Índice de contenidos
Número 56-57
Serie VI
- Textos Pontificios
- Actas
- Estudios
- Información bibliográfica
Autores
1967
Las libertades municipales
LAS LIBERTADES MUNICIPALES
En el Congreso de Aloaúies de Francia:
LOS MUNICIPIOS ANTE LA HUMANIZACION
DEL PLAN Y LA ORDENACION DEL
TERRITORIO
El Quincuagésvm10 Congreso N axional de la Asocia,.
ción de los Alcaldes de Francia se celebró en Parrís del
21 al 25 de n
El señor RAYMOND BERRURIER, Vicepresm.ente de la
Asociación, ·presentó a este Congreso un informe del
mayor interés. Desgraciadam,ente, aqu4, no p·odem1os pu
blicccr mlá.s que los principales frag·m~nto•s de este docu
miento, pero nuestros amigos pueden conseguir el texto
original en el C. L. C. Encontrarán en él una ilustración
y una demiostración concreta de las ideas que no cesa
m,os de defender y espedalmiente de las que Michel Creu
zet ha desarrollado en «Lo•s Cuerp'OS Intermedios».
Al revisar la traducción de este trabajo, nos /Pega. la
dolorosa 11JOticia del falleci:md.ento de su autor, M citre
Berrurier, Notario, Alcalde de Mesnil-Saint-Denis, Se
cretario de la Sección francesa del Consejo de Munici,.
pios de Europa, Vicepresidente de /a, Asociación de Al
caldes de Francia. Su enferm,edad le había prvvado de
presidir una
de las sesiones del Congreso de Lausan
ne II l. Me/orado daspués, llegó a corregir las pruebas
del original
frOincés de este trabajo que pub-licó Per
manences. Descanse en la Paz del Señor. Su muerte
nos deja el recuerdo de un defensor inteligente y tenaz
de los cuerpos sociales en los cuales ha querido Dios que
se desarrollen nuestras lib1ertades.
Unos problemas mai planteados en una Francia vacía.
Recordemos que en 1%2, de un total de 38.000 municipios
franceses, más de 26.000 estaban en decadencia absoluta en re-
481
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Fundaci\363n Speiro
LAS LIBERTADES MUNICIPALES
]ación con 1954, y 4.700 con un alza inferior al 5 por 100; en
total,
31.000 municipios, es decir, cerca del 82 por 100 carecían
de verdadera vida; solamente 7 .000 municipios registraban di
fícilmente
un alza de más de un 5 por 100.
Numerosas provincias tenían más del 90 por 100 de sus mu
nicipios sin vida real.
Cuanto más importantes
han sido los esfuerzos en favor de
los pueblos de una provincia,
más ha aumentado en ella el nú
mero de pueblos en descenso de vitalidad. Muy a menudo, allí
donde se .esperaba el nacimiento de "polos de desarrollo", lo que
han aparecido han sido, por el contrario, áreas de depresión, por
que los pueblos que
ya existían han absorbido para su provecho
propio todos los beneficios circundantes: la
Haute Mame au
mentaba
9.500 habitantes, pero Saint-Dizier 10.000; el Cantal
perdía más de
6,000 habitantes, pero Aurillac ganaba más de
4.000, etc. Si en 1954, en relación con 1946, L'ile-et-Vilaine te
nía
302 municipios sin vida real, esta cantidad ha pasado a 331
en
1%2 en relación a 1954, sobre un total de 362 municipios.
En "Cotes du Nord" encontramos 327 en 1954 y 350 en 1%2,
sobre un total de 391 municipios; y en Finisterre, las cifras van
de 255 en 1954 a 267 en 1962, sobre un total de 288 municipios,
con
una media dramática de más de 92 por 100, que sobrepasa
la de Morbihan, que tiene
91 por 100. (El máximo es de 94 por
100 en l'Aude y el Gers, cerca de un 96 por 100 en Mayena y
más de
96 por 100 en Indra y en la Creuse.)
De esta manera han aparecido inmensas áreas de depresión
sobre toda-
Francia; en lugar de los "polos de desarrollo" que
esperaban, los "centros de depresión".
Esta cuestión es fundamental porque muestra que hay que
teanimar
sistemáticamente los pequeños municipios con prioridad
sobre los partidos judiciales, porque
si no, aparece una nueva
centralización local que acrecienta la ruina de la mayor
parte del
territorio
y puede hacerla irreparable.
Ninguna nación europea
está en tan grave situación ...
Al mismo tiempo, los "grandes. conjuntos", aborrecidos por
. todos los -que se inclinan a considerar la vida humana, florecen
como nunca, burlándose de nuestros
35.000 Ayuntamientos y de
nuestros
45.0(X) campanarios levantados a costa de una labor
perseverante de
una población profundan1ente vinculada a sus
diversas comunidades.
