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Después de la revolución de mayo de 1968

Después de la Revoluci6n de mayo
por
)EAN MADIRAN
Los acontecimientos de mayo-;unio-68
por
JEAN OussEr
Fundaci\363n Speiro

Del suplemento al número 124 de ITINERAIRES y del
número 51 (junio-julio 1968) de PERMANENCES, re­
producimos traducidos al castellano, respectivamente, los
trabajos de nuestros amigos JEAN MADIRAN y JEAN OusSET,
relativos a los acontecimientos de mayo y junio últimos
en Francia.
Fundaci\363n Speiro

DESPUES DE LA REVOLUCION DE MAYO DE 1968
POR
]EAN MADIRAN.
I
Hemos visto la Revolución. No ya a distancia histórica, en
los libros o en el otro extremo del mundo. Hemos visto su rostro
cara a cara
y hemos olido su aliento. Para quienes habían es­
tudiado sus métodos y su maquinaria dialéctica, o la habían ya
vivido hace un cuarto de siglo, se ha ,presentado corno una cosa
monótona, mortalmente aburrida, mecánica, sin imprevistos, es­
perada. Siempre es parecida a sí misma. Y está descrita de an­
temano. La fingida comedia de la anarquía espontánea, la total
interrupción de las actividades normales, la salida de
tódo el
mundo fuera de su domicilio y fuera de sí mismo, aunque fuera
en su casa por la ubicuidad radiofónica o televisiva, cada uno
convertido soeiológicamente en
disponible para cualquier cosa,
el establecimiento en todos los lugares (los soviets en todas
partes) de asambleas, comités, comisiones; la movilizacióri. en el
engranaje de una intensa actividad verbal de discusionesy de
mociones, en las que cada individuo es· sacado fuera de s11 'S'er,
fuera de sus lazos sociales naturales y fuera de sus estructuras
mentales, el lavado de cerebro así instituido, al principio sin
violencia física, pero no sin coacción psico-sociológica, todo eso
es
el primer estadio, y se esta.ha en trance de pasar al segundo,
indisociable, que es la constitución
en todos los niveles de po­
deres revolucionarios designados por sí mismos, anónimos y
tiránicos, que es en todas partes la fnnción coordinada de los
soviets. Hemos vivido lo que se puede leer en Cochin y en
Gaxotte, en Anton Ciliga y en David J. Dallin, en todos los que _
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JEAN MADIRAN
han hablado seriamente de la Revolución de 1789 o de la Re­
volución de
1917. Hemos vivido su fase inicial.
Estábamos entrando en la irreversibilidad y en lo insuperable
de la Revolución. Y entonces todo
se paró el 30 de mayo, día de
la fiesta de Santa Juana de Arco, en cuatro minutos. Repenti­
namente, la marea enpezó a descender.
¿ Tendremos la ligereza de olvidar lo que hemos vivido?
* * *
Me maravillo del infranqueable techo intelectual que impide
a Ramón Aron crecer, siquiera uri centímetro. Acabo de oírle
en Radio Luxemburgo, en esta vigilia de Pentecostés, sábado
primero de junio. Mientras no pase nada, es el mejor analista
que· conozco. Pero queda desorientado de pies a cabeza desde
el momento en que algo sucede. No puede ni concebir ni imagi­
nar que sucede algo con dimensión histórica, e incluso después
de los hechos no consiguellegar a creer que es real algo que ha
sucedido. El acontecer histórico es algo extraño a su universo
mental: antes, lo proclama imposible; después, no percibe más
que una locura ininteligible, que declara haber sido imprevisible.
Es el mejor e:x,perto social de las épocas de siesta. Pero ·cree
que las sociedades están encadenadas a un sueño eterno. Antes
del 13 de mayo de 1958 negaba que le fuera posible a Francia
salir
del régimen parlamentario en que se recostaba la IV Re­
pública.
·Esta vez, ex¡plicaba por la radio que nadie había podido
ptever, en cada una de las etapas formadas por Nanterre, la
Sorboua, la huelga general y la insurrección política contra el
Estado, ctcil sería la etapa siguiente. Como que el autor de "El
opio de los intelectuales" era un autor de cámara; razonador
y no vidente; pero hacen falta las dos cosas. Para él, la Revo­
lución de mayo de 1968, a pesar de su monotonía tan conforma­
damente revolucionaria, fue un proceso . demencial, sin lógica
interna y :por tanto imprevisible. Sin embargo, bien saben nues­
tros ainigos que la. previsión era tan fácil que incluso no era
una previsión. Cúando se percibe que un ¡proceso conocido se
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DESPUÉS DE LA REVOLUClóN DE MAYO DE 1968
desencadena, decir lo que conlleva por su naturaleza ya no es
prever. Es ver. Aquellos amigos nuestros que preguntaban a
Juan Ousset o a mí mismo en el transcurso de las jornadas de
mayo, y que tenían, por su posición o por su fnnción un real
derecho a recibir una respuesta explícita, saben que
era así
porque ello así fue.
Desde el primer momento hemos dado invariablemente la
siguiente opinión: Esto es una revolución. Y añadíamos: Nadie
sabe si abortará, porque hay muchedwnbre de revoluciones
que
han abortado. Precisábamos aún más: Que aborte o no ma­
ñana, hoy por hoy es una auténtica revolución; y esta revolu­
ción
es la Revolución.
Dar tal D,ílinión no era en rrianera. alguna una hazaña. Todos
nuestros lectores estudiosos han dado el mismo diagnóstico. Es­
taba al alcance de todos los que han sacado algún provecho,
siquiera rudimentario, de las enseñanzas que Ousset imparte
desde hace veinte años y la revista J tineraires desde hace más
de doce. La hora que sonaba era aquella para la que habíamos
trabajado: para evitar que sonara en el reloj de nuestra his­
toria, o si no, para estar dispuestos a vivirla.
Las dudas secundarias se resolvían en otras tantas confirma­
ciones: pero si la C. G. T., se decía, quiere mantener el orden
y
no extiende la huelga más que para canalizarla mejor, y et
Partido Comunista no desea una revolución en este momento.
