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Los mitos actuales

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El urbanismo: su presente y su futuro

EL URBANISMO:
SU PRESENTE Y SU FUTURO
POR
GERMÁN ALVAREZ DE So'1'0MAYOR Y CASTRO.
l. El urhanis-mo y su imagen en la conciencia pública.
El urbanismo, hasta hace treinta años, aproximadamente, era
considerado en nuestro país, casi, como una entelequia. Un poco
antes -mediado el siglo xrx-se iniciaron en las grandes y
hasta en las medianas poblaciones los planes que dieron lugar
a· :los "Ensanches" de las mismas que, en sus realizaciones más
tardías,
se agotaron en el primer tercio de este siglo. Esta acti­
vidad urbanística, que duró alrededor de ochenta o noventa años,
tuvo su origen, principalmente, en las exigencias de la burguesía,
cuya importancia,
tanto por su cuantía como por su influencia
-en menoscabo de la de otros estamentos-, creció paralela­
mente al desarrollo comercial e industrial de la sociedad.
Pero en aquellos años no se empleaba apenas la palabra Ur­
banismo, que se refiere a problemas de la ciudad mucho más
profundos que
el que se planteó en el tiempo de los "Ensanches",
que no fue otro que el de abrir nuevas calles y "urbanizarlas" :
est_o es, pavimentarlas e instalar alumbrado público y alcantari­
llado, con el único fin
de satisfacer la necesidad de viviendas de
la burguesía.
El urbanismo como conjunto de normas y de operaciones,
conducentes sobre
todo a desarrollar y a rectificar la ciudad -aque­
lla en la que vivimos-sólo comienza a dejar de ser una ente­
lequia ante el juicio del ,común de las gentes cuando la mayoría
de éstas, en su vivir ciudadano, se encuentran afectadas por la
carencia
de viviendas y por las dificultades crecientes en los trans­
portes y en el tráfico urbano.
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Fundaci\363n Speiro

