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«Liberación social» y amalgama evangelio-revolución

ILUSTRACIONES CON RECORTES DE PERIODICOS
"LIBERACION SOCIAL" y AMALGAMA
EVANGELIO-REVOLUCION
Nos hallamos ante un tema que. en· todos los ambientes está ·de
actualidad, pero que, entre nosotros, el recien,te documento de la
Congregación· del Clero, acerca de las conclusiones de la Asam­
blea
conjunta española, ha puesto sobre el

tapete. Por ello,
apor,J
taremos a nuestros lectores unos recortes que pueden ayudar a
ilustrar los

datos
básicos de las cuestiones enunci.adas.
l. ''.Los EVANGELIOS, ¿CONTIENEN UN MENSAJE SOCIAL?".
Este es el título del artículo de Marce! Clement en L'HoMME
NouvEAU, número 566, del 16 de enero de 1972, del que extraere­
mos los recortes que a continuación· pueden leerse:
430
«''El combate l)OT la justicia y la participación en la trans­
formación
del mundo nos aparecen pl,enamente COTTW una dimen­
sión
constitutiva de

la
predicación del Evangelio, que es la mi,.
sión ele la Iglesia para la redención de la humanülad y su libera­
ción de
toda situación opresiva."
» Esta afirmación, formulada en la introducción del documento
sinodal
consagrado a la «Justicia en el mundo», plantea a la
conciencia
de todo

cristiano
un problema. El Padre Sorge lo
pone de relieve en un artículo publicado en diciembre de
1971
en "Civilit8. Cattólica». Ese problema es, dice, la determinación
de la relación entre liberación humana
y salvación en Jesucristo.
Teniendo
en cuenta

lo equívoco de la noción de «libertad
hu­
mana», la dificultad se puede formular sencillamente en los si­
guientes términos:
¿ Contienen los Evangelios un mensaje so­
cial? En caso afirmativo,
;, cuál?
»Dos
INTERVENCIONES EN EL SÍNODO.
»A propósito de esto, el Padre Sorge cita dos intervenciones
efectuadas en el sínodo y que contienen, al
men!>s en
germen, dos
respuestas
divergentes si

no. totalmente opuestas.
»Una de esas intervenciones fue realizada por el Cardenal
Fundaci\363n Speiro

Enrique y Tarancón, nuevo Arzobispo de Madrid. Afirmó entre
otras cosas:
«La sal,vaci6n descrita por la Escritura no es una sal­
vación fuera de la
historia, a la cual, seguidamente habría

que
añadir la justicia como al,go que viene antes o después . . . Entre
las
formas actua/,es del pecado, 1iay que enumerar ciertos hechos
sociales como el coloniali.smo, la dominación cultural, o económi­
ca, la opresión, etc. La gracia de Dios, por la cual el hambre es
liberado del pecado, no le es dada sólo individualmente, sino
socialmente a

través
de la comunidad eclesial,, con el fin de que
ella
impregne toda

la
realidad socicd. No

se resuelven los proble­
mas plantead.os por

la
acción liberadora de la Iglesia, en el, .ám,.
bito social, haciendo abstracción .. de la realidad introduciendo una separación entre salvación y justicia.»
:i-Según el Cardenal Enrique y Tarancón, la salvación «descri­
ta» por la Escritura apunta,
al nplicarse hoy, a «los hechos socia­
les

como el colonialismo, la dominación cultural o económica, la
opresión, etc.».
Y esta concepción de una salvación histórica, que
se realizaría con reformas de las estructuras, descansa
sobre una
teologÍa

de la gracia.
Esa no
le sería
concedida a la sociedad
únicamente por mediación de un enderezamiento de los corazo­
nes. La gracia sería otorgada en cierto modo directamente «a la
comunidad
eclesial» y

ella es
fa que debe transformar, im­
pregnándola. la realidad del mundo.
»La intervención en sentido contrario, citada también por el
P. Sorge, es del cardenal Hoeffner, arzobispo de Colonia. El
cardenal, que hablaba en nombre del episcopado alemán, afirmó:
«En el Nuevo Testamento, «justiciíDJ significa la vida justa del
hombre

por
Cristo, y la libertad evangélica no comdste en la li­
beración del hombre de la esclavitud de otro-s hombres, sino en la
liberación del hambre de

sus
propios pecados por Jesucristo.
Dudo

que se
pueda decir q~ la liberación y el desarrollo de los
pueblos
son parte integrante de la Redención.»
»En resumen, el cardenal Hoeffner define la justicia que nos
es aportada por Cristo como una justicia interior, la libertad
por la
que El

nos libera, como una libertad interior, el Reino que
nos ha revelado, como un reino interior. El crecimiento de esta
justicia, de esta libertad, de este
reino en

las almas no deja, evi­
dentemente, de conllevar grandes beneficios en la vida exterior.
Pero la justicia predicada
y ··aportada por Cristo no es esencial­
mente una justicia temporal en la historia.
Esa justicia,
que hoy
intencionadamente
se denomina

«liberación» o «desarrollo», no
forma 431
Fundaci\363n Speiro

132
»¿QUÉ MÉTODO EMPLEAR?
»Al -estudiar la pregunta: «¿Contienen los Evangelios un men­
saje social? Si
e~ así, ¿cuál es?», la primera dificultad

que surge
para
resolverla se refiere

a la determinación del método que se
debe utilizar.
»Un primer

modo de p,roceder,
------empleado frecuentemente-,
consiste

en
entre.sacar en
uno o en otro de los cuatro evangelis­
tas unas cuantas citas que, directa o incluso analógicamente, alu­ den a cuestiones
«sociales», «económicas»

o
«política-a».»
"Este

mismo método aunque ciertamente utilizado en serio
y con más matices, 'Se encuentra en el libro de Pierre Bigo sobre
«La doctrina social de la Iglesia».
»El trabajo

de Pierre Bigo no carece de méritos. Sin
embargo,
en

él también el
Illétodo 'parece fallar.

Entresaca las citas, las cla­
sifica,
la-s interpreta. Pero no

las ilumina
de manera
satisfactoria
estudiando el lugar que les corresponde en el desarrollo histó­
rico del mensaje de Jesús.
»Una reflexión

crítica de esta clase es fecunda porque nos
orienta y encamina hacia el único método que, a
nuestro parecer,
puede

permitir
resolver la
cuestión planteada. Este método con­
siste
·en prec~er. a

toda
exégesis y
a todo comentario de
las citas
evangélicas
concernientes a

cuestiones sociales, con un examen
del aspecto progresivo
dé' la

Revelación
que Jesús
ha efectuado
a la
humanidad. F,ste examen debe iluminar

todo lo demás.
»Porque cuando se relee,
Seguidamente en

cada uno de los
cuatro evangelistas, el relato de
la vida y de las palabras de
Jesús, la "impresión d'e conjunto

que se desprende es nítida. Los
actos y las palabras del
Sefior no

son una mera yuxtaposición de
aforismos,
de preceptos,

de consejos y de milagros. Hay una gra­
duación. Hay una sucesión de etapas, intelectuales. y espirituales.
Hay, para decirlo mejor, una pedagogía de Jesús 'respecto a los
apóStoles. Y el orden progresivo de las cosas hechas y dichas no
es indiferente. Ese orden más aún que la materialidad de los
gestos o de
las palabras, es

profético. En ese orden, finalmente,
manifiesta lo que en
puridad debe

denominarse el designio de
Jesús en

el Evangelio.»
Fundaci\363n Speiro

,,
«JESÚS VINO PARA.-TRAER UNA LIBERACIÓN ESPmITUAL,»
«Por

el pecado original todos los hombres quedaron heridos,
a excepción de
.María, Caye-ron bajo la eeclavitud del demonio,
enemigo

invisible
de la

humanidad que odia la especie humana
y se esfuerza por investir a la libertad de cada hombre de un
poder 'destructor para que se
destruya a

sí mismo.
»Desde este

punto
de viirta, Jesús ha venido a liberar al hom.
bre,

no de la esclavitud del hombre:
esclavitud que
ya es
cono·
cida

por el
hombre, que

la
reehaza cuando la

padece. Jesús ha
venido
para liberar . al hombre de la esclavitud de Satanás y de
sus
ángeles malos.
»En esta liberación, esencialmente
espiritual, el designio supre­
mo y único de su amor.
Jesús ha venido para rescatar por el
sacrificio
de la

