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Libertad y verdad

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LIBERTAD Y VERDAD
Sumisión debida de la personal libertad del acto de fe a la plenitud
y fuerza que ese acto de fe debe tomar en el alma del creyente.
H Surge tmmbién esta exhortación al observar ciertos estados
"de á;m,mo difundi!dos en algwn,os sectores del pue'1,lo crisl!iana,
,, que parecen indicar cierta menor intensidad de fe) der'to can\..
"'sa:ncio, cierta inseguridad o mienor entuisíasm:o de sentirse cató­
,,bko, sobre· todo si p'or fe entendemos nio precisamen'te im svtniple
))aconiteC1/miiento religioso, .sin:o !,a adhesión firme', convencid "op•erante a aquellas verdades que la I g!esia católica autarizada­
"mente propone a nuestra fe.
"¡Qué es lo que ha ocurrido? Quizá la consideración, legíti­
"ma y justa, de la. persona liberal del acto de fe ha prevaleddo
"sobre /,a de /,a plenitud y fue1rza que ese acto de fe debe tom11,r
"en el al1'11!1l dei creyente y ha producido algunas habituales dudas;
"quizá /,a d;ficuJtad en comprender que el objeto de la fe no
)) puede cambiar Con el tiempo m~ras se anste a la: evolución
"MsMrica de toda cienda humana, sino que debe c·ons-erlJarse ,
"eni toda su objeWlla integridad, aun cuando lo explorem'io9" 'con· ·
})nuestras
s1"em1pre 11iUCVas meditaciione,s) loi profundice'n11os .c'on me­
"jor comp,yensión y lo adoptemos -quedando intacto su cowte­
"nlido-al lenguaje y contacto cow la cwltura profana; quizá la
"facüidod con que algunos p>rescinden del magisterio eclesiá,sli­
" co,
moddomdo en su espintu /,a palabra de Dios com,o se le an­
" to ja, les ha hecho prqer;r ta/ mélodo subjetiwo al dogmiático y
"objel>Vo de /,a doctrina catálica y qwizá /,a desconfianza, difunc
"dida p•or tantas voce~ extrañas y hJostiEes hacia /,a autoridad
"docente de la Iglesia ha llegado a hacer tambalear /,a certeza de
"sus enseñanzas. El hecho es -y lo decimos con mucho dolor­
" c¡u,e en mlUChos espíritus no se mora ya con, /,a confia1'Za de anlles
"a la Jgiesia del Dios vivient-e'} «colunvna y sostén de la verdad»"
(Tim., 3, 15).
PAULO VI, Alocución en la Audiencia Gene­
ral del
7 de septiembre de 1966 (texto italiano en
L'Osservatore Romano del 8).
El magisterio vivo de la Iglesia norma de la libertad de investigación
y
limite de la libertad de juicio de los fieles.
"Se les permite, pues, a los exégetas y a los teólogos católi,­
"cos toda la. libertad de investigación y de jWcio que se requiere
"e» la índole científica de sus estudios y e,, el fin, pastoral de la
"sa/tvación de las almas, al que debe mtirar, como a fin swpremo,
"toda actividad en el seno de la Iglesia. Existen, sin en11bargo1
"ll,,nite, que el exégeta, el teólogo, el cien#fico quie verdadera-
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"m.:nte quieran salvaguardar e ilwmd,na,r su fe y la de /Qs demví.s
ncatálico-s, no puedm ni deben irmiprudentem,ente sobf'epasar. Es­
"los lm#es está'n, sefía/Jados por el magisterio vivo de la Iglesia,
"que es norma próxima de verdad pwra /@dos los fieles, CQmO
JJ Nos miism10 hem1os recordado en la encíclica «Mysterium Füiei».
"En e'1la, denunciando algunas explicadones del dogmx,, de la
"Trlmsustanciació:n, que P'erturbaban el ámmo de los fieles, hemos
"reprobado
la excesiva libertad en la mterpretación de, los dog­
"mtis de la religión' crístúma: «comio si a cualquiera le fuera lícito
"echar
en olvido la dactrina y,i defmi,ta p.or la Iglesia o, m­
"terpretarla de tal farma q-,,,,, p,ierda sw fuerza la genuina sign,i­
"fic'ación de las palabras y el probado rigor de los conte'p,tos»
(AAS LVII, 1965, p. 755).
"Por tanto, ·hijos carísimas, tewed siempre presentes en vues­
nfras dis:cusiones y con1t;lusiones !,os p'1'incip1':o,s de la sana e,xé­
,, gesis católica, enrun1ciados mruchas veces p'Or nrue'st'ros mciJS pró­
,, m~s predecesores y recientemente confirmados e" la conseitu­
,,
ción dogmática «Dei V erbum», que trata de la revellJCión divi­
})na. Siguiendo estos principios, haY' una ligazón íntmta e impres­
"ciwdible entre la Sagrada Tradición, la Sagrada Escritura y el
"Magisterio de la Iglesi'a, Je forma que el Concilio ha podido
"concluir el capitui/o JI, referente a la transmisión de la dimima
"revelación a-firmando: -«.es evidente~ pues, ·que la; Sagradw Tradi,.