GERMAN ,JLV AREZ DE SOTO MAYOR Y CASTRO
Es entonces cuando el urbanismo se convierte en una tarea
pública exigible a las corporaciones municipales y al propio Es­
tado, saltando frec,uentemente a la Prensa como tema polémico
con enfoques y planteamientos, las más de las veces, muy par­
ciales y erróneos.
En efecto, el urbanismo del que generalmente se habla es
Ún urbanismo de urgencia, del que se esperan soluciones inme­
diatas y milagreras a los problemas actuales de la gran urbe, sin
una previa investigación de las causas de la gravedad de los
mismos, sin un estudio del proceso que ha dado lugar a la actual
hipertrofia urbana
y que parece conducir a un final catastrófico
de la gran ciudad y sin que, por último, se exija inscribir el
Urbanismo --este urbanismo de ahora-en el encuadre de una
filosofía de la Ciudad e, incluso, de una filosofía de la Sociedad.
Se trata, pues, de un Urbanismo para "ir tirando", aun cuando
una gran parte del esfuerzo empleado más bien sirva para aumen­
tar y agravar en el futuro los problemas de la Ciudad, que es
decir los de la vida humana.
Pero ocurre, también, que en el planteamiento de este Urba­
nismo de bajo vuelo e improvisado que se nos ofrece, se inter­
fieren con cierta frecuencia
pujos de "Urbanismo-Futurista" o
de "Ciencia-Ficción-Urbanística". Recordemos: la creación de
Bra­
silia, las ideas sobre ciudades subterráneas o sobre macro-urbes.
con múltiples vías de tráfico superpuestas y con terrazas de ate­
rrizaje de helicópteros, etc. Con tales aditamentos o ilustra­
ciones se tranquiliza
y contenta a la gente, porque se supone que
todo
ha sido tenido en cuenta por los "expertos", que el futuro
ha sido debidamente previsto y calculado y que el desarrollo y
el progreso serán alcanzados sin peligros ni sobresaltos.
2,. Urbanismo y Urhanología.
Por nuestra parte, desearíamos que se elaborase un Urba­
nismo -una ciencia urbanológica, por decir mejor-que par­
tiera de
un conocimiento más profundo de las necesidades hu-
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EL UR.BANISMO, SU PRESENTE Y SU FUTURO
manas en orden a la Ciudad, entendida ésta no sólo como gran
urbe, ni siquiera corno mediana o pequeña aglomeración urbana,
sino como la malla o el tejido completo constituido por las gran­
des
y pequeñas urbes, por los pueblos, las aldeas y los caseríos.
Es decir, que desde nuestro punto de vista, existen en este orden
unas necesidades humanas reales que, una vez conocidas, nos per­
mitirían saber si el tejido actual de fijación y distribución de la
población favorece o perturba
el bienestar y el desarrollo de la
sociedad que lo utiliza
y si las medidas urbanísticas que vienen
adoptándose tienden a sanear dicho tejido o si,
por el contrario,
con tales medidas se agravarán progresivamente los daños hasta
poner en peligro las propias raíces de la sociedad.
Las improvisaciones y torpezas que frecuentemente se come­
ten
por el urbanismo práctico y operante y el estilo esotérico,
artificioso
y "distante" con que se manipulan sus fórmulas, con­
fieren a esta actividad una silueta
un tanto cónfusa e inquietante,
que aleja de su ámbito a cuantos, pudiendo decir
y hacer mucho,
"no -están en el secreto".
No obstante, es preciso advertir que en el ámbito en que se
produce la actividad urbanística nacional
existen hombres bien
dotados de conocimientos y de experiencia que merecerían
mejor
suerte en sus esfuerzos. Pero ocurre que la inepcia general que
les rodea
JX)f ausencia de la más elemental formación Urbano­
lógica en los cuadros de la Administración, a todos los niveles,
hacen imposible
la realización de los mejores propósitos, y cuando,
al fin, parece que algunos van a cumplirse, se han convertido
ya
en verdaderas caricaturas.
3.
Política urbanística.
Resulta, en efecto, que es prácticamente imposible en las con­
diciones actuales hacer buen urbanismo
o, simplemente, urbanis­
mo,
por carecerse en los altos niveles de la Administración de
una política urbanística firmemente definida y decidida. Pero
para que sea posible formular y adoptar una política urbanística
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GERMAN ALV AREZ DE SOTOMAYOR Y CASTRO
que comprometa a todos los cuadros de mando en una acción
coordinada
y perdurable, falta en el país, y más concretamente
en dichos cuadros,
una conciencia y una formación en este campo
que sólo podría alcanzarse al cabo de bastantes años de difusión
de conocimientos urbanológicos por. medio de sucesivas promo­
ciones de licenciados
y profesionales formados, a nivel universi­
tario,
en esta nueva disciplina científica de la Urbanología.
El estudio de las técnicas urbanísticas a aplicar en cada
caso debería ser precedido
de un planteamiento a alto nivel de
los problemas sociales, económicos, históricos
y culturales que
afectan a la sociedad
y a su evolución, lo que equivale a decir
que
la Urbanología, como toda otra ciencia, ha de ser encua­
drada dentro de un sistema filosófico general y servir, muy con­
cretamente, a
una determinada filosofía de la Ciudad. Mientras
no sepamos qué cosa es la Ciudad ni lo que debiera ser, mal se
puede hacer Urbanismo.
4. Panorama del ordenamiento urbanístico de España.
Descendiendo ahora a un nivel inferior, el de las realiza­
ciones prácticas, conviene
examinar el panorama actual del Ur­
banismo en España, siquiera sea muy de pasada, porque podría­
mos obtener
ya algunas conclusiones que nos permitan advertir
si pisamos o no el camino a lo largo del cual podremos llegar a
tiempo de evitar una
gran catástrofe de la Ciudad y, natural­
mente, de
nuestra civilización.
La accción urbanística en España se desarrolla actualmente
en la forma siguiente :
Los Municipios que comprenden centros de población im­
portantes, de acuerdo con lo dispuesto
en la Ley del Suelo y
en disposiciones complementarias, han de formar y aprobar los
correspondientes
Planes Generales de Ordenación y seguidamen­
te, como desarrollo de éstos, los
Planes Parciales y los Proyectos
de Urbanización que afectan a sectores determinados del
Plano
General.
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EL URBANISMO: SU PRESENTE Y SU FUTURO
Partiendo de tales Planes, se ha previsto el desarrollo y cum­
plimiento de los mismos mediante la fijación de polígonos de
actuación próxima o inmediata
para crear en ellos la infraestruc­
tura urbanística con proyectos de Ordenación y Urbanización que
comprenden el tratado
y apertura de vías, las instalaciones de
agna, alumbrado, alcantarillado, etc.,
y el establecimiento de vo­
lúmenes, alturas, alineaciones, etc., de las masas de edificación,
así como las ordenanzas que en su
com¡x:,sición y construcción
habrán de cumplir los edificios.
Este es el orden administrativo. Según él,-ningún Ayunta­
miento puede conct.der licencias de construcción -nadie puede,
por tanto, construir-fuera de lo que se denomina "casco ur­
bano" si el terreno que se pretende construir no constituye un
solar· o parcela comprendidos en un polígono de nueva urbani­
zac:.ón y que, a su vez, pertenezca a una zona para la cual existe
ya un Plan Parcial de Ordenación aprobado.
5. El ordenamiento urbanístico en la p1·áctica.
A simple vista, este orden parece muy lógico y conveniente
y parece q~~-merq!d al mismo, ha de resultar imposible que los
alrededores de
lqs pueblos y ciudades, aún libres de edificación
aná!,quica, puedan seguir "manchándose" con ese . salpicado in­
forme de edificaciones suburbanas sin infraestructura alguna, al­
ternándose las chabolas con las casas
de pisos y que llegan a
constituir esos anillos de
barriadas de aspecto deprimente, que
rodean
y asfixian aún a tantas ciu-dades. Pero, en la práctica,
resulta que el orden urbanístico establecido
no es sino un orden
administrativo que, si se cumple, en la inmensa mayoría
de los
municipios sólo es de
un modo formal, ya que los Ayuntamientos
disponen de holgura suficiente
para conseguir aprobar cuantos
Planes Generales o Parciales se les exija, con sus correspondien­
tes Proyectos confeccionados
·sin rigor ni preocupación alguna y
que no son más que puros expedientes sin la menor importancia
que suelen
ir a parar a los cajones de donde nunca más salen.
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GERMAN ALVAREZ DE SOTOMAYOR Y CASTRO
O bien, recurren a establecer los límites del "casco urbano" donde
les place, con lo cual disponen.
de grarides superficies de terrenos
alrededor de los mismos donde poder autorizar la edificación, sin
infraestructura, naturalmente, pero donde, por tratarse de ''casco
urbano", se supone -administrativamente-que la hay. Lo cierto
es que los Ayuntamientos,
ndejados a su aire", con mayor o
menor arbitrariedad, admiten la edificación al margen de toda
ordenación urbanística seria
y permanente.
Resulta así que
la inoperancia del orden urbanístico estable­
cido
es absoluta y ello se debe a las siguientes causas:
l.ª Se comete el error, tan comunmente padecido en nuestro
país,
de establecer ordenamientos generales para todo el te­
rritorio -nacional con exigencia de romplimiento simultáneo,
sin
tener en cuenta los condicionamientos históricos, geográ­
ficos, económicos, etc.,
de las distintas regiones y, dentro
de ellas, de las diferentes comarcas. Al referirse a los Muni­
cipios tales ordenamientos, no
se tienen en cuenta la muy
distinta naturaleza de los mismos ni el nivel económico, téc­
nico o cultural de sus habitantes y de las minorías que los
dirigen.
2.•
El planteamiento general del orden urbanístico_ vigente pa­
rece haber sido hecho sobre algún supuesto concreto
-una
gran ciudad, seguramente--- y consecuentemente se pi-'efigu­
ran los problemas y las soluciones sin advertir y prever que
lo que habría que hacer en un pueblo, en un pequeña ciud"d o
en una zona de atracción turística seria, quizás, lo contrario
-tanto en el orden técnico como en el administrativo-de
lo que,
por ejemplo, conviene a Valencia o a Barcelona.
3.' En el planteamiento general del ordenamiento que nos ocupa
parece como si en su fondo latieran siempre un supuesto y
un propósito esencialmente previos, aunque no se manifies­
ten: que en el territorio nacional todos los pueblos y ciuda­
des
van a crecer, tienen la voluntad y el derecho a crecer
en la misma medida en que, por ejemplo, ha crecido Madrid,
y se espera --casi diríamos, se desea-con tal ordenamiento
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EL URBANISMO: SU PRESENTE Y SU FUTURO
que todos los centros urbanos padezcan algún día los mismos
problemas que Madrid.
4.• Con la puesta en marcha del
actual ordenamiento urbanís­
tico, y
por la forma general y simultánea con que se ha
hecho, se pone
de manifiesto una total a.usencia de realismo.
Se supone que basta imponer un ordenamiento
-imposición
administrativa-para que la realidad y la naturaleza de las
cosas --que no ha sido tenida en cuenta sino muy parcial­
mente-se pliegue, se transforme y se acomode a la volun­
tad del "ordenador" con la misma facilidad con que éste ha
redactado el "ordenamiento".
En efecto, en la inmensa mayoría de los Ayuntamientos,
incluso en los de ciudades ~mportantes, faltan profesionales
con suficiente experiencia en problemas urbanísticos, y en
cuanto a
la mayoría de los -concejales corno representantes
del vecindario,
su ignorancia y su inepcia en tales problemas
es absoluta, aparte de que, normalmente, existe muy arraigado
el hábito de ejercer tal mandato con el único objetivo de la
defensa de intereses, que rara vez coinciden con los de la
Ciudad, comprendiendo en ésta no sólo a cuantos en ella vi­
ven, sino a cuantas gentes de la comarca la necesitan, y, para
unos y otros, tanto en el presente como en el futuro.
En tales condiciones es vano pretender que los Ayunta­
mientos, en el momento actual, sean capaces de elaborar pla­
nes urbanísticos que, realmente, respondan á su realidad y
a sus recursos y les sean de alguna utilidad.
S.ª Otro error del que se parte en el ordenamiento urbanístico
es el de suponer -supuesto tácito, pero muy visible-que
los Planes Generales o Parciales son, solamente, objeto ex­
clusivo de la capacidad de "ideación" y de la competencia téc­
nica de un profesional, cuyo trabajo se elabora y se terl'>1Á,na
como un proyecto bien encarpetado, naturalmente, y dentro
del cual está todo lo que se necesita saber y precisar para
su total realización. Exactam-ente como si se tratara de un
proyecto de edificio, dibujado y calculado desde los cimientos
a la cubierta, que permite la ejecución de las obras sin incoo-
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GERMAN ALV AREZ DE SOTOMAYOR Y CASTRO
veniente ni vacilación alguna en un plazo dado, puesto que
se dan las condiciones precisas : se dispone en pleno dominio
del suelo a edificar, se sabe exactamente lo que se va a hacer
-el proyecto-y se sabe que, en efecto, podrá terminarse la
obra, puesto que el propietario dispone para ello de la can­
tidad prevista en
el presupuesto.
6. Sentido y alcance de un Plan Urbanístico.
En un Plan Urbanístico lo que ha de perseguirse es bien dis­
tinto.
Un Plan Urbanístico no es un proyecto encarpetado y
terminado, sino que es, en primer lugar, un amplio y largo diá­
logo que debe producirse como consecuencia de una voluntad
general de los representantes del vecindario, voluntad
que puede
y debe ser alumbrada y asistida
por algunos profesionales espe­
cializados, pero nunca sustituida
por la de éstos. Un Plan Ur­
banístico debe ser asumido por los propios guías o representantes
de la población
y debe mantenerse, en sus puntos esenciales, con
amplia continuidad, pero con flexibilidad. Un plan de esta clase
supone un conjunto de medidas o disposiciones escalonadas en
el
tiempo y perfectamente coordinadas y sincronizadas, pero tenien­
do en cuenta que estas medidas y disposiciones han de ser cons­
tantemente
révisadas. o sustituidas. En una palabra,_ lo que menos
debe ser un plan urbanístico es una colección de planos. Ha de
ser, sobre todo, un sistema de acuerdos, de prestaciones,. de co­
laboraciones
y, en último térm!no, de coacciones. Y ha de acep­
tarse siempre que la perfección
es incierta o inasequible y que,
al fin, la v'
iabilidad del plan exige múltiples transacciones pero,
también, y sobre todo, una rigurosa justicia en la distribución
de las cargas y los bene&ios que en la ejecución escaclonada del
plan se produzcan.
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EL URJ3ANISMO: SU PRESENTE Y SU FUTURO
7. Los ordenamientos urbanísticos y -el sistema jurídico geR
neral.
Otro error -y quizá de los mayores-que se encierra en
el actual planteamiento de las ordenaciones urbanísticas y que está
relacionado con los anteriormente señalados es el de que este
ordenamiento
pretende imponerse en manifiesta colisión con el
ordenamiento jurídico general o, al menos, al
margen del mismo-.
La eficacia de cualquier ordenamiento urbanístico, si pretende
ser impuesto coercitivamente en vista de los graves· peligros que
amenazan a
la ciudad, por la anarquía imperante, por las nece­
sidades insatisfechas de la población y por la explotación inhu­
mana de tales necesidades a cargo de los especuladores, reque­
riría una sistemática y rigurosa revisión de numerosas leyes y
hasta de principios jurídicos que actualme'nte se refieren a aspec­
tos tan diversos como la propiedad del suelo y la discriminación
de éste, según sea urbano, semiurbano, transformable, rústico,
etcétera; el sistema fiscal; el concepto de plusvalía; las condi­
ciones y métodos
de expropiación forzosa o de movilización y
dedicación forzosa del suelo con o sin desvinculación
de sus pro­
pietarios; el sistema jurídico de asociaciones y sociedades para
dar cabida a nuevas formas de asociación de propietarios afec­
tados
por planes urbanísticos; el sistema financiero y de créditos
para la realización de planes de enseñanza y expansión cultural
que permitieran
la creación de centros y seminarios de estudios
urbanológicos;
el sistema de ordenamiento turístico, la ordena­
ción de transportes, el régimen y funcionamiento de las corpo­
raciones locales, el sistema de protección de monumentos
y de
recintos de interés histórico y artístico que, actualmente, supone
una fuerte carga para los propietarios afectados, sin compensa­
ción
ni contrapartida, etc.
Si, en efecto, es preciso en nuestro país imponer un cierto
ordenamiento urbanístico, éste
hri de ir acompañado, como ve­
mos, de serias Y graves rectificaciones en el sistema jurídico
general, lo que
no es extraño, supuesto que el urbanismo afecta
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GERMAN ALV AREZ DE SOTOMAYOR Y CASTRO
a la vida de la Ciudad, que es donde la gente vive y trabaja y
donde se encuentran sus bienes. Y es en ella donde se aplican
las leyes, todas las leyes, merced a las cuales se pretende que la
sociedad viva en paz y civilizad.amente.
8. Lo imperativo sin discriminación en los ordenamientos
urbanísticos-.
Como último comentario a este punto diremos que, en reali­
dad,
no creemos en la necesidad de que el ordenamiento urba­
nístico de
la nación tenga que ser impuesto coercitivamente en
todo lugar y caso. Es posible que algo de tal ordenamiento deba
pasar a la legislación general y hasta que, en algunos casos y
por la gravedad de los problemas, deba imponerse coercitivamen­
te un ordenamiento total, pero limitando esta imposición a alguna
ciudad determinada o a alguna zona en la que, por ejemplo,
surja un hecho insólito del que han de deducirse futuros proble­
mas: un "boom" turístico, la creación de un gran centro indus­
trial, etc. Pero, normalmente, es posible confiar en que muchas
ciudades
y comarcas habrán de saber bien pronto promover sus
propios planteamientos por el sistema de
la voluntariedad y la
cooperación hacia fines claramente definidos como convenientes
para las respectivas comunidades. Por este camino quizá se tarde
más en comenzar a andar,
pero seguramente se ltega antes.
Creemos de sumo interés,
en este punto, el señalar que en
algunos países de extraordinario nivel tecnológico
y de gran des­
arrollo
~Estados Unidos y Gran Bretaña, por ejemplo-no
existe, prácticamente, legislación urbanística, pero en ellos
el ri­
gor creciente contra la anarquía de la edificación
y la eficacia
de sus planteamientos
y soluciones urbanísticas son realmente
sorprendentes, teniendo en cuenta que estos países rinden culto
a la libertad social
y personal. .Pues bien, en ellos, todas las me­
didas de restricción o condicionamiento de la libertad han sido
adoptadas por pactos o acuerdos de las comunidades vecinales
y
por los consejos de los Condados.
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EL URJJANISMO: SU PRESENTE Y SU FUTURO
9. Perfiles y características de la intervención del Estado en
el ordenamiento urbanístico.
Al cabo de algunos años de vigencia del actual ordenamiento
urbanístico, los autores del mismo y muchos de los hombres
implicados
en su ejecución conocen bien los errores antes se­
ñalados y saben como nadie que no se ha podido detener la
anarquía general en el desarrollo· cada vez más monstruoso de
las ciudades. Saben que los Ayuntamientos han invertido, en su
con junto, quizá centenares de millones de pesetas en proyectos
de Planes Generales y Parciales de ordenación sin que, en la
inmensa mayoría de los casos, pese a haber sido aprobados por
las corporaciones con el beneplático
de las Comisiones Provin­
ciales de Urbanismo, hayan servido de gran utilidad, puesto que
la anarquía y la especulación de terrenos continúan imperando.
Saben que, salvo raras excepciones, los Ayuntamientos carecen
de medios económicos y técnicos para acometer pfanes urbanís­
ticos y que tampoco ha sido posible movilizar empresas con ca­
pitales privados para esta clase d.e operaciones.
No obstante esta experiencia adquirida en los primeros años
de aplicación del actual ordenamiento, los órganos desde donde
se dirige
el urbanismo nacional no han creído conveniente o no
han podido alterar su planteamiento, pero, en cambio, y para
suplir la incapacidad de acción de las corporaciones locales y la
ausencia de iniciativas privadas en el campo del urbanismo, estos
órganos han propuesto y logrado la actuación directa del Estado
en la promoción urbanística
con varias modalidades. Para ello fue
creada, en el propio Ministerio de la Vivienda y dependiente de
la Dirección General de Urbanismo, el órgano denominado Ge-­
rencia de Urbanización, que actúa del siguiente modo:
En las ciudades en que ha sido posible aprobar el Plan Ge­
neral de Ordenación y algún Plan Parcial, con proyectos redac­
tados por equipos de arquitectos tutelados o controlados por la
propia Dirección General de Urbanismo, la "Gerencia de Ur­
banización", cuando interviene, delimita un polígono --a veces
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GERMAN ALV AREZ DE SOTOMAYOR Y CASTRO
de varias decenas de hectáreas-dentro de la superficie general
comprendida en uno de dlchos Planes Generales, para iniciar una
actuación inmediata a su propio cargo.
A partir del momento en qne tiene lugar la delimitación del
polígono y es anunciada la realización de un proyecto de urba­
nización, quedan "congelados" los terrenos afectados y prohibida
en ellos toda edificación. Comienza, entonces, el laborioso expe­
diente
de las expropiaciones, con las con-siguientes valoraciones
contradictorias, recursos, etc., a partir del momento en que se
dispone del plano parcelario correspondiente, de complicada
y
lenta redacción. Y todo esto después, naturalmente, de haber
sido redactado el proyecto de ordenación y haberse superado los
trámites de información pública y aprobación.
La expropiación de terrenos requiere la movilización de su­
mas muy importantes del erario público y más de otro tanto
para la realización, si llegan a hacerse, de las obras de urbani­
zación.
Pero para que éstas comiencen es preciso que transcu­
rran varios años, y como es muy difícil paralizar durante ese
tiempo la edificación de todo tipo, los Ayuntamientos conceden
licencias de construcción en cualquier terreno que se encuentre
fuera del polígono de
la "Gerencia". Comienza así la especula­
ción de terrenos que gozan
de esta situación, pues -es a ellos
adonde acuden los compradores, porque
lo necesitan o les conviene,
para construir con urgencia. Se da así el caso de que cuando
se
terillina de preparar por la "Gerencia" un polígono, ha que­
dado,
por varios años, virtuahnente desangrada la capacidad in­
versora en edificación de
una ciudad, por haberse vertido ya en
zona más inadecucada, siempre, que
la del propio polígono y,
además, sin infraestructura. Con ello han ocurrido otras cosas
más: l.ª-los propietarios incluidos en el polígono han sido ex­
propiados a bajo precio, en tanto que los de los terrenos situa­
dos fuera del mismo
y que han servido para la edificación anár­
quica
y "madrugadora" se han enriquecido, y 2."ª-la urbanización
que no fue hecha a tiempo por no ser exigida a estos últimos
será, luego, constantemente reclamada por los usuarios de dichas
edificaciones anárquicas y acabará
por hacerse, p_ero a cargo, al
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EL URBANISMO: SU PRESENTE Y SU PUTURO
tin, del erario municipal o, lo qite es lo mismo, a cargo, en .parte,
de los mismos expropiados a bajo precio y, en el resto, a cargo
de los vecinos que nnnca participaron -en este negocio de es­
peculación.
Los órganos rectores del urbanismo nacional, a la vista de
estas anomalías han pretendido eliminarlas. ¿Cómo? Pues, senci­
llamente, intentando en muchos casos ampliar cada vez más las
superficies de terreno comprendidas en los polígonos de la "Ge­
rencia" para desanimar a los promotores de edificacíones anár­
quicas, alejando de los cascos urbanos los "terrenos libres" para
que no resultara tau tentadora la edificación de los mismos. El
resultado ha sido el incremento hasta límites insostenibles de las
cantidades a emplear
en expropiaciones, el alargamiento de los
plazos de realización y preparación de los pclígonos y, por úl­
timo, el alejar iujustificadamente del centro urbano la nueva edi­
ficación que, al fin, no han JX.ldido evitar, encareciendo y dificul­
tando, en cambio, la vida de los usuarios de estas edificaciones,
con escasa o nula infraestructura,
por el alargamiento :--eostoso
y poco rentable-de los servicios, de los trans{X)rtes, etc.
10. El _ordenamiento urbanístico en la gran ciudad.
En cuauto a las grandes ciudades han sido adoptadas me­
didas especiales, pero los planteamientos generales, en sus prm­
cipios básicos, no difieren del que acabamos de exponer.
Tomemos como ejemplo a Madrid.
Para abordar los problemas de constitución y de desarrollo
en nuestra capital se crearon sucesivamente diversos órganos y
se ensayaron distintos métodos a partir de la creación ---cree­
mos recordar que en 1939-de la Dirección General de Arqui­
tectura y Urbanismo dependiente del Ministerio de la Goberna­
ción
y que dio lugar a la Dirección General de Urbanismo, que
pasó a depender del Ministerio de la Vivienda cuando éste fue
creado.
Los órganos de planteamiento que
se fueron· sucediendo du-
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rante un período de unos veinte años se denominaron "Comisión
o Comisaría del Gran Madrid", "Comisaría de Ordenación Ur­
bana de Madrid" y, m~s recientemente y manteniéndose en el
presente, el "Area Metropolitana". Durante todo este tiempo,
el servicio de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid
ha per­
manecido virtuahnente supeditado. a los citados órganos rectores.
En un principio, y supuesto que para la acción urbanística
se carecía del encuadre y del cauce de preceptos jurídicos ade­
cuados, así como de la más elemental normativa, los métodos
empleados dejaron una secuela de insatisfacción, de recelo y hasta
de repulsa en la población por la manifiesta arbitrariedad que se
aplicó y
por el menosprecio de todo principio de equidad. Re­
cordemos las "congélaciones" de algunas zonas de la capital como,
por ejemplo, la del Paseo de Rosales, donde muchos propietarios
hubieron de vender a bajo precio los solares de sus casas en ruinas
al no permitírseles su reconstrucción, mientras que los que resistie­
ron o los que compraron pudieron realizar espléndidos negocios.
Recordemos el tremendo recurso de las "reservas especiales" y
de las "zonas verdes"
con las que se "congelaron" durante años
muchos terrenos que ,inesperadamente
y sin justificación expresa,
fueron dedicados, al fin,
a la construcción cuando1 en muchos
casos, habían sido adquiridos a bajo precio a los primitivos pro­
pietarios.
No obstante las arbitrariedades y hasta las violencias ad­
ministrativas ocurridas,
ha de reconocerse que los órganos rec­
tores del urbanismo
en nuestra capital lograron1 durante tal pe­
ríodo de tiempo, realizar algunas operaciones eficaces, tales como
el saneamiento urbanístico de gran parte de la periferia de la
ciudad, los accesos
a. la. misma, los polígonos de absorción y de
descongestión, etc., gracias a las cuales el balance no es tan
negativo como podría temerse.
Durante los últimos años, para promover la ordenación ur­
bana de Madrid, la dirección del Area Metropolitana ha dis­
puesto de
un Plan General estudiado, sin duda alguna, sobre unos
supuestos
y con unos fines que suponen un planteamiento mucho
más riguroso que el alcanzado en cualquier otro anterior. Vamos
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EL URBANISMO: SU PRESENTE Y SU FUTURO
a admitir que este Plan General de Ordenación es el mejor que
ha sido posil,le obtener dada la limitada experiencia que," aún,
se posee en nuestro país en la formación de estos planes
y dado
el bajo nivel geueral que se padece en los cuadros de
la política
y de la Administración respecto de conocimientos urbanológicos
y de técnicas urbanísticas.
Pero con independencia de todo juicio
de valor sobre
la calidad del Plan General, considerado como
índice de propósitos
y como programa de actuación, podemos
observar ya errores de planteamiento similares a los cometidos
en otras ciudades a las que se aplica el criterio general de or­
denamiento urbanístico.
El error que más salta a la vista es el de la propia delimi­
tación territorial del
Area Metropolitana. Ocurre con este te­
rritorio
lo que ya se apuntó sobre los polígonos delimitados por
"Gerencia de Urbanización" en numerosas ciudades y pueblos.
En efecto, se consigue el control en la evolución y tr3.1:1sforma­
ción del suelo en dicha área mediante una "co.ngelación" de los
terrenos que solamente se levanta merced a un condicionamiento
muy exigente y no siempre ni igualmente concedido. Pero, ¿ qué
ocurre fuera del área controlada? A la vista tenemos la apari­
ción de nuevas
y grandes masas de edificación que rodean y
aplastan a numerosos pueblos de la periferia de Madrid por
la
única razón de que se encuentran fuera del área metropoli­
tana y porque sus Ayuntamientos, al tratarse de -SU propio "casco
urbano", tienen plenas faculta~es para conceder licencias de cons­
trucción a los promotores y especuladores que han sabido
"ma­
drugar". Veremos así, bien pronto, que el futuro cuarto millón
de madrileños viVirá en "ex-pueblos' a distancias entre cinco y
veinte kilómetros de la periferia del casco de Madrid, con todos
los inconvenientes de vivir en la capital, pero aumentados y sin
ninguna ventaja,
ya que -sus viviendas se encontrarán en un
montón de edificios -jamás en una estructura urbana-caren­
tes de todo orden y de servicios.
Y si para evitar esto el Area Metropolitana aumenta su diá­
metro en una. decena de kilómetros, ocurrirá que una buena
parte de ese cuarto. de millón de nuevos madrileños tendrán que
841
Fundaci\363n Speiro

