Índice de contenidos
Número 84
Serie IX
- Textos Pontificios
- Actas
- Estudios
- Notas
- Información bibliográfica
- Ilustraciones con recortes de periódicos
Autores
1970
I. La libertad civil religiosa y el divorcio civil. II. La alineación de la sociedad de consumo capitalista. III. Sociedad de consumo y erotismo. IV. La fiebre tecnocrática por las planificaciones
ILUSTRACIONES CON RECORTES DE PERIODICOS
f. LA LIBERTAD CIVIL RELIGIOSA Y EL DIVORCIO cIVIL. DocTRINA DE LA IGI.E-
SIA Y ORDEN SOCIAL,
La prensa diaria ha publicado la noticia de que tres profesores de
la
Facultad de Ciencias Social.es de la Universidad Gregoriana, con oca.
sión de la octuaJ polémica que, en el orden político jurídico, se. sigue en
Italia acerca del divorci.D, han sostenido que, habida cuenta _de la ·doclt:ina
del Concilio Vaticano
II sobre libertad relig'.osa, e.5 defendible desde el
campo católico
que la legislación dvil italiana debe admitil' el divorcio,
aunque
en
el
fuero de la conciencia
éste no
debe ser utilizado pcJr los
católicos.
Este hecho ha dado ocasión a que Antonio Segura Ferns fYUbJicara en
EL PENSAMIENTO NAVARRO del domingo 22 de marzo un artículo del que
tenemos el gusto de reproducir sus comentarios en torno a los fundamen~
tos doctrinales aducidos por dichos profeoores:
"
Pensar que se puede interpretar la «Dignitatis Humanae» en
un restrictivo sentido -sólo internista del individuo- de la in
fluencia de lo religioso en la institutionalización
social es
acabar
con cualquier fundamento moral trascendente para ésta. Y ne gar la validez de la Doctrina Social de la Iglesia, incluida,
naturalmente, la conciliar, antes citada. Aún más extremas son las consecuencias sociológicas de la
tesis; siguiendo esa
filosafía habría
que
admitir no
sólo la le
galización social del divorcio, sino
también de la poligamia, · la
poliandria, el matrimonio homooexu.al, el aborto, el suicidio y
la eutanasia, etc., ya que, efectivamente, todas esas prácticas,
para nosotros moralmente inaceptables, sí lo ·son para otras con
cepciones
vita1ea.
Pero
no queda aquí todo, y unos profesores de sociología
bien deben saberlo. Además de estas formas de relación inter
personal individual, el nuevo concepto afecta indudablemente a
las
relacionas sociales
en su doble aspecto del individuo con la
Sociedad y de ésta con
aquél
Al
privar
a la institucionalización política de una base
mo
ral
trascendente, la que sea, -se libera al individuo de la
«ulti-
337
Fundaci\363n Speiro
ma ratio» de obligatoriedad respecto a aquellas reglas socia
les que
-suhjeti_vamente no
crea necesarias. Por eso el intentar
reducir el conflicto italiano a una
lllera cuestión jurídica
es
irrelevante: no hay fuerza moral -y menos en la Iglesia-· que
pueda exigir en estos temas
nna norma
jurídica rechazada por
la propia conciencia, si no se admite la exigencia trascendente de- la moral social.
El nuevo enfoque afecta también a la inversa relación
so
ciedad-individuo:
si la normatividad
ill'otitucionalizada só-lo se
considera
como resultado
de un mero pacto, sin fnndamento
moral trascendent~ es
obvio que lo importante es conseguir el
pacto para imponerlo a todos, Sería abrir las puertas a
nn to
talitarismo.
sin freno. El renacido liberalismo conduce inevitable
mente a
nn dominio de
los
fuertes sobre
los débiles. Sea por la
atracción magnética de la fuerza personal
~caso de
Hitler, que
indudablemente arrastra tras él una generación-, sea por la
ti
ranía
de la
fuerza del
número.
Lo cierto es que el poder quedaría fundado exclusivamente
en sí mismo, sin obligación hacia normas sociales que lo
tras,
ciendan
en
el terreno
moral. No podría,
pues, hablarse
de
rma
·
aplicación
del Magisterio de lalglesia en el terreno social, ni aun
por los católicos: educación -relaciones--, trabajo capital, orga
nización social
-Sindicatos-------, moralidad pública,
etc.
O~ como
alternativa,
el «cisma
en el
alma» que
Toynbee pone
como origen del
fin de las civilizaciones.
Todo esto, de una u
otra forma,
va implícito en la tesis
del. P.
Diez Alegría y
sus compafiéros. Si
se siguen, antes o des
pués, hemos de llegar a esta problemática, si es que no estamos
llegando ya, incluso en
España. En
la reciente polémica de pren
sa sobre
la
Ley de Educación y la Sindical, ya aparecen posi
ciones que niegan la validez de
rma apelación
a la Doctrina de
la Iglesia en el terreno de la ino;stitucionalización política.
La
necesaria participación de todos en
el queha,cer público
exige
que
la opinión social esté informada de loo posibles de
rroteros
que potencialmente encierran ciertas ideas cuya pre
sentación puede aparecer como restrictiva y
circnnstancial.
