Índice de contenidos
Número 77
Serie VIII
- Textos Pontificios
- Actas
-
Información bibliográfica
-
Manuel Zurdo Piorno, De Mounier a la teología de la violencia
-
Michèle Federico Sciacca, Filosofia e antifilosofia
-
Antonio de Castro Mayer, Geraldo de Proenza Sigaud, Plinio Corrêa de Oliveira y Luis Mendoza de Freitas, Socialismo y propiedad rural
-
José Maldonado y Fernández del Torco, La significación histórica del Derecho canónico
-
- Documentos
- Homenajes
![](https://fundacionspeiro.org/img/magazines/covers/273_serie-viii.jpg)
Autores
1969
Manuel Zurdo Piorno, De Mounier a la teología de la violencia
INFORMACION BIBLIOGRAFICA
P. Manuel Zurdo Pionw (I) : DE MOUNIER A LA TEOLOGIA
DE LA
VIOLENCIA
Ea jo el título De M ounier a la teoloflUl de lq violencia, el
P. Manuel Zurdo (claretiano) nos ofrece un impo,-tante ensayo
sobre los orígenes ideológicos del progresismo católico y de sus
consecuencias demoledoras para la fe y la disciplina de la Iglesia
llamada postconciliar.
Centra este ensayo en la figura, tan discutible y sugestiva, de
Manuel Mounier, fundador de la revista Esprit y gran teórico del
titulado movimiento personalista. Según el autor, Mounier, a pesar
de los estragos de sus teorías sobre
la fe católica, no es un raciona
lista ni un agnóstico; antes al contrario, un católico fervoroso pro
fundamente impresionado por el "abandono de los pobres" en Ja
sociedad y la economía liberales. A pesar también de la proclividad
de sus teorías hada el marxismo y de su extraño entusiasmo por
los
Frentes Populares de Francia
y España ( en nuestra guerra
de 1936), Mounier no fue un comunista, sino un ~spíritu suges
tionado por
la praxis o eficacia histórica del movimiento marxista.
Al igual que Marc Sagnier, precedente suyo en la línea del mo
dernismo (Le Sillon), la ·intención inicial de Mounier fue since
ramente religiosa
y revividora del espíritu comunitario de la
Iglesia primitiva.
Le faltó quizá -----en una época de progresiva
crisis de autoridad~ la condenación pontificia que a Sagnier hizo
detenerse
y rectificar.
El llamado
personalismo que Mounier acogió y prolongó pro
cede, como se sabe, del filósofo Maritain y de su famosa distinción
entre
individuo y persona en el hombre concreto. Individuo, según
ella, es
un concepto negativo, implica limitación: el hombre, en
cuanto es
individuo, puede someterse a la sociedad como la parte
al todo, reconocer en ella un "bien común". La persona, en cambio,
es una noción positiva
y espiritual: el hombre, en tanto que per
sona, portador
y realizador de valores, no puede ser parte de un
663
Fundaci\363n Speiro
INFORMACION BIBLIOGRAFICA
todo ni quedar sometido a un bien común, sino que se trata de una
forma de absoluto que sólo hace relación a
la persona de Dios.
Precedente inmediato del personalismo es, por lo tanto, la axio
logía o teoría de
los valores
Marx Scheler, y precedente remoto
un aspecto de la filosofía kantiana. Kant declaró el
conocimiento
moral
autónomo de la razón especulativa y accesible sólo a la razón
práctica, vía distinta hacia una realidad no causal ni finalista:
el
valor
moral (fruto del imperativo categórico) que vale y se
justi
fica
por sí mismo. La axiología extenderá esta autonomía
(y ese
acceso "emocional") a los demás valores, que, según ella, se
viven
y realizan en la persona.
Las consecuencias de la teoría personalista de Maritain-Mounier ·
son dilatadas, aunque no todas fueron ex.traídas por estos autores,
sino más bien
_pqr los
progresistas y "teólogos sin Dios" que les
han heredado. Si el valor religioso es valor de persona, si sólo el
individuo guarda relación con
el bien común, se seguirá que sólo
la sociedad civil, de fines temporales, tendrá razón de ser. Cual
quier forma de sacralización de esta sociedad· carecerá de sentido,
y la misma Iglesia como sociedad estará de sobra. De aquí que el
progresismo -llevando la delantera al protestantismo- propugne
la laicización del Estado y la disolución de la Iglesia en la sociedad
secular como un mero principio animador de carácter humanitario
o filantrópico. Desde aquí no hay más que un paso para negar la
trascendencia de Dios o para interpretarlo eomo el impulso per
sonal de perfectibilidad o desarrollo humano. Entrarnos así en la
"Teología sin Dios" de los grupos proféticos
y en la "Teología de
la violencia" para liberar a la persona de toda constricción o "alie
nación" que se oponga a ese libre desarrollo. Particular interés
reviste el capítulo dedicado a "una Etica personalista" y a los in
tentos de introducir el psicoanálisis freudiano en
la moral cató
lica (Fromm, Oraison).