GERMAN ALV AREZ DE SOTOMAYOR Y CASTRO
trasladarse desde su domicilio a su puesto de trabajo, y vice­
versa, recorriendo veinte kilómetros más al día, atravesando gran­
des extensiones de huertos y barbechos ante cuya contemplación
nadie se explicará el porqué de no haberse construido en ellos y
más cerca de Madrid las viviendas que, por ejemplo, ha sido
posible construir en Móstoles o en Alcorcón.
Al mismo tiempo, la discriminación entre propietarios de te­
rreno "congelado" o "semicongelado" y propietarios de suelo
libre es prácticamente intolerable, circunstancia ésta que actuará
como freno y como germen de nuevos y más graves desórdenes
en la evolución de la ciudad.
11. El crecimiento de Madrid y relación entre éste y su real
categoría urbana.
Por otra parte, en el despliegue actual de operaciones urba­
nísticas sobre la capital no se percibe indicio alguno de que entre
los propósitos de los rectores del Area Metropolitana o del
ur­
banismo en general, exista decisión firme de contener el "mons­
truosismo" de Madrid. Por el contrario, parece como si las voces
de alerta se hubieran acallado y
más bien se tendiera a halagar
a ese madrileñismo de "nueva
ola", pueril y pueblerino como
nunca, que desea un Madrid "neoyorquino" y que se satisface
con saber que en
la matriculación de coches Madrid lleva una
ventaja de varios miles sobre Barcelona.
Otro aspecto que merece ser tenido en cuenta y que debiera
ser objeto de
un análisis más detenido y riguroso del que ahora
nos
es posible hacer es el de la relación que existe entre el
paso tres millones,
y la real transformación de la estructura urbana
como consecuencia de tal aumento de la población. Salta a la
vista que
el nivel -podriamos decir la categoria-del Madrid
de hoy no difiere grandemente del nivel del Madrid de los años
40, si prescindimos de valorar el notable mejoramiento de ins­
talación en edificios representativos, locales públicos y otros
centros del que suele denominarse "sector terciario" en la acti-
842
Fundaci\363n Speiro

