Índice de contenidos
1983
Crisis y revolución en la cultura
- Programas
-
Ponencias
-
La cultura
-
Educación y cultura
-
Ecología, ecologismo y política
-
Política, sociedad, cultura
-
La amenaza del sofisma
-
Los medios de comunicación social y el fenómeno revolucionario
-
Religión y cultura
-
La masificación de la cultura
-
El exilio y el reino. Hacia una auténtica renovación cultural
-
Cultura y modernidad: El laberinto evanescente de la modernidad y el mundo hispánico
-
Modernización y cultura
-
Arte y Revolución
-
- Crónicas
Autores
1983
Los medios de comunicación social y el fenómeno revolucionario
WS MEDIOS DE COMUNICACION SOCIAL
Y EL FENOMENO REVOLUCIONARIO
POR
RAFAEL ÜRTÍN LóPEZ (*)
Habitualmente se habla del fenómeno revolucionario refi
riéndose a cambios en el orden social 01 más restringid.amente, al
ataque marxista contra todo orden social. ·
Personalmente definiré al fenómeno revolucionario como «lo
que
se opone y alza contra todo lo que se dice Dios o es reli
gióso» (II Tes., 2,4) y, así, la Revolución intenta suplantar. un
orden social inspirado por la Iglesia católica, transido de exigen
cias caritativas, por un orden social que trata de estar fundado
en la sola razón humana y
cuyo devenir ha sido progresivamente
nihilista. Describo así, con
S. S. Pío' XII, tres etapas de la Revolución:
«primero, ¡Cristo_ sí, Iglesia no!; después, ¡Dios sí, Cristo _no!
Finalmente, el grito impío: ¡Dios ha muerto! y hasta, ¡Dios ja
más existió!» (Alocución a la Unión de Hombres de la A. C. l.,
12 de octubre de 1952).
Esta definición, mirada superficialmente, parecería hacer
con
sistir la Revolución en una acción contra la Iglesia o una posi
ción atea, antirreligiosa. Pero es que ,estas etapas tienen una tra
ducción social, pues ir contra la Iglesia hace desaparecer toda
autoridad espiritual
y así se deificará al poder. Ir contra Jesu
cristo es suprimir todo destino humano más allá de lo terrenal
y así se consagrará la conquista de los bienes de este mundo. Ir
contra Dios supone dejar de lado toda posibilidad de una norma
tiva moral y quitar el fundamento real de
la fraternidad huma
na: llegamos
así a la lucha permanente entre los hombres. Ya lo
dijo G.
K. Chesterton: «quitad lo sobrenatural y sólo quedará
lo antinatural».
Los medios de comunicación · social son instrumentos que
desde su nacimiento pretendieron ser medios de información ob
jetiva y fueron casi siempre velúculos de ideologías; como todos
los instrumentos pueden ser bien o mal usados. La Revolución
siempre vio la posibilidad de utilizar estos medios para propa
garse
y acceder rápidamente al poder, pero en el último medio
siglo ha cambiado µn poco de táctica y, así, busca ahora una trans
formación
revolU:cionaria de las pautas socioculturales como ca~
mino para vencer las resistencias previamente a su acceso al po
der. Los revolucionarios han ido apoderándose de todos los re-
(*) Agradezoo la colaboración de María Consuelo de Avila.
749
Fundaci\363n Speiro
RAFAEL ORTIN LOPEZ
sor tes sociales capaces de formar , la inteligencia de los hombres
y, de este· modo, convertiJ;se en la nueva aristocracia del pensa
miento, hoy
signo clatamente márxista, ayer de signo liberalista.
