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Número 441-442

Serie XLIV

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Francisco Canals Vidal: Mundo histórico y Reino de Dios

INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
entre nosotros incluso más asfixiante que en Italia. Hasta el punto
de que quienes nos hemos empeñado en la defensa de la políti­
ca católica vemos día
tras día con tristeza cómo nuestros antiguos
compañeros
de trinchera por unos motivos u otros caen atrapa­
. dos en las redes de toda suerte de democracias cristianas, por
mor de consignas como "propagar e
influir", rubros como "huma­
nismo de inspiración cristiana" y actitudes "angelistas" ante la
epoca[ crisis alumbrada
en la Iglesia por el II Concilio Vaticano.
MIGUEL AYUSO
FranciJJco Canals Vulal: MUNDO HISTÓRICO
Y REINO
DE DIOS,.,
El libro del profesor Canals que presentamos es un tratado
singular
de Teología de la Historia. Su contenido es fundamen­
talmente
la transcripción de un ciclo de conferencias que con el
mismo título
que el presente libro el autor pronunció en la Fun­
dación Balmesiana de Barcelona. Al final del libro los editores,
con buen criterio, publican algunos de los artículos más repre­
sentativos que Francisco Canals
ha escrito sobre esta temática en
la revista Cristiandad. A pesar del origen diverso de los trabajos
publicados el lector tiene
en sus manos una lograda y sugerente
síntesis
de la Teología de la Historia que Canals aprendió de su
maestro, el jesuita Ramón Orlandis, fundador de Sebo/a Cordis
Iesu
e inspirador de la revista Cristiandad.
Creemos que una perspectiva que puede ayudar a entender
la síngularidad
y actualidad de estos trabajos sobre Teología de
la Historia es considerarlos como un comentario coherente del
apartado del Catecismo
de la Iglesia Católica dedicado a explicar
el artículo del Credo
"Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y
muertos', desarrollado en los números 668 y siguientes. En estos
("') Scire, Barcelona 2005, 252 págs. Reproducimos, a modo de información
bibliográfica, el prólogo
al libro de nuestro querido colaborador el profesor
Canals, escrito por nuestro también querido colaborador José Maria Alsina
(N. de la R.).
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INFORMACIÓN BIBUOGRÁFICA
puntos del Catecismo se explicitan por primera vez en un texto
del Magisterio
de la Iglesia una serie de verdades que, si bien
presentes
en la fe de la Iglesia, especialmente en la liturgia, y pre­
supuestas reiteradamente
en muchos textos del Magisterio ponti­
ficio
de los dos últimos siglos, no siempre han sido claramente
expuestas
en lenguaje teológico a causa de diversos malentendi­
dos y tergiversaciones a los
que Canals alude reiteradamente a lo
largo del libro.
El mismo cardenal Wojtyla se hacía eco de esta nueva situación
cuando, hablando ante el Papa Paulo
VI en los ejercicios espiri­
tuales
de Cuaresma de 1976, subrayaba la "novedad" de la ense­
ñanza escatológica del Concilio Vaticano
11. La enseñanza conciliar
ya
no se limita a los temas de la muerte, el juicio particular y final,
el cielo, el infierno y el purgatorio, como ocurría
de ordinario en
los manuales de teología, sino que se centra en la esperanza de
renovación de los cielos y la Tierra y la recapitulación de todas las
cosas
en Cristo. Esta enseñanza conciliar ha sido desarrollada en el
Catecismo
de la Iglesia Católica al afirmar que la esperanza esca­
tológica se consumará en un momento de la historia, cuando se
cumpla el tiempo del advenimiento glorioso de Cristo, adveni­
miento vinculado, en los planes de Dios, al reconocimiento de
Cristo como el Mesías prometido por todo Israel. Antes del adve­
nimiento
de Cristo la Iglesia deberá pasar por una prueba final que
sacudiría la fe de numerosos creyentes: se trata de la presencia his­
tórica del Anticristo que, como impostura religiosa suprema, es la
glorificación del hombre ocupando el lugar
de Dios.