EL URBANISMO: SU PRESENTE Y SU FUTURO
vida queñas y ejemplares realizaciones, de la creación de la nueva
zona urbana comprendida entre Nuevos Ministerios
y Plaza de
Castilla,
en faja longitudinal a lo largo de la Avenida del Gene­
ralísimo, que constituye su eje. Esta nueva zona, muy bien con­
cebida inicialmente, pero parcialmente malograda en su realiza­
ción, sirve aún como ejemplo de operación para la mejora del
nivel urbano, salvo en su limitación, puesto que en
el conjunto
del nuevo Madrid de tres millones de almas equivale a un por­
centaje muy reducido.
¿ Qué es, por consiguiente y en definitiva,
el nuevo Madrid? De hecho, el nuevo Madrid es, casi, el mismo
Madrid de los años 40, al que se han agregado grandes ba­
rriadas periféricas que comprenden las viviendas de cerca de
dos millones de almas, construidas con una indiscutible voluntad
de orden, pero que por
la prisa y ·las actuaciones masivas ado­
lecen, casi sin excepciones, de una repetición sistemática de vo­
lúmenes
y de módulos, ofreciendo, por ello, un aspecto hosco
e incluso repelente.
El resultado es que tres millones de almas
disponen
de la rriisma ciudad y de los mismos centros vitales
que el millón de ahnas de los años 40.
Para terminar este rápido esOOzo panorámico de la actual
situación del urbanismo en
España diremos, aún, que los pro­
blemas, cada vez
más graves, que afectan a la inmensa mayoría
de las ·ciudades españolas tienen raíces comunes.
La evolución de
dichos problemas y su agravación difieren
tan sólo en cuanto al
ritmo y aunque las soluciones
habrán de ser muy distintas, el
ejemplo de lo que actualmente ocurre en las grandes capitales
y la experiencia obtenida en ellas debieran servir para advertir
del peligro que corren por igual las ciudades menores,
para actuar
en ellas con medidas muy eficaces y asequibles que en Madrid
y Barcelona, por ejemplo, son ya inaplicables por tardías. Es
éste un aspecto del problema general que debiera ser difundido
por todos los medios para cortar cuanto antes ese estado de ig­
norancia y ese peligroso espejismo que la generalidad de las
gentes padece
y que configuran a la macro-urbe como el ejem­
plo deslumbrador que debe seguirse a todo trance.
843
Fundaci\363n Speiro