Pero sus maniobras contribuyen de hecho a extender el movi­
miento. En la Revolución, todos los actores sirven a la Revo­
lución, queriéndolo o no, y sobre todo, sin saberlo: los revolu­
cionarios verdaderos y los falsos, los moderados y los rabiosos,
los que entran en ella para frenarla y los que
entran para ace­
lerarla.
El proceso revolucionario no es nunca tan peligoso, tan
eficaz, como en el momento en que los que participan en él
no saben lo que hacen, ni dónde van, ni lo que quieren: éste
fue el caso de 1789.
Para ello es necesario y suficiente un cierto
proceso sociológico que se desarrolla en el interior de
un cierto
estado mental
y moral de la sociedad. Véase Agustín Cochin,
que es
el gran maestro de esta materia. El genio revolucionario
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JEAN MADIRAN
de Lenin, haciendo en definitiva casi exactamente la revolución
que había querido, es una exc Revolución de 1789 no tuvo en Lenin sino una colección de
fantoches mediocres y habladores de la talla de los Mendes,
de los Miterrand, y de los Georges Séguy, de los Sauvageot
y
de los Geismar. Sin embargo, ella llegó hasta su término, por
ser el término de la Revolución la destrucción final, por ella
misma, de sus propios actores.
* * *
Para aquellos que han vivido las jornadas de mayo 1968
sabiendo lo que vivían, quisiera proponer algunas reflexiones de
actualidad. Naturalmente, serán ininteligibles, o parecerán dis­
paratadas para quienes dormían durante ese tiempo.
II
Cuando el 30 de mayo, en cuatro minutos, esto~ sí, impre­
visibles, porque eran personales y señalaban la irrupción so­
berana de
una libertad que sale al encuentro de un proceso me­
cánico, cuando la tendencia ha sido invertida y la Revolución
trastrocada, hemos tenido que decimos en primer lugar que no
lo habíamos merecido. Más bien, habíamos merecido que la
Revolución continuase. Y en segundo lugar nos hemos
¡:,odido
decir que la Revolución reanudará mañana o pasado mañana
su marcha hacia adelante si la sociedad francesa permanece como
está, desmembrada, vulnerable, criminal.
-¿ Hace usted alusión, en lo referente al 30 de mayo, al
discurso? Vamos por partes. Tocaremos todos esos · puntos, pero sobre
todo los que conciernen al estado revolucionario en que se en­
cuentra la sociedad francesa.
En cuanto al discurso del 30 de
mayo, quizás nuestros lectores hayan notado que cierto nombre
que ellos saben no figura jamás en mi pluma desde hace años.
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DESPUf!S DE LA REVOLUCIÓN DE MAYO DE 1968
Esto no deja de tener su motivo. Desde la Pages del J ournal
publicadas aquí en febrero de 1961, el motivo figura en todas
ellas y se le volverá a encontrar si se desea. Incluso figuraba,
pero ahí por anticipación, en las ,páginas 131 a 133 de mi libro
titulado
Brasillach, que apareció en diciembre de 1960. Aclarado
esto, digamos que ninguna otra persona, el 30 de mayo de 1968,
reunía a la vez capacidad y situación para cambiar de sentido
en cuatro minutos, o incluso en cuatro días, el proceso iniciado
por la Revolución.
- Pero era su primer responsable: diez años de régimen,
diez años de poder, para llegar a eso ...
-Las dos cosas son verdaderas conjuntamente: los diez
años
y los cuatro minutos. Si no se retiene más que una de las
mitad de la realidad. Creyendo poseerla entera, se sufre en esto
un extravío. Viene entonces el inclinarse a una acción que, aunque
sea sin querer, noblemente, es partidista y ya no está regulada
sobre el bien común.
-La parada en seco del 30 de mayo es retroceder para
saltar mejor.
-
No: es la Revolución la que ha retrocedido y es la na­
ción francesa (lo que queda de ella) la que estaba amenazada
en estado de desintegración, intelectual, moral, social y religiosa:
lo cual llama permanentemente al nuevo desencadenamiento del
proceso revolucionario. La Revolución puede comenzar de nuevo
en cualquier momento.
Que haya retrocedido esta vez hace que todavía no hayamos
explotado. Una tregua o re51Piro nos ha sido concedido. Más o
menos largo. Durante el cual hay que trabajar. Pero en serio.
Con método. Y no en el activismo de moscardón, en la agita­
ción política, ni en el romanticismo aventurero. Trabajar. En la
reforma de los espíritns. En la reconstrucción social. En la res­
tauración del catecismo: ¿ creen ustedes que una nación cris­
tiana que está apostatando ahora hasta en un catecismo de ig­
norancia, impuesto a los niños,
no es merecedora tan sólo por
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JEAN MADIRAN
eso de la más terrible de las revoluciones? Ha de ser tenido
en cuenta todo lo que está
eu el orden del ser: social y reli­
gioso, mental y moral.
Que cada uno trabaje en su sitio, en el
ámbito de su deber de estado, según sus capacidades.
* * *
No hay sociedades sin baluartes, aunque sean int~riores.
Pero el baluarte no es más que una condición material del orden
verdadero. No puede proteger más que a una realidad viva.
Lo mismo que era necesario, ciertamente, "de~ender" la libertad
de enseñanza; pero esta defensa no defiende ya nada si no hay
escuelas, ni padres, ni maestros, que hagan un recto uso de esa
libertad. Era necesario el soldado para defender el Imperio :
pero el soldado, aun heroico, no sirve para nada cuando la vo­
luntad, cuando la realidad de una colonización verdadera, hu­
mana, cristiana, se ha difuminado demasiado aunque sólo sea
en la metrópoli. Lo hemos vivido. Todo lo que hemos perdido
exactamente desde hace medio siglo, 1918-1968, lo hemos per­
dido en primer lugar en los corazones,
en ]as conciencias, en
la realidad espiritual de la vida interior, antes de perderlo sobre
el terreno. Defend~r ahora sobre el suelo nacional, contra el so­
cialismo totalitario, nuestro derecho a las libertades naturales,
es una batalla perdida de antemano, y
la Revolución se la lle­
vará inexorablemente tarde o temprano, si no aprendemos a ser
Jo que somos, y a hacer vivir nuestras libertades, en primer
lugar, viviéndolas.