11, LA "ALIENACIÓN" EN LA. SOCIEDAD DE CONSUMO CAPITALISTA "MADB IN
U. S. A." Y EN LOS PAÍSES COMUNISTAS.
Recientemente ha tenido lugac en Zurich un Congt"eso que se ocupó
de la "mBmpulación del hombre", que ha dado lugar a un viv.o colo
quio enfre el profesor de la Universidad de HBJward, John Kenneth GaJ-
338
Fundaci\363n Speiro
braith, que fue embajedor de U. S. A. en Nueva Delhi en tiempos de fohn Kennedy y presidente del Comité demócrata por la -paz. y el fN'O-' fesor Ota Sik, ex viceprimeT ministro de Checoeslovaquia y cerebro de la reforma económica que intentó llevar a cabo el gobierno de Dubcek. Recogiendo la ini!ormación de LE NotIVRL ÜBSERVATEUR, el semanario
barcelonés DEsTINO, nada sospechoso de integrismo, la comenta en su nú~
mero J.964, del 23
de
marzo, en
los
pWrafos que
a
continuación trans~
cribimos:
Galhraith trató de demostrar que el hombre, en la sociedad de
la abundancia, según el título de uno de sus
famosw;¡ libros,
es
manipulado
sin piedad por
las fuerzas
que dominan
el siste·
ma. Según
e1 profesor
norteamericano, la alienación es mayor en
los
países capitalistas
«porque los monopolios .se- mofan de los
consumidores, imponen los precios y crean
necesidades tácticas
por
medio
de una especie de persuasión oculta». A lo que Ota Sik
replicó:
«La situación-
no es mejor en los países
comunistas, don
de la planificación es tan centralizada y hurocrati.zada que cons
tituye actualmente el mayor monopolio de la historia. En cuan
to al ciudadano, no tiene la
posihilidlld de
elegir lo que compra
ni de discutir los
pret':ios.»
A
continuación, Ota Sik hizo una exposición detallada
del stalinismo
económico tal
y como había sido practicado en su
país durante la época de Novotny. La planificación centralizada y burocratizada, así como la
elimi~ación de
la competencia con
ducen, en opinión del profesor Sik
y otros revisionistas checos
lovacos a la parálisis económica. La misma demostración que
ha hecho
el profesor Rados-lav Selucky, de la Universidad de Pra
ga, en un libro recientemente publicado en castellano con
el título de El modelo checoslovaco de socialismo. Lo que no queda claro, sin embargo, es si los checoslovacos ahora exillados di
rigen sus críticas simplemente contra el stalinismo o consideran,
por el contrario, que
las «perversiones» son
inherentes al
sistema
socialista en cuanto tal.
Esta misma duda vino
a expresar
el profesor Galhraith cuando,
ante los
ataques de
su interlocutor, dijo que
«'ile sentía
un poco
más marxista que Ota Sik».
«Las diferencias
entre las oligar
quías dominantes en los Estados Unidos y
la Unión Soviética
-prosiguió el
profer¿¡or de
Harvard- son únicamente formales,
y la manipulación del ciudadano en los Estados Unidos es cada
vez más grave.» Ota Sik le increpó:
«Comprelldo por
qué los propagandistas- so
viéticos .citan con frecuencia sus opiniones con tanto entusiasmo.
339
Fundaci\363n Speiro
Pero usted no conoce los países comunistas ni siquiera existe la
posibilidad de
cl'iticar el trabajo de los dirigentes».
La información comentada no dice
ai el profesor Galbraith
hizo alguna crítica a
esta acusación
de «compañero de
viaje»
que
está implícita en las palabras del ex viceprimer ministro che
coslovaco. Lo que sí
sahemoo es que
los participantes en el co•
loquio, en
•.m mayoría
occidentales, aplaudieron mucho más a
Ota Sik que a Galbraith.
Alguien podrá
pensar en ese refrán
que asegura que cada uno habla de la profesión según le va en ella. Cuando dos
ilustres profesores
discuten sobre el grado de
manipulación a que estamos
sometidoo, l!>s ciudadanos
corrientes
tienen razones más que suficientes, si es que
todaVía pueden
dis
cernir, para sentirse aterrados ante la ini.posihilidad de
escapar
a
la
,¡.;uperchería mundial
que amenaza con destruir todos los
reductos de nuestra libertad.
La lectura de este comentario nos ha traído a la memoria dos pát't'a,.,
fos
de
la brillante pluma de Mercel CJément en su editorial "LE NoUVEAU
RACISME", publicado en el número 520 de L'HoMME NoUVEAu, del 15
de febr-ero:
«El capitalismo por todas partes está en trance de naufragio, pero
es porque
la voluntad de sus hombres se ha inclinado hacia la ido
latría del oro, de la carne y del poder. La idolatría del oro
ha en
gendrado una sociedad de consumo. La idolatría de la carne, una
sociedad erótica. La idolatría del poder, una sociedad de
conteata
ción.
Estamos lejos,
mÚy lejos,
del
espíritu evangélico
de pobreza,
de la castidad,
de la obediencia ...
El socialismo no se halla menos condenado por la historia. Por
doquier, donde se ha
insta-lado, la
libertad religiosa ha
desapareci
do.
El derecho a la huelga ha sido abolido; la libertad de pensa
miento y de expresión
se ha
evaporado. El modelo
soviétir,o pro
duce
horror; es una potencia ocupante que si hubiere algo
me
nos
hipocresía
internacional sería denunciada como
era debido.
El
modelo chino es peor.
El modelo
cubano carece de seriedad.»
llf. SOCIEDAD DE CONSUMO Y EROTISMO.
