluntad de reunirse fuera todavía
más fuerte, con el fin de que cada cual pudiera encontrar en nues­
tra nueva asamblea, durante tres días, la prueba
de nuestra más
escrupulosa fidelidad a lo que siempre fuimos, dijimos y preconi­
zamos. Fidelidad a la piedad y a la doctrina católica. Y aún más
que fidelidad a nuestros métodos de
acción, porque desde ahora
está claro que la nueva fórmula permite
respetar mejor el espíritu
durante tanto tiempo no se nos ocurrió tal idea.
Arriesgábamos mucho, porque podíamos perder
por una baga­
tela, por un éxito a medias. Bastaba que nuestros amigos no respon­
dieran o que respondieran mal a nuestro llamado para que no pu­
diéramos dar esta prueba de fidelidad a quienes la esperaban, lo que
significaría que aquéllos empezaban a apartarse de nosotros.
A Dios gracias,
si el éxito ha superado nuestras esperanzas
es sobre todo en lo que respecta a esta confianza fundamental.
Dificultad, pues, que
se refiere a las participaciones de nuestros
amigos antiguos.
Pero había una dificultad todavía mayor en lo que concierne
a la participación (!lamérnosla as!) de los nuevos invitados: oyen­
tes, conferenciantes, presidentes. Más que nuestros viejos amigos,
estos últimos podrían tener motivos
pg.ra abstenerse, para descon­
fiar de una fórmula apenas probada : motivos para esperar, ¡,ara
asistir sólo al próximo congreso. Estas abstenciones habrlan bas­
tado para que ·el congreso -precisamente nuevo en esto-hubiese
fracasado
al intentar ser una suerte de encrucijada ofrecida a Ias
organizaciones francesas o extranjeras independientes de la nuestra.
De ahí nuestro pesimismo. Agravado porque el congreso debía
celebrarse fuera de Francia, lejos de nuestro habitnal sitio de re­
uniones, importando mayores gastos y mayor fatiga, y en una
fe­
cha también distinta de la usnal.
Sin olvidar que, en última instancia, una huelga podía echarlo
todo a rodar, impidiendo que
la mayorla de los congresistas pu-
32
Fundaci\363n Speiro

DBSPUBS DE SION
diera llegar a Sion. Y es cierto que la amenaza de huelgas nos
privó de que muchos asistieran., porque
no pudieron correr el ries­
go de quedar detenidos en Suiza sin poder volver al trabajo el lu­
nes ·siguiente. Todo parecía depender de cierto tren que, a Dios
gracias, emprendió la marcha.
Otras tantas razones para agradecer al cielo un éxito en tales
circunstancias.
Ardientemente invocado, San José vigilaba en este 1.0 de
mayo, fiesta suya, que además era primer viernes. El sábado, 2.
especialmente consagrado al C(}razón Inmaculado de María, era
fiesta de San Atanasia, doctor de
la Iglesia, glorioso campeón en
la lucha contra los arrianos, por ellos contantemente perseguido y
cinco veces desterrado. En cuanto al domingo, 3 de mayo, se ce­
lebraba en él la Iµveneión de la Santa Cruz, la fiesta del estan­
darte de nuestro Rey.
¡ Qué forrrúdable bastión de protecciones divinas y qué suntuo­
so haz de intenciones amadas por nuestros corazones l
b) Dificultades materiales.
En cuanto a lo que concierne directamente a la organización
del congreso, pocos amigos se han percatado de la dificultad de la
misma.
Desde que se trató de que los tres días en, que nos reuniéra­
mos -fueran, como dúrante otros congresos nuestros,
días de inti­
midad, de trabajo asiduo, de fervor, tuvimos que resolver el pro­
blema de encontrar, más o menos próximos, iglesia, salón de con-·
ferencias, refectorio, cocina, parque... donde mil· quinientas per­
::ionas pudieran estar cómodas, comer, pasear... Y e.Sto, durante
tres días, sin olvidar unas cuantas
IJ.abitaciones más pequeñas para
instalar comisiones, secretariados
y diversos servicios de venta,
propaganda, etc., ni los hoteles donde tendrían que hospedarse
los congresistas y que deberían estar cerca del sitio en que nos re­
uniéramos. Y todo a un precio admisible -lo cual no era el menor
de los problemas.
Considerando que por esto último tuvimos que prescindir
del
palacio de Chaillot, que era el único conjunto de edificios que nos
convenía, puede advertirse que no fue fácil organizar nuestro con­
g:rieso.
En Issy-les-Moulineaux, en 19éi0, ya todo resultaba demasiado
pequeño. Fue necesario ampliar el salón de conferencias mediante
33
Fundaci\363n Speiro

JEAN OUSSET
un sobradillo, alquilar cocinas móviles, dejar abiertas las puertas
para que
se :pudiera escuchar fuera los oficios, etc.
En Sion ensayamos una nueva fórmula. La de una pequeña
ciudad, sumamente pintoresca,
situada en un grandioso escenario
y en el centro de una región cuajada de hoteles, tod~vía no ocu­
pados al comenzar mayo.
En Issy parecíamos sitiados por el París tentacular, ensorde­
cedor.
En Sion, -el congreso se celebró en la misma ciudad, de ca­
lles armoniosas, serenas
y pacíficas.
* * *
¿ Y cuáles fueron los resultados, las observaciones críticas, las
esperanzas,
las resoluciones que nacieron de aquellos tres días?
2.-Testimonios.
a) En la prensa.
¿ Qué resultados?
Para responder a esto consideramos dos clases de testimonios :
el de los periodist.as que asistieron al congreso y el de nuestro:;
amigos.
Según La France Catholique del 15 de mayo de 1964, "mil
trescientas _personas viajaron a Sion :para intervenir en ese me­
morable congreso. ¿ Quiénes eran? Católicos de dieciocho naciones
distintas, aunque predominaban los franceses.
¿ En qué trabajan r
Allí se encontraban terratenientes, sindicalistas "cristianos",_ profe­
sores, médicos, jefes de empresa, sacerdotes, religiosos ... Confron­
tación necesaria,
pprque el .totalitarismo, como el diablo, sabe ha­
cerse olvidar, disfrazarse, mentir."
"Esta alianza que propone la Oficina Internacional. .. , esta
"sincronización'" parece ser una necesidad urgente", estima La Na­
lion Franr;aise del 13, de mayo. Y L' H omme nouveau del 17 de
mayo desarrolla esta
idea: "No se trata sólo de preparar las ar­
mas, _sino sobre todo de insuflar el espíritu del Derecho natural y
cristiano
y la preocupación constante de difundirlo sin cesar ... Los
observadores de este magnífico congreso han observado que la nue­
va fórmula, amplia, abierta y generosa, ha sido muy bien aplicada
en él."
·"Hay que recordar -<,scribe el cronista de la Feuille d' Avis
di, Valais-que el movimfonto fue atacado en 1960 por la prensa
Fundaci\363n Speiro