La transformación económica ha traído un importante cam
bio social: la masificación. Esta ha venido, en parte, por la mis
ma producción industrial y, en parte, por el paso de la sociedad
primordialmente de tipo rural a
la concentración. en las grandes
ciudades; lo que, a su
vez, ha debilitado considerablemente los
lazos familiares, mermándose así el valor educativo que tenía
la
familia. De esta forma, los medios de comunicación social han_'
adquirido un gran papel educativo, en primerísimo lugar la te
lev.isión; y al ser estos medios de comunicación social infiltra
dos por los revolucionarios, se
han transíormado en medios de
dirección del pensamiento y manipulación de situaciones, contri
buyendo a una
mayor masificación. ºLa televisión, por su situación
hogareña y por la
i:nag1a de la movilidad de la imagen y la suges
tión del color, asume el papel de un nuevo paterfamilias que no
sólo nos dice a diario lo que tenemos que comprar y usar, sino
lo que debemos de
pensar y cómo debemos actuar. Hago hin
capié en la televisión por su extensión y por su capacidad de
llegar a zonas profundas del psiquismo, prescindiendo, en
gene
ral, de inducir un juicio crítico. Pero no debemos olvidar, en se
gundo lugar, al cine; después a la radio y, ya menos, a la prensa,
porque lo escrito, para muchos, trae consigo
el penoso deber de
leer e interpretar.
Es de destacar que los pediatras recomiendan
que
el niño no vea más. de dos horas de televisión al día para
mantener un adecuado equilibrio psíquico.
Pero dejando un poco lo social, quiero referirme especial
mente a un campo en
el que la Revolución. está entablando actual-
. mente su más importante batalla, que es· llevar la dialéctica re
volucionaria al interior de la persona, o sea, a potenciar la rebe
lión de los sentidos y los instintos contra las partes
más eleva
das de la psique humana:
la inteligencia y la voluntad. Asistimos
hoy a la decadencia de la inteligencia por vía de la revolución
psicosexual. Centraré aquí
mi · exposición por la actualidad del
tema y por su importancia en la destrucción de
la familia,
Los medios de comunicación social y la sexualidad.
El sexo es uno de los temas importantes, presente cada día
en los medios de comunicación social. El desnudo,
los estímulos
eróticos, etc., son medios habituales en la publicidad comercial,
que
se ha convertido en pura pornografía; la prensa, la televisión,
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Fundaci\363n Speiro
MEDIOS DE COMUNICACION SOCIAL Y REVOLUCION
la publicidad callejera, el teatro, . cine o videos han. implantado
sus formas eróticas para, atraer, manipular e
influit al .público,
lector o espectador, de una manera tenaz
y nociva,. llegando
-cosa muy grave-,.-a influir en la formación de los jóvenes.
Detrás de las películas «de alcoba»
han llegado las películas
eufémicamente clasificadas «S», las salas «X»
y la pornografía
«refinada»; en los teatros, actores
y actrices recit'!Il su papel des
nudos; en los kioscos se exhiben y venden las revistas más por
nográficas. Según encuestas realizadas en estudios de
sexualiclad,
entre 50 obras de teatro elegidas en un período neutro, 38 es
taban relacionadas con el sexo y el adulterio; en el cine, de 100
películas exhibidas en locales comerciales de Madrid, 51 trata
ban temas relacionados con el sexo, adulterios, conflictos conyu
gales o paternofiliales. Y el 49 % restante lo hacía en sentido
menos descarado.
Un factor importante que predispone
al cambio en los va
lores a=ca de la sexualidad es la prensa, especialmente la llama
da «prensa del corazón», revistas no -expresamente pornográficas
pero que, entre otros temas, traen referencias al matrimonio y
vida familiar de conocidos personajes nacionales y extranjeros
con matiz escandaloso y sensacionalista; o traen los rumores de
separación entre conocidas figuras o descubrimientos de hijos na
turales, rodo acompañado de fotografías muy ilustrativas. Leemos
también las actuales «memorias» de algunos personajes y per
sonajillos contando intimidades más o menos ciertas, vendidas a
tanto
la línea, o nos cuentan las últimas «uniones sentimentales»
que no son otra cosa que adulterios o .concubinatos, constitu
yendo todo ello un grave ataque a la permanencia de la célula
familiar, al
igual que la información equívoca respecto a «divor
cios», a la indisolubilidad matrimonial
y a la mediación del fac
tor económico para lograr ésta. Nuevamente es la juventud la
receptora de esta influencia deformadora.
