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Sobre algunas palabras mágicas

SOBRE ALGUNAS PALABRAS MAGICAS
POR
ANDRÉ CH.AlU.IER (t).
Vivimos en un mundo en que reina una extraordinaria con­
fusión intelectual. Esta confusión intelectual resulta del hecno de
que empleamos
palabras muy
vagas, ( éste es, por otra
parte, uno
de

los rasgos notables de nuestro
siglo, que
no sabe emplear
más que un lenguaje muy
poco preciso), y de estas palabras,
retenemos,

sobre todo, el halo sentimental de que las rodeamos.
Este hecho es
poco favorable

para la discusión filosófica, pero,
por el contrario, facilita considerablemente esta vuelta a poner
en cuestión todas las verdades comúnmente admitidas a las que
el espíritu moderno se entrega con voluptuosidad. En tiempos
pasados, la crítica
filosófica no salía del círculo de los filósofos
y de un pequeño número de gentes cultivadas. Hoy día el me­
nor publicista pretende I"'econstruir el universo. Las discusiones
a las que se libran los filósofos y los sabios, sus hipótesis y
sus teorías, por una serie de intermediarios innumerables, degra­
dadas y deformadas de escalón en esca1ón, desembocan en el
grado más bajo en poderosos movimientos
irre5:istibles de
opi­
nión, en los que la razón apenas actúa para nada, y cuyo origen
casi es a menudo imperceptible. En esta confusión universal del
lengnaje, en la que todo se encuentra mezclado, hay, sin embargo,
algunas palabras o nociones que irradian extrañamente y que
parecen proyectar una nueva luz sobre los secreto5: del universo.
l. Evolución.
Una de esas
palabras es Evolución. No la evolución de los
sabios; sino esa noción vaga que la opinión general entiende bajo
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ANDRE CHARLIER.
esa palabra. El hombre cree haber encontrado en la evolnción
un remedio contra el aburrimiento. No intento buscar las cau­
sas de este aburrimiento. Sin embargo, no ocultaré mi extra­
ñeza: ¿ cómo puede el hombre aburrirse habiendo sido colocado
por Dios en un mundo
tan bello? Es un signo muy notable que
el gran hombre del siglo moderno sea Picasso. Jamas han sido
movilizados por artista alguno tantos palacios nacionales como
actualmente por Picasso, que se ve honrado con la exposición
más grandiosa qne jamás se haya visto. Ahora bien, Picasso
es el hombre que ha rechazado lo real, prefiriendo imágenes abs­
tractas, y que lo ha tratado con un sentimiento de venganza
sal­
vaje, como si no le
perdonara ser lo que es. En esto Picasso
es verdaderamente el gran hombre que no perdona al mundo ser
un pensamiento de Dios y que se niega a aprender a leer este
pensamiento. El hombre moderno no sabe que tiene que recibir
una lección de este mundo, una lección de verdad. Tiene ganas
de verlo de otra manera y él mismo tiene ganas de ser otro, pues­
to que se aburre de ser lo que es. La evolución es, felizmente,
una potencia mágica capaz de hacer de un hombre, otro; gracias
a técnicas inéditas va a operar una verdadera mutación del hom­
bre: éste, no solamente va a perder sus gustos personales sino
que va a adquirir unos modos de pensamiento
y de sentimien­
tos absolutamente nuevos, hasta el punto de que no hay exage­
ración eh decir que la evolución va a hacernos asistir a una re­
creación. Está segura de su infalibilidad y nos asegura que la
conciencia individual va a apagarse poco a poco en el hombre para dar lugar a una conciencia colectiva. Dispone de técnicas propias
que le dan la seguridad de sus logros, y gracias a las cuales el
hombre, enteramente condicionado, aspira a destruirse en lo co­lectivo. Se podría creer que este deseo de aniquilamiento es im­
posible. pero no lo es; yo he leído, este deseo, en los ojos de
un señor que, en mi presencia, impedía que girara el botón de
la televisión. En otro tiempo yo hubiera jurado que el exceso de
opresión provocaba siempre una revancha de la libertad, pero no
estoy tan seguro hoy día : la necesidad de la libertad es un mito de los tiempos revueltos.
La mutación del hombre de que habla-
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SOBRE ALGUNAS PALABRAS MAGICAS
mos está muy seriamente avanzada y no hay razón para que no
se prosiga. Alrededor de él, el universo evoluciona, en un sentido
en el que la religión moderna nos asegura que no puede ser más
que un progreso.
Es p-reciso que sea un progreso, sin el cual la
condición del hombre, siendo, como es, limitado en .sus püdere.s
con deseos sin límites, sería demasiado triste. Aconsejo a los
fervientes de la evolución que tomen consejo de unos poetas:
los poetas
· son,

