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  • Índice

I. El mito del progreso indefinido, ¿se está apagando? II. El bienestar no libera al hombre ni le produce felicidad. III. La huída del «paraíso socialista» cubano. IV. Las empresas públicas. V. «Democratizar la Universidad» y «hacer un país de bachilleres

ILUSTRACIONES CON RECORTES DE PERIODICOS
J. EL MITO DEL PROGRESO -INDEFINIDO ¿SE ESTÁ APAGANDO]
La tercera página de ABC, del 3 de julio, publicó un artículo de Paul
Guth, "DEsTRUYAMOS LA QUIMERA DEL PROGRESO INDEFINIDO", del que re­
cortamos estos párrafos:
«Hace algún tiempo se ha producido un hecho ·espectacular
y ruidoso. Más importante que la explosión de l¡i primera hom·
ha atómica. Un escándalo psicológico que resquebraja los ci·
mientos del ser. Los norteamericanos, han comprendido que la
aceleración delirante de las ciencias y de las técnicas a la que
se había llamado hasta aquí, devotament~ «progreso», no era,
en realidad, sino una variación moderna de la Danza Macabra
de la Edad Media. Todas esas invenciones, todos esos descu­
brimientos que añaden inverosimilitud a lo extraordinario, que
resultan caducos en cuanto se conocen y ceden inmediatamente
el sitio a otros que, asimismo, se volatilizarán en el acto, todo
ese reciclaje dclirante, sin interrupción ni pausa alguna, todo
ese prodigioso derroche de materia, dinero, inteligencia, ener­
gía, toda esa galopada alucinante nos conduce velozmente a la
catástrofe final por la simple aceleración matemáticamente agra­
vada.
El porvenir no está, ni mucho menos, ahí. No hay ahí
más que un ISru.to de toda la Humanidad a la muerte.
»De pronto, y tan vertiginosamente como, por espacio de
décadas, aceleró, No·rteamérica
«frena», «Environnement», «nui­
sances», tal es la letra de la nueva canción que se canta. El
porvenir se halla en la economía del aire, del agmi., de la
tierra, de la vegetación, en el respeto a la naturalaeza y a los
animales.
»El
hombre había venido comportándose cual niño mimado
que pisotea y destroza el jardín de sus padres. Bruscamente,
¡terror!, ¡sudor de angustia! Se da cuenta die que van a faltar­
le el aire, la tierra, el agua.. Ha ensuciado, estropeado, podri­
do todo.>
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También en la tercera página de ABC se asomó otta vez el mismo
PauJ. Guth el 31 de agosto con el artículo "DE LOS APÉNDICES DE BRUJO A
LOS ÓRGANOS DE REFLEXIÓN"' que comenta:
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«El hombre acumula, al azar, los descubrimientos, Su ape­
tito de invención es un prurito, cual el producido pOr la sarna,
más que un acto de razón. El hombre siente la comezón de in­
ventar. Inventa, inventa sin preocuparse de lms consecuencias
de sus invenciones. Como el sarnoso, experimenta deseos de ras­
carse vertiginosamente, sin pensar que así se arrancará la piel.
»Desde el siglo XVI el hombre se ha entregado en brazos
del error, del progreso indefinido. La ciencia ha devorado la
religión, las artes, la literatura, la moral, las costumbres. Sus
invenciones se han ido multiplicando a tal velocidad que nues­
tra máquina ha adquirido un ritmo desenfrenado. Cada inven­
ción crepita coino las halas de una ametralladora y, a imagen
y semejanza de éstas, atraviesa el aire en trayectoria fulgurante.
Ni siquiera le da tiempo a alcanzar su objetivo. Se la reem­
plaza por la invención siguiente, y así sucesivamente, a una
velocidad delirante. Semejante aceleración demente nos ha con­
ducido a· una situación extrema.»
«... Hemos transformado nuestro planeta en una cloaca. En­
caramados sobre nuestras basuras, que la tierra y el mar se
muestran ya incapace.s dte digerir, nos parecemos a Job subido
encima de su estiércol.
