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Número 101-102
Serie XI
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Autores
1972
Capitalismo - Socialismo - Tecnocracia
CAPITALISMO. SOCIALISMO. TECNOCRACIA
POR
JUAN V ALLET DE GoYTISOLO.
La primera dificultad que presenta este tema es semántica. Se
trata de precisar el sentido de las palabras que forman su enunciado.
Hoy nuestra confusión no es producida, como en Babel, por el uso de palabras· distintas para expresar
la misma cosa, sino, al contrario,
dimana del empleo de las mismas palabras para significar cosas dis
tintas. Capitalismo
y socialismo, han venido a ser, así, palabras pro
teicas.
I. CAPITALISMO
Pata unos, es simplemente el reg1men de propiedad privada de
los medios de producción, que sus titulares ponen en acción, em
pleando trabajadores asalariados mediante el contrato de arrenda
miento de servicios.
Menos latamente se emplea el concepto al aplicarlo restrictiva
mente dentro de
la sociedad industrial, que los
m~xistas distinguen
de
la precapitalista a la cual, dando un sentido despectivo a la pala
bra,
denominan feudal.
Entre
loo seguidores
de la llamada doctrina social de la Iglesia
predominan quienes, partiendo del primer concepto, cen_trado en
la distinción entre detentadores del capital y prestadores del trabajo
unidos por una relación laboral
asalariada, han
señalado que el único
aspecto malo del capitalismo es extrínseco al mismo, pues deriva_ del
liberalismo económico, que considera
-el
provecho_, como fin supremo,
-el trabajo, como mercancía,
-la ley
de la oferta y la demanda,
como norma
exclusiva.
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JUAN V AUET DE GOYTISOW
Sin embargo, creemos que cabe profundizar, más allá de ios ca
racterísticas del liberalismo económico, algunas particularidades del
capitalismo propiamente hablado, intrínsecamente analizado.
Consisten en ciertas creaciones humanas que, en sí mismas, son
puramente técnicas, meramente instrumentales
y, como tales, moral
mente neutras :
-el papel moneda, y su circulación fiduciaria, aceptado como
un valor en sí y como medida del valor de todas las cosas,
- la sociedad anónima, como forma que se interpone entre
las
personas nahlrales y las cosas, convirtiendo aquéllas de propietarios
en accionistas.
Pero, estos dns instrumentos superdesarrollados, han invadido toda
la vida económica y su hipertrofia ha dado lugar a los efectos si
guientes:
- el pensar en dinero, que presupone la cualificación cuantitativa
de todo; todo se compra y se vende, todo tiene un precio ; el beneficio
pecuniario es apreciado por encima de las demás cualidades de las
cosas,
y así lleva a tomar el provecho como objetivo, norma y me
dida
de todo,
-la pérdida de inmediatividad de la relación hombre-cosa, que da
lugar a que
el copropietario, que pasa a ser accionista, pueda aban
donar
la cosa salvando el capital ; de modo tal que la empresa es
abandonada, en seguida de realizado el negocio, antes de dejar que
caiga en bancarrota, pues
la propiedad es sustituida por el capital
fácilmente movilizable,
-tiende a disociar capital y gestión! que se encarga, muy a me
nudo, a mandatarios ajenos a aquél,
-contribuye
a separar
pro piedad y responsabilidad, o por lo
menos a limitar ésta y, con ello, a desolidarizar persona y cosa; a
liberar de lo que, con palabras de Saint Exupéry, podemos llamar
el. engagement .
. -hace, fácilmente, al capital invasor, imperialista, pues, como
nada meramente cuantitativo tiene límites definidos, esa indetermi
nación se conjuga fácilmente con
el afán de provecho que el hombre
siente, que así tampoco siente límite: como ha dicho Chesterton, el
propietario puede amar su fuodo con lindes que forman su perfil,
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CAPIT AUSMO-SOCIAUSMO-TECNOCRACIA
mientras que el capital, por ser informe, no tiene límites &finidos
que le contengan. Por ello, llegó a escribir Edouard Drumont, eu
La France fuive,
que «El capitalismo se parece a la propiedad como la obra de un fal
sario hábil se parece a una pieza auténtica. Uno de los pergaminos
es la verdad, el otro la mentira: ambos son, no solamente diferentes,
sino fundamentalmente opuestos : son lo contrario y la negación el
uno del otro ... El capitalismo se parece a la propiedad como el so
fisma se parece al razonamiento, como Caín tal vez se parecía a
Abe!».
El capitalismo, estructurado en torno a la figura jurídica de la
sociedad anónima, como instrumento de su desarrollo, producido
fundamentalmente en regímenes de democracia política, estructura
da en sistema de partidos y bajo el principio atomizador de «un hom
bre, un voto», ha dado lugar al fenómeno de la economía
al revés,
recientemente estudiado por Marce! de Corte. Es decir, a una eco
nomía orientada primariamente, más que a la mejor satisfacción
de
las necesidades humanas, a la mayor producción. A su incremento
indefinido, que ha dado lugar a la llamada sociedad de consumo que,
debidamente trabajada por la
,nanipulaci6n propagandista, tiene como
función propia la de consumir todos los excedentes de la producción
en serie-, como si fuese un inmenso saco elástico. En ella innumerables
individuos forman «el tipo de ser humano exigido por los objetivos
del sistema industrial>>, es decir, con palabras de Galbraith: «un
hombre que gasta regularmente su renta y trabaja regularmente por
que siempre necesita más>>, que «sirve al sistema industrial no porque
le suministre su ahorro y el capital resultante: le sirve, consumiendo
sus productos».
Tanto Friedrich Engels, en Antidüring, en la parte publicada
también como separata con el título de «Socialismo utópico y socia
lismo científico», como
Karl Marx, en El capita/1 trataron de expo
ner las que denominaron las
contradicciones del capitalismo de su
tiempo, que puede convenirse
en llamar paleotécnico.
Engels partió como teorema inicial
de que «las fuerzas de pro
ducción nuevas (la gran industria) habían desbordado la forma bur
guesa de su empleo», produciendo un conflicto, de una parte, entre
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«las fuerzas productivas convertidas en sociales» -por lo que la
producción social eliminaba la producción individual, es decir, la
gran industria
al pequeño productor-, y de otra «las formas de
apropiación
que permanecían individuales». Esta contradicción había
producido:
l.Q el antagonismo del proletariado y la burguesía; 2.Q
la
anarquía de la producción social, y
3.º el
antagonismo entre la
organización de la producción en
la fábrica y la anarquía de la
producción en el conjunto de la sociedad.
Marc Paillet, en su teciente libro Marx contre Marx, del que
luego hablaremos, explica y comenta
el segundo fenómeno con la
indicación de que
la producción capitalista, «exterminando la eco
nomía de subsistencia,
ha extendido
de forma revolucionaria
la
producción mercancía, ha colocado bajo su dependencia todas las
capas sociales y, con ello, ha originado la anarquía ... [ de ese tipo de
producción] a un raro grado de fuerza explosiva». Y, acerca del ter
cero, en la parte más vigente, indica que la expansión de los mer
cados no puede ir a la par con la expansión de la producción a
la
que cada empresa es impulsada, por lo cual se han producido las
crisis de superproducción, con las dilapidaciones a que da lugar,
y la concentración de capital para servir al perfeccionamiento inde
finido del maquinismo y a la creación de una organización industrial
de reserva.
Marx profundizó
más este punto y· enunció que la contradicción
del capitalismo, desde un punto
de vista muy general, resulta de que
el modo de producción capitalista tiende al desarrollo absoluto de
las fuerzas
procl.U.Ctivas, ffiientras que,
por otra parte, persigue la
conservación del valor capital existente y su mayor puesta en valor,
es decir, su acrecentamiento acelerado. Siendo así que, el modo de
conseguirlo, implica:
la baja
de la tasa del provecho, la depreciación
del capital existente
y el desarrollo de las fuerzas productivas del
trabajo a expensas de las fuerzas productivas ya producidas.
Editions sociales, de Pal'ís, acaba de publicar con el antetítulo de
Traité marxiste d'économie politique, dos volúmenes titulados Le
capitalisme monopoliste d'Etat, Cn el cual --con la parcialidad que
sigllifica el preju.Ício ·de creer ·é¡ue '1a organización socialista de la
economía, realizada por burocracia esta.taÍ, equivale
a··su aprovecha-
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CAPITALISMO-SOCIALISMO-TECNOCRACIA
miento por el pueblo- analiza la evolución del capitalismo en sus tres estadios :
a)
Primitivo o manufacturero, también llamado paleoindustrial.
b) Clásico o de libre concurrencia.
e) Monopolístico o «imperialista>>, caracterizado por: el des
arrollo de empresas con tendencias monopolísticas ; el desarrollo del
capital financiero, en
el que se interpenetran el capital industrial
y el capital bancario1 con prolíferación de los grupos financieros, y
la exportación sistemática de capital para empresas coloniales e «im
perialistas», que lleva consigo
la reducción del número y el aumento
de volumen
·de los
monopolios, que incrementa
la socialización de las
fuerzas productivas, con lo cual conduce, según Lenin, a
«la ante
cámara del socialismo».
d) Monopolista de Estado, que pone a éste al servicio de los
grandes monopolios u oligopolios capitalistas
~según dice
la obra de
referencia, y del cual
t~emos una
más profunda descripción en los
trabajos del Profesor De Corte, el aludido
«La economía
al revés>>
(cfr. en VERBO 91-92)
y «El Estado y la dinámica de la Econo
mía» (cfr. en VERBO
87-88)-y que se caracteriza por:
-las
crecientes intervenciones del Estado en todos los órdenes
de la Economía,
-la
asunción por el Estado de ciertas empresas de servicios con
precios políticos que se financian en parte por
los impuestos,
-
el desarrollo del crédito estatal, hasta
la dominación de aquél
por el Estado,
-la creación
-u.na
política
fiscal, de
una parte,
y de estímulos, de otra,
con
finalidad de influir en
la Economía,
-el
absoluto control de importaciones
y exportaciones,
-una
inflación de la
cÚa( a la vez, se trata de contrarrestar
sus efectos con muy diversas
medidas econóillicas y fiscales que ·a.ere~
dentan
más
el intervencionismo estatal, -- ·
-la planificación centralizada. y tecnocrática.
Las dos últimas fases referidas han llevado: ·
-la primera a la revolución de los directores, que describió
James
Bufnham, én su Íibro The menegerial fevolution1 traducido
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JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
al castellano con aquel título, y, en su enlace con la segunda, al
predominio de
la tecnoestructura, descrita por John Kenneth Galbraith
en El nuevo Estado industria/,/
-la última, a su vez, engendra la tecnocracia estatal, única capaz
de hacer girar la economía al revés, clase que puede llegar a ser
intercambiable con
la de los directores detentadores de la tecno
estructura.
Lo cierto es que, como ha notado Marcel de Corte, el Estado
«se convierte únicamente en el órgano de redistribución de los pro
ductores, de la riqueza producida, y del acrecentamiento de la pro ducción», y se llega
«a erigir
la producción en criterio
«único» de
la
salud de una sociedad moderna y de la solidez de su economía>>.
El Estado ha dejado de ser lo que siempre había sido considerado,
es decir, defensor del bien común consistente en
la armonía de todos
los bienes particulares, para convertirse en dueño de un inmenso
interés colectivo parasitario, con lo que tiende a dejar de ser
Es
tado, en el pleno sentido jurídico de la palabra, para convertirse en
«un enorme
poder despótico, ejercitado sobre una inmensa máquina
industrial
y únicamente destinado a perpetrar el monopolio de quie
nes de una forma cualquiera o bajo la máscara de cualquier ideolo
gía, se hayan
apoderado de
ella».
Conviene, a veces, escuchar lo que dice el enemigo para saber
mejor a qué atenerse. Para eso, el citado libro
El capitalismo mono
polista
de
Estado, en su último epígrafe, puede servimos. Leamos:
«El capitalismo monopolista de Estado desarrolla, por su propio
movimiento, las bases materiales para
dar paso
a
la democracia eco
nómica
y política y al socialismo. Simultáneamente, frena el paso al
socialismo reforzando el papel central del Estado bajo el control de
la alta burguesía que restringe la democracia
y extiende la hegemo
nía de los monopolios sobre la sociedad.»
Pero esta contradicción del capitalismo, se autosubsume y con
vierte en interacción, pues :
En lo econ6mico, modifica profundamente su estructura: «inten
sificando la monopolización, socializa cada vez más el capital y la
produrción de
la empresa hasta la sociedad entera, más allá del
ám
bito nacional» ... así, «cuanto más se acreciente el peso de los gru-
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CAPITAUSMO-SOCIAUSMO-TECNOCRACIA
pos monopolistas en la sociedad, más el desarrollo de su producción
necesita la intervención creci~te del Estado», que, a su vez, «contri
buye a desarrollar la socialización objetiva de las fuerzas produc
tivas».
En lo político es evidente que su cuidado primordial «es y será
siempre, cada vez más» : «guardar a todo precio, incluso a cualquier
precio, el control de las palancas de mando del Estado. Pero hacién
dolo hace más hondos en última instancia los antagonismos del ca
pitalismo monopolista de Estado. Por ejemplo, acelerando los pro
cesos de centralización y concentración del capital monopolista, el
Estado contribuye a reducir
la concurrencia en el interior». Pero al
lograrlo
«la traslada
al nivel internacional en condiciones de agra
vación profunda cualitativamente nuevas» ...
«en el
seno de la cual,
acumulándose a los factores económicos, los factores políticos in
tervienen cada vez más activamente».
Por otra parte:
«Al intensificar la acumulación del capital, el capitalismo mo
nopolista de Estado extiende al mismo tiempo
y necesariamente el
asalariado» .. . «su tendencia es reducir relativamente las bases so
ciales de
la burguesía monopolista», pues como: <
reses inmediatos de
la oligarquía financiera a los de las otras capas
sociales de la burguesía, crea las condiciones objetivas que deben
conducir al aislamiento de la burguesía monopolista al mismo tiem
po que a la reagrupación alrededor de la clase obrera de las clases
y capas sociales distintas de la oligarquía».
II. SOClALlSMO
Si el empleo de la palabra capitalismo es ambiguo, lo es muchí
simo más el de la palabra socialismo.
Si qrieremos entendernos, y no pretendemos sembrar confusio~
nismos,
ni intentamos sacar provecho con fines políticos de ciertas
palabras que suscitan reflejos favorables de las masas, tendremos que
partir de un solo concepto, del primig~nio. El Diccionario de la
Real Academia española nos lo brinda:
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JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
«SOCIALISMO: Sistema de organizaczon social que supone de
rivados
de la
colectividad los
derechos individuales y atribuye al Es
tado absoluta potestad de ordenar taS rondiciones de la vida civil,
económica y política, extremando la preponderancia del interés co
lectivo sobre el
particular.»
Notemos
que este concepto lo define
como-un
sistema de orga
nización social del que indica tres característias :
-supone
derivados de la colectividad los derechos
individuales,
-atribuye al Estado absoluta potestad de ordenar las condicio-
nes de la vida civil, económica y política,
-extrema la preponderancia del interés colectivo sobre el: par
ticular.
La primera característica, ontológica, y la tercera, teleológica1 son
evidentemente coherentes entre sí, y reclaman, como consecuencia
lógica de la primera y como medio adecuado para la consecución de
la tercera, la aplicación de la segunda, es decir, la atribución al Es
tado de la enunciada absoluta potestad,
Esta concepción abarca, sin duda, no solo el socialismo marxista,
sino también los nacional-socialismos, e, incluso, los ahora pretendi
dos ·socialismos regionales. Variantes que sólo difieren· en cuanto al
plano en el cual ·sitúan al Estado propiamente dicho, es decir, sobe
rano, sea: en un ·supe-restado mundial; en la que hoy se llama na
ción, pero que en su superestructura no es sino el Estado propia
mente dicho en su versión ·contemporánea, o bien, en las
regiones
-más o menos nacionalistas-(!Ue por su falta de estructura na
tural, se entrelazarán en un federalismo de tipo revolucionario, que
pretende ser federalista frente a las entidades superiores (Europa,
superestado socialista, etc.) pero se niega a serlo con respecto a los
cuerpos sociales menores ( municipio, familia, colegios, cámaras,
gremios),
Es
la concepción opuesta a la que nosotros denominamos foral,
que el Obispo Torras y Bages llamó regionalista y el profesor Emil
Brunner
.ha calificado
de federalista,
que. sigue
el orden de
la Crea
ción, esto es, la organización por cuerpos intermedios! que se desarro
lla como los árboles, desde abajo hacia arriba, presidida por el prin
cipio de subsidiariedad.
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CAPIT ALISMO-SOC[ALISMO-TECNOCRACIA
Sin embargo, la palabra socialismo se extiende · por doquier . con
significados diversos. En un artículo titulado
SocitUisme au Quebec
( en L' homme nouveau, 1 agosto 1971), Pierre André Marcotte,
ha escrito que esta palabra equivale para muchos a
la reivindicación
de una sociedad más justa; pero que, al aludirse a una <
más justa», según quien emplea este adjetivo, se quiere signifi~ car actitudes y finalidades muy diversas, desde las más legítimas a
las más extremistas, sea :
-la
eliminación
de la pobreza,
- la reducción del paro,
- la humanización de las condiciones de trabajo para los menos
favorecidos,
-la posibilidad de producir las decisiones políticas y econó
micas al nivel de las necesidades reales del pueblo, la cogestión o
la autogestión,
- el estatismo o el colectivismo,
-la toma del poder por una clase que, eliminando a cualquier
otra concurrente, se identifica a sí misma con el pueblo. Pero, excepto la penúltima
actitud, de
las demás, ni siquiera de
la última, no puede decirse que sean monopolizadas por el socia
lismo.
En Quebec, dice Marcotte, ser socialista puede significar tanto:
-una
feroz oposición al americanismo (tanto o más puede de
cirse de todo Iberoamérica) que impulsa al deseo
de sustituir toda empresa
libre por una red de empresas del Estado,
- una secreta envidia de
la riqueza que se representa como el
símbolo, en especial si es anglosajona, de las medidas vejatorias que
han cortado
la expansión del Canadá francés (lo mismo que en los
países árabes, o en
todo. los que han·
sido víctimas de
cnalquiet co
lonialismo
económico).
-por
generosidad ; o bien, por sed de poder; o también por
odio: contra sí mismo; contra
1a sociedad, o contra todo lo que man
tiene las estructuras de
1a soci~dad: 1a autoridad - civil, la· religiosa,
el poder económico, la
autorida.d familiar y escolar: contra el «orden
establecido», contra
el «sistema>> ( aquí oímos decir, contra «las· es
tructuras»),
y, entone.es_, ser so_cialista es tratar de «abatir el ·sistema».
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JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
- «por moda intelectual, como quien atrapa un virus, porque
ser socialista es
W1 componente normal del espíritu de izquierda,
y no se puede serlo si se es intelectual de derecha ... » ( es decir, por
una alienación o condicionamiento, siguiendo la terminología mar
xista, que, en cuanto tal, no puede ser sino pseudo intelectual, signo
de ausencia de personalidad o de falta de valor para soportar los
calificativos en uso ... ) .
Se suele contraponer capitalismo y socialismo. Sin embargo, no
hay tal
antítesis, como resulta cada día más evidente. La antítesis
se plantea entre la propiedad privada
y el socialismo, pues aquélla
-que perfectamente puede coexistir
contemporáneamente con formas
comunales
y colectivas de propiedad- pierde sus esencias vivifican
tes en un régimen socialista estatificador. Como ha explicado De Corte, capitalismo
y socialismo son dos
formas de la
achlal economía de productores} aplicada a la suma de
individuos que forma
la disociedad actual manipulada tecnocrática
mente con fórmulas que suelen ser democráticas, en el primero,
y
son totalitarias, en el segundo. También, en esa misma perspectiva,
ha escrito Canetti que,
uno y otro, «no ven sino la producción».
«Capitalismo
y socialismo -habla escrito Spengler- brotan de
la misma raíz espiritual, del pensar en dinero, del comerciar con di
nero ...
»
El ansia monopolista del capitalismo llega a su paroxismo en el
socialismo. Este, como notó Chesterton, al ver que «la propiedad
ya está concentrada en
trustS>>i estima que «la única esperanza es
concentrarla más en el Estado». Y, sin embargo, como objetó este
ilustre escritor, la solución no está en ir adelante sino atrás, no en
concentrar más sino en desconcentrar.
La «fiebre
devoradora>> -de
la pequeña propiedad
y la pequeña
empresa, del campesinado
y de la artesanía, de la libertad de todos
convertidos en «productores»
y «consumidores» de reservas, de tiem
po
y de contemplación de tradiciones y costumbres- como ha notado
Gustave Thibon (cfr. VERBO, núm. 60), es característica de una
not•ble parte del gran capitalismo, pero mucho más del socialismo :
«Allá donde están los pozos de la tradición, de la autoridad, de la
experiencia, los pozos donde se reposta la caravana social, el socia-
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CAPITALISMO.SOCIALISMO-TECNOCRACIA
lismo no ve más que parásitos y obstáculos. Confunde las -reservas
con la inutilidad. Todo lo que conserva, tanto en el mundo de los
cuerpos como
eµ el de las almas, provoca su' aversión ... »
Para centrar el estudio que del;>emos efectuar, estimam9s que nada
nos será más
útil que el examen en sus grap.des líneas de los siste
mas socialistas
que la realidad nos ofrece, y que para simplificarlos
reduciremos, prescind'iendo del maoísmo y-del castrismo, · a los-_ cuatro
siguientes:
1.2 Socialismo
marxista-leninista,
caracterí~tico de la U.
R. S.· S.
y de la casi totalidad de los países
dd otro
lado
eje! telón de acero
y bastantes del tercer mundo.
2.º Socialismo de tipo yugoeslavo y, especialmente, del checo
eslovaco experimentado en la
llam,ada «primavera
de Praga».
3 .2 Social_ismo de )os partidos sbcialistas clásicos de fos países
occidentales.
4.Q Socialismo· ~meco.
Procuramos, del modo más esqu·emático que nos sea· posible, tra
zar las líneas principales de. cada sistema.
A) Socialismo marxista-leninista de U. R. S. S.
Es sabido:
- que fue
r~Iiza
talitarismo estatal, que
abarca no solam~nte ·1o político sino lo.-eco
nómico y lo cultural; y se efectua bajo la vigilancia ideológica del
partido, por
una inmensa y poderosa b11;roC~acia;
-
que
sólo
ha alcanzado -según se afirma- el · prim_er _ 1:).ivet
del socialismo «a_ cada un~ según sus méritos», ( fase s9~iáJ.is_ta )_ y· se
halla lejos del segundo nivel < (fase propiamente
comunista);
. .. . .
.
:._ que,
para todó ello, todos los bienes de pr_oducción,
excepto
algunás
granjas
familiares, son del Estado,
convertido de
hecho en
el único pairo~o, que· planifica Ímpe!'ativa~etite toda la economía,
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Fundaci\363n Speiro
JUAN V ALLET DE GOYTISOW
como si se tratara de una inmensa y u.ruca empresa dominada por
quienes, además, detentan el poder poHtico.
Según Marx, la abolición de la propiedad privada de los medios
de producción debía dar lugar a la desaparición de las clases, a la
abundancia, con lo cual
el Derecho y el Estado -que para él no
son sino instrumentos de la dominación de la clase dominante---al
no tener ya razón de ser desaparecerían.
Lo cierto es que hasta ahora no se ha · producido la abundancia
prometida, ni
han desaparecido las clases -aunque hayan cambiado-
ni
el Derecho ni el Estado.