Recordemos, finalmente, que Francia tiene entre
85 y 90 ha
bitantes
por kilómetro cuadrado, y 25 ó 30 habitantes por kiló
metro cuadrado en sus zonas rurales vacías, cuando la Gran
Bre-
482
Fundaci\363n Speiro
LAS LIBERTADES MUNICIPALES
taña tiene 250 habitantes por kilómetro cuadrado y Alemania otros
tantos, con cien habitantes por kilómetro cuadrado en las zonas
rurales.
Mientras tanto, Francia, la dulce Francia, cuya riqueza, ar
monía y equilibrio han sido durante largo tiempo la envidia del
mundo entero, está revolcada
por un _desequilibrio ruinoso entre
las ciudades
su,perpobladas y las campiñas exangües. Desde hace
veinte años estamos repitiendo que todas las causas verdaderas
de este desequi/;/mo han desaparecido con la difusión de la elec
tricida,J y del automóvil.
Hay un germen de ruina humana y otro de ruina económica
en la tendencia actual, sistemáticamente lanzada una y otra vez
hacia una "civilización de
masa" deshumanizada, en la que nu
merosos municipios están en vías de desaparición, cuando, lejos
de
ser una carga, son una fuente de riqueza para la Nación y
una fuente de expansión personal y familiar para sus miembros.
La descentralización ha, resultada fallida.
En los límites de este trabajo, cuyo fin es canfrontarla política
actual con la realidad de los hechos y las necesidades vitales de
los hombres, sería difícil pasar revista a las disposiciones toma
das o sugeridas por "l' Amenagement du Territoire", "le Planº,
"les Services de la Region Parisienne", "le Ministere de l'Equi
pement" y el Ministerio de Agricultura, sin mencionar a esos
organismos oficiosos o paralelos que gravitan en torno suyo y
que a veces hacen una política propia. Lo que interesa realmente
es poner en evidencia
las mayores posibilidades que ori
destino de la N acimv para ·matehas ge+.neracioms y caracterizaran
a éstas en todos lüs aspectos de su vida~ eri virtud de decisiones
tomadas sin intervención de la población actual
... , si no las
combatimos victoriosamente.
La línea de acción común .d~ los diferentes organismos ofi
ciales
que se relacionan con la ordenáción del territorio· parece
ser una política de recentralización g,eneralizada que revuelca las
posiciones tomadas antaño
en. muchas partes ... , enumeradas y
explicadas en la notable exposición de motivos del decreto de
5 de febrero de 1955.
Fundaci\363n Speiro
LAS LIBERTADES MUNICIPALES
Un crecim.iento urbano masvvo.
Esta política se resume en algunas opciones, entre las que
figura en cabeza la de
un crecimiiento· urbano -mruivo.
París tendría de 14 a 15, si no veinte millones de habitantes;
unas ocho o diez "metrópolis de equilibrio" regionales, ya no de
un máximo de un millón de habitantes, según afirmaba M. Pisani
hace
aún pocos años, sino 1.500.(X)() habitantes, como está pre
visto en -el esquema rector de la Región de París; los "polos de
crecimiento", las "moles", variadas y ridículas denominaciones,
absorberían la mayor parte de la población, se amontonaría en
los centros de crecimiento
en un 80 por 100, 85 por 100 e in
cluso, según algunos,
90 por 100 de la población de aquí al año
2000.
El nefasto proyecto de ley territorial de M. Pisani, prevé
que
antes del año 3)()0, toda la población de Francia, aumentada
en un 30 por 100, se Jwbrá convertido en ciudadana.
El estilo de vida, rural, sacrificado.
Una de las más conmovedoras contrapartidas de esta política
aparece
en la aplicación del informe del subgrupo de trabajo
número 4 ael grupo de trabajo número 3 de la Comisión Na
cional de la ordenación del T-erritorio. Hemos denunciado varias
veces la peligrosa
orientación de este texto, que nace de las frases
siguientes, que extractamos: ,
... "proceder a agrupamientos de población en aglomeraciones
de suficiente tamaño'" . . . "evitar la tentación de una dispersión
de los servicios, con la sumisión a
un arbitraje exclusivo de un
centro al que será atribuida la privilegiada misión de animación"
... "la ·incitación a una razonable reagrupación tendrá por objeto,
de una parte, dejar a los habitantes separados el peso del costo
suplementario del alojamiento; de otra, el ofrecer, respecto de la
ordenación urbana, la mayor parte de los medios para la moder
nización de
una red de dimensiones más r~ducidas que enlace
las aglomeraciones de una cierta importancia" (10 cual dejaría
abandonado el enlace entre los pequeños municipios).
Fundaci\363n Speiro
LAS LIBERTADES MUNICIPALES
El desbarajuste de la Región de París.
Los mismos yerros presiden la evolución de la Región de
París, que está tomando desde hace pocos años una orientación
nefasta
y contrapuesta a las intenciones que habían guiado todos
los esfuerzós precedentes.
Así resulta que la población parisiense vendrá ahora a so
brepasar los 14 ó 16 millones de habitantes, lo cual deja nota
blemente lejos las previsiones
clel propio M. Sudreau, que en
1957 afirmaba: "es necesario dettner a toda costa el crecimiento
de la región parisina; va en ello nuestra vida y nuestra civili
zación.
