Índice de contenidos
Número 33
Serie IV
- Estudios
- Actas
- Textos Pontificios
- Documentos
Autores
1965
Formación de hombres de principios y de acción
FORMACION DE HOMBRES DE PRINCIPIOS
Y DE ACCION
Por GONZALO CUESTA
Haciéndonos eco de los reiterados llamamientos de los Roma
nos Pontífices, es necesario y urgente profundizar .en la doctrina
social de la Iglesia, difundirla en todos los medios y ponerla en
práctica, lo antes posible y progresivamente, en forma real y total.
Se necesita conocer la doctrina de la Iglesia para poder cum
plir plenamente nuestros deberes de cristianos y de ciudadanos:
deberes familiares, profesionales, sociales
y políticos.
Es preciso difundir esta doctrina en todos los medios, para
que todos tengan clara conciencia de sus deberes, y para que las
personas responsables en los distintos sectores de la vida social
y política tengan nociones claras sobre las exigencias del reinado
social de Nuestro Señor Jesucristo y conozcan las normas obj e
tivas sobre
el matrimonio, la familia, la enseñanza, el trabajo, la
economía, etc.
Las personas, costumbres- e instituciones, están fuertemente
in
fluenciadas por las perniciosas corrientes del materialismo y otras
formas
del naturalismo, dando lugar a escepticismos y confusionis
mos, a una moral de gru¡x>, situación o ambiente que muchas ve
ces está en contraposición con las normas objetivas de la moral
cristiana.
Hay que defender contra estas corrientes devastadoras lo más
notable del hombre: su ser libre, espiritual y personal. Contra
el
condicionamiénto de los cerebros y de la opinión. Contra el hom
bre-robot
y la cultura de "confección".
Pongamos de nuevo a cada alma frente a su destino indivi
dual. Defendámonos contra un gran Ser, un
Dios colectivo, una
Providencia social que pretende saber mejor que nosotros mismos
lo que debemos hacer o creer.
Hemos
de temer el avance del naturalismo en sus distintas for
mas. Pero necesitamos una esperanza para que este temor nos sir
va de aguijón y tengamos que aguzar el ingenio y el sentido de
187
Fundaci\363n Speiro
GONZALO CUESTA
iniciativa que nos pueda llevar a la paz por la conquista de los es
píritus
y de los corazones.
Nuestra esperanza está en Dios, para quien nada es imposible.
El ya nos dijo: "Sin Mí nada podéis hacer. Yo Soy el Camino,
la Verdad y
la Vida" .. Pero también no.s prometió: "Pedid y re
cibiréis". De aquí la fuerza, el argumento sobrenatural y el re-
curso a la .oración. ·
Como buenos soldados de Cristo, pidamos Su ayuda para librar
un buen combate ,por la recristianización de las personas, costum
bres e instituciones, para que pueda ser una realidad el Reinado
Social de Su-Sagrado Corazón.
HOMBRES DE PRINCIPIOS.
Escuchemos a Pío XII en la Alocución a los jóvenes romanos
de Acción Católica el 10 de junio de 1945:
"En los grandes con
flictos
de ideas que agitan en la hora presente a la sociedad huma
na y que
se extienden hasta los últimos sectores de la vida econó
inica, sólo hay lugar para los espíritus sólidos e irreductibles."
Para .conseguir esta fortaleza de espíritu necesitamos tener una
fe sólida, viva, profunda y consciente en Nuestro Señor Jesucristo.
Pero
"la fe Sin obras es cosa muerta", nos dice el apóstol. Cristo
se hizo hombre y derramó Su Sangre por amor infinito a nos
otros, para redimirnos. En Su Plan Divino quiere que colaboremos
én la obra de la Redención, haciendo méritos para liberar las in
finitas gracias acumuladas en Su Obra Redentora.
S. S. Pablo VI nos dice en su Encíclica "Ecclesiam ·sual11":
"La vida interior sigue siendo como el grall manantial de la es
piritualidad de la Iglesia, su modo propio de recibir las irradia
ciones del Espíritu de Cristo, expresión radical insustituible de su
actividad religiosa y social e inviolable
deferisa-y renaciente ener
gía de
su difícil contacto con el fundo· profano.'~ Y en otro apar
tado de la misma Encíclica nos dice: "... La vida cristiana, que
la Iglesia va interpretando y codificando en sabias disposiciones,
exigirá
siempre. fidelidad, empeño, mortificación y sacrificio; es
tará siempre marcada por el '"camino estrecho" de que Nuestro
Señor nos habla (Mt.,
7, 1355)."
Seamos fieles a la Iglesia. Sintamos con la Iglesia para estar
seguros de sentir con Dios. Ser hijo . de la Iglesia, esto es lo se
guro, lo verdadero, lo sólido.• Y la Iglesia son los fieles, los sacer
dotes, los Obispos en comunión con el Papa.
1.88
Fundaci\363n Speiro
HOMBRES DE PRINCIPIOS Y DE ACCION
S. S. Pablo VI ha recordado en su audiencia general celebra
da
el 4 de noviembre de 1964: "El Papa, como cabeza visible de
la Iglesia, recuerda
al mundo que existe una Autoridad Suprema ...
Un ideal de autoridad tan alto e irrefutable no es aceptado de
buen grado en un mundo. contemporáneo-influenciado por la men
talidad protestante y modernista ... Ante la autoridad de la Iglesia
debemos comportarnos como ante Cristo, de cuya áutoridad la de
la Iglesia dimana." ' ' '
La doctrina de la Iglesia es la única que aclara todo el pro
blema
del hombre, individual o colectivo. Si buscamos la verdad,
conozcamos, seamos fieles y obedezcamos a esta doctrina. Estu
diémosla, no desde un punto de vista puramente especulativo, sino
buscando su proyección para la puesta en práctica en la forma y
en la medida que las circunstancias permitan o reclamen. ··
En Santo Tomás y los escolásticos, el intelecto práctico está
sometido al intelecto
especulativo, la acción al conocimiento de los
principios, la elección de los medios a la finalidad perseguida.
Se necesitan hombres de principios con un sentido agudo de
lo esencial y una inteligencia clara no menos aguda de lo que
no
lo es. Con sentido de la justa jerarquía de las nociones y de
las cosas, de lo que importa más que nada, de lo que importa
menos y de lo que no tiene importancia.
FORMACIÓN CÍVICA.
La formación cívica es ante todo el conocimiento de los prin
cipios primeros y universales derivados de la naturaleza del hom
bre y de las cosas, sobre los que se cimentan las instituciones po
líticas y sociales. Proviene de la doctrina y vale cualquiera que
sea la circunstancia histórica.
Interesa conocer
los-principios del derecho natural y cristiano,
conclusiones de
la recta razón, iluminada por la fe, discernimien
to de las corrientes ideológicas.
Necesidad
de dar prioridad absoluta al problema de forma
ción de los hambres, y no al problema del útil, movimiento u or
ganización. Tenemos insuficiencia doctrinal.