El primer fracaso, es decir,· el económico --en un sistema que
basa precisamente en. lo económico sus esperanzas de redención del
hombre en este mundo- es patente. Nos remitimos fundamental
mente a los datos consignados por los tecnócratas neosocialistas del
Club «fean Mo111in», en Le socialisme et l'Europe, libro del cual
tenemos una referencia en
la carta de Yves le Penquer a Claude
Brouclain sobre
la «debacle» de la vieja doctrina socialista en VER
BO
47-48, ampliada en el trabajo de Michel de Penfentenyo «El
socialismo ruina o chafallo», en folleto o en VERBO 68-69, y asimis
mo --como luego veremos- en las experiencias narradas por Ota Sik,
cerebro rector en lo económico de la Primavera de Praga. También son
de fácil consulta para nosotros el trabajo de Francisco de Gomis «Agri
rulhlra, socialismo y socialización>>, o en VERBO 77, y más reciente
el Jean de Saint Chamas «El socialismo contra el progreso», en VER·
BO
94.
Ahora nos interesa aquí más el segundo fracaso, es decir, el re
lativo a
la profecí~ tle la sociedad sin Derecho, ni Estado, ni clases.
Notemos que por muy breve tiempo, entre 1917 y 1918. Rusia
fue verdaderamente una sociedad de obreros, cuando éstos a conti
nuación
de la Revolución de Och.Ibre empezaron a posesionarse de
las fábricas.
El VIII Congreso, en
marzo de
1919, del Partido comunista, pro
clamó que:
«El aparato organizativo de
la industria nacional debe
estar basado primordialmente en los sindicatos». Pero pronto con
cluyó el
papel independiente de éstos. Una lucha desgarradora entre
los sindicatos y el Partido, terminó con el triunfo de éste y final-
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CAPITALISMO-SOCIALISMO-TECNOCRACIA
mente con la pérdida de la independencia de la dirección sindical.
Stalin, en el II Congreso Panruso de los Mineros de diciembre de 1920, exclamó: «¿Es que todos los trabajadores saben cómo gobernar
el país? La gente práctica sabe que esto son cuentos de hadas». Lue
go se implantaron: la necesidad de obtener permiso del jefe de planta
para cambiar de empleo; los castigos por no alcanzarse los cupos
previstos, las fuertes multas
por llegar tarde aí trabajo ...
Leon Trotzky, ante
esta realidad,
trató de explicar el por qué
del incumplimiento de las previsiones de Marx, en lugar de las cua
les resultaba que
la burocracia se había erigido en la nueva clase
dominante. Para justificar el fallo buscó razones contingentes, even
tuales:
~ en el interior, Rusia era el eslabón más débil de la <
imperialista», por donde ésta se rompió: un país en el cual las con
diciones económicas y sociales eran particularmente difíciles, con
un proletariado numéricamente débil en relación a la inmensa masa
campesina, lo cual significaba que los datos objetivos precisos para
la desaparicióo de las clases
y, por ende, más lentamente del Estado,
no podían producitse sino en muy largo término ; además, la guerra
civil, los enfrentamientos de los grupos sociaíes, el atraso de la eco
nomía, la penuria de víVeres y mercancías, la anarquía de las mi
graciones interiores, habían favorecido el incremento de la fuerza de
la burocracia para arbitrar la siruadón, que habla aprovechado ésta
en su propio beneficio ;
-en las relaciones con el exterior, la presión ejercida sobre una
Rusia débil y aislada contribuía a reforzar el poder del Estado so
cialista
y, por lo tanto, de la casta burocrática que lo dominaba.
Pero, a medida que
el tiempo transcurr!a iba pareciendo más
evidente que la explicación del dominio burocrático como un fenó
meno contingente no resultaba sostenible. Había que buscar otra: ¿ Se
había producido una reacción termidoriana? Sin embargo, tal for
mulación
resultaba imprecisa,
pues en ella cabían tres distintas expli
caciones concretas, que el comunismo no ortodoxo discuti6 violen
tamente desde 1934-1936.
-la
U. R.
S. S. es un Estado proletario degenerado.
-1a U. R. S. S. es un neocapitalismo restaurado por Stalin.
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/UAN VALLET DE GOYTISOLO
~ la U. R. S. S. es una--sociedad de un género nuevo, Uflª so
ciedad· burocrática.
Trotzky continuó, hasta su muerte, defendiendo la primera tes~s.
Como consecuente marxista, se daba cuenta de fa enorme .imp<:>rtancia
de la respue5ta: «Reconocer a la burocracia el carácter de clase fll!l
damental y a la sociedad burocrática- un papel histórico, era ni más
ni menos que
arruinar las
esperanzas de toda su vida, lo que sin duda
hubiera admitido, pero, sobre todo, revisar-
el marxismo en una de
sus partes esenciales : todo el· análisis según el CU.al el soci.alismo de
riva científicamente de la crisis del capitalismo, e inviste al prole
tariado, transformado por la Revoluóón en clase dirigente, de la mi
sión de dar lugar al nacimiento de una sociedad que superara la
lucha de clases
y en la cual ef Estado iría desapareciendo» ... En caro
bio:
«Sería erigir
la sociedad burocrática- en
·soltición mundial alter
nativa o, mejor -dicho, en etapa histórica "necesaria"».
Transcribimos
este planteamiento de Marc PaiIIet, en su reciente
libro
Marx contre Marx. La société technobur-eaucratiq'ue. Se trat~
de
un trabajo
de ·análisis
serio pero marxista, que trata
dé manténet
los principios de Marx contra las previsiones del propio Márx que
han resultado equivocadas. Su critica sigue el método dialéctico del
materialisino histórico, totalmente determinista, pero liberado.de todo
optimisnio respecto al
futuro progreso.
Naturalmente,
nO podemos
compartir ni
Sti determinismo
ni su
materialismo, ni su visión dialéctica total, ni su concépto de
la plusvalía,
plenamente marxistas;
y menos aún su irreligiosidad manifiesta. Tam
poco su noción
dé clase
que el marxismo -como ha dicho De Corte,
en «intrínsecamente perverso» (VERBO 55, págs. 355 y sigs.)-,
«ha foi-jado en· todas ,slls piezas» y «fa ha introducido en el vocabu
lariO político y soCfal»; aunque no s·ea silla uri , espejismo, real ·en
tanto
que espejismo, que
preciS:lmente _
como tal actúa ...
» como- «un
mecanismo auxiliar ·que ·tiende· a
dirigir
·-ta imaginación· eri el seritido
que la impriinen los niecanismos
de la propaga.ricia, de
tal
·manera
que la aiención de los hombres se eocueritre dirigida hacia la sola
representación mental de
la clase y que ésta les magnetice hasta un
punto tal que formen cúerpO con.ella,-:no apreéibféndose--de· que en
ella diluyeo su personalidad»: <<¿Qué especie de sociedad pueden
84
Fundaci\363n Speiro
CAPITALISMO-SOCIALISMO-TECNOCRACIA
formar entre ellos? -pregunta, en «La educación política» (VERBO_ 59, pág.
648)-el secretario general del partido comunista de Mospí
o
de Pekín ... , y el intelectual de tumo de l'Humanité o de
Témoi
gnage chrétien, e_l metalúrgico de la Renault, el dócker_ de Londres, el
campesino de Vitnam? Su colección es pura y simplemente una fic
ción del ingenio apuntado hacia una sociedad que .n_o existe en nin
gún sitio, ya que estos 'trabajadores no viven unos con otros ni tienen
lazo real alguno
entre sí.»
Pero resulta interesante seguir a Paillet en su crítica ~arxista de las
ilusiones de Marx y en su explicación del fenómeno burocrático. en
los
países comunistas.
Los
hechos contemplados
sori estos
:
A ·medida -que los años se
han ido
sucediendo, los
traZ!'.>'S buro
cráticos han ido endureciendose,
afirmándose y reforzandose
en
la
U. R. S. S. El fenómeno de la nueva clase burocrática se ha exten
dido -a todos
· los país~ en
los cuales triunfa el comunismo, como
Djilas
desctibió con
respecto· a Yugoeslavia.
Por lo
deníás, resulta
evidente que el Thermidor staliniano no fue
una reacción capitalista. La propiedad privada (individual o colecti
vamente privada)-
de los
medios de producción había desaparecido.
Los mecanismos
de formación de los precios nada tenían que ver
en la
U. R. S. ·s. cbn los mecanismos capitalistas. El provecho se.
materializaba
de modo diferente,- en
lugares diferentes, y -jugaba un
papel diferente. E igual el mercado y la moneda. La actuación y las
relaciones de las clases sociales nada tenían de
común- con las es
tructuras de la sociedad
, capitalista.
Paillet
sorrieté el
pronóstico socialista
a un anáHsis marxista, que
aplica al
propio
ma,xismo.
Si
el marxismo
acusabii' a la burguesía
de disponer de
la· plúsva
lía ( en su
concepción marxista) producida por
el trabajo: «la. plus
valía real
en:u. R. ~-s.-nó puede aparecer o no es ·contabilizada sino
en
el escalón central» ... «Ese Estado que contabiliza
la plusvalía y
la ·reparte conforme ál Plan, ·no 'es en modo alguno abstracto. Se
compone de personas indudablemente vivas ...
Ahora bien,
estos diri
gentes actúan·
c6mo · una
colectividad de
·poseedores ·respecto· de
los
trabajadores obreros
y campesinos. "Pódrfa decirse que se trata de
85"
Fundaci\363n Speiro
JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
una gigantesca sociedad por acciones cuyos títulos, de modo varia
ble, estarían distribuidos entre los burócratas».
Así «la sociedad tecnoburocrática tiene como motor un sistema
original de extorsión de la plusvalía, que viene a producir la «ele
vación»
de
la explotación capitalista al escalón nacional», y «aún
hoy al internacional».
Según la opinión de André Philip, basada en un análisis mar
xista de la dinámica social, «una sociedad con clases ( esclavista, feu
dal ... ) ha dado siempre lugar al nacimiento de otra sociedad con
clases ( feudalismo, capitalismo)
y nada hay esquemáticamente que
resulte· escandaloso en que continúe siendo de igual manera: es decir,
que
el capitalismo engendre
la tecnoburocracia».
Paillet interroga también acerca de la lucha entre la burocracia y la
tecnocracia, que se viene observando en todos los países del otro lado
del telón de acero, pero que se ha exteriorizado, especialmente, en las
crisis de Polonia y Hungría de 1955-1956, las de Yugoeslavia y en la
de Checoeslovaquia de 1965-1968. El problema, a su juicio, consiste
en determinar si se trata de dos clases diferentes o bien si son dos
manifestaciones diversas del m~smo tipo de poder, de modo para
lelo a las observadas en las distintas fases del capitalismo (manufac
tluero, financiero, imperialista). NQta que mientras la burocracia
se centra en el Partido y los niveles políticos del Estado y se man
tiene en un dogmatismo doctrinal, la tecnocracia se desarrolla en las
empresas menos interesadas por los a priori doctrinaJes y más pre
ocupadas por las soluciones técnicas
y progresivas. En los conflictos
antes aludidos, esta última ha aparecido aliada al proletariado, pero
ello puede ser debido simplemente a una posición táctica en el com
bate por la hegemonía.
Precisamente, hoy el aparato de dirección se transforma y se tec
nocratiza.
La tecnocracia, ayudada por las revoluciones técnicas, tiende a
trasladarse al nivel del Estado con sus métodos de gestión extendi
dos desde la empresa.
No obstante, ambas capas sociales, burocracia y tecnocracia, ·están
ligadas por una doble solidaridad:
- frente a la clase capitalista que se pretende eliminar,
-respecto del neoproletariado, al que se trata de dominar.
86
Fundaci\363n Speiro
CAPITAUSMO-SOCIAUSMO-TECNOCRACIA
El tránsito o el mantenimiento de la propiedad de los medios de
producción en manos del Estado es una exigencia común a ambas.
No olvidemos que su dominación y posesión efectiva del aparato de dirección se
a:poya en
su función.
No olvidemos la observación de
Djilas
de que la clase dirigente, al poseer de facto todos los 'atribu
tos de
la propiedad, en ausencia de verdadero propietario jurídico,
se convierte en el verdadero detentador del instrumento económico.
Fenómeno, por lo demás, observado reiteradamente a través de la
Historia, como especialmente ha sido subrayado por Beltrán de Jou
venel. Ello lleva a la existencia de un «patronazgo» único
y a la vigi
lancia multiforme
y omnipresente de todos por todos. A todo pro
letario, por tanto, esta situación le coloca enfrente de un solo pa
trono, que le expide la carta de trabajo, el pasaporte interior, los
certificados
de empleo ...
y, en caso de ser rechazado por él, le coloca
en una situación de semi condena: con pérdida del derecho de in
quilinato, por miserable que sea, del salario y de los servicios socia
les, amenazado aun de sufrir persecución ... No olvidemos, como destaca
el propio Paillet, que el dominio
por la función, <
globalmente»; «es menos cómoda, menos «naturab>, más fácilmente
discutible que el dominio por la propiedad» : «produce por ello en
los dirigentes reflejos de temor
y, por consiguiente, de defensa aún
más profundos, más organizados, más sistemáticos que en los an teriores dueños». Por ello la tecnoburocracia necesita dominar todo
el aparato
y cada una de sus ruedas ; las organizaciones sindicales, la
prensa, la cultura, la religión,
el arte ... , y eso hace que esa sociedad
sea hiper-represiva. Ello tiende a dar lugar a que burocracia
y tecnocracia se fusionen en
una tecnoburocracia, única clase dominante,
y tendente ·--como ya
se
observa en Rusia-- a convertirse en hereditaria a través de
la uti
lización
de su enorme influencia, no contrapesada,
para el
nepotismo.
Según concluye Paillet, por todas las razones
expuestas, debe
re
conocerse que
«no se
trata de un
fen6meno de
desviaci6n burocrá
tica provisional ni aun de
larga duración,
sino por el contrario del
curso normal de la revolución tecnoburocrática», contra el capitalis-
81
Fundaci\363n Speiro
JUAN; VALl.JJT'. VI!. GOYTfSOLO
mo; Y que, .-«_en;,vano· los·· gamhistes se -esfuerzan en mostrar a esa
burocracia en flagrante delito_ .de traición», pues ésta «no traiciona
sino
el mi-to socialista, pero no a su. destino, no al destino esencial y
verdadero ·.de~ 1a ._ revolución que ha ... realizado». Decepcionante para
llUlchos socialistas, pero real ...
B) Socialismos yugoeslavo y de la primavera de P;aga.
· Las mayores espranzas, pu.estas aún por algunos, en que pueda
llega-rse a
un socialismo con
ro~tro huniano se
concretan
prácticamen
te en los intentos yugoeslaVo y, especialmente, en el checoeslovaco
de la denominada primavera de Praga;
La base de esta revisión se halla en la crítica del sistema socia
lista revolucionario de la U. R. S. S. y de los países que han-seguido
su sistema.
La crítica del socialismo de la U. R. S. S., bajo el aspecto político
social, fue efectuada por vez primera por un Jefe de Estado comu
nista
en el
discurso que el 26 de junio de 1950 pronunció Tito ante
la Asamblea Nacional de la República Federal de Yugoeslavia, al
formular· su acusación contra la burocracia soviética, en estos términos:
<
nos todos
los nied.ios de producción,
y estos medios se encuentran aún,
al término de treinta y un años [hoy pasan ya de los cincuenta y dos],
en manos del Estado. ¿Es ésta acaso una realización de la diVisa
«la fábrica para los ·obreros»? ES evidente que no. ·Los obreros
no
· tienen en el momento actual ni
la menor parte en la dirección
de las empresas: ésta es ejercida por los directores nombrados ·por
el Estado, que s011 funcionarios. ·Los obreros no tienen sino· la posi
bilidad y el derecho a :trabajar; y en esto no existe gran diferencia
con el· pápet que tien:en ·én loS países capitalistas. La única difereflcia
para
los
obreros está · en
que en la
Uriión Soviética
no
haY pato, y
es todo.e Así los dirigentes soviéticos no hán. ·cumplido -hasta ahora
uno de
los·
hechos· más caraderíSticos de
un socialismo,
la transfe
rencia
de la gestión. de las fábricas y demás empresas industriales
de las manos del Estado a fas de los obreros' ... »
ss,,
Fundaci\363n Speiro
CAPITALISMO-SOCIALISMO-TECNOCRACIA
Ert la crítica, referida de modo especial al aspecto_ económi
co, vemos una notable coincidencia entre las formuladas por el
tecnocrático Club Jean Moulin, a que antes he:ro.Os aludido, y las
que Ota Sik, el teórico de «la primavera de Praga», ha expuesto
en su libro La vérité sur I' économie tchécoe.rlovaque y explicado
en las mesas redondas .mantenid_as en Madrid, que podemos hallar
reseñadas en Actualidad Económica,·
núms. 653, · 654 y 655 de 19
y 26 sept. y 3 oct 1970. Cierto embrión de esa revisión fue
observado en el discurso de Krucheff del
1.3 de julio de
1964 ante
el Soviet Supremo, en el que insinuó
la conveniencia de introducir
«ciertas formas de economía de mercado»,
tr~nsformando el espí
ritu primitivo del Gros plan
y de reforzar la emulación sociali§ta
de los trabajadóres interesándolos materialmente en los resultados
obtenidos. Veamos la crítica de Ota Sik, que se centra en :
a)
La dirección de la economía totalmente central-izada que
asegura,
no puede corregirse con el intento puesto en práctica en
la
República Democrática Alemana y en Polonia, que trata de mejorar
el viejo sistema centralista administrativo pero sin apartarse ·de -la
centralización. El órgano central, dice, no es capaz de tener en cuen ta cómo van a evolucionar todas las empresas individuales
y todas sus
producciones para deducir la producción óptima. Es imposible que
el órgano central compute los «miles» de factores de los que de
pende el beneficio, como son :
. la maquiá.aria utilizada,
las innova
ciones técnicas, los nuevos productos, el ahorro de material, la forma de utilizar
y aprovechar el tiempo de trabajo, el régimen de segu
ridad social.
Lo único posible de prever, más o menos a grandes ras
gos, es
la evolución macroeconómica. Incluso califica Sik de tontería
el intento sovié_tico de dirigirlo todo a base de un sistema de orde
nadores electrónicos
enormes, dado
que no puede encomendarse
a·
los
ordenadores la enorme cantidad de factores en juego,
especial~
mente
por faltar
la base de información, que no puede suministrár
seles o que les llegará deformada.
«Resulta simplista imaginar
-dice-----:'." en
países
de elevado nivel
de_ desarrollo que
la totalidad del desarrollo económico s~-pueda_
dirigir
desde un centro.»
89
Fundaci\363n Speiro
/UAN V ALLET DE GOYTISOLO
La dirección centralizada «decidía lo que había que hacer en
las empresas,
decretaba cuántas
personas debían trabajar en la
pro
ducción,
qué cantidad de mercancías era preciso producir, qué ramas
no hacia falta desarrollar. Así, los trabajadores que según la. ley eran
copropietarios de la propiedad socialista, no tenían un sola palabra
que decir en todo esto». Así, el productor se desinteresó del mercado,
y nadie se ocupó de las necesidades del consumidor. «Las empresas
se transformaron, pues, en ruedas de esa inmensa máquina econó
mica, carentes de poder de decisión y sin iniciativa».
Y, por otra parte, la coacción sobre el consumidor, que en los
países occidentales ejercen oligopolios
y monopolios que dirigen la
producción con arreglo a sus intereses de productores, llega a su ab
soluta generalización con el capitalismo estatal soviético.
Por otra parte
-reconoce Ota
Sik- «en los mismos órganos del
partido comunista,
la mayoría de los representantes proceden de la
extensa industria pesada
y éstos imponen sus intereses en· los plenos,
y los representantes de la pequeña industria son minoría y no tienen
fuerza frente
a los representantes de la industria pesada». Así son
los mismos quienes manejan «el aparato del partido, el aparato del
Estado, los órganos que son controlados cada
vez más».
b) La falta de mercado, indicador de las necesidades de los
consumidores! función que el socialismo no puede sustituir en forma
alguna, pues
------
cen mayores beneficios a través de una actividad que sea útil a la
sociedad.
e) La falta decisiva de incentivos materiales¡ no sólo entre las
capas y niveles de orupación sino también según el éxito de la
em
presa, sin que los incentivos morales basten, como pretende la «nue
va izquierda» que, de acuerdo con el criterio teórico
y romántico
del Che Guevara, considera el incentivo material como algo absolu
tamente antisocial, criterio que
Sik estima una desviación del mar
xismo.
Cree este profesor que
el crecimiento intensivo es imposible con
estos defectos del capitalismo
so;viético. «Mientras
existan en un
país suficientes fuerzas de mano de obra libres, el crecimiento ex
tensivo puede ser de utilidad, pero cuando se agota la mano de obra
90
Fundaci\363n Speiro
CAPIT AUSMO-SOCIAllSMO-TECNOCRACIA
( este fue muy pronto el caso de Checoeslovaquia) y prosigue el cre
cimiento extensivo, entonces sucede que la industria crece a expensas de todos los demás sectores.
Se va sacando mano de obra de los ser
vicios, de los transportes, de la agricultura, de la construcción, del
comercio, o sea de todos los demás sectores para incorporarlos a la
industria.» Tal sistema, dice
«no corresponde
ni mucho menos, a las condi
ciones de los países industrialmente desarrollados»; en ellos
«se con
vierte en un gran freno o en un gran obstáculo, tanto para el des
arrollo económico como para el desarrollo cultural de[ país». «La
Unión Soviética
se ha estancado con este sistema, tras lograr una
industrialización bastante rápida».
Hoy el sistema, incluso en ella,
«representa un obstáculo para
el futuro desarrollo», siéndolo más
para aquellos países, como Checoeslovaquia, que habían alcanzado
un elevado nivel de desarrollo industrial. Sio una restauración de las relaciones comerciales «la economía oriental no podrá alcanzar
el
desarrollo de Occidente; por el contrario, el gapp, el abismo que
separa a ambos se hará cada día mayor» ... <
mente desde los años cincuenta
y siete y cincuenta y ocho que con
el principio de este
sistema comunista
no
ha.y futuro progresista para
la nación y, voy más lejos, no sólo para el pueblo checoeslovaco, sino
para ningún pueblo de los países comunistas de hoy».
Es de destacar, además, la dominación colonialista ejercida por
Moscú, de los países europeos calificados de
democracias populares,
que,
según indica Paillet, se manifiesta a través del
Comecón:
El socialista francés Giles Martinet, en su reciente libro Les cinq
communismes, al ocuparse del comunismo yugoeslavo, destaca tam
bién este
«imperialismo socialista>> ruso. En las empresas mixtas
ruso
yugoeslavas,
los soviéticos pretendían contabilizar los campos petro
líferos yugoeslavos al precio ordinario de los terrenos agrícolas; la aportación yugoeslava a la sociedad aérea JUSTA fue evaluada al
precio de 1938, mientras las rusas al de 1946-47; la superficie del aeropuerto de Belgrado fue estimada al precio de un terreoo ordinario
por el Director ruso ...
Los soviéticos actúan en esta materia, dice Martinet, «como si las
relaciones económicas entre las naciones socialistas continuaran
fu.n-
91
Fundaci\363n Speiro
JUAN VAUET :OE GOYTISOLO
dándose en los principios capitalistas del intercambio de bienes». ¿Por
qué los soviéticos han tratado de explotar a las democracias popu
lares? Según el mismo autor, no ha ·ocU.rrido sino que~ de hecho, la
U. R. S. S. «ha proyectado en sus relaciones con los demas países
socialisias las mismas re-ladones de e'xplotatión existentes en el in
terior de su propio sistema»,
que ya Tito, en su discurso antes citád6
de 1950, había denunciado.
