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Arturo Alonso Lobo, El Padre Arintero

INFORN.ACION BIBUOGRAFICA
pecíficos de apostolado, sobre todo laical, en los que el sociologis­
mo, el horiwntalismo y el naturalismo triunfan sobre el misticis­
mo, la unión con Dios y la vida sobrenatural sacramental. Estos
movimientos faicales, demasiado limitados a la ['evisión de vida,
a .la problemática temporal y otros medios activos de formacíón,
derivan con frecuencia a un cristianismo horizontalista, con ,grave
atrofia

de los valores
verticales y, por tanto, con una horizonta­
lidad muy insuficientemente it"eligiósa y cristiana. La formación
específica suele ir acompañada de deficiencia de formación común,
y las verdades más elementa:les de la fe, la vivencia del Evangelio
como pregón
y gracia, quedan en la penumbra, retrasadas cuan­
do no problematizadas. Y, sin embargo, las realidades básicas
cristianas, aceptadas con fe y vividas eri espíritu de fe, son las
que más importan y más peso específioo salvador ponen en la
obra de apostolado, A la
trivialización del

apostolado se puede llegar no sólo por
exceso de formalismo pietista y por una predicación o vida ru­
tinaria, sino también y más aún por un exceso de especialización
en la técnica de los medios de apostolado y cuando la adaptación
al mundo se
tiraduee en
traición
al Evangelio.
No
podemos seguir

al antor a lo largo de su denso y
complejo
trabajo,

verdadero arsenal para oonocer
la problemática que al
apóstol 1.e plantea el momento presente eclesial. Pero sí queremos
dejar constancia del buen criterio que, en general, lo preside,
pues aunque señala los peligros que amenazan a la acción apos­
tólica de uua y otra parte, del lado del verticalismo exagerado y
del horizontalismo prevalente, escoge el justo medio, equilibran­
do dentm de la jerarquía cristiana de valores. El libro es, ,pues,
muy bueno, aunque algo
difuso.
B. MoNSEGÚ.
FrtRJ Arturo Alonso Lobo: EL P. ARINTERO (*)
El dominico Fray Arturo Alonso Lobo ha publicado uua bio- ·
grafía del P. González Arintero. Tenía yo dieciséis años cuando
vi, por vez primera, escrito el nombre de este famoso leonés. Fue
al leer el Preludio de la Defensa de la Hispanidad que Maeztu
(*) P. Arintero Alonso Lobo, O. P.: El P. Arintero. Precursor clari­
vidente
del Vaticano JI. "La vida sobrenatural" Salamanca, 1970. Pre­
sentado por el P. Fr. Aniceto Fernández, O. P. Maestro General de la
Orden.
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publicó en Acción Española, en 1931, trabajo que le valió el pre­
mio Luca de Tena de aquel año de triste recordación ... Sabido es que Maeztu pone la
figura de

Arintero en parangón
·con la
de
Balmes, Donoso y Menéndez Pelayo. Y nos dice que cualquiera
de ellos, y todos en conjunto, puede mostrarlos con orgullo la tra­
dición española.
Por .estas mismas fechas encontré unos números de la revista La vida sobrenatural en la cortita biblioteca de unas tías mías,
auténticas santas, en la villa marinera de Agaete, provincia de
Las
Palmas, donde
nacieron mis padres
y sus quince hijos, de los cuales fui yo el número trece. Volví entonces a leer el nombre
del P. Arintero,
y gusté de su doctrina, en unos artículos que me
parecieron sensacionales
y de una erudición ascético-mística ver­daderamente pasmosa. En
193,S adquirí
la obra del Dr. D. Rafael García y García
de Castro, hoy Arzobispo de Granada
y entonces canónigo lec­tora!, Los Apolo'[f,stas Espa,ñoles, donde

figura
el P. Arintero como uno de los grandes RJX>logistas del catolicismo contemporá­neo, paladín incansable de la vida interior y de la santidad de las
almas. En 1936, un año más tarde, publicaba, en Cádiz, el Padre
Adriano Suárez, O. P., una Vida del P.
Arintero, en

