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Necesidad de estudiar la doctrina político-social de la Iglesia

NECESIDAD DE ESTUDIAR LA DOCTRINA POLITICO­
SOCIAL DE LA IGLESIA
SUMARIO
Apartado 1.-LA !GtE;SIA, PLENI'I'UD DE CRIS'I'O.-PABLO VI Y Pío XII.­
BossuET y IU.. P. CtERISSAc.-EL sitNTIDO DE LA IGLESIA ÉN SAN PABLO,
SAN !GNAcio DE LoYOJ.,.A Y PABLO VL-LA voz DE LA !GL:&SIA, voz o:e
CRISTO.-&, P. Bov:eR.-BAr.:rir,~s Y EL PROTESTANTISMo.-LA IGLESIA
JJ!;RÁRQurcA y PABLO VL-SAN CLEMENTE MARÍA HoFFBAUER Y n. "ar.­
FATO CA'I'-ÓLICO" .-LA UNIDAD QUJ<;RIDA POR CRISTO.
Apartado Il.-Er.. CRrsiro-IGLESIA y su DOCTRINA POLÍ'I'ICO-SOCIAL.-lNVI­
TACIÓN DE LOS PAPAS A LLEVAR A LA PRÁCTICA ESTA J)(JC'FRINA MEDIAN'I'E
ÉL EJERCICIO DF;. LA ACTIVIDAD PÚ:BLICA.-LitóN XIII.-Pfo x·.-BENE­
DICTO XV.-Pfo XI.-Pfo XII.-JuAN XXIII.-PABLO VI.
Apartado III.-LA corNCIDENTE vnz ~ tos Onrsros.-Er. CARDSNAL GoMÁ.­
EL EP1scoPAOO DE Bor..rvIA.-EL n:e URUGUAY.~Er. DE VENEZUELA.­
EL DE HuNGRÍA.-EL DEL LAcio.-EL DE RuANDA URuNnr.-EL DE
PERú.-NUEVAMEN'I'É EI, DJI; PERú.-Er, DEL Ó)NGO EX-Btr.GA.
Apartado IV.-LA IDEA PRI!;CEDÉ, SiltMPRE AL ACTO.-ANTES DE AC'I'UAR, ES­
'l'UDIAR.-Pfo XJ Y LA FORMACI.ÓN DOCTRINAI, DE I,AICADO.-VENTURA
RÁULICA.-JMPOR'I'ANCIA EStNCIAI, DE, I,.OS PRINCIPIOS-UNA FRASE DE
LE PLAY.-DoNoso CoRTts.-LAcORDAIRE.-ToRRAS Y BAGEs.-PINARn
DE LA BOULLAYE,.-lMPI..1CAC1:ÓN DE 'I'ODO CATÓLICO ]W p. ES'tUDIO ANTES
DE ACTUAR.-Lo QUIERE RoMA, LO QUIERE CRIS'to.-SAN AGus'I"fN.
I
Nos dice Pablo VI que la encíclica Mystici Corporis de su
grande predecesor, Pío XII, "ha llegado a ser texto autorizado
acerca de la teología de la Iglesia y fuente de meditaciones espi­
rituales sobre esta obra de la divina misericordia". Y desde su
admirable Ecclesiam Suam, dirige una exhortación a los fieles
123
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GABRIEL DE ARMAS~NECESIDAD DE ESTUDIAR
con las siguientes palabras tomadas qel referido documento del
Papa Pacelli :
"Es menester que nos acostumbremos a ver en la Iglesia al
mismo Cristo. Porque es Cristo quien vive en su Iglesia, quien
enseña por .ella, quien por ella gobierna y comunica la santidad:
Cristo es también el que ·de diversas maneras se manifiesta en
los diversos miembros sociales de su cuerpo" (1).
La Iglesia, sí, como· enseña Bossuet y nos recuerda el P. Hum­
berto Clerissac, "es Jesucristo, pero Jesucristo propagado y co­
municado" (2).
