Jean-Marie Élie Setbon, De la kipá a la Cruz. El viaje de un judío hacia el cristianismo

Jean Marie Élie Setbon, De la kipá a la Cruz. El viaje de un judío hacia el cristianismo, Madrid, Rialp, 2014, 159 págs.

El autor, nacido en París en 1964, de familia judía no practicante, evolucionó hacia el llamado judaísmo «ultra-ortodoxo» como rabino hasta llegar a su conversión al catolicismo.

El viaje hacia el catolicismo que describe en unas pocas páginas resulta fascinante por el trayecto espiritual en el que se entrelaza la razón con la gracia, pero también por otros motivos. Y es que a través de su brillante relato, el autor va desgranando destellos de su vida y la de su familia, sumergida en diferentes ambientes de Francia y Palestina: la familia de su madre en el París ocupado por Alemania durante la II Guerra Mundial; las relaciones con sus padres y hermanos en el seno de una familia judía de clase modesta en la Francia de los años 60 y 70; la fidelidad de los judíos a sus tradiciones y su sentimiento de pertenencia a otro pueblo que vive en buena parte al margen de la sociedad francesa, a pesar de su escasa religiosidad y su ateísmo práctico, tan común a buena parte del pueblo judío.

La experiencia del autor en su evolución como judío ortodoxo y su integración en el Estado de Israel y en su ejército durante el servicio militar como paracaidista permite comprender mejor la mentalidad de los judíos en Palestina y por qué el ejército de Israel, en coordinación con un magnífico servicio de información, se ha convertido en el más eficiente del mundo.

Ya como rabino dedica muchas horas al estudio del Antiguo Testamento, que a escondidas complementa con el estudio del Nuevo Testamento, lo cual acabará llevándole a la conversión, subrayando la profunda conexión entre los dos, que para un católico no resulta tan evidente. Impresiona comprobar hasta qué punto el Talmud considera al cristianismo como algo demoníaco, pues aunque el catolicismo consciente es antisionista, resulta chocante al católico el odio soterrado que parece empapar al judaísmo, hasta el punto de que para un judío ortodoxo incluso el nombre de Jesucristo está prohibido.

En fin, una breve obra amena que se lee de un tirón, que es casi una obra de meditación para un cristiano viejo y que ayuda a comprender nuestra propia religión y el judaísmo, y de alguna manera incluso el mundo actual.

Antonio DE MENDOZA