DESPUES DE SION.
francesa de izquierdas, especialmente por France-Observateur, y
acusado. de haber inducido a atentar contra el general De Gaulle ...
Sabemos que este movimiento fue ásperamente criticado por quie­
nes le temen.
Pero hemos oído en este congreso algo mucho más
valioso
... Vinimos sin saber a ciencia cierta de qué se trataría en
él. ¿ Y qué hallamos? En primer lugar, a hombres de buena vo­
luntad, animados :por un ferviente espíritu cristiano, reflexivo, efi­
caz, que al enfrentarse con las conmociones políticas, sociológicas
y económicas de nuestro siglo quieren resolverlas favoreciendo al
hombre... Animados por este ideal, buscando lo eficaz, los hom­
bres que trabajan en estos diversos movimientos para desarrollar
una doctrina cristiana que pueda aplicarse a los problemas tempo­
rales, también se han unido para remediar la dispersión dañosa
y analizar un problema actual acuciante, con el fin de hallar, si no·
soluciones, por lo menos buenas voluntades que se comprometen
a encontrar esa solución
y a proteger para las generaciones futuras
todo
el patrimonio cristiano al que estamos entrañablemente uni­
dos ... Viendo la amistad, la piedad, la buena voluntad de todos
estos congresistas, palpando, por así decirlo, su convicción, su bue­
na
fe, su rectitud, nos hemos sentido remozados ... "
Y en Le Nouvelliste du Rhone: "Entre todos los congresos en
que hemos participado desde hace veinte años·, ninguno nos ha de­
jado una impresión tan fuerte de grandeza, nobleza y riqueza doc­
trinal.
"En estos tres días observamos. cuán íntimamente unidos, por
la gracia y por una firme voluntad, están hombres de sensibilidad
diferente a la de
la mayoría de nuestros contempoi-áneos y que
quieren
impedir que lo accesorio sofoque a lo esencial. .. Hemos vis­
to en Sion que las capillas han pasado para siempre, y que unidos
tenemos que construir la gran catedral que no desvaneoe la diver""
sidad, sino que la exalta. Muchos habrán abandonado la peligrosa
ilusión del movimiento rígido, de_ la dirección única, con las que
lucha el adversario y cuenta el totalitarismo".
b) En el correo recibido.
También entre los testimonios venidos del exterior contamos
estos pasajes de cartas venidas del otro lado del Canal de la Man°
cha : "Los tres días de este cóngreso han sido para mí los máS
memorables y los más agradables que haya jamás pasado. Espero
con im,paciencia volver a encontrar escritas las palabras que no
35
Fundaci\363n Speiro

JEAN OUSSET
pude comprender totalmente en Sion. A pesar de ello, la expe­
riencia ha sido de enorme valor para nosotros...
Experiencia muy
emocionante, muy alentadora, muy inspiradora la de ver a tantos
centenares de personas entregados al estudio de la verdadera doc­
trina, mientras que tan pocos
lo hacemos en Inglaterra. Procuraré
liberarme
de mis asuntos para dedicarme s6lo a este trabajo, por­
que hay mu.cho que hacer en nuestro país".
• • •
En cuanto a nuestros amigos, antiguos o nuevos, su alegría, su
consuelo, ciertamente no fueron menores.
"Hasta el congreso -escribe un estudiante---, no creía posible
llegar a un resultado serio y trabajaba en este sentido sólo por
deber de estado, por imperativo de conciencia. Después del congre­
so creo
que puedo avanzar decisivamente, y muchos de mis cama­
radas lo
creen como yo".
Y de una madre de familia que se refiere al mismo tiempo a
su "célula familiar" : "El congreso de Sion ha producido una gran
alegría. Plegaria común, encuentro familiar, relaciones sencillas,
fe profunda, afanes apostólicos homogéneos, trabajo intenso, re­
torno a
los fundamentos filosóficos, a los principios de nuestra fe ...
También algunos ligeros latigazos estimulantes, necesarios, asesta­
dos, si
no me equivoco, por Jean Ousset. Creo que ya podemos
utilizar toda
13.. riqueza reunida ... ".
Del Sudoeste: "Nos habéis pedido un relato crítico. Pero ante
todo, muchísimas gracias. ¡ No podéis saber cuánto debo a este
congreso! Numerosas
y apasionadas conversaciones. ¡ Y qué fe! En
tres días conseguísteis conquistar hasta a mi mujer. ¡Basta! Aho­
ra,
al grano".
Del
I...ionesado: "Este ha sido el primer congreso en que he
participado. Escuché atentamente los informes, produciéndome to­
dos una honda satisfacci6n intelectual, moral
y espiritual. El am­
biente
simpático, juvenil, amistoso, contribuyó mucho a hacernos
apreciar la obra emprendida.
Mi mujer sentía ciertas inquietudes,
alguna reticencia. Pero
le gustó mucho, y a mí también, que evi­
téis las exaltaciones,
y ambos estamos convencidos de que vuestra
labor está bien fundamentada".
De Borgofia: "S61o tres miembros de nuestra célula participa­
ron en el congreso, de los· cuales uno, bisoño, me confesó haber
ido a buscar tres
pieS al gato (es decir, el partidismo tantas veces
reprochado, el regalismo, etc.,
y no hall6 nada). Los tres volvie­
ron encantados.
Para mí fue como siem·pre un bafio saludable, res-
36
Fundaci\363n Speiro

