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1976

Qué nos enseña la historia

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Las cooperativas agrarias

LAS COOPERATIVAS AGRARIAS
PONENCIA DE
J, GIL MORENO DE MORA
l.º La necesidad de la cooperativa radica en que el campo, lar­
gamente atropellado por todos los demás estamentos y especialmente
por la Administración,
oo puede obtener que· se le haga justicia tan
sólo con raronarnientos, sino que necesira poder constiruirse en grupo
de presión o frente agrario. Esto implica una cooperación de las
fuerz.as económicas más allá del cooperativismo ·clásico, integrando
por pacto todos los. grupos económicos verdaderamente campesinos.
2.º El cooperativismo agrario puede ser cuando na.ce espontá­
neamente un movimiento de verdadero derecho narural como eot·
porativismo económico de hombres unidos . por común interés y
finalidad, y debiera ser un cuerpo intermedio económico paralelo al
cuerpo intermedio
sindical en el que se actualizaría, en el aspecto po­
lítico, el ~ialismo agrario. Si el cooperativismo es de origen esratal
deja
de tener el carácter de hecho narural y entra&. graves peligros.
3.º El cooperativismo visto desde una perspectiva amplia que
pueda aceptar una integración voluntaria de los-campesinos no coope­
tivistas en un frente económico ha de luchar contra los intermediarios
para ser verdaderamente interesante para el conjunto de la Nación,
es decir, para abararar los precios al consumo y aumenrar los precios
pagados al producror. Pero no se
trara de una lucha ciega de exter­
minio, pues el intermediario cuando
es honesto da un servicio que
evira al
campesino y al consumidor problemas. El punto clave es
simplificar la proliferación absutda de intermediarios y dejar sus
ganancias en
un justo valor buscando el justo precio de los pro­
ducros en todos sus esrados. El intermediario debe ser subsidiario a
la labor del campesino,
qué es la primordial en la producción.
4.º Frente a la Administraci6n debe obtener el
cooperativismo
el reconocimiento de que el campo ha sido hasta ahora el más re­
percutido secror donde los impuestos
indirectos se acumulan sin de­
fensa posible, justificación de
un trato fiscal de favor porque además
todo el anterior desarrollo económico se hizo· a cosra del campo.
5.0 Para que todo esto sea posible es preciso llegar a un estatu­
to
de cooperación agraria mucho más amplio y agilizado que el
acrual,
más rico y generoso eo ideas y metas, y libte de la intromi-
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sión estatal, esencialmente nacido de abajo hacia arriba y con la
mayor espontaneidad,
variable según los lugares y regiones de Es­
pafia adaptado a cada ámbito, bien visto del consumidor de quien
puede ser
el mejor aliado. Por fin, debe ser ajeno a cada doctrina po­
lítica y adicto únicamente al rea:liismo más descarnado, peto más total.
6.º Para ser vetdaderamente cooperativismo debe set de libre
adhesión, no obligatorio, limitado a
las metas específicas económicas
de_ su_ acción, pero su realismo no debe ser puro materialismo pues
la misión última del movimiento ha de set la defensa económica o
mejora económica
de la "casa" campesina en concepto espiritual
superior
al de la. etnpresa campesina. No debe caet en los peligros
que a continuación señalamos:
A) Peligros intetiores.
A-1) Tentación de injusticia: la de aprovechar la fuetza
pro­
porcionada por la unidad para obtenet precios mayores de los justos
o destruir
las redes de intermediarios que no sean supetf!uas en una
especie
de dictadura. del campo.
A-2) Tentación de gigantismo: donde la tendencia a
estructuras
enormes con brillantes instalaciones amortiguan y acaban apagando
la participación
personal de los socios concluyendo por entregar la
organización a unos funcionarios-gerentes. Las asambleas gigantescas
donde nadie puede hablar y donde son posibles
rodas las dema­
gogias. El
cooperativismo debiera multiplicar niveles para lograr la
formación
en la base de pequeños grupos muy cohetentes y compac­
tos con asambleas reducidas en cada nivel,, porque cada grupo nombra
a. su representánte en el .nivel superior, y lograr así que los sufragios
sean
intet pares competentes.
A-3) La politización: intetferencia de causas extetnas en la or­
ganimción
. .interna del movimiento introduciendo ideologías, pasio­
nes
y partidismos ajenos a la meta profesión y actividad. Suele set
incitada por la apetencia de obtener los votos para el campo político
y fouosamente acarceala división y el ólvido de la misión.
A-4) Tentación de
tornar el coopetativismo como fin, cuando
no es más
que un medio para la mejor defensa y protección de los
intereses
económicos del campesino; en este peligro nacen varios
más
pues facilita ideas utópicas. O>ncluye entonces transformando el