Mientras Marcuse seña/,a en el erotismo un remedio para la actual
sociedad
ináustri.al, unidimensional, de consumo, a la vez, es denunciada. la
explotación
del erotismo por esa misma sociedad. Explotación que SIC rea-
liza como cebo ,puesto en la p11blicidad1 como negocio ,:entable ,....,.,diga/o
340
Fundaci\363n Speiro
el "Play boy",......,. y como "terapéutica compensatoria". Terapéutica impe,r-
tante "pat'a intentar hacer tolerable una vida aséptica, de relativo bien-
estar muteriat con la única ideología de que han muei-to las ideologias, y
dWigida paternaJ. y sonrientemente a través de los televisores". Transcri-
biirnos
lo enkecomitlado de un artículo publicado par José Luis Pérez
Cebrián en NUESTRA 0UDAD, fk. marzo, año ll, número ·11, del que a co,ri-
tinuación reproducimos el epigrafe que titula UNA TERRIBLE PROFECÍA
PARA 1986",
Niquel Kneade, en un telefilm trnns,mitido por la BBC, ha
impresionado a los espectadores
ingleses al
profetizarles cómo
será
nuestra «sociedad
de consumo» en 1986. Un futuro, repito,
no demasiado lejano.
Kneade imagina en su ficción, titulada «El año de la olimpie
da del
sexo», una
Humanidad completamente sojuzgada por la
televisión, hasta el punto de que pueda prescindirse de la Poli
cía. Las preocupaciones actuales -frustraciones,
injusticia'S, con
flictos
sentimentales, .. -,
si sobrevivimos
en 1986 y se cumplen las
predicciones de Kneade, desaparecerán de
nuestras mentes,
me·
dianto intensos
tratamientos erótico-televisivos-, como desapare
cen las manchas de un lápiz de dibujo bajo el efecto de una
buena goma de horrar.
Por ejemplo, la actual psicosis en
tomo a
la «píldora» ape
nas se recordará
como lejano y
pueril En
el 1986 de Kneade
no hará falta la
«píldora» para
controlar la natalidad.
La TV di·
rigirá
también la sexualidad de la población. Durante
las veinti
cuatro
horas del día se proyectarán, sobre
gigantescas pantallas
instaladas en
las viviendas, espectáculos
pornográ:fi.Cos, muy
bien
planeados y dosificados,
«liberadores» de
las tensiones de la se·
xualidad, que
en esa
alucinante época «consistirá no en el
hacer,
sino
en el mirar». Alucinante, digo yo. Alucinante de alucinó
geno. Porque viviremos o vivirán,
si no
lo remediamos
a tiem·
po,
en un constante «viaje» colectivo, aunque sin
los efectos se
cundarios
que ahora sufren los organismos de los adictos
al LSD,
la heroína y otras drogas.
Una minoría, los «High
Orives», dirigirá ese «pacífico» mun
do».
Desde sus especiales pantallas,
estos nuevos
oligarcas con
templarán henchidos de poder a las
masas inertes
ante los te•
levisores.
341
Fundaci\363n Speiro
IV. LA FIEBRE TECNOCRÁTICA POR LAS PLANIFICACIONES: CRÍTICA DE BÉI.,.
GICA Y ALEMANIA FEDERAL AL "PLAN MANSHOLT" PARA LA AGRICULTURA
DEL MERCADO
CoMÚN,
A Sper,t'o ha preocupado siemPre el peligro tecnocrático. Muestra de
ello ha sido la publicación en VERBO, númerOs 28--29 y 50, en fofletos se-
parados de La tecnocracia y las libertades, obra, su primera parte, del Club
Jean Louis Richard y la segunda de Louis-Mati.e Ferri.er e !ves Le Pen-
.quer; la del importante estudie, de· Michel de Perfentenyo. El socialismo
ruina o chafallo, en VERBO, 67--68, del que también hemos hecho edición_
separada, y el estudio de Louis Da.ujarques, aparecido en VERBO, 65-66,
El neodirigismo tecnocrático. Reeomendamos, BSimismo, la lectura del ca
pítulo La tecnocracia y el plan, del librro de Juan V allet de. Goytisolo
DERECHO Y SOCIEDAD DE MASAS.
También nos hemos ocupado repe.tidamente de los problemas de la agri.
cultura, y, concretamente, acerca del Plan Mansholt hemos reproducído en
VERBO, 71--72, el planteamiento de Richard de al Croix "¿Un cultivad.ar cada
dos
debe desaparecer?,
y en el número 73, el examen de José María Gil
Moreno
de Mora titulado precisamente Plan Mansholt.
Nos parece muy oportuno, para la mejor üustración de nuestros lecto
res, transcribir
el informe que con, el título Los antiplanes Mansholt ha
publicado Georges Kletch en su númetio de marzo de 1970, de Deusto, del
INSTITUTO AGRÍCOLA CATALÁN DE SAN ISIDRO:
342
El único resultado positivo, hast':l la fecha, de la publicación
del Plan
Manshoh, ha 1t1ido el de suscitar, en los países del Mer·
cado Común, una
serie de
reacciones que se han traducido, a
su
vez, en la
publicación de un cierto número de «anti-planes». Los
dos más
recientes son
el de la Federación belga de Agricultores
(BOERENBOND)
y el del Ministerio de Agricultura de Ale
mania Federal, llamado plan H0cherl, por el nombre del minis
tro titular.