Cruz
al hombre del pecado original y de todos
los pecados personales
cometidos por

cada uno de nosotros (Pau­
lo VI, Profesión de FE).
»Para ello era necesaria la Pasión y el Gólgota. Pero esto no
bastaba, Era

necesario, porque cada
hombre es
libre, que Jesús
nos enseñara a cooperar en nuestra propia liberación. Era
necesa·
rio

que cada hombre
·-c.nociese la
buena nueva de
1a salvación
para aplicársela a sí mismo,
es deeir, para

combatir, a su vez,
en Cristo, contra los poderes
infernales.
»No es, .por

tanto, un «contexto cultural» de
origen tribal
o
unas supersticiones
medievales, lo

que nos enseña la victoria de
Jesús sobre --el diablo

en
el desierto, según loe tres sinópticos, ni
la liberación de un poseso, en Marcos
y Locas («¡Cállate! y sal
de
él»), ni la liberación de los pose.sos de Gadara,, también en
los
tres sinópticos.
La
insistencia con
la cual los propios
demo·
nios

denunciaban a
Jesús como
Hijo de Dios, no se explica
como una adherencia folklórica; ni tampoco la insistencia de
Jesús en

describirlo
a los
apóstoles como espíritu impuro expul­
sado del alma humana que va a buscar otros
siete peores

que él
para restablecer su dominio, Locas y Juan en modo
algurio pre­
cisan

como una nueva formulación mitológica o simbólica, el
mo·
mento

en que «Satanás entra en
Judas».»
«EL REINO DE Dms ES UN REINO INTERIOR.»
«Los judíos esperaban, ciertamente, un enviado de Dios. Pero
la exégesis legalista de las
profecías le
dibujaba con los rasgos
de una autoridad sin defectos que vendría a hacer reinar la jus-
433
Fundaci\363n Speiro

434
ticia en el mundo en nombre del Señor lahve, que provocaría
una especie de mutación, de renovación general. Algunos
imagi­
naban
un rey guerrero, que, como otro
Judas l\lacabeo, liberaría
a
lo-s judíos

de la ocupación romana.
LoS más
espirituales imagi­
naban que
las otras naciones

( «los gentiles») se convertirían al
judaísmo. Los
más nacionalistas ;goñahan con

una conquista tem·
poral de los otros
pueblo-s. Todos

coincidían en esperar que se­
rían sometidos a Israel «como el
escabel bajo

los pies de un hom­
bre poderoso» (cfr.
el trabajo

del_P. Lagranje, «Le messianisme
chez
les Juifs», París,

1909).
»En este

contexto, la misión de
Je_s-úa no es cómoda.
Los pro­
pios apóstoles no
__ están exentos de ambiciones políticas. Esperan
que
Jesús restablezca

el Reino» ...
«y ya
se disputan las
premi­
~encias.
»La

Revelación fue,
pues, progresiva. Desde cierto
punto de
vista
tod~ ella

es una
ascensión. Jf!sÚs partía

siempre del ejemplo
niaterial pa~a hacer

captar la significación espiritual.
»Y procedía así a propósito de su propia identidad. No reivin­
dicó
desde el

principio
y sin distinción, la calidad de Hijo de
Dios._
Haciendo esto, hubiera precipitado

la oposición de unos y
favorecido la ambición
entl"e los-discípulos.
»Por

ello, al principio habla de manera encubierta del «Hijo
del
Hombre». Cuando

la fe
esté suficientemente asegul"ada (pero
aún

no
confirmada) entre Jos apóstoles, les

invitará a ser dis·
cretos, cosa que también hará con los beneficiados por sus mila­ gros, y aún con
los demonios

que hablan por boca de los pose­
sos. Solamente cuando resulte· imposible toda confusión temporal
de su misión, reivindical"á solemne

y públicamente, en términos
claros,
la dignidad de Hijo de Dios ante sus jueces.
»Igualmente, Cristo
hará que quienes le acompañan pasen de
la preocupación por la salú.d corporal a la del alma, poco a poco. »Los enfermos acuden en gran número porque
les cura.

Al
principio sobre todo es por ésto que se habla de El en Galilea.
También por eso acuden las familias. No tienen otra preocupa­
ción que la curación de
los que le

llevan.
»Pero un
día, paradójicamente, Jesús dice

a un paralítico que
le traen: «Tus
pecados te

son
perdonado·s.»
»Los escribas y fariseos señalan gritando al blasfemo. Y Cristo
responde:
«¿ Qué

es más fácil
decir: «Tus
pecados te son
perdo•
nados»,
o

«Levántate
y anda»? Y cuando rrana el alma, cura el
cuerpo a

fin de que todos sepan «que el Hijo
del hombre
tiene
poder para perdonar
los pecados».»
Fundaci\363n Speiro

«LA POBREZA EV ANGÉLIC,O,
«En esta revelación progreeiva de la Fe, Jesús·va haciendo com­
prender por múltiples analogías
y numerosas palabras, que la
condición esencial para
escapar de

la
tlrailia de Satanás es re­
cibir

en -el
alma el ·misterio del

Reino de Dios, es la pobreza.
»Jesús manifiesta

su irritación res-pecto de los
ricos, es
decir,
respecto de todos los que están encadenados a lo que
poseen de
naturaleza

material, carnal,
intelectual, afectiva,
de poder, de re­
putación, de propia voluntad,
con el

fin de despertarlos. No trata,
como algunos hoy día parecen creer, de suscitar el odio contra la clase burguesa. Se
esfuerza en

alertar a todos los que están
~ítos de cosas de

la tierra, a los pequeños ricos
y a los grandes
ricos,
y a todas las clases sociales.
»En
~ foQ.do, el rico es el que se niega a hacerse niño. El
pobre
pe!fecto es
el niño. Como no tiene
nada, lo
espera todo.
Porque
sabe que su padre

le ama, cree en todo
y lo espera todo.
Porque no
sabe ver· el mal, quiere

a
todo el

mundo. Porque· co­
noce su debilidad,
sq ignorancia9 sus límites, y que no puede vivir
más que dependiendo de su
padre, se alimenta

del pan que le da
el padre, de la palabra viva del
padre, de la voluntad del padre.
»La beatitud de los pobres de espíritu es, finalmente, la per­
fección del espíritu de hijos respecto del Padre del Cielo: la su­
misión afectuosa y la acción de gracias incesante.
Conlleva., nece­
sariamente
el ejercicio

de la caridad
fraterna, atenta e infatigable.
»Esto

explica la insistencia con
que Jesús explica «los pobres
son

evangelizados». Y
¡que pobres!:

Los sordos, los ciegos, los
cojos,
fos leprosos,

los paralíticos,
la mujer adúltera, la cananea,
la samaritana, la
pecadora pública...

Ninguno queda excluido de
la convocatoria a vivir del
amor filial

hacia el Padre y fraterno
hacia los
h~manos, en

razón de discriminaciones sociales, racia­
les, económicas
y otras. Esto también explica que Jesús evange­
lizase lo mismo a Nicodemo, doctor en Isra1;il, que a Zaqueo, jefe
de los publicanos
y recaudador de contribuciones, que a José,
hombre rico de Arimatea, así lo precisa Mateo, que era bueno y justo
y que también esperaba el Reino de Dios por ser dis­
cípulo de Jesús.
»Todos
estos son

pobres en el sentido evangélico porque todos
tienen su corazón circuncidado. Se trata
ele un misterio del co·
razón que sólo Dios puede juzgar. »Com.o se
ve, la pobreza evangélica, la pobreza _ de espíritu,
está

firmemente situada en el anuncio del Evangelio del Reino.
435
Fundaci\363n Speiro