DESPUBS DE SION
taurador. Pero también inquietante, porque allí sentí más aguda­
mente cuán grande es
la tarea que nos aguardá.".
En cuanto a la organización, escribe un organizador parisiense
que "habría que ser muy sinuoso para
no reconocer que todo fun­
cionó perfectamente, "teniendo en cuenta todas las circunstancias
nacionales e internacionales del problema" ... Dirigir una muche­
dumbre de más de mil personas durante tres días, dentro de una
ciudad, no era ciertamente cosa fácil. Como las amas de casa exi­
gentes, únicamente los organizadores pudieron percatarse de que
ciertos detalles fallaron. Para los miembros de mi célula, que ve­
nían por vez primera, fue un descubrimiento. Desde el primer día
s.e sintieron seducidos por ese ambiente incomparable".
"Organización material impecable --escribe una animadora del
Sudoeste----. Y esto importa -subraya-', aunque sólo fuera para
demostrar que los "hombres de doctrina" saben también ser "hom­
bres de acción y de organización". Ambiente óptimo, fe abierta e
inteligente, doctrina sólida, sin fanatismo, espíritu de trabajo y de
amistad, igualdad y fraternidad auténticas entre todos. El simple
militante,
el animador más modesto y el. .. "sempiterno,, dirigente·
sintieron que estaban al servicio del mismo
Señor".
Pero, ante todo, .nuestros amigos fueron alegrados y conso­
lados por
el fervor religioso invariable que se palpaba en las cere­
monias religiosas
y en los rosarios. reza9.os en común.
Así escribe un animador del Oeste: "Viernes, a las nueve de·
la mañana, misa en la catedral. Ptimera relación con el congreso.
La multitud reza, canta, comulga unida. Sólo ver esto merecía
que
se viajara. Quienes me acompañaban, entusiasmados, no imagina­
ban algo
tan bello. Lo esperaba. Fue como en el congreso de
Roma".
Y de un antiguo amigo del Franco Condado:
"Autes de cri­
ticar y sugerir, diré, como muchos más, sin duda, cuán atrayente,.
denso, sereno, reconfortahle fue este congreso. No hizo mucho rtÚ""
do. La gran prensa, la radio, no hablaron de él. Pero no ha deja­
do de reanimar a muchos militantes de la realeza social de Jesu­
cristo que, cada
ano en su puesto, continuarán la ingrata tarea.
Agradecemos cordialmente
a los autores de tantos informes ri­
cos y brillantes, a los organizadores del Valais, a la oficina ... "
3.-Número, asit:1uidad, participación de los jóveneB-.
Nos parece que debemos recalcar tres aspetos: el número, la
asiduidad y la numerosísima cantidad de jóvenes participantes.
37
Fundaci\363n Speiro

IBAN OUSSET
Número y asiduidad... "Asistencia seria y nutrida -se lee
en el documentado informe crítico de un animador de París-. No
hubo casi nada discordante y muy pocos fastidiosos -inevita­
bles, por otra parte-. Ambiente de celo y fidelidad. Se necesi­
taba estar muy interesado en el congreso para ir tan lejos. Por
ello, la cifra de mil trescientos ,participantes, menos que en Issy-
1es-Moulineaux, demuestra, por la distancia, un trabajo intenso
que
yo no imaginaba. Estuvieron, sin duda, muchos fieles de ·1as
precedentes congresos. Pero también muchos nuevos ¡jóvenes!,
nada extravagantes, cuya seriedad me chocó ... "
En cuanto a la asiduidad, y a pesar de la falta de espacio.
el hecho de
un congreso circulando por las calles ha batido to­
dos los
records, incluso los de Issy, que parecían extraordina­
rios.
''Habiendo permanecido durante -todas. las conferencias en
el vestíbulo, observa un animador alsaciano, he contado en cada
sesión
,el número de personas que, por no encontrar sitio en la
sala, tuvieron que quedarse junto a mí,
en el vestíbulo. Esas
personas fluctuaban casi siempre entre diez y veinte, lo cual prueba
la asiduidad notable a las reuniones de trabajo y el interés de los
congresistas. Habiendo participado .personalmente en congresos de
toda especie, hasta en congresos de un solo día, he visto que en
ellos variaba siempre la asistencia, que fluctuaba desde 30 a 70
por 100, según las sesiones."
En cuanto a la juventud, su presencia numerosísima en este
congreso
es, fuera de los ,beneficios espirituales, un consuelo muy
reconfortante. Númerosos jóvenes, venidos
no para acompañar a
sus padres
y aprovechar la excursión, sino, en su mayor parte,
para comprometerse
en nuestra labor, decididos y activos para
actuar siempre más
y en mejor forma. Jóvenes que no retro­
cedieron ante los sacrificios de dinero
y de tiempo, consecuencia
de los tres días pasados en Sion. Y esto, en el momento en que
lós exámenes cercanos hacían más generosa esa presencia.
La mayoría reconoció haber captado mejor la importancia del
congreso y la necesidad
de cultivar más metódicamenie la virtud
en el futuro.
"El congreso fue aún mejor que lo que esperaba, escribe uno
de ellos. Y creo que todos los que fueron por primera vez, prin­
cipalmente los jóvenes y estudiantes, están de acuerdo conmigo."
"No he sido el único --precisa otro-que pretendió qNe
cuanto se nos dijO sóbre la irn;piJrtancia del-congreso era mera
palabrería. De tal modo, que antes de salir de Toulouse para Sion
me pregunté si este viaje, con todo lo que implicaba: tiempo, di­
nero, cansartcio ... , era realmente necesario: Lo _que me decidió fue
Fundaci\363n Speiro