ordinariamente, las gentes más
razonables del
mundo; en todo caso, a través de ellos tenemos las mayores po­
sibilidades de obtener la visión más exacta de lo real. Que lean
la
Légende de PraJ,riti, que
es una obra maestra desconocida de
Claudel. (Abriendo
mi ejemplar, veo que Claudel cita al final
extractos
de un evolucionista, el Pmfesor Haldane, del que ex­
tracto esto: "La evolución no muestra de ninguna manera que
haya una tendencia general de las especies hacia el progreso ...
Las mutaciones no son, en gelleral, más que degeneraciones ... ")
O

bien que saboreen,
si son capaces de ello, el feroz humor de
Franz Kafka.. Tiene una novela titulada La. metamorfosis, que
es

absolutamente profética, pues
Kafka es de la raza de los gran­
des profetas. Es la aventura de un joven que al levantarse una
mañana se apercibC: de que está provisto de una enorme concha
llevada por dos filas de patas endebles: Aunque continúa pen­
sando como antes, ha llegado a ser una especie de grueso esca­
rabajo que se satisface con alimentos inmundos. He aquí la pre­
figuración burlesca
de las mutaciones que

se nos promete. Kafka
también ha imaginado
el discurso pronunciado ante una Academia
por un mono llegado al estado de hominización
y que evoca los
recuerdos de su pasado de simio : lo ridículo del discurso no
debe disimular la filosofía profunda.
* * *
II. Socialismo.
Una segunda idea que se deriva de
la evolución
consiste en
creer que la evolución conduce directamente a la construcción del
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ANDRB .r:;HARLIER
socialismo, puesto que empuja a 1a h¡µnanidad hacia l_a masifica­
ción. Cuando haya desapar.,.;ido la conciencia personal para dar
lugar a una "conciencia maeya'. e59,,;_cgnstni_c~ión estará. muy cerca
dé estar terminada., .Es (;l que están en el

aire se
V11elven ,L m,i,r, para tral,.,jar. por \a. .sub­
v;ersión._ general ,del mundo._ E,l ai_re qt,t~ :respiramos e~ ~n, ajr~ ~­
cialista, y Jo es. casi sin saberlo nosotros, pues la palabra socia­
lism una
.palabra que
puede parecer inocente,

dada la
vague­
daq
de su sentido. El socialismo puede ser. simplemente el mo­
vimiento.

que lleva a.los hombres de hoy hacia las conquistas
so­
ciales,' .que mejoran la vida del hombre, en tanto forma parte qe
la ,sociedad,
·y qúe d¡¡n lugar

a que llegue
a ser
un elemento cada
vez más

consciente y responsable
<;le ella.
Estas conquistas son
en sí
legítimas y

constituyen la fuente de un progreso indudable.
Pero,. cu~dp se habla de· "la construcción del socialismo' es pre­
ciso. saber que-se habla un lengua je comunista: Esa expresión
manifiesta la dominación
del partido
.comunista sobre e) mundo.
Y.· esta dominación sólo es posible cuando una conciencia ele
masa v:iéne a. sui:¡tituit:. a las · cq.rtciencias personales que, por con­
dicionadas que estén, permanecen, sin embargo, 1.ibr~s. Esta sus­
titución anula progresivamente la libertad; bien entendido que
no_ se dejará de exaltar la libertad como si existiera, pues es ~m­
portante , ;¡ue los ciudadanos se crean libres. Esta construcción
del socialismo reposa sobre una filosofía,
el materialismo dialéc­
ti.co, según

