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Número 51
Serie VI
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1967
Cristianización de las instituciones o la «Consecratio mundi»
Cristianización de las instituciones
o la «Consecratio mundi»
por
E. GUERRERO, s. I.
Fundaci\363n Speiro
CRISTIANJZACION DE LAS INSTITUCIONES
O LA "CONSECRATIO MUNDI"
Dios, Creador y Redentor, ha establerida un ordm ,,...;.,ersaJ
que camiprende todas· las cosas. ·
Un orden que afecta a lo ffl(Jl/erial y a la esp&ilual, a !o no,
tural y a lo sobrenatural, a los seres anorg,iwicos y a los org,i
nicosJ a los qwe nó t':en"en-1.ibert'adJ sean o n10 cogn1osdtivosJ y a
las qwe la tieneoi.
La sabi&u.-ía y bondad infini/(IJS haJlaron mooem de armonizar,
en ese orden tata/, la necesidad eón l!J ¡;b,ertad y la nr:,turaleza
con la gracia, jij11Jt1do la conven..,.te subordi,vación de la wna a
la otra y constituyendo aJ hombre rry de la Creación y objeto de
la R'edencián obrada par el Verbo encor,vado, que, p'or se,y autor
y consumador, y, como !o proclamó San Pedro, p;edra amigular del
orden
có~o de sakJarión, es también Soberano Señor del uni
verso.
Como lo moral y sobrenatural son lo supremo en este ord!en
abfeth,o divmo, tiewe el hombre en el cosmos m..xima .,,.,por
tamda,
y
a
él se su/)ordinan todas las wsas, de forma que por
el/ms · conozca, am,, ma y glorifique a "" Creador y Salvador y
consiga su propio úlJim,o fin, y, coo el hombre, ellas tambiti, el
suyo.
Si así no las usa, mtroduéi, en el m,ondo, una situación de
violencia y desorden,, de que él mismro se1'á ~•C'lima.
Entone'", toma tantas imees homi repet,ido voce
y en especial la de los Romanos Pontífices, y por experiencia
comprobainos, el progresa meramente científico
y material aictúa
contra la paz y contra todos !os más va/Josas intereses del hom
bre, por no haber ffl éste unas normas religiosa-fflMtÑiés: que lo
capaciten para poner disciplina en el uso de la materia y de la
concwneia., arm
perior ..
Ese progreso fffXJ,terÚJ,/ viene a ser así'comro Ún ·airm;,, no ya
p11/¡igrosa, ~ realmienite m10rrljera en manos de un, niño, de ""
loeo, de un malvado.
Pt11Yo en este orden maravüloso, sobre er puro hombre está
Jesucristo, Señor',· por quien y .para ""11ª gloria todo ha sido
hecho: El es prirldpio y fin de este unwerso creado y rea...ido,
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Fundaci\363n Speiro
E. GUERRERO, S. I.
alfa y omega. Princip,w, como autor de todo w creado en cuanto
Verbo o Logoe; pri,ndpio, también, del miumdo de la gracia, como
Verbo
en·carnado, que sa/Jua al gén,ero hwmano, y, por éste, el ,,,,.¡.
verso, ;h!,mvnánidolo con su doc~na y ej1m1pw, redimiéndolo con
su sangre, di'Viinizándolo coff! sus d01Ves, glorificándolo coni su re
surrecc-iú,,, Fin u om1ega, como Salvador y Glorificador al que
todas
/.as criaturcJJs han de adorar y alaba,r en el cielo, en la
tierra y en los infiernos.
Esta soberanía y priinmcía de Cristo y la ordenación del uni
verso
"su gloria: la,s había cantado San Pablo con particular sw
blimidad en e•! capítulo 2.• de la Ep{stola a los Colosenses, y las
habían ilwstrado lw escriturisfus y teólogas de todos los tiempos,
enl,,e· ellos nuestro Fray Luis de León en los "Nombres de Cristo"
(Pim,pollo,
Rey), y los grandes doctores escolásticos, como Escoto
y Suárez, que, aun para el caso de m haber habida pe·cado ori
gitnlal de que rescat& al hon,,l,re, admitlan la posibilidad y aun
conveniencia del misterio
de la encarnació", y afirn,abw, que Dios
la habría realizado en natura:leza humana impasible para co,.,..,_
nicar m
para mejor ornato y comp•lem'Cn4o de la perfeccwn del umverso•; si
bien, hamendo pe'Cado el ho,n,bre, y para redltmirlo, determmó que
se real,izase, como se realizó, eni uoo nahwaleza semeij(J)'11)te en todo
a la nuestra, menos en la culpa (Suá~ez, lomo XVII ed#. Vives,
Disp, V.
Ít>tegraJ).
La verdad es qu,e la originalidad ideol6gica de T eilhwrd de
Chardin, m esté asunto como en tantas otros, al poner a Cristo
como alfa y, sobre todo, omega de la evolución, es nula. Lo pro
~ swyo ha sido ha/Jlar en términos poéticos y atractivos para el
hombre de
hoy, aunque también, a veees, con ambigüedades y
resonamcias de pante'ism,o, de naturaüsmo e inadmisible e'l!Olucio
wru
seco y fatal de lae fuerzas n,ilurales obradoras de la evolución.
