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Número 371-372

Serie XXXVIII

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Más sobre la doctrina social de la Iglesia

MÁS SOBRE LA DOCTRINA SOCIAL
DE
LA IGLESIA
Cúal es la doctrina social de la Iglesia.
«La doctrina social de la Iglesia se basa en el concepto de •dignidad
"de la persona, que se manij'iosta en toda su plenitud en el misterio
»del Verbo encarnadr> (Centesimus annus, 47). Descansa en la firme
"convicción de que las normas morales universales establecidas en la
"creación y escritas en el corazón humano (cfr. Veritatis splendor, 96)
"constituyen el fundamento inquebrantable y la garantía sólida de una
"coexistencia humana justa y pacifica. La salvaguardia y la promoción
"de la dignidad humana y de los derechos humanos inalienables, en
''particular el derecho a la libertad religiosa, es una tarea que la Iglesia
"nunca debe
descuidar».
JUAN PABLO 11: Visita "ad limina": Discurso a la Confe­
rencia episcopal de Myanmar, viernes 5 de julio. L'Osser­
vatore Romano, edición semanal en lengua española, año
XXVII!, núm. 29 (1438), 19 de julio de 1996.
Los principios de la doctrina social de la Iglesia no están a merced
de los c3.J.nhios de la lústo1-ia, pero en sus aplicaciones concre­
tas deben precisarse y enriquecerse continua1nente.
«Ciertamente, la doctrina social de la Iglesia, en la medula en que
"propone
principios fundados en la ley natural y en la palabra de Dios,
"no está a merced de los cambios de la historia.
,Sin embargo, estos principios pueden precisarse continuamente,
"sobre todo
en sus aplicaciones concretas. Y la historia muestra que el
"corpus de la doctrina social se enriquece permanentemente con perspec­
"tivas y aspectos nuevos, en relación con el desarrollo cultural y social~.
Verbo, núm. 371-372 (1999), 3-7. 3
Fundaci\363n Speiro