DESPUES DE SION
menos el congreso ,en sí que su objeto. Pero he vuelto, os lo ase­
guro, con una convicción muy distinta,
persuadido de su im­
portancia intelectual y, más aún, de su importancia ¡,sicológica.
Para los que, como yo, dudaban --Otros dos camaradas-, estos
tres días han sido la ocasión de comprometerse definitivamente, y
para quienes ya estábamos comprometidos, el congre:So ha sido
una verdadera fuente de J uvencia."
"Fue tan bueno -escribe otro joven-que sería muy importan­
te organizar muy anticipadamente un transporte más barato para
los estudiantes. Es muy importante el poder llevar el mayor nú­
mero de éstos. Si
el dinero no fuera tan agobiante para noSotros,
muchos más muchachos nos hubieran seguido. Por esto sugiero
la siguiente organización ... " Y aquí, ideas muy pertinentes que
habrá que estudiar
despacio: viaje de estudiantes y la fecha del
próximo congreso que
para ellos sería la más adecuada.
III
ÁPRECIACIÓN CRÍTICA .DEL CONGRESO.
Después de los cumplimientos, de los testimonios de satisfac­
ción, veamos las críticas y
lo que ha fallado.
1.-Lo que ha fallado.
No interesándonos aquí las observaciones de detalle, atengá­
monos sólo a dos reproches:
insuficiencia de tiempos libres e in­
suficiencia de trabajos prácticos.
Son éstos
reproches ya viejos, hechos, más o menos después
de cada congreso, a pesar de
lo que se ha corregido para evi­
tarlos.
a)
Insuficiencia de tiempos libres.
Pensemos que en Sion la insuficiencia de tiempos libres no
fue debida tanto al trabajo excesivo cuanto a la necesidad de ir
de un lado a otro de la.ciudad.
Estos desplazamientos perjudicaron
mucho, según algunos, las relaciones más estrechas y amistosas
de los congresistas. Ciertamente, ello nos hizo perder más tiem­
po del que habíamos previsto.
Una multitud tan grande se mueve
39
Fundaci\363n Speiro

JEAN OUSSET
con lentitud, a pesar de que amablemente procura ir de prisa.
He aquí, nos parece, la verdadera razón de que faltaran tiempos
libres. Y éste
es el grave peligro de un congreso itinerante -pe­
ligro ya mencionado arriba-, aunque la ciudad en que el mismo
se celebre sea pequeña.
Uno corre el peligro de perderse, es nece­
sario buscar a las personas y se pierde más tiempo corriendo de
un lado a otro que en un recinto en que se hallan reunidos todos
los servicios y todas las actividades.
Lo que probará que el hqrario no estaba mal hecho es que
muchos no sólo no se quejaron de la falta de tiempos libres, sino
que encontraron agradables
y propicios para los encuentros im­
previstos esos paseos un poco lentos por la ciudad.
Quedaba establecido que los tiempos libres serán cada vez
más necesarios para que la nueva fórniula rinda -más, Por tanto,
el problema se cuenta entre lo que deberá mejorarse.
b) Falta de' trabajos prácticos.
En cuanto a la falta de trabajos prácticos, la dificultad para
mejorar no es menor.
Sobre este punto la crítica de nuestros amigos aclara poco.
Hay quienes piensan que estos trabajos son demasiados lar­
gos y densos.
Pero si la gente no se ha preparado tanto y si cada cual habla
a su aire, esta espontaneidad resultará mucho más caótica y ocu­
pará
más tiempo. Y si, ;por otro lado, se reduce para simplificar
el número de los que participan, el menor número de testimonios
probará también con menos fuerza
lo que quisiera probar, te­
niendo
en cuenta que en Sociología y en política los fenómenos
aislados carecen
de valor, pues son meras excepciones.
Hay que encontrar, pues, la solución.
* * *
Hay otra crítica más en estos trabajos prácticos.
"¿ Cómo ha sido posible -nos pregunta un excelente amigo­
que durante estos trabajos prácticós en la tribuna apenas se haya
dicho
lo que fuera de ella lo decían todos? Habría que sostener
que
el espectáculo estaba en la sala. Es decir, que las cualidades
de la nueva fórmula: consenso de los grupos, sincronización, fu­
sión de opiniones
... , deslumbraban en todas partes menos en la
tribuna, en la que el pequefio número de personas que aportaban
40
--
Fundaci\363n Speiro

DESPUES DE SJON
un testimonio dio una idea mucho más endeble y posiblemente
engañosa, de
las virtudes de la nueva organización. Comprendo
que ciertos resultados no ganan nada siendo publicados. Es me­
jor conseguirlos que proclamar sus buenas cualidades a son de
trompeta. Queda, sin embargo, sentado que en Sion los verdade­
ros, los magníficos trabajos prácticos se realizaron en la sala,
durante los tiempos libres, en el refectorio, mucho más
y mejor
que en la tribuna. ¿ Cómo ésta pudo reflejar tan pálidamente
todo ello?"
Esta vez es fácil responder.
Y
a se advirtió en Sion que este congreso no podía ser más
preliminar y que el verdadero congreso habría de efectuarse el
año próximo.
Después de transformaciones tan profundas, tan mal com­
prendidas a veces,
después de una suspensión tan larga, era inevi­
table encontrar reservas en nuestros mismos amigos. El mérito,
de quienes vinieron para traernos su testimonio no deja por esto
de ser muy grande y tienen derecho a nuestro cordial agradeci­
miento. Pero si otros dudaron temiendo corn,prometerse, no fue
porque desconfiasen de nosotros, sino por temer a una fórmula que
tal vez pudiera no estar lista todavía.
¿ Y a quién le gusta pagar los platos rotos?
2.-Mejor conocimiento de lo que es la Oficina lnternacionaL
Era necesario demostrar p-reviamente que la nueva fórmula
del congreso era apropiada.
Si esta demostración tenía éxito, las
dificulta.des
para el congreso del año .próximo serían menores, Dios
mediante.
"Porque en Sion --escribe uno de nuestros más antiguos
amigos-tuvimos la prueba de que la Oficina no era un escamo­
teo, sino una realidad llena de .promesas."
"Nos hizo bien -leemos en otro informe-el ver allí que ..
a pesar de una transformación profunda, nuestros amigos hayan
continuado trabajando con
el mismo afán de ser eficaces y de
difundir la buena doctrina. Necesitábamos reanimarnos, porque,
aunque nunca hayamos dudado
de vuestro equipo, corríamos el ries­
go de cansarnos y no saber qué hacer.
La nueva fórmula no siem­
pre era bien comprendida. Creo que, sobre este punto, en Sion
los espíritus inquietos habrán aclarado todas sus dudas. Hasta.
ahora éramos un movimiento encuadrado simplemente por un
nombre. Al principio, ese nombre era prácticamente desconocido
y
41
Fundaci\363n Speiro

