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Carta pastoral de Monseñor Pablo Gurpide, obispo de Bilbao

CARTA PASTORAL DE
MONSE&OR PABLO GURPIDE, OBISPO DE BILBAO
(Publicado en el BOLETIN OFICIAL DEL OBISPADO
de Bilbao núm. 210, de febrero de 1968).
SACERDOTES Y COMUNISTAS ... ESPAivOLES
Se cumple en 1967 el L anáversario de las ap'ariciones de Fáa
tima y el L aniversario del triunfo de. la Revo,lución comunista, en Rusia. Das cincuentenarios que, bajo más de un asp-e'Cto) vienen a coincidir en uno sólo, ya que los dos hablan del com,ienzo de una etapa decisiva en la Historia de la Iglesia y en la Historia, del rmundo.
Los orígenes del conrrunismo no hay que buscarlos en Rusia,
aunque en Rusia haya tomado cuerpo este mal terrible, que desde Rusia se propag(]) contagiosamente por todas partes. Fue y es Rusia la prim~ra victima, y el pueblo ruso, bajo el poder ap,las­tante de los comunistas, como Budapest bajo el poder aplastante
de los tanques soviéticos, sufre en su c la Humooidad.
No :fue un ruso, sino un judío y alemán por más señas, de religión pro,testante, Carlas Marx, quien fundiendo en un siste­
"'ª la dialéctica de Hegel y el materialismo de Feuerbac.k, vi,.. gentes a la sazón en Ale-mnnia, con las doctrinas económicas y sociales im1p'Brantes en Inglaterra y-Francia (Pensem,os en el in­flujo que tuvieron las de PrmulJwn), dio consistencia y vida al
comiunisnm, «doctritna '/1110nstruosa1 como dijo-ya en sus tiempos
Pío XI, radicalmien,te opuesta al mismo derecho natural y que de ser admitida conducirá a la destrucción de todo derecho, y pro­
piedad
y aun de la misma sO'ciedad humooa».
Sobre
los pueblos de Europa pasó unas décadas más tarde
el ciclón de la, Guerra Europea. Exilados de Rusia, P'ero siemipre
con el p,em-amiento en Rusia, las jer,jaltes de la oposicián al régi­
men zarista, se entregan en Alemania «desesP'eradamente». «ci.e·~ [/(Jlmll!ffte», al Mar.rismo ...
Y es en marzo de 1917 cuanda-el Gobierno alemán del Kaiser)
vista la dificultad mayor en que se §ncuentra de obtener la victoria,
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decide) a instanci,as de su embajador el Conde Brockdorff Rantzan,
a
separa,- definitivamente a Rusia de sus aliados occidentales,
fom1entarndo en elkt. una gran rev-olución. Y en, cum-plt'miento de
esa decisión criminal los generales Lu.dendorff y Kangmv:mn ex­
piden
con destino a Rusia, en un1 «vagón perecinta·do», la «bomba
atámicai»
de entonces, es decir, los 32 revolucionarios rusos, re­
sidentes en
Alemania, al frente de los cuales se halla Lenín.
La «bmniba atán1ica,» estalla mieses deSpués, en octubre de 1917,
«desintegrando» el Imperio de los Zares, haciendo astillas la es­
tructura org&wica de la nación y aplastanda bajo los esconrbros
a /,a «Santa Rusia».
Precisam,ente pvr aquellos mieses ---ma,yo a octubre de 1917~
la Virgen de Fátitma habla a los pastorcitos del próxm10 fin de /,a
guerra europea, pero an,mciando algo to Mensaje de su Amor no es m:eptado.
El Comunismo no es tan sólo ima doctrina: es desde 1917
inm1en,sa-ni,en.te mrás que una doctrioo. Cierta,m.ente es una doc­
trina,
como es una doctrina el hedonismo y fue una doctrina el
krausismo, que en sus días causó tanto furor, como hoy causa
tanto furor en algunos sectores
de la iglesia el «teilhardismo»:
pt1ro es tamtbién y trata de ser -y esto es -lo terrible-una or-
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La lucha de clases no tiene razón de ser.