Este misterio inefable,
al que San Pablo consagra buena par­
te de su docencia e;pistolar, no es difícilmente asequible al alma
transverberada
por ese fino "sentido de la Iglesia" (3) que el Papa
Montini ha puesto ahora tan de relieve. Ya nuestro Ignacio de
Loyola, el más absolutamente católico de todos los santos, según
1a expresiva y quizá un tanto temeraria afirmación de Papini (4),
-plasm.ó, en el siglo xvr, unas acaba.dísimas reglas para alcanzar
·este sentido.
En la nona, invita a tener el ánimo pronto y avisa­
do para buscar razones en defensa de los preceptos eclesiásticos
y jamás para su ofen-sa. En la décimotercia señala la obligación
de obedecer a la Iglesia jerárquica, viendo en ella y en Cristo
el
m;smo Espíritu que nos gobierna y rige (5).
La voz de la Iglesia es, :pues, la misma voz de Cristo. Y su
magisterio, por consiguiente, la prolongación, en el tiempo, de
Cristo-Maestro.
El Rabí bueno de Palestina, Dios y hombre a
la vez, ha querido hacerse plenitud y totalidad en el misterio de
su Iglesia. Visto aún desde planos puramente lógicos y psicoló­
gicos, así tenía que ser.
Y a que no l)Odemos olvidar nunca, como
hace notar el P. Bover, que "el Evangelio escrito, aislado del
magisterio viviente, es enigmático y lleva fatalmente a la contra­
dicción
y a la discordia; completado por el magistero oral, es lu­
minoso
y lleva suavemente a la concordia y a la unidad" (6).
Ahí está, en pie, como una acusación irrefutable de infidelidad
a la unión querida
por Cristo, la dramática historia de nuestros
hermanos separados. Todo
es rompimiento, desunión y quiebra.
Nada encontramos en el protestan,tismo de constante, "nada, como
escribe Balmes, que pueda señalar como
un principio constitu-
124
(!) Ecclesi.,,. Sua.m, P. P. C., núms. 233-234, pág. 17.
(2) El Mi,terio de la Iglesia, F. P. F. S. A., 1946, Madrid, pág. 22,
(3) Ecclesia>m Suam, pág. 16.
(4) Los operarias de la viña, Fax, Madrid, 1942, pág. 61.
(5) Ejércicios Espirit'll!lbles, Apost. de la Prensa, 1927, pág. 231.
(6) Teolagia de la S. Pablo, B. A. C., Madrid, 1946, pág. SZl.
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tivo, porque, incierto en sus creencias, las modifica de continuo
y las varía de mil maneras; vago en sus miras y fluctuante en
sus deseos, ensaya todas las formas, tantea todos los caminos;
y, sin que alcance jamás una existencia bien determinada, sigue
siempre con paso mal seguro nuevos rumbos, no logrando otro
resultado que enredarse en
más intrincados laberintos" (7).
Y
bien, la Iglesia, por constitución1 es jerárquica. Su auto­
ridad, como expresa Pablo
VI, "es institución del mismo Cristo;
más
aún: le representa a El, es el vehículo autorizado de su pa­
labra, es la transposición de su caridad pastoral ; de tal modo
que la obediencia arranca de motivos de
fe, se vuelve escuela
de humildad evangélica, hace participar al obediente de la sabi­
duría,
de la unidad, de la edificación, de la caridad, que sostienen
al cuerpo eclesial, y confiere a quien la impone y a quien se
conforma con ella, el mérito de la imitación de Cristo, hecho
obediente hasta la
muerte" (8).
Vivamos, pues, intensamente, la Iglesia. Y o diría que así
como el médico debe intensificar cada día el profundo ritmo de
su estudio, hasta alcanzar
el "ojo clínico"; y el abogado debe
penetrar
su ciencia con hondura, hasta lograr la "intuición ju-·
rídica", el siempre fiel debe afinar sus vivencias. en el misterio
de la Iglesia, hasta poseer ese "olfato católico" de que nos habla
San Clemente María Hoffbaner (9), fundamento y base de la en­
tre_ga amorosa qne se le ¡,ide, de la gozosa obediencia que se le
exige ...