la
cual la

edificación. de las. sociedades. se hace por
causas puramente materjales: estas caus·as -son .las condiciones eco-­
nómicas en )as cuales el hombre se procura los medios de su sub­
sistencia. Los fenómenos

intelectuales o
esp¡rituales que
se pro­
ducen en la vida de las sociedades,
filosofía, arte,

concepdones
políticas, incluso la religión, son productos del sistema económico,
es decir, de causas materiales. El desarrollo de la historia no es
más que una serie de mutaciones producidas por las contradic­
ciones internas que se encuentran en las cosas y por-.los éonflictOS
que surgen de ellas. Así, lo nuevo reemplaza a lo antiguo por
una evolución
J,¡t,¡I que se desarrQl)a, ¡,rogresivam~te, gracias
a la lucha de clases, hasta la dictadura del proletariado. Lo que
Fundaci\363n Speiro

SOBRE ALGUNAS PALABRAS MAGICAS
resulta curioso es ver a la Iglesia aportar su piedra para la cons­
trucción
de un socialismo que es diametralmente opuesto al
espi­
ritu

de su fundador, lo que
confirma, que el

socialismo es
uria de
esas palabras mágicas de
las que yó hablaba. Teóricamente, para
los cristianos, Dfos queda como fin úliimo del hombre y el ob­
jetivo de la vida cristiana es la realización del Reino
:de Dios.
Pero

se les dice que el establecimlente de la justicia social
debe
preceder a la evangelización de las masas: as"í, las realizaciones
sociales constituyen entre el hombre y Dios una especie de des­
canso, que pronto no será, tal vez, descanso sitio un fin, cuando
Dios, pcr una substitución inconsciente; haya sido asimilado a la
Humanidad. Y el Reino de Dios se confunda con el mundo,
eliminándose completamente lo sobrenatural en beneficio de
la na­
turaleza.
* ~ *
III. -La materia, energía cósmica de la evolución.
Hay una.:tercera idea qtle comienza a transparentarse entre
la oleada de ideas nuevas que cuece el pensamiento moderno que
se enlaza también a
la idea de evolución. Es que la antigua oposi­
ción del espíritu y la
carne podría ser

sobrepasada por descubri­
mientos de
la ciencia. Se recuerdan tantos textos de la Sagrada
Escritura
y especialmente de San Pablo: Caro concupisdt aáver­
su.s Spiritwm-, Spiritus auteni axlversus carnem. ·La carne apetece
contra el espíritu y el espíritu contra la carne (Gal. 5, 17). Esto
se ha venido a considerar siempre como un dato de nuestra na­
turaleza. Estos textos han marcado profundamente nuestra vida
espiritual y nuestra vida moral: por grande que sea la armonía
interior de un alma cristiana, no es posible que el cuerpo no se
sienta como un obstáculo a los deseos del alma. Que se recuerde
el "cuerpo de muerte" de que habla San Pablo : siempre es eso
lo que impide ver a Dios. Todos los santos lo han probado. Ahora,
sin embargo~ se· nos dice que 1a oposición espíritu-materia: es una
falsa oposición, puesto que, se dice~ no hay oposición, sino trán-
1049
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ANDRB CRARLIBR
sito de la materia al espíritu, lo que es otro milagro de la mágica
evolución. Los filósofos se han encontrado siempre muy confusos
cuando han tratado de d_efinir las nociones más sencillas como
espíritu y materia, y los filósofos materialistas todavía más cuando
han querido explicar
la vida del espíritu por mecanismos mate­
riales. Pero la ciencia moderna aporta un recurso nuevo: es que
si la materia está compuesta de átomos ha descubierto que esos
átomos pueden desintegrarse produciendo energía. La ciencia nos
asegura que la materia no es otra cosa más que energía;
y ¿ cómo
no sentirse tentado a ver en la energía material
y en la energía
espiritual dos formas análogas de la energía cósmica? Asimila­
ción muy poco filosófica, pues ~y entre esas dos formas de ener­
gía una diferencia fundamental de calidad : si bien la energía pro­
ducida por la desintegración es casi inconmensurable, sin embargo
los sabios la miden, al menos aproximadamente, mientras que
la energía espiritual
~scapa a
toda medida. Se nos querría hacer
creer que el espíritu no es más que materia evolucionada; y
no es difíci percibir por qué
se quiere
hacérnoslo creer: pues si
eso fuera
cierto, ¿ qué llegaría a ser el combate del espíritu y -la
carne,