dos
to­mos, ilustrada con fotografías. La compré, la leí despacio y, desde aquel momento, me consideré un arinteriano en espectativa de
leer las obras de este religioso dominico, al que me vincularon unos
lazos estrechos de simpatía y admiración. A. poco llegó el Movi­miento Nacional, con su terrible conmoción, y otras preocupacio­
nes y problemas vinieron a ·perturbar las ansias y el propósito de
leer a Arintero, que quedaron soterrados de momento ...
En 1944, ya España en paz y los espíritus más serenos, ad­
quirí las principales obras místicas del P. Arintero publicadas en la editorial "Fides", de Salamanca. Cuando leí
La evolución mística~ comprendí que me encontraba ante la obra cumbre de un inmenso y profundo sabio. Esta obra ha sido editada luego por
la
B. A. C., con el número 91 de orden, alcanzando una gran difu­
sión, aunque
poca para su importancia y su calidad.
Pues bien; ahora acaba de publicarse esta nueva biografía del
egregio teólogo español, debida a la pluma, como hemos dicho, de otro sabio dominico, el P. Arturo Alonso Lobo, director ac­
tual de la revista
La vida sobrenatural, fundada hace cincuenta
años por el propio P. Arintero (1). Lleva un prólogo del Maestro
(1) La vida sobrenatural conserva. aún el formato que le diera Arintero
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General de la Orden dominicana, Fray Aniceto Fernández, en
el cual, entre otras cosas, expone:
"Dos temas conciliares fueron tratados especialmente
con profundidad y extensión por el P. Arintero cincuenta
años antes de que se celebrase el Concilio: El desenvolvi­
miento
y vitalidad de la Iglesia en su evolución doctrinal,
orgánica
y mística, y la llamada universal de todos los cris­
tianos a
la santidad y la posibilidad para todos de llegar a
la perfección cristiana, la obligación para todos de aspirar
a ella."
Aquí se contiene la tesis fundamental de la obra del P. Arturo
Alonso Lobo: el P. Arintero fue un precursor clarividente del
Concilio Vaticano
II. Entiéndase bien: del auténtico Concilio,
con sus documentos concretos, que nos invitan
y exhortan a la
santidad, al mejoramiento de vida, al ejercicio de las virtudes
cristianas, a
la oración, a la unión con Dios; no, claro está, de
ese invocado "espíritu conciliar'', satánica mentira con que el pro­
gresismo disolvente pretende autodemoler la Iglesia y llevarnos
incluso más allá de Lutero ...
Arintero fue un científico, un naturalista que se transformaba
. en

místico a medida que sus quilates espirituales subían. Escribe
él en su Evoludón Mística:
"El eterno Padre, en efecto, nos llamó a participar de la
condición de su Hijo, trasladándonos de muerte a vida y
de las tinieblas a su luz admirable para que entremos en
íntimas relaciones de vida y sociedad con El mismo, de
modo que nuestra conversación esté en los cielos, viviendo
en amoroso trato con las divinas Personas."
j Hermosa descripción de su propia vida l Sus vivencias de
místico experimental se hallan aquí mismo, en su lenguaje de
amor,
acredita~s ...
hace cincuenta años. Pero si en el exterior no ha experimentado cambios,
tampoco los ha experimentado en su contenido, ya que en ella no se per­
mite
la difusión de doctrinas innovadoras y ,peligrosas, cuando no abier­
tamente heréticas, que

invaden otras publicaciones y llenan de triste con­
fusión la

panorámica ideológico-religiosa actual.
Estimamos, pues,
que su
lectura
es 1111 descanso y un estímulo al mismo tiempo para la auténtica
fe, que se vigoriza en ella. Por eso la recomendamos -de todo corazón.
(Su dirección: Convento de San Esteban. PP. Dominicos. Salamanca.)
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Nace este místico y sabio leonés en el pueblecito de Lugueros
el 24 de junio de
18W. Estudia en la Universidad

de Salamanca
la carrera de ciencias físico-químicas. Forma un magnífico
labo­
ratorio

de ciencias naturales. Pasa luego a profesor de Teología.
Explica la ciencia de Dios eu el Angélico de Roma. Se constituye
en maestro de vida espiritual y halla su gran vocación en
la direc­
ción de las almas. Ejemplo claro y aleccionador de esta última
gran misión de su vida fue la dirección espiritual de la religio­ sa pasionista dominica María Magdalena de Jesús.
Las Cartas
de ambos, director y dirigida, han sido recopiladas y publica­
das por el autor de la biografía que comentamos, P. Lobo, en
una
preciosa obra

titulada
Hada las cumbres de la wnio"n con
Dios
(2). Podemos afirmar que el P. Arintero, no obstante su vida
recoleta, humilde, modesta, alcanzó, en su doctrina, relieve y pro­
yección internacional, pudiendo considerarse como discípulo suyo
figura tan preclara e influyente como el P. Garrigou-Lagrange.
Muere en
1928 en olor de santidad.
En síntesis. La obra del P. Lobo, que estudia, con amor, cada
una de las facetas de la vida arinteriana, abre amplios cauces de
simpatía hacia su biografiado. Sólo quien se ha identificado con
el protagonista que describe puede despertar interés en el lector.
Por el interés que despierta esta obra podemos medir, sin duda,
la admiración que el P. Lobo siente por su personaje. De ahí
que la obra se lea con tanta avidez que da pena acabarla. Pero
queda un consuelo: releerla y sumergirse, a la vez, en su medita­
ción. Meditación que, por otra parte, podrá servir de antídoto a
la frialdad en la fe que nos dejan las insensateces que leemos y
oímos de muchas plumas y de muchos labios consagrados
al Señor,
y que, como nuevos Judas, han consumado
la traición, al venderle
ahora por un puñado asqueroso de oropel mundano ...
GA.BRillI, DE ARMAS.
(2) P. Arintero y J. Pastor : Hacia las cumbres de la unión con
Dios. Edición
preparada y presentada
:l)Or el P. Arturo Alonso Lobo.
Edita
"La vida sobrenatural", Apartado 17. Salamanca.
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