EN BELGICA
El anti-plan del Boerenhond lleva por título: «Objetivo de
1980:· el
hombre, no las estadísticas». Concebido y editado por
la organización profesional agrícola de
Bélgica que
cuenta con la
mayoría, este documento no podía evidentemente
suscribir el
«sa
neamiento» de la agricultura
europea realizado a
costa de
redu
cir
un
número importante de explotaciones, y por
consiguiente
de
eliminar
Wl número equivalente de agricultores. Sin pretender
Fundaci\363n Speiro
dudar de las limitaciones de las explotaciones familiares, los au
tores
del anti-plan
no piensan que la solución resida en su
su
presión
y la sustitución por unas «estructuras impuestas por el
Estado.»
La posición del Boerenbond
aparece, a la vez, como «-social»
y
como
«liberal». Ello
le conduce a rechazar, por
ser una
concep
ción demasiado «·tecnócrata», la especialización absoluta de las
empresas agrícolas y a dar preferencia a la explotación «modera
damente selectiva», es
decir, limitada
a un reducido número de
ramas de la producción.
Respecto a los
problema~ planteado-a-por
los
excedentes, los
autores
del anti-plan
estiman que
sería
más fácil
llegar
al fondo
si
los productores compartiesen la responsabilidad .financiera de ta
les excedentes. En tal
caso se
inclinarían, tal vez y de una forma
voluntaria, por las producciones no excedentarias en
el seno
del
Mercado Común, renunciando a los beneficios, a
menudo iluso
rios
y
siempre efímeros,
que ellos obtienen a costa de los de
mál!I. ¿De qué les serviría el aumentar· como sea sus ingresos con
los excedentes
si, faltos de tiempo, no podrían aprovecharlos?
Como se ve, las
preocupaciones. de
los dirigentes -del Boerenbond
no se hallan exentas de una cierta «filosofía de la vida».
. . . Y EN ALEMANIA FEDERAL
El «anti-plan del Sr. HOcherl», como lo llama la prensa ale
mana, hace
suyos muchos
de los puntos
que se habían
señala
do en las críticas formuladas por las organizaciones profesiona
les agrícolas
alemanas, ya desde un principio, ante la aparición
del Plan Mansholt.
En
lo sucesivo, las objecionea del Gobierno y de los profesio
nales (agricultores) van a
ser, pues,
muy semejantes y se resu
men en los siguientes puntos:
l. No se debe presionar a los agricultores para ·que abando
nen la tierra; de hacerlo, se corre el riesgo de aumentar el paro
en el campo. Aquellos que encuentren mejores empleos en la in
dustria abandonarán
sus explotaciones, por sí mismos, sin
que se
les incite.
(Este será
sobre todo
el caso
de_ las «regiones críticas»,
el equivalente alemán de las zonas de «renovación
rural» en
Fran
cia
que precisan
de la creación
de 20.000 nuevos puestos de tra
bajo en la industria, cada año.)
2. No
es conveniente
señalar en Agricultura unos tamaños
343
Fundaci\363n Speiro
344
de explotación «arbitrariamente fijados». La concentración de em
presas
agrícolas no
haría, en definitiva, más que aumentar los ex
cedentes.
(Se encuentra aquí la constante preocupación del Gobier
no alemán, existente desde que se instauró, hace unos veinte años,
la «SOZIALMARKTWIRTSCHAFT» o economía
~ocial de
merca
do, en el sentido de salvaguardar las explotaciones agrícolas
fami
res, en las que se ve, incluso cuando toman la forma de una agri
cultura estacional, un factor de equilibrio en la colectividad na
cional a pesar de no
ser el
medio de producción más racional.)
3. No sería -conveniente estimular a los agricultores a efec
tuar unas inversiones sin la garantía de una rentabilidad a largo
plazo.
4. Los principios del dirigismo económico no se deherín apli
car a la Agricultura. En esta última cuestión
el anti-plan alemán coincide con la
opinión del Boerenhond belga. No obstante, en este cwao, se trata
de una oposición contra el dirigismo «comunitario» ya que el Go
hierno federal no
exduye la
posibilidad de
recurrir a
1ma or
denación de la producción a escala nacional a
fin de evitar el au
mento de los excedentes
y el envilecimiento de los precios de los
productos
excedentarios (hipótesis
ba'3tante gratuita,
ciertamente,
porque
Alemania occidental, por
su parte, continúa realizando
importaciones para cubrir sus
necesidades alimeitticias). Además,
el
Gobierno alemán rehusa ·conceder a la Comisión europea atri
buciones en materia de
estructuras y
de política social agrícola,
a menos, precisa
el anti-Proyecto, que no se realice un progreso
real en la vía
dé integración
económica y política de la CEE.
Alemania no quiere admitir que la unión
económic·a de los Seis
se
limita a la Agricultura cuando en cuestiones tan importantes
como los impuestos, la seguridad
,gocial, los
transportes, los sala
rios, la política monetaria, cada cual sigue su propio camino. Aquí
la
c~ítica del
Plan desemboca en otra, más general
y extensa: la
del principio mismo de la política agrícola común, combatida ya
desde hace tiempo por los organismos
profe.3ionales de
los agri
cultores alemanes. Suscribe un punto de los recomendados por el Plan Mansholt:
el estimular
la movilidad de la'S tierras med,iante arrendamientos
a largo plazo. Se rechaza, no obstante, la
disposición que
prevé
que las superficies afectadas
se reserven
como «unidades de pro
ducción» o
bien se
pongan a disposición del programa de supre
sión de cultivos.