Pero, veamos sucintaffiente cuáles. han sido los intentos de recti
ficación yugoeslavo y checo.
a) La autoge,tión yugoeslava.
Las correcciones yugoeslavas al comunismo han producido evi
delltemente un
alivio en
la agricultura, el artesanado, la pequeña
industria y el comercio al por menor ( de los tenderos). Las fincas
de menos de treinta hectáreas, las industrias de ·menos de diez obre~
ros y las pequeñas tiendas fueron· reintegradas al régimen de pro
piedad privada con ·un éxito prOductivo e ifldudable alivio para el
consumidor.
Las demás empresaS se rigen por un sistema de autogestión. Per
tenecen al Estado, pero son entregadas a la colectividad de sus obre
ros como a unos «fiduciarios». Su .gestión Se efectúa por un consejo
obrero, que teóricamente detenta
la autoridad suprema, el comité de
gestión y el director, elegido generalmente por el órgano estatal, que a
la vez es órgano del self governement de la fábrica y representante
de la comunidad general, por lo que puede interponer
su véto
a las
decisiones del consejo obrero y del comité obrero. ·
En una primera reforma, en la década de ·1950 a 1960, las em
presas dejaron de ser simples agencias estatales, pero la libertad de
decisión de esas empresas autónOmas quedaba sumamente condicio
nada por la completa reglamentación de los precios y por los ·im
puestos
que
absorbían todos sus posibles
excedentes y que servían
para
constituir los
Fondos de Inversión públicos, de los
que dispo
nían.
los
organismos político-administrativos que
asumían todaslas
decisiones de· inversión·. ·
92
Fundaci\363n Speiro
CAPIT AUSMO-SOCIAUSMO-TECNOCRACIA
A fines de 1960 la economía yugoeslava conoció dificultades
semejantes a las de los
demás países
del
Este: Tito
recurrió flexible
mente a las posibilidades ofrecidas por el mercado internacional. El
sistema crediticio fue modificado,
.el .de los precios ieadaptado, _ y se
concedió a las empresas una parte importante de
su. producto
neto.
Con ellas Yugoeslavia obtuvo importantes préstamos del
;Fo.ó.do mo
netario
Internacional del Banco Mundial
y de U. S. A. y de otros
países occidentales.
Ello dio lugar a la deseada expansión, pero con extraordinario
desorden. La administración continuaba absorbiendo todos.
los pro
blemas
de inversión y los consejos obreros sólo se preocupaban del
aumento de los salarios, olvidándose algunas veces incluso de renovar
los
stoks. El resultado fue la inflación y el dinar tuvo que ser· de
valuado en 1965. Esto Originó que se discutiera- si el reinedio debía
buscarSe Vol
viendo a la .«planificación total» o bien acerituando áún más la· re
forma.
La duda fue resuelta por
Tifo, según
explica
Maitinet, por
una
cuestión de prestigio. El argumento ideológico: Yugoeslavia se
juega su prestigio en
lá experiencia
de la autogestión, su
aba11do11o
sería
una decepción, _confesar
wi fracaso>
Así, en 1964 y 1965 se realizaron las _nuevas reformas. _Se liberó 1~
empresa
de gran parte
de sus caigas fiscales, permiti_éndoles así no
sólo en cierta medida,
autofinancia~e, sin~ incluso
paticipar en la
creación de bancos. También fue autorizada
la formación qe empre·
sas
mixtas en las que pueden participar empresas capitalistas extran°
jeras con empresas yugoeslavas. Sarda Dexeus,
en los Anales de. la
Real
Academia de Ciencias Morales
y Políticas de 1968, núm. 44,
definió la nueva economía yugoeslava -como «una· economía de
~et~
cado, aunque no una economía de libre competencia>>, que «se aceréa
más a
un sistema de oligopoHstico»,
y, en algunos aspectos, <
más que .una coricurrencia de monopolios», como Ocurre --dice:..__,;,· en
las econom!as capitalistas más desarrolladas. Sin embargo, las limitaciones
· impuestas por el
Estado
· son' aún
exorbitantes. Lo cnal,
como ha destacado Sturmthal, es perfecta
mente explicable; porque
«la autogestión es
incompatible con _ un
régimen totalitario», pues si los
obiero.s llegaron a ·regir libreril'ente
Fundaci\363n Speiro
JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
la empresa, tendrían que acabar por afirmar su derecho a determinar
la política económica y financiera del gobierno que tenga una in
fluencia vital en la marcha de cada empresa.
¿Cuál ha sido, en la práctica. el resultado de este ensayo? Un
fino observador como el periodista José Pla
(Destino 1720 de 19
sept. 1970), relató, en una de sus crónicas desde Belgrado: «todas
miS preguntas encaminadas a saber si en términos generales este sis
tema produce los resultados que esperaron los que lo implantaron
han dado como resultado la natural ambigüedad, porque algunas em
presas de la cogestión andan bien, otras regular, y otras
mal» ...
«cosa que en el sistema liberal del capitalismo es igual, awique en
este sistema el quebranto sea de los directamente interesados y en
el de aquí el quebranto sea del Estado. A mí me parece que este ré
gimen es de transición, que durará lo que durará
y que si dependiera
más del Estado que de la situación
genera:!, aun
tratándose de lo
difícil que es hacer profecías en éste aspecto, su duración sería escasa.
Se trata de un régimen comunista arrendado o alquilado -el hecho
me parece cada Vez más claro--para asegurar en lo posible su ren
tabilidad.»
Adolf Sturmtbal, en
La participation ouvriere a l'Est et a l'Ouest
(París, 1967), ha considerado negativa la experiencia yugoeslava y
Ota Sil:, ha expresado su creencia de que en Yugoeslavia predominan
todavía los resultados negativos
y las dificultades de orden práctico.
Expuso que se debía diferenciar este país, poco desarrollado, de un
país altamente industri.Jizado como Checoeslovaquia. Narró que en
Yugoeslavia surgió una evolución del mercado que más bien recordaba
los comienzos del capitalismo, con sus enormes dificultades; se pro
dujo una enorme inflación, generó paro, etc., que
la poca experien
cia de los obreros hizo que sus intereses inmediatos se admitieran
desordenadamente a costa de la evolución, y significaron una barrera
ante la necesaria integración. Sin embargo, se le hizo notar que en
las regiones autónomas, concretamente en
1a de Vojvodina, en el
Navi Sad, se elevaron los niveles de vida con relación a los del país;
que hizo surgir una nueva clase: los tecnócratas, lo que ha dado
lugar a
una crisis política
a'ún sin
resolver.
Es en especial interesante el informe que emite Giles Martinet
94
Fundaci\363n Speiro
CAPIT ALISMO-SOCIAUSMO-TECNOCRACIA
en su citado y recientísimo libro. No se ha detenido la inflación. Todo
el país vive «por encima de sus medios». Progresa el sector privado ;
no sólo ya en la agricultura
y el artesanado, sino también en el tu
rismo, la hostelería, los transportes, equipo y reparación de automó
viles, gestión de parques de aparcamientos.
Se inicia cierto comercio
particular y, en algunas regiones, el ejercicio privado de la medicina.
Incluso se ha intentado
-desarrollar empresas
industriales privadas,
las G. G. P., a las cuales, sin embargo, se les exige la autogestión
y una expresa autorización para constituirlas. Pero, sobre todo, el in
cremento de las
inversiones extranjeras que ha llevado hasta crear
en
1?69 una sociedad internacional de inversiones extranjeras, par
ticipando el Banco Mundial, 15 bancos yugoeslavos y 40 bancos occi
dentales,
y protegida por el secreto bancario.
Según algunos comentaristas, Yugoeslavia está efectuando mo
mentáneas concesiones al capitalismo para asegurar
más efectivamen
te la transición del «socialismo de Estado» al «socialismo de auto
gestión». Pero veamos de qué modo juzga Giles Martinet la realidad de la autogestión yugoeslava. La autogestión
no ha suprimido el salariado. Salvo el caso de
las pequeñas unidades, en el cual un pequeño grupo de trabajadores
recibe sensiblemente la misma remuneración y se reparten con igual
dad la parte de los beneficios correspondientes ; en las demás, las
relaciones societarias son salariales. «El «socialismo de mercado» ha
segregado un mercado «socialista» de trabajo.» Se reclutan obreros
especializados que son disputados para las empresas. Ello ha dado
lugar a luchas entre distintos niveles salariales y ha favorecido la
reaparición de los «paros» de trabajo como protesta, pese a no ser
legar la huelga en Yugoeslavia. Interrogado por Jean Dru, había manifestado en 1969 Kardelj que
la «intelligentzia técnica» se habría declarado siempre en favor de la
autogestiórt, pero que si se le permitiera gobernarla según su criterio
la liquidaría rápidamente. El dilema, a su juicio, es este: «O bien el
obrero ncontrolará" la tecnocracia y entonces las vías de la libertad
y de la democracia estarán abiertas, o bien el tecnócrata será ''con
trolado"" y dirigido desde lo alto, y en ese supuesto, nos hallaremos
95
Fundaci\363n Speiro
JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
en la s1tuación inversa de la dominación y el absolutismo tecno
crático>>.
Sardá Dexeus ya había observado que «el. sistema gerencial yu
go eslavo tiende claramente a evolucionar hacia una gerencia efectiVa
de los cuadros técnicos, únicos capaces de llevar adelante. la empresa»,
y que. _ésta resulta más fácil de dominar por los técnicos cuando el
poder reside en una asamblea de obreros que cuando lo detenta un
accionariado capitalista
y consejos de administración apoyados en el
póder financiero.
Tratándose
de los intereses inmediatos de los ·asalariados de una
empresa -determinada, la experiencia yugoeslava muestra: 1,
. que
los
intereses pueden ser contradictorios ( como las huelgas han puesto
de manifiesto) ; 2, que pueden ser contrarios al i_nterés _de· la -erri.- _
presa, reduciéndose con el aumento de salarios las posibilidades de
autofinanciación;
y 3, que pueden afectar a .los· intereses de los tra
bajadores de
·otras ·empresas
y ramos. De
tratarse de los intereses
su
periores de.
la clase
obrera,
ésfos no pueden_ ser determinados en el
ámbito de
una empresa
particular.
Lo que niuestra · ru3.l es la «mayor
contradicción -del sistema», a juicio de Martinet,
pues ·«es
absurdo
separar la
autogestión obrera de.la
planificación· dCmocrática. ¿Cómo
es posible
imaginar que
los trabajadores puedan superar
el estadio de
las reivindicaciones corpotativas o el del egoísmo de empresa, si ca
recen de los
méclios para pesar
en
las·grandes decisiones
nacionales?».
Asi,
con.
él mantenimiento
·del
partido único»
y, especialmente, cori «la ausencia de organizaciones
obreras
no infeudadas ·en el Estado, es decir, de
organiza.dones in
dependientes
de la dominación del estamento social
que se 1dentificá
con
el Estado».
A
-falta de· ({U1)a intervención políticm>, que exigiría Sindicatos
aut6nomos, «la expe!iencia de ·1a autogestión no pasa de ser, en lo
esencial, una tentativa de liberalización· emprendida bajo la égida
de la nueva clase>>. · · · - -
«L1ls realizaciones· sociales ·----co1ltinúa escribiendo Martinet- se
imponen siempre por
encima de las esttllchlras (y ficciones) Juridic3.s.»
Estas realidades sbn, a sli juicio: · · · ---
96
Fundaci\363n Speiro
CAPITALISMO-SOCIALISMO-TECNOCRACIA
- la separación entre «propiedad» y «posesión» de las nnidades
de producción; - la persistencia del salariado
y de la distinción entre las tareas
de dirección y ejecnción;
- el nacimiento de nna capa tecnocrática al lado de la capa bu
rocrática;
- la oposición entre el plan y el mercado, y
- la lucha por el reparto de la plus valía social, que da lugar a
fenómenos mutnos de explotación. Y de
ahí· nace
nna
<
de clases». «¿Qué pasaría si el
partido perdiese el poder?» Hoy el aparato central del partido asegura el frágil equilibrio entre las distintas repúblicas de la fede
ración yugoeslava, frena la expansión tecnocrática y de la pequeña
empresa y contiene el movimiento estudiantil, gracias a que ocupa
los puestos de gobierno y detenta poderosos medios de coerrión.
Se señala que a la muerte de Tito podría «ponerse en ru.estión
el mismo sistema>>. Los detractores de la experiencia dicen que ésta,
«preconizando el socialismo de mercado, se ha alejado de los grandes
objetivos del comnnismo.
Se ha aproximado a los del capitalismo y
de las concepciones burguesas. Como Rusia ha traicionado -dicen
Ia causa de la revolución proletaria».
b)
La primavera de Praga.
El intento checoeslovaco, sólo en parte ensayado y frustrado an
tes de su total realización por los tanques de las fuerzas del Pacto
de Varsovia, nos ha sido explicado por Ota Sik en su planteamiento
general. «Nosotros no pretendemos separamos del desarrollo socialista»
---dice-; nO renunciamos «a los principios fundamentales del socia
lismo», ni «a la propiedad socialista», ni «a la planificación de la
ecoonomía nacional».
De lo que trataban era:
1.2 De nna modificación básica del carácter de la planificación
de la economía nacional, restattr-ando, en ella;-la función, orienta
dora y estimulante, del mercadó reglamentado.
97
Fundaci\363n Speiro
JUAN V ALLBT DE GOYTISOW
2.Q De asegurar una participaci6n proporcional de toda la po
blación traba¡adora en la renta producida, regulándose tres formas
fundamentales de propiedad:
-propiedad estatal en aquellos campos en los que una direc
ción central tenga realmente un sentido racional y económico, v.
gr.,
energía eléctrica y nuclear, metalurgia pesada, algunos sectores de
la minería, etc., lo que debería investigarse concretamente;
-propiedad privada en los sectores en que se conserva la pe
queña producción, la del artesano, pequeños comercios basados en
la actividad familiar, pequeños servicios; en síntesis, «donde se trate,
más o menos ,de una empresa familiar».
-propiedad colectiva, en la industria normal y en ~os grandes
almacenes, con distribución del capital entre todos aquellos que tra
bajan en estos sectores y empresas.
3,2 De que la distribución de las rentas fuera desigual entre
las distintas capas o niveles de explotación. Lo cual, para él, no está
contrapuesto al marxismo, pues, a su juicio, la diferencia de clases
no radica en la diferencia de ingresos sino en su diversa procedencia
del capital o del trabajo.
4.Q De instaurar una verdadera democracia econ6mica en la em
presa.
-Ahora bien; <
sonas altamente cualificadas ( así, pues, subrayo la necesidad de unas
direcciones altamente cualificadas)». Si los trabajadores «ya están
adiestrados en las cuestiones del desarrollo económico», pueden par
ticipar, a través de representantes de sus intereses en el Consejo de
Administración, en las empresas en las que están interesados en
la
propiedad de las acciones y en sus beneficios ( no en otro caso, pues
su
interés de obtener para sí una elevación· de salarios, pugnaría con
el
interés de la empresa)». Así, en Jorma concreta,
proponía tres
instituciones
·con sus
respectivos cometidos :
-el gerente, para forzar la producción al logro del mayor re
sultado económico posible, como en Occidente,
_,. ·unos .. sindicatos, que representen los intereses inmediatos de
los
trabajadores,-es
decir, los
relativos a la mejora
de las condicio
nes de trabajo, seguridad en
et trabajo,
etc.,
98
Fundaci\363n Speiro
CAPIT ALISMO-SOCIAUSMO-TECNOCRACIA
-el Consejo de empresa, representante de los intereses a largo
plazo de los trabajadores, en las futuras inversiones, en el desarollo del capital; con facultades de «control» de la gerencia e incluso de
destituir al gerente si rige mal la empresa.
5.2 De extender a nivel de la economía nacional la democracia
económica, mediante la democratización de la planificación, y ase
gurar que en las planificaciones macroeconómicas no se realicen sólo
los exclusivos intereses de los productores, mediante
la instirudonali
zadón
de
dos Cámaras en el parlamento:
- la
cámara de productores, en la que estarían representados los
sectores de la industria;
- la cámara de consumidores, en la que se integrarían <
ficos, escritores, médicos, representantes de las organizaciones de
consumo e incluso, personas sin intereses particulares de producción
no representando sino <
asegurar
«el
desarrollo cultural y humano».
6.Q De
una
democratización pol!ticaJ con un sistema pluralista1
y no único, de partidos, en el que, <;:
se puedan expresar opiniones e intereses diversos. Se hubiese recti
ficado así
la afirmación de Marx, que califica de errónea y de sim
plismo peligroso, según la cual: <
de clase tienen que existir diversos partidos,
y allí donde desaparecen
las diferencias de clase sólo existe un interés único para todos los trabajadores,
y por ello sólo se precisa también un partido».
Un interés único de toda la población: «es una abstracción» ...
«No es
verdad que el partido único busque la generalización de los
intereses de los trabajadores, sino que en este partido único ( ... ) sólo
se realizan los intereses del grupo dirigente, de la pandilla que
manda. Estos intereses son los que deciden
y no los de la gente tra
bajadora».
¿Qué hubiese ocurido de no haber sido barrida por la fuerza la
primavera de Praga?
Caben varias hipótesis, que pueden sintetizarse en las tres si
gitlentes:
Primera: La «primavera de Praga», de haber progresado, hubiese
conc/yido por regresar el sistema de la propiedad privada, pues la de-
99
Fundaci\363n Speiro
JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
mocratización del régimen habría conducido a ello. Dijo Ota Sik
que «tal posibilidad, como demócrata, no puedo negarla en el plaoo
teórico>>, si bien aseguró que no creía en ella, como socialista conven
cido de su compatibilidad con la democracia. Sio embargo, no parece
que el Kremlin pensara como él, y así
lo ha demostrado siempre,
y no únicamente en ese caso concreto, sino
al mantener un rígido to
talitarismo no sólo en lo económico y lo político sino incluso en
lo
cultural y en el arte. Los otros países en los que el socialismo mar
xista se ha afianzado, han mostrad.o, como, p. e., patentemente Cuba,
un endurecimiento creciente en aras del logro y mantenimiento de
este objetivo, que confirma la opinión de que sólo así puede
lo
grarse, precisamente por ser contrario al orden natural de las cosas (Cfr. en VERBO 97-98 en el ap. III de las Ilustraciones con recortes
de periódicos). A esta misma ruta podría haber llegado también con
forme la ley histórica, expresada por Beltrán de Jouvenel. de que una
vez el poder del Estado ha destruido todos los núcleos de poder so
ciales, tiende a desprender de su seno nuevos poderes que detentan
sus funcionarios quienes de
la descomposición de aquél extraen in
numerables feudalidades.
Segunda:
triunfado los tecnócratas que la propugnaron
y de haber alcanzado éstos los puestos rectores de la economía nacio
nal, hubiesen
recaldo en
el
totalitarismo, aunque fuera
con procedi
mientos menos brutales pero
sí más sutiles, por la misma lógica ins
titucional y por
la fuerza de los hechos. necesarios para la conse
cución de sus objetivos, si bien dando preeminencia sobre la buro
cracia clásica a los tecnócratas, dentro de la sociedad dominada por
la
tecnoburocracia, conforme
al pronóstico que, como hemos visto,
ha emitido Paillet.
Esta parece ser también la opinión de Martinet, que después de
señalar que la llamada «primavera de Praga» fue fruto de una triple
alianza entre
la tecnocracia, la «intelligentziá'J> y la clase obrera, sub
raya
que
la tecnocracia checoeslovaca no era favorable a la institución
de los consejos de empresa, pero que se vio constrefiida a aceptarlos
para obtener la colaboración de los obreros en la lucha contra la bu
rocracia del partido.
100
Fundaci\363n Speiro
CAPITALISMO-SOCIALISMO-TECNOCRACIA
Tercera: Sin la intervención militar, que la frustró, hubiese po
dido consolidarse
un socialismo democrático o humano; que es la
hipótesis a la que se agarra ansiosamente, acariciándola mentalmente,
el .progresismo católico.
La formulación de esta última posibilidad, nos invita a hacer al
gunas observaciones al sistema expuesto por Ota Sik.
Una, al sistema en sí mismo, en el punto fundamental de la ex
clusión de la propiedad privada de los
medios de producción más
allá
del ámbito estrictamente familiar.
¿No significa ésta una especie
de maltusianismo de las iniciativas
y energías creadoras de las que
individualmente se hallan dotados algunos hombres? ¿No equivale a
una mutilación de las posibilidades de expansión de las empresas
fa.
miliares en tomo a las cuales se coloca un anilio de hierro que no
pueden trasponer sin convertirse en colectivas? ¿No es tanto como
privar a la sociedad de uno de los estímulos más eficaces para sn pro
greso y reducir el ámbito de las iniciativas en forma perjudicial no
sólo para el desarrollo económico, sino incluso el de todas las facul
tades que la libre iniciativa estimula?
Otras van referidas a su dinámica, a su futura evolución insti
tucional. Notemos, de una parte, que el mismo Ota Sik, afirma «la
necesidad de unas decisiones altamente rualificadas» en las empre
sas, en las cuales los obreros sólo pueden participar si «ya están adies
trados eo las cuestiones del desarrollo económico». De otra, que las
posibilidades de una empresa, en un régimen socialista aun siendo
éste del tipo propugnado, vienen limitadas por la planificación de
materias primas, créd,itos, precios, incentivos y detracciones, que de
hecho sólo una tecnoburocracia puede establecer. Y no olvidemos,
en fin, que el pluralismo político propugnado se circunscribía, se
gún el mismo profesor dice, «dentro de cierto campo político». En
estos términos, pluralismo político, cámaras económicas
y participa
ción en la gestión, es muy difícil que escapasen al «control» de la
tecnoburocracia cuando ésta tuviese todos los resortes en su mano.
Por esto nos parece que el pronóstico más verosímil es el emitido
de modo general por Marc Paillet con relación a los países del otro
lado del telón de acero, respecto de los cuales nos muestra lo fácil
101
Fundaci\363n Speiro
/UAN V ALLET DE GOYTISOLO
que resulta hoy a la burocracia dominante dirigir todos los hilos de
las elecciones
y manipular los parlamentos.
C) Socialismo de los partidos socialistas clásicos de los países
occidentales.
V arios factores de la experiencia socialista han dado lugar a un
revisionismo muy pronunciado en los socialismos de los países occi
dentales. En especial, según ha notado Hayeck:
I.2, la evidente me
nor productividad en un orden socialista que en el régimen de libre
empresa;
2.2, la implantación de un orden jerárquico arbitrario y
más infranqueable de un escalón a otro;
y 3.2, la comprobación de
que el socialismo, en lugar de la mayor libertad prometida, origina
un nuevo . despotismo.
a) Por una parte, el socialismo distributista tradicional fracasó
ya, como bajo el citado pseudónimo de Claude Brouclain; reconoce el Club Jean Moulin en «Le socialiste et l'Europe» ( cfr. en los
citados números VERBO, que publican los trabajos de Le Penquer
y Penfentenyo, también un 'resumen de ese reconocimiento).
El
aumento de los salarios resulta inútil desde el momento en
que los obreros, en lugar de hallarse frente a pequeños empresarios
sometidos al rigor de la concurrencia,. se enfrentan a sectores indus
triales
lo suficientemente fuertes y organizados para repercutir en los
precios
el aumento de costes que aquella subida signifique. De ese
modo los
asalariado~ pierden
como consumidores
lo que ganan como
productores. La espiral inflacionista desarrolla sus efectos.
