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Fama, eclipse y resurrección de Donoso

FAMA, ECLIPSE Y RESURRECCION DE DONOSO
Anécdota.
POR
GABRIEL DE ARMAS.
Me contaron que ocurrió en cierta Universidad Internacional
de España. Un docto profesor, en el transcurso de una de sus
intervenciones, invocó el testimonio de Donoso Cortés coino ar­
gumento de autoridad en favor de la tesis que desarrollaba.
Terminada su exposición, en el subsiguiente coloquio, un asistente
manifestó que la referida cita le ,parecía fuera de lugar, por
cuanto Donoso, en la actualidad, carecía totalmente de relieve
intelectual.
El profesor, por su parte, se limitó a contestarle que, preci­
samente
hoyJ la
figura de
Don05;0 aparece
aureolada de fama
internacional
y que la reivindicación de su nombre la ha alcan­
zado a través de numerosos e importantes estudios realizados
sobre su pensamiento por eruditos, críticos, juristas, pensadores
y filósofos alemanes.
Pues bien; esta anécdota, quizá intrascendente, una más de
las que revelan de cuánto es
capaz la
atrevida ignorancia, nos va
a dar
,pie para

desarrollar este modesto trabajillo, que quiere
ser casi esquemático, en tres etapas: fama, eclipse
y resurrección
de Donoso Cortés.
Fama.
Con el discurso sobre Europa, pronunciado el 30 de enero
de 1850, llega al cenit la fama internacional de Donoso Cortés.
No
existe probablemente otro español que., como

él, la haya
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"
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GABRIEL DE ARMAS
obtenido en tan alto grado entre sus contemporáneos. Sólo tiene
entonces cuarenta
y un años.
Luis V euillot, el líder de los periodistas del mundo, le pro­
diga elogios, con su acerada pluma.
Luis Napoleón, futuro Emperador de los franceses, se
ocupa de él.
El Príncipe de Metternich, el hombre del Congreso de Viena
y organizador de
Eurqpa, lo compara con
Cicerón y con
De­
móstenes.
Federico Guillermo IV, Rey de Prusia, comenta pasajes del
discurso.
Ranke, el gran histor.iador, lo admira.
Schelling, el filósofo entonces de moda, medita sus párrafos
barrocos, pero llenos de enjundia.
Guizot, el político e historiador francés, queda impresionado.
Unanse a todos ellos las alabanzas del Conde de Montalem­
bert, los encomios de
Barhey D'
Aurevilly, las anotaciones de
Bismarck y la petición que le hace el Cardenal Fornari de la
Carta sobre los principales errores modernos, precedente indis­
cutible del "Syllabus" del Papa Pío IX, y respondámonos sin­
ceramente: ¿ cuántos españoles han logrado en vida tan es­
pléndida cosecha de interés internacional por su obra?
La primera edición de las obras de Donoso se publica en 1854,
precedida de una bellísima introducción de Gabino Tejado, su
fiel
discípulo. En

ella habla Tejado sobre la futura expansión y
permanencia del !Pensamiento de su admirado maestro: "Su pa­
labra --escribe--, que tuvo siempre, mientras vivió, el raro
privilegio de hallar refutaciones o aplauso en las inteligencias
activas, de remover
y de sacudir a las ¡perezosas, de ser en­
tregada al comento de los unos, a la admiración de los otros,
a la indiferencia de ninguno, a los sarcasmos- de varios, esa pa­
labra va extendiéndose y reproduciéndose cada vez con mayor
fuerza, como ecos repetidos de un aceuto que no muere" (1 ).
(1) Obras de don luan Donoso Cortés, ordenadas y precedidas de
una noticia biográfica., por D. Gabino Tejad.O. Madrid, 1854, t. I, pág. 88.
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FAMA, ECLIPSE Y RESURRBCCION DE DONOSO
Luis Veuillot, editor de las obras de Donoso en Francia, en
1858, dijo en el prólogo
que para
ellas escribió: "No, el nombre
de Donoso no morirá, antes
ha de aumentarse todavía su gloria;
los grandes conceptos-de su mente, lejos de ser puestos en ol­
vido, lograrán más autoridad a medida que lo que él previó se
vaya manifestando" (2).
En 1903 se editaron de nuevo las obras completas de Donoso,
con prólogo y bajo la dirección de D. Juan Manuel Ortí y Lara.
Al comentar Ortí y Lara el texto de V euillot, transcrito ante­ riormente, dice: "Esta
predicción se