Aun de los que pien
san bien, pocos por desgracia, la mayor parte piensan bien sólo
superficialmente.
Recordemos a Juan XXIII en la Encíclica "Ad Petri Cathe
drarn": "De la adquisición de la verdad plena, entera y sincera,
189
Fundaci\363n Speiro
GONZALO CUESTA
debe derivarse necesariamente la unión de los espíritus, de los co
razones
y de las acciones".
Por otra parte, Simone Weil ha escrito: "La corriente idóla
tra del totalitarismo moderno no puede encontrar obstáculo más que
en una vida espiritual auténtica", y añade: "... no hay posibili
dad de satisfacer a
un pueblo la necesidad de verdad si no se
pueden encontrar para ello hombres que amen la verdad".
Es necesario conocer la verdad. Pero además hay que amar
la, servirla, darla a conocer a los demás. Para la penetración de
la verdad hay infinidad de medios y de útiles. Dentro del buen
sentido y de
la ley moral, todo puede y debe servir.
La verdad necesita servidores para operar la conversión de
la sociedad. Los errores modernos progresan porque se habla
de
ellos, tienen amigos y servidores apasionados.
El porvenir es de los grupos que posean hombres mejor for
mados, más entusiastas, más tenaces, más prestos,
más decididos
a la acción.
HOMBRES DE ACCIÓN.
En nuestra época, donde la concentración de empresas apare
ce, con o sin razón, como una exigencia de la economía moderna,
muchos querrían aplicar las mismas normas de concentración. al do
minio de la formación -eívica, de la acción doctrinal, de la propaga
ción de las ideas justas y verdaderas.
Hay una tendencia acusada en la organización política y so
cial al gigantismo, hipertrofia burocrática planificación
abusiv.a.
Juan XXIII en la Encíclica "Pacem in Terris" nos advierte:
"El pensamiento humano comete frecuentemente el error de creer
que las relaciones de los individuos con
su comunidad política pue
den reglarse según las leyes a que obedecen las fuerzas y los ele
mentos irracionales del universo. Pero las normas de la conducta
de los hombres son de otra esencia: es preciso buscarlas donde Dios
las ha impreso, es decir, en la naturaleza humana."
La diversidad de obras, movimientos, organismos de acción
doctrinal, responde a la naturaleza de las cosas. Esta diversidad,
si
se comprende bien y se mantiene en sus justos límites, es sig
no
de una mejor adaptación a la realidad y fuente de una mayor
eficacia.
P~ra librar e1 combate frente a un enemigo bien pertrechado,
hay que descartar una órganizaciórt
demasiado compacta y centrali
zada
si se quieren tener probalidades de éxito. Se impone una ac-
190
Fundaci\363n Speiro
HOMBRES DE PRINCIPIOS Y DE ACCION
cion más flexible y penetrante, más intensamente fundada en la
acción personal o de un pequeño número de apóstoles. Hay que
mejorar
la formación de jefes, .cuadros y militantes, para conse
guir una supremacía del hombre completo: inteligencia y volun
tad, cabeza y corazón, lucidez y carácter.
Pío XII nos recordaba el l-VI-41: "De la forma dada a la so
ciedad, conforme o no a las leyes divinas, depende y se deriva el
bien o el mal de las almas."
La sociedad se compone de cuerpos sociales (jurídicos, mili
tares, culturales, económicos, rurales, familiares, profesionales, et
cétera). La vida íntima de estos cuerpos está asegurada por la irra
diación de sus
élites. Son las redes de estas élites lo que es pre
ciso alcanzar, educar, reforzar. Por algunos apóstoles dinámicos
intensamente formados.
La verdad posee una gran potencia seductora. No progresaº
rán los errores modemos si hay redes de militantes ardientes que
se impongan en las villas y ciudades, talleres, sindicatos, en la ad
ministración, organizaciones profesionales y familiares, ¡x>r su sa
ber, su entusiasmo, su santidad. Es preciso suscitar apóstoles de
la acción
en todos los estamentos de la vida social y política, exal
tar la coherencia de lo natural y sobrenatural, buscar a los pro
blemas soluciones que respeten los bienes realmente importantes
y duraderos.
S. S. Pablo VI en la Encíclica "Ecc!esiam Suam" nos advier
te:
"Pero queda un peligro. El arte del apostolado es arriesgado.
La solicitud por acercarse a los hermanos no debe traducirse en
una atenuación o disminución de la verdad... Sólo el que es total
mente
fiel a la doctrina de Cristo puede ser eficazmente apóstol.
Y sólo
el que vive con plenitud la vocación cristiana puede estar
inmunizado de los errores con los que se pone en contacto."
Se trata de obtener una libre respuesta de la inteligencia y de
la voluntad. Se trata de convencer por la luz de la verdad, no
de vencer ni de humillar. No basta afirmar, es preciso convencer.
La verdad trabaja el espíritu, aunque sea rebelde, prepara los co
razones. A veces será lenta en abrirse camino. De aquí l'l impor
tancia de los contactos personales. Hablar a todo el hombre, a to
das las facultades: a
la razón, a la voluntad, a la imaginación, a
la sensibilidad, a la memoria, invocar las lecciones del pasado, re
mitiéndose a las verdades y a los bienes esenciales y verdadera
mente necesarios. La continuidad de los contactos es un factor im
portante en la propagación de las ideas.
Utilizar las lecciones vivas que nos suministran los aconteci-
191
Fundaci\363n Speiro
GONZALO CUESTA
mientas; aprovechar los sentimientos espontáneos que suscitan,
remontarse a las causas doctrinales. Aprovechar los resortes que
actúan sobre lo mejor del hombre; el amor a la justicia y a la
libertad. Buscar la vía que asegure un contacto más fecundo.
S. S. Pablo VI en la Encíclica "Ecclesiam suam" define el
coloquio como un modo de ejercitar la misión apostólica; corno un
arte de comunicación espiritual. Define asimismo las característi
cas del coloquio: claridad, afabilidad, confianza y prudencia pedagó
gica que, tiene muy en cuenta las condiciones psicológicas y mo
rales del que oye.
Siempre
~e debe recomendar una gran simplicidad de fórmu0
las y de tono. Ser lo más claro ¡x:isible, lo más directo, lo más
vivo, lo ffiás familiar. Una expresión monótona, sentenciosa, aca-
démica, pedante, rebuscada,
es a menudo un obstáculo para la di-•
fusión de las ideas más seguras. Tener cuidado únicamente de res-
petar y utilizar en su sitio las palabras importantes y justas que
nó se pueden reemplazar.
"Tengamos cuidado, decía Veuillot, que el temor de dejar
de ser amables termine JXJr quitarnos el valor de ser veraces".
Tenemos insuficiencia del
sentido de la acción. Hay un con
junto de principios, de nociones, especie de filosofía elemental de
nuestra acción, que debiera ser para nosotros como una segunda
naturaleza.