GERMAN ALV AREZ DE SOTOMAYOR Y CASTRO
12. Los posibles rumbos futuros de la planificación urbanís­
tica. La elección de objetivos y su dependencia de los
factores de viabilidad.
En orden a la orientación que en el futuro debería tomarse
para un mejor planteamiento del urbanismo en España hay que
decir, en primer lugar, que se trata de una elección entre muchos
caminos
y rumbos posibles y que, probablemente, tal elección,
más que del contenido de los Planes en cuanto a sus objetivos
finales dependerá de los métodos que deseemos o que podamos
emplear y de los medios económicos que sea posible aplicar en
operaciones urbanísticas.
Supongamos, en efecto, que contarnos con un plan o esquema
de rectificación y de ordenación de una ciudad que ha merecido,
en sus objetivos finales, el beneplácito unánime de la población.
Pero hay que llevarlo a
la práctica contando con que la estruc­
tura política y económica en que hemos de operar es, natural­
mente, la del mundo libre, con libertad de iniciativa y con pro­
piedad privada.
Si optamos por
el método de la gestión directa prescindiendo
de una maduración de la conciencia pública y de la intervención
de las iniciativas y de las fuerzas económicas privadas y se
pretende quemar las etapas resultará inevitable:
1.0 Preparar un complejo sistema jurídico y administrativo con
una fuerte centralización
de todas las tareas y movimientos
operativos.
2.0 Invertir inmensas sumas en expropiaciones, solamente re­
cuperables a muy largo plazo o sólo en parte recuperables.
3.0 Arriesgar acciones fácilmente impugnables, aunque lo fueran
más desde un punto de vista moral que legal.
4.0 Arriesgar l.a-frecuente comisión de errores e in justicias a
causa de
la excesiva centralización, que suele acarrear el
alejamiento de la realidad de los gestores y técnicos ope­
rantes que, a su vez, se verían desasistidos de la coopera-
844
Fundaci\363n Speiro

EL URBANISMO: SU PRESENTE Y SU PUTURO
ción de la sociedad, con lo que ésta perdería la facultad
de tomar interés
y parte activa en dichas tareas.
5.0 El agotamiento a corto plazo de los recursos disponibles a
causa de las expropiaciones forzosas masivas
y de los gastos
crecientes en
el mantenimiento de una organización muy
centralizada y cada vez más exigente en cuanto a personal
y medios auxiliares, dando lugar a una mayor lentitud,
primero,
y al abandono, por último, de una buena parte
del Plan.
Si, por el contrario, se adopta el criterio de dedicar inicial­
mente bastante tiempc y esfuerro a la preparación del ambiente
público
y a preparar y promover la actuación urbanística a cargo
de personas y entidades privadas con intervención de asodacio­
nes de propietarios del suelo, ocurrirá:
1.'0 Como organización centralizada se precisaría tan_ sólo la de
un órgano técnico-consultor de alto nivel, bien enraizado en
la estructura política superior, que irradiaría constantemente
hacia
la comunidad, en general, y hacia los grupos y aso­
ciaciones, en particular, una serie de principios perfectamen­
te asimilables y un conjunto de proposiciones coherentes y
estimulantes
para su desarroll'? por los mismos, con _el em­
pleo de medios económicos de procedencia
muy diversa.
2.0 Se tardaría más tiempo que en el supuesto anterior en lograr
la iniciación de las operaciones de rectificación y de orde­
nación futura de la ciudad, pero,
una vez lograda tal aper­
tura, el ritmo sería creciente, mayor cada vez el número y
calidad de los participantes
y mayor la aportación de capitales,
aminorándose la necesidad de una fuerte inversión por parte
del Estado o del órgano rector de la operación urbanística.
3.0 Los contactos y hasta las colisiones entre el equipo técnico­
consultor de la alta dirección con las fuerzas vivas
y con los
numerosos técnicos participantes, en tarea permanente,
en:..
riquecería el acervo de aquella alta dirección con nuevos y
mejores datos, con más importantes experiencias, mejorando
845
Fundaci\363n Speiro

