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Secularización y laicismo

SECULARIZACION Y LAICISMO
Secularización del mundo.
"Encuentra al hombre moderno m1ás que nunca sin prepara­
" ción para su valor sagrado, prevenido incluso frente a la adhe­
" sión
y comprensión de su realidad

religiosa. La mentalidad del
nhombre embebido en las

ideas corrientes
en nuestro
mundo pro­
"fano y

cada
vez más secularizado desconfía de

todo lo que sobre­
,, pasa

la esfera de la
e.wperiencia sensible
y de la demostración
'' científica,

y prefiere andar con
seguridad, y
acaba p·or limitar
n sus certezas a las cosas llwwa,das concretas, privándose de la luz
"que sólo la palabra de Dios, el Evangelio, la fe, y por ello In
nlglesia, puede darle. Pennanece efectivamente sabio, pero ciego,
"acerca de la verdad de las cosas
suprenias y
de nuestros destinas
"fa.tales y finales.
n Aun para ciertos cristianos la tentación de hoy es la de for­
"marse por sí mismos la idea de ún cristianismo secularizado, sin
"un preciso contenido doctrinal y sini la. corriente vital que es
"propia de nuestro
cristianismo vivoJ verdadero y sacrmn.ental,
'' pero
adaptado variablemente a las situaciones humanas, sociaJ,es
u y políticas; convertido así a aquel mundo que -él debería, Por el
"contrario,
convertir hacia
sí."
PAULO VI: Alocución a la hora del Angelus
del día 16 de marzo (texto italiano en L'Osser­
vatore

Romano
del 17-18 de marzo de 1969;
texto en castellano:
Ecclesia núm. 1.434, sábado
29
de marzo y 5 de abril de 1969).
Laicidad no es laicismo.
"Quizá no todos han descubierto la actitud paradógica y dra­
"mátita de

la posición
adopfada por la Iglesia católica con res­
"pecto

al
miundo, precisamente

en el momento en que el mundo,
"con sus pal,abras o

con sus
hechosJ declara
no tener necesidad
"de ella,

sino que la considera institución histórica y culturalmente
"superada y,
además, embarazosa y perjudicial.

El
laicismo, es
"decir,

el propósito de prescindir de Dios, es la fórmula que hoy
211
Fundaci\363n Speiro

"está de moda. La suficiencia del mundo para resolver por sí
"mismo sus problemas, para
crear un
humanismo prop·io,
para
"darse el propio
equilibrio, la

propia moral, la
propia imerpre­
"tación

de los destinos del hombre,
de su historia y de su civiliza­
,, ción,

se presenta hoy con
caracteres tan seguros y perentorios
"que
hacen paradógi.ca,, por no

decir
vana y anacrónica, la in­
" serción

de la
Iglesia en

el proceso de la
vida m,oderna. De

ahí
"nacen formas de radical oposición a la Iglesia, difundidas en
"varias naciones, y sobre todo en varios sectores del pensamiento
"y
de

la política: la Iglesia, se
dice, no
nos va. El
ateísmo se
in­
"trodiuce después

como la
forma religiosa,
es decir, absoluta del
"laicismo, si

así
podemos llamarla. Precisamente frente a este es­
"tado
de cosas

la Iglesia, con
una audacia

que se podría calificar
"de
íngenU'a, si

no fuera inspirada, se presenta
al mundo; fijaos
"bien,
como apostólica,

es decir, intencionalmente
determinada a
"ejercitar

su
misión de

"sal de la
tierra' de

"luz del
mundo"
"(Mat.
5,

14-15).
"
"Pío XII, nuestro predecesor, de venerada memoria, -ya re­
,, conocía

abiertamente, a saber: una
"legítima y sana laicidad del
"Estado",

como
"uno de

los principios
de la doctrina católica"
" (

A. A. S., 1958, pág. 220); así la
Iglesia hoy

se distingue
entre
"laicidad,

es
dair, entre

la esfera propia
de las
realidades
tem­
,, porales, que se rigen con principios propios y con relativa auto­
''nom.ía derivada

de las
e.zigencias intrínsecas

de tales realidades
"-científicas,
técnfras, administrativas, políticas,

etc.-
y e·l lai­
,, cismo, que

decíamos consistir en la
e.zclusión en

la ordenación
"humana de referencias morales y globalmente hwm'anas, que com­
,, portan

relaciones
ímprescrip,tibles con la religión.
"
"Por esto la Iglesia, mientras reconoce a los seglares, a aquellos
n que viven en la esfera secular, es decir, sin oficios de ministerio
"religioso, el derecho a desarrollar libre
y váliáamenite su actividad
"natural
y profana, no los abandona, cuando su agilidad tiene
''repercuisi
decir, no los deja
sin la
doble
"luz de

los principios y de los fines que deben orientar
y go/Jernar
"la vida humana

en cuanto
tal.n
212
PA uw VI : Discurso en la audiencia gene­
ral del
22 de
mayo de 1968 (texto italiano en
L'Osservatore Romano del 23; texto en caste­
llano:
Ecclesia núm. 1.392, sábado 1 de junio).
Fundaci\363n Speiro