Para difundir 1a doctrina en los distintos sectores de la vida
política
y social se necesita una supremacía del hombre por la
ponderación, la infatigable energía puesta en el combate, coraje
tranquilo, tenacidad a prueba de desánimo por dispersión, esfuer
zo oscuro o menospreciado, o fracaso aparente.
Supremacía
de un grupo de militantes que, siendo sensibles
naturalmente a la ~legría de saberse unidos, saben que su inicia
tiva, su resolución, su libre ju ego es en este momento mucho más
precioso, mucho más eficaz que el impulso, la fuerza _gregaria de
una marcha en filas cerradas, bajo
el encuadramiento en un or
ganismo considerado poderoso.
Supremacía de una ''acción capilar'' (Recomendada por Pío XII
en el Discurso a la Juventud de Acción Católica italiana el 4-XI
53), fundada en la formación de elementos que en nombre de sus
derechos más evidentes y de sus deberes más sagrados tienden a
sentirse
res¡xmsables y
a tomar iniciativas. Teniendo bastante se
guridad doctrinal, rigor de juicio, carácter, prudencia, para pro
gresar en estas condiciones y a contracorriente.
Siendo uno de los caracteres más evidentes de la vida humana
192
Fundaci\363n Speiro
HOMBRES DE PRINCIPIOS Y DE ACCION
y social la variedad y complejidad de operaciones, se deduce cla
ramente que una fórmula unitaria · de acción, monopolizadora, no
puede reglar y asegurar un mden de las cosas tan variable y di
verso. Necesidad, por tanto, de unidad en la doctrina, pero accio
nes diversas.
TRABAJO EN PEQUEÑOS GRUPOS.-CONTACTOS Y REDES.
En el plano en qu~ nos movemos se necesita disponer de un
equi¡x:> de fuerzas flexibles, maniobreras, poco vulnerables, fáciles
a reconstruir, ricas en variados recursos.
El medio más sencillo y eficaz para la preparación de este equi
po es la proliferación de grupos reducidos, pequeños círculos
de
estudio, células de traba.jo extremadamente variadas. Los grupos
de trabajo, para ser fecundos, deben ser la normalización de rela
ciones naturales amistosas. En ellos se estudia lo que debe ser
esencial a todos, tanto en el plano de la doctrina como en el de
la acción, respetando escrupulosamente las iniciativas particulares.
Son como redes sanguíneas en las que existe una transfusión de
sangre más rica pulsada a un ritmo más fuerte. Es el elemento
motor que da la impulsión con vistas a la acción política y social.
Recordemos a
Pío XII en, el Discurso al II Congreso Mun
dial del Apostolado Seglar, el 6-X-57: "La "célula" católica debe
intervenir en los talleres, pero también en los trenes, los auto
buses, las familias, los barrios; obrará en todo lugar, dará el tono,
ejercerá una influencia bienhechora, esparcirá una vida nueva."
El traba jo en grupo no dispensa del esfuerzo personal, de la
reflexión solitaria.
Lo exige y lo provoca. Suprime el peligro del
trabajo demasiado aislado.
La doctrina se asimila de forma más
viva, más animada, en el curso de los comentarios, discusiones,
objeciones
y aclaraciones.
Se adquiere sobre todo el hábito de hablar con relativa sol
tura de la doctrina aplicada a las cuestiones sociales y políticas.
Se da uno cuenta del interés que estos asuntos pueden suscitar
en el curso
de conversaciones normales.
Pío XII nos recuerda que "los puntos esenciales de la doctri
na social de la Iglesia están contenidos en los documentos de la
Santa Sede, es decir, en las encíclicas, alocuciones, radiomensa
jes, etc".
Para facilitar el trabajo de la acción capilar o de célula hay
una serie de publicaciones seleccionadas que ofrecen los elementos
y métodos de formación doctrinal, ayudando a mejor comprender,
193
,,
Fundaci\363n Speiro
GONZALO CUESTA
pensar, actuar. Método basado sobre la potencia de nna acción
personal guiada, sostenida y amplificada. Lejos de oponerse a
otras fórmulas de acción, puede ayudarlas, enriquecerlas y vivi
ficarlas.
Una forma
de acción individual es la difusión de pnblicacio
nes y folletos de buena doctrina. Mediante ello se puede hacer
participar en el combate a quienes están "muy ocupados" y no
pueden colaborar en una acción más metódica. Nuevas suscrip
ciones a VERBO contribuirán asimismo a la difusión de la doc
trina y facilitarán la prosecución normal de nuestro trabajo.
En el estudio de la doctrina se necesita cierta rapidez para co
nocer sn amplitud, armonía y nnidad. Y para qne en un tiempo
prudencial
se pueda adquirir una amplia formación doctrinal so
bre los distintos aspectos
de la vida social y política. El grupo
debe ser una célula de formación, pero con vistas a una mayor
irradiación, con espíritu de conquista. ,
Oigamos a Pío XII en la Alocución a los cultivadores de Iti
lia, en 1955: "No basta poseer principios justos ni aplicarlos en
el círculo estrecho de su vida personal, sino que es preciso ex
tenderlos alrededor de sí, hacer aprovechar también a los demás,
mostrar claramente el valor y la eficacia para el interés nacional."
Es tm error frecuente pensar que no se puede actuar mien
tras no se tenga una intensa formación doctrinal.. Desde los co
mienzos podemos y debemos actuar, hablar de nuestro trabajo en
el círculo de nuestras amistades. Muchos sienten necesidad de un
trabajo como el nuestro. Debemos descubrirles y hablarles Difun
dir
la buena doctrina siempre que se presente oportunidad para
ello. Buscar esta oportunidad. Se debe contar en primer lugar
con quienes en su vida privada o social tienen el deseo de pro
gresar.
· A quienes militan seriamente en un organismo político, sindi
cal, cultural, religioso, etc., se tratará de suministrarles el bagaje
necesario a
la rectitud doctrinal y a la eficacia de la acción, per
suadiéndoles que una buena formación doctrinal multiplica el va
lor y
el dinamismo de un buen militante. Saber despertar el inte
rés de conocer la doctrina haciendo tomar conciencia, discreta
mente
y con tacto, de lo mucho que se ignora.
Es fundamental la unidad en el plano de la inteligencia y
de los corazones. Debemos esforzarnos en permanecer fieles al
método, máxime cuando el dispositivo material es muy débil o
inexistente. Compensar
la .falta de organización material por una
inteligencia personal más viva de la acción capilar;
194
Fundaci\363n Speiro
HOMBRES DE PRINCIPIOS Y DE ACCION
Para facilitar la mayor flexibilidad de los contactos, respetar
la variedad de los seres y de las cosas; adaptación del trabajo al
orden natural de las cosas.
Algunos saben encontrar por sí mismos los contactos de ma
yor profundidad para su irradiación. Constituyen una
élite pre
ciosa, y basta un pequeño número de ellos para cambiar la orien
tación de un pueblo a poco que sean sostenidos y ayudados. Les
basta para actuar la evidencia de
la necesidad, la visión del peli
gro.