Sólo de esta manera, apretados en la unidad del Cuerpo Mís­
tico,
podremos dar viabilidad y cumplimiento a la oración de
Cristo en la última cena:
"Ruego que todos sean una misma
cosa,
y que como Tú, ¡ oh Padre!, estás en Mí y yo en Ti, J?Or
identidad de naturaleza, asimismo sean ellos una misma cosa
en nosotros,
por unión de amor, par.a que crea el mundo que
Tú me has enviado" (10). ·
Cristo condiciona la creencia del mundo en su divinidad a ]a
unidad indestrnotible de su Cuerpo Místico.
II
Cristo, hemos dicho, habla por su Iglesia. "No hay cristiano
(7) El Protestamismo ... , B. A. C .• Madrid, 1949, pág. 16.
(8) Ecclesimn Suam, pág. 53.
(9) P. Meschler : Pentecostés ... , cap. XXVI.
(10) Jn. XVII, 21.
*
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GABRIEL DE ARMAS~NECESIDAD DE ESTUDIAR
individual -ha escrito certeramente el P. Clérissac_:.__; y la fe
que justifica se funda en un objeto propuesto a todos por la
Madre común de los bautizados" (ll). Nunca, como en estas
últitnas décadas, en las que ha habido que oponerse a la irrup­
ción masiva del ateísmo militante, ha sido tan pródiga la voz.
del Cristo- Iglesia en recordar a sus miembros el deber inexcu­
sable
de trabajar por ei bien de la colectividad en ías misn1as
estructuras temporales. A tal fin, El -el Cristo-Iglesia-, repre­
sentado
por la jerarquía, ha ido creando, al compás de los tiem­
pos,
un fascinante cuerpo de doctrina político-social, cuyos prin­
cipios inmutables entroncan con las prescripciones evangélicas~
Y

a la vez no
ha cesado de invitar a los suyos a llevarlo a la
práctica mediante el ejercicio de la actividad ,pública, es decir,.
de la incorporación activa a la vida política,
en su más alta y
pura significación.
Con
León XIII (1878-1903), que, según Pablo VI, personi­
fica
"la figura evangélica del escriba prudente" (12), se abre ]a
impresionante galería de las grandes tallas papales del siglo xx.
De sus documentos podríamos extraer numerosísimos textos en­
caminados a servir de invitación a los fieles a intervenir, sin
género alguno de titubeos, en las tareas gubernamentales.
Bás­
tenos, sin embargo, en gracia a la brevedad, la claridad, la pre­
cisión y la contundencia de su Immortale Dei (13), encíclica en
la que
·este gran gobernante, eximio teólogo, ilustre sabio y emi­
nente poeta, hace las siguientes afirmaciones:
l.ª Es conveniente
que los católicos tomen
parte en la administración municipal, ya
que atañe al bien común ; 2.ª Por la misma razón, es conve­
niente llegar
hasta las altas esferas del poder; 3.• Adviértase
que de no intervenir los católicos activamente en política se
seguirá grave daño a la religión, porque se dejaría el campo li­
bre a los enemigos de la Iglesia.
A la muerte de
León XIII, el cardenal Sarta, patriarca de
Venecia, compró billete de ida y vuelta para asistir al cónclave
en que había de ser elegido papa.
Toma el nombre de Pío X
(1903,-1914). Dulce
y enérgico a la vez, comienza a poner en
práctica su gloriosa divisa: Instaurare omnia in Christo. El 11
de junio de 1905 publica su encíclica Il Fernw Proposito, don­
de recuerda a los católicos "la obligación de apercibirse, cuerda y
seriamente, a la vida política cuando a ella fueren llamados ... ",.
126
(11) El Misterio de la Iglesia, pág. 3.
(12) Ecclesiam Suam, pág. 35.
(13) Colección de Ene. Madrid, 1942, págs. 176-177.
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LA DOCTRINA POLITICO-SOCIAL DE J,A IGLESIA
por cuanto "el verdadero católico ha de tener presente, ante to~
das las cosas y en cualquier coyuntura, que ha de portarse como
tal, acercándose a
los empleos públicos y desempeñándolos con
el firme y constante propósito de promover, según su posibilidad,
el bien social y económico de la patria, particularmente del pue-·
blo, conforme a las máximas de la, civilización puramente cris­
tiana
... " (14).
Le sucede Benedicto XV (1914-1922), fino y agudo diplo­
mático.