A pesar de la oposición general, cinco o seis ciudades saté
lites de varios cientos
de miles de habitantes están no solamente
previstas, sino en curso de realización, lo cual entraña dispendios
fantásticos, que, como vamos a ver, son absolutamente insopor
tables.
Se multiplican las zonas industriales
que bloqueau el des
arrollo pTovincial y se habla de dos miIIones de nuevos puestos de
traba jo, de los cuales seiscientos mil son industriales, lo cual, a
juicio de M.
Pierret, llevaría la población de la región de París,
no ya a quince, sino a veinte millones de habitantes.
Z. A. D. y Z. U.
P. (Zona de Urbanización Prioritaria) se
multiplican igualmente, con
un perjuicio enorme para los patri
monios familiares,
y al mismo tiem¡x>, un número considerable
de toda clase de proyectos es lanzado
por servicios paralelos sin
responsabilidad y sin suficiente formación:
un conjunto sustraído
a la competente acción de
una Administración clásica más pró
xima,
hombres y realidades, y sustraído a la intervención de los
propios interesados, con
un supuesto secreto que no existe más
que en contra de ellas.
El costo de la recentra/,iza.ci6n.
La evaluación del costo de esa política de recentralización
aporta un argumento decisivo.
Soñar con querer hacer vivir en nuestras ciudades del año
2000 (¡ 34 de nuestras fugaces anualidades!) 80 por 100 ó 90
por 100 de los 70 millones de franceses previstos, es comprome
terse a cargas que
-----
que colosales.
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-----=-=-=---=---=-=-=-=-=-=-=-=---=-=-=-=-=-==========
LAS LIBERTADES MUNICIPALES
Pero siempre se silencia un aspecto: el del funcionamiento,
que ha sido calculado en 1957 por M. · Sudreau en cuatro mi
llones de francos antiguos por año y familia, que en 1967 lle
garán por lo menos a cinco millones por
año
y familia.
De esta manera, durante los cinco primeros años siguientes
a su instalación en la región pat;isina, cada familia que llegue de
provincias costaría un término medio de_ 47 millones y medio de
francos antiguos. Sobre la base de un millón y medio de familias,
ESOS CINCO PRIMEROS Al'lOS, EL CONJUNTO DE
FAMILIAS NUEVAS COSTARIA ALREDEDOR DE SE
TENTA Y DOS BILLONES DOSCIENTOS CINCUENTA
MIL MILLONES de francos antiguos, lo que está totalmente
fuera de razón. Añadiendo a esto el coste (menos elevado) de
las metrópolis regionales
y una parte de otros proyectos de re-
. centralización, se aboca a un mínim.umr de unos CIENTO VEIN
TE BILLONES DE FRANCOS ANTIGUOS, cifra que hace
vacilar la mano que la escribe (1). [15.000 millones de pesetas.]
Las cifras enunciadas excluyen la realización de semejante
empresa; descartan las soluciones de este tipo y nos traen aquí
de nuevo a
encontrar las conclusiones del Consejo &onómico y
Social que afirman que el V Plan es irrealizable; de hecho, es
toda la actual política de la ordenación del Territorio la q,w, es
irrealizable.
El patrvm,onio fa1niliar, la expropiación y la ley territorial
que
se prepara.
Al mismo tiempo que la repercus1on de la recentralización
sobre las finanzas públicas, es imposible silenciar las graves
·ame
·uazas
que esta misma recentralización hace gravitar sobre la pro
piedad privada y sobre el patrimonio familiar con el pretexto
de impedir la especulación del suelo.
La propiedad privada es sagrada y debe ser protegida, como
todo lo que rodea al hombre y
su. familia, como atributo de la
persona, factor de promoción individual y familiar, eleinento in-
(1) M. Pisani araba de confirmar que la magnitud de este orden
está por debajo de
la. realidad, al afirmar ante la Academia de Ciencias
Morales y Políticas que "de aquí a
1985 habrá que urbanizar 500.000 hec
táreas, lo cual en diversas inversiones representa
una cantidad de un
millar de billones de francos nuevos" (Figaro, 17-1-67). Hay que añadir
además a estos
100.000 billones de antiguos francos las enormes cargas
de funcionamiento antes citadas.
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LAS LIBERTADES MUNICIPALES
dispensable de seguridad, de estabilidad y arraigo en las comuni
dades de origen. Junto a su valor económico es indispensabte tener
en cuenta su valor social y recordar que el patrimonio familiar
está en
el primer término de las necesidades y aspiraciones de
los hombres, y que al mismo tiempo constituye un elemento
esencial tanto
de la riqueza nacional como de la fijación de un
ahorro como prenda de seguridad.
Por tanto, habría qu:e empezar por definir esa "especulación
inmobiliaria", tantas veces atacada sin mayores precisiones.