¿Quién
se opone a que esto sea una realidad, a que la difu"
sión de una mal entendida sexualidad llegue a los jóvenes y al
hogar?
Se pueden contar con los dedos de la mano los periódicos
nacionales que han dicho
NO a la publicidad llamada de libe
ración sexual o claramente pornográfica. Incluso periódicos lla
mados «de derechas» aceptan publicidad de prostitución, cosa
que también
se encuentra en la mayoría de periódicos provin
ciales o regionales, de antigua tradición
con¡¡ervadora y religiosa.
Se da también
el caso de revistas que alcanzaron su popularidad
y su crecida tirada al ofrecer en cada número páginas escanda-
751
Fundaci\363n Speiro
RAFAEL ORTIN LOPEZ
losamente pornográficas, cosa por lo visto aceptada por fumas
«prestigiosas» que colaboran
en esas publicaciones sin inconve
niente alguno, y son .respaldadas económicamente por
la publi
cidad de marcas comerciales serias, muy capitalistas, a las que
.más que el contenido de la revista les importa que se venda.
El sexo se ha convertido en tema obsesivo; al igual que en el
siglo XIX el capitalismo desarrolló la práctica de la prostitución,
la sociedad de nuestros días va impregnándolo todo de erotismo
valiéndose de los medios
de comunicación social. La sexualidad
se ha convertido en ún valor de mercado, cuyo cultivo más sis
temático es la pornografía, que no es cosa nueva, . pues siem
pre han existido aquellos que buscan excitar los instintos hu
manos en contra de la razón. Pero la tecnología le ha hecho ad
quirir grandes dimensiones, potenciado su impacto por la or
ganización de poderosos intereses comerciales que elaboran con
lo erótico y lo pornográfico un articulo de consumo cada día
más rentable. De este modo, curiosamente,
el capitalismo con
tribuye con la intención de ciertos movimientos que confían en
la corrupción de las costumbres como punto de apoyo para la
subversión social, con la complicidad de nuestra propia cobar
día, pues tememos que nos llamen retrógrados si no aceptamos
las doctrinas
antitradiciOl'lalistas; creándose así uo ambiente de
apatía' en los responsables de la moral de la sociedad española,
que parece incapaz de reaccionar ante provocaciones en contra
de sus mejores y tradicionales costumbres.
El cine y la televisión, por poseer imagen móvil, influyen más
en el espectador; la im,¡gen llega más que la palabra y perma
nece en
la gente más tiempo, sobre todo cuando apela a nues
tras esferas afectivas. Estos
dos. medios ejercen el mayor poder
persuasivo; en primer lugar, .por su difusión y, en segundo, por
que imagen y sonido son manejados para adquirir mayor poder
manipulador en el espectador, receptor pasivo de estos sistemas
que eliminan en lo posible toda especulación intelectual, presen
tando
las ideas ya digeridas o dejando que sea la fantasía y no
la
razón del sujeto quien añada detalles, todo ello según el pro
pósito del director.
Las
series americanas, con el ·divorcio, el sexo y el adulte
rio como ingrediente fundamental fueron las primeras que hi
cieron su aparición en las 'pántallas, pero las series y películas
españolas, para nuestra desgracia;
las han superado, son más
obscenas y morbosas que las extranjeras, llegando a contemplar
'ell nuestras casas escenas de «hacer el alllor»-sin tapujos, eón la
púdica. observación de la conveniencia ·de no verla menores. Y,
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MEDIOS DE COMUNICACION .SOCIAL Y REVOLUCION
hablando de menores, hay que agregar la actual obsesión por una
pedagogía sexual precoz, que busca «desculpabilizar» todo tipo
de expresión sexual; ya hay .manuales de
sexualidad para uso de
niños de siete a diez años ·que constituyen una verdadera co
rrupción _de menores.
