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Paulo VI y el diálogo

PAULO VI Y EL DIAWGO
La tercera parte de la encíclica Ecclesiam. suwm termina con
los engaños mantenidos sobre
la palabra "diálogo".
Ni compromiso ni convergencia de religiones.
Paulo
VI da una hermosa lección sobre la forma de elegir
los medios que se deben emplear en
el diálogo. Nuestros amiga&
encontrarán en ella consejos útiles para actuar. Pero d Papa nó.
trata solamente de la forma; aborda también el fondo del pro-¡
blema desde el primer párrafo de la tercera parte :
"Cuando la Iglesia trata de conformarse al ideal que' Cristo·
le ha propuesto, adquiere cada vez más conciencia de sí misma y
smiultáne'a!mente surge en ella todo lo que la distmgue pro­
fundamente
del medio human El Evangelio nos hoce notar esta distinción cuando hobla de[
«mundo» entendiéndolo como /.a humanidad opuesta .a la l,,i;;
de la fe y al don de la, gracia ... "
Pero, ¿ cuáles son las tendencias del mundo de nuestra época?'
Ea Papa las señala para rechazarlas :
1.0 "Ilusión de la /Jondad natural del hombre que se bast~
ría a sí mismo."
2.0
" ... y no necesitaría má,s que libertad para des(l'IYrollarse
a su albedrío ... "
3.0
" ••• resignación desalentada frente a una corrupción' in-
curable d.e la: naturaleza· humana". ·
Así, pues, se miente si se pretende que Paulo VI concibe el
diálogo según lo· conciben el naturalismo laicista, el liberalismo,.
el pesimismo protestante o la neutralidad respecto de Dios.
El Papa se refiere explícitamente a San Pablo:
"Et nolite conformari huic saeculo" (1),
"Nolite iugum ducere cum in,fide'M/ms. Quae enim particip~
tío justitiae cum iniquitate? Aut quae societas !uci ad tenebras!
Quae
cum infideli? Qui autem consensus templo Dei cum ido!isf" (2).
(1) Rom. XII, 2. ("No. os conforméis a este siglo.")
(2) II Cor. VI, 14-16. ("No os tmáis en yunta desigual con los in­
fieles. ¿ Qué consorcio hay entre· la justicia y la iniquidad?' ¿ Qué comuni-:
dad entre la luz y las tinieblas? ¿ Qué concordia entre Cristo y Belial?
¿ Qué parte del creyente con el infiel? ¿ Qué concierto entre el templo
de Dios y los ídolos?")
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"La pedagogia cristiana --comenta Paulo VI-deberá recor­
da;r siempre a su discípulo de los tiempos modernos esta condi­
ción privilegiada
y el deber que de ella procede: 'IJ'ivir en el mundo
sin ser del ·mundo,"
·"La Iglesia actúa como un médico: conociendo los .sin..iomas
especiosos de una enfermedad contagiosa, el médico procura cui­
darse
a sí mismo y a los otros de la infección, pero al mismo
tiempo tra,,ta de curar CE ltJs enfermos.''
Y del mismo modo que el médico debe conocer la Medi_cina,
el curso de la enfermedad y los remedios que hay que em1Jleat, así
nosotros, miembros de la Iglesia, no podremos "dialogar" con
los
otros sin estudiar la doctrina cristiana, · sin saber qué errores de­
beremos combatir, sin haber descubierto cómo la enfermedad pe­
netra en las almas y las sociedades.
Si estuviéramos equivocados, ¿ por qué el Papa habría recor­
dado extensamente 'cuál es el auténtico diálogo·? ¿ No se escucha;
por el contrario, a ciertos doctores que pretenden que no es ne.:.
cesario convertir, sino hacer vivir a los protestantes como '·'buenos
protestantes",
a ·Ios musulmanes como "buenos musulmanes", etc.?
(3). No piensa así el Papa.
"Impu.lso interior de cMidad que tiende a traducirse en don .. :",
"el diálogo es, rmte todo ajá,; de ev el mensaje en las recíprocas relaciones de los hombres". ¿-No es
esto
lo ·que Pío XII llamó una "acción capilar" en la sociedad?
Por tanto, es necesario activar esta circulación en el campo cívico.
Que los más dinámicos consagren más tiempo, más conocimientos,
más dinero para multiplicar los diálogos personales sobre la bue­
na doctrina, y que con este fin adquieran la necesaria formación.
Sólo un verdadero compromiso
moral de estos laicos· generosos
evitará que una actividad
tan importante sea abandonada a los
dilettanti.
¿ Con quién dialogar?
El Papa ya ha respondido a esta pregunta hablando de un
(3) ¿ No se lée, acaso, en la llámada_ que un clérigo dirige· a j~s alum­
nos
de 1a Escuela Politécnica: "La obra no confesional del Krenilill ha
empezado a trabajar -en _ la unidad espiritual_ mediant~ ooa instiajciór¡. .. in­
terconíesional
de capellanes .(l1tllrn'l,.Onerie) donde. ~da idea .reH~ios~_1 ca.
mún .a varfos ··.pasto,res debe ser enseñada por ellos a los niños, que_, lo
desear,en. Así, el 15 ·de abril, en presencia de israelítas, católiCós; ,"mu~ul~
manes y· protestantes, una israelita oficiará una ·ceremonia pá:ialitür:.
gica"? ; · ,·,,• :,.,,.