GERMAN ALV AREZ DE SOTOMAYOR Y CASTRO
así la posición y prestigio de dicha dirección en beneficio
de su propia función.
4.0 Se arriesgaría la exactitud rigurosa en el desarrollo del Plan
con respecto a sus previsiones
y sería inevitable en algunos
casos la pérdida del control y la irrupción de hechos for­
tuitos. Pero esto tendría como contrapartida una humani­
zación del Plan
y una mayor flexibilidad que conduciría a
su mejora tanto o más que a su destrucción. Aparte de que
jamás se puede estar seguro de que un Plan sea perfecto
ni de que deba mantenerse rígidamente a través de un largo
período
y aparte, también, de que por el sistema de la super­
centralización y a pesar de toda voluntad de inflexibilidad,
las desviaciones
y la anarquía jamás llegan a ser totalmente
desterradas. Y menos aún los desórdenes de la corrupción.
Del ejemplo anterinr,
en sus dos supuestos, es fácil deducir
que, según se trate de uno o de otro, el planteamiento de la or­
ganización operativa de los programas de actuación hacia obje­
tivos inmediatos o mediatos
y de la movilización de recursos
será
radicalmente distinto en ambos casos. Y como la condición
indispensable para la realización de todo ordenamiento urbahís­
tiao es la 'lfii~,bilúlad de los Planes y ésta depende de la eficacia
de los métodos, de la tolerancia o de la resistencia que ante su
aplicación ofrezca la comunidad, y, por último y muy esencial­
mente, depende tal viabilidad de los recnrsos económicos que es
posible movilizar, resulta que
un Plan urbanístico no pnede ser
planteado más que contando con todas las condiciones necesarias
para su viabilidad.
Un Plan urbanístico viable deberá, por consiguiente, formar­
se tan sólo a partir del repertorio o programa de métodos efica­
ces, pero tolerables,
y de la cuantía de los recursos económicos
de posible utilización, con rentabilidad directa
o indirecta bien
calculada.
Puede afirmarse, en consecuencia, que es absolutamente utó­
pico pretender un Plan urbanístico perfecto en sí mismo
por
responder a un ideal preformado -"La Ciudad Ideal", "La Cin-
846
Fundaci\363n Speiro

EL URBANISMO: SU PRESENTE Y SU FUTURO
dad del Futuro", etc.-, puesto que nunca podrán realizarse otros
Planes que los P'O'SÍ!bles. Lo que sí es lícito y prudente esperar
es que de entre todos los posibles se realicen en su mayor parte
los mejores o, también, lo mejor de cada Plan posible.
En la formación del cuadro con el repertorio o programa de
métodos operativos y de recursos económicos serí~ forzoso con­
tar, a la vez, con los correspondientes a los dos sistemas antes
enunciados. El de la actuación directa con predominio de lo im­
perativo
y el de la actuación indirecta promoviendo y estimulan­
do la
participación de los particulares, incluidos los propietarios
del suelo, pues ambos sistemas pueden simultanearse, pero limi­
tando
el primero al establecimiento de vías principales y de re­
servas de terrenos para finalidades especiales y concretas y, en
todo caso, a la realización de
algún polígono como apertura de
una zona, pero procurando incorporar siempre a los propietarios
del suelo en los beneficios de la operación.
13. Indice de temas a incluir en la formación de un Plan
de Ordenación urbana y sentido COn que deben ser
tratados.
La formación de un Plan de Ordenación Urbana de una ciu­
dad debe comprender, como es sabido, los siguientes puntos o
temas:
1.0 Análisis de la estructura de la ciudad y de su funcionamien­
to, con estudio de su proceso de evolución y estimación de
los más graves problemas
en el presente y en un futuro
probable, partiendo de
una toma de datos lo más rigurosa
que sea posible, pero para un empleo de los mismos con
un criterio de síntesis intuitiva.
2.0 Programa de operaciones de rectificación de la actual estruc­
tura urbana siguiendo un orden de prelación según fa pe­
rentoriedad de exigencias vitales y según las espectativas
de coyunturas favorables.
847
Fundaci\363n Speiro

GERMAN ALV AREZ DE SOTOMAYOR Y CASTRO
3.'() Programa de operaciones necesarias para su crecimiento, di­
ferenciando
lo que de éste es forzoso aceptar por inevitable,
de cuanto es necesario y conveniente para frenar el pri­
mero y estimular lo segundo.
4.0 Establecimiento de zonas de distinto grado de evolución y
tendencias de su dedicación, señalando las que deben frenarse
y las que deben ser estimuladas.
5.0 Planeamiento de nuevas redes viarias y de rectificación de
las existentes, diferenciando las principales, de larga distan­
cia o de enlace, de las complementarias, a realizar po_r los
promotores de urbanizaciones y que, en su mayoría, no tie­
nen por qué establecerse a priori.
6.0 Determinación de volúmenes de edificación en cada zona,
teniendo en cuenta que las densidades admitidas repercutirán
en el valor a atribuir al terreno en su eStado inicial y que
las diferencias
de tal valor, en más o en menos, deben ser
equitativamente distribuidas entre los propietarios del suelo.
7.'0 Establecimiento de reservas para aparcamientos,- servicios
públicos y edificaciones especiales, de utilización muy gene­
ral, y que deban corresponder a una acción directa y central.
8.'º Programa de dotación de servicios -agua, energ'ía eléctrica,
evacuación de aguas residuales,
etc.-, diferenciando las bá­
sicas a realizar por el sistema directo de las eomplementarias
a cargo de los urbanizadores particulares.
9.'º Normativa general para las operaciones urbanísticas a rea­
lizar por entidades privadas, en la que habrá d~ incluirse
cuanto se refiera,
al menos, a vías y servicios complemen­
tarios, a distribución de los volúmenes de edificación con­
cedidos, a espacios libres, a centros comerciales
y cultura­
les, etc.
Aun cuando el esquema que precede es el habitual, casi nun­
ca se desarrollan estos puntos en el estudio de un Plan de Or­
denación más que de un modo un tanto rutinario. Se suele partir
muy frecuentemente de un concepto apriorístico sobre lo que
debe
ser una operación total ideal, sin medir en cada caso la
848
Fundaci\363n Speiro

EL URBANISMO: SU PRESENTE Y SU FUTURO
dureza o la resistencia de la realidad a dejarse conformar y sin
establecer prelación o interrelación entre los distintos objetivos
del Plan. Además, en la mayoría de los Planes quedan deter­
minados con el mismo grado de precisión -ha de entenderse
con el mismo grado de obligatoriedad--tanto lo que es general
y básico desde
el punto de· vista estructural como lo que es com­
plementario
y que, por tanto, sólo debe ser concebido como
apertura hacia posibilidades indeterminadas, pero condicionadas.
En este último aspecto es donde, en el futuro próximo, sería
deseable
una rectificación profunda en el modo de plantear y
de realizar los planes urbanísticos.
Para lograrlo, toda insisten­
cia será poca. Deberá enseñarse a pensar que
un Plan de Orde­
nación bien acabado ha de incluir, voluntariamente, aperturas du­
bitativas, con zonas en las que
no se dibuja fo qwe no se sa,be
cómo va a ser, pero en las que sí se puede y se debe condicionar
toda acción, próxima o no, directa o indirecta,
para lograr, apro ....
.ximad{JJJnen,.te, que ocurra lo que, en principio, se estimó conve­
niente que ocurriera.
Por último, en el planteamiento y desarrollo de los puntos
o temas a incluir en
el Plan de Ordenación Urbana, sería tam­
bién
muy de desear que, en el futuro, cuantos intervengan en el
mismo adoptaran el método del contraste, punto a punto, entre
los objetivos del
Plan y los métodos y recursos a aplicar.
14. Los métodos operativos y los recursos económicos,, con­
dicionantes de los objetivos de una planificación urba­
nística. Fenómenos que se oponen a toda operación ur­
hanít'ltica y su posible eliminación.
La formación del esquema de IoS recursos operativos, tanto
de naturaleza negativa o limitativa como de naturaleza positiva
o estimulativa, acompañado del cuadro de recursos económicos
a movilizar, debe hacerse
priwiamente al estudio y desarrollo de
todo
Plan Urbanístico.
Una correcta formación de tal esquema requerirá analizar de-
849
Fundaci\363n Speiro

