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Número 291-292

Serie XXX

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Los derechos humanos y el derecho natural

Los derechos humanos y el derecho natural.
«En nuestra época, resulta evidente a todos que Za 'famiUa
"humana' sufre numerosas violaciones del derecho, repetidos
"atentados a
la dignidad de la persona, una distribución iniusta
"de
los recursos de toda clase y conflictos que desgarran a los
"pueblos.
AJ mismo tiempo, la conciencia de formar una vasta
"comunidad fundada
en Za igual dignidad de Zas personas y la
"sed de ;usticia y de paz para la humanidad entera, representan
"un
progreso,. todavía limitado pero real, hacia una reconciliación
"y una unidad que se pueden considerar como realizables, ya no
"como utopías.
»En una palabra, se trata de construir sobre bases sólidas,
"una
unidad armoniosa. Se piensa inmediatamente en el recono-
11 cimiento '.universal' de los derechos hUmanos. Pero, para ase­
,, gurar este propósito, es de gran interés que se ponga de mani­
"fiesto el derecho natural, del que se podrla decir que es Za ver­
"dad del derecho.
»El derecho natural
--to sabéis me;or que nadie-da al le­
,, gislador normas particulares, que hay que perfeccionar constan­
"temente. No pretende ser un código de comportamiento social
"eterno y desligado
de cualquier tipo de relación con la historia.
"Pero exige que, en los diversos terrenos de Za existencia, la dig­
"nidad humana esté asegurada. Más bien que ejercer un control
"sobre el derecho positivo,
el derecho natural tiende a expresarse
"concretamente en él y a vivificarlo. Por eso sigue siendo siem­
"pre válido cuando las más vergonzosas, violaciones hieren al
"hombre, como lo atestiguan el valor y la grandeza de muchos
"héroes que
las peores tiranlas jamás han podido humillar.
»Los
dramas vividos por las últimas generaciones han llevado
"a una sana reacci6n: un reconocimiento más amplio de los dere­
,, chas humanos. Estos entran en la conciencia de cada hombre; 11son meior percibidos como universales, naturales. inviolables; en
"una palabra, como el bien común de Za humanidad.
»A este respecto, la tarea de los juristas hoy no consiste sólo
"en cooperar a la promoción y a Za defensa de estos derechos,
"sino también en dar razón de los mismos de manera convincente
Verbo, núm. 291-292 (1991)
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"en ei momento de establecer sus fundamentos. Sobre todo in­
,, cumbe a los iuristas desenmascarar las tentaciones, que todavla
"pueden
manifestarse, de ver en los derechos humanos sólo op­
" ciones, sin otra garantia que un consenso filántrópico bastante
"vago o una voluntad polltica aleatoria.
»La reflexión sobre el derecho natural se relaciona muchq
"más
con su finalidad cuando llega a reconocer en el hombre su
"carácter de perso,na. Acerca de este aspecto, la fe ª""ͪ una luz
"decisiva,
puesto que nos . enseña que el hombre está llamado y
"es elevado
por Dios, su Creador, a la condición de hi¡o. La
,"Buena Nueva Í¡ue anunció Cristo significa el fin' de tina cauti­
"vit[ád: los lazos que ataban al hombre en su rechazo a amar y
.''.a' comunicar se han roto. Por el acto supremo del amor que
"J)ios ha llevado a cabo en su Hijo, el hombre ha, sido restable­
:'cido
en su digniáad y en su capacidad de ámar y de comunicar.
'.' Abiertos a esta perspectiva más grande sobre el destino último
''de la persona humana, estaréis meior éapacitados para reconocer
"y definir, sobre la marcha, los ¡alones que pone el derecho».
JuAi< PABLO II: Discurso a la Uni6n de Juris­
tas católicos ·italiános ·el -11 de enero. L'Osser-
1Jatore. "Romano, edición semanal en lengua es­
pañola, año XXIII, núm. 6 (1.154), 8 de
febrero de 1991. ,
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