»En nuestras locuras _ Je aprendices de brujo agregamos las
poluciones mentales a las poluciones físicas y químicas. Roemos
estúpidamente los dogmas de la moral y de la religión, y hasta
las categorías del entendimiento: cuadros y colwnnas del pen•
samiento. Al igual que nuestros insecticidas eliminan toda ve­
getación y producen el cáncer, y que nosotros suprimimos cual­
quier clase de contacto con la Naturaleza, el arte abstracto su­
prime este contacto en la pintura y en la escultura. Lo reem­
plaza por una creación puramente mental que nada exterior
puede renovar ni refrescar y que no tarda en fenecer por con­
sunción.
»Incapaz de reemplazar el misticismo de la religión y la
gracia de una poesía en contacto con lo real, el hombre mo•
derno procura paliar su impotencia entregándose a los male­
ficios de la droga.»
«So pretexto de liberación, el hombre moderno 1'demítifica"
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también el amor. Lo· reduce al funcionamiento de una máquina,
cuyas piezas desmonta en una pizarra. La educación sexual
ocupa el sitio de la mitología amoro~ que transfiguraba al
ser amado, iluminaba la vida, abría a las artes y a las letras
un manantial inagotable de creaciones. En tanto qne la educación
sexual, con su pedantismo, provoca tales bostezos de aburri­
miento, que no tarda en caer en el erotismo y la pornografía.»
Y en "YA", del 6 de octubre, Manuel Calvo Hernando, bajo el título
"¿Es EL TERROR POLÍTICO Y MILITAR UNA CONSECUENCIA DEL PROORESO CIEN.,
TÍFico?", comenta el libro del gran físico Max Born y su esposa; Helwih
"CIENCIA y CONCIENCIA DE LA ERA ATÓMICA", y de su comentario estrac.,
tamos:
« ... A juicio de Born, la enfermedad real de nuestro tiempo
radica en algo mucho más profundo, en el derrumbamiento
de todos los principios éticos que se han ido desarrollando a lo
largo de la historia y que han asegurado una vida digna de se·r
vivida, incluso en épocas de luchas salvajes y enormes destruc­
ciones. Las máquinas han depreciado el trabajo del hombre y
han aniquilado su dignidad. Las armas modernas degradan al
soldado hasta convertirle en un «asesino técnico». Esta deva­
luación de la ética es consecuencia de la longitud y compleji­
dad del camino entre una actividad humana y su efecto último.
-Mi tesis --afirma el. propio Born,-es que la ciencia nai­
tural, y la técnica han destruido, posiblemente para siempre, la
base
moral, de la ci"vilización.»
«Y .más adelante:
-El terror político y militar, así como 'el total, derrumb~
miento de la ética. de los que he sido t,estigo en mi vida, no
son síntomas de una debilidml. social. ~ajera, sino una conse,,
cuencia necesaria del progreso cíentifiro natural,,
que es en sí
uno de los mayores logros intelectuales de la humanidad. Si
verdaderamente ·esto es así., entonces, el hombre, como ser libre
y responsable, está acabado.
He aquí el sombrío futuro que ve Max Boro, aunque él mis­
mo reconocía que esto no ea ninguna profecía, sino una pesa­
dilla, ya que, aunque rio hubiera participado en la aplicación de
conocimientos científicos con fines diestructivos, se sentía res­
ponsable:
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--Si la raza humana no desaparece-a causa de una guerra
con armas nucleares, degenerará hasta ser una manada de criatu­
ras obtusas y tontas ba.jo la tiranía de dictadores, que la do­
minarán
ron ayuda de máquinm y computad.oras electrónicas.»
II. EL BIENESTAR NO LIBERA AL HOMBRE NI LE PRODUCE LA. FELICIDAD.
Leí= en HOJA DEL LUNES de Barcelona, del 3 de agosto, la ga·
cetilla siguiente firmada con las siglas F. B. S.:
«Ludwig Erhard, e-1 padre del «milagro» alemán, ha decla­
rado es.tos días que su mayor decepción ha sido comprobar que
el bienestar que consiguió con su política de libre comercio
y de mercado competitivo no ha hecho a los hombres ni más
libres ni más felices.
«Yo creí que el mayor bienestar y la máxima seguridad so­
cial serían los iDJStrumentos d-e esa libertad y felicidad, así como
que abrirían el camino a las cosas del espíritu y la cultura.