Con lo que quedaria n~gada,
no ya la sobrenaturalidad de /,a
encarnación, sinio su realidad m,ismu.
De for,n,i que el orden objetvuo establecido por Dios e~ cris
tiano, porque Cristo es el eje. Como dice San Pablo, todas las
cosas son. vuestras, p,ero vosotros sois de Cristo, y Cristo·, de
Dios (I a los Corintios).
Sois de Crislo, queráis o no querfcis; p·ero debéis querer, por
que en que querwls eficazmen4e está la realización de los planes
divinos inspirados por el Amor -que es Dios-; y si no queréis,
se realizarán comra vosotros los planes también dilllinos, pero
vi,,uiicddores de su justicio., prepamdos por Él para el caso de
8
Fundaci\363n Speiro
CRISTIANIZACION DE LAS INSTITUCIONES
vuestra comciente rebelión y contwmucia. Los de su amor corres
pondido, no obstante, se realizarán tam1bién en los escogidos.
Ser crísti(ltrto de veras es cooperwr can Cristo, en todas las zo
nas de la vida, a la observancia o realizacián de ese orden objeti
vo divino en que ·todo se ordena a. la cristMnización del munda, fin
último para conseguido en la eziste11leia temporal. ·
Esa cristiarvización ideal supone, desde luego, la cristiawiza
ción
de las personas físicas, pero también de las institUJt:ioMs en
que
el hom/Jre hX1i de vivir, y esp·ecinlJmente de la fa,nilia y del
Estado
;Por qué? Primero, porque todas las cosas son de Cristo;
y las personas humanas, físicas y momles deben serlo consdie,v
te'Pn,l,Cr,,te, reconociendo y viviendo como tales el señorío absoluto
y la, inf;,.;ta bondad y amabilidad del Salvador; segundo, porqwe,
sin el amviente cristiano de la familia y de la: sociedad cwil, re
guladas
por la ley de Cristo encarnada e" las n
las costumbres y leyes
domésticas y civiles de un,, cwilización
cristiana,
de una cristiandad, el hombre, tan limitado y tan frá;gil,
tan acosado por los ataques ininterru»1'pidos del mundo, del de
monio y de la carne -los siete ptxados capitales-, no podrá
vwir cristianamen-te; y Cristo qu/,ere que vvtia; que todos los homl
bres sean cristianos, los cuUos y los iwcultos, los selectos y las
m"ltitudes vulgares y corrientes.
Por esa, el buen cristiano necesi.ta no sólo una formación inte'
lectual y reUgiosa m:oral completa, según las posibilidades, que
le dé luz
y aliento para o/Jrar, coml!J debe, coniforme al plan di,.
vino; smo defemas de disciplina y de amblen,te social que lo Ubren,
en lo posible, de las tenitacio'nles continuas mayores, o al m:enos,
lo fortifiquen para no sucumbir en ellas, Pues a tales lerotacioties,
sin
ser héroe todos los días y a, todas horas, no podría resistir
victorioso, desprovisto
de tales ayudas, y el heroísmlO ·no es po
sible, práctka,miente, ein, los más, n,i m~nos todas las horas de
una larga vida.
Si el cristianismo ha: de ser de todos, y de modo especial de
las masas, del pwblo, de los pobres, de los que no tienen tiemipo
para hacer· profundos estudios teol6gicos ni posibilidad de eva
dirse
de ciertas ,wnas de grwe pel;gro m"ral, ni indiwiduale,
recursos
de ootodefmsa con,tra los mtis fuertes ataqwes del espí
ritu del m1al, será necesario que los auténticos cristianos se es
fuei'cen "º sólo por llll'IXbr la úw, de Cristo a cada uno, sino por
exigir
y crear condiciones rom1bientales quie protejan la fe y la
vida · cristiana sin mnular, por otra Parte·, la a;ctitud conscien)te
persom,/, y aun sanaménte crítica con que todo cristiano ha de
mantener y practicar su fe.
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Fundaci\363n Speiro
E. GUERRERO, S. l.
Na se trata de vivir siempre m un im,vernadero .,,; en 1~ sale
dad
y aisla,m,icnto resp,ecto de qwienes no sean catót,icos; pero s.
de re'conocer la flaqueza del Jwm1/J,re cO!Úio y la necesidad que
t-iene toda su vida, y oo sólo im su ado/,e~cencia y juvimtud, de
p,rotección social cristaMzada en leyes protectoras y en discretas
p,resiones es/itlll/,U(]/llites.
P
sino
mediante la wgamzación cristüina de las instituic:iones todas,
y
especialm1ente de la familia y de la sociedad ci'IJÜ.
La fe catóUca es la genwinw de Cristo, y la Igksia Catálica su
úmca Iglesia, la fundada sobre Pedro y continuada sobre sus
sucesores.
Es, pues, necesario que los católicos trabajen coni toda su
itusió" por convert-ir todos los hom/J,res al catolicismo y logrmr
que la Iglesia Católica sea no sálo di, derecho sino de hecho el
úmco redil de Jesucristo.