ha cumplido
al pie de la
letra; la gloria de Donoso aumenta sucesivamente a medida que
pasa el tiempo,
y no se eclipsará jamás. La razón es, como ya
lo indicó su digno amigo V euillot, que el tiempo mismo parece
querer confirmar los juicios y sentencias de aquel singular oráculo
en orden a los grandes sucesos que deciden la suerte de los im­
perios
y aun de la sociedad humana en general" (3}.
Eclipse.
La fama de Donoso aumentará, como dice V euillot, a me­
dida que lo que él
;previó se

vaya manifestando. Pero, mientras
no se manifiesta,
¿ qué ocurre? Su nombre parece extinguirse y
su fama se eclipsa en los ámbitos culturales europeos, adversos
en su pensomiento a las
tesi~ abso1utas
de Donoso. No olvide­
mos que Donoso Cortés muere en 1853, cuando el positivismo
avanza arrollador ,por los ámbitos de Europa. Su figura queda
ahogada en una consciente y deliberada conspiración de silencio,
arma que esgrimen a la
perfección los
eclécticos liberales.
Entre Renán y Dar
1win, poco tenía que hacer quien, como
Donoso, había escrito que "sólo la Iglesia tiene el derecho de
(2} Luis Veuillot, citado en Obras de don Juan Donoso Cortés,
bajo la dirección y con un pró-logo de don Juan Manuel Ortí y Lara.
Madrid,

1908, volumen I,
pág. 3.
(3)

Ortí
y Lara: Obra citada, págs_ 3-4.
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afirmar y negar, y que no hay derecho fuera de ella para afirmar
lo que ella niega, para negar lo que
ella afirma" (4).
Ahora bien; este eclipse momentáneo de su nombre y su
posterior resurrección, son circunstancias previstas por el propio
Donoso
como veremos

inmediatamente.
La publicación del "Ensayo", en París, levantó una verdadera
tempestad en
,pro y en contra de Donoso. Este, desde la capital
de Francia, escribe a su discípulo Gabino Tejado una intere­
sante carta, fechada el 15 de junio de 1851, ert la que dice:
" ...

debo confesar qué mi
libro ha
salido a la luz fuera de tiem­
po;
ha salido antes, y debía haber salido después del diluvio.
En el diluvio se ahogarán todos menos yo, es decir, las doctrinas
de todos meuos las mías. Mi gran
época no
ha llegado, pero va
a llegar" (5). Es curioso. Acerca de esta idea del diluvio insiste Donoso
en otra

carta, de 16 de septiembre de 1851, también desde
París, al propio Gabino Tejado: "Yo tengo fe en mis ideas y
eso que tengo fe en pocas cosas; pero mis ideas no pueden
triunfar sino después del
diluvio, que ha de llegar, pero que no
ha llegado". Y más adelante: "Todos los demás habrán sido
anegados
por las
aguas implacables. Así, pues, cuando usted me
pregunta qué ·es lo que hago, ya sabe ·usted mi respuesta. Estoy
aguardando
el d.Zuvio y riéndome de los tontos" (6).
El Diluvio.
El diluvio llegó, como no podía ser menos. Y aún estamos en
él. En 1917, al terminar la trágica guerra europea, con la abdi­
cación del último de los Romanof, se
implanta en
Rusia el co­
munismo libertario o la dictadura del
proletariado.
324
Vivía entonces Rusia confiada en la fastuosa corte de sus
(4) Donoso Cortés.: Obras completas de la B. A. C., t. II, pág. 369.
(5)
Donoso Cortés:

Obras completas ya citadas.
págs. 578-579.
(6)
Donoso Cortés:

Obras
cornpleta:s ya citadas, pág, 581.
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zares. La gran Revolución, que Carlos Marx ubicaba en Ingla­
terra de inmediato, con fallido pronóstico, estalla en ~usia ...
¿ Quién iba a suponer tamaña catástrofe?
Donoso Cortés, en 1850 ---con sesenta y siete años de ante­
lación-, denuncia al mundo la futura hecatombe ... En su discurso sobre
Europa, de

30 de enero de 1850, Do­
noso lanza esta tremenda afirmación: HLa. Rusia no tardará en
caer en putrefacción; entonces, señores, no
sé yo cuál será el
cautiverio universal que tenga Dios preparado para aquella uni­
versal podredumbre"
(7).
Y dice más. Para que la Rusia se apodere de Eurapa hace
falta que se cumplan estos tres requisitos:
l.º Que se disuelvan los ejércitos permanentes.
2.10 Que el socialismo, despojando a los propietarios, ex­
tinga el patriotismo. 3.'º
Que los pueblos eslavones se reúnan bajo la influencia
y el protectorado de Rusia.
Una vez cumplidos estos tres requisitos, sonará en el reloj
de los tiempos la hora de Rusia (8).
De la
misma forma y con la misma claridad, Donoso Cortés
anuncia la
época de

los inhumanos totalitarismos. En su inter­
vención parlamentaria sobre los sucesos de Roma, de 4 de enero
de
1849, afirma

que
la libertad acabó, al mismo tiempo que nos
hace esta sensacional revelación, confirmada ya por los aconte­
cimientos posteriores:
"El mundo,

señores, camina con pasos
rapldí,simos a

la .constitución de un despotismo, el más gigan­
tesco
y asolador de que hay memoria en los hombres. A esto
camina la civilización y a esto
camina el
mundo" (9).
En otra ocasión, concreta lo que es un ¡x>der sin límites :
"Un
¡x>der sin
límites -dice- es un
¡x:,der esencialmente
anti­
cristiano
y un ultraje, al mismo-tiempo, contra la majestad de
Dios
y contra la dignidad del hombre" (10).
(7) Donoso Cortés: Obras comp1etas ya citadas pág. 311.
(8) Donoso

Cortés: Obras completas ya citadas, págs.
310--311.
(9) Donoso Cortés: Obras completas ya citadas, pltg. 197.
(10) Donoso Cortés: Obras completas ya citadas, pág. 638.
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Pero no se .contenta Donoso con registrar los hechos en sí.
El, como sie:mpire, sube al terreno de las ideas y nos descubre,
con nitidez, los principios y características fundamentales del co­
munismo, a pesar de ser todavía en aquella época una doctrina
incipiente
y no cabalmente elaborada como en nuestros días.
Espiguemos algunas frases de la famosa Carta dirigida al
Cardenal Fornari, documento digno de una mente verdadera­
mente aristotélica.
A) "Por lo que hace al comunismo, me parece evidente
su ¡J<"ocedencía de las herejías panteístas ... " (11).
B) ''Cuando todo es Dios y Dios es todo, Dios es, sobre
todo, democracia y muchedumbre; los individuos, átomos divi­
nos y nada más, salen del todo, que perpetuamente los engendra,
para volver al todo, que perpetuameute los absorbe ...
" (12).
C) "De aquí ese soberbio desprecio de los comunistas por
el hombre
y esa negación insolente de la libertad humana" (13).
D) Del comunismo ha de salir el gran "Dios de la de­
magogia ...
" (14).
E) "La esencia del comunismo consiste en la confiscación
de todas las libertades y de todas ías cosas en provecho del
Estado" (15}.
F) "Se trata de un despotismo de r¡:>Toporciones gigantes­
cas
...
" (16).
G) "Los comunistas se dirigen a la completa supresión de
la libertad humana
y a la ex;pansión gigantesca de la autoridad
del Estado" (17).
H) ".. . el gran imperio anticristíano será un colosal im-
(11} Ibídem, pág_ 622.
(12} Ibídem, págs. 622-623.
(13)
Ibideffi pág. 623.
(14)
Ibídeffi pág. 623.
(15}
Ibídem, pág. 622.
(16)
Ibídem, pág_ 622.
(17) Ibídem, pág. 622.
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perio demagógico, regido por un plebeyo de satánica grandeza,
que será el hombre de pecado"
(18).
¿ Puede decirse nada más exacto? Al leer estas frases de
Donoso, ¿ no ,parece que estamos escuchando un anticipo de la
encíclica
"Divini Redemptoris", del inmortal Pío XI, que de­
clara el comunismo intrínsecamente perverso?
Resurrección.
Tras el diluvio, como Donoso había previsto, vino su re­
surrección. Su retorno, por consiguiente, está condicionado fun­
damentalmente por estas dos circunstancias: l.º Los estudiosos
del Derecho, fracasado el positivismo, han arribado al ¡,uerto del
"iusnaturalismo", en busca de seguridad. 2.'0 Las doctrinas mar­
xistas
y los sistemas de inmanencia, vacíos de tocio contenido
moral y religioso, han convertido al mundo en una inmensa olla
de revoluciones en pennanente ebullición.
Donoso tenía razón
y el mundo comenzó a dársela.
En
Alemania lo