¿ Por qué habría de calificarse de ilegítimo y ser atacado por
la ley un cierto beneficio en materia de propiedad territorial
cuando se cierran los ojos sobre tantas otras especulaciones, es
pecialmente sobre los intereses
y su modo de cálculo, o la de los
"metros cúbicos de hormigón" que florece
por todas partes ... , al
mismo tiempo que
la voz de un miembro del gobierno ha afir
mado muy
recient~mente que las decenas de millares de aparta"'.'
mentas construidos por unos "promotores" que no son filántro
pos, apartamentos vacíos que entorpecen
el mercado parisino, no
bajarían a pesar de las ventas en malas condiciones?
Mi~ntras que "especuladores" auténticos se aprovechan de
este modo de una protección más o menos oculta, se atacaría a
propietarios familiares
que no han tenido ·intenciones especulati
vas después de sus adquisiciones,
se disminuirían las segurida
des que deben proteger su propiedad
y las que deben garanti
zarles una
justa y previa indemnización -en el caso de que hubiera
de privárseles de ellas
en nombre de un interés gener3:l definido
por criterios precisos y bajo su control.
N adíe discute
la primacía del interés general ni la legitimidad
de ciertas lesiones a
la materialidad de los bienes -en ciertos casos
precisos
y limitados, pero nadie puede justificar una lesión aJ
valor patrimonial de esos bienes, lo cual iría a chocar con el
propio interés general; éste no se sustrae a las visicitudes de
los eJementos que lo integran ni puede edificarse sobre las ruinas
de los intereses particulares.
Ya están despertando emoción en toda Francia los proyectos
de ley territorial, demasiado frecuentemente mal estudiados ; emo
ción que
se acentuará con las tentativas de agravar sus disposicio
nes ;
se· han creado comités de .defensa dedicados a las conse
cuencias de las expropiaciones y sobre todo a sus causas; ·se están
multiplicando
para resistir al ataque de un "poder público" que
en la práctica protege a veces intereses mucho menos defendibles
que los
de los· propietarios familiares. Los escándalos de la región
parisiense, el favoritismo
y las derogaciones numerosas han sen-
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LAS LIBERTADES MUNICIPALES
sibilizado a los interesados respecto a esta "distorsión", que .seria
justificada por numerosas en'C'UJestas hechas sin miramientos.
Los debates de la Asamblea Nacional del 23 de junio de 1966
referentes a la extensión de poderes del Distrito de
París, des
pués de haber comprometido indudablemente a M. Delouvrier y
a sus servicios, y condenado la coincidencia de las condiciones
de Prefecto Regional y de Delegado de distrito en una misma
persona, tuvieron necesariamente que
abordar la cuestión de las
expropiaciones. Con este motivo se ha visto desplegarse una ofen
siva extraordinaria dirigida por los diputados locales de la ma
yoría,
para insistir en que el patrimonio familiar sea protegido,
en que el Poder Público indemnice justa y anticipadamente al
propietario constreñido a sacrificar su bien al
interés general.
Hay en toda ella declaraciones formales que imponen a sus auto
res unas obligaciones difícilmente compatibles con el decreto de
10 de agosto de
1966 que da a M. Delouvri.er unos poderes
exorbitantes que le habían sido negados el 30 de junio; son
aún menos conciliables con las inverosímiles posiciones ulteriores
tomadas
por M. Pisani, el cual condena el patrimonio familiar
territorial.
Sin embargo, el proyecto de ley territorial, cuyos detalles no
son aún conocidos, es extraordinariamente inquietante. En exergo
de las medidas previstas, se continúa afirmando que de aquí a
treinta y cinco años la superficie de las ciudades se habrá dupli
cado,
y se requiere, bajo amenaza, a los propietarios para que
''contribuyan
a1 desarrollo" de esas ciudades, a oesar de que ya
son difícilmente viables según el Diarir> Mundial de la Smud;
se puede, pues, recelar que los mismos errores de estimación no
vayan a acarrear los mismos males.
Cabe sobre todo
preguntarse, si en este país vacío existe real
mente una crisis de terrenos,
y si en este caso la necesidad que
se siente es la de
una municipalización del suelo o la de una ley
territorial que atienda
tanto ·al derecho de propiedad como al
derecho a
una justa y previa indemnización en caso de expro
piacién debidamente justificada. O bien, cabe también pregun
tarse si el único pretexto para tales medidas no radica en la
política de recentralización más arriba c;_tada y que pretende
amontonar el 80 ó 90 por 100 de la población en las ciudades ...
En vez de atentar contra los derechos que están en la misma
base de
nuestra civilización, ¿ no valdría más favorecer el acceso
de todos a la propiedad familiar
y asegurar lo más ampliamente
posible la posesión de ese
jardín que tantas gentes anhelan?
¿ Y también la de un medio de trabajo que-pudiera aportar el
48&
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LAS LIBERTADES MUNICIPALES
desarrollo de una pequeña industria cuidadosamente moderni
zada?
