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Diversidad de significados de la palabra «Mundo»

Diversidad de significados de la palabra "Mundo".
"Hay dos temas que creemos . os podemos sugerir como más
"accesibles a vuesbra. consideración. Son éstos: ¡C~o ·ve -hoy el·
mundo a la Iglesia?, y ;cómo ve la Iglesia hoy .al mundo?
"Aquí, la palabra mundo precisa una breve exégesis, por en­
"tri>ñar
un significado polivalente. Vosotros, desde luego, la co-·
"nacéis
y sabéis evitar el equívoco que el empleo de est,a pakbra
,, puede mgetvdrar.· El 'fnrUndo es el cosmos, e'l universo, la mara­
"villosa, misterio.ro. e inmensa·obra de Dios creaáO'T'/ el mwndo es
"toda la Humaniiad, toda ú, familia de Adán, que Dws am6, con
"su voroción sobrenatural, con su dramática y heréditaria desven­
"tura y con su no menos dramática e inefable redención; lo somqs
"nosotros,
y mundo es el hombre primado de la luz de Dios, y
"plenamente decidido a negarla, a simukrla, a profanarla; con-·
"cepto negalwo.
original del Evangelio. Un 11g.udo pensador y
"poeta (Leopardi) to observa: "Cristo fue el primera que dio cla­
"ramente at. hombre el término mundo, cantor y preceptor de
"todas las virtudes fr,lsa.. ... , esclavo de /os fuertes, tirano de los
"débiles, enemigo. de los desgraciados ... , el mundo". Para Cristo,
"el mundo asi entendido es la antíteru de su reino, el reino de la
"negación, de la falsedad; de la astucUl, det egoísmo, del odio;
"ese mu:ndo que, conw dice el Evangelista: "El mwndo no lo co­
"noció. Vino a los suyos y lo.; suyos no le recibieron" ( Ju., 10, 11);
"es la e-xpre,;íón, con frecuencia poderosa y seductara, de la vida
n humania que está fuera del alcanJC.e de la .bendición cristiana} aque­
" lla por la que Cristo no oró: "No te ·pido por el ·mundo" (Ju.,
"17, 9). I n&ka,mos esta ¡,luraliidatt de significados pura evitar po­
" sibles confusiones, pero es plenámente evidente que, en este caso,
"no considera1nos directmnente· este sentido peyorativo de esa pa­
"labra tan expresiva, el mundo.
Discurso del Papa al Patriciado romano (13, de
etlero de 1966); textó _italiano en L10sservator_e
Romano del 14,. texto at· castellano en Ecclesia,
número 1.276.
nl~a: realidad qu.e se desigria· con la e.tiqueta· de "mundo co_n­
'1temporáneo" es demasiado compleja pa:ra poder dar una res­
"
puesta sencüla y unív.oca. La lgksia es p0sit1!Va en _sus juicios,
"no es apriorisla, ni supersticiosa, ni su.perficial. Sabe que en el
"n1undo, es decir, en n-ues.tra "realidad humana, hay. muchos de­
"fectos, muchos males'; no. ignora-todas /,a,s razones del pesimismo
"moderno; más aúh, la Iglesia áesiqd,i'e su. causa fatal y radkal,
"el pecado original~· enseña ta;mbién, con todos los más si,nceros
"·y despia,dados ttiagnósticos del alma humana y de la historia
"ten·ena, que los males, ,del hombre son ·profundos, renacientes, son,
"de
por sí, incurables. Conoce los a,bismos del. dolor, del pecado.
"de la muerte; sabe ver Íils profundidades de las injusticias hu-
11 ma.rias, de las misierWs .personales· y so<:ialeis; sabe denunciair la
')temible amenaza de la "potenciJa de las tinieblais"-; sabe llamar a
Fundaci\363n Speiro

"las cosas· por su· nombre, con .frecuenc-ia_-in-noble, doloroso, cri-.
"minal;
sabe llofar. La liturgia de la próxima Se-mana Santa nos
"dirá
pak1Jbr "Más aún, la Iglesia nos· desmentirá su. pedagogi.a, su .áscé0
"tica "de c "medieval para la liberación del hombre de la materialidad y de
"la o:nÁMIQll,JaJd de la vida, pagana y bárbara, y continuará mar~
''cando -eJ a1portamionto espiritrz«tl que .debe éxistir entre el cris­
"tianio, orientado al "reino de los-ciel,os", es. decir, a la vi"-da-del
"espíritu y a "la vida escatológÍca, más allá de[: tiempo, y la con­
n cepción wutosuf'Dicieinte de la vida terrena, esto es, el mundo pa­
" gado de sí compktamente repkgctdo sobre los bienes efímeros y
"falaces de la tierra. No en vano je ha hecho habitual hablar de la
""Iglesia de los p·obres" corno de la Iglesia ideal, com·o también
"atribuir a la "Iglesia constantiniana:"reprobables contaminacio111es
"temporales ( aúnque la expresión sea un tanto impropia y parezca
"desconoar el gran acontecimiento h>Stóríco de la libertad inicial
"de .la lgle'Sia). ·
"Todo esto es verdad y permanece. Pero no podemos olvidar
. "el optimiismo -deberíam:O$ decir el amor__. con que la Iglesia
"del C onciJio m,ira al m.undo, en él que ella tWisma se encuentra y
"que la rodea, !.a--supera, la oprime con! -sus gigantescos y pertur­
"bcúlores JenófflenviJ1. . _
"Este es uno de los. aspectus salientes del Concilio, considera
"c:l mundo en todas sus realidades con laJ atención amorosa que
"xbe descubrir en todas partes las huellas de Dios, y por ello la
"bondad, la belleza, la verdrid. No es solamente ésta su füosofía;
"es su te·ología. He ahí para qué sirve la Revelación. La luz del
"Evc:n_qelio aclara el panorama del mundo, las sombras están ahí,
"terribles y fuertes, el pecado y la muerle sobre todo. Pero en
"todas pw:tes donde se posa esa luz el reflejo de Dios resalta. La
"Iglesia lo brusca; lo coge, lo goza. Lo etvcuentra. en el. cosmos,
NnadiG como un veidadero cristiano puede que-da.r atraído por
"la f'ascinación .del universo; su mirada se cruza con la luminosa
"de Dios creooor, que dice la E'scritura,: ''Vio toda·s sus obras y
'"eran buenas" (Gém.1 1, 31). Su mirada se detiene en el rostro
"del hombre, y en él descubre, en él especialmente, el reflejo di­
" vino. Se deti,me en la historúi de la humonidad y en ella encuen-
1' tra un hito conductor, un sentido qua llega hasta Cristo y en él
"se cen1tra, _y a.sí_ sucesiva.rm,ente. Y se posa,, sí, sobre este mundo
"modirno; -y no te.me, ni ·rehuye sino que cont_e1npla. y. ben.dice.
"Contempla
y bendíce la obra humana: lo ciencia, el trabaje, la
"sockdad. Ve, como siempre, la mi.ería y la grandezro; pero hay
"ade-m,ás otra cosa,· la Iglesia ve -su votación, su misión, lci ne­
" cesídad
de su presenci'a, .los hombres t-ienen nJece'sidad de su ver­
" dad, de su ca.ridad, de su servicio, de su oración."
S. S. Pablo VI, alocución en la Audiencia Ge­
neral de 30 de marzo de 1966 (texto italiano
en
L'Osse1"Vatore ·Ro.tlwno del 31, y texto cas­
tellano
en Ecclesia, número 1.286, de 9 de
abril).
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