* * *
El riesgo político inmediato es que el Gobierno, queriendo
mostrarse reformador, haga reformas socialistas: unas refor­
mas que eventualmente tengan
un alcance electoral, sindical,
demagógico a corto plazo,
:pero que irían en el seutido de la
Revolución. Es cierto que el Gobierno necesita, o cree necesitar,
reformas rápidamente visibles.
Las verdaderas reformas sanas y
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DESPUÉS DE LA REVOLUCION DE MAYO DE 1968
eficaces son lentas. Exigen, además, un personal dirigente y un
personal ejecutivo, que act~lmente parece que no está a punto
G no está emplazado. Las mejores reformas sociales serán por
otra parte vanas si no se acompañan de una reforma intelectual
y moral de las dases dirigentes, bien entendido que es la clase
intelectual la que más necesita ser profnndamente reformada:
y en primer tér~ino, esta subsección de la clase intelectual, que
es la clase de los políticos profesionales, la de los partidos, de
los sindicatos y de los clubs, de los periódicos y de las radios,
en el caso de que esta subsección puramente parasitaria no
pueda verdaderamente
en este momento ser llamada a otras
ocupaciones.
* * *
Este orden que se ha salvado el 30 de mayo, este orden, no
es el orden. Lo sabemos. Vamos a re,petir en qué uo lo es. Una
revolución que es la Revolución se yergue contra wn orden que
no es el orden1. Pero no es cierto, y sería por otra parte impo­
sible, que este orden no sea de ningw1a manera el orden. Sub­
sisten siempre, mientras se está del lado
de acá del caos abso­
luto, verdaderos elementos de orden público, insuficientes, mal
ajustados que, sin embargo, permiten ·ta vida cotidiana. Son esos
elementos reales de orden público a los que la Revolución ata­
caba en mayo de 1968, para reducir al conjnnto
de la población
entontecimiento, al miedo, a la desesperación: la seguridad fí­
::iica de las personas, su libertad de movimientos, su tranquilidad,
sus complicaciones, sus comunicaciones sociales, los intercam­
bios, los abastecimientos y hasta la posibilidad de expresar una
opinión individual sin ser constreñido a bajar la cabeza ante
la opinión colectiva
de los soviets anónimos instalados en todas
partes. Este orden real, carente de justicia y de consistencia,
hay que curarlo, pero no asesinarlo.
Porque no se trata a la materia social como se trata a la
materia
verbal. Si el borradof de un artículo es demasiado malo,
se borra todo y se vuelve a empezar:· lo cual no se puede jamás
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JEAN MADIRAN
hacer con una sociedad:1 aunque su orden sea muy malo, aun
cuando su orden sea demasiado malo.
La Revolución pretende borrarlo todo y volver a empezar.
Borrar la sociedad
y volver a empezar la sociedad. Borrar al
hombre y empezar de nuevo al hombre. Antes de ser un crimen,.
es una ilusión. Es necsario siempre y en todas partes, en todos.
los casos, batirse contra la Revolución, Aunque no se poseyera.
más que un mendrugo de pan y uua frágil esperanza, ella los
borraría también para siempre.
* * *
Diez años después del 13 de mayo de 1958, Francia estaba,
pues, en situación revolucionaria, y aún lo está. ¿ Por qué?
Incawz de analizar o de imaginar una sociedad establecida
sobre sus cimientos naturales y poderoso inventor de absurdos,.
Karl Marx debe, por el contrario, ser atentamente tomado en
consideración, cuando expone la gestión y el desarrollo de la
Revolución. Si yo fuera allegado a los grandes de este mundo,
les propondría meditar este extracto del capítulo séptimo de su
libro,
Le 18 de Brumaire y Louis Bor,aparte, que he aquí en
traducción libre:
"La Revolución va hasta el fondo de las cosas. Lleva su
empresa con
m,étodo. Había en primer lugar perfeccionado el
poder parlamentario para que
juera posil,le derrocarlo. Alcan­
zada esta meta, perfecciona entonces el poder ejecutivo, lo re­
duce
a ~ más simple expresión, lo aisla, lo opone a ella misma,
dirige
a partir de ese momento contra él todos los reproches
y hace de él el único obstáculo para la Revolución para poder
concentrar sobre él todas sus fuerzas de destrucción."
Del 13 de mayo de 1958 había salido una cierta restaura­
ción
del Estado: un fortalecimiento del poder ejecutivo. Esto no
basta, de suyo, para contradecir a la Revolución. Eso puede in­
cluso servirla, si
el E,stado es el único que está en pie.
Los manifestantes del inmenso sobresalto nacional que se
ha desencadenado en París la noche
del 30 de mayo decían
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DESPUÉS Di': LA REVOLUCIÓN DE MAYO DE 1968
en sustancia: El Estado n mismo que negaban, lo demostraban en
el sentido que intere­
sa aquí.
El Estado está solo frente a la Revolución. Y contra la Re­
volución, una muchedumbre de ciudadanos sin organizar se ha
lanzado, con toda razón, a socorrer a un Estado que, con todo,.
no
por ello permanece menos solo.
¿ Que esos ciudadanos se organicen en todas partes y en se­
guida? Lo harán en comités de acción cívica que serán for­
zosamente de tipo revolucionario; sin consistencia local ni profe­
sional, sin otra consistencia que la de un partido, y un "partido''"
puede ser, bien comunista, fascista, demócrata: todo PARTIDO,
por su estructura, y cualquiera que sea su programa, da una
educación y unas costumbres sustancialmente revoluciOnarias a
quienes militan en
él. Yo no digo que en esta circunstancia, y
en
el desierto social francés, los ciudadanos hagan mal en ma­
nifestar masivamente su voluntad de cerrar el paso a la Revo­
lución. Lo que digo es que esto no bastará en absoluto para
sacar real y durablemente al Estado de la soledad social en la
que él mismo se ha instalado.