Los
precios socia/,es, con tasa inferior al coste de producción,
dan lugar a la carestía del bien o servidos tasados, con lo que se frena
el desarrollo económico
y se llega a resultados antieconómicos.
La
nacionalización de estas producciones o servicios lleva, de una
parte, a disolver
el sentido cívico y de la responsabilidad, a pedirlo
todo al Estado sin ofrecerle nada,
y, de otra, a que cuesten aún
más caros al país que los paga con los impuestos.
b) De otra, la moderna tendencia
sociali'sta occidental
de los
social-demócratas, sigue Claude Brouclain, ha tratado de poner en
102
Fundaci\363n Speiro
CAPITALISMO-SOCIALISMO-TECNOCRACIA
marcha la actividad económica en especial mediante las nacionalizaciones, un complejo sistema de intervenciones
y el plan.
La creación. de un vasto sector público en la economía ha sido
considerado como condición indispensable para poner en manos del
Estado las palancas de mando
.de la
economía. Pero, «la experiencia
nos muestra que en
muchos sectores
el Estado apenas manda en -lo que
posee», y, «para poder asentar la situación de sus empresas públicas,
ha debido concederles confortables márgenes de beneficio, tras los
cuales se acogen igualmente las compañías privadas extranjeras». Por
otra parte· «los intereses de los asalaridos
empleadoa en las empresas
monopolistas se hallan siempre al lado del monopolio», Jo cual en nombre de socialismo, contrapone
.«~1-interés
particular de ciertas
categorías de asalariados al interés general -de los consumidores». Así,
las intervenciones del Estado, conducen a que «omnipresente y dis
tendido deje escapar de su seno mil feudalidades que le quitan la
sustancia».
Y el plan, impuesto como obligatorio al conjunto de factores eco
n6micos, no puede superar la dificultad de que «un-a organización
centralizada de
la economía es un obstáculo- al desarrollo de las so
ciedades avanzadas, -que precisamente constituye el objetivo primor dial el.el plan».
Pero, _sobre todo, estas medidas conducen necesariamente a in
crementar el poder de coacción que el Estado detenta posibilitando
una mayor opresión.
No es de extrañar que de los partidos socialistas con solera en
los palses occidentales, haya escrito
Galbraith que el socialismo al
haber abandonado la lucha por la propiedad pública ha llegado «a
significar meramente el gobierno por socialistas que han aprendido
que el socialismo, tal como se entendía antiguamente, es
irreali--
zable».
Ni
hay por que asombrarse de que Ota
Sik declare que los mo
vimientos socialistas occidentales sólo constituyen metas abstractas y proclamas hacia el socialismo ; que, en
la práctica, h~ llevad.o cierta
política
social a favor de los trabajadores bajo las condiciones del
sistema capitalista,
pero en
ninguna
parte, hasta
la
'fecha,' se
ha es-
103
Fundaci\363n Speiro
JUAN VALLET DE GOYTISOLO
tablecido por su acción un verdadero sistema socialista en que el
capitalismo haya sido vencido.
Salieron en Itinéraires 143,
de mayo de 1970 (cfr. extractos suyos
en VERBO
87-88, págs.
784
y sigs.) recordaba que en Bad-Godes
berg
eo 1959, el partido social demócrata
alemán,' declaró
que «la
propiedad privada de los medios de producción merece protección
y estímulo, en la medida en que no entorpezca la instauración de un
ordeo social equitativo». Lo cual resulta vago en su fórmulación y ha
sido ambiguo en los hechos, como observa el mismo Salieron: «Ya
que los socialistas se hallan en el poder en Alemania, y Alemania es
considerada como
el país más capitalista de Europa. Los socialistas
están en el poder en Suecia y Suecia es un país en el
cual los me
dios de producción son propiedad privada en un noventa y cinco
por ciento, lo cual tal vez sea el record del mundo. Los socialistas
están en el poder en Gran Bretaña y Gran Bretaña continúa siendo,
después de los Estados Unidos, el país capitalista por excelencia».
Al reseñar la conferencia de los partidos socialistas celebrada la
primavera pasada en Helsinki, comentó
Y A, bajo el título «El socia
lismo ante el muro» ( cfr. su extracto en VERBO
97-98), que el
socialismo, como el capitalismo, parece haber llegado a su etapa final:
<<... los partidos socialistas, únicos que han estado presentes en
Helsinski, constituyen hoy, al ·menos en Europa, unos equipos de
profesionales tecnificados de la política, más que unos movimientos
reivindicad.ores. Desde que el socialismo de cátedra entró a formar
parte de los gobiernos -tras la primera gran guerra- asimilando a
su estilo a
fos viejos líderes sindicales,
difícilmente se puede decir
que entre los llamados partidos socialistas «a la europea»
y los sin
dicatos obreros haya una simbiosis y menos una subordinación. Todo
lo más puede haber una armonía sobreentendida» ... que se orienta
y muestra en las urnas.
Pero, frente al socialismo de cátedra, aparece:
- un socialismo de los medios de comunicación de masa, idealis
ta y utópico, que ha penetrado profundamente en grandes sectores
clericales
y estudiantiles,
- un rebrote de nihilismo anarcoide, que se mostró en el <
104
Fundaci\363n Speiro
CAPITALISMO-SOCIALISMO-TECNOCRACIA
rojo» en Francia y es exhibid.o en las «huelgas salvajes» del Reino
Unido, Francia, Italia y otros países;
-la rebeldía de los «líderes de fábrica>> o elementos de «base»
que se imponen a la superestructura o cumbre jerárquica de líderes
sindicales, que se observa en· huelgas de empresas nacionalizadas, co
mo la Renault francesa ( en la cual los obreros declararon que no
les interesaban las acciones, «porque son un ahorro que nos impone
la empresa», sino que querían aumento de sus salarios), los ferro
carriles británicos y de Estados Unidos, en las minas y otras empre
sas chilenas ( en las que los obreros se oponían a su nacionaliza
ción).
En definitiva, el revisionismo socialista se orienta a medidas fis
cales, a la llamada igualdad de oportunidades en materia educativa
( que habría de llevarnos : de una parte, a una sociedad de fracasados
y resentidos dirigidos por la minoría triunfadora, en la cual como
en fa educación de la U. R. S. S. se intercalarían masivamente los
hijos de los líderes politicos y de la alta tecnoburocracia; y, de otra,
a una masificación cultural que degradaría el verdadero saber o,
posiblemente, al
/,wado de cerebro de la revoluci6n cultural) y a una
planificación calificada de indicativa, pero no-menos impet'ativa por
las presiones eo~ómicas que la rodean. Es decir, como la tecnoestru
tura capitalista, este socialismo deriva hacia la tecnocracia.
D) El socialismo sueco.
La idea base del socialismo sueco ha consistido en actuar no
sobre la producción sino sobre el consumo, tratando de conseguir
que éste se realice con la máxima igualdad posible, mediante medidas
fiscales que doten al Estado de medios para financiar el consumo a
través de circuitos de distribución colectivos, y, en lo posible, gratui
tas. Así resultan aseguradas por la colectividad las necesidades de
enseñanza, obras educativas ( inclusive colonias de vacaciones), los
deportes, las diversiones
y esparcimientos ( casas de cultura, radio,
televisión, etc.), la seguridad
social~ etc.
Como ha observado Saint Chamas ( op. cit., VERBO 94), Suecia,
105
Fundaci\363n Speiro
JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
por medio de nna presión fiscal que permite la colectivización de
todo lo que concierne a la formación, a la cultura y a la protección
del hombre, ha realizado este proyecto socialista, economizando así
las cargas
y los albures de una nacionalización de los bienes de pro
ducción. La propiedad de éstos sigue siendo privada, pero
tividad
toma a su cargo las personas, progresivamente despojadas de
su personalidad, de su iniciativa, de
lo esencial, de lo que hace li
bres a los hombres». En VERBO 97-98 podemos ver algunas ilustraciones acerca del
socialismo sueco. Suecia -----el país menos socialista del mundo, en
cuanto a los medios de producción, pero que socializa
la renta na
cional por el impuesto directo- ha tenido unos años de éxito
eco
n6mico, favorecido por circunstancias excepcionales -aparte de la
guerra principalmente-, pero se le presenta un porvenir inquietante.
El profesor Jeao Paren!, Decano de la Facultad de Derecho y Cien
cias económicas de Clermont Ferrand, en su reciente libro El mo
delo sueco, sefíala que las reformas- de los socialdemócratas suecos
hasta ahora sólo han atacado los bastiones exteriores de la libre em
presa, respetando la ciudadela, es decir, el derecho de las empresas
de tomar decisiones por
si mismas
; pero que hoy el gobierno sueco
se halla en la encrucijada entre no poder seguir el camino del
crecimiento del nivel de vida y hacia la mayor igualdad, o inva dir aquella ciudadela con
el riesgo de que al hacerlo queden fre
nadas la producción y el consumo. Recordemos con Salleron que si
el socialismo sueco ha funcionado hasta ahora bien, ha sido más por
lo que tiene de capitalismo que por
lo que tiene de socialismo, é in
cluso gracias a que el fraude fiscal ha ido permitiendo corregir los
efectos de esta presión. Hoy, tanto desde
Antdyse et Prevision (S.
E. D.
E. I. S.) como en L'Hummanité se hace notar que en Suecia
se observa:
-Una emigración de élites, que tratan de buscar fortuna en
el extranj,ero. Parent dice que «eminentes personalidades llamadas a
percibir salarios altos
y a ocupar cargos de responsabilidad», prefie
ren hacetlo en los Estados Unidos, donde
la presión fiscal es dos
veces menor.
-Grandes dificultades en las pequeñas empresas, mientras el
106
Fundaci\363n Speiro
CAPIT AUSMO-SOCIAUSMO-TECNOCR.ACIA
gran capital sigue concentrándose. Mnestra también Parent que el
capitalismo privado está más concentrado que en otras partes y do
mina absolutamente en la esfera de producción.
-La creación de
más puestos de trabajo fuera de Suecia que
en Suecia, hasta el punto que su producción textil se halla en vías de
transferencia hacia Finlandia, Portugal, Yugoeslavia, facilitada porque
los beneficios de los grandes grupos capitalistas suecos se realizan
principalmente en el extranjero; y éstos ya amenazan con su emigra
ción. Así se ha deteriorado la balanza de pagos, y la hemorragia de
divisas
ha sido muy importante en 1969 y 1970, segóti explica Parent.
-El
incremento del fraude fiscal pese a las medidas cada día
más draconianas que se adoptan. La proximidad al techo de los
im
puestos directos lleva_. a que se eleven los impuestos indirectos.
- Pero, sobre todo, una gran falta de estímulo a la iniciativa,
que decae cada vez más. Dice Parent que «el peso de la imposición
es cada vez
más insoportable y destruye poco a poco los incentivos al
crecimiento», mientras «la evolución espontánea vuelve a crear des
igualdades».
Lo más grave, como dice Saint Chamas, es que el gusto de la
iniciativa y de la libertad se pierden ,en el régimen de la facilidad;
como ya había profetizado Tocqueville,
h(Jmbres toman gusto
a su estado
de
dependencia: pueblo de menores de edad eternos,
bajo la providencia de una colectividad cada vez más atenta a eli minar los «fallos» del sistema».
Parent termina su libro recordando que, a
veces, «creyendo li
berarse
y marchar hacia la libertad, lo que se encuentra al final del
camino es la tiranía». La encrucijada sueca se halla entre: ir cayendo en un verdadero
socialismo, con sus consiguientes nacionalizaciones, por
la vía que
conduce desde el Impuesto-Providencia al Estado-Moloch; o bien
hacer marcha atrás por el camino de la responsabilidad e iniciativa
privadas.
107
Fundaci\363n Speiro
JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
III. TECNOCRAClA
Hemos visto que tanto la moderna tecnoestructura del gran ca -
pitalismo y, especialmente, el capitalismo dirigido por el Estado de
los
países occidentales,
como el neosocialismo occidental
y las nuevas
tendencias socialistas que desde la base se manifiestan en los países
del otro lado de telón de acero, conducen a la tecnocracia. Esta es
la conclµsión determinista del citado libro de Marc Paillet, como lo
es -sin
tal determinismo pero con lógica consecuente a las actuales
causas que llevan a ella, en tanto no se rectifiquen de raíz-la de
Marce! de Corte en La economía al revés. Una máquina complica
da, que funciona en contra de
la naturaleza,
necesita ser artificial
mente manipulada e impulsada por técnicos especializados en ello.
Estos hombres constituyen la tecnocracia, que, al decir de
Billy, «dota
de eficacia en su acción ( al poder político) al poner a su servicio las
técnicas modernas de dirección de
la economía y de la sociedad: pla
nificación, presión fiscal, acción psicológica, etc., y de
J05 medios
para
la realización de los programas: crédito, grandes trabajos, cons
trucción, etc.»
Meynaud, señala que así se forma
la ideología tecnocrática, que
se centra en el hecho de reservar el lugar central a los fenómenos
económicos de modo tal que: su construcción
y articulación se realiza
en función de la vida económica; se auto justifica en términos de eficacia económica, para descubrir las soluciones óptimas en el terre
no del bienestar social.
En un estudio reciente hemos señalado como características suyas :
1.2 La primada que otorga al desarrollo económico, al incre
mento de la productividad
y la elevación del nivel de vida.
2.º La praxis «neo-ortodoxa» u «ortopraxin>, como la deno
mina
Julio Garrido, con sus nuevos dogmas: el
relativismo, que con
fiere al tecnócrata mayor libertad de movimientos al excluir la exis
tencia de principios generales universales; el
evolucionismo, que do
ta a
aquél de
un aliento pseudo espiritual, y el
naturalismo, que evita
a
los dos anteriores el riesgo de hallar contradicciones en principios
trascendentes.
108
Fundaci\363n Speiro
CAPITAUSMO-SOCIAUSMO-TECNOCRACIA
3.2 El empleo de los métodos de las ciencias físicas y la téc
nica de la planificación para lograr una racionalización que se apoya en una prefiguración mental elaborada en lo alto, que hay que apli
car mecánicamente a personas y cosas.
4.2 Procurar la concentración industrial y la homogeneización
del
género de vida, favoreciendo las aglomeraciones urbanas, la or
ganización científica de los mercados,
la automatización.
5.2 Optar
para conseguir esos logros por un poder ejecutivo
fuerte
y una organización burocrática que lleve la iniciativa y domine
todos los proyectos de legislación
y de planificación, con el empleo
de los medios y técoicas de propaganda precisos para conducír una
sociedad masificada por la dirección prevista.
6.2 Tener
como motor una mística del progreso, declarado
ineluctable,
y en cuya línea evolutiva sitúa su propia acción, de modo
tal que «cambio» y «progreso» van íntimamente unidos.
7 .2 La adaptación de esa marcha a una evolución que escapa al
proyecto, y para no rezagarse de ella: «razonar los hechos -como
dice Bloch
Lainé-, registrarlos y, de ahí ordenar los acontecimien
tos», aunque se llegue a un término muy diferente del previsto, pues,
según este tecnócrata, «lo desconocido de toda reforma» es «preferi
ble» al «inmovilismo».
Como el socialismo, la tecnocracia supone una concepción ideo
lógica del mundo que admite .ru mecanización dirigida centralmente
por
unos
cerebros capaces de ordenarla e impulsarla
del modo más
perfecto. La diferencia entre ambas se halla:
- en el
fin preponderante, que en el socialismo es la utópica
sociedad sin· clases, regida por una igualdad adecuada según las di
versas necesidades;
y que en la tecnocracia es el incremento de la
producción y del nivel de vida.
- y en los medios predeterminantes, que en el socialismo se
centran en la estatificación de los medios de producción,
y en la
tecnocracia en la planificación central de la economía y la redistri
bución de las rentas por el impuesto,
para que
así aumente el nivel
de consumo.
El análisis de
la tecnocracia lleva a la siguientes conclusiones :
1.2 La tecnocracia es una ideología! que contempla como un oh·
109
Fundaci\363n Speiro
JUAN V ALLET DE GOYTISOW
jeto-deseo, y no como un puro objeto, su concepción de la racionali
zación de la sociedad.
2.2 A fin de realizar dicho objeto-deseo, desarrolla una praxiJ
mediante técnicas de manipulación de personas y cosas para articu
larlas mecánicamente al plan trazado.
3.2 Esta acción conduce necesariamente a un totalitariJmo es
tatal, en el sentido de que é~te ---con sus órganos centralizados o dis
tribuidos periféricamente---- necesita dominar todos los resortes de la
cultura, la economía
y la política para poder imponer y realizar los
planes de un modo eficaz, bajo la dirección de tecnócratas especialis
tas, unos, en la manipulación de la opinión, y otros, en la de las
cosas
y los hechos.
4,Q
Desde la más actual perspectiva científica la estructuración
tecnocrática se halla en plena contradicción con lo.r criterios socia/,es
que pueden deducirse de la visión cuántica del universo, conforme a
los últimos hallazgos de la física moderna.
5.2 La eficacia tecnOcrática es desbordada por sus resultados
que escapan al. ptoyecto1 en forma tal que éstos imponen la conduc
ta de quienes provocaron su producción. El autor queda condicionado
por su obra. Así se produce el efecto que se llama
aceleración de la
historia,
que no permite detener la carrera a quienes creen cabalgar
en la máquina y realmente son arrastrados por ella en aquella di
rección por
la cual aún pueden esquivar o diferir, al menos, una
caída definitiva.
6.º Conocida
la realidad de este hecho, se trata de compensarlo
con una
fe en el mito del progreso indefinido, que cree en la pró
xima formación de unas
masttS con reflexión, en una especie de
noosfera que esperan conduzca a algo así como un punto omega,
que no pasa de ser un ectoplasma emitido con nna mezcla de teo
logía-ficción y de ciencia-ficción.
CONSIDERACIONES FINALES: ¿EXISTE ALGUNA
OTRA VIA?
Recordemos que Chesterton, en Lo qu.e está mal en el mundo,
escribió que «este mal consiste en qne vamos adelante porque no
110
Fundaci\363n Speiro
CAPIT AUSMO-SOCIALISMO-TECNOCRACIA
nos animamos a ir atrás. De este modo el socialista dice que la
propiedad ya está concentrada en trusts y en monopolios: la única es
peranza, es concentrarla más en el Estado. Digo que la única ·espe
ranza es desconcentrarla: es decir, arrepentirse y regresar ; el único
paso hacia adelante es el paso hacia atrás».
Se nos dirá que esto es imposible, que la evolución a que asis
timos es irreversible. Marcel de Corte lo niega: «No hay ninguna
necesidad impla<:able en el orden humano, salvo la muerte. Ciertamen
te se producen las consecuencias, pero siempre en la medida· que
hayamos introducido las causas. Una economía ·tan llena de artificios
como la nuestra no tiene, por otra parte, nada de irreversible. Al
contrario, girando al revés de los mandatos de la naturaleza a fuerza
de procedimientos ficticios, no tiene otros resortes que la coacción
bajo todas sus formas, colectivas e individuales. A la naturaleza, prin
cipio del movimiento, le repugna,
en sí, d movimiento inverso que
se
le quiere imponer». ¿Cuáles son, pues, las rectificaciones precisas en las causas para
evitar
sus efectos perniciosos? El mismo Profesor de Lieja traza un
esbozo en el que en síntesis indica: En
lo social hay que rehacer la sociedad, reconstrl.lyendo desde
la familia y el mnnicipio, su tejido natural, roto por la disociedad
creada por el principio democrático de considerar el Estado formado
por una suma de individuos
libres de todo vínculo social. Sólo así
puede equilibrarse la «sociedad» industrial, que según de Corte pro
viene «históricamente de hibridación insólita de la «antisociedad» de~
mocrática
de elémentos iguales y de comunidades organizadas
en
vista a la producción, cuya armadura técnica está irreductiblemente jerarquizada». La empresa como único elemento
natural de
ésta,
puede ser la base de la vuelta a la realidad económico social; for
mando cuerpo en ella los jefes y colaboradores, sabiendo que su fi
nalidad es servir al consumidor en lo que su interés coincide con su
deber manteniendo la necesidad de su organización jerárquica y hu
yendo de convertir las empresas en máquinas, ruedas y correas de
transmisión de la inmensa tr.láquina estatal.
En lo económico debe ser orientada la economía hacia el consll~
midor,
a la vez que deshaciendo esa
económfa de
producción que ha
111
Fundaci\363n Speiro
JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
provocado la constitución de la llamada <>,
como un receptáculo inmenso destinado a -consumir los excedentes de
aquélla. Con lo cual, poniendo las cosas en su sitio y el movimiento
en su orden, no será precisa la complicada organización desde arriba
necesaria
hoy para que la economía pueda marchar al revés y contra
pendiente.
En lo
económico-político, el Estado podrá así liberarse de fun
ciones que no son suyas y que hacen de él no ya
el guardián del bien
común, es decir de la buena ordenación de los
ip.tereses particulares
de
todos, sino
d portador de un interés colectivo que no es, a fin
de cuentas, otro que el del grupo que maneja sus palancas de mando. En
lo político, hay que reintegrar al Estado, liberado de lo que
no
es su
misión y vuelto a deslindar lo público y lo privado, a su ver
dadera función de árbitro del bien común, que así podrá regir
con
plena
imparcialidad y mayor eficacia en lo que le es propio, actuan
do
con perfecta
adecuación al principio de subsidiariedad, como ci
ma de una sociedad a la cual debe coronar pero no absorber, a la que
ha de estimularse su vitalidad pero en modo alguno absorber ni ma
nipular.
En
lo jurídico ·es necesario elevar a convicción general que el orden
jurídico debido no se circunscribe a
la ley económia de la oferta y
la demanda,
ni tampoco depende solamente de la voluntad del Es
tado
-sea democrático o totalitario-, sino de un orden jurídico
moral que los trasciende, y que debe conocerse buscando en los hechos
lo que significa orden y lo que produce desorden, con un criterio
axiológico y teleológico. Las enseñanzas sociales de
la Iglesia nos
ilustran este camino con
la doctrina social católica.
En nuestro reciente estudio sobre
la tecnocracia, concluimos que
el único remedio social frente ella radica en una organización por
cuerpos intermedios, que oponga
la solución biológica a la organi
zación mecánica impuesta desde un centro tecnificado. En
Soluciones
de la organización
por cuerpos
intermedios
dejamos esbozados algunos
caminos concretos, que conviene profundizar.
Henri de Lovingfosse, en la sesión de su presidencia del Congre
so de Lausanne 1969, sefialó las
líneas de
una ordenaciót jurídica de
la economía en un régimen de libre empresa, que puede ser base
112
Fundaci\363n Speiro
CAPITAUSMO-SOCIAUSMO-TECNOCRACIA
de estudios en esta dirección (la traducción de ese discurso podemos
consultarla en VERBO 87-88).
Finalmente, el remedio ~ge hombres con sentido de responsa
bilidad y espíritu de iniciativa, comprometidos en una acción pa
ciente, diversificada y multiforme en todas las raíces sociales. Tal
como
Jean Ousset nos enseña en su libro
La Acción, que no sólo
merece que lo leamos y releamos, sino que está escrito para ser
llevado a la práctica, pacientemente pero sin pausa alguna.
PATRIA -NACION -ESTADO
por JJt.AN ÜUSSET.
L ESTA COMUNIDAD SOCIAL DE LA QUE SOMOS HIJOS
IL DEFINICIONES PROPUESTAS
III. LA EDUCACION DEL PATRIOTISMO IV.
EL INTERNACIONALISMO
V. LA
NACION CONSIDERADA COMO ABSOLUTO
VI. UNIDAD DE
RAZA Y UNIDAD DE LENGUA
VIL ERROR DE UNA CONCEPCION DEMASIADO DESENCAR NADA DE LA NACION
VIII. ERROR DE UNA CONCEPCION MATERIALISTA DE LA PATRIA O DE
.LA NACION
IX.