Por el contrari'o, se dibujan medidas que favorecen la influen
cia de una tecnocracia si_n control y despreocupada de los hom
bres: sus "esquemas directores de estructuras" mucho parece
que constituyen para ella un medio de desviar la Ley qne exige
una encuesta pública sobre los planes de urbanismo. La "sim
plificación" de las licencias
para construir parece desarmar a los
particulares, a las colectividades locales,
y al mismo tiempo sa
crifica los últimos espacios libres, los parajes pintorescos
y los
monumentos
ante las empresas de "promotores", de lo cual
son tristemente conocidos numerosos ejemplos.
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TERRITORIO
El Quincuagésvm10 Congreso N axional de la Asocia,.
ción de los Alcaldes de Francia se celebró en Parrís del
21 al 25 de n
Asociación, ·presentó a este Congreso un informe del
mayor interés. Desgraciadam,ente, aqu4, no p·odem1os pu
blicccr mlá.s que los principales frag·m~nto•s de este docu
miento, pero nuestros amigos pueden conseguir el texto
original en el C. L. C. Encontrarán en él una ilustración
y una demiostración concreta de las ideas que no cesa
m,os de defender y espedalmiente de las que Michel Creu
zet ha desarrollado en «Lo•s Cuerp'OS Intermedios».
Al revisar la traducción de este trabajo, nos /Pega. la
dolorosa 11JOticia del falleci:md.ento de su autor, M citre
Berrurier, Notario, Alcalde de Mesnil-Saint-Denis, Se
cretario de la Sección francesa del Consejo de Munici,.
pios de Europa, Vicepresidente de /a, Asociación de Al
caldes de Francia. Su enferm,edad le había prvvado de
presidir una
de las sesiones del Congreso de Lausan
ne II l. Me/orado daspués, llegó a corregir las pruebas
del original
frOincés de este trabajo que pub-licó Per
manences. Descanse en la Paz del Señor. Su muerte
nos deja el recuerdo de un defensor inteligente y tenaz
de los cuerpos sociales en los cuales ha querido Dios que
se desarrollen nuestras lib1ertades.
Unos problemas mai planteados en una Francia vacía.
Recordemos que en 1%2, de un total de 38.000 municipios
franceses, más de 26.000 estaban en decadencia absoluta en re-
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]ación con 1954, y 4.700 con un alza inferior al 5 por 100; en
total,
31.000 municipios, es decir, cerca del 82 por 100 carecían
de verdadera vida; solamente 7 .000 municipios registraban di
fícilmente
un alza de más de un 5 por 100.
Numerosas provincias tenían más del 90 por 100 de sus mu
nicipios sin vida real.
Cuanto más importantes
han sido los esfuerzos en favor de
los pueblos de una provincia,
más ha aumentado en ella el nú
mero de pueblos en descenso de vitalidad. Muy a menudo, allí
donde se .esperaba el nacimiento de "polos de desarrollo", lo que
han aparecido han sido, por el contrario, áreas de depresión, por
que los pueblos que
ya existían han absorbido para su provecho
propio todos los beneficios circundantes: la
Haute Mame au
mentaba
9.500 habitantes, pero Saint-Dizier 10.000; el Cantal
perdía más de
6,000 habitantes, pero Aurillac ganaba más de
4.000, etc. Si en 1954, en relación con 1946, L'ile-et-Vilaine te
nía
302 municipios sin vida real, esta cantidad ha pasado a 331
en
1%2 en relación a 1954, sobre un total de 362 municipios.
En "Cotes du Nord" encontramos 327 en 1954 y 350 en 1%2,
sobre un total de 391 municipios; y en Finisterre, las cifras van
de 255 en 1954 a 267 en 1962, sobre un total de 288 municipios,
con
una media dramática de más de 92 por 100, que sobrepasa
la de Morbihan, que tiene
91 por 100. (El máximo es de 94 por
100 en l'Aude y el Gers, cerca de un 96 por 100 en Mayena y
más de
96 por 100 en Indra y en la Creuse.)
De esta manera han aparecido inmensas áreas de depresión
sobre toda-
Francia; en lugar de los "polos de desarrollo" que
esperaban, los "centros de depresión".
Esta cuestión es fundamental porque muestra que hay que
teanimar
sistemáticamente los pequeños municipios con prioridad
sobre los partidos judiciales, porque
si no, aparece una nueva
centralización local que acrecienta la ruina de la mayor
parte del
territorio
y puede hacerla irreparable.
Ninguna nación europea
está en tan grave situación ...
Al mismo tiempo, los "grandes. conjuntos", aborrecidos por
. todos los -que se inclinan a considerar la vida humana, florecen
como nunca, burlándose de nuestros
35.000 Ayuntamientos y de
nuestros
45.0(X) campanarios levantados a costa de una labor
perseverante de
una población profundan1ente vinculada a sus
diversas comunidades.
Recordemos, finalmente, que Francia tiene entre
85 y 90 ha
bitantes
por kilómetro cuadrado, y 25 ó 30 habitantes por kiló
metro cuadrado en sus zonas rurales vacías, cuando la Gran
Bre-
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taña tiene 250 habitantes por kilómetro cuadrado y Alemania otros
tantos, con cien habitantes por kilómetro cuadrado en las zonas
rurales.