GER.MAN ALV AREZ DE SOTOMAYOR Y CASTRO
bidamente los fenómenos que hasta el presente se oponen a la
eficacia y hasta a la viabilidad de toda operación urbanística. Al
mismo tiempo, resultará imprescindible fijar unos principios ge­
nerales previos a todo Plan y, más aún, previos a su realización.
Sin la eliminación o minimización de aquellos fenómenos y sin
el firme propósito de obediencia a estos principios, los planea­
mientos urbanísticos
serán irrealizables o se convertirán en pura
brutalidad.
Los fenómenos que
se oponen a toda realización urbanística
necesaria para la sociedad o para una determinada comunidad
y los procedimientos que en un futuro inmediato será indispen­
sable emplear son, a
nuestro juicio, múltiples.
El fenómeno más grave y perturbador es la especulación y
encMecinviento del suelo. El encarecimiento del suelo urbano -los
solares-se produce como consecuencia de su escasez. Se especu­
la, entonces, con las posibilidades de beneficio que ofrecen los
escasos solares disponibles o los que se obtengan derribando edi­
ficaciones a extinguir por su dedicación o antigüedad. Se especula
con la "blandura" probable en la aplicación de las Ordenanzas
por parte de los Ayuntamientos que incurren en el error de ad­
mitir cada vez mayores densidades de edificación, cediendo al
hecho
--que aceptan como irreversible e inevitable-del aumento
progresivo del valor de dicho suelo urbano, cometiéndose con ello
una in justicia intolerable con los propietarios de los edificios que
resultaron forzados a
una mayor limitación del volumen de edi­
ficación.
La solución para eliminar la especulación del suelo urbano
no se encontrará más que con las siguientes medidas:
l.ª Limitación del ritmo de crecimiento general de la ¡x;blación.
2." Prohibiendo el derribo de edificios de cualquier clase en
buen estado de conservación si disponen
de una superficie
edificada conforme a las Ordenanzas.
3." Derogación en plazo prudencial y por método progresivo de
la actual Ley de Arrendamientos Urbanos para no enca­
recer con las indemnizaciones a los inquilinos
de las edifi-
850
Fundaci\363n Speiro

EL URBANISMO: SU PRESENTE Y SU FUTURO
caciones ruinosas e insuficientes las nuevas edificaciones que
sustituyau a éstas y
para que el estímulo de la rentabilidad
libre o del beneficio libre
no actuara elevando los precios
de los solares libres o recién liberados.
4.ª Promoción de nuevas zonas residenciales de categoría si­
milar a las del "casco urbano" antiguo,· en las que se ofre­
cieran numerosos solares a precios moderados, con lo que
se atacaría en su raíz el movimiento especulativo y alcista
de los solares de dicho casco antiguo.
, 5.ª Manteniendo rígidamente las ordenanzas en cuanto a densi­
dades de edificación, eliminando toda justificación para "edi­
ficios singulares" en cuanto éstos supongan un privilegio de
uso del suelo.
La especulación del sllelo suburbano, e incluso rústico, al­
rededor de las grandes ciudades, pero con radios que actualmente
y en algunos casos llegan a alcanzar decenas de kilómetros, es,
quizá, mucho más grave que la especulación del suelo urbano,
puesto que impide la descongestión y el "ablandamiento" de éste,
necesarios para toda rectificación interior, y porque en la nece­
sidad y en la posibilidad accidental o permanente de movilizar
este suelo suburbano o rústico radica todo el porvenir de· una
ciudad. Por ello es por lo que es objeto de una gran especulación,
puesto que la espectativa de sus propietarios ante una probable
utilización de sus terrenos
para la edificación sin exigencia alguna
respecto de la creación de la infraestructura necesaria, en la
que
no participarán, les induce a resistir, con precios altos, para
obtener --con la venta o la expropiación-un gran beneficio sin
arriesgar nada y sin aportar más que su paciencia en 1a espera.
La evolución de este proceso en el suelo suburbano o rústico,
como consecuencia
de la expansión de las ciudades y de la ele­
vación del nivel medio
de vida que proyecta hacia los campos una
intensa migración temporal de las gentes de la ciudad, y hacia las
ciudades
1a de los pueblos próximos, es análoga -pero mucho más
grave y -confusa-a la evolución especulativa en el suelo urbano.
l,.a eliminación de este fenómeno, sin la cual apenas será po-
851
Fundaci\363n Speiro

GERMAN ALV AREZ DE SOTOMAYOR Y CASTRO
sible hacer algo, exige la adopción urgente de una medida muy
dura que
parecer(< a muchos excesiva y hasta imposible, pero que
en realidad puede ser, al fin, aceptable por tocios los propietarios
si se sabe aplicar inteligentemente y con toda justicia.
Esta medida no es otra que ésta :
En ·todo suelo calificado co,,u, rústico o no urba,no se prohibirá,
o se limitarrd al extremo) según los casos, cualquier edificación
que no w,ya precedida de wna operación de transformación con
creación
de una infr(JJestructura urbanística que (JJfecte a una su­
perficie conjunta con extensión variable, seg,ún los casos, y par­
ticipwnao actwa o pu.svvam,mte en tal transfor-mación y en sus
beneficios
los prop;etarios de dicho suelo.
La adopción de tal medida, con carácter general y que en
nuestro país exigiría, por desgracia, la promulgación de una Ley,
será perfectamente tolerable y viable si se cumplen las siguientes .
condiciones:
l.• Calificación previa de lo que se entiende por suelo rústico
o no urbano.
2.ª Establecimiento y delimitación de zonas en todo el territorio
nacional, en las cuales se aplicarían, con distinto grado de
dureza, las limitaciones
para edificar, desde la prohibición
absoluta hasta una tolerancia máxima, que no debería ex­
ceder de 0,1 metros cúbicos de edificación por metro cua­
drado de terreno -equivalente a una exigencia de 3.000
metros cuadrados
de terreno para una edificación de 100
metros cuadrados-, pero concediendo tal tolerancia tan sófo
en los casos y lugares en que no fuera probable la formación
de zonas residenciales, industriales y turísticas que precisaran
un planteamiento urbanístico general y una libre disposi­
ción de amplias superficies de suelo.
3.• Una mecánica administrativa y legal de conocimiento previo
y público para establecer y calificar las zonas y para poder
alterar
la calificación de cada una, según las exigencias de
los tiempos.
4.ª Determinación de zonas especiales en las que por el agio
852
Fundaci\363n Speiro

' EL UREANISMO: SU PRESENTE Y SU FUTURO
de terrenos, experimentado durante mucho tiempo, los va­
lores reales de transacción
y venta excedieron de ciertos ín­
dices, en las cuales sería preciso operar en la "congelación"
con prudencia y evolutivamente y en las que sería preciso
una desgravación fiscal --contribución territorial; derechos
reales,
etc.-, de acuerdo con el propósito de ir derribando
los valores del suelo bruto a
lo largo de un período de
bastantes años.
5.• Estudio
y aplicación, con amplia publicidad, del derecho de
los propietarios de terrenos para asociarse y para, con capital
propio o ajeno, transformar sus terrenos, dotándolos de in­
fraestructura urbanística,
y poder dedicarlos a la edificación,
liberándolos así de·
la "congelación" ,cuando existieran cir­
cunstancias favorables
para su cambio de destino -de rús­
tico a
urbano-y cuando se realizara la operación urba­
nística de acuerdo con las normas de un Plan de Orde­
nación.
frª Estudio de los índices o coeficientes que en cada zona ha­
brían de aplicarse como valor del suelo rústico o
no ur­
bano en relación con los costes de la urbanización y, mejor
aún, en relación con los valores probables en venta de las
edificaciones terminadas que hubieran de realizarse en dichos
terrenos,
una vez transformados, para poder establecer en
justicia la
parte que correspondería a los pTopietarios que
hubiesen aportado dicho terreno bruto a la empresa de
su
transformación.
Aparte del fenómeno de la especulación y del valor inicial
del suelo bruto, existen
otros, también obstaculizadores del pro­
greso urbanístico, como son: la Vnsolaridad habitual de las gentes
can relación al bien o al bienestar común, especialmente en las
grandes ciudades, donde se carece
-como es natural-del sen­
timiento de comunidad vecinal; la falta de formación y de infor­
mllción del común de las gentes e incluso de las minorías diri­
gentes; las defif'Wncias tecnológii.ca.s en el aparato administrativo;
la ausencia de coordinación entre las necesidades modernas y el
853
Fundaci\363n Speiro