436
Pero no tiene cabida en un combate social. Se trata de un mis­
terio espiritual,
de un desprendimiento de:l alma a través de
acontecinll'entos contingentes, a menudo crucificantes, de la exis­
tencia. Abrazar la pobreza,
en este sentido, no es comprometer
a unos
militantes en

una «inserción crítica
y contestataria de todo
lo_ que el sistema tiene de incompatible con la esperanza que
aporta el Evangelio», como pretende el documento «Iglesia y
poder», publicado por la «Federación protestante de Francia».
Es precisamente lo contrario,
es ser
crítico
respecto de
uno mis­
mo, y contestatario de todo lo que, en nuestra existencia personal, es incompatible con la esperanza que trae el Evangelio.»
«EL MENSA.TE SOCIAL».
«De todo cuanto precede, resulta que hay un mensaje social
en
el Evangelio: el más potente, el más eficaz, el más universal
que
jamá·s ha

sido transmitido a los hombres. Pero no es
posible
descifrarlo y ponerlo en práctica más que a condición de situar­
lo a la
luz del designio perseguido por Cristo.
»Por~e Cristo

no
ha venido en primer lugar PARA renovar
la sociedad
histórica. Ha venido para pagar el precio del rescate
de la humanidad extendiendo el reino del amor de
Dios hast.a
los caminos del sufrimiento y de
la muerte.
»Anunciando el reino de Dios
y estableciéndolo a partir de
la Resurrección en las almas que lo aceptan, Cristo ha venido a
restaurar la especie humana
y a permitirle, si coopera con la
gracia, la práctica del segundo mandamiento con la misma
per•
fección

que
el primero.»
«El memaje social del Evangelio es, de ese modo, la consecuen­
cia de la vida interior de los discípulos de Cristo, desde esta
vida. Porque renuncian a
·sí mismos, en la paz y en la alegría,
para hacer en .cada
in81:ante la volwitad · de Dios, no su propia
volwitad, también renuncian

afectivamente a
sí mismos
en la
amistad
fraterna para

vivir
en comunidad y sostenerse mutua­
mente en la
vida cotidiana y, más aún, en las adversidades. Su
comunidad
de vida y, según las necesidades, de bienes, es una
consecuencia de su pobreza
de espíritu.
»Bajo esta perspectiva,

el mensaje social del Evangelio no es
nada
mé·s que la puesta en práctica, en cada comunidad de vida,
pequefia, .mediana o grande. de la caridad fraterna evocada por
San Pablo: «La caridad es sufrida, es benigna; la caridad no tie­
ne celos, no s.:e pavonea, no se infla, no traspasa e/, decoro, no
busca
lo suyo, no se exaspera, no toma en cuenta el mal. No se
Fundaci\363n Speiro

goza de la injusticia, antes se goza con la verdad. Todo lo disi­
mula, todo lo-erée, totfo lo espera, toda lo-tolera» (1 Cor. XIII,
4-8).
»Esta
vida fraternal, esta

vida de
caridad, es esencialmente,
hay que repetirlo, la consecuencia de una vida interior. Vayamos
más lejos: de una vida mística. Pofque, según la enseñanza re·
novada recientemente por Pablo
VI, el pecado original «pertenece
a cada cual», y los beneficios socialee del reino de Dios no se
operan más que por la
mediación personal, y la _cooperación ac­
tiv~
humilde y caritativa, de cada miembro .del cuerpo místico
que
tiene a

Cristo por cabeza.
>El viejo

San Pablo envía a Filemón su
esclavo Onésimo con
una

confianza
absoluta, porque
aquél está bautizado en Cristo.
»Pablo también ha bautizado a este esclavo·:
«Mas sin tu asen­
timiento nada quise
hacer, para que tu beneficio no fuera como
por fuerza, sino de grado. Que quizás por esto se escapó por un
tiempo, para que
lo recobres ¡jor siempre, no. ya como esclavo,
sino más qUe esclavo como hermano querido ... » (Epístola a Fi­
lemón, 14-17).
»Que ciertas condiciones jurídicas, sociales, económicas, de
acuerdo con la equidad, favorecen·-más la fraternidad en Cristo,
es la evidencia misma y volveremos sobre ello. Pero si, en primer
lugar,
el hombre no cambia en su corazón ninguna reforma que
sólo
sea de
estructuras
--0 de «sistema»--, logrará resolver la
cuestión social. En cualquier caw, una tal reforma, presentada
como constitutiva del Evangelio -siendo
así que
estaría prácti­
camente disociada de él-, no aportaría
lo que, como vemos, es
lo esencial del mensaje: la pobreza espiritual que entrega todo
a
Dio"S; la
pobreza espiritual que permite la comunicación con
los
hermanoe.»
H. "AMALGAMA: EVANGELIO-REVOLUCIÓN".
Este es el título de otro artículo de Mercel Clément, en L'HoMME
NouVEAU, número 568, del 20 de febrero de 1972, del que aquí
recortamos:
«Cada día, circulares, artículos, renniones de seglares o de
sacerdotes
militantes, laboran
en «reconstruir» el espíritu de
lm,
católicos
para

llevarlos a que no puedan ya pensar en el Evan­
gelio sin pensar en la «Liberación del Hombre» en un sentido
equívoco. Ciertamente se trata de

una liberación espiritual. Pero
que al mismo tiempo,
y como consecuencia, es lih,eración tem-
437
Fundaci\363n Speiro

438
poral de estilo sociaUsta o comwrista. Así, finalmente, lo que se
produce

en las mentes
es una

lllll(llgama «Evangelio.Revolución».
»La acción

dirigida
a producir esa amalgama ofrece los ca­
racteres siguientes:
»l.º Está orquestada.-Así, de pronto, la prensa católica, los
boys-scouts, los movimientos de apostolado seglar, la-s oficinas y
los libros, plantean, o más bien impone~ a la meditación de los
cristianos, con diversas
presentaciones la
correlación entre «Sal­
vación
eterna-liberación temporal».
»2.º No tiene fundamento doctrinal.~La afirmación del do­
cumento sinodal
según la cual, «el combate por la jll:8ticia y la
participación en la transformación del mundo SE NOS MUES­
TRA plenamente como una dimensión constitutiva de la predi­
cación del Evangelio, que
es la misión de ia Iglesia para la re­
dención de la
humanidad y su liheraeión de toda situación opre­
siva», es una

opinión teológica
que, aunque

haya sido votada por
un Sínodo, suscita
ciertos problemas.
»3.º Es equívoca.-La yuxtaposición permanente de las pa­
labras
«predicación», «misión», «redención», < escatológica»,

etc.,
y de las expresiones «obra de liberación», «com·
bate por la
justicia», «liberación de

toda situación
opresiva», «li­
beración

integral del hombre», produce una permanente confu­
sión
entre las

tres acepciones
posibles de
la
palabra «liberación».»
. . . « La corrupción del vocabulario arrastra la corrupción de la
inteligencia, incluida la inteligencia de la Fe.
»4.11 No define, sino que insinúa.-E'Sto es uno de los rasgos
comunes a todos los textos [que cita el, aráculo del que extracta­
mos]. Uno, LA ILUSIÓN IDEAUSTA, roza el tema al ocuparse de la
transformación del corazón del hombre en el ámbito social; otro,
evoca la
posibilidad de que tome POSICIONES PÚBLICAS la Iglesia
PARA PRONUNCIAR UNA PAUDRA DE LIBERACIÓN». Un tercero, habla
de UNA LIBERTAD QUE
ESCAPA AL LUCRO. Un cuarto de entre ellos
dice que EL PODER «CAPITALIZA» EN su PROVECHO. Un quinto SU·
giere la condena de una MENTALIDAD QUE BEATIFICA LA POSESIÓN ..
Pero todo esto
se insinúa
de un modo disimulado, preparatorio:
Nadie, todavía, ha dicho nítida
y distintamente: «El Evangelio
es hoy en día incompatible con la propiedad privada
de los
bie­
nes de producción.» Pero, por equival·encias de
palabras, de

cli­
mas
intelectuales, de sugestiones ambiguas, se introduce de un
modo suhya~nte, pero con extensión progresiva, en las mentes,
la idea de que
existe una

condena evangélica del régimen de pro­
piedad privada.
Fundaci\363n Speiro

»5.º Ejerce una presión moral.~Porque esta campaña se ex­
tiende y
se la

hace penetrar,
whora y
siempre, invocando el nom­
bre del Evangelio. También en
nombre de Pablo VI, cuya carta
Ocwgésimas adveniens es habitualmente citada como referencia.
Se invita implícitamente a los cristianos a que avancen por la
vía socialista, como si se tratara de---un deber d-e conciencia.»
«LA FE y ESi AMAI,GAMA>.
«¿Impone, o simplemente autoriza, fa Fe Católica a que, hoy
en
día, :se presente la implicación de una «liberación temporal»,
equívoca y de resonancia socialista, como parte integrante de los
Evangelios
y del merui,aje de salvación?
»Los Evangelios contienen un mensaje social:

es el mensaje
del amor filial al Padre, del amor fraternal a
loa hermanos. Pero
este amor no
es únicamente

natural.
Es el amor sobrenatural con
el cual El nos ha amado. Con este amor nos invita
amarnos por
El, con El, en El y para El. El mensaje social de los Evangelios
es, por tanto, conseeuencia de la adopción divina. Esto es y será
cierto por
todos los día.s, has.ta el fin del mundo.
»Cristo no ha venido para reformar
la sociedad. Si una vez
s.e designó a sí mismo como