Pero cuando observo hoy el mundo, no puedo menos que pre•
guntarme: ¿Han sido efectivamente más felices los hombres
con el bienestar material? ¿ Se han aminórado los contrastes
y las contradicciones?»
Ilf. LA HUIDA DEL "PARAÍSO SOCIALISTA" CUBANO.
La suspensión ordenada por Fidel Castro, a primeros de septiembre,
de "el puente aéreo" entre Cuba. y U. S. A., que en, vuelos sufragados
por los Estados
Unidos había trasladado desde 1965, en aparatos y con
pilotos norteamericanos, hasta 246 refugiados, ha sido comentada por toda
la
prensa.. De ABC del 2 de septiembre recortamos este pftrrafo de la cró­
nica de su correS1pOnsal ·en Washington, José Maria Massip,:
970
«En ed transeurro de estos años, varioa millares de abogados,
médicos, ingenieros,
arquitectos, técnicos, han salido de Cuba,
pero la situación empieza a morder en la artesanía y los oficios.
Por hostiilidad al régimen o por razones económicas, ese arteea­
no prefiere, si se le deja, venir a Miami y ganar mejores sa­
larios que los que obtiene en una economía .socializada y difícil
como la que el régimen ha impuesto sobre la sociedad cubana.
La erosión .de mano de obra cualificada, según informes, ha sido
consid-erahle en los últimos tiempos y del!enerla ahora parece ser
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uno de loa objetivos dte:I reg1m.en. El Departamento de Estado
dispone todavía de una lista conteniendo 33.000 nombres, y ya
apmbada por Washington y La Habana, para suoosivos emhar·
ques aéreos, y de otra de 94.000, asimi.flmo aprobadle., y cuyos
nombres han sido inscritos por parientes establecidos en este
país.»
En estas ilustraciones, en el anterior número de VERBO, recogimos
unos
recortes de un artículo de J ean Cau acerca de los campos de castigo
cubanos;
en ITINERAIRES, núm. 155, de julio-agosto, se ha. publicado
un artículo
de Jean Marc Doufou:r, titulado "L'HAVANE DES ESCLA.VES .. , en
el que muestra cómo Fidel Castro ha venido a restablecer la esclavitud
mediante su ley contra-ociosidud. Tema expuesto en el PENSAMIENTO
NAV AR.RO en varios articules del mismo autor. Ahora acabamos de
releer el transcrito recorte acerca del éxodo cubano.
¿Es fruto todo esto de un anterior atraso político, social y económico
de Cuba?
Quien fue director. del DIARIO DE LA MARINA de la Habana, José Jg ...
nado Rivero, replicó en el extraordinario dominical de ABC del Jó de
octubce, en un artículo titulado "LA TAREA FUE INMENSA", en el que ex..,
plicó cuánta prosperidad y alto nivel de vida había. alcanzad() Cuba. En
ese texto nos mostró esta contraposición:
«Este giganteie.co ca.mino de superac1on que recorrió el cu­
bano en cincuenta años, que: hizo de La Habana ·el París de
América, que llevó el nivel de vida del cubano a ser superior
a:l de los países hispanoamericanos y muchísimos europeos, se
debió a la libre empreaa, a la propiedad privada, al lucro e,¡ui­
tativo ; se debió a que, a pesar de sus trastornos, políticos,
nunca se agredió a la propiedad, ni se lesionó la economía
nacional, que se mantuvo siempre por encima de la baja poli•
ti.quería.»
«¿Qué ha ocurrido en Cuba desde que la revolución comu·
nista tomó el Poder?
»En Cuba no se puede hablar ya de derechos ni de seguri­
dádiee, ni de garantías, ni de libertades. Ahora, en esta era de
dictadura totalitaria comunista, todo ha desaparecido. El pue­
blo de Cuba, que tenía de todo y que estaba acoljillrnhrado a
un alto nivel de vida, hoy no tiene nada material y, en cambio,
ha perdido la libertad.
»En cuanto al respeto a t'pobres y -ri_cos' tan cacareado
-por ejemplo-por Castro cuando bajó de ]as montañas cu•
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bier,to de rosarios para que lo tomasen por santo y bueno, sólo
hay que decir que loa ricos cuhanos ,se han convertido en po·
bres y los pobres en misenbles.