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diáiogo ''universal" y tornando la -imagen de cuatro círculos con­
céntricos de la humanidad respecto de la Iglesia.
Que nuestros
.amigos vuelvan, pues, a leer
.los .párrafos de 1a encíclica que 'tri_tan
de los incrédulos, los creyentes no cristiano5:, los Cfistiarios "se­
parados" y nuestros hermanos católicos.
* * *
"Elevar al nivel sobrenatural v cristiano todo sano va:lor hu­
mano y terrestre", pide el Papa ;especto de los in.crédulos. Aquí
se habla del campo del Derecho natural, en el cual un laico
tiene cotidianamente la posibilidad
de combatir el buen combate:
familiar, profesional, cívico, político.
"Cua,nito es humano no~ concierne -afirma Paulo VI-_: es
decir, la humanidad, li,, naturaleza, o sea la vida con todós sÚS
dones, con todos su.s problem,as." · ·
* * *
Paulo VI no demanda solamente la sinceridad a los no cristia­
nos: quiere que los ayudemos cuando obran -con auténtica bue­
na fe (4).
"Evidenteniente, no podemos compartir esas diferentes ex­
presiones · re'1igiosas (monoteístas), ni podemos quedar indife­
rente, frente a ellas como si todas fueran equfvalentes, cada una
a su modo, y camio si dispensaran a sus fieles d.e buscar·· si el
propio Dios no reveló la forma libre de error, perfeclO! y defini­
t'Wa, según la cual quiere ser conacido, amado Y servido.
"Debemos manifestar n,u.estra convicción de ··que la verdad~a
-religión es única y que esa rel:igilrn es la cr~titzna, y esperar qu.e
la veremos reconocMa como única. y verdadera por cuantOS buscan
y _adoram, a Dios."
Dirigiéndose a los cristianos "separados", el. Papa no preten­
de atraerlos median-te compromisos doctrir;iales. POr el contrario,
les
muestra que el "ptimado de honor y de jurisdiccióll" del
Pontífice, lejos
de perjudicar a una acción común, permite que
el diálogo fructifique todo lo posible: "... no so/a,,nente porque
sin el Papa la Iglesia católica dejmría de ser lo gu.e es, smo porque
si faltara
en la Iglesia de Cristo el oficio }!J,storal supremo, effraz
y decisivo· de_ Pedro, se dflsharía fa, unidad y. en vano se trataría
(4) •Cf. el artículo de Jean Ou.sset en eSt,'~ mismo número: "Sobre, lÓS
derechos de la rnnciéncia." ·
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después de recomponerla, según principios que reernpla,zaría:n
al úwico principio auténtico establecido por el mismo Cristo. «Ha­
bría .en Za Iglesia tantos cismas com,o sacerdotes», escribe acertada­
mente San Jerónimo" (5).
El Papa no dice que habría "tantos cismas como cristianos",.
sino tantos como "sacerdotes", porque casi siempre han sido
teó­
logos los causantes de los cismas.
El diálogo entre católicos.
Paulo Vi desea "dar a las relaciones interiores de la Iglesia
el sello de un diálogo entre !Os miembros de una comunidad cuyo,
carácter principal ea la caridad''. El Papa incluso desea qne la
propia obediencia se ejercite "en forma de diálogo". Siendo la
autoridad "servicio y ministerio de verdad y de caridad", la su-·
misión debe ser la que corresponde a "hijos libres y amantes". Y
deplora "el espíritu de independencia., de rebelión/', que "tran-s­
jormo; el diálogo en disputa, en polémica, en discusión ... "
"Deseamos ardientemente que el diálogo interior al servicio
de la comunidad cristiana sea más fervoroso, se enriquezca con
nuevos temas, con nuevos interlocutores... Deseamos que
se ha­
gan circular las enseñanzas de la que la Iglesia es depositaria y dis-
pensadora." ,
También nosotros, lo mismo que el Papa, deseamos ardiente-­
mente ese diálogo en la Iglesia. Pero, para decirlo francamente,.
reconozcamos que tal diálogo
no existe, sobre todo en Francia~
Uno encuentra en este país dos categorías de católicos: los que
t_ienen el derecho de dirigir la prensa y de orientar políticamente
a los fieles,
y los otros, a quienes el clérigo Michonneau llama
"los perros" (6). Se dice que M. Gecrges Sauge intentó hace
unos meses entablar un verdadero diálogo entre todos los católicos
franceses, sin distinciones
.¿ Fue bien acogida su generosa inicia­
tiva? Apenas se habla de ella.
MICHEL CREUZET
(5) Diálogo contra luciferianos.
(6) Cf. Itinéraires, número de enero de 1965. El autor se refiere a
las enconadas controversias
que enfrentan en Francia a católicos de de­
recha con católicos de izquierda.
Et clérigo Míéhonneau, que milita en
las filas
de estos últimos, tuvo la desgraciada ocurrencia de llamar pe­
rros a los lectores del :famoso libro de Michel de Saint-Pierre, "Los
nuevos curas".
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