Fundaci\363n Speiro
f. LA LIBERTAD CIVIL RELIGIOSA Y EL DIVORCIO cIVIL. DocTRINA DE LA IGI.E-
SIA Y ORDEN SOCIAL,
La prensa diaria ha publicado la noticia de que tres profesores de
la
Facultad de Ciencias Social.es de la Universidad Gregoriana, con oca.
sión de la octuaJ polémica que, en el orden político jurídico, se. sigue en
Italia acerca del divorci.D, han sostenido que, habida cuenta _de la ·doclt:ina
del Concilio Vaticano
II sobre libertad relig'.osa, e.5 defendible desde el
campo católico
que la legislación dvil italiana debe admitil' el divorcio,
aunque
en
el
fuero de la conciencia
éste no
debe ser utilizado pcJr los
católicos.
Este hecho ha dado ocasión a que Antonio Segura Ferns fYUbJicara en
EL PENSAMIENTO NAVARRO del domingo 22 de marzo un artículo del que
tenemos el gusto de reproducir sus comentarios en torno a los fundamen~
tos doctrinales aducidos por dichos profeoores:
"
Pensar que se puede interpretar la «Dignitatis Humanae» en
un restrictivo sentido -sólo internista del individuo- de la in
fluencia de lo religioso en la institutionalización
social es
acabar
con cualquier fundamento moral trascendente para ésta. Y ne gar la validez de la Doctrina Social de la Iglesia, incluida,
naturalmente, la conciliar, antes citada. Aún más extremas son las consecuencias sociológicas de la
tesis; siguiendo esa
filosafía habría
que
admitir no
sólo la le
galización social del divorcio, sino
también de la poligamia, · la
poliandria, el matrimonio homooexu.al, el aborto, el suicidio y
la eutanasia, etc., ya que, efectivamente, todas esas prácticas,
para nosotros moralmente inaceptables, sí lo ·son para otras con
cepciones
vita1ea.
Pero
no queda aquí todo, y unos profesores de sociología
bien deben saberlo. Además de estas formas de relación inter
personal individual, el nuevo concepto afecta indudablemente a
las
relacionas sociales
en su doble aspecto del individuo con la
Sociedad y de ésta con
aquél
Al
privar
a la institucionalización política de una base
mo
ral
trascendente, la que sea, -se libera al individuo de la
«ulti-
337
Fundaci\363n Speiro
ma ratio» de obligatoriedad respecto a aquellas reglas socia
les que
-suhjeti_vamente no
crea necesarias. Por eso el intentar
reducir el conflicto italiano a una
lllera cuestión jurídica
es
irrelevante: no hay fuerza moral -y menos en la Iglesia-· que
pueda exigir en estos temas
nna norma
jurídica rechazada por
la propia conciencia, si no se admite la exigencia trascendente de- la moral social.
El nuevo enfoque afecta también a la inversa relación
so
ciedad-individuo:
si la normatividad
ill'otitucionalizada só-lo se
considera
como resultado
de un mero pacto, sin fnndamento
moral trascendent~ es
obvio que lo importante es conseguir el
pacto para imponerlo a todos, Sería abrir las puertas a
nn to
talitarismo.
sin freno. El renacido liberalismo conduce inevitable
mente a
nn dominio de
los
fuertes sobre
los débiles. Sea por la
atracción magnética de la fuerza personal
~caso de
Hitler, que
indudablemente arrastra tras él una generación-, sea por la
ti
ranía
de la
fuerza del
número.
Lo cierto es que el poder quedaría fundado exclusivamente
en sí mismo, sin obligación hacia normas sociales que lo
tras,
ciendan
en
el terreno
moral. No podría,
pues, hablarse
de
rma
·
aplicación
del Magisterio de lalglesia en el terreno social, ni aun
por los católicos: educación -relaciones--, trabajo capital, orga
nización social
-Sindicatos-------, moralidad pública,
etc.
O~ como
alternativa,
el «cisma
en el
alma» que
Toynbee pone
como origen del
fin de las civilizaciones.
Todo esto, de una u
otra forma,
va implícito en la tesis
del. P.
Diez Alegría y
sus compafiéros. Si
se siguen, antes o des
pués, hemos de llegar a esta problemática, si es que no estamos
llegando ya, incluso en
España. En
la reciente polémica de pren
sa sobre
la
Ley de Educación y la Sindical, ya aparecen posi
ciones que niegan la validez de
rma apelación
a la Doctrina de
la Iglesia en el terreno de la ino;stitucionalización política.
La
necesaria participación de todos en
el queha,cer público
exige
que
la opinión social esté informada de loo posibles de
rroteros
que potencialmente encierran ciertas ideas cuya pre
sentación puede aparecer como restrictiva y
circnnstancial.