JEAN OUSSET
estábamos librados a nosotros mismos para progresar. Pero al
-ser él conocido, es ,evidente que pensamos apoyarnos más en ella
que en nosotros. La nueva fórmula nos devÚelve a la ascesis ini­
cial. Volvemos a encontrar lo más característico del método : un
trabajo solitario, sin brillo, y que por eso
1nismo exige conocimien­
tos más sólidos, mejor formulados, mejor asimilados. Con el es­
fuerzo personal
y la vida interior por encima de todo."
Tal
·es, sin género de dudas, la gran lección de estas jornadas.
Es una felicidad que muchos amigos hayan podido compren­
derlo en Sion.
"Las modificaciones producidas en 1963 -advierte uno de
elloS'-pueden resumirse á.sí :
" -Vuelta al principio inicial, al espíritu del pueblo de Montal­
za. Fórmula de acción e.apilar, vigorosa, diversificada, dúctil, mul­
tiforme ... , que no era muy bien comprendida por la tendencia a
osificarse.
"
- Posibilidades ampliadas,
en numerosos casos, de difundir
una suerte de ,su,percarburante, de conseguir que se admita un
;principio común.
Y esto no mediante el poder o la autoridad,
sino demostrando que con ello
se enriquecerán quienes se afanan
en promover un orden social cristiano. Pese a lo que fuera de
este principio común sea la acción particular de cada grupo.
"-Ayudar, finalmente, a mantener ese consenso ideológico."
a)
N (])da de contexturas monoUticas. Diversidad bajo el signo
de lo esencial.
Dicho de otro modo, nada de coalición monolítica, unitaria, rí­
gida y vulnernble, según el gusto de los atacantes.
¿ Una conjura? Menos aún.
Más bien, una fórmula en la que cada cual quede libre de se­
guir su camino, sus inclinaciones, sus opciones. Libre de entre­
garse a lo que Dios quiere que se entregue.
El único provecho, inmenso, sin embargo, fue una formación
doctrinal común,
más profunda, extendida más metódicamente, y
un sentido más vivo, más práctico, más táctico de los recursos
ofrecidos por estas mismas reuniones. Las cuales, sin necesidad
un medio de difusión y acción más vasta y más rica en variados
recursos.
42
Fundaci\363n Speiro

DESPUES DE SION
b) Tres condiciones requeridas.
Pero esto, con tres condiciones que importa tener muy en
cuenta si
no se quiere cometer graves errores acerca de tales po­
sibilidades y de los límites de la Oficina.
La ;primera, que esté suficientemente claro que se está deci­
dido a combatir los progresos del esp,íritu revolucionario ( cuales­
quiera que fueren sus formas: liberales, socialistas, comunistas,
progresistas, etc.).
La segunda, que, para evitar todo engaño, exceso o defecto en
la materia, la regla, si no exclusiva, al menos soberana y ordina­
ria, sea
la enseñanza social de la Iglesia, como ha sido clara y
formalmente formulada en los documentos de la Santa Sede (2).
La tercera, que no se esté animado por un espíritu absorbente,
monopolizador, que no pueda admitir que es útil lo que no cae
bajo su poder. Obligación ésta de elemental prudencia que hace
que cada ·cual conozca sus límites y advierta que a todos interesa,
que haya actividades diversas, complementarias, polivalentes. No
contentarse con proclamar en el plano doctrinal la bondad del prin­
cipio
de subsidiariedad, sino mostrar que se ha hecho de él la re­
gla que rige la lucha y que con él se juzgan los esfuerzos de los
compañeros de combate.
Bastarían estas líneas
para retratar a la Oficina Internacional
cle Obras de Formación Cívica y de Acción Doctrinal según el
Derecho Natural y Cristiano.
Una organización demasiado compacta, deseosa de reclutar
movimientos,
no puede ser una buena obra auxiliar. Corre el ries­
go de hacer sombra, de molestar y de dañar a quienes pretende
ayudar o servir. Y éstos temerían naturalmente la concurrencia,
el acaparamiento de efectivos y la desviación de su designio es­
pecifico.
c) Discreci6n institucional de la Oficina.
Importaba, pues, que, por una suerte de desvanecimiento ins­
titucional, mediante estructuras sin peso
ni volumen, con un nom­
bre que no se pudiera transformar en bandera, esta nueva em-
(2) Cf. Pío XII : "Los puntos principales de la doctrina social de la
Iglesia están contenidos en los documentos
de 1a Santa Sede, es decir, en
las encíclicas, alocuciones, cartas pontificias".
43
Fundaci\363n Speiro