estudian, entre otras, personalidades tan sig­
nificativas
y de tan alto relieve Íntelectual como Karl Schmitt,
Edmundo Schramm, Alois Dem:pf, V on Der Heydte, Alberto
Maier, Dietmar Westemeyer, Erich Przywara, José Pieper. Juan
J urestschke ...
En Francia,
Gustavo Thibon,

Jules Chaix-Ruy, Garrigou­
Lagrange, Marce! de la Bigne de Villeneuve, P. Cangar, Jean
Ousset ...
En Italia, Lorenzo
Guisso, Ernesto

Vercesi, Amintore Fan-
fani, Monseñor Parente, Igino Giordani ...
En Hungría, Aurele Kolnai, Bela Menczer, Guillermo Tower ...
En Holanda, Pieter Van Der Meer de W alcheren ...
En Bélgica, Gustavo Thils ...
En Rumanía, George U scatescu .. .
En Argentina, Alberto Caturelli .. .
(18) Ibídem, pág. 623.
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GABRIEL DE ARMAS
En Estados Unidos, Federico D. Wilhelmsen ...
Veamos lo que algunos de ellos dicen acerca del pensamiento
y de la obra intelectual de Donoso Cortés. Karl Schmitt, con cuya interpretación no estamos del
todo de
acuerdo,

constata
que hoy
día son muchos los que escuchan la
voz de Donoso en Europa (19) y patentiza su asombro de que "un hombre, en el año 1848, vislumbrara todo el mar de sangre
en el cual habían de desembocar aún por espacio de cien años
todas las corrientes revolucionarias" (20).
J uretschke, en el prólogo a las Obras Completas de Donoso,
editadas en 194-6, afirma: "Donoso empieza a interesar como Ja­ cobo Burckhardt, Kierkegard
y Marx, es decir, como autor de
un análisis crítico del siglo
x1x y que preveía las malas conse­
cuencias que iba a traer la época actual, siendo su diagnóstico,
entre los cuatro, el único que parte de la base católica" (21).
Alois
Demipf, en

su "Filosofía Cristiana" llama al "Ensayo"
e,bra clásica

de la filosofía cristiana,
"que hoy
día, en una si­
tuación de combate todavía más crítica, aunque no desemejante
a la suya, puede
sen"ir de

magnífica introducción a la filosofía
cristiana de la sociedad"
(22). En

su obra "La Filosofía cris­
tiana del Estado en
_España", Alois

Dempf reconoce en Donoso
un "espíritu eminentemente constructivo
y sistemático... Que
desarrolló una amplia filosofía de la historia y del Estado ... " (23).
Después de alabar la "agudeza" (24)
y la "genialidad teológica"
de Donoso (25),
Dempf escribe:

"Con
el certero sentido pro­
fundo de un genial sistemático vio Donoso la concatenación de
(19) Carl Schmitt: Interpretaci"ón eurOpea de Donoso Cortés, Rialr,,
Madrid, 1952, pág. 69.
(20) Ibidem, pág. 64.
(21) Juan Juretschke; Prólogo a las Obras completas de Donoso
Cortés de la B. A. C., ya citada, pág. 12.
(22) Alois Dempf: Filosofía cristiana, Fax, Madrid, 1956, pág. 286.
(23) Alois Dempf: La Filosofía cristiana del Estado en Espaifo,
Rialp, Madrid, 1961, pág. 240.
(24) Ibídem, pág. 245.
/25) Ibídem, pág_ 251.
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todas las doctrinas fundamentales del cristianismo; pero tam­
bién la dependencia de todos los demás sistemas políticos de
unos
pocos axiomas,

que son la degeneración de las
verdades
fundamentales

cristianas" (26).
Edmundo Schraam es, sin dnda, el mejor biógrafo del Mar­
qués de Valdegamas (27). En una extraordinaria conferencia sobre "Donoso Cortés, ejemplo del pensamiento de la tradición",
pronunciada en el Ateneo de Madrid, el 9 de abril de 1951,
Schraam expone:
"El hecho

de que hoy, de nuevo -como ya
una vez mediado el siglo
xrx-Donoso haya adquirido fama
europea, y precisamente entre los alemanes, me parece una jus­
tificación esencial de mi intención de ocuparme, en mi calidad de alemán, de un problema que afecta de modo peculiar a los
españoles -si bien, como indiqué, ya no es una cuestión
pura~
mente

española,
y esto en un momento especialmente decisivo de
su historia y de la
nuestra-, y d~ situar
a Donoso en el centro
de mis consideraciones" (28).
Según Dietmar Westemeyer, a través de determinadas vi­
siones
y pasajes de sus obras, Donoso se convierte en un "supe­
rior, penetrante e
insuperable crítico
de la cultura... Su forma
penetrante de conexión
y sistemática le capacita para exponer
sus conocimientos en forma
silogística. ...
La crítica de la cultura
que Donoso pudo crear de esa manera,
aipenas podía

ser superada
en seriedad
y en carácter fundamental. En su intuición de la
religión como el prim.er factor de la Historia está la razón de
los éxitos de la crítica donosiana de
la cultura" (29).
Para Beta Menczer, "Donoso transformó
y revolucionó Ja
visión de la Historia y la filosofía política de su
tiempo, como
Shakespeare transformó
y revolucionó las reglas del drama
/26) Ibidem, pág. 259.
(27) Schraam: Donoso Cortés: su vida y su pensamiento, Espasa­
Calpe, Madrid,

1936.
(28) Schraam: Donoso Cortés:
ejemplo del pensamiento de la tra­
dición, Colección "Crece o muere",
Madrid, 1952,

págs. 10-11.
(29)
Dietmar Wetemeyer: Dono-so Cortés: hombre de Estado y
teólogo, Editora Nacional, Madrid, 195-7, pág. 359.
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histórico. Y el sino de Donoso, como el de Shakespeare, era ser redescubierto
y apreciado en todo su valor, por una época muy
superior a la suya, en Alemania,
después de
haber suscitado
admiración en Francia, no sin ser acusado por Barbey D'Aure­
villy

de cierto exceso de deformidad de estilo, del mismo modo
que Shakespeare fue censurado por Voltaire" (30). Frederik D. Wilhelmsen, catedrático de la Universidad de
Dallas, en un
penetrante trabajo