»Todas las páginas de una edición de ABC no bastarían para
señalar cada una de las desgracias . que hoy sufre el infortunado
pueblo cubano. Esto, que lo comprende bien aquel que ha su­
frido en su propia carne el azote dal comunismo, no lo puede
o no lo quiere entender nna gran parte de los ciudadanos del
mundo libre que cándidam.ente se cree inmune a esa epidemia
roja que diabólicamente va invadiendo los "cuatro costados"
Jel orbe.
»En torno a Cuba se produjo en el mundo un estadio de
hi!steria colectiva que le permitió a Castro montar su espectacu·
lar y criminal tablado. La misión del castro-comuni,smo ha ,sido
siempre mentir fuerte y seguido, ¿ Qué puede importarle a un
seguidor de Marx y Lenin que lo sorprendan ·en contradicción?
»Eso forma parte de su juego, y mientras haya en el mundo
quienes crean en· las falsas promesas de las revoluciones violen­
~s, quienes se dejen seducir por sus engaños, el comunismo
seguirá riéndose homéricamente de los ingenuos, de los crédulos,
de los idiotas útiles y de toda la Humanidad. .. »
IV. LAS EMPRESAS PÚBLICAS.
La mayoría de los fracasos económicOS del-socialismo clásico han
radicado en fracasos. de las ·.empresas que habían sulo nacionalizadas
conforme
su doctrina de estatificllr los bienes de producción. Como una
confirmación de ello, en INFORMACIONES del 29 de octubre, puede
leerse un artículo de Javier M. de Bedoya, titulado "Los FALLOS DE LA
EMPRESA
PÚBLICA", al que COl't:esponden, los recorl:es siguientes:
972
«La empresa. pública es un mal meno.r, pero es un mal.
Quienes no quieren aceptar una afirmación tan tajante usan de
argumentos condicionados. Y los argumentos de verdad no son
nunca _aquellos que para poder convencer requieren que haya
que aceptar, previamente, que la empl'eSa pública no pueda ser
juzgada como las demás (8in el adjetivo de pública o estatal),
y que las excepcfones que dieen justificarla no sean todas tem·
-pora1es, perfectamente agotables en un período de tiempo muy
limitado o tratables. esas situaciones excepcionales, por otros
procedimientos.
-»En . cuanto se quiere valorar cualquier empresa pública por
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sus resultados, por su eficacia económica, suelen aducir sus
partidarios que -e8ta forma de enjuiciar no es correcta, porque
una empresa púh1ica no es una empresa que nazca para ganar
dinero ni para luchar con eficacia en el mercado, sino para
llenar huecos que haya dejado al descuhierto la iniciativa pri­
vada. Ya comprenderá el ;lector que este argumento es de mucha
clase,. puesto . que si se aplicase como criterio no existirían la
mayor parte de las empresas públicas o nacionalizadas que ac,,
túan en sectores no desdeñados por la iniciativa privada.»
· «... Admitiendo que el Estado cree una ,empresa normal, en
un sector apetecible para una iniciativa p.rivad-a presente y plu­
ral, empresa deseosa de ser rentable y competitiva, luchando sin
privilegias y 00 buena fe en el mercado, ¿ cómo estimar que
todos estos supuestos puedan ser reales? En realidad no se
puede hab1'a.r de que una empresa es,tatal o paraes-tatal sea nor­
m.ai ya que, aun pareciendo, no fo es desde el punto y hora en
que mientras el Estado quiera esa empresa no irá nunca a la
quiehra ni a la suspensión de pago&, porque los déficit -serán
cubiert~ por el Erario público, de manera que ni los precios ni
los resultados del mercado tendrán para ella los efectos del ries­
go y su capital se rehará cuantas veces ·sea necesario para que
la competencia carezca -de significado en 'SiUS apremiantes exigen­
cias de perfección y de esfuerzo.
»Tal vez el lector note que por esta vía nos acercamos al
nervio del tema: wta empresa respaldada, (re una forma o de
otra, por los caudafos. públicos, negadora en su praxis de las di­
ferencias entre mentalidades empresariales y mentalidades gei­
renciales y que implica en su hacer la soberanía del -Estado, el
prestigio de determinados grupos políticos y la seguridad de, no
pocos funcionarios eetatale.s, esa empresa no sólo no es Wl&
empresa normal, sino que es, en términos generales, elemento de
perturbación nacional -e internacional.