«Durante estos últimos d'iez años1 numerosos
acontecimientos socia-
11les, en particular el dem-tmbamiento de los sistemas comunistas, han
"cambiado considerablemente la faz del mundo. Ante la aceleración de
''los cambios sociales
1 conviene realizar hoy, de manera continua, veri­
'ficaciones y
evaluaciones".
JUAN PABLO 11: Discurso a los participantes en la asam­
blea plenaria
de la Academia pontificia de ciencias socia­
les,
25 de abril. L'Osservatore Romano, edición semanal
en lengua española, año XXIX, núm. 18 (1479), 2 de mayo
de 1997.
La conquista de la libertad en la responsabilidad conjugada con la
justicia social y la solidaridad conforme las enseñanzas socia­
les de la Iglesia.
«!A libertad que no se funda en la verdad condiciona de tal forma
"al hombre que algunas veces lo hace objeto y no sujeto de su entorno
"social, cultural, económico y político, dejándolo casi sin ninguna ini­
"ciativa para su desarrollo personal. Otras veces esa libertad es de talan­
"te individualista y, al no tener en cuenta la libertad de los demás1 en­
"cierra al hombre en su egoísmo. La conquista de la libertad en la res­
'ponsabilidad es una tarea imprescindible para toda persona. Para los
"cristianos, la libertad de los hijos de Dios no es solamente un don y
"una tarea, sino que alcanzarla supone un inapreciable testimonio y un
"genuino aporte en el camino de la liberación de todo el género buma­
"no. Esta liberación no se reduce a los aspectos sociales y políticos, sino
"que encuentra su plenitud en el ejercicio de la libertad de conciencia,
"base y fundamento de los otros derecl1os humanos. El Papa libre y nos
"quiere a todos libres.
"Para muchos de los sistemas polític'os y económicos hoy vigentes el
"mayor desafio sigue siendo el conjugar libertad y justicia social, libertad,
"y solidaridad, sin que ninguna quede relegada a un plano inferior. En
"este sentido, la doctrina social de la Iglesia es un esfuerzo de refl~ón y
"propuesta
que trata de iluminar y conciliar las relaciones entre los de­
"rechos inalienables de cada hombre y las exigencias sociales, de modo
"que la persona alcance sus aspiraciones más profundas y su realización
"integral, según
su condición de hijo de Dios y de ciudadano. Por lo cual,
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"el laicado católico debe contribuir a esta realización mediante la apli­
"cación de las enseñanzas sociales de la Iglesia en los diversos ambien­
"tes, abiertos a todos /os hombres de buena voluntad,.
JUAN PABLO 11: Homilía durante la misa celebrada en
la plaza José Martí de La Habana, domingo 25 de enero.
L'Osservatore Romano, edición semanal en lengua españo­
la, año
XXX, núm. 5 (1518), 30 de enero de 1998.
La doctrina social de la Iglesia no se ocupa de aspectos técnicos,
sino
de proyectar la luz del Evangelio a las diversas realidades
culru.rales, económicas y políticas.
~Las enseñanzas de la Iglesia sobre la temática social constituyen un
"cuerpo doctrinal siempre abierto a nuevas profundizaciones y actualiza­
"ciones. En efecto, como escribí en la Centesimus annus, «la Iglesia no
"tiene modelos para proponer.· Los modelos reales y verdaderamente efi­
"caces pueden nacer solamente de las diversas situaciones históricas, gra­
"cias al esfuerzo de todos los responsables que afronten los problemas
"concretos en·todos
sus aspectos sociales, económicas, políticos y cultura­
"les que se relacionan entre sí» (n. 43).
»La doctrina social de la Iglesia no debe ocuparse de los aspectos téc­
"nicos de las diversas situaciones sociales, para sugerir soluciones. La
"Iglesia anuncia el Evangelio y se preocupa de que pueda manifestar en
"toda su riqueza la novedad que lo caracteriza. El mensaje evangélico
"debe impregnar las diferentes realidades culturales, económicas y polí­
"ticas.
En este esfuerzo de inculturación y profandizaci6n espiritual,
"también la Academia de ciencias sociales está llamada a dar su con­
"tribución
específica. Como experlas en disciplinas sociales y como cris­
"tianas, debéis desempeñar un papel de mediación y diálogo entre fe y
"ciencia, entre ideales y realidades concretas; un papel quei a veces, es
"también el de pioneros, porque se os pide que indiquéis nuevas pistas y
"nuevas soluciones para resolver de modo más equitativo los urgentes
''problemas del
mundo de hoy•.
JUAN PABLO 11: Discurso a los miembros de la Academia
pontificia
de ciencias sociales reunida en sesión plenaria,
jueves
23 de abril. L 'Ossewatore Romano, edición semanal
en lengua española, año XXX, núm. 19 (1532), 8 de mayo
de 1998.
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La frunilia y las orientaciones de la· doct1ina social cristiana.
«Al recurrir a la linfa vital de la,espiritualidad familiar y al aplicar
"a las situaciones concretas las ori'entaciones que provienen de la doc­
"trina social cristiana, estáis llama.dos a
un compromiso que es, ante
''todo, de orden moral y cultural, para ayudar a los hombres y mujeres
"de nuestro tiempo a comprender más profundamente, y a vivir con im­
"pulso y estilo renovado..,;1 la gran tradición cristiana y civil de Italia1 cen­
"trada en el significado y el valor de la familia. Sería un error comide­
"rar la progresiva disolución de la familia como un fenómeno inevitable,
"que
acompaña casi automáticamente el desa1,o/lo económico y tecno­
"lógico.
Al contrario, el destino de la familia está confiado, ante todo, a
"la conciencia y al compromiso responsable de cada uno, a las convic­
"ciones
y a los valores que viven dentro de nosotros. Por tanto, es preciso
"dirigirse siempre, con
confianza suplicante, a Aquel_ que puede cam­
"biar el corazón y la mente de los hombres.
,.Acettadamente dedicáis atención no menor a las leyes y a las i·nsti­
''tuciones1
que expresan y sost'ienen la cultura y las convicciones morales
"de un pueblo, 01 por el contrario, las petjudican. Amadfsimos hermanos
')' hermanas, seguid intensificando vuestra acción, en todos los organis­
"mos y en todos los niveles, para que se reconozcan concretamente los
"derechos que pertenecen a la
familia por naturaleza. Al hacerlo, ponéis
"en práctica el prin,cipio según el cual las familias «deben ser las prime­
"ras en procurar que las leyes y las instituciones del Estado no sólo no
"ofendan, sino que sostengan y defiendan positivamente los derechos y
"los deberes de la familia•, creciendo así en la conc'iencia de ser prota­
"gonistas de la política familiar.. (Fan1iliaris consortio, 44).
JUAN PABLO II: Discurso a los representantes del Foro de
las Asociaciones familiares católicas de Italia, sábado 27 de
junio. L'Osseroatore Romano, edición semanal en lengua
española,
año XXX, núm. 29 (1542), 17 de julio de 1998.
Ha de buscarse sien1pre la ar1nonización entre las exigencias del
1nercado
y las de la ética y la justicia social.
~De todos son conocidas las ventajas que una econotnía «globaliza­
"da., b'ien
regulada y equilibrada, puede aporlar al bienestar y al desa­
"rrollo de la cultura, de
la democracia, de la solidaridad y de la paz.
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Fundaci\363n Speiro