11, LA "ALIENACIÓN" EN LA. SOCIEDAD DE CONSUMO CAPITALISTA "MADB IN
U. S. A." Y EN LOS PAÍSES COMUNISTAS.
Recientemente ha tenido lugac en Zurich un Congt"eso que se ocupó
de la "mBmpulación del hombre", que ha dado lugar a un viv.o colo
quio enfre el profesor de la Universidad de HBJward, John Kenneth GaJ-
338
Fundaci\363n Speiro
braith, que fue embajedor de U. S. A. en Nueva Delhi en tiempos de fohn Kennedy y presidente del Comité demócrata por la -paz. y el fN'O-' fesor Ota Sik, ex viceprimeT ministro de Checoeslovaquia y cerebro de la reforma económica que intentó llevar a cabo el gobierno de Dubcek. Recogiendo la ini!ormación de LE NotIVRL ÜBSERVATEUR, el semanario
barcelonés DEsTINO, nada sospechoso de integrismo, la comenta en su nú~
mero J.964, del 23
de
marzo, en
los
pWrafos que
a
continuación trans~
cribimos:
Galhraith trató de demostrar que el hombre, en la sociedad de
la abundancia, según el título de uno de sus
famosw;¡ libros,
es
manipulado
sin piedad por
las fuerzas
que dominan
el siste·
ma. Según
e1 profesor
norteamericano, la alienación es mayor en
los
países capitalistas
«porque los monopolios .se- mofan de los
consumidores, imponen los precios y crean
necesidades tácticas
por
medio
de una especie de persuasión oculta». A lo que Ota Sik
replicó:
«La situación-
no es mejor en los países
comunistas, don
de la planificación es tan centralizada y hurocrati.zada que cons
tituye actualmente el mayor monopolio de la historia. En cuan
to al ciudadano, no tiene la
posihilidlld de
elegir lo que compra
ni de discutir los
pret':ios.»
A
continuación, Ota Sik hizo una exposición detallada
del stalinismo
económico tal
y como había sido practicado en su
país durante la época de Novotny. La planificación centralizada y burocratizada, así como la
elimi~ación de
la competencia con
ducen, en opinión del profesor Sik
y otros revisionistas checos
lovacos a la parálisis económica. La misma demostración que
ha hecho
el profesor Rados-lav Selucky, de la Universidad de Pra
ga, en un libro recientemente publicado en castellano con
el título de El modelo checoslovaco de socialismo. Lo que no queda claro, sin embargo, es si los checoslovacos ahora exillados di
rigen sus críticas simplemente contra el stalinismo o consideran,
por el contrario, que
las «perversiones» son
inherentes al
sistema
socialista en cuanto tal.
Esta misma duda vino
a expresar
el profesor Galhraith cuando,
ante los
ataques de
su interlocutor, dijo que
«'ile sentía
un poco
más marxista que Ota Sik».
«Las diferencias
entre las oligar
quías dominantes en los Estados Unidos y
la Unión Soviética
-prosiguió el
profer¿¡or de
Harvard- son únicamente formales,
y la manipulación del ciudadano en los Estados Unidos es cada
vez más grave.» Ota Sik le increpó:
«Comprelldo por
qué los propagandistas- so
viéticos .citan con frecuencia sus opiniones con tanto entusiasmo.
339
Fundaci\363n Speiro
Pero usted no conoce los países comunistas ni siquiera existe la
posibilidad de
cl'iticar el trabajo de los dirigentes».
La información comentada no dice
ai el profesor Galbraith
hizo alguna crítica a
esta acusación
de «compañero de
viaje»
que
está implícita en las palabras del ex viceprimer ministro che
coslovaco. Lo que sí
sahemoo es que
los participantes en el co•
loquio, en
•.m mayoría
occidentales, aplaudieron mucho más a
Ota Sik que a Galbraith.
Alguien podrá
pensar en ese refrán
que asegura que cada uno habla de la profesión según le va en ella. Cuando dos
ilustres profesores
discuten sobre el grado de
manipulación a que estamos
sometidoo, l!>s ciudadanos
corrientes
tienen razones más que suficientes, si es que
todaVía pueden
dis
cernir, para sentirse aterrados ante la ini.posihilidad de
escapar
a
la
,¡.;uperchería mundial
que amenaza con destruir todos los
reductos de nuestra libertad.
La lectura de este comentario nos ha traído a la memoria dos pát't'a,.,
fos
de
la brillante pluma de Mercel CJément en su editorial "LE NoUVEAU
RACISME", publicado en el número 520 de L'HoMME NoUVEAu, del 15
de febr-ero:
«El capitalismo por todas partes está en trance de naufragio, pero
es porque
la voluntad de sus hombres se ha inclinado hacia la ido
latría del oro, de la carne y del poder. La idolatría del oro
ha en
gendrado una sociedad de consumo. La idolatría de la carne, una
sociedad erótica. La idolatría del poder, una sociedad de
conteata
ción.
Estamos lejos,
mÚy lejos,
del
espíritu evangélico
de pobreza,
de la castidad,
de la obediencia ...
El socialismo no se halla menos condenado por la historia. Por
doquier, donde se ha
insta-lado, la
libertad religiosa ha
desapareci
do.
El derecho a la huelga ha sido abolido; la libertad de pensa
miento y de expresión
se ha
evaporado. El modelo
soviétir,o pro
duce
horror; es una potencia ocupante que si hubiere algo
me
nos
hipocresía
internacional sería denunciada como
era debido.
El
modelo chino es peor.
El modelo
cubano carece de seriedad.»
llf. SOCIEDAD DE CONSUMO Y EROTISMO.