»Nacionalmente es perturbadora la empresa. púhliea porque
acaba con 1ltllSI puniciones y estímulos de una economía de mer­
cado, porque no es ejemplar en cueationes laborales, fi.scff'le& y
de información, y porque corroe el concepto de autonomía de
la empresa respecto al Estadio, tan esencial que inc.Juso es vital
para poder hacer posibles los regímenes de autogestión.
»Internacionalmente es pertnrJ>adora la empresa pública por­
que complica las n-egociaciones comerciales y los posibles cua­
dros de integración d-e las industrias de varios paÍsea con cues­
tiones de pura política y soberanía.»
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V. "DEMOCRATIZAR LA llNIVERS.IDAD" Y "HACER UN PAÍS DE BACHILLERES".
El primer slogan es el título que, en ABC, del 3 de noviembre, encabeza
su sección ÜPINIONES AJENAS, CARTAS., PUNTUALIZACIONES, COMENTARIOS, don,.
de recoge una carta del Catedrático de la Universidad de Zaragoza, José
María Laicarra, de la que recortamos sus dos principal.es párrafos:
974
«Con frecuencia se oye decir, en declaraciones oficiales y en
comentario'S de Prensa, que hay que democratizar la Universidad.
En ocasiones se aducen datos eat.adísticoa para ju1,tificar este
aserto. Cada vez que veo -estas estadí-sticais me sonrío en mi in­
terior como quien está en el ~to, pues no pasan de ,ser «cal­
do de cabeza», fraguadas en la imaginación de los que las
exhiben para probar lo que quieren.
»La realidad es que no hay tales estadísticas ni es fácil lle­
varlas a cabo. A loa alumnos, hasta hace muy poco tiempo -he
sido decano_ de Facultad durante muchos año-s-----, no se les pedía
al inscribirse que indicaran la profesión del padre. Pero la pro­
fesión del padre tampoco indica mucho. Conozco aristócrata y
rico
propietario que tiene a gal'a titularse -y así lo hace en sus
tarjetas-«agricultor»; «empleado» es el portero de un Banco
y
el director del mismo; tan «funcionarios del Estado» son el
rector como los bedeles de la Universidad. La profesión decla­
rada aclara, pu,ea, muy poco 1:JOhre la «clase social» a que per­
tenece el alumno. Habría que llegar a exigir ·una declaración
de la renta paca poder contar con datos estadísticos seguros, y
eso
en el caso de que tal declaración fuese "aproximadamente"
exacta.»
«No cabe duda que esta condición varía mucho de unas
Facultad-es a otras y también de unas Universidades a otras. En
Madrid serán muy pocos los estudiantes hijos de labradores,
dado el peso y voulmen die la población urbana en relación
con la rural del distrito. En todo caso, pienso -frente al rector
de la UniV-ersidad Complutense--que hastantes más del 60
por 100 serán hijos de «trabajador-es»; dudo que el 40 por 100
de
los -e5to.diantes sean hijos de «rentista:B». En lo que sí estoy
de ·acuerdo, y creo que lo estaremos la mayo,r ·parte de profe­
sores y alumnos, es -eQ. que las puertas de la Universidad no
d'ehen cerrarse con un criterio de clase social, ron una per.spec-
-ti.va de estamento, sino, simI)'lemente, en razón a la preparación
y a los merecimiento&..»
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Estamos invadidos por datos estadístico_{. "::'!JO .1S-O_lq; en esta. cuestión-­
que se ignara si están rigurosamente contados y comprobados. Pero .qué
·se ·repiten comO si fueran evidencias indiscutible'S, · ' ·'
Además, existe otra· democratización intel~ctuat; . y tal vez pseudo­
'cultural,
proclafnada por la segunda coTlSignt:i r.-eco¡ji<Í.a en el títúlo de este
epígrafe y a la que se refiere Augusto- Assía, en la cart8.· al Director, que
LA V ANGUAR.DIA BSPA&OLA, del 3 de .noviembre, ha publicado con
el título "BAciIILLERATO Y FORMACIÓN AGRÁRIA", ·cJe[ _qué ·recortamos sus
primeros párrafo~:
«¿Después Que tantos afio.a hémos · sid.o un «país 'de aboga­
dos», vamos a ser ahora mi '1pai,s d.e' ha·chilleres"?
