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1976

Qué nos enseña la historia

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Asociaciones del campo

ASOCIAGIONES DEL CAMPO
POR
J. GIL MORENO DE MORA.
Para acometer este tema es preciso comenzar con unas observa­
ciones:
l.º El cmnpo entero.-Se tiende, sobre todo en los ambientes
administrativos, a reducir
el concepto de "campo" a la mera pobla­
ción
laboral agraria. Esto no es real. El campo, además de abarcat
multitud
de actividades, desde el maestro y el médico rural hasta
los artesanos y comerciantes campesinos, tiene en cada 'hombre un
vecino de un municipio, un aficionado a ta1 o tal cosa, un padre de
familia, etc. Reducir la personalidad del campesino a su actividad
labtadora
es amputar al campo de multitud de sus miembros y de
sus personalidades.
2.0 El c,m¡,po vario.-& tiende también a una visión unifor­
mista prescindiendo de los condicionamientos tan poderosos en este
sector donde caben pocos artificios, por lo cmtl es irutlcanzrrble la
uniformidad
urbana de las grandes megápolis.
3.º F,l ctmvpo cor,w cwilizádón.--Se tiende también a reunir
la manera de vivir, la manera de pensar y de actuar de los hombres
del
campo dentro de las corrienres que se dan en las poblaciones no
campesinas. El campo encierra una civilización marcada por el
arraigo esencialmente diferente
de la civilización urbana marcada
por el nomadismo. En el campo lo importante no es el oficio sino
la casa; en la civifüaci6n urbana lo importante es el negocio y la
empresa.
Dados estos puntos e; fácil ver que el asociacionismo del cam­
po no se limita a un simple sindicato de labradores y ganaderos o
a una organización cooperativista agraria, sino que debe extender-
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se en multitud de esferas diferentes, desde ias gremiales de rodas
las diferentes actividades campesinas hasta las corporativas de mu­
nicipio, de
padres de familia, de ideas políticas, culturales, recrea­
tivas, deportivas, religiosas, benéficas, etc.
Si no se limita el concepto de política al de meros partidos po­
líticos y si se contempia que, en realidad, es política y se hace po­
lítica en cada ocasión en que un hombre se telaciona con los de­
más, sobre todo
en los aopectos públicos, surge un hecho cietto, el
de que
toda una civilización campesina, un modo de vivir, pensar,
actuar, morit, con toda una secuela de hábitos, usos, costumbres pro­
pias del campo, se halla enfrentada a otta civilización esencialmente
urbana que opone otro modo de vivir, de pensar, actuar, etc., radi­
cialmente opuesto al de los campesinos. En el campo, aparte de unos
faetores
comunes de contacto con la naturaleza y, por tanto, de ma­
yor
realismo, de ooa valoración superior de la familia como agente
del arraigo, y de la casa romo resultado del a,,raigo, todo se divet­
sifica acoplándose
al paisaje, al clima, a las condiciones naturales y
las asociaciones; por ello, multiplican la diversidad de usos y cos­
turnbtes (por consigwente de Derecho) y cada lugar o grupo tiene
peculiaridades
de personalidad acusada como persona y como grupo.
En la civilización rubana cada día se tiende más a un uniformism.o
general, .tanto en ·las costumbres como en el modo de vivit y el ar­
tificio, el
aire acondicionado, la ca:lefaccióu, el rrabajo bajo techado,
alejan al hombre del contaeto con la kcción cotidiana de ,la natura­
leza, lo cual abona las utopías. La visión de la riqueza es, en el
campo, coru:reta, tomando imagen de kilos de productos mienrras
en la urbe es a,J,scracta en columnas de números contables. Todo lo
cual indica que aparte de las múltiples asociaciones profesionales y
corporativas antes menci~as, sería conveniente una asociación
coherente,
no politizada según ideologías, coru:retada a la civiliza­
cióu propiamente campesina, que en las Cortes pudiera presenta< un
dique a la aplastante supremacía de la civilizacióu urbana que barre
para adentro los presupuestos del Estado, se apodera de él y redu­
ce, finalmente, al campesino
a1 estado de ciudadano de categoría
inferior,
para quien son difíciles ios accesos a;J apoyo estatal, a la edu-
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cación, a la palabra pública en las Cortes y en los medios de co­
municación social.
Por la característica campesina todas las actividades que en este
ámbito
se dan tenderán, en su asociación profesional, mucho más a
los moldes gremiales clásicos
que a los modernos sistemas sindica­
listas,
casi siempre nacidos en las graodes aglomeraciones comer­
ciales e
industriales y que, aplicadas por presión de los diferentes l!P­
biernos, en muchos países al sector primario se hao demostrado
ineficaces y inapropiados, con el único fruto visible de dejar inerme
al campo.
El municipio de los pueblos campesinos también difiere pro­
fundamente del municipio de las grandes dudadas, porque la dimen­
sión del núcleo de población permite que
sean bien conocidos de
todos los concejales que se eligen, con lo
cual la rorporación es
verdaderamente parte del pueblo y se encuentra muy próxima a
todos los problemas reales de
1los vecinos. Por ello, se puede decir
que
el municipio campesino es una forma auténtica de asociación