Esta esperanza mesiánica
ha sido repetidamente falseada,
bien reduciéndola a horizontes seculares
de índole política, bien
haciéndola incompatible con la promesa divina acerca
de la per­
manencia hasta el
fin de los siglos de la Iglesia fundada por
Cristo. Estas falsificaciones tienen como precedente la misma acti­
tud de los judíos que, cegados por el orgullo de la elección divi­
na, sólo tuvieron presente las promesas de los bienes mesiánicos
y reduciéndolos a esperanzas de liberación política, no recono­
cieron a Jesús
de Nazaret como el Mesías prometido. No quisie­
ron entender lo que estaba profetizado: el Mesías tenía que venir
primero en pobreza y humildad y morir en la cruz; al final de los
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INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
tiempos, como los ángeles dijeron a los apóstoles después de la
ascensión de Jesucristo a los cielos, volverá glorioso para consu­
mar las promesas mesiánicas.
Esta falsificación ha tenido una importancia decisiva en el
origen
de diversas corrientes filosóficas de la modernidad, y así
lo reconoce explícitamente Kant al presentar
su propuesta para
la consecución
de la paz perpetua como resultado de una filoso­
ffa milenarista. Lo mismo se podría decir de la mayor parte de las
filosoffas
de la Historia del siglo XIX, que han confonnado las ideo­
logías
de los movimientos políticos revolucionarios de los dos
últimos siglos. De este
modo se interpreta la modernidad como
la realización plena
de las esperanzas humanas: ahora ya se
podrá esperar la paz definitiva en el mundo, el hombre tendrá un
comportamiento moral, las facultades humanas se desarrollarán
en máximo grado, el bienestar material podrá llegar hasta niveles
ilimitados y finalmente el
hombre dominará de tal modo la natu­
raleza
que podrá erradicar la enfermedad y el dolor de la vida
humana.
Así, el hombre, dueño de la vida humana, podrá deci­
dir libremente sobre su origen y final; nacimiento y muerte ya son
del dominio exclusivo de la voluntad humana. Todo ello exige la
construcción de un mundo en que Dios esté excluido, en primer
lugar de la vida pública, posteriormente de la vida familiar y final­
mente
de cualquier ámbito de la vida de los hombres.
Estas esperanzas se
han visto frustradas casi inmediatamente
después
de su anuncio. El siglo xx ha sido el siglo de las grandes
guerras, el mundo
no ha podido disfrutar ya desde sus inicios de
un horizonte de paz: ésta siempre ha estado amenazada por con­
flictos actuales y potenciales diversos, muchos
de ellos con alcance
planetario. A pesar
de los espectaculares avances médico-sanitarios,
el dolor y la enfermedad continúan presentes, el bienestar
de una
parte del mundo contrasta con
la miseria de innumerables países y,
en fin, no se ha construido el prometido "mundo feliz". En los albo­
res del siglo
XXI aún perviven actitudes que se justifican por las
expectativas de nuevos progresos "liberadores", pero cada vez más
se generaliza una soterrada pero profunda frustración ante el fraca­
so de las realizaciones anunciadas por las filosofias progresistas y
asumidas por los movimientos políticos revolucionarios.
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INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
A la frustración ha seguido la desesperanza y un nihilismo
destructor, negador
de toda norma y de todo principio de auto­
ridad,
que tiene manifestaciones diversas y contrarias. Desde el
poder político se legisla destruyendo la iostitución social de
mayor arraigo e importancia, la familia, y desde los "movimien­
tos antisistema" se niega la legitimidad
de toda autoridad nacional
e internacional.
Se proclama la necesidad de proteger a los más
débiles mientras el seno
de las madres se convierte en el lugar
más inseguro para los aún no nacidos, que son sin duda alguna
los más débiles e iodefensos.