MAQUIAVELISMO O TOTALITARISMO ESTATAL
144 págs, 90 ptas.
113
Fundaci\363n Speiro
POR
JUAN V ALLET DE GoYTISOLO.
La primera dificultad que presenta este tema es semántica. Se
trata de precisar el sentido de las palabras que forman su enunciado.
Hoy nuestra confusión no es producida, como en Babel, por el uso de palabras· distintas para expresar
la misma cosa, sino, al contrario,
dimana del empleo de las mismas palabras para significar cosas dis
tintas. Capitalismo
y socialismo, han venido a ser, así, palabras pro
teicas.
I. CAPITALISMO
Pata unos, es simplemente el reg1men de propiedad privada de
los medios de producción, que sus titulares ponen en acción, em
pleando trabajadores asalariados mediante el contrato de arrenda
miento de servicios.
Menos latamente se emplea el concepto al aplicarlo restrictiva
mente dentro de
la sociedad industrial, que los
m~xistas distinguen
de
la precapitalista a la cual, dando un sentido despectivo a la pala
bra,
denominan feudal.
Entre
loo seguidores
de la llamada doctrina social de la Iglesia
predominan quienes, partiendo del primer concepto, cen_trado en
la distinción entre detentadores del capital y prestadores del trabajo
unidos por una relación laboral
asalariada, han
señalado que el único
aspecto malo del capitalismo es extrínseco al mismo, pues deriva_ del
liberalismo económico, que considera
-el
provecho_, como fin supremo,
-el trabajo, como mercancía,
-la ley
de la oferta y la demanda,
como norma
exclusiva.
71
Fundaci\363n Speiro
JUAN V AUET DE GOYTISOW
Sin embargo, creemos que cabe profundizar, más allá de ios ca
racterísticas del liberalismo económico, algunas particularidades del
capitalismo propiamente hablado, intrínsecamente analizado.
Consisten en ciertas creaciones humanas que, en sí mismas, son
puramente técnicas, meramente instrumentales
y, como tales, moral
mente neutras :
-el papel moneda, y su circulación fiduciaria, aceptado como
un valor en sí y como medida del valor de todas las cosas,
- la sociedad anónima, como forma que se interpone entre
las
personas nahlrales y las cosas, convirtiendo aquéllas de propietarios
en accionistas.
Pero, estos dns instrumentos superdesarrollados, han invadido toda
la vida económica y su hipertrofia ha dado lugar a los efectos si
guientes:
- el pensar en dinero, que presupone la cualificación cuantitativa
de todo; todo se compra y se vende, todo tiene un precio ; el beneficio
pecuniario es apreciado por encima de las demás cualidades de las
cosas,
y así lleva a tomar el provecho como objetivo, norma y me
dida
de todo,
-la pérdida de inmediatividad de la relación hombre-cosa, que da
lugar a que
el copropietario, que pasa a ser accionista, pueda aban
donar
la cosa salvando el capital ; de modo tal que la empresa es
abandonada, en seguida de realizado el negocio, antes de dejar que
caiga en bancarrota, pues
la propiedad es sustituida por el capital
fácilmente movilizable,
-tiende a disociar capital y gestión! que se encarga, muy a me
nudo, a mandatarios ajenos a aquél,
-contribuye
a separar
pro piedad y responsabilidad, o por lo
menos a limitar ésta y, con ello, a desolidarizar persona y cosa; a
liberar de lo que, con palabras de Saint Exupéry, podemos llamar
el. engagement .
. -hace, fácilmente, al capital invasor, imperialista, pues, como
nada meramente cuantitativo tiene límites definidos, esa indetermi
nación se conjuga fácilmente con
el afán de provecho que el hombre
siente, que así tampoco siente límite: como ha dicho Chesterton, el
propietario puede amar su fuodo con lindes que forman su perfil,
72
Fundaci\363n Speiro
CAPIT AUSMO-SOCIAUSMO-TECNOCRACIA
mientras que el capital, por ser informe, no tiene límites &finidos
que le contengan. Por ello, llegó a escribir Edouard Drumont, eu
La France fuive,
que «El capitalismo se parece a la propiedad como la obra de un fal
sario hábil se parece a una pieza auténtica. Uno de los pergaminos
es la verdad, el otro la mentira: ambos son, no solamente diferentes,
sino fundamentalmente opuestos : son lo contrario y la negación el
uno del otro ... El capitalismo se parece a la propiedad como el so
fisma se parece al razonamiento, como Caín tal vez se parecía a
Abe!».
El capitalismo, estructurado en torno a la figura jurídica de la
sociedad anónima, como instrumento de su desarrollo, producido
fundamentalmente en regímenes de democracia política, estructura
da en sistema de partidos y bajo el principio atomizador de «un hom
bre, un voto», ha dado lugar al fenómeno de la economía
al revés,
recientemente estudiado por Marce! de Corte. Es decir, a una eco
nomía orientada primariamente, más que a la mejor satisfacción
de
las necesidades humanas, a la mayor producción. A su incremento
indefinido, que ha dado lugar a la llamada sociedad de consumo que,
debidamente trabajada por la
,nanipulaci6n propagandista, tiene como
función propia la de consumir todos los excedentes de la producción
en serie-, como si fuese un inmenso saco elástico. En ella innumerables
individuos forman «el tipo de ser humano exigido por los objetivos
del sistema industrial>>, es decir, con palabras de Galbraith: «un
hombre que gasta regularmente su renta y trabaja regularmente por
que siempre necesita más>>, que «sirve al sistema industrial no porque
le suministre su ahorro y el capital resultante: le sirve, consumiendo
sus productos».
Tanto Friedrich Engels, en Antidüring, en la parte publicada
también como separata con el título de «Socialismo utópico y socia
lismo científico», como
Karl Marx, en El capita/1 trataron de expo
ner las que denominaron las
contradicciones del capitalismo de su
tiempo, que puede convenirse
en llamar paleotécnico.
Engels partió como teorema inicial
de que «las fuerzas de pro
ducción nuevas (la gran industria) habían desbordado la forma bur
guesa de su empleo», produciendo un conflicto, de una parte, entre
73
Fundaci\363n Speiro
JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
«las fuerzas productivas convertidas en sociales» -por lo que la
producción social eliminaba la producción individual, es decir, la
gran industria
al pequeño productor-, y de otra «las formas de
apropiación
que permanecían individuales». Esta contradicción había
producido:
l.Q el antagonismo del proletariado y la burguesía; 2.Q
la
anarquía de la producción social, y
3.º el
antagonismo entre la
organización de la producción en
la fábrica y la anarquía de la
producción en el conjunto de la sociedad.
Marc Paillet, en su teciente libro Marx contre Marx, del que
luego hablaremos, explica y comenta
el segundo fenómeno con la
indicación de que
la producción capitalista, «exterminando la eco
nomía de subsistencia,
ha extendido
de forma revolucionaria
la
producción mercancía, ha colocado bajo su dependencia todas las
capas sociales y, con ello, ha originado la anarquía ... [ de ese tipo de
producción] a un raro grado de fuerza explosiva». Y, acerca del ter
cero, en la parte más vigente, indica que la expansión de los mer
cados no puede ir a la par con la expansión de la producción a
la
que cada empresa es impulsada, por lo cual se han producido las
crisis de superproducción, con las dilapidaciones a que da lugar,
y la concentración de capital para servir al perfeccionamiento inde
finido del maquinismo y a la creación de una organización industrial
de reserva.
Marx profundizó
más este punto y· enunció que la contradicción
del capitalismo, desde un punto
de vista muy general, resulta de que
el modo de producción capitalista tiende al desarrollo absoluto de
las fuerzas
procl.U.Ctivas, ffiientras que,
por otra parte, persigue la
conservación del valor capital existente y su mayor puesta en valor,
es decir, su acrecentamiento acelerado. Siendo así que, el modo de
conseguirlo, implica:
la baja
de la tasa del provecho, la depreciación
del capital existente
y el desarrollo de las fuerzas productivas del
trabajo a expensas de las fuerzas productivas ya producidas.
Editions sociales, de Pal'ís, acaba de publicar con el antetítulo de
Traité marxiste d'économie politique, dos volúmenes titulados Le
capitalisme monopoliste d'Etat, Cn el cual --con la parcialidad que
sigllifica el preju.Ício ·de creer ·é¡ue '1a organización socialista de la
economía, realizada por burocracia esta.taÍ, equivale
a··su aprovecha-
74
Fundaci\363n Speiro
CAPITALISMO-SOCIALISMO-TECNOCRACIA
miento por el pueblo- analiza la evolución del capitalismo en sus tres estadios :
a)
Primitivo o manufacturero, también llamado paleoindustrial.
b) Clásico o de libre concurrencia.
e) Monopolístico o «imperialista>>, caracterizado por: el des
arrollo de empresas con tendencias monopolísticas ; el desarrollo del
capital financiero, en
el que se interpenetran el capital industrial
y el capital bancario1 con prolíferación de los grupos financieros, y
la exportación sistemática de capital para empresas coloniales e «im
perialistas», que lleva consigo
la reducción del número y el aumento
de volumen
·de los
monopolios, que incrementa
la socialización de las
fuerzas productivas, con lo cual conduce, según Lenin, a
«la ante
cámara del socialismo».
d) Monopolista de Estado, que pone a éste al servicio de los
grandes monopolios u oligopolios capitalistas
~según dice
la obra de
referencia, y del cual
t~emos una
más profunda descripción en los
trabajos del Profesor De Corte, el aludido
«La economía
al revés>>
(cfr. en VERBO 91-92)
y «El Estado y la dinámica de la Econo
mía» (cfr. en VERBO
87-88)-y que se caracteriza por:
-las
crecientes intervenciones del Estado en todos los órdenes
de la Economía,
-la
asunción por el Estado de ciertas empresas de servicios con
precios políticos que se financian en parte por
los impuestos,
-
el desarrollo del crédito estatal, hasta
la dominación de aquél
por el Estado,
-la creación
política
fiscal, de
una parte,
y de estímulos, de otra,
con
finalidad de influir en
la Economía,
-el
absoluto control de importaciones
y exportaciones,
-una
inflación de la
cÚa( a la vez, se trata de contrarrestar
sus efectos con muy diversas
medidas econóillicas y fiscales que ·a.ere~
dentan
más
el intervencionismo estatal, -- ·
-la planificación centralizada. y tecnocrática.
Las dos últimas fases referidas han llevado: ·
-la primera a la revolución de los directores, que describió
James
Bufnham, én su Íibro The menegerial fevolution1 traducido
75
Fundaci\363n Speiro
JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
al castellano con aquel título, y, en su enlace con la segunda, al
predominio de
la tecnoestructura, descrita por John Kenneth Galbraith
en El nuevo Estado industria/,/
-la última, a su vez, engendra la tecnocracia estatal, única capaz
de hacer girar la economía al revés, clase que puede llegar a ser
intercambiable con
la de los directores detentadores de la tecno
estructura.
Lo cierto es que, como ha notado Marcel de Corte, el Estado
«se convierte únicamente en el órgano de redistribución de los pro
ductores, de la riqueza producida, y del acrecentamiento de la pro ducción», y se llega
«a erigir
la producción en criterio
«único» de
la
salud de una sociedad moderna y de la solidez de su economía>>.
El Estado ha dejado de ser lo que siempre había sido considerado,
es decir, defensor del bien común consistente en
la armonía de todos
los bienes particulares, para convertirse en dueño de un inmenso
interés colectivo parasitario, con lo que tiende a dejar de ser
Es
tado, en el pleno sentido jurídico de la palabra, para convertirse en
«un enorme
poder despótico, ejercitado sobre una inmensa máquina
industrial
y únicamente destinado a perpetrar el monopolio de quie
nes de una forma cualquiera o bajo la máscara de cualquier ideolo
gía, se hayan
apoderado de
ella».
Conviene, a veces, escuchar lo que dice el enemigo para saber
mejor a qué atenerse. Para eso, el citado libro
El capitalismo mono
polista
de
Estado, en su último epígrafe, puede servimos. Leamos:
«El capitalismo monopolista de Estado desarrolla, por su propio
movimiento, las bases materiales para
dar paso
a
la democracia eco
nómica
y política y al socialismo. Simultáneamente, frena el paso al
socialismo reforzando el papel central del Estado bajo el control de
la alta burguesía que restringe la democracia
y extiende la hegemo
nía de los monopolios sobre la sociedad.»
Pero esta contradicción del capitalismo, se autosubsume y con
vierte en interacción, pues :
En lo econ6mico, modifica profundamente su estructura: «inten
sificando la monopolización, socializa cada vez más el capital y la
produrción de
la empresa hasta la sociedad entera, más allá del
ám
bito nacional» ... así, «cuanto más se acreciente el peso de los gru-
76
Fundaci\363n Speiro
CAPITAUSMO-SOCIAUSMO-TECNOCRACIA
pos monopolistas en la sociedad, más el desarrollo de su producción
necesita la intervención creci~te del Estado», que, a su vez, «contri
buye a desarrollar la socialización objetiva de las fuerzas produc
tivas».
En lo político es evidente que su cuidado primordial «es y será
siempre, cada vez más» : «guardar a todo precio, incluso a cualquier
precio, el control de las palancas de mando del Estado. Pero hacién
dolo hace más hondos en última instancia los antagonismos del ca
pitalismo monopolista de Estado. Por ejemplo, acelerando los pro
cesos de centralización y concentración del capital monopolista, el
Estado contribuye a reducir
la concurrencia en el interior». Pero al
lograrlo
«la traslada
al nivel internacional en condiciones de agra
vación profunda cualitativamente nuevas» ...
«en el
seno de la cual,
acumulándose a los factores económicos, los factores políticos in
tervienen cada vez más activamente».
Por otra parte:
«Al intensificar la acumulación del capital, el capitalismo mo
nopolista de Estado extiende al mismo tiempo
y necesariamente el
asalariado» .. . «su tendencia es reducir relativamente las bases so
ciales de
la burguesía monopolista», pues como: <
la oligarquía financiera a los de las otras capas
sociales de la burguesía, crea las condiciones objetivas que deben
conducir al aislamiento de la burguesía monopolista al mismo tiem
po que a la reagrupación alrededor de la clase obrera de las clases
y capas sociales distintas de la oligarquía».
II. SOClALlSMO
Si el empleo de la palabra capitalismo es ambiguo, lo es muchí
simo más el de la palabra socialismo.
Si qrieremos entendernos, y no pretendemos sembrar confusio~
nismos,
ni intentamos sacar provecho con fines políticos de ciertas
palabras que suscitan reflejos favorables de las masas, tendremos que
partir de un solo concepto, del primig~nio. El Diccionario de la
Real Academia española nos lo brinda:
77
Fundaci\363n Speiro
JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
«SOCIALISMO: Sistema de organizaczon social que supone de
rivados
de la
colectividad los
derechos individuales y atribuye al Es
tado absoluta potestad de ordenar taS rondiciones de la vida civil,
económica y política, extremando la preponderancia del interés co
lectivo sobre el
particular.»
Notemos
que este concepto lo define
como-un
sistema de orga
nización social del que indica tres característias :
-supone
derivados de la colectividad los derechos
individuales,
-atribuye al Estado absoluta potestad de ordenar las condicio-
nes de la vida civil, económica y política,
-extrema la preponderancia del interés colectivo sobre el: par
ticular.
La primera característica, ontológica, y la tercera, teleológica1 son
evidentemente coherentes entre sí, y reclaman, como consecuencia
lógica de la primera y como medio adecuado para la consecución de
la tercera, la aplicación de la segunda, es decir, la atribución al Es
tado de la enunciada absoluta potestad,
Esta concepción abarca, sin duda, no solo el socialismo marxista,
sino también los nacional-socialismos, e, incluso, los ahora pretendi
dos ·socialismos regionales. Variantes que sólo difieren· en cuanto al
plano en el cual ·sitúan al Estado propiamente dicho, es decir, sobe
rano, sea: en un ·supe-restado mundial; en la que hoy se llama na
ción, pero que en su superestructura no es sino el Estado propia
mente dicho en su versión ·contemporánea, o bien, en las
regiones
-más o menos nacionalistas-(!Ue por su falta de estructura na
tural, se entrelazarán en un federalismo de tipo revolucionario, que
pretende ser federalista frente a las entidades superiores (Europa,
superestado socialista, etc.) pero se niega a serlo con respecto a los
cuerpos sociales menores ( municipio, familia, colegios, cámaras,
gremios),
Es
la concepción opuesta a la que nosotros denominamos foral,
que el Obispo Torras y Bages llamó regionalista y el profesor Emil
Brunner
.ha calificado
de federalista,
que. sigue
el orden de
la Crea
ción, esto es, la organización por cuerpos intermedios! que se desarro
lla como los árboles, desde abajo hacia arriba, presidida por el prin
cipio de subsidiariedad.
78
Fundaci\363n Speiro
CAPIT ALISMO-SOC[ALISMO-TECNOCRACIA
Sin embargo, la palabra socialismo se extiende · por doquier . con
significados diversos. En un artículo titulado
SocitUisme au Quebec
( en L' homme nouveau, 1 agosto 1971), Pierre André Marcotte,
ha escrito que esta palabra equivale para muchos a
la reivindicación
de una sociedad más justa; pero que, al aludirse a una <
las más extremistas, sea :
-la
eliminación
de la pobreza,
- la reducción del paro,
- la humanización de las condiciones de trabajo para los menos
favorecidos,
-la posibilidad de producir las decisiones políticas y econó
micas al nivel de las necesidades reales del pueblo, la cogestión o
la autogestión,
- el estatismo o el colectivismo,
-la toma del poder por una clase que, eliminando a cualquier
otra concurrente, se identifica a sí misma con el pueblo. Pero, excepto la penúltima
actitud, de
las demás, ni siquiera de
la última, no puede decirse que sean monopolizadas por el socia
lismo.
En Quebec, dice Marcotte, ser socialista puede significar tanto:
-una
feroz oposición al americanismo (tanto o más puede de
cirse de todo Iberoamérica) que impulsa al deseo
de sustituir toda empresa
libre por una red de empresas del Estado,
- una secreta envidia de
la riqueza que se representa como el
símbolo, en especial si es anglosajona, de las medidas vejatorias que
han cortado
la expansión del Canadá francés (lo mismo que en los
países árabes, o en
todo. los que han·
sido víctimas de
cnalquiet co
lonialismo
económico).
-por
generosidad ; o bien, por sed de poder; o también por
odio: contra sí mismo; contra
1a sociedad, o contra todo lo que man
tiene las estructuras de
1a soci~dad: 1a autoridad - civil, la· religiosa,
el poder económico, la
autorida.d familiar y escolar: contra el «orden
establecido», contra
el «sistema>> ( aquí oímos decir, contra «las· es
tructuras»),
y, entone.es_, ser so_cialista es tratar de «abatir el ·sistema».
79.
Fundaci\363n Speiro
JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
- «por moda intelectual, como quien atrapa un virus, porque
ser socialista es
W1 componente normal del espíritu de izquierda,
y no se puede serlo si se es intelectual de derecha ... » ( es decir, por
una alienación o condicionamiento, siguiendo la terminología mar
xista, que, en cuanto tal, no puede ser sino pseudo intelectual, signo
de ausencia de personalidad o de falta de valor para soportar los
calificativos en uso ... ) .
Se suele contraponer capitalismo y socialismo. Sin embargo, no
hay tal
antítesis, como resulta cada día más evidente. La antítesis
se plantea entre la propiedad privada
y el socialismo, pues aquélla
-que perfectamente puede coexistir
contemporáneamente con formas
comunales
y colectivas de propiedad- pierde sus esencias vivifican
tes en un régimen socialista estatificador. Como ha explicado De Corte, capitalismo
y socialismo son dos
formas de la
achlal economía de productores} aplicada a la suma de
individuos que forma
la disociedad actual manipulada tecnocrática
mente con fórmulas que suelen ser democráticas, en el primero,
y
son totalitarias, en el segundo. También, en esa misma perspectiva,
ha escrito Canetti que,
uno y otro, «no ven sino la producción».
«Capitalismo
y socialismo -habla escrito Spengler- brotan de
la misma raíz espiritual, del pensar en dinero, del comerciar con di
nero ...
»
El ansia monopolista del capitalismo llega a su paroxismo en el
socialismo. Este, como notó Chesterton, al ver que «la propiedad
ya está concentrada en
trustS>>i estima que «la única esperanza es
concentrarla más en el Estado». Y, sin embargo, como objetó este
ilustre escritor, la solución no está en ir adelante sino atrás, no en
concentrar más sino en desconcentrar.
La «fiebre
devoradora>> -de
la pequeña propiedad
y la pequeña
empresa, del campesinado
y de la artesanía, de la libertad de todos
convertidos en «productores»
y «consumidores» de reservas, de tiem
po
y de contemplación de tradiciones y costumbres- como ha notado
Gustave Thibon (cfr. VERBO, núm. 60), es característica de una
not•ble parte del gran capitalismo, pero mucho más del socialismo :
«Allá donde están los pozos de la tradición, de la autoridad, de la
experiencia, los pozos donde se reposta la caravana social, el socia-
80
Fundaci\363n Speiro
CAPITALISMO.SOCIALISMO-TECNOCRACIA
lismo no ve más que parásitos y obstáculos. Confunde las -reservas
con la inutilidad. Todo lo que conserva, tanto en el mundo de los
cuerpos como
eµ el de las almas, provoca su' aversión ... »
Para centrar el estudio que del;>emos efectuar, estimam9s que nada
nos será más
útil que el examen en sus grap.des líneas de los siste
mas socialistas
que la realidad nos ofrece, y que para simplificarlos
reduciremos, prescind'iendo del maoísmo y-del castrismo, · a los-_ cuatro
siguientes:
1.2 Socialismo
marxista-leninista,
caracterí~tico de la U.
R. S.· S.
y de la casi totalidad de los países
dd otro
lado
eje! telón de acero
y bastantes del tercer mundo.
2.º Socialismo de tipo yugoeslavo y, especialmente, del checo
eslovaco experimentado en la
llam,ada «primavera
de Praga».
3 .2 Social_ismo de )os partidos sbcialistas clásicos de fos países
occidentales.
4.Q Socialismo· ~meco.
Procuramos, del modo más esqu·emático que nos sea· posible, tra
zar las líneas principales de. cada sistema.
A) Socialismo marxista-leninista de U. R. S. S.
Es sabido:
- que fue
r~Iiza
abarca no solam~nte ·1o político sino lo.-eco
nómico y lo cultural; y se efectua bajo la vigilancia ideológica del
partido, por
una inmensa y poderosa b11;roC~acia;
-
que
sólo
ha alcanzado -según se afirma- el · prim_er _ 1:).ivet
del socialismo «a_ cada un~ según sus méritos», ( fase s9~iáJ.is_ta )_ y· se
halla lejos del segundo nivel < (fase propiamente
comunista);
. .. . .
.
:._ que,
para todó ello, todos los bienes de pr_oducción,
excepto
algunás
granjas
familiares, son del Estado,
convertido de
hecho en
el único pairo~o, que· planifica Ímpe!'ativa~etite toda la economía,
• 81
Fundaci\363n Speiro
JUAN V ALLET DE GOYTISOW
como si se tratara de una inmensa y u.ruca empresa dominada por
quienes, además, detentan el poder poHtico.
