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La conciencia individual y la opinión de la masa no son fuentes de la verdad y del bien

LA CONCIENCIA INDIVIDUAL Y LA. OiPINION DE LA
MASA NO

SON FUENTES DE LA VERDAD NI DEL BIEN
La conciencia no es la fuente del bien y del mal, y para ser
norma de obrar ha de ser recta, es decir, cierta y verdadera.
"Es neces@iio, ante todo, des~ocar qu1e· la. conciencia, por sí
"misma, no es

el árbitro del
valor moraJl de las acciones que ella
"sugiere. La conciencia es intbprete ·de u.na, no1"11Ul, interior y su­
" p·erior; no la crew por sí misma. Ella. está ilumdmadh p·or la intuir
"ción
de· determinados principios normativos, con11,(1¡tumles a la
"razón humana (cfr. Santo Tomás, I, 79, ,2 y IJ; I-II, 94, ,);
"la
conciencia

no es
la fuente del bien y del mal; es el mviso, es
"escuch(])f' una voz, que

se
llama precisamen.te la voz de /a. con­
"ciencia,
es

el recuerdo de
la conformidad que una acción debe
"tener con una exigenda intrínseca al hombre, para· que el hom,­
"bre sea verdadero· y

perfecto. Es
la intimación sujetima e inme­
" dima de una ley, que debemos llamar na,lurm/, a p·ew de que
"niuchos hoy
ya no qwieren oír hablmr de ley natural.
"¿No es en relación con esta ley, entendida en su auténtixo
"significado, como nace en el hombre el sentido de resp'on,sabíli­
" dad? ,;
Y

con el
sentido do responsabílidad, el de la buena, con­
"ciencia
y de'l mérit-o, o, p'Or el C'ontrl1iYio, del renwrdimiento y de
"la culpa? Conciencia y responsabilidad son dos términos recí­
" procamente re'lacionados.
"En segundo lugar

debemos
observar que la conciencia, para
"ser narma vénUda de'l obrar hwmarno, debe ser re'cta, esto e'S, debte
"estar segura de sí misma, y verda-dera, no incierta, ni culp' "ménte
errónea.
Lo
cual, desgracia1áamente, es mwy fácil que ~
"ceda, supuesta la debilidad de la razón humana abandonada a sí
"misnw,, cuando no está instruida.
"La
conciencia tiene nece,~dad de
formarse. La.
p·edagogw, de
"la conciencia es necesaria, cvmo es necesario pwra todo el hombre
"el ir-desarroUándose irnterio'rmente, ya que real,iza su .vida. e:n ·u:n
"marco exterior por dl!'»tá!s complejo y exigente. La conciencia no
"es lá única voz q'Ue puede guiar la r:,;ctivi.dad humana; su voz se
"hace más clara y más fuerte cuando a ésta se une la de la ley
"y la de
la legítima autoridad. La y,oz de la conciencia no es ni
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Fundaci\363n Speiro

"siempre infalible, ni objetivamente suprema. Y esto es especiol,­
"mente verdad en
el campo de

la
acción sabrenaturaJ, en el que /,a
"razón na puede por sí misnw interpretu,y el ca,n;ímo del bien, y
"debe acudir a /,a fe para dictar al hambre /,a norma de la justicia
"querida por Dios med,iante la reveUl,ción: «El hombre justo,
"---diice Soo Pablo--- Wfl/e de fe» (Gal., 3, 11). Para ava,nza,-rec­
"ta11nente cuando -se catmMl,a de noche, esto es, si se aivanza en el
"mister;a de /,a vida cristiana, na bastan /,os ojos, es necesaria la
"lwmpwa, se necesita /,a /¡¡,¡z_ Y esta «luz de Cristo» no deforma, no
"mortifica, no contradice la lw, de nuestra conciencia, sino qwe /,e
"afiude claridad y la capacita pwra el seg,,,irmento de Cristo en el
"recto sendero de nwestro peregrinar hacitti la visión eterna."
PAULO VI : Alocución en la Audiciencia ge­
neral del 12 de febrero de 1969 (texto italiano
en L'Osservatore Romano de 13 de febrero de
1969, texto en castellano: Ecclesia, núm. 1.429
del 22 de febrero).
Defen-sa de nuestra conciencia natural iluminada por los prin­
cipios lógicos y morales superiores contra la marea de opi­
nión alimentada y dirigida pór los medios de comunicación
social.
"Procurem,as, arn.te todo, conserva"rY la paz interior del espíritu,
"no solamente medümte un esfuerzo ¡,sicológico para domima~ en
,,nosotros mismos las reacciones negativ'aS que los ma,les t¡u-e nos
"rodean pro'IJocan en nuestros espíritus, sino por un acto rel.i¡ft,­
,, so