Entonces se
pondrú,, la cúspide a este beUa y grandiosa edic
ficio
del cosmas erv que se actualizaría plenamiente el ordim dwino
objetivo,
que es contrario al piuralism10 re/,igiaso de la humanidad.
Micntr~ se l/e'(Jtl' á este ide Pastor,
'lJCillmltJS con gozo que en tal o cual región, en tal o cual
país, hay unidad rel;giosa católica; pues ya que no la haya en
el universo, ¿no será un gran bien que. la haya, cuando menos,
en una de sus partes?
Y si la hay en el -siro, oo consintamos nada que nos ponga
en peligro de perderla, pues en el mundo de hoy na ap,arece nm
gún otro bien1 que nos compen:sara a nosotros ni compentsara a la
Iglesia de tanl/o mal.
Y para ct111is'ervarla na ha,y otro recurso que poner al protes
tantism'O y -a cualesquier o.tras confesiones religiosas la barrera
lfl,le el orden' público de 'ta Declaración sobre la libertad religiosa
y el auténitico bien. com~n e.x-igen.
La form1:1ción de las cat6/,icos ha de intensificarse, com1ple
tarse y actualiz(Jlyse; y esa formación ·será elll'm:ento esencial -de
la dl!jenwa de la fe católica en sus almas. Pero no bastará. Como
antes hem'Os dicho, será ademtis necesaria la defensa de las leyes
que
prahihan todo proselitismo y toda propiaganda dactrinal entre
cal6!icos destitwidos
de recursos
de
autodefenwa, que son todos
los no te&ogas, y lodo ata~ue w las ~es de la mora! cal6lka,
que
es la única moral púbUca de nuestro pueblo.
Proselitism10, propaganda "Y ataques de que espa..tónzeamente
habrú,,n de Olbstener se los cristic,nos católicas si son fieles a las
CDnistgna,S del movimiento ecum1éffleo que ex-plfes(IMl1imte los re-
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CRISTIANIZA.CION DE LAS INSTITUCIONES
prueba, p·er"o de que no se abstendrán, de hecho, si las leyes ci
viles no se las vedan, y si esas leyes no se aplican1 rigwrosaim'il!nte.
Reflexionem10s seriamente sobre la necesidad de anteponer la
dignidad hurmana de quien posee la verdad a la de· quien es vlc
nnm, _ del error; y consideremios que s~, en t·odo c_aso, el arden
público exige eJ respeto a los derecho1s de las demru, debe ser
resp'etado así el de cada cí,udadano catálko de una so
tól!ica a que no le aparte nadie de su fe, como el de todo el pmi,s
a conservar su unidad religiosa. Exige, pues, el orden, público en
España que no se autorice la propaganda protestante, y amtólica
en general, entre ca·tólicos, por vialar manifiestamente ambos de
rechos.
Se ha de respetar el derecho a la inmunidad de coacción cuan
do su ejercicú, no sea nocivo al derecho de los demiás.
Pero cu
demlis, no es lícito al poder civil garantizarlo, según e:rpresomwm
te enseña la Declaración.
Cuando se trata de la propaganda de errores protestantes en
tre cató'Uicos, es claro que cuanto esos errores son dañosos a la
Je y al bien, común de los católkos, tanto es dañosa al m,ejor y
objetivo derecho de éstos la garantía del derecho a la inimunidad
de las acatólicos. Luego tal inm,,.mdad no debe en modo alguno
garantizarse entonces.
Pwa iustrarnos sobre cóma los catól-kos ha,n; de procurar
imp,'/,a,ntar ese orden dvuino, nos brinda preciosas orientaciones
Pío XII en su hermoso m•nsaje navideño de 1957, sobre todo
en la últitma parte. Las principales ideas al resp'ecto pueden or-
denarse
as4: ·
1.'() Dios Nuestro Señor desea que en el mundo, sobre todo
en la sociedad humana, haya un orden; ese orden que en todo
el
miensaje se ha descrito. En otros térmri.nos, la sociedad debe
organizarse
y debe vivir conformie a) ideal divino que se nos ha
mostrado por la razón y la fe cristiarra. 2" Todo cristiano está
obligado a
procurar con todas sws posibi-lidades que ese ideal de
sociedad huMlana, se realice. No sólo tiene el derecho de trabajar
porque ese ideal se actualice; tiene un estricto y, de suyo, gríl/l)e
deber. Más aún, el deber es aquí la razón del derecho. 3.' Ese
d"eber y ese dereeho se extie11den no sólo a intervencion>es o ac
ciones de tipo interno, espiritual y m'Bramente privado, individual
o sO'litario, sino a toda C'lase de acciones en sí howesta.s, aunque
sean exteriores, temforal,es,
públkás y co1lectillJas. N inguina puede
s,,-excluida, y cualquiera de ellas es objeto de ese deber y de
ese derecho en la medida en que sea necesarfa o conveniente p'OIYa
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E. GUERRERO, S. l.
log,-ar el fin, que ec, la implantación, comervacion, áesarroUo y
perfección de ese orden
div;no. 4.0 Más aún, ese deber y ese
áerecho son superiores a cualquóer otro deber y otro derecho.