IBAN OUSSET
presa no ofreciera ,peligro de debilitar a nadie, sino que, por el
contrario, fuera fuente de fuerza para los que, sinceramente ligados.
a la misma doctrina, tengan el mismo sentido de la acción plural
y diversificada.
En todo ello, nada que no esté estrictamente conforme con la
que siempre consideramos como fundamentales.
Sin embargo, esta disposición interna no bastaría. Es necesario.
que en el frente de guerra actual semejante institución sea muy
discreta. En varias ocasiones, ciertos compromisos, ciertas voci­
feraciones, como decía León Bloy, pueden salvar. Pero, en lo.
que concierne al fin que aquí se propone, es necesaria una gran
reserva.
Esto, no por indiferencia o pusilanimidad, sino para salvar la
utilidad, con demasiada frecuencia desp,reciada, de un consenso
general
que para ser decisivo no ~ige que todos piensen iguar
en todo.
Puede ocurrir que aun ciertas divergencias, graves desde cier­
to punto de vista, sin embargo no lo sean hasta el extremo de que­
deje de ser eficaz el consenso de que hablábamos. No es buena
para un navío una rotura en el casco, lo cual no impide que mu­
chas embarcaciones floten y naveguen semisumergidas, pues basta
bombear oportunamente el agua o calafatear las grietas. El nau­
fragio no comienza verdaderamente más
que desde el momento
en que, so pretexto de que hay agua en la cala, cada marinero gri­
ta el sálvese quien pueda.
d) Alentar
las buenas voluntades, aun las vacilantes.
Por tanto, que no se espere que la Oficina arbitrará como ins­
tancia suprema en las coritiendas entre organismos inferiores o
discernirá premios. Deseando apasionadamente favorecer a los
grupos que se complementan en la lucha contra la subversión, sólo
esto le interesa.
Lo cual no significa que sólo esto suscite una absoluta confian­
za.
En la acción política y social, muchas iniciativas deben ser
transformadas. Evidentemente, se necesita ser muy prudente mien­
tras no sea claro ·que se está en el buen camino. P'ero intentemos
alentar en lo posible a las buenas voluntades. Si es cierto que no
se debe extinguir la mecha que aún humea, también es evangé­
lico ~limentar el fuego que aún arde, aunque ~umando. Por es­
perar demasiado que una operación sea perfecta, -se corre el ries­
go de verla morir al nacer.
Fundaci\363n Speiro

DESPUES DE SION
Lo cual debe incitarnos más que nunca a cultivar en nosotros
el sentido de lo esencial, es decir, un juicio recto.
Y esto, porque en tiempos difíciles no creemos
en las recetas
que se aplican sin discernimiento. Si queremos formar profunda­
mente a los hombres
es para que sean capaces de juzgar por sí
mismos
y de adaptar convenientemente su conducta a las circuns­
tancias.
¿ Lo han comprendido bastante todos nuestros amigos?
¡ Cuántos, sin confesarlo claramente, esperan de nosotros di­
rectivas disfrazada3 de fórmulas!
¿No comprenden que tal espe_­
ranza demostraría que nuestro trabajo es estéril? ¿ Qué ventaja
reportaría
el formar doctrinalmente a la gente, si al final de la
formación cada cual aspira solamente a ser dirigido como un
autómata?
No sois bastante precisos, nos reprochan. Pero, ¿ es tan p,re­
cisa la misma vida que
se la pueda definir con una fórmula?
3.-Por qué el congreso de la Oficina no ofrece casetas a cada
organización.
La oficina no tiene la misión de ofr,ecer a cada organización una
caseta en la que se permita exponer obras especializadas.
Los que en Sion buscaban la realización de esta fórmula no
entendieron en
absoluto el sentido de estas jornadas, de lo más
precioso de ellas.
¿ Y cómo satisfacer el deseo de estas personas?
Tendríamos que preferir
Hyde-Park a Sion.
Creemos que había mucho
más que hacer que una suerte de
kermesse ideológica. Se necesita conocer muy poco la verdadera
acción eficaz para forjarse
tan bastas ilusiones sobre el dinamis­
mo de una feria.
En ésta sólo se ,participa buscando el proyecto
-personal.
En Sion, el mayor beneficio del congreso no consistió en
q_ue cada organización abriera una caseta, anunciando en él su.;
obras. Semejante bazar de caridad tendría éxito un año o dosi
pero
terminaría cansando a la gente. Sobre todo, esto traería a
multitud de chamarileros que se disputarían en
la puerta del con­
greso el derecho de sentar sus reales en él
(3,). Ello sería una
feria, en el sentido estricto de la palabra.
Pero no era una feria lo que queríamos.
(3) A este respecto se puede advertir que el multiplicar las libret'ias
en el congreso no coincidiría con el fin perseguido. Por su gran eclecticis-
45
Fundaci\363n Speiro

JEAN OUSSET
Más allá de las especializaciones, un clima de eficacia común.
El fin no estriba en que cada cual ofrezca en una vitrina obras
que sólo hablen del vendedor, aunque
tampoco se prohibe hablar
de uno ·mismo. El fin consiste en ordenar las cosas por encima de
esto. No porque esto sea malo, puesto que la solicitud por nuestros
organismos particulares debe ser nuestro deber de estado a lo largo
del año.
Pero el congreso dé la Oficina consiste en mostrar que, por
encima de nuestras especia1izaciones más fecundas, más legítimas,
existe un bien,
una fuerza que tales especializaciones descuidan un
poco. Un bien, una fuerza que proceden, es cierto, de la acción
común, pero que, sobrepasando a todos, pueden aprovechar a
todos.
Bien y fuerza a los que no podemos ignorar. Cualesquiera que
fueren nuestras incomprensiones, nuestras rivalidades, nuestras
disputá.s, las astucias de nuestras respectivas diplomacias. Porque
aquéllos son precisamente los frutos de nuestra más elemental co­
munión cívica
y social. P·orque es preciso renovarla para mantener­
la, actualizarla y reforzarla. Porque el ejemplo beneficioso de tal
coincidencia (que no
es unión} es indispensable. Manantial de es­
peranzas para los que flaquean y necesitan sabernos y vernos nu­
merosos, mejor formados, más prudentes, buenos organizadores,
resueltos a ser eficaces, estas jornadas nos instruyen
y nos re­
confortan, enseñándonos
que no estamos desunidos, a pesar de
nuestras dívergencias
y oposiciones.
Esto es el congreso. Esto es lo que debe ser. Y no un Hyde­
Park, en que los oradores lanzan consignas y las muchedumbres se
manifiestan.
IV
MÁS QUE NUNCA, TRABAJO PROFUNDO.
Tal ha sido siempre el fin de nuestra obra.
Si no trabajar buscando la unión (?), al menos, procurando
crear un clima de eficacia común mediante el desarrollo sistemá­
tico de la formación doctrinal y la promoción de nuevos hábitos
de acción.
mo, la única librería del congreso de Sion pudo satisfacer a una clientela
muy diversa, porque en aquélla se pudieron encontrar incluso obras de per­
sonas u organizaciones que no participaban en esta-s jornadas.
46
Fundaci\363n Speiro