La emancipación sexual que estos medios propagan viene a
'provocar una regresión y una frustración en el campo de la se
xualidad, fenómeno ya constatado en otras naciones, y el pe
ligro es tanto mayor cuarito más jóvenes son las víctimas, pues
el objetivo es sustituir la moral o, peor aún, anular los llamados
de la conciencia, de la ley natural impresa
en cada individuo.
Prensa, radio, televisión o cine presentan situaciones o interpre
taciones de vida falsas, apelando a casos extremos o generali
zando sobre casos
excepcionales,-con lo que van sustituyendo el
juicio crítico
personal por las modas, costumbres y corrientes de
opinión que contribuyen
· a la moderna masificación, que es lo
mismo que
decir que provocan la idiotlzación colectiva necesa
ria para el advenimiento de la gran tiranía universal.
·Posibles soluciones.
Resulta evidente que hoy el combate consiste en esclarecer
las ideas y por eso nuestra tarea debe ser cultural
y de difusión
cultural. También es evidente que hay que lograr generar una
resistencia cOntra los medios de comunicación social en manos
de los revolucionarios y potenciar -por todos los medios--a
los que defienden nuestra tradición católica. Debemos, pues,
contribuir a difundir las revistas y periódicos católicos no
infi\
trados; lamentablemente hoy tenemos que discriminar dentro de
los sectores eclesiales y recordar las palabras:
« ... el que conmigo
no recoge, derrama»
(Le., 11,23 ). Sería deseable que emisoras
y prensa católica lo fueran, ya que muchas veces no difieren de
las no católicas.
Es recomendable practicar un sano silencio en medio del alu
vión informativo, pues es una gran defensa para el orden inte·
rior. Recuerdo una anécdota contada en el transcurso de unos
ejercicios de San Ignacio'
sohre un sacerdote francés· sometic)o á
lavado de cerebro por los vietcong; cuando fue liberado pasó las
líneas cantando
la Internacional. Volvió a la normalidad con una
simple cura
de. silencio. . .. . .
·Para resumir en U.ria· fras·e, debemos vencer al mal a fuerza
de bien; frente a la poesía que destruye, levantar la poesía que
promete.
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Y EL FENOMENO REVOLUCIONARIO
POR
RAFAEL ÜRTÍN LóPEZ (*)
Habitualmente se habla del fenómeno revolucionario refi
riéndose a cambios en el orden social 01 más restringid.amente, al
ataque marxista contra todo orden social. ·
Personalmente definiré al fenómeno revolucionario como «lo
que
se opone y alza contra todo lo que se dice Dios o es reli
gióso» (II Tes., 2,4) y, así, la Revolución intenta suplantar. un
orden social inspirado por la Iglesia católica, transido de exigen
cias caritativas, por un orden social que trata de estar fundado
en la sola razón humana y
cuyo devenir ha sido progresivamente
nihilista. Describo así, con
S. S. Pío' XII, tres etapas de la Revolución:
«primero, ¡Cristo_ sí, Iglesia no!; después, ¡Dios sí, Cristo _no!
Finalmente, el grito impío: ¡Dios ha muerto! y hasta, ¡Dios ja
más existió!» (Alocución a la Unión de Hombres de la A. C. l.,
12 de octubre de 1952).
Esta definición, mirada superficialmente, parecería hacer
con
sistir la Revolución en una acción contra la Iglesia o una posi
ción atea, antirreligiosa. Pero es que ,estas etapas tienen una tra
ducción social, pues ir contra la Iglesia hace desaparecer toda
autoridad espiritual
y así se deificará al poder. Ir contra Jesu
cristo es suprimir todo destino humano más allá de lo terrenal
y así se consagrará la conquista de los bienes de este mundo. Ir
contra Dios supone dejar de lado toda posibilidad de una norma
tiva moral y quitar el fundamento real de
la fraternidad huma
na: llegamos
así a la lucha permanente entre los hombres. Ya lo
dijo G.