Porque sóendo ese ideal divino suprem,o valor, no puede su/Jor
dinarse a ni,ngún ofto, y a_ cualquier otro es superior. Es, pues1
también supremo el deber de procurar su logro, que a; ningún
otro
puede ceder, ningún otro puede igualársele; y, por lo tanlo,
el derecho correlaJiv<> prevalece so/Jre cualquier otro que pudiera
imaginarse. Cualquier
deber o derecho en oposición con el deber
y derecho de secundar, .rea/d;zar, con-seruar, promover, perfeccio
nar el orden divino, es, por el mlism<> caso, nulo. No ha¡y ni
p>wede hal,er deber ni derecho cor,tra el pen,samiento y la volun
tad
de Dios.
"La intervención ,n el mundo para sostener et orden dwin,:,
es un derecho y un deber que pertenecen intrínsecamente a la res
ponsabiUdad
del cristmno y que le permiten emprender legítima,.
mente
cualquier acción privada o pública u organizada, dirirfida
y apta para el fin." "No hay terrenos a;co,tados ni dvrecciones
prohibida,
pwa la acción del crislianismro': ningún campo de 'Vida,
ninguna ónrstituclón, ningún ejercicio de p,:,der se puede negar
a los coop,eradores de Dios para tratar de im:plantar y sostener
el orden dvvino y la armonw del mundo."
5.'' Es, pues, indudal,Je este principio: El cristiano puede y
debe ha;cer cuanto conduzca a la actuafüación perfecta del ideal u
orden
divino en /a sociedad humana. Pero todwía es menester
en algún modo precisar qué es lo que a tal fin conduce; qué ac
tuaciones, qué comiportamrientos)· qué tácticas tienen eficacia para
realizarlo y prom'overlo y cuáles no la tienen, o, al contrario, re
sultan o
son e11 si contraproducen,tes. Las primeras son objeto de
ese. deber y de ese deredio; las segundas, no. 6.0 Y a este res
P'ecto, puede, desde luego, y debe afvrmarse que la modestía, la
paci,en'ciaJ el escondimiento de la.s catacumbas -lo único qwe en
aquellos prim:eros y difíciles tiempos de las persecucion,es estaba,
de ordinario, en mano de los cristi.anos-no es el úMCo medio
de acción que ho>y deben y pueden mi/izar en todas partes los
hijos de la Iglesía; ni, por lo mismo, sería sabiduría cristíana
limitarse a
él. Así expresamente lo afirmo el Pwpa, que califica
de "rretextos sutiles inventados com<.> excusas por la inercía de
/JJgunos cristíanos o sugeridos por los celos ffljuslificados de los
adversarios", las objeciones que contra la eficacía de la acción
en todos los campos, aun en el público, Profesional, cultwal, po
lítico, se fOrntWlan, v. gr. ésta: la acción de ésa naturaleza y ca
racterísticas
"en-cubre una wvidez de p-oder ajena al espíritu de
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CRISTIANIZACION DE LAS INSTITUCIONES
Cristo, ezcita la avers<ón a la fe cristiana de los ya mal dispues
tos, es fruto de desconfianza respecto de Dios y su providencia
omnipotente
y tiene sabor de arrogancia por P'arte de la criatu
ra"; esta objeción y otras semejantes cwrecen de valo'r', son pre
textos, ez,,,_,as nacidas de la pereza de los cristian"s y de los
recelos y celos de los adversarios. Si se constituyeran n<>rma de
la conducta de los hij"s de la Iglesia, éstos obrarfan con,tra la
doctrina de San Pablo, I Cor. 3, 22. "Todas las cosas son vues
tr~_ ... vosotros sois de Cristo, y Cristo de Dios"; do-ctrina que
expresa el pleno dominio de Dios y abre el cami.no, "todos los
cmmiinios", a la acdón de los cristianos, lejos de confinairlos en
"las catacumbas; y obrando así contra la doctrin(f, del apóstol o
al tiemipo que negaran la propia y plena libe,.tad dada por Cristo,
negarían
al Señor su absoluto "poder con el cual El pwede sub
yugar
a Sí todas las cosas" (Philip. 3, 11), y se dejarían "ven
cer por los enemigos en, la actima laboriosidad y ánim10 ernipren
dedor, aun con espíritw de sacrijic'io·".
7.'' Debe afirmarse también que la táctica de cristianizar las
instituciones en todos los órdenes: ci,;ltwra/,, profesional, p·olítico ... ,
es buena en orden a B'se fin-: realizar el orden. dimi:no; es táctica
que las cristianos de/Jen, adoptar, y así lo, ha hecho la Iglesia en
su historia;
hoy debe adoptarse, pese a la pluralidad de m~nta
lidades
reinantes en la sociedad. Un a/Jso/uto neutralismo es inad
misible n,i como ideol-Ogía ni como sistema práctico de acción.
Reducirse a lo meramente humano, en cuanto implicara agnos
ticism<:> acerca de la religión y de los valores de la vida, es in
trffisecamiente malo; pOIJ"'que es una n·egaci6n de la verdad; y si
ese agnosticismo se quiere imipo1WJ'-Y como worma de vida es crear
un ghetto de nuevo cuño, pero desprovisto de verdad y de válor
universal.