Vivimos, pues, unas circunstancias que nos invitan a pensar
en la Historia desde Dios. ¿Cuáles son los planes de la Providen­
cia divina? ¿Qué nos dice la Revelación sobre el cumplimiento
de
las promesas mesiánicas? ¿El mundo estará cada vez más alejado
de Dios? ¿Podemos esperar la realización de lo que la Iglesia pide
a Dios, repitiendo los salmos "Señor,
que todos los pueblos te
alaben"?
¿Está ya próxima la conversión de todo Israel anunciada
por los profetas, recordada por San Pablo y en nuestros días rei­
terada
por el Concilio Vaticano II y el Catecismo de la Iglesia Ca­
tólica, y a la que se ha referido el Papa Benedicto XVI en su
reciente visita a la sioagoga de Colonia cuando ha recordado las
palabras del Apóstol: "Con el apóstol Pablo, los cristianos están
convencidos que ,,Jos dones y la vocación de Dios son irrevoca­
bles:/" ¿No estará presente el "misteryum iniquitatis" en muchas
de las propuestas políticas contemporáneas? ¿No está la Iglesia,
como
han dicho Juan Pablo II y Benedicto XVI, en la expectati­
va de un nuevo adviento?
El libro del profesor Canals reflexiona sobre estas cuestiones,
intentando encontrar una respuesta coherente con lo que nos en­
seña
el Catecismo. Al referirse a estas enseñanzas Canals recuer­
da con agradecimiento al Padre Orlandis, viendo en ellas una
confirmación de la formación recibida con su magisterio: "El
Padre Orlandis tenía la convicción, asintiendo a reiteradas ense­
ñanzas pontificias, de que
el Reinado de Cristo es el camino único
para la justicia y la paz en la sociedad humana. Tenía asimismo
la
certeza de la esperanza en el cumplimiento de la que Pío XI
llamaba "consoladora y cierta profecía del divioo Corazón": "la
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INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
instauración de todas las cosas en Cristo", la consumación_ en la
plenitud
de los tiempos del designio divino del advenimiento del
Reino
que pedimos en el Padrenuestro (véase Catecismo de la
Iglesia Católica, 2818) y con él la "restauración universal de que
Dios habló por boca de los profetas' (Ibídem, 674)". "El Padre Or­
landis
era apóstol de la Esperanza, de la esperanza del reino de
Cristo en el mundo por el Amor misericordioso del Sagrado Co­
razón de Jesús. También estaba convencido de que la conversión
del
mundo, si es imposible para los hombres, puede ser el efec­
to de la misericordia y de la gracia de Dios. Lo que no se puede
esperar es la paz en el mundo sin el Reino de Cristo, mientras la
mayoría
de la humanidad desconozca a Cristo y el mismo mundo
que fue cristiano se gloríe de su •apostasía, y se jacte de construir
una ciudad terrena desechando a Cristo".
Estamos seguros
de que la lectura de este breve pero denso
tratado de Teología de la Historia ayudará a discernir el signo de
los actuales acontecimientos, a entender las afirmaciones del Ma­
gisterio
de la Iglesia sobre la esperanza escatológica y, al mismo
tiempo, a descubrir las consoladoras promesas
que el Sagrado
Corazón
de Jesús ha revelado para alimento espiritual de los
hombres y mujeres de nuestro tiempo.
JOSÉ MARÍA ALs!NA
Pedro Carasa (Dir.): ÉLITES CASTELLANAS
DE LA RESTAURACIÓN(")
Tomo I: DICCIONARIO BIOGRÁFICO DE PAIILAMENTARIOS
CASTELLANOS Y LEO;NESES (1876-1923) ,
Tomo II: UNA APROXIMACION AL PODER POLITICO
ENCASTILLA
Interesante obra colectiva publicada bajo la dirección de Pedro
Carasa. En el
primer volumen responde exactamente a su subtí­
tulo. Y
no dudamos en calificarlo de excelente si lo comparamos,
(•) Junta de Castilla y León, Salamanca, 1997, 567 y 556 págs.
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