K. Chesterton: «quitad lo sobrenatural y sólo quedará
lo antinatural».
Los medios de comunicación · social son instrumentos que
desde su nacimiento pretendieron ser medios de información ob
jetiva y fueron casi siempre velúculos de ideologías; como todos
los instrumentos pueden ser bien o mal usados. La Revolución
siempre vio la posibilidad de utilizar estos medios para propa
garse
y acceder rápidamente al poder, pero en el último medio
siglo ha cambiado µn poco de táctica y, así, busca ahora una trans
formación
revolU:cionaria de las pautas socioculturales como ca~
mino para vencer las resistencias previamente a su acceso al po
der. Los revolucionarios han ido apoderándose de todos los re-
(*) Agradezoo la colaboración de María Consuelo de Avila.
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sor tes sociales capaces de formar , la inteligencia de los hombres
y, de este· modo, convertiJ;se en la nueva aristocracia del pensa
miento, hoy
signo clatamente márxista, ayer de signo liberalista.
La transformación económica ha traído un importante cam
bio social: la masificación. Esta ha venido, en parte, por la mis
ma producción industrial y, en parte, por el paso de la sociedad
primordialmente de tipo rural a
la concentración. en las grandes
ciudades; lo que, a su
vez, ha debilitado considerablemente los
lazos familiares, mermándose así el valor educativo que tenía
la
familia. De esta forma, los medios de comunicación social han_'
adquirido un gran papel educativo, en primerísimo lugar la te
lev.isión; y al ser estos medios de comunicación social infiltra
dos por los revolucionarios, se
han transíormado en medios de
dirección del pensamiento y manipulación de situaciones, contri
buyendo a una
mayor masificación. ºLa televisión, por su situación
hogareña y por la
i:nag1a de la movilidad de la imagen y la suges
tión del color, asume el papel de un nuevo paterfamilias que no
sólo nos dice a diario lo que tenemos que comprar y usar, sino
lo que debemos de
pensar y cómo debemos actuar. Hago hin
capié en la televisión por su extensión y por su capacidad de
llegar a zonas profundas del psiquismo, prescindiendo, en
gene
ral, de inducir un juicio crítico. Pero no debemos olvidar, en se
gundo lugar, al cine; después a la radio y, ya menos, a la prensa,
porque lo escrito, para muchos, trae consigo
el penoso deber de
leer e interpretar.
Es de destacar que los pediatras recomiendan
que
el niño no vea más. de dos horas de televisión al día para
mantener un adecuado equilibrio psíquico.
Pero dejando un poco lo social, quiero referirme especial
mente a un campo en
el que la Revolución. está entablando actual-
. mente su más importante batalla, que es· llevar la dialéctica re
volucionaria al interior de la persona, o sea, a potenciar la rebe
lión de los sentidos y los instintos contra las partes
más eleva
das de la psique humana:
la inteligencia y la voluntad. Asistimos
hoy a la decadencia de la inteligencia por vía de la revolución
psicosexual. Centraré aquí
mi · exposición por la actualidad del
tema y por su importancia en la destrucción de
la familia,
Los medios de comunicación social y la sexualidad.
El sexo es uno de los temas importantes, presente cada día
en los medios de comunicación social. El desnudo,
los estímulos
eróticos, etc., son medios habituales en la publicidad comercial,
que
se ha convertido en pura pornografía; la prensa, la televisión,
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la publicidad callejera, el teatro, . cine o videos han. implantado
sus formas eróticas para, atraer, manipular e
influit al .público,
lector o espectador, de una manera tenaz
y nociva,. llegando
-cosa muy grave-,.-a influir en la formación de los jóvenes.