Mientras Marcuse seña/,a en el erotismo un remedio para la actual
sociedad
ináustri.al, unidimensional, de consumo, a la vez, es denunciada. la
explotación
del erotismo por esa misma sociedad. Explotación que SIC rea-
liza como cebo ,puesto en la p11blicidad1 como negocio ,:entable ,....,.,diga/o
340
Fundaci\363n Speiro
el "Play boy",......,. y como "terapéutica compensatoria". Terapéutica impe,r-
tante "pat'a intentar hacer tolerable una vida aséptica, de relativo bien-
estar muteriat con la única ideología de que han muei-to las ideologias, y
dWigida paternaJ. y sonrientemente a través de los televisores". Transcri-
biirnos
lo enkecomitlado de un artículo publicado par José Luis Pérez
Cebrián en NUESTRA 0UDAD, fk. marzo, año ll, número ·11, del que a co,ri-
tinuación reproducimos el epigrafe que titula UNA TERRIBLE PROFECÍA
PARA 1986",
Niquel Kneade, en un telefilm trnns,mitido por la BBC, ha
impresionado a los espectadores
ingleses al
profetizarles cómo
será
nuestra «sociedad
de consumo» en 1986. Un futuro, repito,
no demasiado lejano.
Kneade imagina en su ficción, titulada «El año de la olimpie
da del
sexo», una
Humanidad completamente sojuzgada por la
televisión, hasta el punto de que pueda prescindirse de la Poli
cía. Las preocupaciones actuales -frustraciones,
injusticia'S, con
flictos
sentimentales, .. -,
si sobrevivimos
en 1986 y se cumplen las
predicciones de Kneade, desaparecerán de
nuestras mentes,
me·
dianto intensos
tratamientos erótico-televisivos-, como desapare
cen las manchas de un lápiz de dibujo bajo el efecto de una
buena goma de horrar.
Por ejemplo, la actual psicosis en
tomo a
la «píldora» ape
nas se recordará
como lejano y
pueril En
el 1986 de Kneade
no hará falta la
«píldora» para
controlar la natalidad.
La TV di·
rigirá
también la sexualidad de la población. Durante
las veinti
cuatro
horas del día se proyectarán, sobre
gigantescas pantallas
instaladas en
las viviendas, espectáculos
pornográ:fi.Cos, muy
bien
planeados y dosificados,
«liberadores» de
las tensiones de la se·
xualidad, que
en esa
alucinante época «consistirá no en el
hacer,
sino
en el mirar». Alucinante, digo yo. Alucinante de alucinó
geno. Porque viviremos o vivirán,
si no
lo remediamos
a tiem·
po,
en un constante «viaje» colectivo, aunque sin
los efectos se
cundarios
que ahora sufren los organismos de los adictos
al LSD,
la heroína y otras drogas.
Una minoría, los «High
Orives», dirigirá ese «pacífico» mun
do».
Desde sus especiales pantallas,
estos nuevos
oligarcas con
templarán henchidos de poder a las
masas inertes
ante los te•
levisores.
341
Fundaci\363n Speiro
IV. LA FIEBRE TECNOCRÁTICA POR LAS PLANIFICACIONES: CRÍTICA DE BÉI.,.
GICA Y ALEMANIA FEDERAL AL "PLAN MANSHOLT" PARA LA AGRICULTURA
DEL MERCADO
CoMÚN,
A Sper,t'o ha preocupado siemPre el peligro tecnocrático. Muestra de
ello ha sido la publicación en VERBO, númerOs 28--29 y 50, en fofletos se-
parados de La tecnocracia y las libertades, obra, su primera parte, del Club
Jean Louis Richard y la segunda de Louis-Mati.e Ferri.er e !ves Le Pen-
.quer; la del importante estudie, de· Michel de Perfentenyo. El socialismo
ruina o chafallo, en VERBO, 67--68, del que también hemos hecho edición_
separada, y el estudio de Louis Da.ujarques, aparecido en VERBO, 65-66,
El neodirigismo tecnocrático. Reeomendamos, BSimismo, la lectura del ca
pítulo La tecnocracia y el plan, del librro de Juan V allet de. Goytisolo
DERECHO Y SOCIEDAD DE MASAS.
También nos hemos ocupado repe.tidamente de los problemas de la agri.
cultura, y, concretamente, acerca del Plan Mansholt hemos reproducído en
VERBO, 71--72, el planteamiento de Richard de al Croix "¿Un cultivad.ar cada
dos
debe desaparecer?,
y en el número 73, el examen de José María Gil
Moreno
de Mora titulado precisamente Plan Mansholt.
Nos parece muy oportuno, para la mejor üustración de nuestros lecto
res, transcribir
el informe que con, el título Los antiplanes Mansholt ha
publicado Georges Kletch en su númetio de marzo de 1970, de Deusto, del
INSTITUTO AGRÍCOLA CATALÁN DE SAN ISIDRO:
342
El único resultado positivo, hast':l la fecha, de la publicación
del Plan
Manshoh, ha 1t1ido el de suscitar, en los países del Mer·
cado Común, una
serie de
reacciones que se han traducido, a
su
vez, en la
publicación de un cierto número de «anti-planes». Los
dos más
recientes son
el de la Federación belga de Agricultores
(BOERENBOND)
y el del Ministerio de Agricultura de Ale
mania Federal, llamado plan H0cherl, por el nombre del minis
tro titular.