Libertador, en cita
de lsaías (Luc. IV,
18, Is. 61-1-2) ha sido de manera analógica, para darnos a enten­
der que la liberación del pecado, la liberación de la esclavitud
espiritual con
vistas al

cielo,
es más
importante-, es más
deseable,
aún,

que la liberación temporal de un pueblo oprimido. Ha ve­
nido para res.taurar el

Reino de Dios en las
almas, y, después,
para reunir esas almas en
el Reino de Dios. Se trata de un Reino
interior, de

una relación social mística, en
El.
»Jesús no ha dejado de fundar, .co1' vistas precisamente a la
predicación
y extensión del Reino, una sociedad 'visible de orden
sobrenatural: la Iglesia. Es una Ciudad q,ue llama al hombre para
que acepte la
salvación eterna-

a lo largo de toda la historia
y
que no tiene ninguna necesidad de .estructuras sociales extranje­
ras.
Es, en sí misma, una institución constituida alrededor de su
Jefe que está sacramentalmente,
y no obstante, también, visible
y humanamente presente entre nosotros. Es en esta sociedad so­
brenatural donde
se le

otorga justicia evangélica al hombre por
el bautismo
y los demás sacramentos. En el seno de la Iglesia
es donde
:ae opera la liberación propiamente evangélica con vistas
a la Parusia.
»En la Iglesia, Cristo, cuando nos injertamos
en El, nos llama
a amarnos como hijos de un mismo Padre, hijos de una
misma
439
Fundaci\363n Speiro

44~
familia, miembros de un mismo Cuerpo del que es Cabeza; en
una
palabra, el Pueblo de un mismo Dios. LlegamM a esto en la
medida
que El resulta ser nuestra Vida y cuando cada uno de
nosotros puede decir, con
Pablo de Tarso: «Ya
no
soy yo
quien
vive
en mí, sino Cristo quien vive en mi>.
»Entonces, nuesiras relaciones en El pueden ser las de los
primeros cristianos. Porque
Jesús estará todo en todos, y cuando
esté todo en todos, se podrá decir de nosotros, porque se compro­
bará:
« Ved cómo se aman».
»Bajo todos

estos aspectos, el mensaje de los Evangelios
es,
a

la vez personal
y social, a la vez místico y visible. Comunica,
en
la Iglesia, el amor sobrenatural, filial y fraterno. No conduce
de ninguna manera a amalgamar una «liberación temporal»,
equívoca y
de resonancia sociali-sta, con

el mensaje social de los
Evangelios,
ni a que hagamos de ella dimensión constitutiva de
éstos. Ni hoy
ni nunca».
EL «EVANGELIO» PUESTO «AL SERVICIO DE LA POLÍTICA».
«Las energías del Evangelio, dentro y por la Iglesia, no pueden
dejar de ejercer cierta
influencia, cierta acción, a
veces incluso
determinante, en la
'SOciedad humana.

Bajo
este segundo
punto de
vista,
«¿cuálea son las

implicaciones del Evangelio?»,
«¿son aca­
so,

hoy o en cualquier momento, una
«liberación temporal»
equí­
voca
por su

imprecisión y de resonancia socialista?».
»La gracia eleva la
naturaleza, la

perfeccióna, la repara: No
la altera. No la transforma en
o·tra naturaleza.

No la destruye.
»Los Evangelios aportan la Revelación de Dios. No aportan ni
siquiera
cuando lo aluden, ~s de una vez, el conocimiento del
hombre, de la naturaleza humana que el
hombre puede
conocer
por
sus solas fuerzas.

Pero, aunque en teoría la razón pueda
llegar a
este conocimiento

verdadero y cierto de una
ley natural
puesta

por el
Creador en
nuestras almas,
el es-píritu
humano, en
estas
materias, se

halla dificultado por parte de los sentidos, de
le
iID8ginaeión, de los apetitos alterados por la pérdida de la
justicia original.

Por
eso, la
Providencia
ha conducido a los Ro­
manos Pontífices a formular esta

ley natural que la Iglesia, des­
de sus orígenes, ha afirmado
que existe.

Sobre todo desde León
XIIl, después

de la primera y de la segunda revolución indus­
trial, la
ha enseñado con creciente precisió~ con vistas a las si­
tuaciones económicas .sociales. Todos los
Papas han
afirmado
igualmente
que esta

ley natural es el fundamento de la enseñanza
social de la
Iglesia. La

han presentado en toda
su pureza,
precisa­
mente porque lo han formulado con la preocupación y el
ca-
Fundaci\363n Speiro

rism.a de la plena conformidad con los preceptos evangélicos.
Esta

ley, en
su esencia y como su nombre indica, deriva de las
necesidades

morales de la
nahlraleza, y no de las contingencias
de la
Historia.
»No se trata,

pues, de una
liberación equívoca,

socialista, co­
munista o
marxista, o

freudiana, que ni hoy
ni núnca está im­
plicada en el anuncio de la Salvación eterna, ni
aportaría un
tes­
timonio extrínseco de su credibilidad».
Es la ley natural, que es,
efectivamente, una «dimensión
constitutiva

de la predicación del
Evangelio».
»se dirá que la línea del ConCilio conduce a presentar el men­
saje de salvación
en el
lenguaje
de los hombres de hoy, y que
por
esta real.ida~ es más oportuno hablar de liberación del
hombre

que evocar
el derecho natural.
»No

se contradeciría esta afirmación
si, al hablar de
la «li­
beración del hombre», se atrajeran efectivamente
los espíritus
al Evangelio y a sus implicaciones de derecho natural. No es este
el caso. El equívoco, como atestiguan el conjunto impresionante
de ejemplos de amalgama dados, coloca, por el contrario, el Evan­
gelio
al servicio de la política. La mención de la Salvación se con­
vierte en
un cebo

o en una presión para hacer
deslizar día
tras
días,
sin desenmascararlos

a tiempo, el objetivo final, de que los
cristianos y los demás hombres vayan hacia la revolución social
que,
esta sí, es exactamente lo contrario del derecho natural.
Y TODO EL MUNDO LO SABE PERFECTAMENTE. Entonces,
¿qué? Quizá habrá llegado el tiempo de acordarsie de la em1e­
ñanza
de San Juan. «La verdad nos hace libres» (Juan, VIII,
30-47). No
el equívoco. Menos, aún, la insinuación.»
«NATURALEZA HUMANA» Y «FE CRISTIANA».
«El verdadero problema, el problema de fondo, es el hom­
bre, la naturaleza humana.
¿Existe?» ...
« ... Marx estima que «el hombre no tiene esencia, entendida
en el sentido natural e inmediato.
Su esencia
es un universal no
natural, mediato. Es el
resultado de

vínculos sociales y el fruto
de una mediación concreta
efectuada por el trabajo social». Si se
admite

que
el mundo,
y
el hombre, están en perpetua mutación,
se
puede tratar de
couCiliar una

«liberación» de factura socialista
con el Evangelio. La persona ya no es entoóces
ne"cesariamente
el

fundamento, el
sujeto y
el término de la
·vida social.
»Se

explicará a los cristianos que· las nociones
·de sustancia,
441
Fundaci\363n Speiro