('Recordemos una fórmula qu.e gozó d-e fortuna en tiem­
"pos
pasados y, bajo ciertos aspectos, hoy la sigue tenliendo:
n¡a lucha de clases. Pues bi-en, ¿qué vemos nosotros mi­
"ranldo con perspicacia y gwi,ados de wn1 espíritu científico?
"Que esa luicha nio tiene tazón de ser,. n·o es una ·bwena
"fármuia;
está superada y hay que expresarla en otras
J) enunciaciones más initeligentes y mrás reales. Precisamen1t'e
"en1 estos días la Oficina Internacional de Giivebra ha con­
nfirmad-o
la niueva realidad. Por tanto, es necesario modi­
"ficar la forma con-que hemos venido estudiando la cues­
"tióni soda[
desde hace veinte, trein.ta e incluso cin1cuen,ta
"años. No está eliminada, pero ha de adaptarse a nuevas
"realidades) a otros deseos, a otras aspiraciones y posibi­
"lida,r.
PAULO VI: Alocución a las fieles de Albano
(3 de septiembre de 1967; texto italiana en
L'Osservatore Romano del 6; texto en caste­
llano:
Ecclesia, núm. 1.358, 23 de septiembre).
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ganizac'llon, un Partido, una tntilic.ia en pie de guerra, un l!ri.ma­
mriento a la unión de todos los que se creen reconocer, gracias
al fulgor siniestro de esa doctrina, «viíctimas de la opresión»,
«parias de la sociedad», y por esto se wnen ---eso creen ellos.­
para luchar p,or su libertad, por su dignidad, por su pan, por su
vida ... en el mito de un mundo· mejor.
Las do'Ctrinas más disolventes nunca serán eficazmente· corro-­
sivas si se quedan sólo en doctrinas. Pero llegan, a ser terrible­
miente destructorru si encarnándáse· en unas masas, las «des­
integran»
y de esta suerte pueden ya, sirvi,éndose de esas mwas,
imljJonerse a m'va fuerza.
En el Comrunismo, pues, desde 1917, no sólo hay que tener
en cuenta la doctrina marxista que está a la base de su Revolu­
dón. Hay que tener prindpalmente en cuenta su estrategia, su
táctica, lo,s planes de su, llamémVJsle así, «Alto Estado Mayor»,
con
vistas a la conquista del poder, allí donde el poder no está
en sus manos todavía, y el miado de servirse de ese poder Una. vez
conquistado.
El Comunismo· es en sí mismo «débil», porque en sí mrismia
carece de verdad y se basa en el error de una falsa concepción del
h,nn1bre, de la vida, de la sociedad, de la Religión, de la Moral,
de
la libertad. Pero el Comunismo basta leer algunas páginas
de Lenán, de Stalin, de M ao, para convencerse de e/no-triunfa
y estáJ llamado a triunfar casi en todas partes, p•orque tiene al ser­
viciio de su eztrategi,a formidable unas táctkas maniobreras tan
formida/Jles que, antes de llegar a enfrentarse con el enemigo, lo
han casi del toda destrozadü.
· No son las armas más poderosas, ni los ejércitos inás ague­
rridos lo que da siempre la victoria. Prwébanlo las guerras tk
e orea y del Vietnam.
Para luchar con éxito -y la estrategia de todos los tiempos
lo enseña así-es preciso:
a) conocer bien al. enemigo, su estraleg,ia, su táctica, sus
fuerzas ...
b)
forzarle a combatir en condiciones poco favorables p,i­
ra él ...
c) esforzarse preViamente por destruir sus fuerzas de resis­
tencia y aprovisionamiento ...
d) elegir el campo de lucha y disponer m él las propias
fuerza,s en condiciones venta-josas, ya P'ara la ofensiva, ya para la
defensiva.