1 Fecundas ideas. v bien práJcticas, del gran Pío XII contra
los sectarios de la convivencia y del la.icism,o !
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E. GUERRERO, s. I.
Fundaci\363n Speiro
CRISTIANJZACION DE LAS INSTITUCIONES
O LA "CONSECRATIO MUNDI"
Dios, Creador y Redentor, ha establerida un ordm ,,...;.,ersaJ
que camiprende todas· las cosas. ·
Un orden que afecta a lo ffl(Jl/erial y a la esp&ilual, a !o no,
tural y a lo sobrenatural, a los seres anorg,iwicos y a los org,i
nicosJ a los qwe nó t':en"en-1.ibert'adJ sean o n10 cogn1osdtivosJ y a
las qwe la tieneoi.
La sabi&u.-ía y bondad infini/(IJS haJlaron mooem de armonizar,
en ese orden tata/, la necesidad eón l!J ¡;b,ertad y la nr:,turaleza
con la gracia, jij11Jt1do la conven..,.te subordi,vación de la wna a
la otra y constituyendo aJ hombre rry de la Creación y objeto de
la R'edencián obrada par el Verbo encor,vado, que, p'or se,y autor
y consumador, y, como !o proclamó San Pedro, p;edra amigular del
orden
có~o de sakJarión, es también Soberano Señor del uni
verso.
Como lo moral y sobrenatural son lo supremo en este ord!en
abfeth,o divmo, tiewe el hombre en el cosmos m..xima .,,.,por
tamda,
y
a
él se su/)ordinan todas las wsas, de forma que por
el/ms · conozca, am,, ma y glorifique a "" Creador y Salvador y
consiga su propio úlJim,o fin, y, coo el hombre, ellas tambiti, el
suyo.
Si así no las usa, mtroduéi, en el m,ondo, una situación de
violencia y desorden,, de que él mismro se1'á ~•C'lima.
Entone'", toma tantas imees homi repet,ido voce
comprobainos, el progresa meramente científico
y material aictúa
contra la paz y contra todos !os más va/Josas intereses del hom
bre, por no haber ffl éste unas normas religiosa-fflMtÑiés: que lo
capaciten para poner disciplina en el uso de la materia y de la
concwneia., arm
Ese progreso fffXJ,terÚJ,/ viene a ser así'comro Ún ·airm;,, no ya
p11/¡igrosa, ~ realmienite m10rrljera en manos de un, niño, de ""
loeo, de un malvado.
Pt11Yo en este orden maravüloso, sobre er puro hombre está
Jesucristo, Señor',· por quien y .para ""11ª gloria todo ha sido
hecho: El es prirldpio y fin de este unwerso creado y rea...ido,
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alfa y omega. Princip,w, como autor de todo w creado en cuanto
Verbo o Logoe; pri,ndpio, también, del miumdo de la gracia, como
Verbo
en·carnado, que sa/Jua al gén,ero hwmano, y, por éste, el ,,,,.¡.
verso, ;h!,mvnánidolo con su doc~na y ej1m1pw, redimiéndolo con
su sangre, di'Viinizándolo coff! sus d01Ves, glorificándolo coni su re
surrecc-iú,,, Fin u om1ega, como Salvador y Glorificador al que
todas
/.as criaturcJJs han de adorar y alaba,r en el cielo, en la
tierra y en los infiernos.
Esta soberanía y priinmcía de Cristo y la ordenación del uni
verso
"su gloria: la,s había cantado San Pablo con particular sw
blimidad en e•! capítulo 2.• de la Ep{stola a los Colosenses, y las
habían ilwstrado lw escriturisfus y teólogas de todos los tiempos,
enl,,e· ellos nuestro Fray Luis de León en los "Nombres de Cristo"
(Pim,pollo,
Rey), y los grandes doctores escolásticos, como Escoto
y Suárez, que, aun para el caso de m haber habida pe·cado ori
gitnlal de que rescat& al hon,,l,re, admitlan la posibilidad y aun
conveniencia del misterio
de la encarnació", y afirn,abw, que Dios
la habría realizado en natura:leza humana impasible para co,.,..,_
nicar m
bien, hamendo pe'Cado el ho,n,bre, y para redltmirlo, determmó que
se real,izase, como se realizó, eni uoo nahwaleza semeij(J)'11)te en todo
a la nuestra, menos en la culpa (Suá~ez, lomo XVII ed#. Vives,
Disp, V.
Ít>tegraJ).
La verdad es qu,e la originalidad ideol6gica de T eilhwrd de
Chardin, m esté asunto como en tantas otros, al poner a Cristo
como alfa y, sobre todo, omega de la evolución, es nula. Lo pro
~ swyo ha sido ha/Jlar en términos poéticos y atractivos para el
hombre de
hoy, aunque también, a veees, con ambigüedades y
resonamcias de pante'ism,o, de naturaüsmo e inadmisible e'l!Olucio
wru
Con lo que quedaria n~gada,
no ya la sobrenaturalidad de /,a
encarnación, sinio su realidad m,ismu.