EN BELGICA
El anti-plan del Boerenhond lleva por título: «Objetivo de
1980:· el
hombre, no las estadísticas». Concebido y editado por
la organización profesional agrícola de
Bélgica que
cuenta con la
mayoría, este documento no podía evidentemente
suscribir el
«sa
neamiento» de la agricultura
europea realizado a
costa de
redu
cir
un
número importante de explotaciones, y por
consiguiente
de
eliminar
Wl número equivalente de agricultores. Sin pretender
Fundaci\363n Speiro
dudar de las limitaciones de las explotaciones familiares, los au
tores
del anti-plan
no piensan que la solución resida en su
su
presión
y la sustitución por unas «estructuras impuestas por el
Estado.»
La posición del Boerenbond
aparece, a la vez, como «-social»
y
como
«liberal». Ello
le conduce a rechazar, por
ser una
concep
ción demasiado «·tecnócrata», la especialización absoluta de las
empresas agrícolas y a dar preferencia a la explotación «modera
damente selectiva», es
decir, limitada
a un reducido número de
ramas de la producción.
Respecto a los
problema~ planteado-a-por
los
excedentes, los
autores
del anti-plan
estiman que
sería
más fácil
llegar
al fondo
si
los productores compartiesen la responsabilidad .financiera de ta
les excedentes. En tal
caso se
inclinarían, tal vez y de una forma
voluntaria, por las producciones no excedentarias en
el seno
del
Mercado Común, renunciando a los beneficios, a
menudo iluso
rios
y
siempre efímeros,
que ellos obtienen a costa de los de
mál!I. ¿De qué les serviría el aumentar· como sea sus ingresos con
los excedentes
si, faltos de tiempo, no podrían aprovecharlos?
Como se ve, las
preocupaciones. de
los dirigentes -del Boerenbond
no se hallan exentas de una cierta «filosofía de la vida».
. . . Y EN ALEMANIA FEDERAL
El «anti-plan del Sr. HOcherl», como lo llama la prensa ale
mana, hace
suyos muchos
de los puntos
que se habían
señala
do en las críticas formuladas por las organizaciones profesiona
les agrícolas
alemanas, ya desde un principio, ante la aparición
del Plan Mansholt.
En
lo sucesivo, las objecionea del Gobierno y de los profesio
nales (agricultores) van a
ser, pues,
muy semejantes y se resu
men en los siguientes puntos:
l. No se debe presionar a los agricultores para ·que abando
nen la tierra; de hacerlo, se corre el riesgo de aumentar el paro
en el campo. Aquellos que encuentren mejores empleos en la in
dustria abandonarán
sus explotaciones, por sí mismos, sin
que se
les incite.
(Este será
sobre todo
el caso
de_ las «regiones críticas»,
el equivalente alemán de las zonas de «renovación
rural» en
Fran
cia
que precisan
de la creación
de 20.000 nuevos puestos de tra
bajo en la industria, cada año.)
2. No
es conveniente
señalar en Agricultura unos tamaños
343
Fundaci\363n Speiro
344
de explotación «arbitrariamente fijados». La concentración de em
presas
agrícolas no
haría, en definitiva, más que aumentar los ex
cedentes.
(Se encuentra aquí la constante preocupación del Gobier
no alemán, existente desde que se instauró, hace unos veinte años,
la «SOZIALMARKTWIRTSCHAFT» o economía
~ocial de
merca
do, en el sentido de salvaguardar las explotaciones agrícolas
fami
res, en las que se ve, incluso cuando toman la forma de una agri
cultura estacional, un factor de equilibrio en la colectividad na
cional a pesar de no
ser el
medio de producción más racional.)
3. No sería -conveniente estimular a los agricultores a efec
tuar unas inversiones sin la garantía de una rentabilidad a largo
plazo.
4. Los principios del dirigismo económico no se deherín apli
car a la Agricultura. En esta última cuestión
el anti-plan alemán coincide con la
opinión del Boerenhond belga. No obstante, en este cwao, se trata
de una oposición contra el dirigismo «comunitario» ya que el Go
hierno federal no
exduye la
posibilidad de
recurrir a
1ma or
denación de la producción a escala nacional a
fin de evitar el au
mento de los excedentes
y el envilecimiento de los precios de los
productos
excedentarios (hipótesis
ba'3tante gratuita,
ciertamente,
porque
Alemania occidental, por
su parte, continúa realizando
importaciones para cubrir sus
necesidades alimeitticias). Además,
el
Gobierno alemán rehusa ·conceder a la Comisión europea atri
buciones en materia de
estructuras y
de política social agrícola,
a menos, precisa
el anti-Proyecto, que no se realice un progreso
real en la vía
dé integración
económica y política de la CEE.
Alemania no quiere admitir que la unión
económic·a de los Seis
se
limita a la Agricultura cuando en cuestiones tan importantes
como los impuestos, la seguridad
,gocial, los
transportes, los sala
rios, la política monetaria, cada cual sigue su propio camino. Aquí
la
c~ítica del
Plan desemboca en otra, más general
y extensa: la
del principio mismo de la política agrícola común, combatida ya
desde hace tiempo por los organismos
profe.3ionales de
los agri
cultores alemanes. Suscribe un punto de los recomendados por el Plan Mansholt:
el estimular
la movilidad de la'S tierras med,iante arrendamientos
a largo plazo. Se rechaza, no obstante, la
disposición que
prevé
que las superficies afectadas
se reserven
como «unidades de pro
ducción» o
bien se
pongan a disposición del programa de supre
sión de cultivos.
Fundaci\363n Speiro