Quien sin conocer lnen el Comunismo, su táctica, su estrategia,
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sus fu.erzru de ditversión y ataque y sin conocer bien el «terreno-»
que
el C omrunism10 le impone~ entabla con .él ese torneo d-ialéctico
lfU,C hoy se llama el «diálogo», fracasará ciertamente, porque su
«acción», aun ejecutada con el mayor entusiasm;a y arrojo --y con
un, inmenso celo sacerdotal-, podrá llegar a ser p•eligrosisima
y hasta llegar a ser una «colaboración» ent el esfuerzo de l-os
com,wwístas p'Or destruir eso que ellos llaman «el opio del
puieblo».
El Com'Unism10, «débil en sí mtism10», es fuerte cuando, haciendo
suyo la protesta y e'l grito de indignación que surge de todo pecho
honrado oote la injusticia, azuza esa indignación, ganando para
su propia causa a sus mismos enemigos, con los
comunistas fror la justicia y et bien en el en\SUeño de un
«m1undo miejor>>, colaboran realmente con el Partido Comunista
en la construcción de un mundo que él quiere alzar, sin Dio-s,
sin Relig;6n y sin Moral, sin justicia y sin libertad ...
Las tácticas
com"nistas se han modificado. La Relig;ón sigue
siendo
el «opio del pueblü». Pero en España, aprendieron -el
comunismo tenía sólo veinte años por aquel entonces-que es
impo•sible destruir lrn Iglesia «desde fuera» y «por la fuerza». Que
hay que entrar dentro y buscar «dentro» co/,aboradores ingenuos
que lleguen a imiag;narse «hacer Iglesia» cuando «la destruyen».
HOY es Po-lonia un terrible ejempla de esta realidad. Esos
«colaboradores con el C amiunism10» no se preguntarán, ni pregun­
tarán a los comunistas en sus «diálagas», si nuís aJ,M, del telón
de acero hay libertad de expresión, si hay derecho allí a hacer
huelga, si hay libertad religiosa; no les preguntarán el «porqué»
de ese telón de acero y el «por qué» no se puede ir a ver con
los propios ojos esas «delicias del paraíso» de que sólo gozan los
felices
pueMos trabajadores bajo el signo de la hoz y el martillo
antes de trasplantar a España o a Portugal tanta «felicidad».
Esos «ingenuos colaboradores» con el Comunismo no les pre­
r;un.tarán ni se preguntarán a sí mismos si los sacerdotes cató­
licos, sublevados ante la injusticia, pueden manifestar su ind!ig­
n.acián por las calles de Moscú o de Varsovia ...
Paro, no ser víctimas del Comunismo hace falta no sólo de­
fenderse de él -estar a la defensiva,--sino atacarlo, dejándolo al
descubierto, en su falta de verdad. So/am,ente la, verdad puede
anular el poder de seducción que tiene el Com,unismlO.
Y la verdad, que es p,atrimonio de la Iglesia, no es conocida
con frecuencia p·or mruchísimLos que en la Iglesia debieran ser,
pues lo son, jefes y pastores del pueblo fiel. «Jamás se dirá bas­
tante -escribió no hace m..cho Mr. Juan Ousset-1fU,C el ver-
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dadero amticomunismo, mw que en /,a crítica de los sofismas mar­
:dstas, se haJla en la enseñamza positiva de /,a v'erdad ... »
Y esa verdad fulgura, derra.mwdose sobre el mundo, desde la
Cátedra de Pedro, Pío IX, León XIII, Pío X, Pío XI y Pío XII ...
Todos los Papas hwb/,aron. Pero lo que los Papas dijeron se
pierde
en el estrépito del fragor político, social, económico ... ,aun
dentro de la misma Iglesia.