que es el punto central de toda
la moral evangélica y, por
consiguiente, de toda espiritualidad cristiana?
¿ Qué llegaría a
ser de

la noción misma de pecado? Y a se
. ven

apuntar preguntas
inquietantes sobre la naturaleza del pecado
y, sobre todo, del pe­
cado original. Espíritus atrevidos no temen afirmar que la historia
escrita en la Sagrada Escritura no es más que nna mitología: es
todo el sentido de la Redención
lo que

con esto es puesto en
duda.
* * *
IV. La conciencia colectiva.
Frente a este desarrollo general en el cual las bases más se­
guras
de
la fe se ven quebrantadas, ¿ qué es lo que queda por
hacer al cristiano sino volverse hacia la Sagrada Escritura y hacia
la doctrina
enscfiada de

siempre por
la Iglesia? Bossuet escribía
1050
Fundaci\363n Speiro

SOBRE ALGUNAS PALABRAS MAGICAS
a un discípulo de Malebranche estas líneas llenas de buen sen­
tido: "Cuando se alejan del sentimiento de la Iglesia y de la
Teología que se
han recibido universalmente, el éxito no puede
venir más que del incentivo de la novedad, y toda alma cristiana debe temblar por ello:
éste es el éxito que han tenido los herejes."
En esta doctrina nuestras relaciones con Dios se encuentran per­
fectamente definidas. Se pregunta en v,,rdad qué satisfacción
podría haber
para el espíritu y qué consuelo para el corazón ,en
confundir a Dios con el universo, tal y como· tantos filósofos en
todo tiempo han intentado hacer. Por el contrario, nuestro Dios
es un Dios personal que quiere tener con ,cada uno de nosotros
relaciones personales. Ya en el Antiguo Testamento dice al hom­
bre por la voz de Isaias: "Y o os daré los tesoros escondidos y
las riquezas secretas y desconocidas a fin de que sepáis que Y o
soy el Señor, el Dios de Israel, que os he llamada por westro
nombre.'' Vocabi 'fJe niom1'ne tuo. Por otro lado, no deja de instruirle
por sus profetas, dirigirle, castigarle y perdonarle cuando se arre­
piente
-y esto

hasta el dia en que le da como Doctor a su pro­
pio
hijo-. San Pablo comienza

su epístola a los Hebreos con
estas palabras admirables: "Después de haber hablado, anterior­
mente en
mucqas ocasiones

y bajo diferentes formas a nuestros
padres por los Profetas, Dios, en estos días, que son los últimos,
nos ha hablado por su Hijo, a quien ha establecido heredero de
todas las cosas y por quien también
ha hecho el mundo." Si, pues,
la conciencia del hombre pudiera desintegrarse hasta fundirse y
desaparecer en la conciencia colectiva, la humanidad nueva no
solamente sería extraña a Dios, sino que no tendría nada de hu­
mano. Está claro, por otro lado, que este sueño de una conciencia
colectiva no ha germinado en el cerebro de los sociólogos sino
con e1 fin, no confesado, de quitar el mundO a Dios, y es precioo
reconocer que las técnicas modernas le dan armas muy peligro­
sas : así estamos asustados al ver los progresos ya hechos en la
"despersonalización", hasta el punto que la misma Iglesia cede
ante el movimiento general. Aun pareciendo inconcebible que el
hombre pueda sufrir una mutación tan contraria a su naturaleza,
puesto que no es posible violentar hasta ese punto la naturaleza
WSl
Fundaci\363n Speiro