Detrás de las películas «de alcoba»
han llegado las películas
eufémicamente clasificadas «S», las salas «X»
y la pornografía
«refinada»; en los teatros, actores
y actrices recit'!Il su papel des
nudos; en los kioscos se exhiben y venden las revistas más por
nográficas. Según encuestas realizadas en estudios de
sexualiclad,
entre 50 obras de teatro elegidas en un período neutro, 38 es
taban relacionadas con el sexo y el adulterio; en el cine, de 100
películas exhibidas en locales comerciales de Madrid, 51 trata
ban temas relacionados con el sexo, adulterios, conflictos conyu
gales o paternofiliales. Y el 49 % restante lo hacía en sentido
menos descarado.
Un factor importante que predispone
al cambio en los va
lores a=ca de la sexualidad es la prensa, especialmente la llama
da «prensa del corazón», revistas no -expresamente pornográficas
pero que, entre otros temas, traen referencias al matrimonio y
vida familiar de conocidos personajes nacionales y extranjeros
con matiz escandaloso y sensacionalista; o traen los rumores de
separación entre conocidas figuras o descubrimientos de hijos na
turales, rodo acompañado de fotografías muy ilustrativas. Leemos
también las actuales «memorias» de algunos personajes y per
sonajillos contando intimidades más o menos ciertas, vendidas a
tanto
la línea, o nos cuentan las últimas «uniones sentimentales»
que no son otra cosa que adulterios o .concubinatos, constitu
yendo todo ello un grave ataque a la permanencia de la célula
familiar, al
igual que la información equívoca respecto a «divor
cios», a la indisolubilidad matrimonial
y a la mediación del fac
tor económico para lograr ésta. Nuevamente es la juventud la
receptora de esta influencia deformadora.
¿Quién
se opone a que esto sea una realidad, a que la difu"
sión de una mal entendida sexualidad llegue a los jóvenes y al
hogar?
Se pueden contar con los dedos de la mano los periódicos
nacionales que han dicho
NO a la publicidad llamada de libe
ración sexual o claramente pornográfica. Incluso periódicos lla
mados «de derechas» aceptan publicidad de prostitución, cosa
que también
se encuentra en la mayoría de periódicos provin
ciales o regionales, de antigua tradición
con¡¡ervadora y religiosa.
Se da también
el caso de revistas que alcanzaron su popularidad
y su crecida tirada al ofrecer en cada número páginas escanda-
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losamente pornográficas, cosa por lo visto aceptada por fumas
«prestigiosas» que colaboran
en esas publicaciones sin inconve
niente alguno, y son .respaldadas económicamente por
la publi
cidad de marcas comerciales serias, muy capitalistas, a las que
.más que el contenido de la revista les importa que se venda.
El sexo se ha convertido en tema obsesivo; al igual que en el
siglo XIX el capitalismo desarrolló la práctica de la prostitución,
la sociedad de nuestros días va impregnándolo todo de erotismo
valiéndose de los medios
de comunicación social. La sexualidad
se ha convertido en ún valor de mercado, cuyo cultivo más sis
temático es la pornografía, que no es cosa nueva, . pues siem
pre han existido aquellos que buscan excitar los instintos hu
manos en contra de la razón. Pero la tecnología le ha hecho ad
quirir grandes dimensiones, potenciado su impacto por la or
ganización de poderosos intereses comerciales que elaboran con
lo erótico y lo pornográfico un articulo de consumo cada día
más rentable. De este modo, curiosamente,
el capitalismo con
tribuye con la intención de ciertos movimientos que confían en
la corrupción de las costumbres como punto de apoyo para la
subversión social, con la complicidad de nuestra propia cobar
día, pues tememos que nos llamen retrógrados si no aceptamos
las doctrinas
antitradiciOl'lalistas; creándose así uo ambiente de
apatía' en los responsables de la moral de la sociedad española,
que parece incapaz de reaccionar ante provocaciones en contra
de sus mejores y tradicionales costumbres.