GERMAN ALV AREZ DE SOTO MAYOR Y CASTRO
sistema jurídico y administrativo del país; la escasez de capi­
tales para las realizaciones urbanísticas; la exp·eriencia limitada
de los profesionales del urbanismo, etc.
Hay que destacar, no obstante, que estos últimos fenómenos,
propios de un país en plena evolución hacia el desarrollo, cesa­
rán en su mayoría por el simple transcurso del tiempo o podrán
aminorarse bien
pronto merced a una mejor coordinación polí­
tica.
La gravedad mayor y la peor amenaza las constituirá siempre,
en este problema del urbanismo, el fenómeno de
la esp·eculación
del suelo y su proyreslrvo etu:a,recimiento.
Hay que advertir, en este punto de nuestra exposición, que
las directrices que quedan señaladas
para la eliminación de los
fenómenos y causas que se oponen a
una mayor eficacia opera­
tiva en
lo urbanístico no son muy distintas de las que se siguen
ya en Estados Unidos y en Gran Bretaña -por no citar más
países-y donde los resultados obtenidos son sorprendentes. Des­
graciadamente, estos hechos son poco conocidos en nuestro país
y
su estudio para la aplicación en él, con las debidas adaptacio­
nes, de los· métodos empleados en aquellas naciones nos permi­
tiría un ritmo
de avance más rápido y seguro que el que ahora
hemos alcanzado.
Para terminar, sólo resta decir algo sobre los principios ge­
nerales que deben obedecerse en todo planeamiento urbanístico,
aparte,
y además, de su dedicación al estudio y solución de los
fenómenos y causas
que se oponen .a las ordenaciones urbanís­
tkas necesarias o indispen·sables a la sociedad actual y de cuyos
principios se
ha hecho mención un poco antes.
La enumeración -no exahustiva-y la definición de tales
principios podría ser
ésta:
1.0 Principio de subsidiaridad.-La dirección política, el Estado,
de una nación, deben promover cuanto es úül y necesario
para
el bien y la ·salud de la sociedad, procurando las con­
diciones para que ésta mantenga su vitalidad y para que se
acrecienten
-sus posibilidades de creación de recursos de todo
orden que garanticen su supervivencia, incluida
la capaci-
854
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EL URBANISMO.- SU PRESENTE Y SU FUTURO
dad de darse a sí misma las instituciones sobre las que, sal­
vando la libertad, pueda constituir su propio Estad.o.
Mediante
la obediencia a este principio, en el orden de
los problemas urbanísticos, el Estado -con sus organis­
mos-debe abstenerse de hacer cuanto sea posible que haga
la ·propia sociedad por sus hombres, sus grupos y sus cor­
poraciones naturales.
Si en un momento dado la sociedad
se manifiesta apática ante problemas graves
y peligrosos que
le afectan, hemos
de deducir que la sociedad está enferma.
Entonces habrá que tratar de curarla, pero haciendo que sus
órganos vitales funcionen, y sin recurrir a órganos y fun­
ciones artificiales y prestados que podrían llegar a conver­
tirla en un "robot".
2.0 Principio de necesidad.--Si una operación urbanística es ne­
cesaria~ la sociedad, si está -sana y "funciona", debe percibir
tal necesidad. Si no la percibe porque el problema a que
tal operación se refiere es confuso y complejo, los guías de
la sociedad son quienes deben saber exponer el problema
en forma tal que dicha sociedad llegue a conocerlo y a sen­
tir esa necesidad. Sin ello, ninguna operación urbanística
podrá intentarse en serio con probabilidades de llegar a
un fin.
3-.0 Prindpio de via1bilidad.-Ninguna operación urbanística, por
conveniente
y necesaria que sea, podrá llevarse a cabo más
que por caminos con real viabilidad.
Si tales caminos no
existen aún, será preciso abrirlos, puesto que sin ellos será
imposible conducir a su último destino cualquier carga de
propósitos
y de objetivos, por excelentes y necesarios que
éstos sean.
4.0 Principio de ¡'usticia.-Todo planeamiento urbanístico nece­
sMio
y vür,ble puede ser realizado hasta su último fin, por
duros que sean los métodos a emplear, si en los sacrificios
y en los beneficios participan por igual todos los miembros
de una comunidad. Por el contrario, no podrá n,i deberá
alcanzarse tal fin si este principio de justicia no se coumple.
De ahí que cualquier esfuerzo, por duro y complicado que
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GERMAN ALV AREZ DE SOTOMAYOR Y CASTRO
sea, habrá de _ser hecho para lograr el sistema de una equi­
tativa distribución de cargas y de beneficios.
5.0 Principio de homogeneidad.-Ningún postulado y ningún
método urbanístico deben ser empleados en contradicción con
los principios básicos
y constitutivos de la sociedad, en lo
social y económico como
en la jurídico, en lo político y en
lo cultural. Si al hacer urbanismo nos sobra la libertad, la
propiedad privada, etc., y echamos mano --o echarnos
de
menos--a recursos socialista-comunistas, que aparentan
ser más fáciles y eficaces, habremos dado un gran paso para
sustituir nuestro régimen de libertad -de respeto y de es­
peranza en ella-por un régimen de tiranía sin esperanza.
Conviene en este punto advertir que una deficiente va­
loración de los fenómenos y causas de nuestro retraso en
el campo del urbanismo ha inducido a muchos urbanistas en
España --especialmente de la joven generación-a abrazar
un ideario socialista-comunista por su desesperanza en en­
contrar un camino en este mundo del "capitalismo" como
ellos llaman a todo cuanto ahora o en miles de años no supo
ser socialista-comunista.
Naturalmente, padecen estos
urbé,Ulistas, como tantos otros
profesionales, un gran error, pero tienen razón en cuanto
a que hasta
el presente, y en nuestro país al menos, la ne­
cesidad y la libertad no han sabido conjugarse.
Como antes se
ha dicho, Estados Unidos y Gran Bre­
taña, campeones de la Hbertad, de la autonomía de los entes
privados
y hasta del saber tradicional, están resolviendo sus
problemas urbanísticos de forma no igualada en el mulldo,
y por ello, tales problemas no serán nunca la causa, en di­
chos países, de que sus gentes caigan bajo la tiranía socia­
lista-comunista.
6.0 Principio de fidelidad al destino de la socieda,d,.-Todo cuan­
to en
el campo del urbanismo se haga debe responder a este
principio, que supone el conocimiento de los problemas ac­
tuales de la sociedad y la adhesión y la solidaridad, para
bien o para mal, de todos sus miembros en
el riesgo del
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EL URBANISMO: SU PRESENTE Y SU PUTUR.O
vivir de hoy y de un mañana que verán nuestros hijos y
nuestros nietos, así como cuantos conocemos, y cuyo Porve­
nir, nos inquieta. Hay que abordar, por tanto, estos proble­
mas con talante actual y con voluntad de prospección del
futuro. Pero hacer planes actuales para el futuro puede ser
lo contrario de hacer p/,a,nes futuristas.
Seamos, pues, fieles a .cuanto conocemos y estimamos.
Y esto es todo cuanto nos es posible decir al grupo de ami­
gos que, sin participar en tareas urbanísticas, están interesados
en todo cuanto afecta a la vida de la ciudad.
Por ello pedimos perdón. Por no saber más y por no saber
decirlo mejor ni más brevemente.
PATRIA -NACION -ESTADO
,por J JtAN OuSSET.
I. ESTA COMUNIDAD SOCIAL DE LA QUE SOMOS HIJOS
II. DEFINICIONES PROPUESTAS
Ill. LA EDUCACION DEL PATRIOTISMO
IV. EL INTERNACIONALISMO
V. LA NACION CONSIDERADA COMO ABSOLUTO
VI. UNIDAD
DE RAZA Y UNIDAD DE LENGUA
VII. ERROR DE UNA CONCEPCION DEMASIADO DESENCAR­
NADA
DE LA NACION
VIII. ERROR
DE UNA CONCEPCION MATERIALISTA DE LA
PATRIA O
DE LA NACION
IX. MAQUIAVELISMO O TOTALITARISMO ESTATAL
144 _págs. 75 ptas.
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