ANDRE .ClURJ'./ER
de los seres, al menos se logran progresos considerables en la
degradación de la civilización y para asegnrar el triunfo de
la bar­
barie. Admiro mucho el trabajo de los psicólogos y de los psico­
analistas; pero olvidan dos verdades esenciales: en primer lugar, que el hombre no se conoce verdaderamente más que a la luz de
Dios; .seguidamente, que es imposible que el hombre penetre
pro­
fundamente en sí mismo sin encontrar a Dios,
¡x:ir pocas

ganas
que tenga de encontrarlo. Pues Dios quiere ser objeto de deseo.
Basta solamente conocer las enseñanzas que se dan a la juven­
tud, la organización de la vida social, los placeres y las diversio­
nes: todo está
hecqo para apagar

el deseo sobrenatural que cede
lugar a la adoración de la naturaleza. Pero el deseo sobrenatural no puede morir, le falta solamente alimento. Nuestro clero co­
rnete un grave error cuando, por miedo a un misticismo del que
desconfía, porque el mundo no es místico y quiere abrirse al
mundo,, se_ encierra en _actividades sociales. Los hombres no po­
drán tener· ganas de ser san_tos, a menos de una graeia especial,
si los sacerdotes que deben formarlos en la vida espiritual no les
infunden este deseo.
La mayoría de los hombres no temen más
que una cosa: encontrar a Dios. Zacarías, padre de San Juan
Bautista, habla de aquellos que están sentados en las tinieblas y
en
la sombra de la muerte. Es un hecho que muchos hombres
prefieren
la sombra de la muerte a la luz, por poco que esta muerte
sea
confortah\e y
científica. Pues la muerte vence a
las almas,
las de­
grada y las corrompe si no se
las da

deseo de una vida : éste es
el
comienzo de la conversión y es ahi donde hay que llevar suavemente
a las almas. Leamos para consolarnos algnnas líneas de Bossuet:
"Quien,ama a

Jesucristo empieza siempre por amarlo; no tiene en
cuenta todo lo que El ha hecho
para esto;

es por lo que El desea
siempre,. y es este deseo lo que hace el amor infinito. Cuanto el amor
hubiera hecho, si fuera posible, su último esfuerzo, en ese mismo
extremo querría volver a empezarlo todo; y por esto no deja ja­
más de llamar al deseo en ayuda suya. Deseo que comienza siem­
pre y que no acaba nunca y que no puede tener límite alguno.
Deseemos, pues amar a Jesucristo; deseémoslo para toda la Igle­
sia, tanto para los neófitos -como para los perfectos, los cuales, en
105Z
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SOBRE ALGUNAS PALÁBRAS MÁGICAS
el misterio del amor, se consideran siempre como principiantes."
Etos pensamientos, este estilo, no se parece nada ·a lo que -oímos,
no en los púlpitos, pues ya no hay púlpitos, sirto en los micró­
fonos de las Iglesias. No
es fácil
hoy escuchar tales
palabras por­
que

no se cree en la fuerza de
la gracia. Sin embargo, es '!a única
que eleva los

corazones
y les hace abrirse a la palabra de Dios,
esta palabra que no resuená',en el tiemj>ó sino'para darnos' él
gusto de la vida eterna. Y es un hecho que el cúlfo á la naturaleza
nós hace perder

el
gusto de

las realidades
sobrenaturales e, ihcltÍ-
so, ·hasta el sentido -de su e:Xisteilcia. ·
V. La "transformación del hómhre por el progreso".
El pecado es támbÍért una realidad; lo tenemos en la piel y
en el alma. Sería vano pretender que el hombre ha oonservadci
hasta el momento actual una concepción medieval del pecado, qué
le
aplasta y le ha impedido ser
adulto,' el pecado es,
a la vez,
úna realidad y urt misterio; un, misterio de luz Sin· el cual es en
vano que
J)ensemos Hegá.r al ·conocimiertto de

nosotros mismos.
Sobre el pecado original se conoce la posición pecado originai es incomptenSiblé, pétó el hómbi-e es Urt· misterfo
aún mis incomprensible siri el pecado, Original.· ''·No ·cOncebimos
-escribe en sus pehsamientos---ni el glorioso estado de Adán,
ni