"Pero es necesario que busque siempre la armonización entre las exigen­
"cias del mercado y las de la ética y la justicia social.
»Esta reglamentación ética y jurídica del mercado es cada vez más
"dificil, del mismo modo que resultan cada vez más inadecuadas las
"medidas adoptadas por los Estados. Ad¡ pues, es necesario trabajar por
"una cultura de las reglas, que no sólo tenga presentes los aspectos co­
"merciales,
sino que también se ocupe de la defensa de lo.."i derechos hu­
"manos en todo el mundo. En efecto, para que la globalización de la
"economía
no tenga las consecuencias nefastas de la explosión salvaje de
"los egoísmos privados y de grupo, es preciso que a la progresiva globali­
"zación
de la ecanomfa corresponda cada vez más la cultura "global» de
"la solidaridad, atenta a las necesidades de los más débiles».
JUAN PABW 11: Discurso del Vicario de Cristo a la fun­
dación ~eentesimus annus, pro Pontifice", sábado 9 de
n1ayo. L'Osservatore Romano, edición semanal en lengua
española, año XXX, núm. 21 (1534), 22 de mayo de 1998.
Los ca1nhios de estructuras sociales~ econó1nicos-sociales y políti­
cos pueden resultar ineficaces sin un ca1nhio en la conciencia
de los hombres .
.. una verdadera renovación del hombre y de la sociedad se realiza
"siempre mediante la renovación de las conciencias. Cambiar sólo las
"estructuras sociales, económicas y políticas, aunque sea importante,
''puede resultar ineficaz si el ca1nbio no está respaldado por hombres de
"conciencia. En efecto, son ellos quienes
permiten que la vida social se
'forme, en definitiva, según las reglas de la ley que el hombre no se da a
"sí mismo, sino que descubre "en lo profundo de su conciencia y a cuya
"voz debe obedecer» ( cfr. Gaudiun1 et spes, 16). Esta voz es la ley int.e­
"rior de la libertad, que orienta al hombre hacia el bien y lo invita a no
"hacer el mal. Aceptar la violación de dicha ley, mediante un acto de
"derecho positivo,
en el balance definitivo se vuelve siempre contra la
"libertad de alguien y contra
su dignidad~.
JUAN PABw II: Visita "Ad Linlina". Discurso del Papa al
tercer
grupo de obispos polacos, .sábado 14 de febrero.
L'Osservatore Romano, edición semanal en lengua españo­
la, año XXX, núni. 10 (1523), 6 de marzo de 1998.
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