Frente a la Revolución, el Estado es un obstáculo indispen­
sable,
pero a la larga, insuficiente. La Revolución lo sabe. Dis­
pone de tiempo; y nO quiere otra cosa. Un Estado sin cuerpos
sociales no tiene más que prefectos, gendarmes, y un apoyo even­
tual de gendarmes voluntarios y suplentes. Aunque tenga tantos
como. necesita, le . hace falta también otra cosa, sin la cual está
derrotado de antemano, no en la primera batalla, sino en una de
las siguientes.
Le hace falta un bosque social de asociaciones libres de fa­
milias y de municiprios, de escuelas libres, de universidades autó­
nomas, de profesiones corporativamente organizadas, toda clase
de cuerpos intermedios no políticos con verdaderqs poderes eco­
nómicos y sociales.
No solamente una Hdescentralización" que
se limite a una simple redistribución centrífuga de competencias
administrativas entre el núnisterio del Interior y las (l¡refecturas.
Sino la reconstrucción de un tejido social. Es todo el problema.
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JEAN MADIRAN
A la vez: el de un orden humano y justo y el de una sociedad
espontáneamente impermeable a la Revolución.
La Revolución procede y progresa deshaciendo los lazos so­
ciales naturales. La Contrarrevolución consiste en tejerlos incan­
sablemente.
Entonces, ¿a trabajar?
;A la obra!
III
Durante algunos dí~s, ¡ah! si pudieran no ser olvidados, sino
comprendidos ; durante algunos días los menos avisados han com­
probado, pqr sí mismos la función esencialmente subversiva de
esa "información" moderna, impuesta como un derecho y acla­
mada como un progreso por todos los partidarios conscientes o
inconscientes de
la Revolución. No se trata de la información
tendenciosa, engañosa,
pérfida, que tam¡poco falta: sino la infor­
mación en sí misma, y sobre todo la audiovisual, que es por na­
turaleza un lavado de cerebro y tiende a transformar a sus audio­
espectadores en otros tantos atolondrados sin critica y sin de­
fensa.
Los que quisieran profundizar la impresión fugitiva, pero
intensa y verdadera, que han tenido como en un relámpago, no
tienen
más que precipitarse sobre las actas del Congreso de
Lausana de 1965:
La Informaciim. Hace ya tres años que todo
fue dicho. En mayo lo habréis comprobado, por ello seré muy
rápido en este capítulo.
* * *
Entre mil ejemplos de mayo de 1968, sólo me fijaré en el
más anodino. Los ejemplos anodinos son los más claros, porque
Ja emoción, la pasión y la interpretación no interfieren su examen.
y el mecanismo aiparece en ellos con la claridad de su esquema
esencial. Lo saco de la prensa escrita y no ya de una cualquiera,
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DESPUES DE LA REVOLUCIÓN DE MAYO DE 1968
sino de Le Monde de 25 de mayo, l." edición, página 4, de un
título sobre
dos columnas:
"Inteidentes en. Lyon, Bordeaux-, Caen".
Este es, pues, el título, en medio de otros títulos, en su sitio
en la orquestación, reforzando el .tono general y contribuyendo a
amplificar el movimiento.
Pero he aquí el texto:
1.0 Referente a Lyon, copio literalmente: "No ha habido
incidentes''.
2.º Referente a Burdeos: todo ha transcurrido ese día, "sin
el mewor choque".
3.0 Referente a Caen: "No ha habido incidentes".
A la vista de lo cual diréis sin duda:
; Indecentes! Les hemos cogido con las manos en la masa. Lo
han hecho a propósito.
Se han merecido que se les juzgue asl. Peor para ellos.
Pero no se trata, a mi parecer, ni -siquiera de eso.
En efecto; haré dos observaciones.
En primer lugar, Le M on,le tiene la honradez de no trans­
tormar
el texto de los telegramas publicados bajo ese título.
Otro periódico, y no solamente.
l' H wmmvité, hubiera inventado y
añadido gustosamente "in.,').dentes" en el propio texto.
En segundo lugar, la elección de un título es un reflejo auto­
mático. Teniendo que
agrupar bajo un mismo título tres telegra­
mas de agencia, o tres comunicaciones de sus ·corres¡ponsales, el
redactor responsable
no ha leído su texto detalladamente, ese
texto que contaba que tres manifestaciones habían transcurrido
"sin incidenteS". Ha rotulado "incidentes'', sin pensar en más,
porque conoce su oficio,
era el título interesante, el título que
"habla", el título que atrae la mirada. Eso es todo. Otro en su
lugar hubiera hecho como
él, sin segundas intenciones. E.so es
el periodismo y esa es la información.
* * *
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IBAN MADIRAN
Reduzcamos el esquema a su esqueleto.
Un periódico que apareciera ·con sus titulares así: "Hoy, no
hay nada nuevo", no sería comprado por nadie, nadie le leería.
El lector ocasional sabría todo lo que tiene que saber, leyendo
solamente
el título que está colocado en el quiosco. El suscriptor
tiraría su periódico en cuanto lo abriera. Para atraer al com­
prador,
para retener la atención del suscriptor, un periódico
necesita rotular sobre el tema: Todo está cambiado, o bien:
Todo es nuevo. E.sta sencilla necesidad -técnica es la raíz del ca­
rácter fundamentalmente subversivo de lo que se llama "la infor­
mación".
No funciona con alguna realidad psicológica ni alguna
eficacia comercial más que funcionando en el sentido del cambio,
de la mutación permanente, del cine universal, de la Revolución.
Lo que es sólido, lo que es estable, lo que ,permanece, no es
materia de información.
Como
el problema parece insoluble se prefiere no pensar en
absoluto en
él. Sin embargo, está planteado. En términos claros:
ninguna sociedad sometida al régimen de la información mo­
derna puede a la larga sobrevivir.
* * *
Un motín es una violencia localizada. Todas las emisoras
de radio
cuando OS lo hacen "vivir en directo" hacen informa­
ción,
y quizá incluso información objetiva. Pero se trata de la
violencia del motín instantáneamente extendida a toda la nación,
y .en el .domicilio de cada uno. Es la puesta en marcha sin límites
del
psicodrama revolucionario. Incluso si es sincera y verdadera,
una tal .'~información" es, por naturaleza, subversiva. Los que han
defendido el 't.derecho a la información" no lo habían previsto.