Debe facilitárseles el trabajo, ayudarles para impedir el des-
ánimo. ·
Quien se quiera dedicar seriamente a este obra de formación
y de irradiación, debe hacer gala de una infatigable tenacidad, de
una ingeniosidad siempre en aumento para despertar el interés y
allanar las dificultades de los primeros contactos. Su humildad,
su desinterés, su mismo celo le deben impulsar a eclipsarse dis
cretamente si se percata que otro convendría mejor que él en de
terminada circunstancia, medio o categoría de personas.
No debemos ser más que servidores de la verdad. Importa
desaparecer cuando nuestra presencia puede ser un obstáculo para
su propagación.
Lo que se trata de promover es una acción capilar. Acción mul
tiforme y flexible. El fin es realizar el sistema de difusión ideo
lógica más potente, más penetrante y más flexible.
Se necesita dar fuerza y salud a los órganos sociales víctimas
de las condiciones antinaturales a que los errores modernos los
han reducido. Esto es totalmente distinto que dedicarse a supri
mirlos o atrofiarlos para sustituirlos ¡x>r fórmulas de organización
artificiales.
La acción doctrinal no será activa y transformadora mientras
no alcance a
los cuerpos sociales. Las redes de acción doctrinal
deben constituir haces de fuerza unificadora de los espíritus,
de
jando a cada actividad social su carácter particular: acción apos
tólica, familiar, profesional, artística, literaria, etc. Acción sobre
los organismos privados (diarios, revistas,
movimiE:ntos de juven
tud, etc.). Acción sobre los organismos oficiales y de la adminis
tración (universidad, magistratura, ejército, legisladores).
Hay que respetar siempre la justa jerarquía de valores. Co
locar en su lugar lo sensible, emocional, afectivo. Creer en la edu
cación continua y paciente de la memoria, inteligencia y voluntad.
La caridad · misma no ha consistido nunca en dejar al error
extenderse impunemente. U
na fuerte oposición puede ser nece
saria,
si es el amor de un mayor bien quien lo anima y no
195
Fundaci\363n Speiro
GONZALO CUESTA
existen trazas de obstinación personal, rencor o vanidad. San in
numerables
-los fracasos de quienes buscan triunfar más que con
vencer.
Respetar las opiniones de los demás sobre cuestiones opinables:
por lo demás respetar a las personas, pero combatir sus errores
con la caridad que debemos derramar sobre nuestro prójimo.
S. S. Pablo VI nos dice en la Encíclica "Ecclesiam suam" : "La
caridad lo inspira todo. La caridad todo lo hace posible, todo lo
renueva. ¿ Quién de nosotros ignbra estas· cosas? Y -si las sabe
mos, ¿ no es ésta acaso la hora de la caridad ?"
SUBSIDIARIDAD Y . ACCIONES COMPLEMENTARIAS.
Muchas riquezas, iniciativas, esfuerzos preciosos auténticamen
te complementarios se pierden porque no hay quien los haga co
nocer a los que, acaso lejos, tienen necesidad de ello.
Se necesita una mínima sincronización de los esfuerzos de dis
tintas organizaciones, sin mezclarse indiscretamente en cada orga
nización ni pretender dar normas a nadie,
para asegurar una me
jor circulación, una mejor distribución de los elementos de fuerza
cívica que a menudo quedan bloqueados aquí o allá; para que los
tesoros de energía para la verdad no queden sin emplear;
para
que cada uno conozca y comprenda mejor el trabajo de los demás.
Establecer contactos, intercambios,
para procurar a un con
junto. excesivamente variado,
el impulso ideológico, psicológico, con
sensus, indispensable a todo éxito
duradero en el plano social,
cívico, político.
Debemos suscitar y animar todo
Jo que pueda tender a pro
mover nn renacinúento católico en
Jo temporal. Para ello, crear
una
éUte cívica particularmente sensible y atenta al interés supe
rior, general, de
La causa que nos anima. Eso cual
el compromiso particular que cada uno pueda tener fi. jada. Sin
perder nunca de vista las necesidades de conjunto
de un combate
más general del que depende finalmente la fecundidad a largo pla
zo de todos los esfnerzos individuales.
Esto exige la formación cuidadosa de un cierto número de
hombres, no sólo en
la doctrina pura, sino en el plano de un mé
todo de acción determinado
por unos principias de sabiduría y
eficacía evidentes.
Todo ello sin menosprecíar la pluralidad de fórmulas de ac
ción, la variedad
de organismos, bajo pretexto de dispersión. Una
cierta dispersión, una cierta variedad, una cierta pluralidad son
196
Fundaci\363n Speiro
HOMBRES DE PRINCIPIOS Y DE ACCION
mucho más eficaces, mucho más fecundas, que las recetas unitarias,
monopolizadoras preconizadas por algunos bajo pretexto de mayor
fuerza por concentración. Como si un ejército de infantería fuera
más peligroso avanzando de tres en fondo, que aparentemente
disperso en la campiña.
Más que lanzar un grupo o una organización, se trata de pro
mover una táctica a seguir, cualquiera que pueda ser
el organis
mo a que se pertenezca. Un estilo de acción que debe subsistir
cualesquiera que puedan ser las vicisitudes éxitos o fracasos,
de
los diversos organismos, asociaciones, mo~imientos o iniciativas
privadas más o menos localizados.
Lo ideal es una descentralización muy amplia, con obras
múltiples adaptadas cada una a su fin particular.
TenieÓ.do en cuen
ta la e~pecialización de las personas, temperamentos diversos en
el tipo de acción, el medio que más les conviene. Conjunto muy
flexible de medios inteligentemente dispersos y suficientemente
coordinados, menos vulnerable que una organización más estruc
turada y concentrada. Para una mejor adaptación a las personas
y a los fines a alcanzar.
Estimular la diversificación
de esfuerzos. Nada de planificacio
nes intempestivas bajo pretexto de unidad. La unidad está en el
espíritu y se realiza por la doctrina.
Sostenidos
por un conjunto de redes amistosas, relaciones per
sonales, flexibles y fuertes. Profesando y practicando de forma
destacada
el principio de subsidiaridad, de complementaridad de
las obras.
Aplicar la regla de
oro de San Ignacio : Usar de las cosas en
tanto que ... no más que ... Se recomienda revisar este punto con
frecuencia.
No existen medios fáciles para aprender las cosas difíciles. Sólo
hay un método: ponerse a trabajar con entusiasmo.
No nos debe desanimar ser una minoría en este trabajo, pues
Jesús dij o : "Cuando os reunáis dos o tres en mi nombre, Y o
estaré entre vosotros."
Escuchemos, para terminar, a S. S. Pablo VI en la Alocu
ción
en bonor de San Vicente Palloti el 1-IX-63: "El imperativo
de actuar hoy -y con urgencia procede de las necesidades que son
verdaderamente inmensas
para quien sabe darse cuenta ... He aquí
la bora de los laicos. Es preciso empezar a trabajar hoy mismo,
porque tal es la ley de la conciencia cristiana. CuandQ se ha oído
enunciar
un deber no se dice: "Lo haré mañana". Se debe actuar
inmediatamente.