la
naturaleza de

su
pecado, ni

de la
tí-insmisiót:Í 'que de él

se
nos ha hecho. Son cosas que
hán pasado en el estado de una na­
tltraleza completamente diferente de la ti.uéstra, y que 'sobrepasan
el

estado de nuestra capacidad, actúa!. Todo esto es
inútil Sabérlo
para llegar a entenderlo; y lo' único que nos importa es 'conocer
qUe somds miserables. corrompidos, aJ)artados de Dibs, perO res­
catados por Jesucristo, y qÚe de esto tenemos pruebas' ailmirables
sobre la tierra." -·
Eri el tiempo en que todaví;,_ había uua liiurgia católica, ésta,
durante
la nóche pascual, cantaba el mistério del pecado en un latín
admirable,
que subráyaba una melodía más admirable aún; Lo
Íó5~
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ANDRB CHARLIER.
denOl!llina necesarí,um pccatuum, este pecado necesario, qux,d talem
et t dentor tan
bello y tan grande. Necesario, porque nos pone en
nuestro verdadero
lugar frente
a Dios. Necesario, porque sin él
no habría necesidad de Redención, y
la Redención es la corona­
ción de la
Creación. Esta

necesidad es de
tal modo fuerte, que
San MateG, cuando en su primer capítulo escribe la genealogía de
nuestro Señor, no pasa ligeramente sobre
el pecado de David
sin hablar de
él,c por

el contrario, lo subraya
( ex ea qita'e fuit
Urwe). Todo esto es un misterio, pero un misterio de luz que
alimenta nustras almas
por la contemplación de la inmensa bon­
dad de Dios. Esta es una verdad definitiva y siempre nueva cuyo
conocimiento no se agota. No somos aplastados por el pecado,
la penitencia no nos parece amarga sino deseable, como nos lo
prueba el ejemplo de los Santos. Hace correr lágrimas, lágrimas
de
pena, sin duda, pero también de alegría. puesto que Jesús se
ha dignado a inclinarse sobre nosotros como sobre la samaritana.
Por esto mismo no podemos contemplar el progreso con la misma
perspectiva que otros. El progreso de la ciencia es ciertamente
una cosa admirable, y nos debe dar una gran idea del genio del
hombre, pero no cambia la naturaleza del hombre. Cualesquiera que sean los milagros que
la técnica opera en el confort de la
vida, la velocidad en las comunicaciones, el conocimiento de los
mundos desconocidos, el hombre queda solo con su miseria inte­
rior de la cual el progreso no le puede curar puesto que es de
otro orden. Hay en el hombre algunas necesidades de lo íntimo del alma que son indiferentes a los desarrollos
de la ciencia y del
confort} y estas necesidades son lo esencial de nuestra vida. No
podemos
hacer que
nuestra naturaleza no sea como es.
Hay, pues, dos planes de acción que tienden a la transfor­
mación de
la sociedad moderna y los vemos puestos en acción
con una inteligencia prodigiosa. El primero opera la masificación
de la sociedad, que se realiza ya rápidamente, puesto que este
plan dispone hoy dia de medios técnicos de una eficacia temible :
así se espera hacer de la humanidad un rebaño que será
perfecta­
mente dócil puesto que los hombres habrán perdido, con la fa-
1054
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SOBRE ALGUNAS PALABRAS MAGICAS
cultad de pensar de un modo personal, el uso de . su libertad.
Pero la
masificación encuentra
ante sí un obstáculo mayor; es
una Iglesia que se esfuerza en elevar a sus fieles a la vida sobre­
natural.
San Pablo