P0r otro lado, no. sabían de qué hablaban.
* * *
Cualesquiera que sean las intenciones y pensamientos de cada
persona individual,
la categoría de los informadores políticos de
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DESPUÉS DE LA REVOLUCIÓN DE MAYO DE 1968
prensa y de radio televisión, es al bien común político por es­
tructura técnica, exactamente lo que la categoría de los irinfor­
madores religiosos" es a la fe cristiana: el agente manifiesta­
mente más virulento de la desintegración, de la subversión, de la
Revoluctón,
* * •
En el siglo x.x, se ha tenido varias veces la idea de inventar
un reportaje "periodístico"
de la Pasión de Nuestro Señor, que
a la sazón no era posible porque no había periódicos. Eso nos
dicen. Pero es por otra razón mucho más fundamental por la que
un reportaje semejante es imposible de hacer en el acto: porque
sobre la marcha, los apóstoles y los mismos discípulos ni saben,
ni imaginan lo que va a nacer de la Cruz.
La
Pasión de Nuestro Señor no es materia de información.
En el mejor de los casos puede darse la casualidad de que origine
en el mismo momento
una información de tres líneas: "Un os­
curo agitador judío ha sido condenado a mu:erte. La ejecución dio
lugar a ligeros incidentes sin consecuencias."
La información es siempre del momento mismo. Bastan unos
días, y aun unas horas, basta el tiempo para reflexionar, para
-que se transforme en una información superada.
Las técnicas de la información moderna exigen en primer
lugar de quien las maneja que se sitúe fuera de las condiciones
humanas de reflexión, de meditación, de confrontación que per­
miten penetrar
en el alcance de un acontecimiento.
* * *
Se ha dicho mucho, y yo también he debido de repetirlo
maquinalmente, que
San Pablo hoy se haría periodista. Pero,
¿ qué periódico publicaría sus epístolas, siquiera como "Carta del
lector"? Ninguno. Y de todas maneras, las Epístolas de San
Pablo no son materia de información.
* * *
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JEAN MADIRAN
La información moderna, por naturaleza, ignora lo que es
importante; no se retiene más que lo superficial, ajena a la di­
mensión interior
y a la dimensión histórica. Está psicológica­
mente a nivel de la actividad' sensorial, pero invasora hasta el
punto de suprimir la actividad propiamente intelectual, Es, en
todo momento, lo contrario de una educación del espíritu. Es
una desmentalización. Incluso es1 como anunciaba Péguy, una
''Descreación'': el principio de la descreación del mundo.
* * *
Informadores de la información moderna, vosotros pretendéis
hacer de mí un hombre informado de todo lo que necesita saber.
¿ Dónde, cuándo, cómo me habéis informado de los conocimientos
necesarios ¡para mi salvación eterna? ¿ Y de las condiciones de
supervivencia de las sociedades? ¿ Y de la ley (moral) natural?
Vuestra información
es todo lo que no es esencial. Lo que
Pascal llamaba: la diversión
(le divertissement).
* * *
Hay un Ministerio de. Información. También había un Minis­
terio de Educación Nacional. La próxima vez será la informa­
ción, como esta vez la Universidad, la que se hundirá en la
revolución
y en la nada.
IV
Con una inteligencia sin igual, con mucho talento, sangre fría
y consciencia de sus responsabilidades, sí, con una perfecta y
casi genial adecuación a su papel, M. V aléry Giscard d'Estaing
ha llevado durante la crisis a un grado extremo de exactitud
ese papel de manifestación, de encarnación visible y tangible
de
la categoría numerosa que Bernanos ha denominado: "los im­
béciles".
La persona de M. Valéry me es totalmente indiferente,
no le deseo ningún mal, le deseo
tocias las prosperidades imagi-
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DESPUES DE LA REVOLUCI6N DE MAYO DE 1968
nables; es la ejemplar importancia moral de su :personaje lo
que quiero subrayar, porque es infinitamente instructiva.
En
ningún momento, y ni aun en la mañana del 30 de mayo, fecha
de su "declaración" la más bella y la más completa, M. Valéry
1.0 se ha dado cuenta de que estábamos Cú1TI!P!"Ometidos en una
revolución que era la Revolución. Lo había comprendido todo
y lo había dicho todo en términos escogidos. Todo salvo ese
pequeño detalle. No tengo ningún deseo
de perjudicar su ca­
rrera política, sobre la cual, por otra parte, no tengo ningún
contacto ni ninguna influencia. Digo, simplemente, que es el cam­
peón de Francia de todas las categorías, cuando declara el día
30 de mayo por la mañana :
"De esta crisis puede aún salir o el bien · o el mal. El mal es
la dislocación política, el hurndimiento de la economía, de la
moneda y del em,pleo. No estamos lejos de ello. El bien, es la
realización en común
de una democracia moderna, reformadora
y justa."
El 30 de mayo por la mañana, después de una noche apaci­
ble. un zumo
de frutas y su gimnasia cotidiana, M. Valéry Giscard
d'Estaing daba su diagnóstico : "dislocación política1 hundimiento
de la economía, de Ja moneda y del empleo". Para entonces,
decenas o centenares de millares de franceses padecían perso­
nalmente la arbitrariedad revoluciona:ria, exptilsa-dos de sus em­
pleos por decreto "sindical", con prohibición de residencia por
el soviet local, ya estaban funcionando la tiranía y el lavado de
cerebro, bajo la coacción psico-sociológicas, en millones de lugares
profesionales, ya la realidad del sistema totalitario instalaba sus
mecanismos, pero M. Valéry Giscard d'Estaing
no se ha enterado
de nada de ello y sigue sin haber nada. Ignora desde siempre
lo que es la Revolución, y no la distingue, aun cuando pasa bajo
sus ojos. Es el prototipo del personaje que no sabía nada, pero
que además es incapaz de aprender, porque los treinta días trans,.