"
197
Fundaci\363n Speiro
Y DE ACCION
Por GONZALO CUESTA
Haciéndonos eco de los reiterados llamamientos de los Roma
nos Pontífices, es necesario y urgente profundizar .en la doctrina
social de la Iglesia, difundirla en todos los medios y ponerla en
práctica, lo antes posible y progresivamente, en forma real y total.
Se necesita conocer la doctrina de la Iglesia para poder cum
plir plenamente nuestros deberes de cristianos y de ciudadanos:
deberes familiares, profesionales, sociales
y políticos.
Es preciso difundir esta doctrina en todos los medios, para
que todos tengan clara conciencia de sus deberes, y para que las
personas responsables en los distintos sectores de la vida social
y política tengan nociones claras sobre las exigencias del reinado
social de Nuestro Señor Jesucristo y conozcan las normas obj e
tivas sobre
el matrimonio, la familia, la enseñanza, el trabajo, la
economía, etc.
Las personas, costumbres- e instituciones, están fuertemente
in
fluenciadas por las perniciosas corrientes del materialismo y otras
formas
del naturalismo, dando lugar a escepticismos y confusionis
mos, a una moral de gru¡x>, situación o ambiente que muchas ve
ces está en contraposición con las normas objetivas de la moral
cristiana.
Hay que defender contra estas corrientes devastadoras lo más
notable del hombre: su ser libre, espiritual y personal. Contra
el
condicionamiénto de los cerebros y de la opinión. Contra el hom
bre-robot
y la cultura de "confección".
Pongamos de nuevo a cada alma frente a su destino indivi
dual. Defendámonos contra un gran Ser, un
Dios colectivo, una
Providencia social que pretende saber mejor que nosotros mismos
lo que debemos hacer o creer.
Hemos
de temer el avance del naturalismo en sus distintas for
mas. Pero necesitamos una esperanza para que este temor nos sir
va de aguijón y tengamos que aguzar el ingenio y el sentido de
187
Fundaci\363n Speiro
GONZALO CUESTA
iniciativa que nos pueda llevar a la paz por la conquista de los es
píritus
y de los corazones.
Nuestra esperanza está en Dios, para quien nada es imposible.
El ya nos dijo: "Sin Mí nada podéis hacer. Yo Soy el Camino,
la Verdad y
la Vida" .. Pero también no.s prometió: "Pedid y re
cibiréis". De aquí la fuerza, el argumento sobrenatural y el re-
curso a la .oración. ·
Como buenos soldados de Cristo, pidamos Su ayuda para librar
un buen combate ,por la recristianización de las personas, costum
bres e instituciones, para que pueda ser una realidad el Reinado
Social de Su-Sagrado Corazón.
HOMBRES DE PRINCIPIOS.
Escuchemos a Pío XII en la Alocución a los jóvenes romanos
de Acción Católica el 10 de junio de 1945:
"En los grandes con
flictos
de ideas que agitan en la hora presente a la sociedad huma
na y que
se extienden hasta los últimos sectores de la vida econó
inica, sólo hay lugar para los espíritus sólidos e irreductibles."
Para .conseguir esta fortaleza de espíritu necesitamos tener una
fe sólida, viva, profunda y consciente en Nuestro Señor Jesucristo.
Pero
"la fe Sin obras es cosa muerta", nos dice el apóstol. Cristo
se hizo hombre y derramó Su Sangre por amor infinito a nos
otros, para redimirnos. En Su Plan Divino quiere que colaboremos
én la obra de la Redención, haciendo méritos para liberar las in
finitas gracias acumuladas en Su Obra Redentora.
S. S. Pablo VI nos dice en su Encíclica "Ecclesiam ·sual11":
"La vida interior sigue siendo como el grall manantial de la es
piritualidad de la Iglesia, su modo propio de recibir las irradia
ciones del Espíritu de Cristo, expresión radical insustituible de su
actividad religiosa y social e inviolable
deferisa-y renaciente ener
gía de
su difícil contacto con el fundo· profano.'~ Y en otro apar
tado de la misma Encíclica nos dice: "... La vida cristiana, que
la Iglesia va interpretando y codificando en sabias disposiciones,
exigirá
siempre. fidelidad, empeño, mortificación y sacrificio; es
tará siempre marcada por el '"camino estrecho" de que Nuestro
Señor nos habla (Mt.,
7, 1355)."
Seamos fieles a la Iglesia. Sintamos con la Iglesia para estar
seguros de sentir con Dios. Ser hijo . de la Iglesia, esto es lo se
guro, lo verdadero, lo sólido.• Y la Iglesia son los fieles, los sacer
dotes, los Obispos en comunión con el Papa.
1.88
Fundaci\363n Speiro
HOMBRES DE PRINCIPIOS Y DE ACCION
S. S. Pablo VI ha recordado en su audiencia general celebra
da
el 4 de noviembre de 1964: "El Papa, como cabeza visible de
la Iglesia, recuerda
al mundo que existe una Autoridad Suprema ...
Un ideal de autoridad tan alto e irrefutable no es aceptado de
buen grado en un mundo. contemporáneo-influenciado por la men
talidad protestante y modernista ... Ante la autoridad de la Iglesia
debemos comportarnos como ante Cristo, de cuya áutoridad la de
la Iglesia dimana." ' ' '
La doctrina de la Iglesia es la única que aclara todo el pro
blema
del hombre, individual o colectivo. Si buscamos la verdad,
conozcamos, seamos fieles y obedezcamos a esta doctrina. Estu
diémosla, no desde un punto de vista puramente especulativo, sino
buscando su proyección para la puesta en práctica en la forma y
en la medida que las circunstancias permitan o reclamen. ··
En Santo Tomás y los escolásticos, el intelecto práctico está
sometido al intelecto
especulativo, la acción al conocimiento de los
principios, la elección de los medios a la finalidad perseguida.
Se necesitan hombres de principios con un sentido agudo de
lo esencial y una inteligencia clara no menos aguda de lo que
no
lo es. Con sentido de la justa jerarquía de las nociones y de
las cosas, de lo que importa más que nada, de lo que importa
menos y de lo que no tiene importancia.
FORMACIÓN CÍVICA.
La formación cívica es ante todo el conocimiento de los prin
cipios primeros y universales derivados de la naturaleza del hom
bre y de las cosas, sobre los que se cimentan las instituciones po
líticas y sociales. Proviene de la doctrina y vale cualquiera que
sea la circunstancia histórica.
Interesa conocer
los-principios del derecho natural y cristiano,
conclusiones de
la recta razón, iluminada por la fe, discernimien
to de las corrientes ideológicas.
Necesidad
de dar prioridad absoluta al problema de forma
ción de los hambres, y no al problema del útil, movimiento u or
ganización. Tenemos insuficiencia doctrinal.
Aun de los que pien
san bien, pocos por desgracia, la mayor parte piensan bien sólo
superficialmente.