Mientras tanto, Francia, la dulce Francia, cuya riqueza, ar
monía y equilibrio han sido durante largo tiempo la envidia del
mundo entero, está revolcada
por un _desequilibrio ruinoso entre
las ciudades
su,perpobladas y las campiñas exangües. Desde hace
veinte años estamos repitiendo que todas las causas verdaderas
de este desequi/;/mo han desaparecido con la difusión de la elec
tricida,J y del automóvil.
Hay un germen de ruina humana y otro de ruina económica
en la tendencia actual, sistemáticamente lanzada una y otra vez
hacia una "civilización de
masa" deshumanizada, en la que nu
merosos municipios están en vías de desaparición, cuando, lejos
de
ser una carga, son una fuente de riqueza para la Nación y
una fuente de expansión personal y familiar para sus miembros.
La descentralización ha, resultada fallida.
En los límites de este trabajo, cuyo fin es canfrontarla política
actual con la realidad de los hechos y las necesidades vitales de
los hombres, sería difícil pasar revista a las disposiciones toma
das o sugeridas por "l' Amenagement du Territoire", "le Planº,
"les Services de la Region Parisienne", "le Ministere de l'Equi
pement" y el Ministerio de Agricultura, sin mencionar a esos
organismos oficiosos o paralelos que gravitan en torno suyo y
que a veces hacen una política propia. Lo que interesa realmente
es poner en evidencia
las mayores posibilidades que ori
a éstas en todos lüs aspectos de su vida~ eri virtud de decisiones
tomadas sin intervención de la población actual
... , si no las
combatimos victoriosamente.
La línea de acción común .d~ los diferentes organismos ofi
ciales
que se relacionan con la ordenáción del territorio· parece
ser una política de recentralización g,eneralizada que revuelca las
posiciones tomadas antaño
en. muchas partes ... , enumeradas y
explicadas en la notable exposición de motivos del decreto de
5 de febrero de 1955.
Fundaci\363n Speiro
LAS LIBERTADES MUNICIPALES
Un crecim.iento urbano masvvo.
Esta política se resume en algunas opciones, entre las que
figura en cabeza la de
un crecimiiento· urbano -mruivo.
París tendría de 14 a 15, si no veinte millones de habitantes;
unas ocho o diez "metrópolis de equilibrio" regionales, ya no de
un máximo de un millón de habitantes, según afirmaba M. Pisani
hace
aún pocos años, sino 1.500.(X)() habitantes, como está pre
visto en -el esquema rector de la Región de París; los "polos de
crecimiento", las "moles", variadas y ridículas denominaciones,
absorberían la mayor parte de la población, se amontonaría en
los centros de crecimiento
en un 80 por 100, 85 por 100 e in
cluso, según algunos,
90 por 100 de la población de aquí al año
2000.
El nefasto proyecto de ley territorial de M. Pisani, prevé
que
antes del año 3)()0, toda la población de Francia, aumentada
en un 30 por 100, se Jwbrá convertido en ciudadana.
El estilo de vida, rural, sacrificado.
Una de las más conmovedoras contrapartidas de esta política
aparece
en la aplicación del informe del subgrupo de trabajo
número 4 ael grupo de trabajo número 3 de la Comisión Na
cional de la ordenación del T-erritorio. Hemos denunciado varias
veces la peligrosa
orientación de este texto, que nace de las frases
siguientes, que extractamos: ,
... "proceder a agrupamientos de población en aglomeraciones
de suficiente tamaño'" . . . "evitar la tentación de una dispersión
de los servicios, con la sumisión a
un arbitraje exclusivo de un
centro al que será atribuida la privilegiada misión de animación"
... "la ·incitación a una razonable reagrupación tendrá por objeto,
de una parte, dejar a los habitantes separados el peso del costo
suplementario del alojamiento; de otra, el ofrecer, respecto de la
ordenación urbana, la mayor parte de los medios para la moder
nización de
una red de dimensiones más r~ducidas que enlace
las aglomeraciones de una cierta importancia" (10 cual dejaría
abandonado el enlace entre los pequeños municipios).
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LAS LIBERTADES MUNICIPALES
El desbarajuste de la Región de París.
Los mismos yerros presiden la evolución de la Región de
París, que está tomando desde hace pocos años una orientación
nefasta
y contrapuesta a las intenciones que habían guiado todos
los esfuerzós precedentes.
Así resulta que la población parisiense vendrá ahora a so
brepasar los 14 ó 16 millones de habitantes, lo cual deja nota
blemente lejos las previsiones
clel propio M. Sudreau, que en
1957 afirmaba: "es necesario dettner a toda costa el crecimiento
de la región parisina; va en ello nuestra vida y nuestra civili
zación.