442
de naturaleza y de persona son incomprensibles para el hombre
de hoy.
>Se entrará en un universo de «relaciones», de «proyectos».
El propio embrión ya no será considerado más que como algo
llamado a nacer.
El sentido de lo real se difumina en el len­
guaje.
»Pero esto

¿sigue siendo aún un lenguaje auténticamente
evangélico? »Para
contestar

a
esta pregunta es preciso
considerar la peda­
gogía que el propio Cristo puso
en práctica

para darse a conocer
como
hombre y como Dios-.>
CRISTO: «HOMBRE EJEMPLAR».
«En primer lugar, se ha idenficado como Hijo del Hombre».
«Notemos

que Jesús no dice ser
«un hijo
de
hombre», sino
«el

hijo
del hombre».
Expresa así, de
la manera más concreta
posible, no

solamente lo que
nosotros expres-amos abstractamente
diciendo

que
es de

naturaleza humana, sino aún
más, que
es el
modelo perfecto de
ésta, el

término excelente, la
causa ejemplar.
Por

lo tanto, todas las
«mutaciones» deberán
siempre ser juz­
gadas a la luz de la humanidad de Cristo, que es la naturaleza
humana perfecta,
el hombre ejemplar, la recap-itulación de toda
la
humanidad.»
«Jesús no dice que es un hijo de Dios entre otros, sino El
hijo de Dios.
No es un

hijo
de Dios entre aquellos a quienes
enseñó a

decir
el «Pater». Tampoco es un

profeta entre otros
profetas.
Es «más grande», Está engendrado por el Padre. Recibe
su vida del Padre. En términos abstractos,
es de
naturaleza
di­
vina.»
«Si Jesús es a

la vez hijo de Dios e hijo del Hombre, el Evan­
gelio implica, a la vez, que Dios existe y QUE EL HOMBRE
EXISTE, por encima de toda determinación cultural alguna,
y de
cualquier
«mutac.i6n» social.
»Pero si

el hombre existe como naturaleza, si el hombre
exis­
te como persona, todo el análisis marxista resulta incompatible con el Evangelio; más radicalmente aún, toda concepción ideoló­
gica,
socialista, comunista

o cualquier
otra es incompatible

con
el Evangelio. Si Jesús
es verdadero

hombre, no hay otra
lihera­
ci6n
espiritual

que la de la Palabra de Dios y la de los sacra­
mentos de la Iglesia. No hay más liberación temporal que el res-
Fundaci\363n Speiro

peto, en todas sus dimensiones a la naturaleza humana y a su
ley;
la ley natural que ha sido desprendida, purificada y preci­
sada a lo largo de
cerca de

dos
mil años de actividad del Espí­
ritu Santo en la Iglesia.
No hay otras normas de liberación po­
lítica

que aquella parte
de la ley natural que formula objeti­
vamente
188 exigencias de la justicia en todas las relaciones so­
ciales y que la
misma lgleeia nos ha enseñado a denominar, en
la línea de los antiguos, el Ius
NATURALE, el derecho

natural.
Se
impone en primer lugar hacerlo humano, sin lo cual no podrá
ocasionar
sino su
mutilación.
»Todo equívoco sobre la
«liberación» del

hombre es una
in­
certidumbre, y aun una negación, respecto de la naturaleza hu­
mana, de la
ley natural y del derecho natural .. Por otra parte, es
esta naturaleza humana, esta ley natural,
este derecho
natural,
lo
que Jesús, verdadero hombre, ha venido a aswnir y restaurar.
Esta es la enseñanza permanente de la Iglesia.»
EL MAGISTERIO Y «LA AMALGAMA».
«Oigo, y a veces leo:
»Juan XXIII t Sí... Pero, ¿Pablo VI?
»Siempre contesto lo mismo: Enseñadme DONDE Pablo VI
ha negado UNO SOLO de
los derechos
humanos constantemente
formulados por
sus predecesores. Mostradme dónde

Pablo
VI
ha negado la existencia de la NATURALEZA humana. Mostrad
dónde Pablo
VI ha negado la existencia de la PERSONA HU­
MANA ...
»Pablo VI en la carta OCTOGÉSIMA ADVENTIS (. .. ) ilumina todo
el documento
----evidentemente pastoral
más que doctrinal-, con
el ruego, formulado desde
&U número cuatro, DE EXTRAER LOS PRIN·
CIPIOS DE SUS REFLEXIONES,
LAS NORMAS DE

SU JUICIO,
LAS DIREC·
TRICES
DE su ACCIÓN de las encíclicas y manifestaciones del Ma­
gisterio ordinario en materia social, conjunto que constituye
auténticamente la
DOCTRINA SOCIAL

DE LA
IGLESIA. Ruega que to­
men referencia, según el texto latino,
«IJT PRINCIPIA COGINTANDI,
JUDI'CANDI NORMAS,
REGULAS

OPERANDI
E SOCIALES DOCTRINA &CLE·
SIAE HAURIANT» (núm. 4). No se puede ser más 'claro.
»Querrá" insinuarse
que

esa
frase .se debe enrender en

-senti­
do distinto que el evidente?
»¿Se pretenderá convencemo's de que en los· documentos de los
predecesores de Pablo VI detectemos todo lo que permita instau·
rar un socialismo
que igualmente condenaron? ¿Se nos querría
llevar, en Ja práctica, a eliminar las
afirmaciones más
solemnes, y
443
Fundaci\363n Speiro

444
frecuentes relativas tanto al respeto de la autoridad política legi­
tima como al derecho de propiedad incluso
de los bienes de
producción?»
«En mi modesta opinión hay

que defender la ensefianza
de
Pablo VI contra quienes, teórica o prácticamente, lo oponen a
sus
predecesores y están actuando en favor de la «liberación»
socialista

del mismo modo como vienen actuando, desde
hace
un par de años, para la «liberación» del sacerdote.»
LA AMALGAMA Y U LIBERTAD POLÍTICA.
«Si se amalgaman, sueldan, funden, Redención y Liberación
Temporal, salvación en Jesucristo y liberación «de TODA situa­
ción
opresiva», en

un contexto de abolición de
la própiedad pri­
vada
de los bienes de producción, se utiliza ------- ciones--, el mensaje evangélico para instaurar la esclavitud
polí­
tica más inhumana -y má-s irreversible-, que jamás haya sido
instaurada en el planeta.
»Me limitaré

en este punto a volver sobre
lo que escribí, aquí
mismo, el 18 de octubre pasado:
»El día

en que
sea· la

autoridad pública --directamente o no­
la que acumule el
¡joder económico

de
las empresas al

poder
poHtico del Estado, LA LIBERTAD QUE PARA TODOS NACE
DE LA SEPARACION DE LOS PODERES SE VOLATIZARA
DE M.Ai"'iERA IRREVERSIBLE. Ya, en Francia, parece que, en
el sector público la dirección no es
sirio un testaferio del
Estado.
»El asalariado

que tenga
algún conflicto
con quien le emplea
privadamente, puede
cambiar de

patrono. Cuando
este se
con­
funde
con una· colectividad

popular --cualquiera que sea el nom­
bre que
se le

de-,
esa libertad
desaparece. La
auto-gestión no
es

menos opresiva que
la gestión· del Estado. -
»Igualmente,
el derecho de huelga no es aplicable más que si
los dos poderes coexisten. En todas
partes donde
la · autoridad
política.
absorbe todo

.el poder económico, la
luch"° obrera con­
creta se hace imp~ible, porque POR DEF1NICION ,es el prole­
tariado quien está en el poder. El único recurso
que les resta
a

los obreros contra la
« dictadura del proletariado» es hacerse
matar, como en Alemania del Este, en
Budapesrt,-en Praga, en
Polonia

...
»Igualmente, la capacidad de invención
y de creación y de
empresa, no puede
~jercitarse en

contaeto con la realidad econÓ·
mica viva,
sino por

conducto del
poder colectivo, político-eco­
nómico.