Recordemos a Juan XXIII en la Encíclica "Ad Petri Cathe
drarn": "De la adquisición de la verdad plena, entera y sincera,
189
Fundaci\363n Speiro
GONZALO CUESTA
debe derivarse necesariamente la unión de los espíritus, de los co
razones
y de las acciones".
Por otra parte, Simone Weil ha escrito: "La corriente idóla
tra del totalitarismo moderno no puede encontrar obstáculo más que
en una vida espiritual auténtica", y añade: "... no hay posibili
dad de satisfacer a
un pueblo la necesidad de verdad si no se
pueden encontrar para ello hombres que amen la verdad".
Es necesario conocer la verdad. Pero además hay que amar
la, servirla, darla a conocer a los demás. Para la penetración de
la verdad hay infinidad de medios y de útiles. Dentro del buen
sentido y de
la ley moral, todo puede y debe servir.
La verdad necesita servidores para operar la conversión de
la sociedad. Los errores modernos progresan porque se habla
de
ellos, tienen amigos y servidores apasionados.
El porvenir es de los grupos que posean hombres mejor for
mados, más entusiastas, más tenaces, más prestos,
más decididos
a la acción.
HOMBRES DE ACCIÓN.
En nuestra época, donde la concentración de empresas apare
ce, con o sin razón, como una exigencia de la economía moderna,
muchos querrían aplicar las mismas normas de concentración. al do
minio de la formación -eívica, de la acción doctrinal, de la propaga
ción de las ideas justas y verdaderas.
Hay una tendencia acusada en la organización política y so
cial al gigantismo, hipertrofia burocrática planificación
abusiv.a.
Juan XXIII en la Encíclica "Pacem in Terris" nos advierte:
"El pensamiento humano comete frecuentemente el error de creer
que las relaciones de los individuos con
su comunidad política pue
den reglarse según las leyes a que obedecen las fuerzas y los ele
mentos irracionales del universo. Pero las normas de la conducta
de los hombres son de otra esencia: es preciso buscarlas donde Dios
las ha impreso, es decir, en la naturaleza humana."
La diversidad de obras, movimientos, organismos de acción
doctrinal, responde a la naturaleza de las cosas. Esta diversidad,
si
se comprende bien y se mantiene en sus justos límites, es sig
no
de una mejor adaptación a la realidad y fuente de una mayor
eficacia.
P~ra librar e1 combate frente a un enemigo bien pertrechado,
hay que descartar una órganizaciórt
demasiado compacta y centrali
zada
si se quieren tener probalidades de éxito. Se impone una ac-
190
Fundaci\363n Speiro
HOMBRES DE PRINCIPIOS Y DE ACCION
cion más flexible y penetrante, más intensamente fundada en la
acción personal o de un pequeño número de apóstoles. Hay que
mejorar
la formación de jefes, .cuadros y militantes, para conse
guir una supremacía del hombre completo: inteligencia y volun
tad, cabeza y corazón, lucidez y carácter.
Pío XII nos recordaba el l-VI-41: "De la forma dada a la so
ciedad, conforme o no a las leyes divinas, depende y se deriva el
bien o el mal de las almas."
La sociedad se compone de cuerpos sociales (jurídicos, mili
tares, culturales, económicos, rurales, familiares, profesionales, et
cétera). La vida íntima de estos cuerpos está asegurada por la irra
diación de sus
élites. Son las redes de estas élites lo que es pre
ciso alcanzar, educar, reforzar. Por algunos apóstoles dinámicos
intensamente formados.
La verdad posee una gran potencia seductora. No progresaº
rán los errores modemos si hay redes de militantes ardientes que
se impongan en las villas y ciudades, talleres, sindicatos, en la ad
ministración, organizaciones profesionales y familiares, ¡x>r su sa
ber, su entusiasmo, su santidad. Es preciso suscitar apóstoles de
la acción
en todos los estamentos de la vida social y política, exal
tar la coherencia de lo natural y sobrenatural, buscar a los pro
blemas soluciones que respeten los bienes realmente importantes
y duraderos.
S. S. Pablo VI en la Encíclica "Ecc!esiam Suam" nos advier
te:
"Pero queda un peligro. El arte del apostolado es arriesgado.
La solicitud por acercarse a los hermanos no debe traducirse en
una atenuación o disminución de la verdad... Sólo el que es total
mente
fiel a la doctrina de Cristo puede ser eficazmente apóstol.
Y sólo
el que vive con plenitud la vocación cristiana puede estar
inmunizado de los errores con los que se pone en contacto."
Se trata de obtener una libre respuesta de la inteligencia y de
la voluntad. Se trata de convencer por la luz de la verdad, no
de vencer ni de humillar. No basta afirmar, es preciso convencer.
La verdad trabaja el espíritu, aunque sea rebelde, prepara los co
razones. A veces será lenta en abrirse camino. De aquí l'l impor
tancia de los contactos personales. Hablar a todo el hombre, a to
das las facultades: a
la razón, a la voluntad, a la imaginación, a
la sensibilidad, a la memoria, invocar las lecciones del pasado, re
mitiéndose a las verdades y a los bienes esenciales y verdadera
mente necesarios. La continuidad de los contactos es un factor im
portante en la propagación de las ideas.
Utilizar las lecciones vivas que nos suministran los aconteci-
191
Fundaci\363n Speiro
GONZALO CUESTA
mientas; aprovechar los sentimientos espontáneos que suscitan,
remontarse a las causas doctrinales. Aprovechar los resortes que
actúan sobre lo mejor del hombre; el amor a la justicia y a la
libertad. Buscar la vía que asegure un contacto más fecundo.
S. S. Pablo VI en la Encíclica "Ecclesiam suam" define el
coloquio como un modo de ejercitar la misión apostólica; corno un
arte de comunicación espiritual. Define asimismo las característi
cas del coloquio: claridad, afabilidad, confianza y prudencia pedagó
gica que, tiene muy en cuenta las condiciones psicológicas y mo
rales del que oye.
Siempre
~e debe recomendar una gran simplicidad de fórmu0
las y de tono. Ser lo más claro ¡x:isible, lo más directo, lo más
vivo, lo ffiás familiar. Una expresión monótona, sentenciosa, aca-
démica, pedante, rebuscada,
es a menudo un obstáculo para la di-•
fusión de las ideas más seguras. Tener cuidado únicamente de res-
petar y utilizar en su sitio las palabras importantes y justas que
nó se pueden reemplazar.
"Tengamos cuidado, decía Veuillot, que el temor de dejar
de ser amables termine JXJr quitarnos el valor de ser veraces".
Tenemos insuficiencia del
sentido de la acción. Hay un con
junto de principios, de nociones, especie de filosofía elemental de
nuestra acción, que debiera ser para nosotros como una segunda
naturaleza.
Para difundir 1a doctrina en los distintos sectores de la vida
política
y social se necesita una supremacía del hombre por la
ponderación, la infatigable energía puesta en el combate, coraje
tranquilo, tenacidad a prueba de desánimo por dispersión, esfuer
zo oscuro o menospreciado, o fracaso aparente.