En su Pacem Dei m.unus, admonición apremiante a
la reconciliación y a la paz de las naciones, invita a deponer los
odios conforme a la caridad cristiana y
al ejemplo de la Iglesia,
que tiene "la virtud de unir a los hombres no sólo para su eter­
na salvación, sino también para su utilidad en esta vida, condu­
ciéndolos entre los bienes temporales
de manera que no pierdan
los eternos" (15).
Tras Benedicto XV, Pío XI (1922al939), el gigante de la for­
taleza cristiana,
el papa que supo ver en Hitler al-mismo espíritu
anticatólico que animó a
Lutero y que se hizo lucha de odio en
Bismarck.
En su Dilectissima nobis -y cito ést.a y no otra
porque fue dirigida
a España precisamente con ocasión de las
leyes persecutorias de
la república-nos dice: "... queremos
aquí
de nuevo afirmar nuestra viva esperanza de que nuestros
amados hijos de España, penetrados de la injusticia
y del daño
de tales medidas, se valdrán de todos los medios legítimos que
por Derecho natural y por disposiciones legales, quedan a su al­
cance, a fin
de inducir a los mismos legisladores a reformar dis­
posiciones tan contrarias a los derechos de todo ciudadano
y tan
hostiles a la Iglesia, sustituyéndolas con otras que sean concilia­
bles con la conciencia católica" (16).
De Pío XII (1939-1958), el verbo más ecuménico y magis­
terial que
ha conocido la historia de todos los tiempos, podríamos
multiplicar los textos.
Pero quiero ceñirme a un párrafo de la
bellísima oración que compuso
para los políticos, valedera tam­
bién para los católicos en toda ocasión política :
"... concédenos
aquel sentido
de nuestro deber que nos induzca a no omitir nin­
guna preparación, ningún esfuerzo para
la consecución de tan
alto fin, juntamente con aquella objetividad y aquel sano realismo
(14) 11 fermo proposito, Colección de Ene., pág. 805.
(15)
Pacem Dei munus, Colección, pág. 306.
(16)
Dilectissima nobis, Colección, pág. 351.
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GABRIEL DE ARMAS-NECESIDAD DE ESTUDIAR
que nos conduzca a percibir claramente lo que en cada momento
es lo mejor" (17).
Juan XXIII (1958-1963), llamado "el bueno" incluso por
"los malos", a pesar de lo cual le sabemos bueno, afirmaba en un
importante discurso de 9 de agosto de 1959 que "la política estar ciertamente iluminada y penetrada de los principios cris­
tianos y es grave deber de todo ciudadano el ocuparse de los. pro­
pios derechos y responsabilidades en el orden social" (18). F_,n
su Pacem in terris, admirable testamento de su bondad ilumi­
nada
por el Espíritu Santo, advierte: "... exhortamos de nue­
vo a nuestros hijos a que participen activamente en la administra­
ción pública y cooperen al fomento de la prosperidad de todo el
género humano
y de su propia nación" (19).
De Pablo VI (1%3-.... ), sagaz y penetrante auscultador de
la sensibilidad del mundo moderno, hemos de citar, por estar
dirigido a España, el mensaje que, por medio de carta de su
Secretario de Estado, envió a la Asamblea
de Organizaciones
Internacionales Católicas celebrada en Barcelona, en 19
de abril
de 1964.
Se expresa así: "Importa, pues, que los católicos par­
ticipen en esta acción internacional y que estén presentes en ella
con sus específicas aportaciones. Haciendo esto facilitan,
además~
una presencia del mundo y de sus problemas en la Iglesia que
no puede menos de aumentar
la conciencia que ella tiene de su
misión evangelizadora ... " Y añade: "... .es muy de desear gue
los· católicos adquieran una conciencia más clara de la impor­
tancia
·del laicado organizado en la Iglesia según las estructuras
internacionales"
(20).
III
La voz de los papas ha sido secundada, como no podía ser
menos, por los demás obispos de todas las naciones del mundo.
En forma de exhortación a sus fieles, recuerdan ellos los inelu­
dibles deberes del católico en sus necesarios contactos con la
vida ,pública
y en el ejercicio de sus derechos civiles.