¡ Si el
inVentor genial

es
«revisionista», que s·e fastidie
Fundaci\363n Speiro

su. talento! O. si las oficinas que reciben su petición están ates­
. -ta das., perezosas· o son sectarias, que· se fastidie su invento. A la
in
vena, en un · régimen de separación de - 106 pÓd.eres ·políticos y
económicos, los recursos. 1mn irinumerables y las «alternativas»,
posibles, réalmente-
democráticas

. ..
·
»Lá: -~SOrción. por é] "poder -político, del poder económico y
del
podek'':fiilfural ·coil.s:tituye á.sí, ·en· su mismá estructura, ei to­
talitarismo.
Una Cosa· es, én efecto, un poder político indepen­
dierite que

respete
la libertad de los otros dos poderes, a la vez
· que

los ·
reglamente y corrija, y otra cosa distinta, un poder
único, totalitario,-

que sujete todo
a s,u poderío ·sin límite.
»Se· me dirá que quienes .cólocan eh una pl"Udenie incertidum­
hn; fundiéndolas, la Salvación Eterna y-la Redención Temporal,
no· quieren- eso; sino
que sueñan ·con un Socialísmo humano.
»Así lo s-U:pongo. Incluso lo -~reo. -
»Pero,
sin

embargo,·
Con· ESO es con lo que flirtean. _En Chile,
es ~SQ .. fo que los detllóératas cristianos están ahora espantados
de

haber llevado al poder.
» Y, adem~ y es este el aspecto capital de la cuestión, es adón­
de
va a ·parar la fe en lo ETERNO y en su amor; Cllando todas
las fuerzas de un hombre· liari sido inovilizad8s pará la «Libera-
ción» soci84 o política,-o ~:nlál .·.-. · · ·
·»Basta tener ójós ·para DÍirar. E.asta tener cabeza para com­
prender.
,-Lo que está en juego es la _FE.»
Ul. EL MISMO PROBLEMA CONTEMPLADO· POR UN PERIÓDICO COMU•
NISTA.-
El diario italiano L'UNITA de obediencia: comunista, en· su ejem­
plar

del
14 de abril, con 'el titulo, DIALOGO Y ENCUENTRO
CON EL MUNDO CA TOLICO,
ha publicado el articulci del que
entresacamos los párrafos-de carácter más general.

«El Concilio Vaticano II reveló la preocupación. de la Iglesia
por establecer relaciÓn con el gigantesco · movim:Íento _de emanci­
pación que había estallado en todos
los continentes desde el
· final de la Segunda Gu.etra Mundial, en adelante, protagonizada
por
inmensas masas

humanas de las que eran,
y soll,_ parte y guía
decisiva el movimiento obrero,
los partidos comunistas, los Es­
tados socialistas, ]os movimientos antiimperialistas, Fu·e un in­
tento de prestar atención a lo que Juan XXIII llamó los «signos
de

los
tiémpos»-.
»Entr~
las noVedades· dei C~ricilio están el de!!._c~miento de
la
posición central
del ·prohlema de lá emancipación terrena del
'44'.5
Fundaci\363n Speiro

446
hombre y no exclusivamente de su salvación ul~~terr"na y el con·
ven~imi~to de

que
fa, soluci_ón de _a.mbos prol>l~s: _supone la
.i-evalor¡;.i1:ción,máxima: de;L ~omento col:ectivo.
»Así, en el cµrso de esta búsqueda s_e ·ha ro.la~_en mil pedazos
el viejo cuadro teórico, e ideal de la, -tradµ)'ióp. .®étrinal social
cristiana.
Corporativi-sll,lO, , intercla&ismo, COlJ.s'i;ftM\i.m~mo y tempo­
r1dismo
han entrado en, orisis y una -parte •;}8.fl_;;JA&.~S. populares
católi,cas y cuadros de las organizaciones · segla_res · ya . no acep­
tan la
pret~usión de

considerar
como única, suficiepte_ y exhaus­
tiva_ la
respuesta católica a los problem~1:1, terrenos del homhre
~J;)Olíticos, _

económicos,
soci~les,., c~viles, · -cultu1,ales--------:--,_; 'compren­
diendo_
t~ necesid~d de e.ompararla c~_n otras. conc_el)ciones y con
Qtr~s movimi~tos.
-»En
consecuencia,. se convierte en insostenible la antigua po­
sición según la cual la Iglesia j-er.árquka se_ consideraba, en últi­
ma
inst~mcia, co_mpetente
para _dar
e,olución a talés problemas:
de
ahí que-~e -~firme la orientación. de que es-misión·_ de los seglares
la de realizar la necesaria
elec<;ión pol_ítica-· juzgán4,o según

la
situación histórica en que
. actúan.
»Se .. ha detenninado así,. de hecho, un cierto debilitamiento del
monolitismo. doctrinal, .reliquia
de .. la Contrarreforn;ta; y de ello
.se ha derivado también un·inicio de desempeño frente·a los asun­
tos

políticos internos de vari_os países
según una línea que inver­
tía la seguida hasta
ahora.»
«Pero
un cambio d'e tal alcance no podía meno,e, que produ­
. cir dos efectos contradictorfos que se entrecruzan ·y que, por ello,
hacen tan aguda la
crisis del mundo católico y de la Democracia
Cristiana.
»Por un_·Iado tenemos:_(.,;) la tendencia· de alguna·s ·oigani_za­
ciones d'el laicado católico qu:e tr't9:tan ·

de
enconfrár formas autó­
nomas ·de compromiso

civil y
-religioso.»
«Pero,
por

otro lado,
se ha desarrolla_cfo una

reac,ción
estrecha­
mente conserv:adora, un rétorno virulento . a cerradas posiciones
tradicionalistas, un
inten_to de
recuperación y de.
'ré.vancha cleri­
cal,

una reanudación del
_e!').peño. político
directo de amplia
parte
del episcopado.>
..
«D_e

aquí
D.uestra. tat'ea : favOreeer el

libre
de~rrollo de
todas
las
fu~tz.as católicaS · auténticamente de·mocráticas, jugar

nuestro
~a~l para

_que _ los
va1ores a_ ,que tienden

las
co~eie_ncias católi­
cas
.~~s vivas encué;n-tren su _expresión históricament.e adecuada
Fundaci\363n Speiro

.para contrihuir de modo autónomo· a'la edificación die una so­
ciedad superior.
»Se trata,

pues,
de ·eXtender· y profwulizar el. diálogo y C'l en­
cuentro
entre· el mundo comuniSta y éatóÜco_. soh;e· tod~s ·los gran­
des problemas de la época· Contemporánea. Y ·~to'· no sólo en
ltalía, sino en

Europa
.y·en 1-0s .. otros contineiites..;
Del enemigo, él consejo ...
J1V. ERRORES BÁSICOS :i;>EL PLANTEAMIENTO ACE_PTADO. Y P~OCLJ\MA­
DO POR MUC!fOS CRISTIANOS ACERCA DE LA .. "-LIB~OÓN. SOCIAL"
Y EL PRIE'I'ENDIDO "CAMBIO DE EST~ucTIIR.As".
Encaja -perfectamente en nue~o ··tem~_; mostrand~ el °4eienfoque
de la actual, visMn· progresista- de la realización d~l men;sáje evani.­
gélico, la' perspectiva que, ·désd(! fuera del cat'olicisni.o~ 'h'a expuesto
Claude Harmel en' im ·artículo titulado "LES 1iLi.rS1ÜNs ou VATI­
CAN", que publicó en el Tldtrlero 481, aparecido en enero ú}timo del
Boletín EST ET ÜuEST, y del cual ITINERAIRBS, número 161 de
marzo de 1972, repiodr,;_ce, · una· firan parte; De él extraemos el si­
guiente comentario:
«Extraña, aú~ más, qué· 1a Iglesia haya llevado. de_ este modo
agua

al molino del comunismo, cuantÓ no solamente
en_ Europa,
sino incluso en los paíse~ LatinoameriCailos, en los cuales el pro·
hlema

de la miseria
-material

continúa al orden del día, el
prin­
cipal

problema
social de

nuestro
tielll-po, el_ que todo lo domina,
no
es ya

ciertamente el de la mejora de las
condiciones, de
vida,
ni
del reparto

más equitativo de los bienes de consumo, ni si•
quiera el de la participación en el
poder -económico. E]

primer
problema es el de la
rnptura "de las

estructuras
sociales, de
la
«masificación» de los
pueblos, de

la
rnptura ·
o el hundini.iento
de todos los cuadros tradicionales,
estructuras ·sociales, estrncturaS
intelectuales,