titulado
Don,oso Cortés y el
significado del poder político,
recientemente publicado en esta
revista, juzga a Donoso como "el más elocuente y profundo re­
presentante" del tradicionalismo europeo y "la más alta inteli­
gencia de las que se han puesto al servicio de lo que hoy tende­
mos a llamar la Contra-Revolución", Es de gran perspicacia y de
fina agudeza crítica el siguiente párrafo de Wilhelmsen: "Al
teólogo, Donoso le parece un teórico político; al filósofo político,
le parece un teólogo; al hombre de acción, un teorético; al aca­
démico, un político. En realidad, era todas esas cosas. Y, sin
embargo, si tuviéramos que hallar una fórmula capaz de definir
al hombre, no sería desacertado llamarle la negación absoluta
de la revolución en todas sus formas" (31).
¿ Y en E,paña?
En España, la resurrección de Donoso Cortés ha sido re­
ciente
y a la zaga, como otras veces, de los extranjeros, que
se nos adelantaron en el estudio y profundización de su pen­
samiento. Entre los catedráticos, contamos a Francisco Suárez Ver­
daguer, Francisco Elías de Tejada, Leopoldo Eulogio Palacios,
Díez del Corral, Antonio Tovar, López Amo, Canals Vida!,
(30} Beta Men.czar: Metternich y Donoso Cortés, Arbor, núm. 41 de
mayo de 1949.
(31) Wilhelmsen D. Frederik: Donoso Cortés y el poder político,
en VERBO, núm. 69 de noviembre de 1968, págs. 691-726.
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Corts Grau, Marqués de Lozoya, Millán Fuelles, Fraga Iri­
barne ...
Entre los religiosos y sacerdotes merecen destacarse: Pedro
Leturia S. J., Constantino Bayle S. J., Ramón Ceña! S.
J.,
Joaquín Iriarte S. J., Bernardo Monsegú, Monseñor García y
García de Castro, Francisco Javier de Silió, Saiz Barberá ...
Entre los escritores: Ramiro de Maeztu, Eugenio D'Ors;
José Larraz, José Maria Pemán, José Pemartín, Víctor Pra­
dera,
Diego Sevilla
Andrés, Galindo Herrero, Eugenio Vegas
Lata pié, Salvador Minguijón, Vázquez Dodero1 Y anguas Messía1
Vicente Marrero, Gonzalo Fernández de la Mora, Azorín, José
F. Acedo, Miguel Fagoaga ...
Tres discordantes.
Entre un coro compacto de voces laudatorias -aunque
ello no quiera decir absoluta conformidad con todos
los puntos
de vista del pensador extremeño-, destacan tres notas diso­
nantes. Son tres escritores españoles que sólo se ocupan de
Donoso
para minimizar
su figura
y negarle casi, como suele
decirse,
el pan y la sal: José Luis López Aranguren, Jitliáu
Marías y Enrique Tierno Galván.
El
profesor López Aranguren, poniendo en su tono más enojo
que equilibrio intelectual, ve en Donoso un ser anacrónico que
confunde el

orden natural con el orden sobrenatural (32). Acusa­
ción que se vuelve contra el acusante, que a fin de cuentas es el
único confundido. Donoso habla de las irrupciones del orden so­
brenatural en el orden natural, cosa muy distinta, y que,
ha de
admitir, ¡por la virtud de la
fe, el

más cateto de los cristianos.
J
itlián Marías

se
parapeta tras

la barrera de don Juan
Valera
para oontraponer

la extremosidad de Donoso a la me­
sura y equilibrio de aquél. Vano empeño. Valera, empedernido
(32) López Aranguren: Moral y sociedad, Cuadernos para el diálogo,
Madrid, 1966, pág. 137.
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liberal, cuando habla de Donoso pierde los estribos. No se
explica uno que se hable de mesura
y se aduzcan, al mismo
tiempo, los desmesurados epítetos que Valera dirige a Donoso. Según el autor de
Pepita Jimén:ez, Donoso tenía "poca caridad
en el alma", y era además "un energúmeno poseído por el de­
monio del orgullo", que "trataba de unimismar sus opiniones
personales con la santa doctrina de la Iglesia"; autor, por
otra parte, de "uno de los libros más absurdos que se han es­
crito en el siglo x1x" (33).
Esto lo dice Val era
y lo ratifica J ulián Marías, con su asen­
timiento, de un hombre que era todo caridad; que no tenía
camisa sana que ponerse,
¡porque todo