curridos del mes de mayo de 1968, fecha de su declaraci6n, no
le han enseñado nada. Gira en vacío como una máquina que
hubiera sido construida con
las piezas más raras y más precisas
pero con la intención de que nunca pudiera servir para nada. El
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JEAN MADIRAN
peligro, según él, el 30 de mayo por la mañana, era la "dislo­
cación política,
el hundimiento de la economía, de la moneda y
del empleo". Muy exacto, a nivel de un copista de un despacho
de aduanas, en la suposición de que ese copista
no tuviera nin­
guna cultura intelectual, histórica o social;
y aun en el supuesto
de que no tuviera un pequeño soviet local instalado en su oficina,
o de que no hubiera
com¡prendido nada. Pero como el puesto de
empleado subalterno de aduanas no es precisamente el que de
momento ocupa, yo declaro, que, colocado donde está, M. Va­
léry Giscard d'Estaing es objetivamente el aliado más eficaz de
la subversión.
Es peor que un diputado comunista: porque un
diputado comunista no es más que un diputado comunista, mien­
tras que M. Valéry Giscard d'Estaing en un Parlamento, es
mucho más útil por sí solo a la Revolución que cien diputados
comunistas,
En una Francia donde los dirigentes políticos y so­
ciales fueran todos como Valéry Giscard d'Estaing, un partido
comunista que tuviera solamente quinientos militantes no nece­
sitaría ni siquiera una semana para ,;poderarse de la totalidad
· del poder.
* * *
Y o no escribo para M. Valéry Giscard d'Estaing ni para
los que están en su caso. Porque en ese caso no hay nada que
hacer, es una desgracia irremediable. No tengo nada que decir,
ello estaría por encima de mis fuerzas, y probablemente por en­
cima de las fuerzas de cualquiera; yo no tengo nada que decir
a los que,
del 10 al 30 de mayo de 1968, no han visto que
estaba pasando algo: alguna cosa totalmente distinta
de una
simple amenaza de "dislocación política" y de "hundimiento
económico". Ya sé que hay muchos así. Especialmente en los
medios patronales. No se puec!e hacer nada por ellos, como ya
lo sabíamos desde hace tiempo, no se les puede salvar, por
añadidura a pesar de ellos y contra ellos. Ciertamente que hace
falta que los imbéciles también puedan continuar viviendo. Pero
como no hay que perder un minuto, hay menos que nunca que
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DESPUÉS DE LA REVOLUCIÓN DE MAYO DE 1968
perder un minuto con ellos. Como no fuera para darles un bi­
llete de ida sin vuelta al Club Mediterráneo de Agadir o del
Hit ton de Aca pulco.
* * *
Los que no habían estudiado la Revolución en los libros han
tenido en mayo de 1968 la suerte y la responsabilidad de
vi­
virla durante veinte días y después la de ser liberados de ella.
Va a volver: nadie sabe cuándo ni cómo, pero volveráJ idéntica
a sí misma, monótona, mecánica, la misma inmensa marea ciega,
cuya ola
no perdona en su subida ninguna anfractuosidad. Porque
1a Revolución no se parece en nada a los sólidos, ni a los gaseo­
sos, sino que
se parece a los líquidos y al océano: es un nivel
que sube, con una apariencia desordenada de
espuma y de olas
en todas direcciones,
en la que en un i,nstante no siempre se
sabe si avanza o retrocede, pero que sumerge progresivamente
a la roca, al dique y al castillo de arena, con el mismo movimiento;_,-''
uniforme y único, enmáscarado por la resaca, las ondas y el
detalle de los mil dramas particulares en que se sepultan y
nivelan los desechos, los guijarros y las huellas de pasos sobre
la orilla. Vosotros, que la habéis vivido, quizá por primera vez,
en
el mes de mayo de 1968, lleváis ahora delante de Dios y
de la historia la doble responsabilidad de hacer todo, desde hoy,
para impedir que V'Uelva, y si vuelve, para estar preparados.
* * *
Dejad a los muertos que entierren a los muertos. No está
en nuestras manos volver a la vida a los cadáveres intelectuales
que
aún deambulan en el circo político en todos los niveles de
1a jerarquía social. El tiempo apremia, y es preciso que nos una­
mos
para trabajar todos los que hemos reconocido o aprendido
a conocer
el rostro de la Revolución. Apresurémonos, pero apre­
surémonos despacio. No sirve para nada dar grandes pasos si
son grandes pasos en
el absurdo, como decía San Agustín:· M agni
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JEAN MADIRAN
passus sed extra viam. Cuando se comprende lo QUE ES la
Revolución, se comprende lo que es en la misma medida, lo que
es REALMENTE contrarrevolucionario. Esta Revolución fa­
llida de mayo de 1968 tenía una diferencia radical, me parece
que una sola, con aquella de 1789 y con esa de 1917:
por
primera vez fue una Revolución entendida como tal Revolu­
ción en el mismo momento en que se iniciaba. Por primera vez,
los contemporáneos y las víctimas de la Revolución no eran todos
radicalmente ignorantes del proceso revolucionario en
el mo­
mento
mismo en que se ponía en marcha. Es el único factor
que ha cambiado _en la génesis de las revoluciones modernas.
Siempre habrá
un gran número de Valéry Giscard d'Estaing:
pero hay ahora, en todos los niveles, ciudadanos más o menos
advertidos
de los procedimientos de la subversión. Es sobre
este factor nuevo donde se puede influir: aumentando su
peso,.
su ,consistencia, su extensión; perfeccionando su lucidez; instru­
yendo su voluntad de actuar y de reaccionar, de combatir y de
vencer.
Hay que trabajar con la gracia de Dios, que ama ben­
decir los trabajos más modestos y más humildes, y conferirles
cuando le place una misteriosa y soberana eficacia. La Contra­
rrevolución
se hace yendo a ver a su vecino., tomando contacto
con su colega, volviendo a crear en la base pequeñas comuni­
dades vivas de ayuda mutua, de sostén mutuo, de autodefensa.