Nuestro llorado cardenal Gomá, en
su carta pastoral de 8
de agosto de 1939, sobre "Lecciones de la guerra
y deberes
de la paz", como refuerzo a sus
.puntos de vista, aduce las si-
128
(17) Boletín A. C. N. de P., 631-9.
(18) Ecclesia, núm. 945 de 1959.
(19) Pacem in terris, Colección Ecclesia, núm. 40, págs. 53.
(20) Ecclesia, núm. 1.189 de 1964.
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LA DOCTRINA POLJTICO-SOCIAL DE LA IGLESIA
guientes palabras de Pío XI en su alocución a la Federación de
Hombres Católicos de Italia: "No podéis desinteresaros de la
política cuando política quiere decir el conjunto de los bienes.
comunes, por oposición a los bienes singulares y particulares." Y
cita asimismo éstas de León XIII: "No querer tornar parte en
los negocios públicos es tan reprensible como no aportar cuida­
dos ni concurso alguno a la utilidad común"
(21 ).
Al espigar en algunas pastorales colectivas del episcopado ex­
tranjero, nos encontramos con un acervo doctrinal coherente que
llega siempre a la misma conclusión
El episcopado de Bolivia decía a sus fieles en 1945 : "La Igle--­
sia no indica partidos, pues prefiere colocarse al margen de todos.­
y está sobre todos. Lo que sí establece es que los católicos tienen
la estricta obligación de fijarse en la reconocida filiación católica
de los candidatos" (22).
El del Uruguay, en 1946: "El católico está obligado no sólo
a varar, Sino también a enderezar la fuerza del sufragio hacia una,
realidad política de acuerdo con los principios cristianos" (23).
El de Venezuela, en 1946; "La función del voto reviste tales
caracteres dé importancia que es tparte integrante de nuestr-a
condición de ciudadanos ... " "... creemos nuestro deber pasto­
ral exhortar a todos los fieles a una intensa y abnegada colabora­
ción en la vida ciudadana y en la estructuración social y legal de
la Patria" (24).
El de Hungría, en 1947: "El episcopado llama la atención
a sus fieles para que ejerciten con plena concien_cia de su respon­
sabilidad el derecho al voto, en cuanto se lo perrnit_an las nueva,;
leyes electorales" (25).
El del Lacio -Italia-, en 1953: " ... al deber de votar se
añade el de votar bien, no desperdigando los votos, sino concen­
trándolos sobre aquellos que dan mayor seguridad desde el punto
de vista de la docrrina y de la práctica cristiana" (26).
El de Ruanda Urundi, en 1961: "Negarse a votar sería ne­
garse a cumplir sus obligaciones de justicia con la sociedad; se­
ria pecar por omisión de un deber importante" (27).
El del Perú, en 1961 : "... política es la ciencia y el arte de
buscar el bien común temporal de las sociedades organizadas, que
llamamos naciones o estados" (28).
Nuevamente el del Perú, en 1963: "Certero camino para
(21) Boletín de A. C. N. de P. (especial) sobre "Iglesia y Estado'
página 10.
(22) (23) (24) (25) (26) (27) (23) (29) y (30) Colecci6n de Ecclesia.
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GABRIEL DE ARMAS-NECESIDAD DE ESTUDIAR
promover el desarrollo económico y social es precisamente el
ejercicio de la actividad política, que supone interés por los asun­
tos públicos y el cumplimiento de los deberes ciudadanos". "La
política es el servicio a los demás mediante el ejercicio del poder
público" (29).
El del Congo ex-Belga, en 1%3: "Es, pues, evidente que
un cristiano que en su puesto, según su edad y condición social,
no se preocupa de los problemas políticos, económicos y sociales
de su pais, no es un verdadero cristiano" (30).
IV
¿ Qué .podemos deducir, respecto al orden doctrinal, de cuanto
llevamos expuesto?
Se ha dicho, con acierto, que la idea precede
siempre al acto y el pensamiento al hecho: que es necesario, por
consiguiente, tener ideas claras
para actuar con eficacia después.
La acción, sin metafísica, es simple agitación incoherente. Es
-insensato lanzarse a una actuación que podría resultar descabella­
da, improvisando doctrinas que
se ignoran. Antes de actuar
hay que saber. Y el saber implica un camino previo: estudiar.