lo entregaba a los pobres ;
que visitaba las buhardillas de París para llevar personalmente
limosnas a los necesitados y que, en cierta ocasión, entregó a
V euillot el último resto de su sueldo mensual para socorrer a
una familia indigente (34). El respetuoso Val era habla de las "desvergüenzas" de Do­
noso, que "toma el nombre de Dios en vano, o dígase en falso". Y esto lo dice V
al era, y lo ratifica J ulián Marías, de un hombre
que, precisamente por su catolicismo integérrimo, mereció una
carta autógrafa de Pío rx, felicitándole cordialmente
y bendi­
ciéndole por el
"eximio estudio

que consagra en honor de
la
Religión", refiriéndose al "Ensayo".
¿ Quién falta aquí a la probidad intelectual?
Tierno Galván no se recata en mostrar su abierta antipatía
personal a Donoso Cortés. Para él,
el rpensadorr extremeño es
un "ignorante de muchas cosas en el orden
intelectual", a quien
"cuesta

trabajo no considerar un pensador francés de tercera
fi~a, que

repite los
tópkos más

corrientes de su
tiempo" y cuyo
pensamiento
"no cree

que merezca la
pena comentar

en cuanto
tal pensamiento". A medida que Tierno se acerca a Donoso, su presbicia se
(33) Julián Marías: Una tradición olvidada, en "Insula", junio 1959.
(34) Schraam:
Donoso Cortés; su vida y su pensamiento, ya citada,
pág. 331.
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FAMA, ECUPSE Y RESURRECCION DE DONOSO
acentúa. Y su carga pasional es de tal ímpetu, que llega a acusar
de inadvertencia del marxismo a quien señaló, con intuición
geniál, las últimas consecuencias a que nos llevaría tan nefasta
doctrina
(35).
Conclusión.
Hemos llegado al
final de nuestra visión panorámica y esquemática acerca de la fama, el eclipse y la resurrección del
nombre de Donoso. Hemos, incluso,
como ahora
se dice, con­
trastado pareceres. Unanimidad jamás podrá haberla. Mayoría y calidad, sí. Sobre todo calidad. Y ambas, calidad
y mayoría,
están indudablemente de
¡,arte de

Donoso.
Citar hoy, pues, como argumento de autoridad a Donoso
Cortés, no es algo -allacrónico y balél:dí, exponente- de ·una for­
mación científica deficiente. Todo lo contrario: es estar, quiérase
o no, a nivel de las corrientes intelectuales del
mando más
hondas

y extensas. Porque son ellas las que han sacado a Donoso
del olvido, para devolverle
al templo

de la fama, del que nunca
debió salir.
(35) Enrique Tierno Galván: Tradhión y modernlism-0, Tenas, 1962,
Madrid, págs. 163-165.
Al leer las duras e injustas frases de Tierno, uno no
puede menos de recordar
la siguiente afirmación de Wilhelmsen
en su interesante trabajo:
"El lector que se acerca a Donoso necesitará
también saber que va
a encontrarse con el hombre más odia.do ,por la izquierda europea ... " Es curioso oh-servar que, en absoluta disparida1
con Tierno, con López y con Marías, Joaquín COSta, no obstante su
significación
izquierdista, llama a Donoso en su obra La libertad civil Y
el Congreso de Jurisconsultos Aragoneses (cap. VI), el talento más claro entre
cuantos teorizaron
la materia del justo medio, aseverando asi­
mismo en
otra celebrada obra suya,, La ignorancia. del Derecho (cap. IV), que Donoso aventajó en brillantez de concepción al mismo Guizot y Periet ... Hemos de decir, en honor de Joaquín Costa, que su criterio in­
dependiente, fruto sin duda de una proverbial
honradez intelectual,
no
SP. avino jamás a dejarse influenciar por corrientes ideológicas más o menos
2:lines a su forma de pensar. En todo momento, supo permanecer eman­
cipado
de htrbias presiones de grupo.
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