En tiempo de Revolución es necesario, en rPrimer lugar, no estar
solo, donde está uno ~ su sitio, profesional, social o cívico. En
segundo lugar es necesario no trabajar más .que con aquellos a
quienes se ha
enseña,do a conocer de antem'ano la Revolución.
Tomad vuestras medidas para la próxima vez. Si no sabéis cómo
proceder, leer
el libro de Juan Ousset titulado /' Action. Y si
necesitáis ejemplos concretos, los encontraréis en el libro póstumo
de Antoine Lestra: Historia de la Congregación de Lyon (1).
Veréis
en él que se puede sobrevivir a las revoluciones, sin dejar
de hacer lo que se debe de hacer. Y si es necesario morir, se
(1) ·Estos libros se venden en el "10ub du Livre Civique", 49, due Des
Renaudes, París, 17.
560
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DESPUÉS DE LA REVOLUCIÓN DE MAYO DE 1968
puede, según la frase célebre del .general De Castelnau, "morir
poderosamente''.
Lo peor es morir por nada, bajo la piel de un Girondino,
de
un Giscard, de un imbécil.
Amigos lectores, con calma, resueltamente, en presencia
de
Dios, prepararos.
V
El mayor crimen de la sociedad francesa desde hace diez: .
años, y desde hace veinticinco, es el que cada día se comete contra
la juventud. Su principal derecho es el derecho a la educación
intelectual y moral.
El fundamento de la relación social es : que
antes de ser una solidaridad entre iguales, es una disposición
orgánica entre derechos
y deberes disimétricos, de deudas in­
cancelables y de ternuras gratuitas, en las que el perfecciona­
miento
de cada individuo es recibido antes de ser asumidor
Cuando falta este fundamento, cuando desaparece ese contrata
social, que no está otorgado por nadie, pero que se impone a
todos, la subversiói:i ya está ·realizada.
En las sociedades animales, los pequeños reciben la vida fí­
.!;ica y después se van muy pronto cada uno por su lado, o entran
automáticamente en la colmena o en el hormiguero. En la sociedad
humana, los niños reciben además la vida
moral y la educación,.
que conlleva todas las formas de aprendizaje
y de instrucción,
y que es, principalmente, la e_ducación de la libertad. Puesto que
hay que aprender a ser libre: hacen falta maestros y disciplina.
La libertad del alma es una conquista difícil y larga, en la que
el niño es al principio estrechamente conducido, después flexi­
blemente ayudado, y al fin discretamente apuntalado: al cabo
de
lo cual, y solamente al cabo, em.pieza a integrarse por sí mismo
en
una civilización al mismo tiempo que eventualmente hace para
ella una aportación original.
¿ Qué verdades, qué costumbres, qué libros, qué diarios, qué
cine, qué expansiones, qué trabajos, ha ofrecido nuestra sociedad
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JEAN MADIRAN
a los. jóvenes desde hace diez años, desde hace veinticinco años?
La juventud vive para aprender y para perfeccionarse; con libros
o sin ellos, en la familia o en la ciudad, en las escuelas o en los
oficios, ¿ a qué aprendizajes dignos del hombre hemos llevado a
la juventud? Se le ha cebado de basura y de vacío.
Ha vomitado
el vacío y la basura. Como ha podido. Ha hecho bien. Está bien
hecho (2).
La Universidad racionalista y cientista, convertida por aña­
didura en marxista, ninfomana, audio-visual, analfabeta y deli­
rante, se ha hundido. No queda nada de
ella. A ésta, ya no se
1e volverá a ver más.
-Entonces, ¿ hay que perdonar a los estudiantes sus violen­
cias?
-¿ Qué estudiantes? La información decía: "los" estudian­
tes,
"los" trabajadores, mentira automática y consustancial de
las
técnicas informativas. En mayo de 1968 había varias cate­
gorías de estudiantes que
eran diversamente revolucionarios y
varias categorías que diversamente no lo eran. Hubo allí la ins­
talación violenta de una minoría decidida. (Pero siem¡pre pasa
así más o menos.) A los estudiantes revolucionarios hay que
combatirlos como
a cualesquiera otros revolt,tcionarios, y con el
mismo derecho.
Han tomado sus responsabilidades, que afronten
los riesgos. Las responsabilidades de la revolución violenta atraen
sobre los que las
toman los riesgos de todas las contraofensivas
oportunas de la legítima defensa. Pero, ¿perdonarles?
No tenemos
nada que perdonarles.-No son culpables. En su conciencia in­
dividual y delante de Dios, nadie sabe nada.
Pero delante de
la sociedad, son, ante todo, unas víctimas. Unas víctimas, lo mis­
mo en
París que en Roma, en Lovaina que en Berlín, del más
gran crimen de nuestras sociedades occidentales que ya no saben
qué enseñar a sus juventudes, y cuyas Universidades ya no en­
señan más, indirecta y aun directamente, que la Revolución. Quizá
(2} Nota del traductor: No es éste el caso de España; y en la propia
Francia, las cé!U1las de La Cité Catholique hacen generosas ofertas de
formación.
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DESPUÉS DE LA REVOLUCIÓN DE MAYO DE 1968
nunca una juventud estudiosa llegó a ese punto de fidelidad a
1o que se le había enseñado por el conjunto de la clase inte-
1ectual situada, desde
el editorialista de El Figaro hasta el ani­
mador cultural, pasando por todas las categorías
de profesores,
4:le filósofos, de charlatanes, de clérigos: la nada, la basura in­
telectual, la subversión.
Ninguna medida administrativa, ninguna reforma adminis­
trativa, cambiará nada.
No se puede refonnar a las inteligencias
por decreto. Toda la "inteligentzia" francesa está bajo
el régimen
mental de la revolución permanente, sacerdotes
y profesores,
periodistas y cineastas, novelistas y filósofos. Lo estamos di­
dendo aquí desde hace doce años. Pero los más grandes espíritus
de nuestro país y los más diversos, de Maurras a Peguy, de
Claudel a Cha·rrier, anuncian desde hace más de medio siglo
1a necesidad de una reforma intelectual, lo que quiere decir la
reforma de los intelectales por los intelectuales. Una reforma así,
ni aun un Carlomagno podría hacerla con los medios del Estado;
podría únicamente favorecerla más o menos en el orden de la
causalidad material. Por de pronto, y para la supervivencía de
1a nación francesa, sería más sensato, si fuera posible, echar a
un lado a todos los intelectuales, también a ellos, como a los po­
líticos, dejándoles ir bien en un compartimiento estanco hasta
el final de su propio aniquilamiento o bien a emprender su
reforma interior en
el trabajo y en la humildad.