"ción, la Sagrada Escritura y el Maqister;o de la Iglesia, según
,, sabia deici.rióni dimi:na, de tal forma eStl$n1 ligados enltre sí y uini­
" dos, (]Ue uoo sim lqs otros nio valen, y todos a la vez, c_ada uno
"a su modo, rojo la acción del Espíriiu Santo, proporcionar, eji,
"cazm,ente
la saill!ación de las almas» ( cap. II, n. 10)".
PAULO VI, Discurso de 15 de julio de 1966 a
1os teólogos participantes en el ·~Simposium" sobre
el pecado original (texto italiano· en L'Osservatore
Romano del 16). Ecclesi,a núm. 1.302 de 30 de julio.
Conciencia que deben tener los teólogo_s. de los límites de sus propias
fuerzas y del respeto a las opiniones de qui-enes la Iglesia reconoce como
testimonios e intérpretes más autorizados de la ·doctrina cristiana, espe­
cialmente de Santo Tomás de Aquino.
"Por ello los teólogos deben tener conciencia de los Mmiies
"angostos de sus propias fuerzas y aprender el respeto debido a
"las opiniones ajenas, sobre to-do de quienes la Iglesia reconvce
"como testimonios e intérprefes tnás aittorizado-s· de-la doctrina
"cristiana, como establece el Concilio cuando trd.ta de"_ las cosas
"de grado superior: «las dimersas disciplinas ... deben ser culti­
"vadas de forma que ... indagando agudamente las ·nuevas cues­
nt{ones e fflvestigaciones planteadas por el tiempo actual quede
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"patente de forma más clara cómo la fe y la razón buscan una
"sola verdad, siguiendo, las huellw de los doctores de la Iglesia,
"especialmente de
Santo Tomás de Aquino» (Gravisimum edu­
"cationis,
n. 10). Quien respeto esta libertad en si y en los de­"más nunca estará demasiado seguro de sí mism,.o1 no despre­JJ ciará la.s opiniones de_ los demás teólogos) · no osa,rá _presentar
,, como verdades ciertas' sus propias hipótesis, sino que buscwrá "humildemente el diálogo con los demás y pondrá sÍ!empre la "verdad por encima de su prop~a, sistema y de sus conjeturas
PAULO VI, Carta de 21 de septiembre_ de 1966 al Congreso Internacional de Teología del Conci­lio -Vaticano II, Texto latino e italiano en L'Osser­
vatore Romano del 'líJ-27 de septiembre de 1966; .texto castellano, Ecclesia número 1.311 del 8 de octubre.
La cultura moderna en los campos de actividad que se refieren al hombre en su integridad, esto es, en o-i-den al fin supremo.
"El desairrollo de la c-ultura moderna ha recon1 "nomáa, reclamada por /os prindpios y los fines comtitutóvos de "cada uoo de los i:amipos; de suerte que toda cien'C'iiz, toda profe­
" sión, todo arte, tirmen una propia y resp,ectilva compwencia, que "los separa de 1,, esfera propiamiente religiosa, qwe les conrfie.-e nim cierto «laicismo», el cual, si se entiende Ne:n, el crisNJG/l'liO es nel p'l'i,mero en respetarlo, no queriendo ·ciCMfundir, Cám1ó se "dice, "lo sacro con lo profano. Pero donde eslos parm:ulare's cam1p,os "de actividad se refieren, al hombre, consilerado en su integridad,
"esto es, en orden a su fin supremo, todos ellos puede-w y deben "honrar y ser honrados por /,a luz religwsa, que esclarece aquel fin "swpremo y hace posible su consecución,. Es de'cir, al/,¡ dJonde /,a "actividad se C'O'/'/ll!Íerte en moral, debe tener su referencoo al pokJ "cen1tral de la vida, que es Dios, y que Cristo ms reve/,a y nos
"sirve de guia para alcanz{11Ylo. He aqid, entonces. e6m "cristiana.
¡No nos enseña San Pablo a referwlo todo al Seflor? '' «Ya c0111&is, ya· Vebáis1 ya hagáis cual.quier otra cosa, haced "todo para la glaria de Dios» (I Cor., 10, 31)".
9. s. PAULO VI
"El espíritu alieÍita en la juventud una plena
autenticidad cristiana'~. Palabras pronunciadas en la audiencia general. Texto italiano en L'O.sservafore Romano de 19-de agosto de 1965. Texto españ.01 en Ecclesia, núm. 1.258, de 28 de agosto de 1965.
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