escribía a los Corintios que allá donde está
el espíritu
del Señor, allí está la libertad. Asistimos hoy, en la
misma Iglesia, a una maniobra sutil, por la cual se trata de ha­
cemos creer que el espíritu del Señor se encuentra en todo lo
que es colectivo, y que lleva inseosiblemente al pueblo cristiano
desde el orden
sobreoatt1f3.i al orden de la vida natural; se hacen
así lo más ineficaces posible los medios sobrenaturales que la
Iglesía procura a los fieles para sostener en ellos la vida del alma.
Este doble plan es puesto en acción desde
hace largo tiempo.
Frederic Le Play, que fue uo sociólogo geoial, escribía hace más
de un siglo:
"Desde hace ochenta años nos agotamos en esfuerzos
infructuosos para crear una sociedad nueva destruyendo
por
la violencia los hábitos y costumbres que hicieron
las grandezas de nue.stros abuelos, inspirándonos en qui­
meras condenadas por la naturaleza del hombre. Bus­ camos ea el cambio de las formas de gobierno las me­
joras que solamente pueden lograrse con la vuelta a la
virtud. En esta búsqueda olvidamos los hechos consa­
grados por la experiencia de los pueblos
para unimos
a

palabras vacías de sentido. Por una cootradicción,
pa­
teote al simple buen sentido, pretendemos servir.las, y
creemos crear el reino del bieo con la ayuda de proce­
dimientos que no habían osado usar ni siquiera los po­
deres más absolutos. Destruimos no
solamente los

gér­
menes de la libertad.. sino
también las condiciones de
estabilidad, exagerando fuera
de medida el papel del
Estado
en detrimento del gobierno local y de las corpo­
raciones
para el bieo público. En ,electo, arruinamos,
con estas innovaciones peligro$3.s, las instituciones tra­
dicionales que, en todos los tiempos, en todos los paí-ses,
habían hecho soportables a los regímenes de fuerza y
1055
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ANDRE CHARLIBR .
bien'hechores a los regímenes de libertad. Nuestro .error_
más fatal consiste en desorganizar, con las intromisiones
del Estado, la autoridad del padre de familia, la más
natural y fecunda de
las autonomías, la que conserva
mejor el lazo Social, al reprimir. la corrupción originaria
encarrilando las jóvlénes generaciones en el respeto y la
obediencia.
"Este error es el que somete el hogar, el porvenir det
trabajo y el personal de la familia a la autoridad .de los.
legistas,

de los
burócratas y de sus
agentes
privilegíadós.:
Es el qué, en otras. palabras, quita a la vida privada sus
libertades "más necesarias y

más fecundas, sin
ninguna
razón
de interes pttblico."
Le Play, ya en su época, veía que sobre las ruina§ de la liber­
ta.9-.se-iba a, edificar un poder pül_ítico tiránico. Otro escritor, no
~ólogo sino político, Alexis de Tocqueville, había escrito pági­
nas verdaderamente profeticas sobre este abundamiento de un
despoti~lllO. _·a.: nuevo. estilo. Y ello es tanto más de notar por
cuanto est~ -autor · es COnSiderado, con. justicia, . como uno de los
padres de h deniocr;.,,i¡: ;;;oderna: . :; · . '; ' . ··t· '-,' i . .
"Pienso --dice Tocqueville-- que la especie. de opre­
sión que amenaza a
los pueblos

democráticos no se
pa­
recerá

nada a
las. que

han precedido en el mundo ... "
"Busco -en vano, -yo mJsm:o; una expresión que re­
próduzca exactamente la idea que me formo y la com­
. prenda;

las antiguas
·palabr¡¡s :despotismo y tiranía no
·me resultan a:decuada_s·en absoluto. La cosa es nueva ... "
ri ___ veo una· mucheduinbre- innumerable de hombres
parecic_los e iguales que giran sin reposo sobre ellos mis­
mos para procurarse pequeños y vulgares placeres con
los que "llenan su alma. Cada

uno
de ellos,
visto por se­
parado, es

como
extraño· al
destino
dé todos los

de­
más" ... : '\10 existe sino en sí. mismo y para sí sólo y,
Fundaci\363n Speiro