Si Cristo desea nuestra intervención en el orden temporal, no es
a base de pedirnos peligrosas improvisaciones, carentes de sub­
suelo ideológico. Ello sería de funestos resultados.
De ahí que
Pío XI insista tanto en la formación doctrinal
del laicado
En su Divini Redemptoris, al dirigirse a la Acción
Católica, con validez naturalmente para. todo católico de ac­
ción, le ordenaba que "... debe, ante todo, atender a formar con
cuidado especial a sus miembros y a prepararlos a las santas
batallas
del Señor. A este trabajo formativo, más urgente y ne­
necesario que nunca y que debe preceder siempre a la acción di­
recta y efectiva, servirán ciertamente los círculos de estudio, las
Semanas sociales, los Cursos orgánicos de conferencias y todas
aquellas iniciativas aptas
para dar a conocer la solución de los pro­
blemas sociales en sentido cristiano" (31).
Es más. Si nuestras costumbres individuales y cívicas fla­
quean, es que antes ha habido, sin duda, demasiada oscilación en
1a Barna de nuestras convicciones. Porque, como ha dicho V en­
tura Raulica: '' ... la virtud no es otra cosa que la irradiación de
la verdad" (32).
130
(31) Divi,n,i Redem.ptoris, Colección de Ene., pág. 351.
(32)
La razón filosófica ... Madrid, 1885, pág. 213.
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LA DOCTRINA POLIT!CO-SOCIAL DE LA IGLESIA
Tengamos presente siempre la famosa frase de Le Play: "El
error, más que el vicio, es quien pierde a las naciones" (33,).
Antes, nuestro Donoso Cortés había escrito a María Cristina:­
"
... no son las intrigas, sino los principios los que tienen la di­
vina virtud de curar a las naciones enfermas" (34).
Y según
Lacordaire, "Son los principios los que fortifican,,
porque iluminan" (35).
Hermosamente
lo ha expuesto también el santo y sabio obis­
po catalán Torras y Bages: "La vida de cada uno depende de
la idea que de ella se tiene, de manera· que las ideas hacen al
hombre, y según ellas son, el hombre es·. Los hechos humanos no
son otra cosa que las ideas encarnadas:
·por esto, las ideas, el
pensamiento, las creencias son lo más interesante del hombre" (36)~
El 18 de febrero de 1934, el P. Pinard de la Boullaye pro­
nunciaba en Nuestra Señora de París una conferencia que tituló
"La más terrible de las crisis}'. Se refería a la crisis ideoló­
gica que tan violentamente sacude al mundo. Y advertía:
"No
son cosas secundarias los dogmas; nada de eso. Antes, muy al
contrario : son de importancia trascendental. Cuando verdaderos,
son gérmenes de vida; cuando falsos, prrincipios de descompo­
sición" (37).
Pues bien; sí estamos dispuestos a insuflar en ]J.uestra socie­
dad, vacilante y desconcertada, esos gérmenes de vida que nos.
vino Cristo a traer; y creemos, por otra parte, que la volun­
tad de Cristo
se unimisma con la voluntad de Roma, expresada
a través de la Iglesia jerárquica, hemos de implicarnos, sin posi­
bilidad de escape, en la empresa de llevar a la práctica su
doctrina político-social, previo estudio paciente
y concienzudo de
la misma ...
Digo sin posibilidad de esca,pe. Porque todo verdadero cató­
lico, poseedor de ese "sentido
de la Iglesia" que antes analizá­
bamos, deberá concluir con
San Agustín en su famosa disputa
con los pelagianos:
Roma locuta est: causa finita est (38).
GABRIEL DE ARMAS.
(33) Eugenio Vegas: Escritos Políticos, 1940, pág. Jl9.
(34) Obras Completas, BAC., tomo II, pág. 600.
(315) Discursos y Cartas, México, 1935, .. pág. 190.
(36) Ramón Rucabado: Torras y Bages, 1948, pág. 39.
(37) Jesús, luz del mwndo, Fax. Madrid, 1935, pág. 10.
(38) Sermón 131, núm 10.
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