A pesar de la oposición general, cinco o seis ciudades saté
lites de varios cientos
de miles de habitantes están no solamente
previstas, sino en curso de realización, lo cual entraña dispendios
fantásticos, que, como vamos a ver, son absolutamente insopor
tables.
Se multiplican las zonas industriales
que bloqueau el des
arrollo pTovincial y se habla de dos miIIones de nuevos puestos de
traba jo, de los cuales seiscientos mil son industriales, lo cual, a
juicio de M.
Pierret, llevaría la población de la región de París,
no ya a quince, sino a veinte millones de habitantes.
Z. A. D. y Z. U.
P. (Zona de Urbanización Prioritaria) se
multiplican igualmente, con
un perjuicio enorme para los patri
monios familiares,
y al mismo tiem¡x>, un número considerable
de toda clase de proyectos es lanzado
por servicios paralelos sin
responsabilidad y sin suficiente formación:
un conjunto sustraído
a la competente acción de
una Administración clásica más pró
xima,
hombres y realidades, y sustraído a la intervención de los
propios interesados, con
un supuesto secreto que no existe más
que en contra de ellas.
El costo de la recentra/,iza.ci6n.
La evaluación del costo de esa política de recentralización
aporta un argumento decisivo.
Soñar con querer hacer vivir en nuestras ciudades del año
2000 (¡ 34 de nuestras fugaces anualidades!) 80 por 100 ó 90
por 100 de los 70 millones de franceses previstos, es comprome
terse a cargas que
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Pero siempre se silencia un aspecto: el del funcionamiento,
que ha sido calculado en 1957 por M. · Sudreau en cuatro mi
llones de francos antiguos por año y familia, que en 1967 lle
garán por lo menos a cinco millones por
año
y familia.
De esta manera, durante los cinco primeros años siguientes
a su instalación en la región pat;isina, cada familia que llegue de
provincias costaría un término medio de_ 47 millones y medio de
francos antiguos. Sobre la base de un millón y medio de familias,
ESOS CINCO PRIMEROS Al'lOS, EL CONJUNTO DE
FAMILIAS NUEVAS COSTARIA ALREDEDOR DE SE
TENTA Y DOS BILLONES DOSCIENTOS CINCUENTA
MIL MILLONES de francos antiguos, lo que está totalmente
fuera de razón. Añadiendo a esto el coste (menos elevado) de
las metrópolis regionales
y una parte de otros proyectos de re-
. centralización, se aboca a un mínim.umr de unos CIENTO VEIN
TE BILLONES DE FRANCOS ANTIGUOS, cifra que hace
vacilar la mano que la escribe (1). [15.000 millones de pesetas.]
Las cifras enunciadas excluyen la realización de semejante
empresa; descartan las soluciones de este tipo y nos traen aquí
de nuevo a
encontrar las conclusiones del Consejo &onómico y
Social que afirman que el V Plan es irrealizable; de hecho, es
toda la actual política de la ordenación del Territorio la q,w, es
irrealizable.
El patrvm,onio fa1niliar, la expropiación y la ley territorial
que
se prepara.
Al mismo tiempo que la repercus1on de la recentralización
sobre las finanzas públicas, es imposible silenciar las graves
·ame
·uazas
que esta misma recentralización hace gravitar sobre la pro
piedad privada y sobre el patrimonio familiar con el pretexto
de impedir la especulación del suelo.
La propiedad privada es sagrada y debe ser protegida, como
todo lo que rodea al hombre y
su. familia, como atributo de la
persona, factor de promoción individual y familiar, eleinento in-
(1) M. Pisani araba de confirmar que la magnitud de este orden
está por debajo de
la. realidad, al afirmar ante la Academia de Ciencias
Morales y Políticas que "de aquí a
1985 habrá que urbanizar 500.000 hec
táreas, lo cual en diversas inversiones representa
una cantidad de un
millar de billones de francos nuevos" (Figaro, 17-1-67). Hay que añadir
además a estos
100.000 billones de antiguos francos las enormes cargas
de funcionamiento antes citadas.
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LAS LIBERTADES MUNICIPALES
dispensable de seguridad, de estabilidad y arraigo en las comuni
dades de origen. Junto a su valor económico es indispensabte tener
en cuenta su valor social y recordar que el patrimonio familiar
está en
el primer término de las necesidades y aspiraciones de
los hombres, y que al mismo tiempo constituye un elemento
esencial tanto
de la riqueza nacional como de la fijación de un
ahorro como prenda de seguridad.
Por tanto, habría qu:e empezar por definir esa "especulación
inmobiliaria", tantas veces atacada sin mayores precisiones.
¿ Por qué habría de calificarse de ilegítimo y ser atacado por
la ley un cierto beneficio en materia de propiedad territorial
cuando se cierran los ojos sobre tantas otras especulaciones, es
pecialmente sobre los intereses
y su modo de cálculo, o la de los
"metros cúbicos de hormigón" que florece
por todas partes ... , al
mismo tiempo que
la voz de un miembro del gobierno ha afir
mado muy
recient~mente que las decenas de millares de aparta"'.'
mentas construidos por unos "promotores" que no son filántro
pos, apartamentos vacíos que entorpecen
el mercado parisino, no
bajarían a pesar de las ventas en malas condiciones?