No soñemos. Los intelectuales degradados en técnicos de la
información, en animadores culturales o espirituales, en psico­
sociólogos
y locutores de ·radio, en charlatanes de todas clases,.
siguen detentando los medios de comunicación social y mantienen
1a opinión pública en estado de sonambulismo. Siempre es la
misma verborrea, el mismo cine, el mismo universo fantasmal,
neurótico, erótico-publicitario, el mismo academismo
y el mismo
conformismo de la degradación mental. Del Figaro a l'Humaniité
de l'ORTF a los soviets de la Sorbona, no hay winguna diferen­
cia fundamental, porque los diversos papeles que detentan son
todos
para la Revolución. Lo mismo que no había ninguna di­
ferencia fundamental
entre los Feuillants, los Girondinos y los
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JEAN MADIRAN
Montagnards: porque todos habían, en distintos papeles, ser­
vido a la Revolución en sus distintos estadios de 1789 a 1795,
antes de ser, cada uno en su turno y según un proceso lógico,
las víctimas necesarias. Porque la Reyolución, implacable con sus
enemigos, lo es en el mismo grado para sus servidores cons­
cientes o inconscie"ntes. Todos la sirven sin querer; están los
que
la sirven creyendo moderarla o apaciguarla, del Fígaro a
los Feuillants, de los Girondinos a los Mendes; y están los que,
sirviéndola voluntariamente,
sirven de hecho, siempre, a otra
Revolución que a la que habían imaginado. El caso de Lenin,
lo repito, realizando y controlando muy apToximadamente la
Revolución que había querido, es a la vez, único y superfluo~
No ha habido ningún Lenin en la Revolución de 1789; todos
han ido allá donde no sabían que iban, incluida la guillotina, La
Revolución tiene su proceso sociológico (realmente diabólico)
más fuerte que
la voluntad de los hombres comprometidos en ella.
Lo importante no es creerse revolucionario o antirrevolucionario,.
lo importante es saber qué es lo que sirve realmente a la Re­
volución, tanto bajo la etiqueta antirrevolucionaria como bajo la
etiqueta revolucionaria: una Revolución que no es ni la que
los unos creen
preparar, ni la que los otros creen combatir o
frena·r.
Toda la clase intelectual, por entero, tal como está hoy, sirve
a la Revolución. Las excepciones son individuales
y por otra
parte, poco numerosas y no se -sujetan a las etiquetas eventual­
mente liberales, centristas, moderadas o contemporáneas.
Lo
,que cuenta es el ser y no el parecer, la sustancia y no los acci­
dentes visibles; el peso real, la auténtica densidad. La filosofía
de Descartes, que era
hombre de orden y de razón, prepara la
Revolución. La anarquía aparente de un San Francisco de Asís,
la contraría radicalmente. El filósofo moderno, en cuanto tal, es
un malhechor público: "El miás grande de todos los criminales,
decía Chesterton,
es el filósofo moderno, liberado de toda ley."
Liberado de la ley natural, o del Decálogo, el filósofo moderno
subvierte toda posibilidad de educación y destruye, en pensa­
miento y .por el pensamiento, las condiciones de la vida. Esto
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DESPUÉS DE LA REVOLUCióN DE MAYO DE 1968
estaba relegado a la teoría, a la retórica, virtual, implícita, in­
consciente
y solamente perceptible al genio de un Chesterton
-o de un Péguy, de un Blanc de Saint Bommet o d'e un Claude!.
El peso real,
el verdadero alcance de un pensamiento, no apare­
cen muchas veces a los profesores que lo fraccionan en fórmulas
hechas, en series de palabras ensartadas unas en otras, en ca­
pítulos de manual: esta clase de moneda no deja de ser
una
moneda falsa, que ex¡pulsa a la verdadera, desintegra el pensa­
miento, degrada las
almas. Llega un día, el nuestro, en el que
la filosofía moderna alcanza normalmente su último tér.mino de
n1aduración, de pudrimiento, en el que al fin, consciente de lo
que llevaba
en sí, se le oye anunciar claramente lo que era, sin
saberlo demasiado bien, desde siempre. He aquí lo que un filó­
sofo moderno ha escrito en 1966, en un número de revista de­
dicado a un tal
J ean Paul Sartre:
"Hacerse oír no es atraer la simpatía. Es sembrar el terror.
La filosofía de mañana' será terrorista. De ninguna manera
-filosofía del terrorismo, sino filosofía terrorista, ligada a una
práctica política del terrorismo."
Esa es toda la filosofía moderna que estaba ligada sustancial­
mente a
la práctica política del terrorismo que ella ha alumbrado.
Semejante declaración no hubiera extrañado
nada a un Charles
de Koninck, no extrañará a un Gilson. El resorte principal y
último de la filosofía moderna no está en un error de la inte­
ligencia, sino en una revuelta de la voluntad, es un non serviam
universalmente destructor. De Descartes, que ciertamente se
hubiera horrorizado, de Descartes a Kant, de Kant a Hegel, de
Hegel al coctail Molotov, la consecuencia es válida.
• • •
No he venido a deciros: "Yo" ya os lo había dicho. Se
trata de mí. Bien sé que no -he inventado nada. Vengo a deci­
ros: Todo eso está en Péguy. Principalmente. Y en Chesterton.
Y en Caries de Koninck. Y en veinte más. Cien veces anunciado,
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desmontado, demostrado. Con cuarenta y cincuenta y sesenta años
de anticipación. La comedia que nos representa la Revolución
tiene sus
papeles escritos punto por punto, desde hace tiempo,
con todas las notas explicativas a pie de página. Ya es hora de
-que al fin se comprenda. Ya es hora.
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