que aseguraban a
los individuos esá inmensa haSe
de

seguridad, casi siempre inconsciente, que
n6ces-itan aun
cuando
se rebelen contra ella. Cualquiera que sean las causas de este desencuadramiento social (y hay que conceder
un lugar

impor­
tante entre ellas a la rapidez de las
transformaciones técnicas

u
.otras, porque los hombres,
incl118o los

que
se llaman ievólucio­
narios,

no están habituados a
unas mutaciones tan rápidas), ese
desencuadramielito

existe, y
lo domina todo. El mal de nuestro
siglo, es la
soledad en

la
m·a$a, ea-la inquietud y·. hasta el miedo
en
grado de pánico de

los
seres aislados

y perdidos en el inmenso
turbión de
los acontecimientmi; es

la búsqueda, casi
alocada de
una

certidumbre, de un abrigo. En
el fondo de lo que parece· ser
447
Fundaci\363n Speiro

una negación _ anarquista- 9-e toda la sociedad~ no es· difícil de­
tectar una inmensa aspiración al orden.
»Hd»lemos simbólicamente. Estamos en el afio mil, el afio
del miedo, el año del ·esparito social. Entonces, la Iglesia Católi­
ca
fue la· gran. fuerza organizadora que sacó a la s~eieílad occi­
dental
de
su caos semi bárbaro y construyó una de las obras
maestl'as que muestl'a la histol'ia política

mundial: el
Ol'den me­
diev,tl.
»Nadie le pide que desempeñe hoy ese ~pel. Pero ¿quién
huhiMa penSado qué de ser una fuena del ol'den, haya acabado
pol' ser· un- fermento de descomposición y de desorden, o peor
aún, que baya venido a
servir (al meno:s algunos de los suyos)
al tipo de
organización social

que el comunismo propugna,
Como
si fuera un orden, siendo

así que es
rma ·

construcción social · que
en
lug~r de ser el

orden social es su
caricatura, una

construcción
social que respecto de un
orden social

vivo es
lo que el Anti­
cristo
es frente a Crist.o en
-la &imholigia cristiana? I:.a aparien­
cia
es la misma. Solamente

la. apariencia. La esencia es· otra; es
la
nada, que ha

tomado.
la apariencia del ser.»
La rotura de los cuadros y estructuras tradicionales no condu­
ce a una verdadera-"liberación .. sino al desarraigo, del que Simone
Wcil escribió que "es con mucho la enfermedad-más maligna de las
sociedades humanas .. ,
que hace ·ca.er a sus miembros

en la
inercia
o en el paroxismo de la -violencia. El Estado totalitario y la sed
del dinero .sie adueñan de· los seres desarraigados, masificados,
coma explica la misma escritora.. -
V. CóMO SE REALIZA ESA "LIBERACIÓN" EN LAS NUEVAS -ESTRUCTII­
RAS PRETBNDIDAMENTE- "LIBERAD.ORAS" Y "DESALIENANTES".
Casi do,s siglos ele experiencia reciente nos muestran que el hom­
bre queriendo "liberarse" ha

ido
abdicando de

su
libertad, aunque
el·progreso. técnrico haiJa puesto
mayor número de bienes a.su dis-­
f}osición. Hoy~ al pretender ·"des:aliens.rse" Y "deséondi"cionarse" se
pone inconscientemente· a dispo'sición de

cualquier
'totalitarismo.
Los

ejemplos
son constantes y todos· los díBS podemos éncontcar
botones como muestra. · ·
En
ABC dominical del día 10 de febrero" de 1972 apareció un
artículo ·ae·· Francisco Bergasa; titulado Lós ESCRITORES Rusos PBR­
SEGmooS, que es una clara rñ.uestra de como Una Tlivelación social,
qué .. sólo es pOsible ·con· uTl cambio de e.sfructtiras· impuesto por la
fuerza -opre-.sivá del Estadó,' éste paia , manténeila, debe dominair
todO"is· tOs resorte's,· nO sólo· polílicoS sin'O también sociales, econó­
mícos y culturales'. El dOrñiniÓ económic~soctal·igúá/,atorio a través
448
Fundaci\363n Speiro

de la acción del Estado. ( que só/o .es i(JW1Jatorio de los súbditos de
quienes
destaca la superioridad de ia casta de los dirigentes, que
forma la "nueva clase"), resulta incompatible con

toda
libertad
de expresión, de e-nseñttnza g, en .generat de pluma.
El artículo viene ilustrado con . vari8's fotografías, junto a la
primera de las cuales que recoge familiares y amigos de los acusa­
dos e,z el juicio contra Pavel -Letvinov, la mujer de Daniel y otros
escritores a la salida, del Tribunal, se lee:
«Para -m.ant6ner-la ..dictadura del partido comunista, los diri­
gentes del-Kremlin siguen ejerciendo sobre los escritores el más
cruel

de los totalitarismos, persiguiendo a los
más destacados
intelectual.es» ...
Del texto de este artículo vamos a ofrecer unos cuantos párra­
fos evidentemente expresivos:
,,
«Lenin, primero, y Stalin y Zdanov, después, al anular la li­
bertad del actó literario condenaron al escritor a una profunda
seriedad, .soledad que intentarían mitigar con la creación de lo que
dieron en llamar el «socialismo realista», especie de corsé que
autorizaba la creación artística
someti~ndola, sin
embargo, a una
revisión que
comportaba, casi

siempre, la mutilación
de la
obra
examinada·.
»El «realismo
socialista», que

fue definido en el I
Congreso
de

Escritores, en
1934, «exige
del artista una representación
ve­
rídica

e
históricamente concreta
de la
rnalidad en
su
desenvolvi­
miento.

revolucionario
y, además, debe contribuir 'a la conversión
ideológica de los trabajadores
a un
espíritu socialista». La defi­
nición, que como puede
deducirse no fue debida

a escritor al­
guno, comportaba una indudable mixtif_icación. Era una
especie
de

obra
maestra de

la arbitrariedad
y de lo ambiguo. Los térmi­
nos
«verídico» y «concn;to» sólo

tenían sentido dentro del con­
texto del adjetivo «revolucionario».
Se pretendía despojar a la
palabra de su poder de nombrar. Nacía una época de «recetas Ji.
terarias». ¿ Cómo entender, pues, en estas circunstancias, una rea­
lidad
«dirigida», condicionada
por el
Ppder? ¿De
qué manera
comprender un testimonio
partiendo de

la negación de
cua'lquier
vínculo

entre la
palabra y lo acaecido?
»La literatura trajo la _revolución y la revolución anuló a la
literatura. Unicamente.
cabía entender
ésta como una «misión de
servicio», como un
medio de. propaganda.

Nada
más._ El
nuevo
régimen no permitía el análisis. Y los escritores soviéticos em­ pezaron a ser denominados
__ «almas muerta_s».
»Los

continuadores de
Stali°' sin embarg~, .s~ ,esf.o;i:zaron en
44<,
Fundaci\363n Speiro

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presentar su tiranía coip:o una po.sturá personalista, ·con:'.o mi modo
de
culto individual.
Se.
imponía, no obstante, mantener la

inte­
gridad del
partido; de la .ideología. Y, c·onsecuentemente, aun
criticando
.las
limitaciones stalinianas, la literatura debía quedar
rele,gada a