Mi~ntras que "especuladores" auténticos se aprovechan de
este modo de una protección más o menos oculta, se atacaría a
propietarios familiares
que no han tenido ·intenciones especulati
vas después de sus adquisiciones,
se disminuirían las segurida
des que deben proteger su propiedad
y las que deben garanti
zarles una
justa y previa indemnización -en el caso de que hubiera
de privárseles de ellas
en nombre de un interés gener3:l definido
por criterios precisos y bajo su control.
N adíe discute
la primacía del interés general ni la legitimidad
de ciertas lesiones a
la materialidad de los bienes -en ciertos casos
precisos
y limitados, pero nadie puede justificar una lesión aJ
valor patrimonial de esos bienes, lo cual iría a chocar con el
propio interés general; éste no se sustrae a las visicitudes de
los eJementos que lo integran ni puede edificarse sobre las ruinas
de los intereses particulares.
Ya están despertando emoción en toda Francia los proyectos
de ley territorial, demasiado frecuentemente mal estudiados ; emo
ción que
se acentuará con las tentativas de agravar sus disposicio
nes ;
se· han creado comités de .defensa dedicados a las conse
cuencias de las expropiaciones y sobre todo a sus causas; ·se están
multiplicando
para resistir al ataque de un "poder público" que
en la práctica protege a veces intereses mucho menos defendibles
que los
de los· propietarios familiares. Los escándalos de la región
parisiense, el favoritismo
y las derogaciones numerosas han sen-
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sibilizado a los interesados respecto a esta "distorsión", que .seria
justificada por numerosas en'C'UJestas hechas sin miramientos.
Los debates de la Asamblea Nacional del 23 de junio de 1966
referentes a la extensión de poderes del Distrito de
París, des
pués de haber comprometido indudablemente a M. Delouvrier y
a sus servicios, y condenado la coincidencia de las condiciones
de Prefecto Regional y de Delegado de distrito en una misma
persona, tuvieron necesariamente que
abordar la cuestión de las
expropiaciones. Con este motivo se ha visto desplegarse una ofen
siva extraordinaria dirigida por los diputados locales de la ma
yoría,
para insistir en que el patrimonio familiar sea protegido,
en que el Poder Público indemnice justa y anticipadamente al
propietario constreñido a sacrificar su bien al
interés general.
Hay en toda ella declaraciones formales que imponen a sus auto
res unas obligaciones difícilmente compatibles con el decreto de
10 de agosto de
1966 que da a M. Delouvri.er unos poderes
exorbitantes que le habían sido negados el 30 de junio; son
aún menos conciliables con las inverosímiles posiciones ulteriores
tomadas
por M. Pisani, el cual condena el patrimonio familiar
territorial.
Sin embargo, el proyecto de ley territorial, cuyos detalles no
son aún conocidos, es extraordinariamente inquietante. En exergo
de las medidas previstas, se continúa afirmando que de aquí a
treinta y cinco años la superficie de las ciudades se habrá dupli
cado,
y se requiere, bajo amenaza, a los propietarios para que
''contribuyan
a1 desarrollo" de esas ciudades, a oesar de que ya
son difícilmente viables según el Diarir> Mundial de la Smud;
se puede, pues, recelar que los mismos errores de estimación no
vayan a acarrear los mismos males.
Cabe sobre todo
preguntarse, si en este país vacío existe real
mente una crisis de terrenos,
y si en este caso la necesidad que
se siente es la de
una municipalización del suelo o la de una ley
territorial que atienda
tanto ·al derecho de propiedad como al
derecho a
una justa y previa indemnización en caso de expro
piacién debidamente justificada. O bien, cabe también pregun
tarse si el único pretexto para tales medidas no radica en la
política de recentralización más arriba c;_tada y que pretende
amontonar el 80 ó 90 por 100 de la población en las ciudades ...
En vez de atentar contra los derechos que están en la misma
base de
nuestra civilización, ¿ no valdría más favorecer el acceso
de todos a la propiedad familiar
y asegurar lo más ampliamente
posible la posesión de ese
jardín que tantas gentes anhelan?
¿ Y también la de un medio de trabajo que-pudiera aportar el
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desarrollo de una pequeña industria cuidadosamente moderni
zada?
Por el contrari'o, se dibujan medidas que favorecen la influen
cia de una tecnocracia si_n control y despreocupada de los hom
bres: sus "esquemas directores de estructuras" mucho parece
que constituyen para ella un medio de desviar la Ley qne exige
una encuesta pública sobre los planes de urbanismo. La "sim
plificación" de las licencias
para construir parece desarmar a los
particulares, a las colectividades locales,
y al mismo tiempo sa
crifica los últimos espacios libres, los parajes pintorescos
y los
monumentos
ante las empresas de "promotores", de lo cual
son tristemente conocidos numerosos ejemplos.
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