de confianza
positwa y o¡,erante en la econom "de bondad, que k, N 0/l/Í,dad de Cristo ha instaurado sobre /,a
"tierra, y qu,e /,a, fiesta, que hemos cekbrado recientemente de
"aquel acontecimiento salvador hace ®ora actual y bienamentu­
"rado.
"Actuando de esta fo.-ma -¡y p,or qué, cOn /,a fe y con la ora­
''ción no vamws a ser capaces de ello.'!-, recuperamos um personal,
"libertad de jukio. Esto es importr,nte: ahora que la ffl/t{/'U1, m,ví­
,, sible, pero podero,sísima, de la m<1rea de la opinión públ,ica a!li-
11men-tada, y dirigida, por los m,e.-dios de cOffl!Unicm:ián social, inten­
"ta arrollarnos y dmwinarnas, de/Jemos defender nudstra concienr
"cia natural,, üuntMtada por principios lógicos y morales superiores."
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PAULO VI : Alocución en la Audiencia general
del
30 de

diciembre de 1'970 (original italiano;
traducción de
Ecclesia, ,núm. 1.524 del 9 de ene­
ro de 1971).
Fundaci\363n Speiro

Quien se deja arrastrar por la moda del pensamiento y la opi­
nión de la masa, por las ideas triunfantes, equivocadamente
se cree libre y se expone a quedar desilusionado y frustrado.
"Quien

se
deja l/,ev(1Jy por la mada del ¡,ensa,m,iento, ¡,ar la api-
"nión de la m "titud servil: se aptrya en las palabras, en las ideas aje-nas, en las
no piones cónwda.s, en lOJ renuncia a un esfuerzo mental propio, en
"el gozo de sentirse liberado de la mentalidad de'/ propio, ambiente,
"con frecuencia
no carente de sabiduria y de e.xp·eriencü,, y de
"dejarse arrastrar par lr,s ideas triunfontes; y se cree libre; y no
"advierte otra webilidad que las ideas triunfantes en e,Z tiempo,
"con
el tiemp,o pueden cambiar, y cambian de

hecho;
por ello, se
"expone a camlnOlr de

opinión y a
desih,,siones de mañana; enton­
"ces se reirá acaso
de si mismo o, quizá mejor, Uormrá por _haber
"abwndonado
el timón de la propia personalidad en m "cerebros ajenos, por
ser un hombre frustrado, por haber co,m,í­
"na;do a oscuras."
PAUI,O VI

:
Alocuci6n en 1a Audiencia gene:.
ral de! 5 de agosto de 1970 (texto italiano en
L'Osservatore Roman,o del 6 .de agosto, texto en
castellano: Ecclesia, núm. 1.504 del 15 de agosto).
Las conclusiones de las encuestas no constituyen, de por sí, cri-
terios de verdad. ·
"
... awiqure las encuestas sociológicas son útiles para descubrir
"mejor la mentalidad del ambiente, las preacupaciones y las nece­
"
sidades de aquellos a quienes anunciamos la pttla;Wa; de DiJos y
"ta>f!lfién la resistencia que le opone la ra;zón moderna, según la
"persuasión largamente extendida
de que fuera de

la
cienda no
"existiría
una

füTm saber, svn embr,rgo, las conclw­
,, siones de tale'S encuestas no pueden consttruir P'ot" sí mismas un
"criterio determinante de verdad." ·
PAULO VI : Exhortación apostólica a todos los
obispos con ocasión del quinto aniversario de la
clausura del Conéilio Vaticano II
(hecha públi­
ca el 5 de enero de 1971; traducci6n· castellana
del Vaticano: Ecclesia, n1Ím. 1.524 del 9 de
enero).
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