.un
papel instrumental

Los
escritores-soviéticos
conti­
nuaron .padeciendo,
pues,·, el

inmovilismo marxista·. Inmovilismo
cuyas consecuencias son
de . todos conocidas. Fadaiev se S11icida.
Ehrenhourg

no puede publicar.
Se obliga a -Boris Pasternak a re­
m~n~i~
.al premio Nobel •. Sniavsky y Daniel son deportados a la
Sihe:ria tras un jqicio arbitrario y sumarífrim.o.-Naritza" Ovetch.k:ine
y Goubanov son internados en diferentes manicomios. Se castiga
duramente la
manifestación «pro-literaria»

del
5 de diciembre de
1966, «La helada», «Liuhimo".", ciudad amada» y «Aquí Moscú»,
soll
confiscados

de
inmediato'. Solyenitsin,

finalmente,
de~· irse
a

París para poder publicar su obra
cumbre,, «Agosto 1914».
»La
política

cultural
soviética está

íntimamente vinculada, en
los últimos· tiempos,
a Wl régimen· de· procedimiento procesal, que
· protagonizan

aquellos escritores cuyos
esquémas difieren del

sis­
temá. de "la «Ié'tra muerta», como llamó Pa-stemak á la subordina­
ción
al espíritu ·del Partido.
»Las penas

a la
«ingratitud» no es~án, sin_ embargo,

codificadas
en
ninguno de los textos legales del país-." La confisOl!,ción del tex­
to
impreso, el mallicomio, la ·deportacióri a
campos de trabajo, el
éxilio y

la·
pena capital son· sancionadas al arbitrio' del Tribunal
·compétente; que

entiende
sobre Ia incoacióti del
sumari0. En raras
ocasi0nes los

juicios se
celebran a ·«puerta abierta» y en ninguna
cabe la posibilidad de apelación. La justicia es taxativa en tales
casoS. Entendido

el crimen como atentado contra la seguridad
del Estado, la confirmación de la s·entencia procede
per se. Y
es ejecutado siempre con el máximo rigor. Un rigor que hizo
decir a Pasternak que ·«la culpabilidad- de la verdad no admite
alegaciones en
contra y su ejecución ·es s~marisima e inmediata».
Entre

los procesos de mayor
resonancia y eco internacional
es
necesario aludir a

los
de Pasternak, Sniavski, Daniel y Guinz­
bourg, así como los sufridos por las
reviS_t_as ,«Boomerang», «Ko­
kol», «Synta:x:e» y «Phoenix>>. Procesos todos _que han venido a
demostrar la
pervivencia de un régimen de terror en la Unión
Soviética y la
consiguiente imposibilidad

de la creación libre e
independiente, de la denuncia, el compromiso
y el testimonio.
De -la verdad,
»La
ironía
que se desprende de los sumarios procesales es a
todas luces
manifie'Sll:a, como

puede deducirse de los apartados
siguientes:
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»-Past~ak: occidentalista y reaccionario. Ausencia de es­
píritu

revolucionario.
Acus:11,eión de «burgués» a Doctor Jiva.go.
»-Sniavski: Defensor de Babel. Intento de definición humo·
rística

del «realismo
socialista». Denuncia
de la
~igencia policíaca
Y el miedo, a todas luces inexistente, Publicación en Francia de
La heleda.
»-Daniel: éa~~te de_ ·e~píritu. socialista. Antirrevol~ci~na­
rio.
Publicación ·de Aquí, Moscú; en el que se formula la interro­
gante

de «¿quiénes son los culpables?».
»-. Guinz.bonrg: Puhlicaeión dél «Lih_ro blanco sobre el pro­
ceao Daniel-Sniavski». Repróche

a Evtuchenko de
su actitud
con­
lemporizante. Redactor de la revista
cl~ndestina · «Phoenix».
»- Paustovski:
Solicitud

de más
libe-rtHd ál m Congreso de
Escritores,
eri 1969.

Contribución
a la -rehahiHtatión · de

Isaac Ba­
bel. Defensa de Doundisev. Transcripción de la realidad
iroviética.
»La
enumeración

resultaría interminable,
Baste ·con reseña,r
que

en _quince años han sido retiradas de
·1a circulación más de
doScient~ "cincuent.a obras

de creación, y procesados, asimismo,
casi cincuenta escritores soviéticos, además de
un Sinfín de

jóve­
nes
simp~tiz.antes de

la
lihen:a:d de expresión. La verdad· tiene un
precio
elevadísimo. Y

únicamente · la dosificación del
silencio
puede

servir
de termómetro a

la
Ílecesidad de

decir de
los' artis­
tas.
rusos: Dosificación que hizo escribir a

Tibor Déry: «Yo me
reprochaba de
~o haber uisado de mis palabras,

o de
mi silencio,
de ta:l forma que todo
el mundo pudiera comprender.» Triste y
desalentador sino el impuesto por la
«K. G.
B.» al escritor so­
viético:
»Las recientes Navidades
soviétieas --Navidades blancas, pero
menos-,

han traído de nuevo al
. candeiero
de la actualidad el dra­
matismo de
la situaciói:t. por que atraviesa la literatura en Rusia.
Un jo~n soviético, Vladimir Bukovsky,
ha
afirmado que lm, es­
critores
rusos no

afectos al Partido son internados en manicomios
e instituciones
sanitarias d'el paÍ'S. Este

hecho y la expulsión
de
los
poetas

Galich y Markin de la Unión de Escritores Soviéticos,
por defender y reivindicar al premio Nobel Soiyenitsin, han
des·
encadenado una, ola

universal de. inimadversión hacia
los proce·
dimientos

. utiliz_ados por el totalitarismo marxista. La negación
de la verdad ha alcanzado caracteres épicos en la declaración
de Solyenitsin, con
.illotivo de.

la muerte de
Tardows:ki.
»La
«nueva

clase_», de
Djiias, mantiene
impertérrita
los pre­
supuestos estalinianos.»
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Fundaci\363n Speiro

También en ABC, el día,. 5 de-abril último pudo le-erse un ar­
tículo, sin firma, que recoge un teportalje·-sobre Solyen.itsfn· y pubfi..,
cado con el-antet!itulo-''.RusIA; DONDE LA ·CALUMNIA SE .APODERA DE LA
MENTE, DEL. PUEBLO''.. Posiblemente el texto pr-ocede de-esa siembra,
.-su .origen se oculta--, pero en la portada del mismo, al margen de
la fotografía que la ilustra, se recogen unas msnifeste,ciones del
propio Solyenitsin

que -vamos a
tran·scr-ibir para concluir

estos
re,.,
cortes:
«Ustedes los OcCidentitles no pueden imagin.arSe cuál es, mi
situación», dice Alexander Solyenitsin

en una
entrevista: de cua­
·tro hotaá de ·duracióll celebrada en Moscú· y publicada en el
«N ew York" Time!li, informa-la agencia Éfe. El novelista ruso
(ciíiCuenta·y·tres añOs), Pl'emio ·Nobel de Literatura en 1970, relata
ál ·cortesponSBl Heddck Smith lo difícil que e8 escribir bajo las
· ' ptesiones'"del_ Estadó soviético.
»8olyenitsín afirmit qtie
tiene

prohibido
el acceso a loe ar­
chivos· guhein.BmentáleS
para

recoger la documentación necesaria
·con· vistas a

una ·nueva serie
de nOve:lás · históricas, y que tam­
poco puedé v8lé-ráe pai-a ello de persona] contratado.
-«En tomo a mí y it mi 'familia se ha croado une especie de
zóna ptohihida

y contaminada.
Ustedes, los
occidentales, no pue­
dk. imaginarse ini · situa"ción. Y o vivo en' mi prOpió país, escribo
acerca de
hl, pero

me
resulta tan difícil recoger material para
ello
comO Si escribiera sobre la Po1ines-ia.»
El

escritor dice,
.sin· embargo,
que los
tiempoS han. cambiado
desde la

época· de
Stalin. Pero «hizo -dice
Smith-
Uila descrip­
ción
escalofriante y

profundamente reveladora de una campaña
oficial de rumores montada contra
él» ..
»RCfiri"élldose
a súS fallidas tentativag de

replicar a los
ata­
·ques~ SolYenitsin diCe: «A
las

coriferencias
qÚe dOy asisten sofa­
mente los
juego. Cara al
exterior; todo
es un
paraíso· y·· aseguran que no' existe la difamación., siendo así que
por todo el
país reina la calumnia.» «No se pueden· visitar todas
las ciudades. No
se permite
la entrada a los salones de conferen­
cias de
esie tipo.' .Nadie .protesta. La calumnia se

apodera
de la
ni ente del ··pueblo:»
»El nov,elista, que
fue expulsado del Sindicato de
escritor-es
rusos

en noviembre
de 1969,
dice que ofreció el
manuscrito de
su

última novela
--«Agosto de 1914»----' a
siete editores
,roviéticos
antes de enviarlo a Occ.idente. Y añadió: «Ninguno dé los si-ete
editores rusos quiso hacerse cargo del manuscrito, y mucho me­
Dos leerlo. Y ninguno contestó a mi ofrecimiento».)
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