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Radio-mensaje de Navidad al mundo entero (24-12-1652) y Discurso a los miembros de la IX Conferencia internacional de las Asociaciones Patronales Católicas (7-5-1949)

Se hace depender la salvación de una ordenación rigurosamente uniforme e inflexible, que abrace a todo el mundo, de un sistema que debería obrar con la seguridad de una medicina bien experimentada, de una nueva fórmula social redactada en fríos artículos teóricos, o rechazando toda receta general, se la entrega a las fuerzas espontáneas del instinto vital, y en la mejor de las hipótesis, a los impulsos afectivos de los individuos y de los pueblos, sin preocuparse de que de aquí pueda derivarse la perturbación del orden existente, por más que sea evidente que la Salvación no puede nacer del caos.

Esperar la salvación de fórmulas rígidas, aplicadas materialmente al orden social, es superstición, Porque les atribuye un poder casi prodigioso que no pueden tener, mientras que poner la esperanza exclusivamente en las fuerzas creadoras de la acción vital de cada individuo es contrario a los designios de Dios, Señor del Orden.

Sobre ambas deformaciones desearíamos llamar la atención de los que se ofrecen a socorrer a los pueblos, pero particularmente sobré la superstición, según la cual se daría por cierto que la salvación debe brotar de la Organización de los hombres y de las cosas en una estricta unidad, capaz del más alto poder productivo... Así que quien quiera socorrer a las necesidades de los individuos y de los pueblos no puede poner la esperanza de salvación en un sistema impersonal de hombres y de cosas Por muy desarrollado que esté desde el punto de vista técnico. Todo plan, o programa, debe inspirarse en que el hombre está por encima de las cosas, por encima también de las aplicaciones del progreso técnico, y que es menester, sobre todo, preservar de una malsana «despersonalización» las formas fundamentales del orden social, la familia, el Estado, la propiedad privada; y utilizarlas para crear y desarrollar las relaciones humanas».

PIO XII
Radio-mensaje de Navidad al mundo entero.
24 diciembre 1952.
Ecclesia, 598, 27 diciembre 1952, págs. 6 y 7.

 

 

«Un buen número de hombres industriales como vosotros, católicos y no católicos, han declarado expresamente én muchas ocasiones que la doctrina social de la Iglesia y solamente ella está en disposición de proporcionar los elementos esenciales Para una solución de la cuestión social. Ciertamente, el concretar y el aplicar esa doctrina no puede ser obra de un día. Su realización exige de todos los participantes una cordura clarividente y previsora, una. fuerte dosis de sentido común y de buena voluntad. Esto reclama, sobre todo de ellos, una reacción radical contra ¡a tentación de buscar cada uno su propio provecho a costa de los demás participantes, cualquiera que sea la naturaleza y la forma de su participación, y en detrimento del bien común. Esto requiere, en fin, un desinterés tal, que sólo puede inspirarlo una auténtica virtud 'cristiana, sostenida: Por la ayuda y la gracia de Dios...).

PIO XII
Discurso a los miembros de la IX Conferencia
Internacional de las Asociaciones Patronales Católicas
7 mayo 1949.
Ecclesia, 410, 21 mayo 1949, pág. 5.