Nuestros jóvenes sacerdotes salieron de los Seminarios y Uni­
versidades católica,s sin entrar en contacto con esa verdad, sola­
mente proclam Atiborrados de conocimientos filosóficos, teológicos, socioló­
gicos, etc., m'(UChos jóvenes sacerdotes españoles -futuros consi,...
liarios de /,a JOC, futuros dirigentes de /,a Acción Social en la
Iglesia de España, futuros guías del pueblo fiel, futuros párrocos,
futuros obispos, futuros
propagandistas de la verdad desde el
púlpito, desde la cátedra, la revista, el p-eriódico, la radio.:.1 no
han llegado a tener en sí mismo, esa verdad que deberán. enseñar,
ni a estar poseídos de ella. Atiborrados de conocimientos so'Cioló­
gicos, desconocen, casi del todo, las doctrinas de la Iglesia; P'orque
en Salamanca, por ejemplo, 1VO existe hoy una Cátedra sobre la
«Pascendi» y una Cátedra de /,a «Divini Redemptoris» y una
Cátedra sobre el «SYllabus», como existían antiguamente en /,as
Universidades de la Iglesia una Cátedra de Durando, una Cátedra
del Maestro de las Sentencias, etc.
Nuestros jóvenes sacerdotes, atiborrados de conocin1.a"enitos teo­
lógicos, filosóficos y sociológicos, pero carentes de una Filosofía,
de
una Teología, de una Sociología de la Iglesia, vienen a Francia
cor, hambre de verdad, y en Francia nO' encuentram -no pueden
encontrar
en Fr-ancia--esa verdad que Salamanca o el Seminario
donde cursaron los estudios no supo darles. «Quod SaJmantica
non dat -pudiéra-mos decir-Sorbona non praestat». ¡Por qué
lo que dijeron Pío IX, León XIII, Pío X, Pío XI y Pío XII ...
no tiene hoy un eco en Salatn1anca,! .
Hace unos dias se celebró en Praga el III Coloquio Interna­
cional entre Marxistas y Cristianos, continuadón de las otros dos
celebrados
en Salzbwrg (Austria) en 1'965 y en Herrenchicem~
(Alemania) en 1'966.
Díalogar>do sobre ese III Coloquio Internacional con unos
cuantos sacerdotes espa·ñoles, que aquí, en París, estudian Socio­
logfu y Pastoral, me sobrecogió al constatar su total ignorancia
de la Doctrina Social de la Iglesia. Atiborrados de conocimrientos
filosóficos, teológicos, sociológicos, co,nw quienes nunca los tumie­
ron _los jóvenes sacerdotes de hace treinta, cuarenta o m:ás años,
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pueden hablar y apoyar lo que dicen n,umerosas citas del P. Gi­
rardi, Profesor en el Ateneo Salesiano de Roma;; de Mr. Roger
Garaudy, del Camité Central del Partido. comrunista en Francia;
del Sr. Lucio Lom1bardi--Radice, del Partido Comunista Italiano;
de los PP. Ranher, Liége, Confar y Chense, del Rvdo. Kellner,
fundador de la Paulus-Gesselschaft, etc.,
y hasta del Sr. Azcá;rate,
comrunista esp'CJJñal en el exilio-, que en Praga llevó la voz c00,tante
del grupo, «católico marxista» esp·añol y quien, al unísona con lo
dicho no hace mucho por el Sr. Carrillo, secretario del Partido
Co,n¡u,nista Español, habló sobre la futura colaboración de caióli­
cos y comunistas en Espa,1a, dado que los católicos ---OJ, decir del
Sr. Carrülo, que' ciertamente lo sabe m:uy bien-son los mejores
colaboradores que hoy tienen los comrunistas en Es/raña. Pero
dichos jóvenes sacerdotes no son capaces de apoyar lo que dicen
con citas de Pío IX, de Pío XII, etc., cuyas doctrinas na conocen
bien ... y ciertamente, ¡por culpa suya!
Recom;endamios la le·ctura áe estas páginas tan interesantes, ex­
tractadas de una obra del P. Chanteiro.
PARLO, Obispo de Bilbao.
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