Según Marx, la abolición de la propiedad privada de los medios
de producción debía dar lugar a la desaparición de las clases, a la
abundancia, con lo cual
el Derecho y el Estado -que para él no
son sino instrumentos de la dominación de la clase dominante---al
no tener ya razón de ser desaparecerían.
Lo cierto es que hasta ahora no se ha · producido la abundancia
prometida, ni
han desaparecido las clases -aunque hayan cambiado-
ni
el Derecho ni el Estado.
El primer fracaso, es decir,· el económico --en un sistema que
basa precisamente en. lo económico sus esperanzas de redención del
hombre en este mundo- es patente. Nos remitimos fundamental
mente a los datos consignados por los tecnócratas neosocialistas del
Club «fean Mo111in», en Le socialisme et l'Europe, libro del cual
tenemos una referencia en
la carta de Yves le Penquer a Claude
Brouclain sobre
la «debacle» de la vieja doctrina socialista en VER
BO
47-48, ampliada en el trabajo de Michel de Penfentenyo «El
socialismo ruina o chafallo», en folleto o en VERBO 68-69, y asimis
mo --como luego veremos- en las experiencias narradas por Ota Sik,
cerebro rector en lo económico de la Primavera de Praga. También son
de fácil consulta para nosotros el trabajo de Francisco de Gomis «Agri
rulhlra, socialismo y socialización>>, o en VERBO 77, y más reciente
el Jean de Saint Chamas «El socialismo contra el progreso», en VER·
BO
94.
Ahora nos interesa aquí más el segundo fracaso, es decir, el re
lativo a
la profecí~ tle la sociedad sin Derecho, ni Estado, ni clases.
Notemos que por muy breve tiempo, entre 1917 y 1918. Rusia
fue verdaderamente una sociedad de obreros, cuando éstos a conti
nuación
de la Revolución de Och.Ibre empezaron a posesionarse de
las fábricas.
El VIII Congreso, en
marzo de
1919, del Partido comunista, pro
clamó que:
«El aparato organizativo de
la industria nacional debe
estar basado primordialmente en los sindicatos». Pero pronto con
cluyó el
papel independiente de éstos. Una lucha desgarradora entre
los sindicatos y el Partido, terminó con el triunfo de éste y final-
82
Fundaci\363n Speiro
CAPITALISMO-SOCIALISMO-TECNOCRACIA
mente con la pérdida de la independencia de la dirección sindical.
Stalin, en el II Congreso Panruso de los Mineros de diciembre de 1920, exclamó: «¿Es que todos los trabajadores saben cómo gobernar
el país? La gente práctica sabe que esto son cuentos de hadas». Lue
go se implantaron: la necesidad de obtener permiso del jefe de planta
para cambiar de empleo; los castigos por no alcanzarse los cupos
previstos, las fuertes multas
por llegar tarde aí trabajo ...
Leon Trotzky, ante
esta realidad,
trató de explicar el por qué
del incumplimiento de las previsiones de Marx, en lugar de las cua
les resultaba que
la burocracia se había erigido en la nueva clase
dominante. Para justificar el fallo buscó razones contingentes, even
tuales:
~ en el interior, Rusia era el eslabón más débil de la <
diciones económicas y sociales eran particularmente difíciles, con
un proletariado numéricamente débil en relación a la inmensa masa
campesina, lo cual significaba que los datos objetivos precisos para
la desaparicióo de las clases
y, por ende, más lentamente del Estado,
no podían producitse sino en muy largo término ; además, la guerra
civil, los enfrentamientos de los grupos sociaíes, el atraso de la eco
nomía, la penuria de víVeres y mercancías, la anarquía de las mi
graciones interiores, habían favorecido el incremento de la fuerza de
la burocracia para arbitrar la siruadón, que habla aprovechado ésta
en su propio beneficio ;
-en las relaciones con el exterior, la presión ejercida sobre una
Rusia débil y aislada contribuía a reforzar el poder del Estado so
cialista
y, por lo tanto, de la casta burocrática que lo dominaba.
Pero, a medida que
el tiempo transcurr!a iba pareciendo más
evidente que la explicación del dominio burocrático como un fenó
meno contingente no resultaba sostenible. Había que buscar otra: ¿ Se
había producido una reacción termidoriana? Sin embargo, tal for
mulación
resultaba imprecisa,
pues en ella cabían tres distintas expli
caciones concretas, que el comunismo no ortodoxo discuti6 violen
tamente desde 1934-1936.
-la
U. R.
S. S. es un Estado proletario degenerado.
-1a U. R. S. S. es un neocapitalismo restaurado por Stalin.
83
Fundaci\363n Speiro
/UAN VALLET DE GOYTISOLO
~ la U. R. S. S. es una--sociedad de un género nuevo, Uflª so
ciedad· burocrática.
Trotzky continuó, hasta su muerte, defendiendo la primera tes~s.
Como consecuente marxista, se daba cuenta de fa enorme .imp<:>rtancia
de la respue5ta: «Reconocer a la burocracia el carácter de clase fll!l
damental y a la sociedad burocrática- un papel histórico, era ni más
ni menos que
arruinar las
esperanzas de toda su vida, lo que sin duda
hubiera admitido, pero, sobre todo, revisar-
el marxismo en una de
sus partes esenciales : todo el· análisis según el CU.al el soci.alismo de
riva científicamente de la crisis del capitalismo, e inviste al prole
tariado, transformado por la Revoluóón en clase dirigente, de la mi
sión de dar lugar al nacimiento de una sociedad que superara la
lucha de clases
y en la cual ef Estado iría desapareciendo» ... En caro
bio:
«Sería erigir
la sociedad burocrática- en
·soltición mundial alter
nativa o, mejor -dicho, en etapa histórica "necesaria"».
Transcribimos
este planteamiento de Marc PaiIIet, en su reciente
libro
Marx contre Marx. La société technobur-eaucratiq'ue. Se trat~
de
un trabajo
de ·análisis
serio pero marxista, que trata
dé manténet
los principios de Marx contra las previsiones del propio Márx que
han resultado equivocadas. Su critica sigue el método dialéctico del
materialisino histórico, totalmente determinista, pero liberado.de todo
optimisnio respecto al
futuro progreso.
Naturalmente,
nO podemos
compartir ni
Sti determinismo
ni su
materialismo, ni su visión dialéctica total, ni su concépto de
la plusvalía,
plenamente marxistas;
y menos aún su irreligiosidad manifiesta. Tam
poco su noción
dé clase
que el marxismo -como ha dicho De Corte,
en «intrínsecamente perverso» (VERBO 55, págs. 355 y sigs.)-,
«ha foi-jado en· todas ,slls piezas» y «fa ha introducido en el vocabu
lariO político y soCfal»; aunque no s·ea silla uri , espejismo, real ·en
tanto
que espejismo, que
preciS:lmente _
como tal actúa ...
» como- «un
mecanismo auxiliar ·que ·tiende· a
dirigir
·-ta imaginación· eri el seritido
que la impriinen los niecanismos
de la propaga.ricia, de
tal
·manera
que la aiención de los hombres se eocueritre dirigida hacia la sola
representación mental de
la clase y que ésta les magnetice hasta un
punto tal que formen cúerpO con.ella,-:no apreéibféndose--de· que en
ella diluyeo su personalidad»: <<¿Qué especie de sociedad pueden
84
Fundaci\363n Speiro
CAPITALISMO-SOCIALISMO-TECNOCRACIA
formar entre ellos? -pregunta, en «La educación política» (VERBO_ 59, pág.
648)-el secretario general del partido comunista de Mospí
o
de Pekín ... , y el intelectual de tumo de l'Humanité o de
Témoi
gnage chrétien, e_l metalúrgico de la Renault, el dócker_ de Londres, el
campesino de Vitnam? Su colección es pura y simplemente una fic
ción del ingenio apuntado hacia una sociedad que .n_o existe en nin
gún sitio, ya que estos 'trabajadores no viven unos con otros ni tienen
lazo real alguno
entre sí.»
Pero resulta interesante seguir a Paillet en su crítica ~arxista de las
ilusiones de Marx y en su explicación del fenómeno burocrático. en
los
países comunistas.
Los
hechos contemplados
sori estos
:
A ·medida -que los años se
han ido
sucediendo, los
traZ!'.>'S buro
cráticos han ido endureciendose,
afirmándose y reforzandose
en
la
U. R. S. S. El fenómeno de la nueva clase burocrática se ha exten
dido -a todos
· los país~ en
los cuales triunfa el comunismo, como
Djilas
desctibió con
respecto· a Yugoeslavia.
Por lo
deníás, resulta
evidente que el Thermidor staliniano no fue
una reacción capitalista. La propiedad privada (individual o colecti
vamente privada)-
de los
medios de producción había desaparecido.
Los mecanismos
de formación de los precios nada tenían que ver
en la
U. R. S. ·s. cbn los mecanismos capitalistas. El provecho se.
materializaba
de modo diferente,- en
lugares diferentes, y -jugaba un
papel diferente. E igual el mercado y la moneda. La actuación y las
relaciones de las clases sociales nada tenían de
común- con las es
tructuras de la sociedad
, capitalista.
Paillet
sorrieté el
pronóstico socialista
a un anáHsis marxista, que
aplica al
propio
ma,xismo.
Si
el marxismo
acusabii' a la burguesía
de disponer de
la· plúsva
lía ( en su
concepción marxista) producida por
el trabajo: «la. plus
valía real
en:u. R. ~-s.-nó puede aparecer o no es ·contabilizada sino
en
el escalón central» ... «Ese Estado que contabiliza
la plusvalía y
la ·reparte conforme ál Plan, ·no 'es en modo alguno abstracto. Se
compone de personas indudablemente vivas ...
Ahora bien,
estos diri
gentes actúan·
c6mo · una
colectividad de
·poseedores ·respecto· de
los
trabajadores obreros
y campesinos. "Pódrfa decirse que se trata de
85"
Fundaci\363n Speiro
JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
una gigantesca sociedad por acciones cuyos títulos, de modo varia
ble, estarían distribuidos entre los burócratas».
Así «la sociedad tecnoburocrática tiene como motor un sistema
original de extorsión de la plusvalía, que viene a producir la «ele
vación»
de
la explotación capitalista al escalón nacional», y «aún
hoy al internacional».
Según la opinión de André Philip, basada en un análisis mar
xista de la dinámica social, «una sociedad con clases ( esclavista, feu
dal ... ) ha dado siempre lugar al nacimiento de otra sociedad con
clases ( feudalismo, capitalismo)
y nada hay esquemáticamente que
resulte· escandaloso en que continúe siendo de igual manera: es decir,
que
el capitalismo engendre
la tecnoburocracia».
Paillet interroga también acerca de la lucha entre la burocracia y la
tecnocracia, que se viene observando en todos los países del otro lado
del telón de acero, pero que se ha exteriorizado, especialmente, en las
crisis de Polonia y Hungría de 1955-1956, las de Yugoeslavia y en la
de Checoeslovaquia de 1965-1968. El problema, a su juicio, consiste
en determinar si se trata de dos clases diferentes o bien si son dos
manifestaciones diversas del m~smo tipo de poder, de modo para
lelo a las observadas en las distintas fases del capitalismo (manufac
tluero, financiero, imperialista). NQta que mientras la burocracia
se centra en el Partido y los niveles políticos del Estado y se man
tiene en un dogmatismo doctrinal, la tecnocracia se desarrolla en las
empresas menos interesadas por los a priori doctrinaJes y más pre
ocupadas por las soluciones técnicas
y progresivas. En los conflictos
antes aludidos, esta última ha aparecido aliada al proletariado, pero
ello puede ser debido simplemente a una posición táctica en el com
bate por la hegemonía.
Precisamente, hoy el aparato de dirección se transforma y se tec
nocratiza.
La tecnocracia, ayudada por las revoluciones técnicas, tiende a
trasladarse al nivel del Estado con sus métodos de gestión extendi
dos desde la empresa.
No obstante, ambas capas sociales, burocracia y tecnocracia, ·están
ligadas por una doble solidaridad:
- frente a la clase capitalista que se pretende eliminar,
-respecto del neoproletariado, al que se trata de dominar.
86
Fundaci\363n Speiro
CAPITAUSMO-SOCIAUSMO-TECNOCRACIA
El tránsito o el mantenimiento de la propiedad de los medios de
producción en manos del Estado es una exigencia común a ambas.
No olvidemos que su dominación y posesión efectiva del aparato de dirección se
a:poya en
su función.
No olvidemos la observación de
Djilas
de que la clase dirigente, al poseer de facto todos los 'atribu
tos de
la propiedad, en ausencia de verdadero propietario jurídico,
se convierte en el verdadero detentador del instrumento económico.
Fenómeno, por lo demás, observado reiteradamente a través de la
Historia, como especialmente ha sido subrayado por Beltrán de Jou
venel. Ello lleva a la existencia de un «patronazgo» único
y a la vigi
lancia multiforme
y omnipresente de todos por todos. A todo pro
letario, por tanto, esta situación le coloca enfrente de un solo pa
trono, que le expide la carta de trabajo, el pasaporte interior, los
certificados
de empleo ...
y, en caso de ser rechazado por él, le coloca
en una situación de semi condena: con pérdida del derecho de in
quilinato, por miserable que sea, del salario y de los servicios socia
les, amenazado aun de sufrir persecución ... No olvidemos, como destaca
el propio Paillet, que el dominio
por la función, <
discutible que el dominio por la propiedad» : «produce por ello en
los dirigentes reflejos de temor
y, por consiguiente, de defensa aún
más profundos, más organizados, más sistemáticos que en los an teriores dueños». Por ello la tecnoburocracia necesita dominar todo
el aparato
y cada una de sus ruedas ; las organizaciones sindicales, la
prensa, la cultura, la religión,
el arte ... , y eso hace que esa sociedad
sea hiper-represiva. Ello tiende a dar lugar a que burocracia
y tecnocracia se fusionen en
una tecnoburocracia, única clase dominante,
y tendente ·--como ya
se
observa en Rusia-- a convertirse en hereditaria a través de
la uti
lización
de su enorme influencia, no contrapesada,
para el
nepotismo.
Según concluye Paillet, por todas las razones
expuestas, debe
re
conocerse que
«no se
trata de un
fen6meno de
desviaci6n burocrá
tica provisional ni aun de
larga duración,
sino por el contrario del
curso normal de la revolución tecnoburocrática», contra el capitalis-
81
Fundaci\363n Speiro
JUAN; VALl.JJT'. VI!. GOYTfSOLO
mo; Y que, .-«_en;,vano· los·· gamhistes se -esfuerzan en mostrar a esa
burocracia en flagrante delito_ .de traición», pues ésta «no traiciona
sino
el mi-to socialista, pero no a su. destino, no al destino esencial y
verdadero ·.de~ 1a ._ revolución que ha ... realizado». Decepcionante para
llUlchos socialistas, pero real ...
B) Socialismos yugoeslavo y de la primavera de P;aga.
· Las mayores espranzas, pu.estas aún por algunos, en que pueda
llega-rse a
un socialismo con
ro~tro huniano se
concretan
prácticamen
te en los intentos yugoeslaVo y, especialmente, en el checoeslovaco
de la denominada primavera de Praga;
La base de esta revisión se halla en la crítica del sistema socia
lista revolucionario de la U. R. S. S. y de los países que han-seguido
su sistema.
La crítica del socialismo de la U. R. S. S., bajo el aspecto político
social, fue efectuada por vez primera por un Jefe de Estado comu
nista
en el
discurso que el 26 de junio de 1950 pronunció Tito ante
la Asamblea Nacional de la República Federal de Yugoeslavia, al
formular· su acusación contra la burocracia soviética, en estos términos:
<
los nied.ios de producción,
y estos medios se encuentran aún,
al término de treinta y un años [hoy pasan ya de los cincuenta y dos],
en manos del Estado. ¿Es ésta acaso una realización de la diVisa
«la fábrica para los ·obreros»? ES evidente que no. ·Los obreros
no
· tienen en el momento actual ni
la menor parte en la dirección
de las empresas: ésta es ejercida por los directores nombrados ·por
el Estado, que s011 funcionarios. ·Los obreros no tienen sino· la posi
bilidad y el derecho a :trabajar; y en esto no existe gran diferencia
con el· pápet que tien:en ·én loS países capitalistas. La única difereflcia
para
los
obreros está · en
que en la
Uriión Soviética
no
haY pato, y
es todo.e Así los dirigentes soviéticos no hán. ·cumplido -hasta ahora
uno de
los·
hechos· más caraderíSticos de
un socialismo,
la transfe
rencia
de la gestión. de las fábricas y demás empresas industriales
de las manos del Estado a fas de los obreros' ... »
ss,,
Fundaci\363n Speiro
CAPITALISMO-SOCIALISMO-TECNOCRACIA
Ert la crítica, referida de modo especial al aspecto_ económi
co, vemos una notable coincidencia entre las formuladas por el
tecnocrático Club Jean Moulin, a que antes he:ro.Os aludido, y las
que Ota Sik, el teórico de «la primavera de Praga», ha expuesto
en su libro La vérité sur I' économie tchécoe.rlovaque y explicado
en las mesas redondas .mantenid_as en Madrid, que podemos hallar
reseñadas en Actualidad Económica,·
núms. 653, · 654 y 655 de 19
y 26 sept. y 3 oct 1970. Cierto embrión de esa revisión fue
observado en el discurso de Krucheff del
1.3 de julio de
1964 ante
el Soviet Supremo, en el que insinuó
la conveniencia de introducir
«ciertas formas de economía de mercado»,
tr~nsformando el espí
ritu primitivo del Gros plan
y de reforzar la emulación sociali§ta
de los trabajadóres interesándolos materialmente en los resultados
obtenidos. Veamos la crítica de Ota Sik, que se centra en :
a)
La dirección de la economía totalmente central-izada que
asegura,
no puede corregirse con el intento puesto en práctica en
la
República Democrática Alemana y en Polonia, que trata de mejorar
el viejo sistema centralista administrativo pero sin apartarse ·de -la
centralización. El órgano central, dice, no es capaz de tener en cuen ta cómo van a evolucionar todas las empresas individuales
y todas sus
producciones para deducir la producción óptima. Es imposible que
el órgano central compute los «miles» de factores de los que de
pende el beneficio, como son :
. la maquiá.aria utilizada,
las innova
ciones técnicas, los nuevos productos, el ahorro de material, la forma de utilizar
y aprovechar el tiempo de trabajo, el régimen de segu
ridad social.
Lo único posible de prever, más o menos a grandes ras
gos, es
la evolución macroeconómica. Incluso califica Sik de tontería
el intento sovié_tico de dirigirlo todo a base de un sistema de orde
nadores electrónicos
enormes, dado
que no puede encomendarse
a·
los
ordenadores la enorme cantidad de factores en juego,
especial~
mente
por faltar
la base de información, que no puede suministrár
seles o que les llegará deformada.
«Resulta simplista imaginar
-dice-----:'." en
países
de elevado nivel
de_ desarrollo que
la totalidad del desarrollo económico s~-pueda_
dirigir
desde un centro.»
89
Fundaci\363n Speiro
/UAN V ALLET DE GOYTISOLO
La dirección centralizada «decidía lo que había que hacer en
las empresas,
decretaba cuántas
personas debían trabajar en la
pro
ducción,
qué cantidad de mercancías era preciso producir, qué ramas
no hacia falta desarrollar. Así, los trabajadores que según la. ley eran
copropietarios de la propiedad socialista, no tenían un sola palabra
que decir en todo esto». Así, el productor se desinteresó del mercado,
y nadie se ocupó de las necesidades del consumidor. «Las empresas
se transformaron, pues, en ruedas de esa inmensa máquina econó
mica, carentes de poder de decisión y sin iniciativa».
Y, por otra parte, la coacción sobre el consumidor, que en los
países occidentales ejercen oligopolios
y monopolios que dirigen la
producción con arreglo a sus intereses de productores, llega a su ab
soluta generalización con el capitalismo estatal soviético.
Por otra parte
-reconoce Ota
Sik- «en los mismos órganos del
partido comunista,
la mayoría de los representantes proceden de la
extensa industria pesada
y éstos imponen sus intereses en· los plenos,
y los representantes de la pequeña industria son minoría y no tienen
fuerza frente
a los representantes de la industria pesada». Así son
los mismos quienes manejan «el aparato del partido, el aparato del
Estado, los órganos que son controlados cada
vez más».
b) La falta de mercado, indicador de las necesidades de los
consumidores! función que el socialismo no puede sustituir en forma
alguna, pues
------
sociedad.
e) La falta decisiva de incentivos materiales¡ no sólo entre las
capas y niveles de orupación sino también según el éxito de la
em
presa, sin que los incentivos morales basten, como pretende la «nue
va izquierda» que, de acuerdo con el criterio teórico
y romántico
del Che Guevara, considera el incentivo material como algo absolu
tamente antisocial, criterio que
Sik estima una desviación del mar
xismo.
Cree este profesor que
el crecimiento intensivo es imposible con
estos defectos del capitalismo
so;viético. «Mientras
existan en un
país suficientes fuerzas de mano de obra libres, el crecimiento ex
tensivo puede ser de utilidad, pero cuando se agota la mano de obra
90
Fundaci\363n Speiro
CAPIT AUSMO-SOCIAllSMO-TECNOCRACIA
( este fue muy pronto el caso de Checoeslovaquia) y prosigue el cre
cimiento extensivo, entonces sucede que la industria crece a expensas de todos los demás sectores.
Se va sacando mano de obra de los ser
vicios, de los transportes, de la agricultura, de la construcción, del
comercio, o sea de todos los demás sectores para incorporarlos a la
industria.» Tal sistema, dice
«no corresponde
ni mucho menos, a las condi
ciones de los países industrialmente desarrollados»; en ellos
«se con
vierte en un gran freno o en un gran obstáculo, tanto para el des
arrollo económico como para el desarrollo cultural de[ país». «La
Unión Soviética
se ha estancado con este sistema, tras lograr una
industrialización bastante rápida».
Hoy el sistema, incluso en ella,
«representa un obstáculo para
el futuro desarrollo», siéndolo más
para aquellos países, como Checoeslovaquia, que habían alcanzado
un elevado nivel de desarrollo industrial. Sio una restauración de las relaciones comerciales «la economía oriental no podrá alcanzar
el
desarrollo de Occidente; por el contrario, el gapp, el abismo que
separa a ambos se hará cada día mayor» ... <
y siete y cincuenta y ocho que con
el principio de este
sistema comunista
no
ha.y futuro progresista para
la nación y, voy más lejos, no sólo para el pueblo checoeslovaco, sino
para ningún pueblo de los países comunistas de hoy».
Es de destacar, además, la dominación colonialista ejercida por
Moscú, de los países europeos calificados de
democracias populares,
que,
según indica Paillet, se manifiesta a través del
Comecón:
El socialista francés Giles Martinet, en su reciente libro Les cinq
communismes, al ocuparse del comunismo yugoeslavo, destaca tam
bién este
«imperialismo socialista>> ruso. En las empresas mixtas
ruso
yugoeslavas,
los soviéticos pretendían contabilizar los campos petro
líferos yugoeslavos al precio ordinario de los terrenos agrícolas; la aportación yugoeslava a la sociedad aérea JUSTA fue evaluada al
precio de 1938, mientras las rusas al de 1946-47; la superficie del aeropuerto de Belgrado fue estimada al precio de un terreoo ordinario
por el Director ruso ...