y tal vez lo sería mucho más si la Ley de Régimen Local abandona­
se el exceso de centralismo y uniformismo que la caracteriza acrual­
mente y que obliga, por ejemplo, a hacer -la contabilidad y el pre­
supuesto de una forma tan enrevesada que sólo lo pueden entender
los
especialistas, 0tto ejemplo de los males derivados de la actual
Ley de Régimen Local es el problema de los secremtios, que por
sí sólo
es capaz de imposibilitar la existencia de los pequeños mu­
nicipios y que impone en este cargo a personas las más veces -extra­
ñas al pueblo.
Quedan, por fin,
las asociaciones de tipo ecooómico, entte las
que destacan, en primer lugar, las cooperativas agrarias pero que
además, en frecuentes ocasiones, se' dan: en mudhors otros casos C:Omo el
de los centros recreativos que en Cataluña se llaman "ca.siaJs", en
los que se asocia ·1a mayoría de la población pata construir un com­
plejo de cine,
bat, sala de juegos, bai1e, bibli=, etc. Las activi­
dades deportivas, a veces, entran dentro de estos mismos casales,
otras son independientes en asociaciones propias de fútbol, balon­
cesto, piscinas, etc. Y es frecuente que haya asociaciones culru.rales
para coros, teatro, ronfcrencias, etc.
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Se podda, pues, resumir todas estas posibilidades de asociación
en el campo dentro de los siguientes bloques:
A) Políticas: en este grupo estarán, en primer lugar, el muni­
cipio,
y luego esa asociación política del campo sobre la que nos
extenderemos
un poco.
B) Profesiona:Jes, abarcando todas las actividades gremiales o
sindicales.
e
C) Económicas, entre las que destacarán las cooperativas y to­
das las actividades en que haya asociación para acometer empresas de
tipo económico colectivamente.
D) Sociales: vasto grupo donde están las recreativas, cu:ltw:a­
les, deportivas, religiosas) etc.
Conviene ampliar un poco el concepto de una asociación políti­
ca del .. Campo Entero"'. Esta debiera ser una asociación con voca­
ción
parlamentaria y de diálogo' con la Adminisl!ración. Debe agru­
par al campo entero, es decir, no sólo a los agricultores, sino tam­
bién a todas las activichdes de los pueblos: maestros, artesanos, mé­
dicos, industriales ruta:les, comerciantes rumies, abogados, juristas,
intelectuales, campesinos, -etc. En realidad, es -una a80Ciación que de­
biera formarse pata defender la civilización campesina del despiada­
do ataque que le inflige la civilización urbana. Debiera ser una aso­
ciación con su propia doctrina, prescindiendo de todas las ideologías
de
partidos en curso, que siempre son de origen urbano, basando la
doctrina en los valores de la civilización campesina, en la idea de
la
.. casa", del atraigo, de la permanencia por razonamientos de rea­
lismo total,
c,,paz de considerar el equilibrio de lo espiritual y lo
material
que es esencia humana, razonando por caminos de simple
sentido común sin altas
lucubraciones filosóficas, reivindicando el
papel
de ser base de la patria y de ,la nación, de la patria por estar
cercano a su más vital patrimonio que es el territorio y de la na­
ción, por ser siempre el estamento más fértil en vidas de las que se
han
aJimentado rodos los desarrollos industriales y urbanos que he­
mos conocido. A esta asociación cabe asignarle una importancia re­
levante
ya que una gran parte de la errónea actuación seguida con
el campo sólo se puede subsanar en las Cortes y rectificando ,las
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Leyes, así como poniendo coto a los abusos de · la Administración,
que en el campo ha obrado a sus anchas sin la menor oposición. La
bandera ha de ser la restauración del campo. El campo a través
de muchas
reformas ha sido destruido y arruinado en buena parte;
sus estructuras naturales han sido substituidas por p<Ótesis estatales
pocas veces eficaces, su derecho propio antaño vivo en los Fueros
ha sido paralizado, dictado desde arriba. Restauración no de los mol­
des medievales ciertamente, pero restauración de una salud física y
moral perdidas en las reformas. Restauración de la posibilidad de
una evolución del campo desde dentro
del campo para bien gene­
ral
en la línea .que mencionaba el General Primo de Rivera en su
prólogo al Curso de Ciudadanía celebrado en Toledo en
= del
año 1929.
Esta asociación política del campo es la que puede . restaurar
municipios sanos
y eficaces, legislaciones tributarias ordenadas, cuer­
pos intermedios
vigorosos y actuantes. Es la que ha de formar el
frente político campesino.
Del
mismo modo el campo deberá tratar de forma, un frente
económico que le permita liberarse de la servidumbre
actual a la
Gran Ciudad. Pero el
frente político es previo, porque de él depen­
de la posibilidad del frente
económico.
A este frente económico corresponderá un frente profesional, el
maestro, el médico, el mecánico rural hablará de su inferioridad
frente al colega ciudadano.
Y de estos frentes surgirá, como resultado,
un frente cultural. y
social que será el defensor de que esta civilización campesína hoy
agonizante en la conv,icción de que esta civilización es la única ca­
paz de volver a ínformar en el sentido común Ia civilización gene­
ral de toda la naci6n.
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