De for,n,i que el orden objetvuo establecido por Dios e~ cris
tiano, porque Cristo es el eje. Como dice San Pablo, todas las
cosas son. vuestras, p,ero vosotros sois de Cristo, y Cristo·, de
Dios (I a los Corintios).
Sois de Crislo, queráis o no querfcis; p·ero debéis querer, por
que en que querwls eficazmen4e está la realización de los planes
divinos inspirados por el Amor -que es Dios-; y si no queréis,
se realizarán comra vosotros los planes también dilllinos, pero
vi,,uiicddores de su justicio., prepamdos por Él para el caso de
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CRISTIANIZACION DE LAS INSTITUCIONES
vuestra comciente rebelión y contwmucia. Los de su amor corres
pondido, no obstante, se realizarán tam1bién en los escogidos.
Ser crísti(ltrto de veras es cooperwr can Cristo, en todas las zo
nas de la vida, a la observancia o realizacián de ese orden objeti
vo divino en que ·todo se ordena a. la cristMnización del munda, fin
último para conseguido en la eziste11leia temporal. ·
Esa cristiarvización ideal supone, desde luego, la cristiawiza
ción
de las personas físicas, pero también de las institUJt:ioMs en
que
el hom/Jre hX1i de vivir, y esp·ecinlJmente de la fa,nilia y del
Estado
;Por qué? Primero, porque todas las cosas son de Cristo;
y las personas humanas, físicas y momles deben serlo consdie,v
te'Pn,l,Cr,,te, reconociendo y viviendo como tales el señorío absoluto
y la, inf;,.;ta bondad y amabilidad del Salvador; segundo, porqwe,
sin el amviente cristiano de la familia y de la: sociedad cwil, re
guladas
por la ley de Cristo encarnada e" las n
domésticas y civiles de un,, cwilización
cristiana,
de una cristiandad, el hombre, tan limitado y tan frá;gil,
tan acosado por los ataques ininterru»1'pidos del mundo, del de
monio y de la carne -los siete ptxados capitales-, no podrá
vwir cristianamen-te; y Cristo qu/,ere que vvtia; que todos los homl
bres sean cristianos, los cuUos y los iwcultos, los selectos y las
m"ltitudes vulgares y corrientes.
Por esa, el buen cristiano necesi.ta no sólo una formación inte'
lectual y reUgiosa m:oral completa, según las posibilidades, que
le dé luz
y aliento para o/Jrar, coml!J debe, coniforme al plan di,.
vino; smo defemas de disciplina y de amblen,te social que lo Ubren,
en lo posible, de las tenitacio'nles continuas mayores, o al m:enos,
lo fortifiquen para no sucumbir en ellas, Pues a tales lerotacioties,
sin
ser héroe todos los días y a, todas horas, no podría resistir
victorioso, desprovisto
de tales ayudas, y el heroísmlO ·no es po
sible, práctka,miente, ein, los más, n,i m~nos todas las horas de
una larga vida.
Si el cristianismo ha: de ser de todos, y de modo especial de
las masas, del pwblo, de los pobres, de los que no tienen tiemipo
para hacer· profundos estudios teol6gicos ni posibilidad de eva
dirse
de ciertas ,wnas de grwe pel;gro m"ral, ni indiwiduale,
recursos
de ootodefmsa con,tra los mtis fuertes ataqwes del espí
ritu del m1al, será necesario que los auténticos cristianos se es
fuei'cen "º sólo por llll'IXbr la úw, de Cristo a cada uno, sino por
exigir
y crear condiciones rom1bientales quie protejan la fe y la
vida · cristiana sin mnular, por otra Parte·, la a;ctitud conscien)te
persom,/, y aun sanaménte crítica con que todo cristiano ha de
mantener y practicar su fe.
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Fundaci\363n Speiro
E. GUERRERO, S. l.
Na se trata de vivir siempre m un im,vernadero .,,; en 1~ sale
dad
y aisla,m,icnto resp,ecto de qwienes no sean catót,icos; pero s.
de re'conocer la flaqueza del Jwm1/J,re cO!Úio y la necesidad que
t-iene toda su vida, y oo sólo im su ado/,e~cencia y juvimtud, de
p,rotección social cristaMzada en leyes protectoras y en discretas
p,resiones es/itlll/,U(]/llites.
P
mediante la wgamzación cristüina de las instituic:iones todas,
y
especialm1ente de la familia y de la sociedad ci'IJÜ.
La fe catóUca es la genwinw de Cristo, y la Igksia Catálica su
úmca Iglesia, la fundada sobre Pedro y continuada sobre sus
sucesores.
Es, pues, necesario que los católicos trabajen coni toda su
itusió" por convert-ir todos los hom/J,res al catolicismo y logrmr
que la Iglesia Católica sea no sálo di, derecho sino de hecho el
úmco redil de Jesucristo.
Entonces se
pondrú,, la cúspide a este beUa y grandiosa edic
ficio
del cosmas erv que se actualizaría plenamiente el ordim dwino
objetivo,
que es contrario al piuralism10 re/,igiaso de la humanidad.