Los soviéticos actúan en esta materia, dice Martinet, «como si las
relaciones económicas entre las naciones socialistas continuaran
fu.n-
91
Fundaci\363n Speiro
JUAN VAUET :OE GOYTISOLO
dándose en los principios capitalistas del intercambio de bienes». ¿Por
qué los soviéticos han tratado de explotar a las democracias popu
lares? Según el mismo autor, no ha ·ocU.rrido sino que~ de hecho, la
U. R. S. S. «ha proyectado en sus relaciones con los demas países
socialisias las mismas re-ladones de e'xplotatión existentes en el in
terior de su propio sistema»,
que ya Tito, en su discurso antes citád6
de 1950, había denunciado.
Pero, veamos sucintaffiente cuáles. han sido los intentos de recti
ficación yugoeslavo y checo.
a) La autoge,tión yugoeslava.
Las correcciones yugoeslavas al comunismo han producido evi
delltemente un
alivio en
la agricultura, el artesanado, la pequeña
industria y el comercio al por menor ( de los tenderos). Las fincas
de menos de treinta hectáreas, las industrias de ·menos de diez obre~
ros y las pequeñas tiendas fueron· reintegradas al régimen de pro
piedad privada con ·un éxito prOductivo e ifldudable alivio para el
consumidor.
Las demás empresaS se rigen por un sistema de autogestión. Per
tenecen al Estado, pero son entregadas a la colectividad de sus obre
ros como a unos «fiduciarios». Su .gestión Se efectúa por un consejo
obrero, que teóricamente detenta
la autoridad suprema, el comité de
gestión y el director, elegido generalmente por el órgano estatal, que a
la vez es órgano del self governement de la fábrica y representante
de la comunidad general, por lo que puede interponer
su véto
a las
decisiones del consejo obrero y del comité obrero. ·
En una primera reforma, en la década de ·1950 a 1960, las em
presas dejaron de ser simples agencias estatales, pero la libertad de
decisión de esas empresas autónOmas quedaba sumamente condicio
nada por la completa reglamentación de los precios y por los ·im
puestos
que
absorbían todos sus posibles
excedentes y que servían
para
constituir los
Fondos de Inversión públicos, de los
que dispo
nían.
los
organismos político-administrativos que
asumían todaslas
decisiones de· inversión·. ·
92
Fundaci\363n Speiro
CAPIT AUSMO-SOCIAUSMO-TECNOCRACIA
A fines de 1960 la economía yugoeslava conoció dificultades
semejantes a las de los
demás países
del
Este: Tito
recurrió flexible
mente a las posibilidades ofrecidas por el mercado internacional. El
sistema crediticio fue modificado,
.el .de los precios ieadaptado, _ y se
concedió a las empresas una parte importante de
su. producto
neto.
Con ellas Yugoeslavia obtuvo importantes préstamos del
;Fo.ó.do mo
netario
Internacional del Banco Mundial
y de U. S. A. y de otros
países occidentales.
Ello dio lugar a la deseada expansión, pero con extraordinario
desorden. La administración continuaba absorbiendo todos.
los pro
blemas
de inversión y los consejos obreros sólo se preocupaban del
aumento de los salarios, olvidándose algunas veces incluso de renovar
los
stoks. El resultado fue la inflación y el dinar tuvo que ser· de
valuado en 1965. Esto Originó que se discutiera- si el reinedio debía
buscarSe Vol
viendo a la .«planificación total» o bien acerituando áún más la· re
forma.
La duda fue resuelta por
Tifo, según
explica
Maitinet, por
una
cuestión de prestigio. El argumento ideológico: Yugoeslavia se
juega su prestigio en
lá experiencia
de la autogestión, su
aba11do11o
sería
una decepción, _confesar
wi fracaso>
Así, en 1964 y 1965 se realizaron las _nuevas reformas. _Se liberó 1~
empresa
de gran parte
de sus caigas fiscales, permiti_éndoles así no
sólo en cierta medida,
autofinancia~e, sin~ incluso
paticipar en la
creación de bancos. También fue autorizada
la formación qe empre·
sas
mixtas en las que pueden participar empresas capitalistas extran°
jeras con empresas yugoeslavas. Sarda Dexeus,
en los Anales de. la
Real
Academia de Ciencias Morales
y Políticas de 1968, núm. 44,
definió la nueva economía yugoeslava -como «una· economía de
~et~
cado, aunque no una economía de libre competencia>>, que «se aceréa
más a
un sistema de oligopoHstico»,
y, en algunos aspectos, <
las econom!as capitalistas más desarrolladas. Sin embargo, las limitaciones
· impuestas por el
Estado
· son' aún
exorbitantes. Lo cnal,
como ha destacado Sturmthal, es perfecta
mente explicable; porque
«la autogestión es
incompatible con _ un
régimen totalitario», pues si los
obiero.s llegaron a ·regir libreril'ente
Fundaci\363n Speiro
JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
la empresa, tendrían que acabar por afirmar su derecho a determinar
la política económica y financiera del gobierno que tenga una in
fluencia vital en la marcha de cada empresa.
¿Cuál ha sido, en la práctica. el resultado de este ensayo? Un
fino observador como el periodista José Pla
(Destino 1720 de 19
sept. 1970), relató, en una de sus crónicas desde Belgrado: «todas
miS preguntas encaminadas a saber si en términos generales este sis
tema produce los resultados que esperaron los que lo implantaron
han dado como resultado la natural ambigüedad, porque algunas em
presas de la cogestión andan bien, otras regular, y otras
mal» ...
«cosa que en el sistema liberal del capitalismo es igual, awique en
este sistema el quebranto sea de los directamente interesados y en
el de aquí el quebranto sea del Estado. A mí me parece que este ré
gimen es de transición, que durará lo que durará
y que si dependiera
más del Estado que de la situación
genera:!, aun
tratándose de lo
difícil que es hacer profecías en éste aspecto, su duración sería escasa.
Se trata de un régimen comunista arrendado o alquilado -el hecho
me parece cada Vez más claro--para asegurar en lo posible su ren
tabilidad.»
Adolf Sturmtbal, en
La participation ouvriere a l'Est et a l'Ouest
(París, 1967), ha considerado negativa la experiencia yugoeslava y
Ota Sil:, ha expresado su creencia de que en Yugoeslavia predominan
todavía los resultados negativos
y las dificultades de orden práctico.
Expuso que se debía diferenciar este país, poco desarrollado, de un
país altamente industri.Jizado como Checoeslovaquia. Narró que en
Yugoeslavia surgió una evolución del mercado que más bien recordaba
los comienzos del capitalismo, con sus enormes dificultades; se pro
dujo una enorme inflación, generó paro, etc., que
la poca experien
cia de los obreros hizo que sus intereses inmediatos se admitieran
desordenadamente a costa de la evolución, y significaron una barrera
ante la necesaria integración. Sin embargo, se le hizo notar que en
las regiones autónomas, concretamente en
1a de Vojvodina, en el
Navi Sad, se elevaron los niveles de vida con relación a los del país;
que hizo surgir una nueva clase: los tecnócratas, lo que ha dado
lugar a
una crisis política
a'ún sin
resolver.
Es en especial interesante el informe que emite Giles Martinet
94
Fundaci\363n Speiro
CAPIT ALISMO-SOCIAUSMO-TECNOCRACIA
en su citado y recientísimo libro. No se ha detenido la inflación. Todo
el país vive «por encima de sus medios». Progresa el sector privado ;
no sólo ya en la agricultura
y el artesanado, sino también en el tu
rismo, la hostelería, los transportes, equipo y reparación de automó
viles, gestión de parques de aparcamientos.
Se inicia cierto comercio
particular y, en algunas regiones, el ejercicio privado de la medicina.
Incluso se ha intentado
-desarrollar empresas
industriales privadas,
las G. G. P., a las cuales, sin embargo, se les exige la autogestión
y una expresa autorización para constituirlas. Pero, sobre todo, el in
cremento de las
inversiones extranjeras que ha llevado hasta crear
en
1?69 una sociedad internacional de inversiones extranjeras, par
ticipando el Banco Mundial, 15 bancos yugoeslavos y 40 bancos occi
dentales,
y protegida por el secreto bancario.
Según algunos comentaristas, Yugoeslavia está efectuando mo
mentáneas concesiones al capitalismo para asegurar
más efectivamen
te la transición del «socialismo de Estado» al «socialismo de auto
gestión». Pero veamos de qué modo juzga Giles Martinet la realidad de la autogestión yugoeslava. La autogestión
no ha suprimido el salariado. Salvo el caso de
las pequeñas unidades, en el cual un pequeño grupo de trabajadores
recibe sensiblemente la misma remuneración y se reparten con igual
dad la parte de los beneficios correspondientes ; en las demás, las
relaciones societarias son salariales. «El «socialismo de mercado» ha
segregado un mercado «socialista» de trabajo.» Se reclutan obreros
especializados que son disputados para las empresas. Ello ha dado
lugar a luchas entre distintos niveles salariales y ha favorecido la
reaparición de los «paros» de trabajo como protesta, pese a no ser
legar la huelga en Yugoeslavia. Interrogado por Jean Dru, había manifestado en 1969 Kardelj que
la «intelligentzia técnica» se habría declarado siempre en favor de la
autogestiórt, pero que si se le permitiera gobernarla según su criterio
la liquidaría rápidamente. El dilema, a su juicio, es este: «O bien el
obrero ncontrolará" la tecnocracia y entonces las vías de la libertad
y de la democracia estarán abiertas, o bien el tecnócrata será ''con
trolado"" y dirigido desde lo alto, y en ese supuesto, nos hallaremos
95
Fundaci\363n Speiro
JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
en la s1tuación inversa de la dominación y el absolutismo tecno
crático>>.
Sardá Dexeus ya había observado que «el. sistema gerencial yu
go eslavo tiende claramente a evolucionar hacia una gerencia efectiVa
de los cuadros técnicos, únicos capaces de llevar adelante. la empresa»,
y que. _ésta resulta más fácil de dominar por los técnicos cuando el
poder reside en una asamblea de obreros que cuando lo detenta un
accionariado capitalista
y consejos de administración apoyados en el
póder financiero.
Tratándose
de los intereses inmediatos de los ·asalariados de una
empresa -determinada, la experiencia yugoeslava muestra: 1,
. que
los
intereses pueden ser contradictorios ( como las huelgas han puesto
de manifiesto) ; 2, que pueden ser contrarios al i_nterés _de· la -erri.- _
presa, reduciéndose con el aumento de salarios las posibilidades de
autofinanciación;
y 3, que pueden afectar a .los· intereses de los tra
bajadores de
·otras ·empresas
y ramos. De
tratarse de los intereses
su
periores de.
la clase
obrera,
ésfos no pueden_ ser determinados en el
ámbito de
una empresa
particular.
Lo que niuestra · ru3.l es la «mayor
contradicción -del sistema», a juicio de Martinet,
pues ·«es
absurdo
separar la
autogestión obrera de.la
planificación· dCmocrática. ¿Cómo
es posible
imaginar que
los trabajadores puedan superar
el estadio de
las reivindicaciones corpotativas o el del egoísmo de empresa, si ca
recen de los
méclios para pesar
en
las·grandes decisiones
nacionales?».
Asi,
con.
él mantenimiento
·del
partido único»
y, especialmente, cori «la ausencia de organizaciones
obreras
no infeudadas ·en el Estado, es decir, de
organiza.dones in
dependientes
de la dominación del estamento social
que se 1dentificá
con
el Estado».
A
-falta de· ({U1)a intervención políticm>, que exigiría Sindicatos
aut6nomos, «la expe!iencia de ·1a autogestión no pasa de ser, en lo
esencial, una tentativa de liberalización· emprendida bajo la égida
de la nueva clase>>. · · · - -
«L1ls realizaciones· sociales ·----co1ltinúa escribiendo Martinet- se
imponen siempre por
encima de las esttllchlras (y ficciones) Juridic3.s.»
Estas realidades sbn, a sli juicio: · · · ---
96
Fundaci\363n Speiro
CAPITALISMO-SOCIALISMO-TECNOCRACIA
- la separación entre «propiedad» y «posesión» de las nnidades
de producción; - la persistencia del salariado
y de la distinción entre las tareas
de dirección y ejecnción;
- el nacimiento de nna capa tecnocrática al lado de la capa bu
rocrática;
- la oposición entre el plan y el mercado, y
- la lucha por el reparto de la plus valía social, que da lugar a
fenómenos mutnos de explotación. Y de
ahí· nace
nna
<
partido perdiese el poder?» Hoy el aparato central del partido asegura el frágil equilibrio entre las distintas repúblicas de la fede
ración yugoeslava, frena la expansión tecnocrática y de la pequeña
empresa y contiene el movimiento estudiantil, gracias a que ocupa
los puestos de gobierno y detenta poderosos medios de coerrión.
Se señala que a la muerte de Tito podría «ponerse en ru.estión
el mismo sistema>>. Los detractores de la experiencia dicen que ésta,
«preconizando el socialismo de mercado, se ha alejado de los grandes
objetivos del comnnismo.
Se ha aproximado a los del capitalismo y
de las concepciones burguesas. Como Rusia ha traicionado -dicen
Ia causa de la revolución proletaria».
b)
La primavera de Praga.
El intento checoeslovaco, sólo en parte ensayado y frustrado an
tes de su total realización por los tanques de las fuerzas del Pacto
de Varsovia, nos ha sido explicado por Ota Sik en su planteamiento
general. «Nosotros no pretendemos separamos del desarrollo socialista»
---dice-; nO renunciamos «a los principios fundamentales del socia
lismo», ni «a la propiedad socialista», ni «a la planificación de la
ecoonomía nacional».
De lo que trataban era:
1.2 De nna modificación básica del carácter de la planificación
de la economía nacional, restattr-ando, en ella;-la función, orienta
dora y estimulante, del mercadó reglamentado.
97
Fundaci\363n Speiro
JUAN V ALLBT DE GOYTISOW
2.Q De asegurar una participaci6n proporcional de toda la po
blación traba¡adora en la renta producida, regulándose tres formas
fundamentales de propiedad:
-propiedad estatal en aquellos campos en los que una direc
ción central tenga realmente un sentido racional y económico, v.
gr.,
energía eléctrica y nuclear, metalurgia pesada, algunos sectores de
la minería, etc., lo que debería investigarse concretamente;
-propiedad privada en los sectores en que se conserva la pe
queña producción, la del artesano, pequeños comercios basados en
la actividad familiar, pequeños servicios; en síntesis, «donde se trate,
más o menos ,de una empresa familiar».
-propiedad colectiva, en la industria normal y en ~os grandes
almacenes, con distribución del capital entre todos aquellos que tra
bajan en estos sectores y empresas.
3,2 De que la distribución de las rentas fuera desigual entre
las distintas capas o niveles de explotación. Lo cual, para él, no está
contrapuesto al marxismo, pues, a su juicio, la diferencia de clases
no radica en la diferencia de ingresos sino en su diversa procedencia
del capital o del trabajo.
4.Q De instaurar una verdadera democracia econ6mica en la em
presa.
-Ahora bien; <
direcciones altamente cualificadas)». Si los trabajadores «ya están
adiestrados en las cuestiones del desarrollo económico», pueden par
ticipar, a través de representantes de sus intereses en el Consejo de
Administración, en las empresas en las que están interesados en
la
propiedad de las acciones y en sus beneficios ( no en otro caso, pues
su
interés de obtener para sí una elevación· de salarios, pugnaría con
el
interés de la empresa)». Así, en Jorma concreta,
proponía tres
instituciones
·con sus
respectivos cometidos :
-el gerente, para forzar la producción al logro del mayor re
sultado económico posible, como en Occidente,
_,. ·unos .. sindicatos, que representen los intereses inmediatos de
los
trabajadores,-es
decir, los
relativos a la mejora
de las condicio
nes de trabajo, seguridad en
et trabajo,
etc.,
98
Fundaci\363n Speiro
CAPIT ALISMO-SOCIAUSMO-TECNOCRACIA
-el Consejo de empresa, representante de los intereses a largo
plazo de los trabajadores, en las futuras inversiones, en el desarollo del capital; con facultades de «control» de la gerencia e incluso de
destituir al gerente si rige mal la empresa.
5.2 De extender a nivel de la economía nacional la democracia
económica, mediante la democratización de la planificación, y ase
gurar que en las planificaciones macroeconómicas no se realicen sólo
los exclusivos intereses de los productores, mediante
la instirudonali
zadón
de
dos Cámaras en el parlamento:
- la
cámara de productores, en la que estarían representados los
sectores de la industria;
- la cámara de consumidores, en la que se integrarían <
consumo e incluso, personas sin intereses particulares de producción
no representando sino <
«el
desarrollo cultural y humano».
6.Q De
una
democratización pol!ticaJ con un sistema pluralista1
y no único, de partidos, en el que, <;:
ficado así
la afirmación de Marx, que califica de errónea y de sim
plismo peligroso, según la cual: <
y allí donde desaparecen
las diferencias de clase sólo existe un interés único para todos los trabajadores,
y por ello sólo se precisa también un partido».
Un interés único de toda la población: «es una abstracción» ...
«No es
verdad que el partido único busque la generalización de los
intereses de los trabajadores, sino que en este partido único ( ... ) sólo
se realizan los intereses del grupo dirigente, de la pandilla que
manda. Estos intereses son los que deciden
y no los de la gente tra
bajadora».
¿Qué hubiese ocurido de no haber sido barrida por la fuerza la
primavera de Praga?
Caben varias hipótesis, que pueden sintetizarse en las tres si
gitlentes:
Primera: La «primavera de Praga», de haber progresado, hubiese
conc/yido por regresar el sistema de la propiedad privada, pues la de-
99
Fundaci\363n Speiro
JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
mocratización del régimen habría conducido a ello. Dijo Ota Sik
que «tal posibilidad, como demócrata, no puedo negarla en el plaoo
teórico>>, si bien aseguró que no creía en ella, como socialista conven
cido de su compatibilidad con la democracia. Sio embargo, no parece
que el Kremlin pensara como él, y así
lo ha demostrado siempre,
y no únicamente en ese caso concreto, sino
al mantener un rígido to
talitarismo no sólo en lo económico y lo político sino incluso en
lo
cultural y en el arte. Los otros países en los que el socialismo mar
xista se ha afianzado, han mostrad.o, como, p. e., patentemente Cuba,
un endurecimiento creciente en aras del logro y mantenimiento de
este objetivo, que confirma la opinión de que sólo así puede
lo
grarse, precisamente por ser contrario al orden natural de las cosas (Cfr. en VERBO 97-98 en el ap. III de las Ilustraciones con recortes
de periódicos). A esta misma ruta podría haber llegado también con
forme la ley histórica, expresada por Beltrán de Jouvenel. de que una
vez el poder del Estado ha destruido todos los núcleos de poder so
ciales, tiende a desprender de su seno nuevos poderes que detentan
sus funcionarios quienes de
la descomposición de aquél extraen in
numerables feudalidades.
Segunda:
triunfado los tecnócratas que la propugnaron
y de haber alcanzado éstos los puestos rectores de la economía nacio
nal, hubiesen
recaldo en
el
totalitarismo, aunque fuera
con procedi
mientos menos brutales pero
sí más sutiles, por la misma lógica ins
titucional y por
la fuerza de los hechos. necesarios para la conse
cución de sus objetivos, si bien dando preeminencia sobre la buro
cracia clásica a los tecnócratas, dentro de la sociedad dominada por
la
tecnoburocracia, conforme
al pronóstico que, como hemos visto,
ha emitido Paillet.
Esta parece ser también la opinión de Martinet, que después de
señalar que la llamada «primavera de Praga» fue fruto de una triple
alianza entre
la tecnocracia, la «intelligentziá'J> y la clase obrera, sub
raya
que
la tecnocracia checoeslovaca no era favorable a la institución
de los consejos de empresa, pero que se vio constrefiida a aceptarlos
para obtener la colaboración de los obreros en la lucha contra la bu
rocracia del partido.
100
Fundaci\363n Speiro
CAPITALISMO-SOCIALISMO-TECNOCRACIA
Tercera: Sin la intervención militar, que la frustró, hubiese po
dido consolidarse
un socialismo democrático o humano; que es la
hipótesis a la que se agarra ansiosamente, acariciándola mentalmente,
el .progresismo católico.
La formulación de esta última posibilidad, nos invita a hacer al
gunas observaciones al sistema expuesto por Ota Sik.
Una, al sistema en sí mismo, en el punto fundamental de la ex
clusión de la propiedad privada de los
medios de producción más
allá
del ámbito estrictamente familiar.
¿No significa ésta una especie
de maltusianismo de las iniciativas
y energías creadoras de las que
individualmente se hallan dotados algunos hombres? ¿No equivale a
una mutilación de las posibilidades de expansión de las empresas
fa.
miliares en tomo a las cuales se coloca un anilio de hierro que no
pueden trasponer sin convertirse en colectivas? ¿No es tanto como
privar a la sociedad de uno de los estímulos más eficaces para sn pro
greso y reducir el ámbito de las iniciativas en forma perjudicial no
sólo para el desarrollo económico, sino incluso el de todas las facul
tades que la libre iniciativa estimula?
Otras van referidas a su dinámica, a su futura evolución insti
tucional. Notemos, de una parte, que el mismo Ota Sik, afirma «la
necesidad de unas decisiones altamente rualificadas» en las empre
sas, en las cuales los obreros sólo pueden participar si «ya están adies
trados eo las cuestiones del desarrollo económico». De otra, que las
posibilidades de una empresa, en un régimen socialista aun siendo
éste del tipo propugnado, vienen limitadas por la planificación de
materias primas, créd,itos, precios, incentivos y detracciones, que de
hecho sólo una tecnoburocracia puede establecer. Y no olvidemos,
en fin, que el pluralismo político propugnado se circunscribía, se
gún el mismo profesor dice, «dentro de cierto campo político». En
estos términos, pluralismo político, cámaras económicas
y participa
ción en la gestión, es muy difícil que escapasen al «control» de la
tecnoburocracia cuando ésta tuviese todos los resortes en su mano.
Por esto nos parece que el pronóstico más verosímil es el emitido
de modo general por Marc Paillet con relación a los países del otro
lado del telón de acero, respecto de los cuales nos muestra lo fácil
101
Fundaci\363n Speiro
/UAN V ALLET DE GOYTISOLO
que resulta hoy a la burocracia dominante dirigir todos los hilos de
las elecciones
y manipular los parlamentos.
C) Socialismo de los partidos socialistas clásicos de los países
occidentales.
V arios factores de la experiencia socialista han dado lugar a un
revisionismo muy pronunciado en los socialismos de los países occi
dentales. En especial, según ha notado Hayeck:
I.2, la evidente me
nor productividad en un orden socialista que en el régimen de libre
empresa;
2.2, la implantación de un orden jerárquico arbitrario y
más infranqueable de un escalón a otro;
y 3.2, la comprobación de
que el socialismo, en lugar de la mayor libertad prometida, origina
un nuevo . despotismo.
a) Por una parte, el socialismo distributista tradicional fracasó
ya, como bajo el citado pseudónimo de Claude Brouclain; reconoce el Club Jean Moulin en «Le socialiste et l'Europe» ( cfr. en los
citados números VERBO, que publican los trabajos de Le Penquer
y Penfentenyo, también un 'resumen de ese reconocimiento).
El
aumento de los salarios resulta inútil desde el momento en
que los obreros, en lugar de hallarse frente a pequeños empresarios
sometidos al rigor de la concurrencia,. se enfrentan a sectores indus
triales
lo suficientemente fuertes y organizados para repercutir en los
precios
el aumento de costes que aquella subida signifique. De ese
modo los
asalariado~ pierden
como consumidores
lo que ganan como
productores. La espiral inflacionista desarrolla sus efectos.
Los
precios socia/,es, con tasa inferior al coste de producción,
dan lugar a la carestía del bien o servidos tasados, con lo que se frena
el desarrollo económico
y se llega a resultados antieconómicos.