»La aspiración dE hacer de cada joven e8pañol, o española, un
bachiller, o bachiller~ es una de las pocas C088.S q'ue un obser­
vadór .superficial puede .sacar en limpio de la actual reforma de
la enseñanza y de la confusión e~ q·ue ha sumido no sólo a los
estudiantes y a sU.s padres, sino, por lo que se, ve, á ]'os propios
colegios, institutos y demás centros ,educativos, Un" «país de
bachilleres», si logramos hacerlo, será desde luego u.n. adelanto
sobre el «país de analfabeto~ que éramos todaVfai. hacé .sólo
setenta u ochenta años. ¿ Será el país c-ficien,te. práctico, elástico
y modierno que España nec~ita ,ser para realizar_ su noble am­
bición de sincronizarse con Europa?
EL FIN Y EL MEDIO,
»Si hay una cosa que mi reciente viaje por sei:s países
sudamericanos -me haya · eri·señado, t que · ·we haya· impresio­
nado, es el culatazo que encierra ·en'. ·sí mismo el desarrollo
de la enseñanza ahStract~ .teórica y libresca de· la que, en ge­
neral y cuando se la usa como un -fin, en vez de un medio,
es epítome el bachillerato al estifo llamado latino.
»En el fondo de la conmoción mental. y moral que agita
hoy a todos aquellos hermosos paí.sés hay indudabJ,emente mu­
chos factores;
»Las pereonas conscientes
con quien usted puede hablar coin­
ci desarrollo de una educación &in raíces de ninguna clase y con
propósitos que tienen poco que ver con las circunstancias o
con
las necesidades: una «educación por la educación», según la
fórmula del rector de la Universidad Católica de Santiago de
Chile.»
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REACCIONES EN CADENA.
»TOme usted el c·~so del. Uruguay, por ejemplo, donde la
manía ~1bachiU:~iJ", según· 'ia ~~Í~ición de 1lll industrial de
origen gallego, y los bien intenci.onados desvelos de sucesivos
Gobiernos por. darle satisfacción~ ()rodujo la siguiente reacción
é~ cadena: despobÍ'ación 'del Cam~, las fincas y la ganadería,
·que era la gran-riqueza del Uruguay, y hacinamiento de 18.'!
ciudades, los liceos· Y los · institutos -pr:hnero y, después lllla
embolia en las oficinas de la Administración Pública. «Una vez
que les había dado las facilidades para hace rae bachilleres, ¿ cómo
el Cohierno. iba a forzar a los jóvenes a que volviC-ran al campo
o fuera¡,_"~ tr~bajar en una -fábrica?», nos dijo un contratista de
'obras, y ágl'egó.: «Lo-ún-ico que el Gobierno podía hacer decen­
temente, con_. ~os que había hecho bachilleres, fue darles un
e·mP,J~, y coltlo no había más empleos que los del Estado, el
número de uruguay:os pronto fue mayor en las oficinas públicas
que· eil de sillas».
CÍRCULO VICIOSO.
»Para dar cáhida a cada nueva hornada ·salida de los liceos Y
los institutos, los Gobiernos urug'uayos no veían otra alterna­
tiva que la de jubilar hornadas de empleados, desencadenando
el círculo vicioso por -el que rueda el peso, donde se ve estran­
gulada la economía de uno de los países otrora más ricos del
mun~, en_ el que gira 1~ dos-terceras partes de la población,
que en activo o jubiladas v~ven del Estado, y del que la última
encarnación eon los jóvenes tupamaros.
»Yo no conozco muy bien, señor director, la situación en
otras regiones es-pañolas.
»En Ga1icia sobran plazas y plazas en las escuelas de capa­
taces
agrícolas; no se llenan nunca las escuelS.'! de fonnación
profesional; han desaparecido, por extinción:, las· viejas escuelas
de arte y oficios, se te.me ya que tengan que ser cerradas, por
falta de alumnos, algunas de las nuevas escuelas técnicas.»
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