El cine y la televisión, por poseer imagen móvil, influyen más
en el espectador; la im,¡gen llega más que la palabra y perma
nece en
la gente más tiempo, sobre todo cuando apela a nues
tras esferas afectivas. Estos
dos. medios ejercen el mayor poder
persuasivo; en primer lugar, .por su difusión y, en segundo, por
que imagen y sonido son manejados para adquirir mayor poder
manipulador en el espectador, receptor pasivo de estos sistemas
que eliminan en lo posible toda especulación intelectual, presen
tando
las ideas ya digeridas o dejando que sea la fantasía y no
la
razón del sujeto quien añada detalles, todo ello según el pro
pósito del director.
Las
series americanas, con el ·divorcio, el sexo y el adulte
rio como ingrediente fundamental fueron las primeras que hi
cieron su aparición en las 'pántallas, pero las series y películas
españolas, para nuestra desgracia;
las han superado, son más
obscenas y morbosas que las extranjeras, llegando a contemplar
'ell nuestras casas escenas de «hacer el alllor»-sin tapujos, eón la
púdica. observación de la conveniencia ·de no verla menores. Y,
752
Fundaci\363n Speiro
MEDIOS DE COMUNICACION .SOCIAL Y REVOLUCION
hablando de menores, hay que agregar la actual obsesión por una
pedagogía sexual precoz, que busca «desculpabilizar» todo tipo
de expresión sexual; ya hay .manuales de
sexualidad para uso de
niños de siete a diez años ·que constituyen una verdadera co
rrupción _de menores.
La emancipación sexual que estos medios propagan viene a
'provocar una regresión y una frustración en el campo de la se
xualidad, fenómeno ya constatado en otras naciones, y el pe
ligro es tanto mayor cuarito más jóvenes son las víctimas, pues
el objetivo es sustituir la moral o, peor aún, anular los llamados
de la conciencia, de la ley natural impresa
en cada individuo.
Prensa, radio, televisión o cine presentan situaciones o interpre
taciones de vida falsas, apelando a casos extremos o generali
zando sobre casos
excepcionales,-con lo que van sustituyendo el
juicio crítico
personal por las modas, costumbres y corrientes de
opinión que contribuyen
· a la moderna masificación, que es lo
mismo que
decir que provocan la idiotlzación colectiva necesa
ria para el advenimiento de la gran tiranía universal.
·Posibles soluciones.
Resulta evidente que hoy el combate consiste en esclarecer
las ideas y por eso nuestra tarea debe ser cultural
y de difusión
cultural. También es evidente que hay que lograr generar una
resistencia cOntra los medios de comunicación social en manos
de los revolucionarios y potenciar -por todos los medios--a
los que defienden nuestra tradición católica. Debemos, pues,
contribuir a difundir las revistas y periódicos católicos no
infi\
trados; lamentablemente hoy tenemos que discriminar dentro de
los sectores eclesiales y recordar las palabras:
« ... el que conmigo
no recoge, derrama»
(Le., 11,23 ). Sería deseable que emisoras
y prensa católica lo fueran, ya que muchas veces no difieren de
las no católicas.
Es recomendable practicar un sano silencio en medio del alu
vión informativo, pues es una gran defensa para el orden inte·
rior. Recuerdo una anécdota contada en el transcurso de unos
ejercicios de San Ignacio'
sohre un sacerdote francés· sometic)o á
lavado de cerebro por los vietcong; cuando fue liberado pasó las
líneas cantando
la Internacional. Volvió a la normalidad con una
simple cura
de. silencio. . .. . .
·Para resumir en U.ria· fras·e, debemos vencer al mal a fuerza
de bien; frente a la poesía que destruye, levantar la poesía que
promete.
753
Fundaci\363n Speiro