Supremacía
de un grupo de militantes que, siendo sensibles
naturalmente a la ~legría de saberse unidos, saben que su inicia
tiva, su resolución, su libre ju ego es en este momento mucho más
precioso, mucho más eficaz que el impulso, la fuerza _gregaria de
una marcha en filas cerradas, bajo
el encuadramiento en un or
ganismo considerado poderoso.
Supremacía de una ''acción capilar'' (Recomendada por Pío XII
en el Discurso a la Juventud de Acción Católica italiana el 4-XI
53), fundada en la formación de elementos que en nombre de sus
derechos más evidentes y de sus deberes más sagrados tienden a
sentirse
res¡xmsables y
a tomar iniciativas. Teniendo bastante se
guridad doctrinal, rigor de juicio, carácter, prudencia, para pro
gresar en estas condiciones y a contracorriente.
Siendo uno de los caracteres más evidentes de la vida humana
192
Fundaci\363n Speiro
HOMBRES DE PRINCIPIOS Y DE ACCION
y social la variedad y complejidad de operaciones, se deduce cla
ramente que una fórmula unitaria · de acción, monopolizadora, no
puede reglar y asegurar un mden de las cosas tan variable y di
verso. Necesidad, por tanto, de unidad en la doctrina, pero accio
nes diversas.
TRABAJO EN PEQUEÑOS GRUPOS.-CONTACTOS Y REDES.
En el plano en qu~ nos movemos se necesita disponer de un
equi¡x:> de fuerzas flexibles, maniobreras, poco vulnerables, fáciles
a reconstruir, ricas en variados recursos.
El medio más sencillo y eficaz para la preparación de este equi
po es la proliferación de grupos reducidos, pequeños círculos
de
estudio, células de traba.jo extremadamente variadas. Los grupos
de trabajo, para ser fecundos, deben ser la normalización de rela
ciones naturales amistosas. En ellos se estudia lo que debe ser
esencial a todos, tanto en el plano de la doctrina como en el de
la acción, respetando escrupulosamente las iniciativas particulares.
Son como redes sanguíneas en las que existe una transfusión de
sangre más rica pulsada a un ritmo más fuerte. Es el elemento
motor que da la impulsión con vistas a la acción política y social.
Recordemos a
Pío XII en, el Discurso al II Congreso Mun
dial del Apostolado Seglar, el 6-X-57: "La "célula" católica debe
intervenir en los talleres, pero también en los trenes, los auto
buses, las familias, los barrios; obrará en todo lugar, dará el tono,
ejercerá una influencia bienhechora, esparcirá una vida nueva."
El traba jo en grupo no dispensa del esfuerzo personal, de la
reflexión solitaria.
Lo exige y lo provoca. Suprime el peligro del
trabajo demasiado aislado.
La doctrina se asimila de forma más
viva, más animada, en el curso de los comentarios, discusiones,
objeciones
y aclaraciones.
Se adquiere sobre todo el hábito de hablar con relativa sol
tura de la doctrina aplicada a las cuestiones sociales y políticas.
Se da uno cuenta del interés que estos asuntos pueden suscitar
en el curso
de conversaciones normales.
Pío XII nos recuerda que "los puntos esenciales de la doctri
na social de la Iglesia están contenidos en los documentos de la
Santa Sede, es decir, en las encíclicas, alocuciones, radiomensa
jes, etc".
Para facilitar el trabajo de la acción capilar o de célula hay
una serie de publicaciones seleccionadas que ofrecen los elementos
y métodos de formación doctrinal, ayudando a mejor comprender,
193
,,
Fundaci\363n Speiro
GONZALO CUESTA
pensar, actuar. Método basado sobre la potencia de nna acción
personal guiada, sostenida y amplificada. Lejos de oponerse a
otras fórmulas de acción, puede ayudarlas, enriquecerlas y vivi
ficarlas.
Una forma
de acción individual es la difusión de pnblicacio
nes y folletos de buena doctrina. Mediante ello se puede hacer
participar en el combate a quienes están "muy ocupados" y no
pueden colaborar en una acción más metódica. Nuevas suscrip
ciones a VERBO contribuirán asimismo a la difusión de la doc
trina y facilitarán la prosecución normal de nuestro trabajo.
En el estudio de la doctrina se necesita cierta rapidez para co
nocer sn amplitud, armonía y nnidad. Y para qne en un tiempo
prudencial
se pueda adquirir una amplia formación doctrinal so
bre los distintos aspectos
de la vida social y política. El grupo
debe ser una célula de formación, pero con vistas a una mayor
irradiación, con espíritu de conquista. ,
Oigamos a Pío XII en la Alocución a los cultivadores de Iti
lia, en 1955: "No basta poseer principios justos ni aplicarlos en
el círculo estrecho de su vida personal, sino que es preciso ex
tenderlos alrededor de sí, hacer aprovechar también a los demás,
mostrar claramente el valor y la eficacia para el interés nacional."
Es tm error frecuente pensar que no se puede actuar mien
tras no se tenga una intensa formación doctrinal.. Desde los co
mienzos podemos y debemos actuar, hablar de nuestro trabajo en
el círculo de nuestras amistades. Muchos sienten necesidad de un
trabajo como el nuestro. Debemos descubrirles y hablarles Difun
dir
la buena doctrina siempre que se presente oportunidad para
ello. Buscar esta oportunidad. Se debe contar en primer lugar
con quienes en su vida privada o social tienen el deseo de pro
gresar.
· A quienes militan seriamente en un organismo político, sindi
cal, cultural, religioso, etc., se tratará de suministrarles el bagaje
necesario a
la rectitud doctrinal y a la eficacia de la acción, per
suadiéndoles que una buena formación doctrinal multiplica el va
lor y
el dinamismo de un buen militante. Saber despertar el inte
rés de conocer la doctrina haciendo tomar conciencia, discreta
mente
y con tacto, de lo mucho que se ignora.
Es fundamental la unidad en el plano de la inteligencia y
de los corazones. Debemos esforzarnos en permanecer fieles al
método, máxime cuando el dispositivo material es muy débil o
inexistente. Compensar
la .falta de organización material por una
inteligencia personal más viva de la acción capilar;
194
Fundaci\363n Speiro
HOMBRES DE PRINCIPIOS Y DE ACCION
Para facilitar la mayor flexibilidad de los contactos, respetar
la variedad de los seres y de las cosas; adaptación del trabajo al
orden natural de las cosas.
Algunos saben encontrar por sí mismos los contactos de ma
yor profundidad para su irradiación. Constituyen una
élite pre
ciosa, y basta un pequeño número de ellos para cambiar la orien
tación de un pueblo a poco que sean sostenidos y ayudados. Les
basta para actuar la evidencia de
la necesidad, la visión del peli
gro.