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movimiento cooperativista en un demento de presión más sobre el
socio que deja de ser su beneficiario último.
A-5) Tentación
de no limitarse a su función. El cooperativismo
agrario no
es para edificar un har o un cine donde personas de otros
seaores pueden tener intereses coincidentes; debe limitarse a la de­
fensa
de los intereses agrarios y su fruto es sólo lograr más sanas
economías
de las empresas campesinas y facilitar su trabajo. No le
pertenecen actividades recreativas, culturales, sociales, etc., ni siquie­
ra políticas, pues estos son campos donde el campesino coincidirá
con hombres
de otros sectores. Ha sido frecuente causa de fracasos.
A-6) Tentación
de totalitarismo. En cierto modo derivada de
la anterior es la tentación por la cual las organizaciones cooperativas
pueden
caer en invadir los terrenos propios de sus socios como em­
presarios particulares,
ahandonando 1a función esencialmente subsi­
diaria
y complementaria de las empresas; que no debe janiás meterse
en lo que las empresas son capaces de resolver por sí mismas. En
este peligro se llega a colectivizar no sólo los instrumentos de trabajo
sino
las propiedades de las tierras y casas, y la decisión del trabajo
de cada bombre.
A-7) Peligro de que ya no aparezcan hombres abnegados ca­
paces de trabajar por el bien común, y · de que cunda . el desinterés
de los socios hacia la marcha de la cooperativa, frutos ambos gene­
ralmente
de los peligros anteriores que alejan al hombre de la base
de la administración 'Y la aplicación de los beneficios obtenidos en la
cooperación, especialmente cuando ésta cae en rilan.os de funcionarios.
B) Peligros exteriores: todos provienen de lo apetitoso que re­
sulta
el movimiento por la cantidad de hOn:lbres que agrupa, tanto
para
la Administración que los teme por adivinar en el cooperati­
vismo
un· posible límite a su poder, como para· las facciones políticas
con ambición
de conquistar el poder.
B-1) Peligro de control por la Administración del Estado. Es
el que lleva indefectiblemente a una socialización de las cooperati­
vas, cuyo fin acaba siendó el
beneficio no de sus socios sino del
Estado.
Es el Koljoz y el Sovjoz. Es el caminó · más seguro para re­
ducir al campesino a la más dura y moderna esclavitud social, sin
posibilidad de recurso o salvación.
B-2) Peligro de que poderosas empresas disfrazadas de coopera-
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tivas se apoderen del movimiento con daño del campesino aplastado
por el poder económico
agazapado tras las falsas cooperativas. El
verdadero cooperativismo no se parece en nada -ª una S. A.
B-3) Peligro de politización por imposición. Son los cooperati­
vismos
de origen político que ya señalamos apoyados en ideologías
ajenas al mismo campo· y que frecuentemente es concomitante con
los dos. peligtOS anteriores. Impone ideas de reformas continuas agra­
rias, no restauraciones agrarias; · fijan los objetivos fuera del campo
e inevitablemente se organizan desde arriba hacia abajo. Producen
también la
división:, cooperativa de derechas y de izquierdas, de los
que van a misa y de los que no van, etc. Es camino para subordinar
la cooperativa · a '.otros intereses.
B-4) Peligro de hostilidad de la Administración, por motivos
recaudatorios: es el
caso de cómo más de uria vez la Administración
ha acaudillado
todas las oposiciones a la organización e implantación
de un estatuto
más amplio y eficaz.
B-5) Peligro de inmersión en orros movimientos cooperativistas:
es lo que ha facilitado que la cooperación agraria me7.clada con las
cooperativas de viviendas, de consumo, de inversión, etc., no pueda
adquirir la verdadera forma agraria.
B-6) Peligro
de imposición de una forma de vida esencialmente
ciudadana, con la destrucción de sus formas peculiares -propias. Ur­
banización de las estructuras del cooperativismo, predominio de prin­
cipios
esencialmente industrialistas o comercialistas que no son apros
para resolver la ,verdadera problemática campesina. Anulación del
socio ante una
tecnocracia típicamente ciudadana,
A estos
hay que aañdir el peligro más clásico de las cooperativas,
que es el de querer
acometer los procesos hasta la venta al detalle,
en el que tantos
fracasos se han cosechado. Esto en los sistemas de
"mercado-red" es casi imposible y sólo si existieran mercados sec­
cionales como los hay en la China Comunista se podría hacer algu­
na cosa. Esta es
la necesidad de ciertos intermediarios.
Conclusión: El cooperativismo
agrario necesario es un camino
indispensable pero dificil que necesita de una doctrina propia y de
una
formación de los socios, así como de una mentalización de la
Administración
y del consumidor para destruir los prejuicios y de­
fectos actualmente
en curso.
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