Micntr~ se l/e'(Jtl' á este ide Pastor,
'lJCillmltJS con gozo que en tal o cual región, en tal o cual
país, hay unidad rel;giosa católica; pues ya que no la haya en
el universo, ¿no será un gran bien que. la haya, cuando menos,
en una de sus partes?
Y si la hay en el -siro, oo consintamos nada que nos ponga
en peligro de perderla, pues en el mundo de hoy na ap,arece nm
gún otro bien1 que nos compen:sara a nosotros ni compentsara a la
Iglesia de tanl/o mal.
Y para ct111is'ervarla na ha,y otro recurso que poner al protes
tantism'O y -a cualesquier o.tras confesiones religiosas la barrera
lfl,le el orden' público de 'ta Declaración sobre la libertad religiosa
y el auténitico bien. com~n e.x-igen.
La form1:1ción de las cat6/,icos ha de intensificarse, com1ple
tarse y actualiz(Jlyse; y esa formación ·será elll'm:ento esencial -de
la dl!jenwa de la fe católica en sus almas. Pero no bastará. Como
antes hem'Os dicho, será ademtis necesaria la defensa de las leyes
que
prahihan todo proselitismo y toda propiaganda dactrinal entre
cal6!icos destitwidos
de recursos
de
autodefenwa, que son todos
los no te&ogas, y lodo ata~ue w las ~es de la mora! cal6lka,
que
es la única moral púbUca de nuestro pueblo.
Proselitism10, propaganda "Y ataques de que espa..tónzeamente
habrú,,n de Olbstener se los cristic,nos católicas si son fieles a las
CDnistgna,S del movimiento ecum1éffleo que ex-plfes(IMl1imte los re-
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Fundaci\363n Speiro
CRISTIANIZA.CION DE LAS INSTITUCIONES
prueba, p·er"o de que no se abstendrán, de hecho, si las leyes ci
viles no se las vedan, y si esas leyes no se aplican1 rigwrosaim'il!nte.
Reflexionem10s seriamente sobre la necesidad de anteponer la
dignidad hurmana de quien posee la verdad a la de· quien es vlc
nnm, _ del error; y consideremios que s~, en t·odo c_aso, el arden
público exige eJ respeto a los derecho1s de las demru, debe ser
resp'etado así el de cada cí,udadano catálko de una so
a conservar su unidad religiosa. Exige, pues, el orden, público en
España que no se autorice la propaganda protestante, y amtólica
en general, entre ca·tólicos, por vialar manifiestamente ambos de
rechos.
Se ha de respetar el derecho a la inmunidad de coacción cuan
do su ejercicú, no sea nocivo al derecho de los demiás.
Pero cu
te enseña la Declaración.
Cuando se trata de la propaganda de errores protestantes en
tre cató'Uicos, es claro que cuanto esos errores son dañosos a la
Je y al bien, común de los católkos, tanto es dañosa al m,ejor y
objetivo derecho de éstos la garantía del derecho a la inimunidad
de las acatólicos. Luego tal inm,,.mdad no debe en modo alguno
garantizarse entonces.
Pwa iustrarnos sobre cóma los catól-kos ha,n; de procurar
imp,'/,a,ntar ese orden dvuino, nos brinda preciosas orientaciones
Pío XII en su hermoso m•nsaje navideño de 1957, sobre todo
en la últitma parte. Las principales ideas al resp'ecto pueden or-
denarse
as4: ·
1.'() Dios Nuestro Señor desea que en el mundo, sobre todo
en la sociedad humana, haya un orden; ese orden que en todo
el
miensaje se ha descrito. En otros térmri.nos, la sociedad debe
organizarse
y debe vivir conformie a) ideal divino que se nos ha
mostrado por la razón y la fe cristiarra. 2" Todo cristiano está
obligado a
procurar con todas sws posibi-lidades que ese ideal de
sociedad huMlana, se realice. No sólo tiene el derecho de trabajar
porque ese ideal se actualice; tiene un estricto y, de suyo, gríl/l)e
deber. Más aún, el deber es aquí la razón del derecho. 3.' Ese
d"eber y ese dereeho se extie11den no sólo a intervencion>es o ac
ciones de tipo interno, espiritual y m'Bramente privado, individual
o sO'litario, sino a toda C'lase de acciones en sí howesta.s, aunque
sean exteriores, temforal,es,
públkás y co1lectillJas. N inguina puede
s,,-excluida, y cualquiera de ellas es objeto de ese deber y de
ese derecho en la medida en que sea necesarfa o conveniente p'OIYa
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E. GUERRERO, S. l.
log,-ar el fin, que ec, la implantación, comervacion, áesarroUo y
perfección de ese orden
div;no. 4.0 Más aún, ese deber y ese
áerecho son superiores a cualquóer otro deber y otro derecho.