Debe facilitárseles el trabajo, ayudarles para impedir el des-
ánimo. ·
Quien se quiera dedicar seriamente a este obra de formación
y de irradiación, debe hacer gala de una infatigable tenacidad, de
una ingeniosidad siempre en aumento para despertar el interés y
allanar las dificultades de los primeros contactos. Su humildad,
su desinterés, su mismo celo le deben impulsar a eclipsarse dis
cretamente si se percata que otro convendría mejor que él en de
terminada circunstancia, medio o categoría de personas.
No debemos ser más que servidores de la verdad. Importa
desaparecer cuando nuestra presencia puede ser un obstáculo para
su propagación.
Lo que se trata de promover es una acción capilar. Acción mul
tiforme y flexible. El fin es realizar el sistema de difusión ideo
lógica más potente, más penetrante y más flexible.
Se necesita dar fuerza y salud a los órganos sociales víctimas
de las condiciones antinaturales a que los errores modernos los
han reducido. Esto es totalmente distinto que dedicarse a supri
mirlos o atrofiarlos para sustituirlos ¡x>r fórmulas de organización
artificiales.
La acción doctrinal no será activa y transformadora mientras
no alcance a
los cuerpos sociales. Las redes de acción doctrinal
deben constituir haces de fuerza unificadora de los espíritus,
de
jando a cada actividad social su carácter particular: acción apos
tólica, familiar, profesional, artística, literaria, etc. Acción sobre
los organismos privados (diarios, revistas,
movimiE:ntos de juven
tud, etc.). Acción sobre los organismos oficiales y de la adminis
tración (universidad, magistratura, ejército, legisladores).
Hay que respetar siempre la justa jerarquía de valores. Co
locar en su lugar lo sensible, emocional, afectivo. Creer en la edu
cación continua y paciente de la memoria, inteligencia y voluntad.
La caridad · misma no ha consistido nunca en dejar al error
extenderse impunemente. U
na fuerte oposición puede ser nece
saria,
si es el amor de un mayor bien quien lo anima y no
195
Fundaci\363n Speiro
GONZALO CUESTA
existen trazas de obstinación personal, rencor o vanidad. San in
numerables
-los fracasos de quienes buscan triunfar más que con
vencer.
Respetar las opiniones de los demás sobre cuestiones opinables:
por lo demás respetar a las personas, pero combatir sus errores
con la caridad que debemos derramar sobre nuestro prójimo.
S. S. Pablo VI nos dice en la Encíclica "Ecclesiam suam" : "La
caridad lo inspira todo. La caridad todo lo hace posible, todo lo
renueva. ¿ Quién de nosotros ignbra estas· cosas? Y -si las sabe
mos, ¿ no es ésta acaso la hora de la caridad ?"
SUBSIDIARIDAD Y . ACCIONES COMPLEMENTARIAS.
Muchas riquezas, iniciativas, esfuerzos preciosos auténticamen
te complementarios se pierden porque no hay quien los haga co
nocer a los que, acaso lejos, tienen necesidad de ello.
Se necesita una mínima sincronización de los esfuerzos de dis
tintas organizaciones, sin mezclarse indiscretamente en cada orga
nización ni pretender dar normas a nadie,
para asegurar una me
jor circulación, una mejor distribución de los elementos de fuerza
cívica que a menudo quedan bloqueados aquí o allá; para que los
tesoros de energía para la verdad no queden sin emplear;
para
que cada uno conozca y comprenda mejor el trabajo de los demás.
Establecer contactos, intercambios,
para procurar a un con
junto. excesivamente variado,
el impulso ideológico, psicológico, con
sensus, indispensable a todo éxito
duradero en el plano social,
cívico, político.
Debemos suscitar y animar todo
Jo que pueda tender a pro
mover nn renacinúento católico en
Jo temporal. Para ello, crear
una
éUte cívica particularmente sensible y atenta al interés supe
rior, general, de
La causa que nos anima. Eso cual
perder nunca de vista las necesidades de conjunto
de un combate
más general del que depende finalmente la fecundidad a largo pla
zo de todos los esfnerzos individuales.
Esto exige la formación cuidadosa de un cierto número de
hombres, no sólo en
la doctrina pura, sino en el plano de un mé
todo de acción determinado
por unos principias de sabiduría y
eficacía evidentes.
Todo ello sin menosprecíar la pluralidad de fórmulas de ac
ción, la variedad
de organismos, bajo pretexto de dispersión. Una
cierta dispersión, una cierta variedad, una cierta pluralidad son
196
Fundaci\363n Speiro
HOMBRES DE PRINCIPIOS Y DE ACCION
mucho más eficaces, mucho más fecundas, que las recetas unitarias,
monopolizadoras preconizadas por algunos bajo pretexto de mayor
fuerza por concentración. Como si un ejército de infantería fuera
más peligroso avanzando de tres en fondo, que aparentemente
disperso en la campiña.
Más que lanzar un grupo o una organización, se trata de pro
mover una táctica a seguir, cualquiera que pueda ser
el organis
mo a que se pertenezca. Un estilo de acción que debe subsistir
cualesquiera que puedan ser las vicisitudes éxitos o fracasos,
de
los diversos organismos, asociaciones, mo~imientos o iniciativas
privadas más o menos localizados.
Lo ideal es una descentralización muy amplia, con obras
múltiples adaptadas cada una a su fin particular.
TenieÓ.do en cuen
ta la e~pecialización de las personas, temperamentos diversos en
el tipo de acción, el medio que más les conviene. Conjunto muy
flexible de medios inteligentemente dispersos y suficientemente
coordinados, menos vulnerable que una organización más estruc
turada y concentrada. Para una mejor adaptación a las personas
y a los fines a alcanzar.
Estimular la diversificación
de esfuerzos. Nada de planificacio
nes intempestivas bajo pretexto de unidad. La unidad está en el
espíritu y se realiza por la doctrina.
Sostenidos
por un conjunto de redes amistosas, relaciones per
sonales, flexibles y fuertes. Profesando y practicando de forma
destacada
el principio de subsidiaridad, de complementaridad de
las obras.
Aplicar la regla de
oro de San Ignacio : Usar de las cosas en
tanto que ... no más que ... Se recomienda revisar este punto con
frecuencia.
No existen medios fáciles para aprender las cosas difíciles. Sólo
hay un método: ponerse a trabajar con entusiasmo.
No nos debe desanimar ser una minoría en este trabajo, pues
Jesús dij o : "Cuando os reunáis dos o tres en mi nombre, Y o
estaré entre vosotros."
Escuchemos, para terminar, a S. S. Pablo VI en la Alocu
ción
en bonor de San Vicente Palloti el 1-IX-63: "El imperativo
de actuar hoy -y con urgencia procede de las necesidades que son
verdaderamente inmensas
para quien sabe darse cuenta ... He aquí
la bora de los laicos. Es preciso empezar a trabajar hoy mismo,
porque tal es la ley de la conciencia cristiana. CuandQ se ha oído
enunciar
un deber no se dice: "Lo haré mañana". Se debe actuar
inmediatamente.
"
197
Fundaci\363n Speiro