Peligro de reducir el área de la cultura a [lo útil y pl."áctico,
limitando

su horizonte a
las. cosas

interiores
y sensibles,
apartando

a
Dios de

su pensamiento.
" ... Nosotros, hombres de hoy, ponemos una objeción: ¿Para
"qué
sirve
buscar a Dios,
¿A un
Dios tan
escondido! ¿No nos
"bruta con

lo poco que sabemos de El o
con lo que

creemos sa­
"ber? ;No es mejor dedicar nuestro pensamiento

al estudio de
"cosas más proporcionadas

a nuestras
facuUades cognloscitivas,
"como
la

ciencia, la psicología, es decir, el
mundo y
el
hombre?
"Esta

es la gran
objeción de
la
mentalúlad contemporánea, que
"está totalmente atenita a

los
conocinnientos racionales :Y experi­
"mentales,

creyendo que éstos bastan
para la búsqueda hambrienta
"del espíritu

humano;
y más·aún, cree que es necesario, decidida­
"mente, fijar

ese límite al pensamiento
y a la experiencia del hom­
"bre moderno;
esto

puede
admitirse también cam10 criterio metódico
"aplicado

a una
determinada actividad de

la
intetigencia humana
,, con

tal que
no cierre el horizonte a una búsqueda más amplia, más
"profunda y justa; nos lo enseña muchas veces el Concilio
" (

cfr.
Gaudium et

Spes,
nm. 36,
59, 19;
Apostolicami, actuosita­
,,tem,
n. 7,· etc.).

Pero este
criterio, que
marca el
ámbito propio
"de la razón natural, se

afirma en nuestra cultura,
teórica y
"práctica, con pretensiones excesivas, porque convierte en dogmas
"negativos

sus prerrogativas legítimas,
y fácilmente cierra el pro­
,, greso

de la investigación
y transforma la

llamada
serolarización
"en un secularismo, hace

de la
actividad laica

un
laÍ!cismo, de
la
"ciencia crítica y positiva una desmitización sistemá;tica y un
"neopositilllismo con

tendencias puramente fenomenológicas ( cfr. el
"estructurafumo), del

estudio profano una agresiva desacraliza­
,, ción;

esto
es, tiende

a reducir el área de la cultura dentro de
"los confines

de las
posibilidades útiles y prácticas, a quitar en
"todos los

campos del
saber y de la acción del hombre el pensa­
"miento de Dios, a cerrar los ojos al misterio de
su apremiante e
"insuprimible
Realidad, a debilitar el

esfuerzo
"religioso", a im,,:..
"pedir

el proceso ascendente del espíritu
y a calmar las innatas
"y profundas aspiraciones del hombre con respuestas inadecuadas,
"limitando su horizonte a

las cosas
exteriores y sensibles, al, nivel
nzegítinw, pero cen-a,do e insuficiente de los bienes temporales,
,, engañándolo así

con goces precarios e
insuficien1tes."
PAULO VI : Alocución en la audiencia ge­
neral del 20 de noviembre (texto italiano en L'Osservatore Ro1'1'1,,(U1,0 del 21 de noviembre de
1968;
texto en castellano: Ecclesia ·núm. 1.418,
sábado 30 de noviembre de 1968).
213
Fundaci\363n Speiro

Frente a la tendencia actual de secularizado todo; necesidad
de la oración tanto comunitaria como personal.
"iQué será la Iglesia sin su o-ración?, ¡qué sería el cristianismo
"que
no
enseñase a los
hombires _cómo pueden y deben comunicar
"con Dios?, ¡wn lumianistno füantrópico?, ,¡una sociología pu­
"ramente temporal?
"Es conocido que hoy existe la tendencia a "secularizar" todo,
"y que esta tendencia penetra incluso en la psicülogía de fos cris­
"tianos; incluso en el clero 'Y en los religiosos. De ella hemos
"hab/,a,do en otras ocasiones, pero es conveniente hablar de nuevo,
"porque hoy la oracián está en decadencia. C om:retemos inmedia­
"tam_ente: .la
oración convun,i,taria y litúrgica está recobrando una
"difusión, wna participación, una comprensión, que es ciertamente
"una bendición para nuestro pueblo y para nuestra época.
"
"Pero al OOmo tiempo debemos lamenitar que la oración per­
,, son'
este
modo la
liturgia
misma de
"empobrecimiento interior,

de
ritualismo exterior, de

práctica
pu­
"ramente formal. El sentimiento religioso mismo puede decaer por
"la
fal.ta de
un doble carácter indispensable a la oración: la in­
"terioridad y la individualidad. Es necesariü que cada uno apren­
"da a orar también dentro de sí y por sí. El cristiano debe tener una
"oración personal, y propia. Tada alma es un templo. "¿;No sabéis
"-dice
San Pablo---que

sois
templo de

Dios,
y que el Espíritu
"de Dios

habita en vosotros!"
¿ Y cuándo entramos en este t"em­
))plo de nuestra conciencia para adorar allí al Dios presente?, ¿se­
"remos
nosotro,s almas vacías, aunque . cristianas, almas ausentes
"de sí mismas, olvidadas de la mosteriosa e inefable cita que Dios,
"Dios Uno y Trino, se digna ofrecer a nuestro filial y embriagado
"coloquio7 justamente dentro de nosotrosl ¡No recordamos lapa-
71/abra final

del Señor,
en la última Cena: HSi alguno me ama7
"guardará mi palabra, y el Padre lo amará; y vendremos a él, y
"fijaremos en él nuestra morada"? (Jn., 14, 23). Es la caridad
"que ora .(San Agustín): ¿;ten:emos nosotros el corazón an1lmado
"por

la
caridad, que
nos
capacita para esta íntima oración per­
nsonal't"
214
PAULO VI : Alocución en la audiencia gene­
ral del 22 de abril de 1970 (texto italiano en
L7Osservatore Romano del· 2 de abril; texto en
castellano:·
Ecclesia núm.
1.489, del 2 de mayo).
Fundaci\363n Speiro