Porque sóendo ese ideal divino suprem,o valor, no puede su/Jor
dinarse a ni,ngún ofto, y a_ cualquier otro es superior. Es, pues1
también supremo el deber de procurar su logro, que a; ningún
otro
puede ceder, ningún otro puede igualársele; y, por lo tanlo,
el derecho correlaJiv<> prevalece so/Jre cualquier otro que pudiera
imaginarse. Cualquier
deber o derecho en oposición con el deber
y derecho de secundar, .rea/d;zar, con-seruar, promover, perfeccio
nar el orden divino, es, por el mlism<> caso, nulo. No ha¡y ni
p>wede hal,er deber ni derecho cor,tra el pen,samiento y la volun
tad
de Dios.
"La intervención ,n el mundo para sostener et orden dwin,:,
es un derecho y un deber que pertenecen intrínsecamente a la res
ponsabiUdad
del cristmno y que le permiten emprender legítima,.
mente
cualquier acción privada o pública u organizada, dirirfida
y apta para el fin." "No hay terrenos a;co,tados ni dvrecciones
prohibida,
pwa la acción del crislianismro': ningún campo de 'Vida,
ninguna ónrstituclón, ningún ejercicio de p,:,der se puede negar
a los coop,eradores de Dios para tratar de im:plantar y sostener
el orden dvvino y la armonw del mundo."
5.'' Es, pues, indudal,Je este principio: El cristiano puede y
debe ha;cer cuanto conduzca a la actuafüación perfecta del ideal u
orden
divino en /a sociedad humana. Pero todwía es menester
en algún modo precisar qué es lo que a tal fin conduce; qué ac
tuaciones, qué comiportamrientos)· qué tácticas tienen eficacia para
realizarlo y prom'overlo y cuáles no la tienen, o, al contrario, re
sultan o
son e11 si contraproducen,tes. Las primeras son objeto de
ese. deber y de ese deredio; las segundas, no. 6.0 Y a este res
P'ecto, puede, desde luego, y debe afvrmarse que la modestía, la
paci,en'ciaJ el escondimiento de la.s catacumbas -lo único qwe en
aquellos prim:eros y difíciles tiempos de las persecucion,es estaba,
de ordinario, en mano de los cristi.anos-no es el úMCo medio
de acción que ho>y deben y pueden mi/izar en todas partes los
hijos de la Iglesía; ni, por lo mismo, sería sabiduría cristíana
limitarse a
él. Así expresamente lo afirmo el Pwpa, que califica
de "rretextos sutiles inventados com<.> excusas por la inercía de
/JJgunos cristíanos o sugeridos por los celos ffljuslificados de los
adversarios", las objeciones que contra la eficacía de la acción
en todos los campos, aun en el público, Profesional, cultwal, po
lítico, se fOrntWlan, v. gr. ésta: la acción de ésa naturaleza y ca
racterísticas
"en-cubre una wvidez de p-oder ajena al espíritu de
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Fundaci\363n Speiro
CRISTIANIZACION DE LAS INSTITUCIONES
Cristo, ezcita la avers<ón a la fe cristiana de los ya mal dispues
tos, es fruto de desconfianza respecto de Dios y su providencia
omnipotente
y tiene sabor de arrogancia por P'arte de la criatu
ra"; esta objeción y otras semejantes cwrecen de valo'r', son pre
textos, ez,,,_,as nacidas de la pereza de los cristian"s y de los
recelos y celos de los adversarios. Si se constituyeran n<>rma de
la conducta de los hij"s de la Iglesia, éstos obrarfan con,tra la
doctrina de San Pablo, I Cor. 3, 22. "Todas las cosas son vues
tr~_ ... vosotros sois de Cristo, y Cristo de Dios"; do-ctrina que
expresa el pleno dominio de Dios y abre el cami.no, "todos los
cmmiinios", a la acdón de los cristianos, lejos de confinairlos en
"las catacumbas; y obrando así contra la doctrin(f, del apóstol o
al tiemipo que negaran la propia y plena libe,.tad dada por Cristo,
negarían
al Señor su absoluto "poder con el cual El pwede sub
yugar
a Sí todas las cosas" (Philip. 3, 11), y se dejarían "ven
cer por los enemigos en, la actima laboriosidad y ánim10 ernipren
dedor, aun con espíritw de sacrijic'io·".
7.'' Debe afirmarse también que la táctica de cristianizar las
instituciones en todos los órdenes: ci,;ltwra/,, profesional, p·olítico ... ,
es buena en orden a B'se fin-: realizar el orden. dimi:no; es táctica
que las cristianos de/Jen, adoptar, y así lo, ha hecho la Iglesia en
su historia;
hoy debe adoptarse, pese a la pluralidad de m~nta
lidades
reinantes en la sociedad. Un a/Jso/uto neutralismo es inad
misible n,i como ideol-Ogía ni como sistema práctico de acción.
Reducirse a lo meramente humano, en cuanto implicara agnos
ticism<:> acerca de la religión y de los valores de la vida, es in
trffisecamiente malo; pOIJ"'que es una n·egaci6n de la verdad; y si
ese agnosticismo se quiere imipo1WJ'-Y como worma de vida es crear
un ghetto de nuevo cuño, pero desprovisto de verdad y de válor
universal.
1 Fecundas ideas. v bien práJcticas, del gran Pío XII contra
los sectarios de la convivencia y del la.icism,o !
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