La
nacionalización de estas producciones o servicios lleva, de una
parte, a disolver
el sentido cívico y de la responsabilidad, a pedirlo
todo al Estado sin ofrecerle nada,
y, de otra, a que cuesten aún
más caros al país que los paga con los impuestos.
b) De otra, la moderna tendencia
sociali'sta occidental
de los
social-demócratas, sigue Claude Brouclain, ha tratado de poner en
102
Fundaci\363n Speiro
CAPITALISMO-SOCIALISMO-TECNOCRACIA
marcha la actividad económica en especial mediante las nacionalizaciones, un complejo sistema de intervenciones
y el plan.
La creación. de un vasto sector público en la economía ha sido
considerado como condición indispensable para poner en manos del
Estado las palancas de mando
.de la
economía. Pero, «la experiencia
nos muestra que en
muchos sectores
el Estado apenas manda en -lo que
posee», y, «para poder asentar la situación de sus empresas públicas,
ha debido concederles confortables márgenes de beneficio, tras los
cuales se acogen igualmente las compañías privadas extranjeras». Por
otra parte· «los intereses de los asalaridos
empleadoa en las empresas
monopolistas se hallan siempre al lado del monopolio», Jo cual en nombre de socialismo, contrapone
.«~1-interés
particular de ciertas
categorías de asalariados al interés general -de los consumidores». Así,
las intervenciones del Estado, conducen a que «omnipresente y dis
tendido deje escapar de su seno mil feudalidades que le quitan la
sustancia».
Y el plan, impuesto como obligatorio al conjunto de factores eco
n6micos, no puede superar la dificultad de que «un-a organización
centralizada de
la economía es un obstáculo- al desarrollo de las so
ciedades avanzadas, -que precisamente constituye el objetivo primor dial el.el plan».
Pero, _sobre todo, estas medidas conducen necesariamente a in
crementar el poder de coacción que el Estado detenta posibilitando
una mayor opresión.
No es de extrañar que de los partidos socialistas con solera en
los palses occidentales, haya escrito
Galbraith que el socialismo al
haber abandonado la lucha por la propiedad pública ha llegado «a
significar meramente el gobierno por socialistas que han aprendido
que el socialismo, tal como se entendía antiguamente, es
irreali--
zable».
Ni
hay por que asombrarse de que Ota
Sik declare que los mo
vimientos socialistas occidentales sólo constituyen metas abstractas y proclamas hacia el socialismo ; que, en
la práctica, h~ llevad.o cierta
política
social a favor de los trabajadores bajo las condiciones del
sistema capitalista,
pero en
ninguna
parte, hasta
la
'fecha,' se
ha es-
103
Fundaci\363n Speiro
JUAN VALLET DE GOYTISOLO
tablecido por su acción un verdadero sistema socialista en que el
capitalismo haya sido vencido.
Salieron en Itinéraires 143,
de mayo de 1970 (cfr. extractos suyos
en VERBO
87-88, págs.
784
y sigs.) recordaba que en Bad-Godes
berg
eo 1959, el partido social demócrata
alemán,' declaró
que «la
propiedad privada de los medios de producción merece protección
y estímulo, en la medida en que no entorpezca la instauración de un
ordeo social equitativo». Lo cual resulta vago en su fórmulación y ha
sido ambiguo en los hechos, como observa el mismo Salieron: «Ya
que los socialistas se hallan en el poder en Alemania, y Alemania es
considerada como
el país más capitalista de Europa. Los socialistas
están en el poder en Suecia y Suecia es un país en el
cual los me
dios de producción son propiedad privada en un noventa y cinco
por ciento, lo cual tal vez sea el record del mundo. Los socialistas
están en el poder en Gran Bretaña y Gran Bretaña continúa siendo,
después de los Estados Unidos, el país capitalista por excelencia».
Al reseñar la conferencia de los partidos socialistas celebrada la
primavera pasada en Helsinki, comentó
Y A, bajo el título «El socia
lismo ante el muro» ( cfr. su extracto en VERBO
97-98), que el
socialismo, como el capitalismo, parece haber llegado a su etapa final:
<<... los partidos socialistas, únicos que han estado presentes en
Helsinski, constituyen hoy, al ·menos en Europa, unos equipos de
profesionales tecnificados de la política, más que unos movimientos
reivindicad.ores. Desde que el socialismo de cátedra entró a formar
parte de los gobiernos -tras la primera gran guerra- asimilando a
su estilo a
fos viejos líderes sindicales,
difícilmente se puede decir
que entre los llamados partidos socialistas «a la europea»
y los sin
dicatos obreros haya una simbiosis y menos una subordinación. Todo
lo más puede haber una armonía sobreentendida» ... que se orienta
y muestra en las urnas.
Pero, frente al socialismo de cátedra, aparece:
- un socialismo de los medios de comunicación de masa, idealis
ta y utópico, que ha penetrado profundamente en grandes sectores
clericales
y estudiantiles,
- un rebrote de nihilismo anarcoide, que se mostró en el <
Fundaci\363n Speiro
CAPITALISMO-SOCIALISMO-TECNOCRACIA
rojo» en Francia y es exhibid.o en las «huelgas salvajes» del Reino
Unido, Francia, Italia y otros países;
-la rebeldía de los «líderes de fábrica>> o elementos de «base»
que se imponen a la superestructura o cumbre jerárquica de líderes
sindicales, que se observa en· huelgas de empresas nacionalizadas, co
mo la Renault francesa ( en la cual los obreros declararon que no
les interesaban las acciones, «porque son un ahorro que nos impone
la empresa», sino que querían aumento de sus salarios), los ferro
carriles británicos y de Estados Unidos, en las minas y otras empre
sas chilenas ( en las que los obreros se oponían a su nacionaliza
ción).
En definitiva, el revisionismo socialista se orienta a medidas fis
cales, a la llamada igualdad de oportunidades en materia educativa
( que habría de llevarnos : de una parte, a una sociedad de fracasados
y resentidos dirigidos por la minoría triunfadora, en la cual como
en fa educación de la U. R. S. S. se intercalarían masivamente los
hijos de los líderes politicos y de la alta tecnoburocracia; y, de otra,
a una masificación cultural que degradaría el verdadero saber o,
posiblemente, al
/,wado de cerebro de la revoluci6n cultural) y a una
planificación calificada de indicativa, pero no-menos impet'ativa por
las presiones eo~ómicas que la rodean. Es decir, como la tecnoestru
tura capitalista, este socialismo deriva hacia la tecnocracia.
D) El socialismo sueco.
La idea base del socialismo sueco ha consistido en actuar no
sobre la producción sino sobre el consumo, tratando de conseguir
que éste se realice con la máxima igualdad posible, mediante medidas
fiscales que doten al Estado de medios para financiar el consumo a
través de circuitos de distribución colectivos, y, en lo posible, gratui
tas. Así resultan aseguradas por la colectividad las necesidades de
enseñanza, obras educativas ( inclusive colonias de vacaciones), los
deportes, las diversiones
y esparcimientos ( casas de cultura, radio,
televisión, etc.), la seguridad
social~ etc.
Como ha observado Saint Chamas ( op. cit., VERBO 94), Suecia,
105
Fundaci\363n Speiro
JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
por medio de nna presión fiscal que permite la colectivización de
todo lo que concierne a la formación, a la cultura y a la protección
del hombre, ha realizado este proyecto socialista, economizando así
las cargas
y los albures de una nacionalización de los bienes de pro
ducción. La propiedad de éstos sigue siendo privada, pero
toma a su cargo las personas, progresivamente despojadas de
su personalidad, de su iniciativa, de
lo esencial, de lo que hace li
bres a los hombres». En VERBO 97-98 podemos ver algunas ilustraciones acerca del
socialismo sueco. Suecia -----el país menos socialista del mundo, en
cuanto a los medios de producción, pero que socializa
la renta na
cional por el impuesto directo- ha tenido unos años de éxito
eco
n6mico, favorecido por circunstancias excepcionales -aparte de la
guerra principalmente-, pero se le presenta un porvenir inquietante.
El profesor Jeao Paren!, Decano de la Facultad de Derecho y Cien
cias económicas de Clermont Ferrand, en su reciente libro El mo
delo sueco, sefíala que las reformas- de los socialdemócratas suecos
hasta ahora sólo han atacado los bastiones exteriores de la libre em
presa, respetando la ciudadela, es decir, el derecho de las empresas
de tomar decisiones por
si mismas
; pero que hoy el gobierno sueco
se halla en la encrucijada entre no poder seguir el camino del
crecimiento del nivel de vida y hacia la mayor igualdad, o inva dir aquella ciudadela con
el riesgo de que al hacerlo queden fre
nadas la producción y el consumo. Recordemos con Salleron que si
el socialismo sueco ha funcionado hasta ahora bien, ha sido más por
lo que tiene de capitalismo que por
lo que tiene de socialismo, é in
cluso gracias a que el fraude fiscal ha ido permitiendo corregir los
efectos de esta presión. Hoy, tanto desde
Antdyse et Prevision (S.
E. D.
E. I. S.) como en L'Hummanité se hace notar que en Suecia
se observa:
-Una emigración de élites, que tratan de buscar fortuna en
el extranj,ero. Parent dice que «eminentes personalidades llamadas a
percibir salarios altos
y a ocupar cargos de responsabilidad», prefie
ren hacetlo en los Estados Unidos, donde
la presión fiscal es dos
veces menor.
-Grandes dificultades en las pequeñas empresas, mientras el
106
Fundaci\363n Speiro
CAPIT AUSMO-SOCIAUSMO-TECNOCR.ACIA
gran capital sigue concentrándose. Mnestra también Parent que el
capitalismo privado está más concentrado que en otras partes y do
mina absolutamente en la esfera de producción.
-La creación de
más puestos de trabajo fuera de Suecia que
en Suecia, hasta el punto que su producción textil se halla en vías de
transferencia hacia Finlandia, Portugal, Yugoeslavia, facilitada porque
los beneficios de los grandes grupos capitalistas suecos se realizan
principalmente en el extranjero; y éstos ya amenazan con su emigra
ción. Así se ha deteriorado la balanza de pagos, y la hemorragia de
divisas
ha sido muy importante en 1969 y 1970, segóti explica Parent.
-El
incremento del fraude fiscal pese a las medidas cada día
más draconianas que se adoptan. La proximidad al techo de los
im
puestos directos lleva_. a que se eleven los impuestos indirectos.
- Pero, sobre todo, una gran falta de estímulo a la iniciativa,
que decae cada vez más. Dice Parent que «el peso de la imposición
es cada vez
más insoportable y destruye poco a poco los incentivos al
crecimiento», mientras «la evolución espontánea vuelve a crear des
igualdades».
Lo más grave, como dice Saint Chamas, es que el gusto de la
iniciativa y de la libertad se pierden ,en el régimen de la facilidad;
como ya había profetizado Tocqueville,
a su estado
de
dependencia: pueblo de menores de edad eternos,
bajo la providencia de una colectividad cada vez más atenta a eli minar los «fallos» del sistema».
Parent termina su libro recordando que, a
veces, «creyendo li
berarse
y marchar hacia la libertad, lo que se encuentra al final del
camino es la tiranía». La encrucijada sueca se halla entre: ir cayendo en un verdadero
socialismo, con sus consiguientes nacionalizaciones, por
la vía que
conduce desde el Impuesto-Providencia al Estado-Moloch; o bien
hacer marcha atrás por el camino de la responsabilidad e iniciativa
privadas.
107
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JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
III. TECNOCRAClA
Hemos visto que tanto la moderna tecnoestructura del gran ca -
pitalismo y, especialmente, el capitalismo dirigido por el Estado de
los
países occidentales,
como el neosocialismo occidental
y las nuevas
tendencias socialistas que desde la base se manifiestan en los países
del otro lado de telón de acero, conducen a la tecnocracia. Esta es
la conclµsión determinista del citado libro de Marc Paillet, como lo
es -sin
tal determinismo pero con lógica consecuente a las actuales
causas que llevan a ella, en tanto no se rectifiquen de raíz-la de
Marce! de Corte en La economía al revés. Una máquina complica
da, que funciona en contra de
la naturaleza,
necesita ser artificial
mente manipulada e impulsada por técnicos especializados en ello.
Estos hombres constituyen la tecnocracia, que, al decir de
Billy, «dota
de eficacia en su acción ( al poder político) al poner a su servicio las
técnicas modernas de dirección de
la economía y de la sociedad: pla
nificación, presión fiscal, acción psicológica, etc., y de
J05 medios
para
la realización de los programas: crédito, grandes trabajos, cons
trucción, etc.»
Meynaud, señala que así se forma
la ideología tecnocrática, que
se centra en el hecho de reservar el lugar central a los fenómenos
económicos de modo tal que: su construcción
y articulación se realiza
en función de la vida económica; se auto justifica en términos de eficacia económica, para descubrir las soluciones óptimas en el terre
no del bienestar social.
En un estudio reciente hemos señalado como características suyas :
1.2 La primada que otorga al desarrollo económico, al incre
mento de la productividad
y la elevación del nivel de vida.
2.º La praxis «neo-ortodoxa» u «ortopraxin>, como la deno
mina
Julio Garrido, con sus nuevos dogmas: el
relativismo, que con
fiere al tecnócrata mayor libertad de movimientos al excluir la exis
tencia de principios generales universales; el
evolucionismo, que do
ta a
aquél de
un aliento pseudo espiritual, y el
naturalismo, que evita
a
los dos anteriores el riesgo de hallar contradicciones en principios
trascendentes.
108
Fundaci\363n Speiro
CAPITAUSMO-SOCIAUSMO-TECNOCRACIA
3.2 El empleo de los métodos de las ciencias físicas y la téc
nica de la planificación para lograr una racionalización que se apoya en una prefiguración mental elaborada en lo alto, que hay que apli
car mecánicamente a personas y cosas.
4.2 Procurar la concentración industrial y la homogeneización
del
género de vida, favoreciendo las aglomeraciones urbanas, la or
ganización científica de los mercados,
la automatización.
5.2 Optar
para conseguir esos logros por un poder ejecutivo
fuerte
y una organización burocrática que lleve la iniciativa y domine
todos los proyectos de legislación
y de planificación, con el empleo
de los medios y técoicas de propaganda precisos para conducír una
sociedad masificada por la dirección prevista.
6.2 Tener
como motor una mística del progreso, declarado
ineluctable,
y en cuya línea evolutiva sitúa su propia acción, de modo
tal que «cambio» y «progreso» van íntimamente unidos.
7 .2 La adaptación de esa marcha a una evolución que escapa al
proyecto, y para no rezagarse de ella: «razonar los hechos -como
dice Bloch
Lainé-, registrarlos y, de ahí ordenar los acontecimien
tos», aunque se llegue a un término muy diferente del previsto, pues,
según este tecnócrata, «lo desconocido de toda reforma» es «preferi
ble» al «inmovilismo».
Como el socialismo, la tecnocracia supone una concepción ideo
lógica del mundo que admite .ru mecanización dirigida centralmente
por
unos
cerebros capaces de ordenarla e impulsarla
del modo más
perfecto. La diferencia entre ambas se halla:
- en el
fin preponderante, que en el socialismo es la utópica
sociedad sin· clases, regida por una igualdad adecuada según las di
versas necesidades;
y que en la tecnocracia es el incremento de la
producción y del nivel de vida.
- y en los medios predeterminantes, que en el socialismo se
centran en la estatificación de los medios de producción,
y en la
tecnocracia en la planificación central de la economía y la redistri
bución de las rentas por el impuesto,
para que
así aumente el nivel
de consumo.
El análisis de
la tecnocracia lleva a la siguientes conclusiones :
1.2 La tecnocracia es una ideología! que contempla como un oh·
109
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JUAN V ALLET DE GOYTISOW
jeto-deseo, y no como un puro objeto, su concepción de la racionali
zación de la sociedad.
2.2 A fin de realizar dicho objeto-deseo, desarrolla una praxiJ
mediante técnicas de manipulación de personas y cosas para articu
larlas mecánicamente al plan trazado.
3.2 Esta acción conduce necesariamente a un totalitariJmo es
tatal, en el sentido de que é~te ---con sus órganos centralizados o dis
tribuidos periféricamente---- necesita dominar todos los resortes de la
cultura, la economía
y la política para poder imponer y realizar los
planes de un modo eficaz, bajo la dirección de tecnócratas especialis
tas, unos, en la manipulación de la opinión, y otros, en la de las
cosas
y los hechos.
4,Q
Desde la más actual perspectiva científica la estructuración
tecnocrática se halla en plena contradicción con lo.r criterios socia/,es
que pueden deducirse de la visión cuántica del universo, conforme a
los últimos hallazgos de la física moderna.
5.2 La eficacia tecnOcrática es desbordada por sus resultados
que escapan al. ptoyecto1 en forma tal que éstos imponen la conduc
ta de quienes provocaron su producción. El autor queda condicionado
por su obra. Así se produce el efecto que se llama
aceleración de la
historia,
que no permite detener la carrera a quienes creen cabalgar
en la máquina y realmente son arrastrados por ella en aquella di
rección por
la cual aún pueden esquivar o diferir, al menos, una
caída definitiva.
6.º Conocida
la realidad de este hecho, se trata de compensarlo
con una
fe en el mito del progreso indefinido, que cree en la pró
xima formación de unas
masttS con reflexión, en una especie de
noosfera que esperan conduzca a algo así como un punto omega,
que no pasa de ser un ectoplasma emitido con nna mezcla de teo
logía-ficción y de ciencia-ficción.
CONSIDERACIONES FINALES: ¿EXISTE ALGUNA
OTRA VIA?
Recordemos que Chesterton, en Lo qu.e está mal en el mundo,
escribió que «este mal consiste en qne vamos adelante porque no
110
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CAPIT AUSMO-SOCIALISMO-TECNOCRACIA
nos animamos a ir atrás. De este modo el socialista dice que la
propiedad ya está concentrada en trusts y en monopolios: la única es
peranza, es concentrarla más en el Estado. Digo que la única ·espe
ranza es desconcentrarla: es decir, arrepentirse y regresar ; el único
paso hacia adelante es el paso hacia atrás».
Se nos dirá que esto es imposible, que la evolución a que asis
timos es irreversible. Marcel de Corte lo niega: «No hay ninguna
necesidad impla<:able en el orden humano, salvo la muerte. Ciertamen
te se producen las consecuencias, pero siempre en la medida· que
hayamos introducido las causas. Una economía ·tan llena de artificios
como la nuestra no tiene, por otra parte, nada de irreversible. Al
contrario, girando al revés de los mandatos de la naturaleza a fuerza
de procedimientos ficticios, no tiene otros resortes que la coacción
bajo todas sus formas, colectivas e individuales. A la naturaleza, prin
cipio del movimiento, le repugna,
en sí, d movimiento inverso que
se
le quiere imponer». ¿Cuáles son, pues, las rectificaciones precisas en las causas para
evitar
sus efectos perniciosos? El mismo Profesor de Lieja traza un
esbozo en el que en síntesis indica: En
lo social hay que rehacer la sociedad, reconstrl.lyendo desde
la familia y el mnnicipio, su tejido natural, roto por la disociedad
creada por el principio democrático de considerar el Estado formado
por una suma de individuos
libres de todo vínculo social. Sólo así
puede equilibrarse la «sociedad» industrial, que según de Corte pro
viene «históricamente de hibridación insólita de la «antisociedad» de~
mocrática
de elémentos iguales y de comunidades organizadas
en
vista a la producción, cuya armadura técnica está irreductiblemente jerarquizada». La empresa como único elemento
natural de
ésta,
puede ser la base de la vuelta a la realidad económico social; for
mando cuerpo en ella los jefes y colaboradores, sabiendo que su fi
nalidad es servir al consumidor en lo que su interés coincide con su
deber manteniendo la necesidad de su organización jerárquica y hu
yendo de convertir las empresas en máquinas, ruedas y correas de
transmisión de la inmensa tr.láquina estatal.
En lo económico debe ser orientada la economía hacia el consll~
midor,
a la vez que deshaciendo esa
económfa de
producción que ha
111
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JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
provocado la constitución de la llamada <
como un receptáculo inmenso destinado a -consumir los excedentes de
aquélla. Con lo cual, poniendo las cosas en su sitio y el movimiento
en su orden, no será precisa la complicada organización desde arriba
necesaria
hoy para que la economía pueda marchar al revés y contra
pendiente.
En lo
económico-político, el Estado podrá así liberarse de fun
ciones que no son suyas y que hacen de él no ya
el guardián del bien
común, es decir de la buena ordenación de los
ip.tereses particulares
de
todos, sino
d portador de un interés colectivo que no es, a fin
de cuentas, otro que el del grupo que maneja sus palancas de mando. En
lo político, hay que reintegrar al Estado, liberado de lo que
no
es su
misión y vuelto a deslindar lo público y lo privado, a su ver
dadera función de árbitro del bien común, que así podrá regir
con
plena
imparcialidad y mayor eficacia en lo que le es propio, actuan
do
con perfecta
adecuación al principio de subsidiariedad, como ci
ma de una sociedad a la cual debe coronar pero no absorber, a la que
ha de estimularse su vitalidad pero en modo alguno absorber ni ma
nipular.
En
lo jurídico ·es necesario elevar a convicción general que el orden
jurídico debido no se circunscribe a
la ley económia de la oferta y
la demanda,
ni tampoco depende solamente de la voluntad del Es
tado
-sea democrático o totalitario-, sino de un orden jurídico
moral que los trasciende, y que debe conocerse buscando en los hechos
lo que significa orden y lo que produce desorden, con un criterio
axiológico y teleológico. Las enseñanzas sociales de
la Iglesia nos
ilustran este camino con
la doctrina social católica.
En nuestro reciente estudio sobre
la tecnocracia, concluimos que
el único remedio social frente ella radica en una organización por
cuerpos intermedios, que oponga
la solución biológica a la organi
zación mecánica impuesta desde un centro tecnificado. En
Soluciones
de la organización
por cuerpos
intermedios
dejamos esbozados algunos
caminos concretos, que conviene profundizar.
Henri de Lovingfosse, en la sesión de su presidencia del Congre
so de Lausanne 1969, sefialó las
líneas de
una ordenaciót jurídica de
la economía en un régimen de libre empresa, que puede ser base
112
Fundaci\363n Speiro
CAPITAUSMO-SOCIAUSMO-TECNOCRACIA
de estudios en esta dirección (la traducción de ese discurso podemos
consultarla en VERBO 87-88).
Finalmente, el remedio ~ge hombres con sentido de responsa
bilidad y espíritu de iniciativa, comprometidos en una acción pa
ciente, diversificada y multiforme en todas las raíces sociales. Tal
como
Jean Ousset nos enseña en su libro
La Acción, que no sólo
merece que lo leamos y releamos, sino que está escrito para ser
llevado a la práctica, pacientemente pero sin pausa alguna.
PATRIA -NACION -ESTADO
por JJt.AN ÜUSSET.
L ESTA COMUNIDAD SOCIAL DE LA QUE SOMOS HIJOS
IL DEFINICIONES PROPUESTAS
III. LA EDUCACION DEL PATRIOTISMO IV.
EL INTERNACIONALISMO
V. LA
NACION CONSIDERADA COMO ABSOLUTO
VI. UNIDAD DE
RAZA Y UNIDAD DE LENGUA
VIL ERROR DE UNA CONCEPCION DEMASIADO DESENCAR NADA DE LA NACION
VIII. ERROR DE UNA CONCEPCION MATERIALISTA DE LA PATRIA O DE
.LA NACION
IX.
MAQUIAVELISMO O TOTALITARISMO ESTATAL
144 págs, 90 ptas.
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