En su conjunto, el presente libro constituye un diagnóstico
fi
losófico-religioso del progresismo moderno y de las consecuencias
últimas del mismo que empezamos ahora a sufrir. tibro muy com
pleto y documentado, que revela una gran claridad mental. Por ello mismo, sumamente útil
.en los
actuales momentos de confu
sión doctrinal
y desquiciamiento moral. Es lástima que parezca es
crito con precipitación
y contenga gran número de descuidos ele
lenguaje y de faltas tipográficas. Una más sosegada elaboración
(y corrección) lo habría hecho asequible
-y altamente interesante
para gran número de lectores.
RAe AEL GAMBRA
664
Fundaci\363n Speiro
P. Manuel Zurdo Pionw (I) : DE MOUNIER A LA TEOLOGIA
DE LA
VIOLENCIA
Ea jo el título De M ounier a la teoloflUl de lq violencia, el
P. Manuel Zurdo (claretiano) nos ofrece un impo,-tante ensayo
sobre los orígenes ideológicos del progresismo católico y de sus
consecuencias demoledoras para la fe y la disciplina de la Iglesia
llamada postconciliar.
Centra este ensayo en la figura, tan discutible y sugestiva, de
Manuel Mounier, fundador de la revista Esprit y gran teórico del
titulado movimiento personalista. Según el autor, Mounier, a pesar
de los estragos de sus teorías sobre
la fe católica, no es un raciona
lista ni un agnóstico; antes al contrario, un católico fervoroso pro
fundamente impresionado por el "abandono de los pobres" en Ja
sociedad y la economía liberales. A pesar también de la proclividad
de sus teorías hada el marxismo y de su extraño entusiasmo por
los
Frentes Populares de Francia
y España ( en nuestra guerra
de 1936), Mounier no fue un comunista, sino un ~spíritu suges
tionado por
la praxis o eficacia histórica del movimiento marxista.
Al igual que Marc Sagnier, precedente suyo en la línea del mo
dernismo (Le Sillon), la ·intención inicial de Mounier fue since
ramente religiosa
y revividora del espíritu comunitario de la
Iglesia primitiva.
Le faltó quizá -----en una época de progresiva
crisis de autoridad~ la condenación pontificia que a Sagnier hizo
detenerse
y rectificar.
El llamado
personalismo que Mounier acogió y prolongó pro
cede, como se sabe, del filósofo Maritain y de su famosa distinción
entre
individuo y persona en el hombre concreto. Individuo, según
ella, es
un concepto negativo, implica limitación: el hombre, en
cuanto es
individuo, puede someterse a la sociedad como la parte
al todo, reconocer en ella un "bien común". La persona, en cambio,
es una noción positiva
y espiritual: el hombre, en tanto que per
sona, portador
y realizador de valores, no puede ser parte de un
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Fundaci\363n Speiro
INFORMACION BIBLIOGRAFICA
todo ni quedar sometido a un bien común, sino que se trata de una
forma de absoluto que sólo hace relación a
la persona de Dios.
Precedente inmediato del personalismo es, por lo tanto, la axio
logía o teoría de
los valores
Marx Scheler, y precedente remoto
un aspecto de la filosofía kantiana. Kant declaró el
conocimiento
moral
autónomo de la razón especulativa y accesible sólo a la razón
práctica, vía distinta hacia una realidad no causal ni finalista:
el
valor
moral (fruto del imperativo categórico) que vale y se
justi
fica
por sí mismo. La axiología extenderá esta autonomía
(y ese
acceso "emocional") a los demás valores, que, según ella, se
viven
y realizan en la persona.
Las consecuencias de la teoría personalista de Maritain-Mounier ·
son dilatadas, aunque no todas fueron ex.traídas por estos autores,
sino más bien
_pqr los
progresistas y "teólogos sin Dios" que les
han heredado. Si el valor religioso es valor de persona, si sólo el
individuo guarda relación con
el bien común, se seguirá que sólo
la sociedad civil, de fines temporales, tendrá razón de ser. Cual
quier forma de sacralización de esta sociedad· carecerá de sentido,
y la misma Iglesia como sociedad estará de sobra. De aquí que el
progresismo -llevando la delantera al protestantismo- propugne
la laicización del Estado y la disolución de la Iglesia en la sociedad
secular como un mero principio animador de carácter humanitario
o filantrópico. Desde aquí no hay más que un paso para negar la
trascendencia de Dios o para interpretarlo eomo el impulso per
sonal de perfectibilidad o desarrollo humano. Entrarnos así en la
"Teología sin Dios" de los grupos proféticos
y en la "Teología de
la violencia" para liberar a la persona de toda constricción o "alie
nación" que se oponga a ese libre desarrollo. Particular interés
reviste el capítulo dedicado a "una Etica personalista" y a los in
tentos de introducir el psicoanálisis freudiano en
la moral cató
lica (Fromm, Oraison).
En su conjunto, el presente libro constituye un diagnóstico
fi
losófico-religioso del progresismo moderno y de las consecuencias
últimas del mismo que empezamos ahora a sufrir. tibro muy com
pleto y documentado, que revela una gran claridad mental. Por ello mismo, sumamente útil
.en los
actuales momentos de confu
sión doctrinal
y desquiciamiento moral. Es lástima que parezca es
crito con precipitación
y contenga gran número de descuidos ele
lenguaje y de faltas tipográficas. Una más sosegada elaboración
(y corrección) lo habría hecho asequible
-y altamente interesante
para gran número de lectores.
RAe AEL GAMBRA
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Fundaci\363n Speiro