DESPUES DE SION
!.-Respeto de las diversidades. Evitar el retorno a fórmulas
más fáciles, pero menos eficaces.
Lejos de incitar a que se abandone el trabajo emprendido, las
transformaciones de nuestras antiguas fórmulas pretenden que ese
trabajo sea más fácil y más fecundo.
¿ Es posible que algunos animadores hayan visto en este acon­
dicionar instrumentos
mejor adaptados la señal para quedar ce­
santes,
para desbandarse?
Después de tanto tiempo insistiendo
para que nuestros ami­
gos actúen cada vez
mejor y para que usen fórmulas más densas
y eficaces, ¿ se podrá creer que ahora felicitaremos a los. que vol­
vieren a
usar fórmulas poco útiles y que se resumen en cuatro o
cinco conferencias por año, patrocinadas por un comité de glorias
locales? Estas son
cosas que se soportan .y aun se alientan, porque
no se puede conseguir nada más en determinadas circunstancias~
(Al fin y al cabo, tales conferencias son útiles.} Pero nuestros ami­
gos tienen el
de'f?er de hacer mucho más, porque, desde hace más
de un siglo, con parecidas fórmulas de acción se ha ido perdien­
do todo.
. Mientras el enemigo trabaja seria y duramente, el usar fórmu-
las fáciles o agradables nos reblandece.
Esta tentación amenaza aún a nuestros mejores amigos. Las
soluciones cómodas, fuertemente activistas, son las ·preferidas. ¡ Co­
mo si la experiencia de los
úl_timos cincuenta años no hubiera de­
mostrado de sobra la nulidad de esas fórmulas que comienzan bri­
llantemente y terminan boqueando! Todos se agitan. Con ello cal­
man sus nervios,
lo cual es para muchos la suprema fórmula de
acción. Así suelen brillar. Empero, aunque tales fórmulas no sean
completamente infecundas, aunque tengan ciertas ventajas, nues­
tros amigos deben comprometerse a hacer más.
Porque siempre se
encuentra gente dispuesta ·a actuar fácil y cómodamente. Hay que
animarla, es cierto, hay que ayudarla según lo necesite. Pero sin
permitirle olvidar que existe un deber más alto, un trabajo más
durable y más seguro.
Fuera de esto, al menos para nosotros, uno no puede más que
doblegarse, vagar de aquí para allá o hundirse en la pereza.
2.~Liher"tad, sí, pero para hacer más.
La nueva fórinula deja a n.uestros amigos una mayor libertad
de iniciativa.
Pero; como diría Bernanos, "¿ libertad, para qué?".
47
Fundaci\363n Speiro

JEAN OUSSET
¿ Para hacer menos? ¿ Para pasar de un esfuerzo ingrato, pero
eficaz
(y tan notoriam·ente temido por el adversario), a una acti­
vidad cuyos frutos son proporcionalmente ridículos? No, natural­
ménte.
¿ Se piensa, acaso, que si nosotros en la cúspide, por así de­
cirlo, hemos
descentralizado vigorosamente nuestras actividades
es para incitar a nuestros amigos a que centralicen y reagrupen las
células de la base?
¿Centralizar? ¿Reagrupar? Preguntamos una vez
más: ¿ Para
qué? ¿ Para complacerse mutuamente felicitándose? ¿ Para per­
mitir
.que el enemigo divida más fácilmente los grupos compactos?
~ Para propagar mejor la doctrina? ¿ Para separar con más segu0
ridad a quienes, con razón o sin ella, no quieren apartarse de un
grupo o de otro?
¿ Cuándo comprenderemos que la verdadera unión, la un1on
-armoniosa, no es la unión de grupo, sino la de complementariedad?
¿ Cuándo comprenderemos que no se gana nada, sino que se pierde
(sobre todo, a.los mejores), cuando se pretende reunir en una suer­
te
de monolito a personas distintas por su cultura, sus ocupacio­
nes, sus orígenes ideológicos y
psicológicos?
En todo caso, nuestro trabajo no consiste, ni jamás consistió,
en esto. Si en el tiempo de las primeras "Notas para la acción" re­
chazamos la fórmula de los grupos ordinarios de células locales, no
-permitiremos hoy que con semejante l)lan cualquier organiza­
ción monopolice nuestras redes. Podemos ser más o menos ami­
gos de estas o aquellas entidades locales, pero ninguna de ellas
1)0drá ser nuestra representante exclusiva.
O, si
se prefiere, el auténtico representante de nuestro esfuer­
:zo en los grupos locales será siempre quien tuviere e1 espíritu me­
·nos gregario, el menos aficionado a las agrupaciones compactas,
el menos exclusivista, el más polivalente, omnipresente y abierto,
,el más propenso a hacerse todo para todos, el que más respete las
psicológicas e ideológicas lícitas, etc.
Para ayudar a nuestros amigos hemos procurado desarrollar
-fórmulas que ,permiten hacer más, mucho más, no que permiten
bacer menos. Y contamos con que ellos, gente bien formada, bus­
carán siempre
lo mejor, lo más fecundo. Nos escribe un animador
bretón: "Reverso de esta nueva riqueza que se nos ofrece: mante­
ner la unidad requiere, al mismo tiempo que una formación siem­
pre más intensa, una mayor vigilancia para no dejarse arrastrar
por una suerte de embriaguez de la flexibilidad y la diversidad,
en detrimento de la
fuerza por la doctrina, de la fuerza-por el
48
Fundaci\363n Speiro