67
SOBRE ALGUNAS PALABRAS MAGICAS
si le queda aún una faznilia, puede decirse por lo menos
que ya no tiene patria".
"Por encima de ellos se eleva un poder inmenso
y tu­
telar, que se encarga
él so~o de asegurar sus goces y
velar por su suerte. Es absoluto, detallado, regular, pre­
visor
y dulce. Se parecería a la potestad paterna si, como
ésta, tuviera por objeto preparar a los hombres para la
edad viril; pero no procura, poi;-el contrario, más que
fijarlos irrevocablemente en la infancia; quiere que los
ciudadanos disfruteu con tal de que no pienseu sino en
disfrutar. Trabaja de buen grado para su bieuestar;
pero quiere ser
el único agente y el solo árbitro, provee
a su seguridad, prevé
y asegura sus necesidades, facilita
sus placeres, conduce sus principales negocios~ dirige su
industria, regula sus sucesiones, divide sus herencias.
¡ Por qué no podría quitarles por completo el trastorno
de pensar y el esfuerw de vivir !"
''Es así como cada día convierte en menos útil y en
más raro el empleo del libre arbitrfo; que encierra la
acción de la voluntad en un espacio menor, y sustrae
poco a poco a cada ciudadano hasta el uso de sí mismo.
La igualdad prepara a los hombres para todas las cosas;
les dispone a sufrirlas y a menudo incluso a mirarlas
como un bien."
"Después de haber tomado así, poco a poco, en sus
poderosas manos a cada individuo,
y de haberlo mol­
deado a su guisa, el-soberano extiende sus brazos sobre
la sociedad entera; le cubre la superficie de una red de
pequeñas reglas complicadas, minuciosas y W1iformes a
través de las cuales los talentos más originales y las al­
mas más vigorosas no podrían hallar la cíaridad para
sobrepasar la muchedumbre; no les rompe las volunta­
des, pero se las reblandece, las pliega y las dirige; obliga
rara vez a obrar, pero se opone sin cesar a que se actúe;
no destruye nada, pero impide que nazca; no tiraniza
nada, estorba, comprime, enerva, apaga, atenta, reduce,
10l7
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ANDRE CHARLIER
en fin, cada nación a no ser más que un rebaño de ani­
males tímidos e industriosos, de los que el Gobierno
es el pastor."
Lo que hoy llamamos masificación lo vemos, pues, pintado
con más de un siglo de antelación con prodigiosa precisión. Toc­
queville anuncia así lo que hoy se percibe no sólo en los regíme­
nes totalitarios, sino entre nosotros, donde, sin embargo, el gusto
por la libertad ha permanecido vivo, a pesar del uso. de una de­
mocracia
qwe tiende a la dest·rucción de la libertad, m,ediante la
destruccián de los q,we llamamos cuerpos -intermedic,s_ Es preciso
frente
a un peligro tan grave, que todos los hombres que aún tie­
nen el gusto por la libertad unan sus esfuerws en todos los esca­
lones de la aCción: familiar, cívica, jurídica, religiosa. La luch_a
que es preciso emprender, puede decirse que es heroica, pero
nada hay más necesario ni más urgente. Que no sucumbamos a
la tentación del descorazonam;ento y digamos: somos demasiado
pocos para luchar ¿ para qué hacerlo? No es necesario ser nume­
rosos para hacer fracasar este plan de subversión universal. Esta
es, por

otra parte, la opinión de Jacquex Maritain en su libro
Le Paysmn de la Gwronne (p,ag. 249):
"Sin duda es posible masificar todas las actividades y todos
nuestros placeres, y nuestra imaginación y nuestro subconsciente
y, po1" vía indirecta, los actos int€1ectua1es de un gran número.
Jamás se llegará a masificar completamente el espíritu (y el su­
pra.consciente del espíritu) ni a alienar completamente de sí misma
a la persona individual, esta misteriosa
y escandalosa pobreza que
se obstina en existir, y que halla medios en ella.
La tarea es, a la vez, intelectual y espiritual, requiere todas
nuestras energías.
También habrá un problema histórico y un problema espiri­
tual a resolver: se lo proponemos a los historiadores futuros.
¿
Quién ha concebido este doble plan y prosigue su realización
con una astucia tan perseverante? ¿ En provecho de quién tantas
fuerzas ( que forman un abanico profusamente variado) se han
ocupado en jugar una partida difícil en un concierto en el que
todo está tan bien calculado
?
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