DESPUES DE SION
empleo de fórmulas mejor pensadas, estudiadas más detenida­
mente."
"Después de este congreso -escribe otro amigo-siento que
los animadores son primordiales. SoJ.,re ellos recaerá mucho más
todo
el trabajo, de ellos dependerá todo el éxito. Son sobre todo
ellos los qne asegurarán las múltiples relaciones indispensables.
¿ Comprenderán los animadores que su irnportanciá ha aumentado?
j Hay que sacudirlos !"
La misma idea en la pluma de un alsaciano: "Es necesario
recordar sin tregua a nuestros amigos ese espíritu militante que
permite irradiar incansablemente la verdad e impregnar con ella
todos los organismos casi sanos aún. Es escandaloso contentarse,
como ocurre a menudo, saboreando la verdad y permaneciendo
replegado sobre sí mismo. Si fuéramos más útiles, si irradiáramos
más la buena doctrina, si procuráramos aclarar la confusión rei­
nante, cuántas reservas

respecto
de nosotros disiparíamos (aunque
también, cuántas hostilidades· suscitaríamos). Esto nos permitiría
propagar ideas
y encontrar nuevos elementos .. Es cierto que tro­
pezaríamos con diversos obstáculos
y correríamos riesgos. ¿ Pero
no es éste
el fin? Lo difícil es evitar la dispersión que esteriliza,
porque está mal regulada. El problema, pues, estriba en la ascesis
en un oportuno retiro."
3·.-Dos deberes: unidad y propagación;
"Lo dificil es evitar la dispersión que estériliza ... " Sin duda. Y
todo consiste en eso.
El deber es doble: mantener la unidad y difundir la verdad.
Este deber comporta un problema insoluble, según algunos. Sin
embargo, no estamos de acuerdo con-el_los.
a) Imagen del pozo y de los canales.
El problema es quizá delicado, pero una ilustración muy sim­
ple
lo aclarará : la de un pozo que debe nutrir un gran número
de canales
de riego. Para que se alcance el fin, ¿ qué es lo que
hay que hacer? Reuniones en torno
del: pozo, o dispersas a lo. lar­
go
de los cauales para· conserv,irlos, cuidarlos y constrnir ofros
nuevos?
Respuesta: son necesarias ambas cosas.· Para sacar agua del
pozc,· hacen falta equipos de obreros · que se renueven constante-
4
Fundaci\363n Speiro

JBAN OUSSET
mente, sin lo cual los canales quedarían secos. Pero también son
necesarios equipos que se dediquen a conservar los canales. Porque
si se saca agua del pozo sin cuidarse de que la misma corra con­
venientemente, se formará
una charca, un lodazal, se chapoteará
estérilmente en la verdad.
En suma, es preciso al mismo tiempo sacar agua del pozo ( es
decir, organizar la formación, alimentar con la verdad) y ahondar
y -conservar los canales, trazando siempre otros nuevos donde fue­
ren necesarios (es decir, no olvidar la difusión y la penetración
de
la buena doctrina, etc.).
Ambas cosas son indispensables. Suprimir o despreciar una de
ellas es aniquilarlo todo. ¿No lo ha demostrado ya la experiencia?
Por razones de diplomacia local, el traba jo en célula ha sido
prácticamente abandonado. O sea, que toda la gente de los cana­
les se
ha amontonado junto al pozo. El resultado no se ha hecho
esperar: el agua ya no fluye y, en su rincón, cada uno se· siente
desanimado. Los amigos se esfuman o se dispersan. Ni siquiera
se puede asegurar que los q_ue se van serán reemplazados. En al­
gunos meses, o quizá en un año o dos, será necesario empezar
todo de nuevo, volver a cavar
un pozo y a trazar nuevos canales.
He aquí lo que nuestros pretendidos "hombres de acción" llaman
un resultado.
Por el contrario, hay que hacer como se debe hacer lo que se
tiene que hacer.
Nunca pretendimos que sea fácil
lo que proponemos. No diji­
mos que nuestro trabajo exime de cumplir cualquier otro deber.
No dij irnos que
lo que proponíamos resultaba fácil y consolador.
Hemos dicho, en cambio, que tal trabajo era preparatorio, auste­
ro, pero fundamental, fuente inagotable de eficacia.
b) ;Ejército de lectores o reconquista ideológica?
Nunca invitamos a nuestros amigos a que leyeran, ni siquiera a
que leyeran nuestras publicaciones. Si la causa de la realeza so­
cial de Nuestro Señor no dispusiera más que de un ejército de
lectores, es decir, de abonados pasivos, sería mejor desmovilizar1o
sin tardanza.
Por el contrario, siempre invitamos a trabajar, a realizar apos­
tolado cívico, a empeñarse
en. una empresa eficaz de reconquista
ideológica, todo
lo cual es el preludio indispensable para que rinda
más toda actividad más especializada.
Nada de esto ha cambiado. La nueva fórmula sólo sirve para
Fundaci\363n Speiro

DESPUES DE SION
hacer con más facilidad todo ello. Creemos que el congreso de Sión
lo ha probado suficientemente. Y, con la gracia de Dios, las cosas
irán todavía mejor
la próxima vez.
Seamos dignos de
la esperanza que hayamos podido suscitar,.
esperanza que un redactor del diario
Le Fribou,geois, del 9 de
mayo, expresaba así: "Al visitar el congreso de Sión conocí el
trabajo silencioso, pero admirable, que se realiza en todo un Sector
del catolicismo, reaccionando contra las ideologías en boga y con­
tra las claudicaciones frente al marxismo. Hay que señalar ·a nues­
tros lectores este hermoso y fecundo trabajo, advirtiéndoles tam­
bién que descorazonarse no es .propio de un cristiano. Los hom­
bres y las mujeres reunidos en Sion estaban henchidos de esperan­
za. Y después de escuchar a los representantes de esa multitud,
nosotros también compartimos la esperanza, perfectamente razona­
ble, de una victoria de los hijos de Dios".
Ya es tiempo de que todos nos pongamos seriamente a trabajar.
51
Fundaci\363n Speiro